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Estudiante: Fr.

Miguel Ángel García, OSA


Asignatura: Penitencia y Unción de los Enfermos

VADEMECUM PARA LOS CONFESORES SOBRE


ALGUNOS TEMAS DE MORAL CONYUGAL

Este vademécum va dirigido a los confesores, es una herramienta para abordar la castidad
conyugal y recordar la importancia de la misericordia de Dios y el papel fundamental de la
familia, como lo es la procreación y el cuidado de la vocación al amor. La finalidad de la
penitencia es llevar a las personas al camino hacia la santidad, en este vademécum se
explica la moral conyugal con el fin de que las familias vivan correctamente la vocación al
matrimonio.

Para ayudar a los cónyuges a conocer el camino de su santidad y a cumplir su misión, es


fundamental la formación de sus conciencias y el cumplimiento de la voluntad de Dios en
su vida matrimonial, para ello se debe tener en cuenta que la eucaristía y la penitencia
tienen un papel fundamental dentro del matrimonio, ya que fortifica la unión con Cristo y
hace crecer y perfeccionar la comunión conyugal y familiar.

La castidad conyugal entraña la integridad de la persona y la integridad del don y en ella la


sexualidad se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la
relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del
hombre y de la mujer, la finalidad de la castidad conyugal es no romper la unión que debe
existir entre los cónyuges y tampoco quebrar la tarea fundamental del matrimonio que es
la procreación. La iglesia siempre se ha pronunciado respecto al matrimonio y los bienes
que de ellos brotan, estos bienes son los hijos y la formación de la familia. Las personas
llamadas a vivir en el matrimonio realizan su vocación al amor en la plena donación de sí
mismos, y para lograr esta donación se debe tener en cuenta la base misma del
matrimonio que es Cristo, pues mediante el sacramento del matrimonio, los esposos
reciben de Cristo redentor el don de la gracia que confirma y eleva su comunión de amor
fiel y fecundo, pues no es posible para el hombre con sus propias fuerzas realizar la
perfecta entrega de sí mismo, requiere de la gracia para poder lograrlo.
Una vez ahondado en el sentido de la castidad conyugal, el vademécum aborda el papel
que tienen los confesores en el camino de la santidad matrimonial, y es que han de aplicar
a los matrimonios y exhortar en la confesión 5 puntos fundamentales esa santidad
matrimonial:

1. El seguimiento de Cristo y tender a la plenitud de la vida cristiana.


2. La caridad que eleva y asume el amor humano y lo hace capaz de la perfecta
donación de sí mismo.
3. Reconocer la necesidad de Dios, pues el hombre por sus mismas fuerzas no avanza
en la entrega de sí mismo, sino que consigue esta virtud por medio de la gracia del
Espíritu Santo.
4. Reconocer mediante la fe la misericordia del Señor, pues en el camino hacia la
santidad, el cristiano experimenta la debilidad humana, es por ello que mediante el
sacramento de la reconciliación se abre y reconoce la misericordia de Dios.
5. La unión de los esposos y la transmisión de la vida son obligaciones propias de la
santidad matrimonial.

Teniendo en cuenta la santidad matrimonial, el vademécum aborda el tema de la


procreación, pues una vez que hay una donación entre si surgen de esta relación unos
frutos o bienes matrimoniales, que son los hijos, y por tal motivo los padres y madres de
familia deben considerar su misión como un honor y una responsabilidad, en cuanto son
cooperadores del Señor en la llamada a la existencia de una nueva persona humana,
hecha a imagen y semejanza de Dios, redimida y destinada, en Cristo, a una Vida de eterna
felicidad. La familia tiene la obligación de llevar a sus hijos al seguimiento de Cristo,
dándoles a conocer la base de la vida humana.

