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Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. S.S., a las catorce horas con cuarenta y
siete minutos del día catorce de diciembre de dos mil dieciséis.
Analizada la demanda presentada por las ciudadanas A.L.M.C. y Y. delC.B. de G., mediante la cual
solicitan que se declare la inconstitucionalidad del art. 1058 del Código Civil (contenido en el
Decreto Ejecutivo S/N, de 23-VIII-1859, publicado en la Gaceta Oficial n° 85, tomo 8,
correspondiente al 14-IV-1860, para el día 1-V-1860 –o "CC"–), por la supuesta vulneración al art. 3
Cn.; esta sala hace las siguientes consideraciones:
"Art. 1058.- Los artículos precedentes no se oponen a que se provea a la subsistencia de una mujer
mientras permanezca soltera o viuda, dejándole por ese tiempo un derecho de usufructo, de uso o
de habitación, o una pensión periódica."
En síntesis, las actoras dijeron el art. 1058 CC contraviene el principio de igualdad –art. 3 Cn.–
porque establece una regulación diferente que se basa en el sexo. En concreto, afirmaron que la
disposición legal objeto de control estatuye un beneficio de proveer a la subsistencia de la mujer
mientras permanezca soltera o viuda, pero no para el hombre en esa condición. Dicha situación, a
su criterio, es discriminatoria respecto del hombre ya que no le permite beneficiarse
económicamente de asignaciones testamentarias condicionales o bien es discriminatoria contra la
mujer puesto que la presiona económicamente para que no contraiga nupcias.
A. En el presente caso, del texto de la demanda se advierte que las peticionarias se limitan a
constatar una simple diferencia de trato legal o normativo (el beneficio de proveer a la
subsistencia para la mujer –viuda o soltera–, pero no para el hombre) y sin mayor sustento
concluyen que tal distinción implica una violación a la igualdad. Aquí es pertinente recordar que el
principio de igualdad en la formulación de la ley implica que el legislador, en el momento de
expedir la normativa secundaria, debe tratar de manera paritaria a las personas que se encuentren
en situaciones equiparables. Esto implica que también se debe tratar de manera diferente las
situaciones jurídicas en las cuales las diferencias sean más relevantes que las similitudes. De este
modo, el juicio de igualdad no se limita a una simple constatación de un trato distinto, sino que
desigual otorgado a las situaciones jurídicas comparadas –sentencia de 4-V-2011, Inc. 18-2010–.
En ese orden, este tribunal ha indicado además que, cuando se invoca el principio de igualdad
ante la ley, además de señalar el término de comparación propuesto, es necesario que el
fundamento material o sustrato fáctico de la pretensión conlleve la explícita determinación de la
supuesta irrazonabilidad o desproporcionalidad de la diferenciación –o equiparación– contenida
en la disposición que adolece de la supuesta inconstitucionalidad –sentencia de 6-I-2004, Inc. 36-
2002–. Y es que, en efecto, un trato desigual no implica per se una violación constitucional, salvo
cuando sea carente de razón suficiente la diferenciación o equiparación arbitraria.
Según este criterio, y a diferencia de los afirmado por las pretensoras, el art. 3 Cn. no prohíbe o
impide cualquier diferenciación en la regulación dirigida a sujetos normativos distintos –como
parece entenderlo la parte demandante–, sino que, por el contrario, lo más compatible con dicho
principio será precisamente la adaptación de las reglas legales a las circunstancias particulares de
sus sujetos normativos, cuando estas impliquen una causa razonable o justificada de adecuación o
variación de las reglas generales. En el presente caso, las actoras ni siquiera profundizan en el
análisis de las posibles razones de la distinción de trato que cuestionan en el art. 1058 CC, sino que
de modo automático asumen que se debe al sexo de los herederos.
Por otra parte, se observa que las demandantes intentan justificar una confrontación normativa a
partir de una especulación personal sobre la intención del legislador con la disposición impugnada,
ya que, según ellas, el art. 1058 CC es discriminatorio contra la mujer porque la presiona
económicamente para que no contraiga nupcias, pero omiten exponer argumentos que sostengan
esta tesis. Y puesto que no es posible controlar en sede constitucional planteamientos hipotéticos
sobre consecuencias normativas que se originan en interpretaciones
RESUELVE:
EN CONCLUSION.
Es necesario recordar que, paralelamente a la asignación condicional regulada en el art. 1059 del
C. C., en el art. 1056 del mismo Código se encuentra establecida la regla general que prohíbe
condicionar una asignación testamentaria a la abstención absoluta de contraer matrimonio por
parte del heredero o legatario, salvo que dicha limitación se haga con la finalidad de que el
asignatario no se case antes de la mayoría de edad o menos.
Así, con base en esa regla prohibitiva, en el Derecho Comparado se legitiman condiciones
testamentarias que no impidan al asignatario contraer matrimonio. Es decir, se tiene por válida
la condición que limite la capacidad del asignatario solamente para escoger la persona con quien
casarse, mas no la posibilidad de casarse en general.
Las implicaciones de dicho precepto se resumen en que el asignatario podrá obtener su derecho
a la asignación de que se trate, para el primer caso, si se casa con la persona que este libremente
escoja o no se casa con la persona indicada por el testador, o para el segundo, si adquiere el
estado o ejercer una profesión compatible con las leyes, según sea lo que haya señalado el
testador.