La iglesia ha mencionado siempre una postura frente a la contracepción ya que se opone


gravemente a la castidad matrimonial, es contraria al bien de la transmisión de la vida y a
la donación reciproca de los cónyuges, lesiona el verdadero amor y niega el papel
soberano de Dios en la transmisión de la vida humana. Estos métodos rompen la conexión
que debe existir entre los cónyuges y a la vez que rompen la armonía familia y la confianza
en Dios. Por otro lado, la iglesia solo acepta un método que deja a los matrimonios
fundamentalmente abiertos al don de la vida, pues viven su intimidad solo en los periodos
infecundos. El testimonio de los matrimonios que desde hace tiempo viven en armonía
con el designio del Creador y lícitamente utilizan, cuando hay razón proporcionalmente
seria, los métodos justamente llamados "naturales", confirma que los esposos pueden
vivir íntegramente, de común acuerdo y con plena donación las exigencias de la castidad y
de la vida conyugal.

Ya finalizando el documento se exhorta al confesor a tener estas orientaciones pastorales:

 En relación a la actitud que debe adoptar con los penitentes en materia de


procreación responsable, el confesor deberá tener en cuenta cuatro aspectos:
a. El ejemplo del Señor que es capaz de inclinarse hacia todo hijo pródigo,
toda miseria humana y singularmente hacia toda miseria moral o pecado.
b. La prudente cautela en las preguntas relativas a estos pecados.
c. La ayuda y el estímulo que debe ofrecer al penitente para que se arrepienta
y se acuse íntegramente de los pecados graves.
d. Los consejos que, en modo gradual, animen a todos a recorrer el camino de
la santidad.
 El ministro de la Reconciliación tenga siempre presente que el sacramento ha sido
instituido para hombres y mujeres que son pecadores.
 Cuando un penitente se acerca después de no haberse confesado en bastante
tiempo el confesor debe orientarle para que pueda comprender las obligaciones
de este sacramento desde una visión de fe, y ayudarlo a replantear su vida frente a
Dios.
 Si el penitente se acerca con algunas preguntas, el confesor está en la obligación
de responderlas adecuadamente con prudencia y discreción.
 El confesor tiene la obligación de advertir a los penitentes sobre las transgresiones
de la ley de Dios graves en sí mismas, y procurar que deseen la absolución y el
perdón del Señor con el propósito de replantear y corregir su conducta.
 Que el confesor sepa realizar una adecuada orientación al penitente que le busca
para ayudarle a mejorar todas las virtudes cristianas.
 Aun teniendo presente que la formación de las conciencias se realiza sobre todo
en la catequesis general y específica de los esposos, siempre es necesario ayudar a
los cónyuges, incluso en el momento del sacramento de la Reconciliación, a
examinarse sobre sus obligaciones específicas de vida conyugal.
 A quien, después de haber pecado gravemente contra la castidad conyugal, se
arrepiente y manifiesta su voluntad de luchar para abstenerse de nuevos pecados,
no se le ha de negar la absolución sacramental y el confesor deberá evitar toda
manifestación de desconfianza en la gracia de Dios, o en las disposiciones del
penitente.

En conclusión, el confesor debe formar correctamente a las familias sobre el sentido de


este sacramento y las consecuencias que lleva al vivir la vida matrimonial; a la vez que a
las familias se le exhorta a no dejar perder el sacramento del matrimonio a acercarse a un
director espiritual o confesor que los pueda ayudar a continuar viviendo el sacramento del
matrimonio. La familia tiene un camino de santidad, que los lleva a vivir más
coherentemente este estilo de vida, y para llegar a Él se requiere de la ayuda misma de
Dios, no se puede lograr con las meras fuerzas humanas, sino que se invita a depositar la
confianza misma en Dios.

En este documento se hace una salvedad que a mi parecer es muy cierta, pues en la
actualidad vemos como ha ido aumentando el aborto y como se ha ido relativizando el
aborto, al punto que se ha llegado a pensar que es bueno. En este vademécum se observa
que no solo afecta la vida del bebe que se encuentra en el vientre de la madre, sino que
este acto va mas allá, afectando la relación misma de la pareja y la relación de estas
personas con Dios, por tanto, los métodos abortivos no solo matan la vida del bebe, sino
que también rompen el sacramento del matrimonio que es la conexión de Dios con la
pareja.

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