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FERNANDO CORDIDO

Departamento Medicina Universidad de La Coruña.


S. Endocrinología Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo.

FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD

1) INTRODUCCIÓN

2) FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD
BALANCE ENERGÉTICO
FACTORES GENÉTICOS Y AMBIENTALES
3) ALTERACIONES HORMONALES EN LA OBESIDAD
SECRECION DE GH EN LA OBESIDAD

1)INTRODUCCIÓN
En los últimos años se ha producido un dramático incremento en la prevalencia
de la obesidad a nivel mundial y especialmente en los países desarrollados. El exceso de
peso predispone al desarrollo de enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la
cardiopatía isquémica, el ictus y el cáncer. Los diferentes tratamientos existentes para el
manejo de la obesidad son en general decepcionantes y han condicionado su
consideración actual como enfermedad crónica.
La Obesidad es una enfermedad crónica multifactorial que se caracteriza por la
existencia de un exceso de grasa corporal que coloca al individuo en una situación de
riesgo para la salud. La Obesidad se debe siempre a una alteración en el balance del
ingreso y el gasto de energía. En general, se definen como obesos aquellos sujetos
varones con un porcentaje de grasa corporal superior al 25%. Las mujeres se consideran
obesas si presentan un porcentaje de grasa corporal superior al 33%.
La frecuencia de la Obesidad está aumentando de forma alarmante en los paises
desarrollados. En América entre 1960 y 1999 la prevalencia de obesidad (IMC>30) ha
aumentado del 13 al 27% .
La obesidad constituye un problema de salud pública con una especial
incidencia en los países desarrollados. En España, la prevalencia de exceso de peso está
aumentando de forma importante en los últimos años y alcanza, en la actualidad,
aproximadamente al 50% de la población. La obesidad en general supone un incremento
importante de morbilidad por su asociación a enfermedades que afectan a la mayoría de
sistemas del organismo. El riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular está
aumentado en la obesidad y se ha demostrado que la obesidad severa se relaciona
claramente con un acortamiento de la esperanza de vida. Por otra parte, los individuos
obesos son objeto de estigmatización social y discriminación y, probablemente en
relación con los anteriores aspectos, presentan una mayor prevalencia de alteraciones
psicopatológicas e inadaptación social.
Dada su elevada prevalencia y complicaciones asociadas no es de extrañar que
los costes sanitarios por la obesidad sean elevados. En España, en 1999, el estudio
Delphi cifró el coste de la obesidad y de sus complicaciones en unos 2049,45 millones
de euros (el 6,9% del gasto sanitario).

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En el ámbito de la práctica clínica, la Obesidad se mide por el Indice de Masa
corporal (IMC) que relaciona el peso y la talla y se calcula con la siguiente formula
IMC=Peso (kg)/Talla (m)xTalla (m), y se presenta como kg/m2. La medida aislada del
peso corporal puede emplearse para el seguimiento de la pérdida de peso y determinar
la eficacia del tratamiento. Según el IMC: Se considera Normopeso: 18,5-24,9 kg/m2.
Sobrepeso: 25-29,9 kg/m2. Obesidad: >30 kg/m2. Obesidad mórbida o grave: >40
kg/m2. Se distinguen dos tipos de obesidad en función de la distribución de la grasa.
Obesidad abdominal o central. Obesidad glúteo-femoral. La acumulación de grasa a
nivel abdominal se asocia a un incremento de riesgo para la salud en comparación con
el depósito de grasa en otras regiones. Las medidas antropométricas empleadas para
conocer el patrón de distribución de la grasa corporal y sus respectivos valores se
detallan en la Tabla. En la práctica clínica, se recomienda la medida de la circunferencia
de la cintura para valorar el contenido de grasa abdominal.

2) FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD
La obesidad se debe muy infrecuentemente a una causa secundaria, posiblemente
en menos de un 5%. Se debe descartar patología endocrina como el síndrome de Cushing,
hipotiroidismo, hiperinsulinismo orgánico, hipogonadismo y panhipopituitarismo,
tambiénse deben buscar datos de patología hipotalámica y la presencia de síndromes
genéticos complejos o la ingesta de ciertos fármacos.
En la gran mayoría de los casos no se objetivará una etiología evidente de la
obesidad, sin embargo los mecanismos etiopatogénicos que intervienen en el desarrollo
de la obesidad son varios: a) Defecto metabólico: Hay datos que favorecen la existencia
de una mayor eficiencia metabólica en los obesos. En estudios realizados con niños se
vió que los que posteriormente desarrollaban sobrepeso, presentaban un menor gasto
energético. Igualmente en adultos se ha visto que los sujetos que presentan un bajo
gasto energético tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar sobrepeso. El papel de
ciertos ciclos metabólicos como el glicolítico-gluconeogénico, la actividad de la Na-K
ATPasa y la grasa parda es objeto de discusion. Estos sistemas quizás sean menos
activos en el sujeto obeso, como se ha demostrado para la grasa parda en la rata Zucker
(genéticamente obesa). Estudios recientes en el hombre han demostrado que el
mantenimiento de un peso reducido o elevado se asocia con cambios compensatorios en
el gasto energético que se opone al mantenimiento de un peso diferente al usual. El
aumento o disminución de peso se asocia con aumento o disminución del gasto
energético que tiende a compensar el gasto energetico tanto en obesos como en no
obesos. Sin embargo en otro estudio el gasto energetico basal y la utilización de
substratos fue similar en los sujetos post-obesos (obesos que perdieron peso) y en los
nunca obesos; sugiriendo que la obesidad se debe a una mala adpatación al medio en
forma de exceso de ingesta o inactividad física. b) Ingesta anormal: El paciente obeso
depende más de señales externas que internas para regular su ingesta que el delgado. El
obeso come en exceso en términos absolutos y especialmente en relación al peso. La
ausencia de pérdida de peso por algunos obesos mientras ingieren una dieta que indican
como hipocalorica, se debe a una ingesta superior a la referida y a una mayor
estimación de la actividad física y no a una anomalía en la termogénesis. c) Ejercicio:
La disminución de la actividad física no es un factor fundamental en el desarrollo de la
obesidad, sin embargo contribuye a la perpetuación de la misma. d) Factores genéticos:
Claramente intervienen, son especialmente interesantes los estudios con niños
adoptados que demuestran una mayor correlación del peso del niño adoptado con el
padre biológico que con el padre adoptivo. e) Distribución y número de células
adiposas: En términos generales la obesidad precoz es hiperplásica y la de adulto

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hipertrófica, pero esto no siempre es así ya que es frecuente en obesos masivos la
presencia de hiperplasia de células adiposas. Resaltar de nuevo la importancia dela
obesidad abdominal o androide que presenta mayor riesgo de complicaciones vasculares
y muerte. f) Papel de la Leptina: El gen ob responsable de la obesidad en una cepa de
ratones tiene como producto a una hormona secretada por los adipocitos que se ha
denominado leptina, los animales con mutación del gen ob son obesos y pierden peso
cuando se les administra leptina. En pacientes obesos y sujetos normales la leptina
sérica se correlaciona con el porcentaje de grasa corporal sugiriendo que la mayoría de
las personas obesas presentan un defecto en la sensibilidad a la leptina.
Resumiendo, existen dos factores fundamentales en el desarrollo de la obesidad: 1)
genéticos que favorecen la eficiencia metabólica del organismo, 2) la sobrealimentación, en
especial en la infancia e influenciada en gran medida por hábitos culturales, que provocan
la tendencia característica del obeso a comer en respuesta a señales externas. El principio
básico es que para que se presente la obesidad, es necesario que a largo plazo la ingesta sea
mayor que el gasto energético.
Como hemos visto en la Etiopatogenia de la obesidad intervienen factores
genéticos, metabólicos, psicológicos, conductuales, culturales y sociales. Si bien los
factores genéticos juegan un papel importante y parecen ser responsables de la mayor
parte de la variabilidad del peso de los individuos, la disminución de la actividad física
y el incremento de la ingesta calórica tienen una importancia capital en el desarrollo de
la obesidad.
Para que se produzca un aumento de la grasa corporal es preciso que la ingesta
calórica sea superior al gasto energético. Este principio termodinámico que parece tan
simple esta sujeto a múltiples factores con un efecto modulador y a complejos
mecanismos de retroalimentación. Esto viene ilustrado por la observación de que el
peso tiende a conservarse dentro de un rango de ± 10% de un valor predefinido de
manera que un cambio de peso en cualquier dirección produce cambios en el gasto
energético y conducta alimentaria que favorecen el retorno al peso inicial. Este
fenómeno podría contribuir a la elevada tasa de recidiva que se observa tras un
programa de adelgazamiento.

BALANCE ENERGÉTICO
En los últimos años se han producido grandes avances en el conocimiento de las
bases moleculares del balance energético. Los elementos centrales del balance
energético se resumen a continuación.
Actualmente se considera que el control del balance energético se basa en un
sistema de retroalimentación. En él, el objetivo es mantener los depósitos energéticos
estables. Para ello señales de tipo hormonal derivadas del tejido adiposo (leptina) o del
tracto digestivo (CCK, ghrelina, PYY3-36) así como de tipo neuronal (mediadas por el
nervio vago), actuarían como señales aferentes del sistema nervioso central. Cada una
de estas señales aportaría información a partir de la cual se produciría la finalización de
la comida en curso (saciedad) o el control de la ingesta de alimentos a más largo plazo.
La integración de estas señales se produciría fundamentalmente a nivel del hipotálamo y
del núcleo del tracto solitario situado en el tronco cerebral. A nivel hipotalámico dos
tipos de neuronas situadas en el núcleo arcuato serían fundamentales en la integración
de esta información. Por una parte las neuronas que expresan el neuropéptido Y (NPY)
y la proteína relacionada con el Agouti (AgRP) y por otra las que expresan la
proopiomelanocortina (POMC). A partir de ellas se desencadenaría una respuesta

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neuronal que incluye a diversos núcleos hipotalámicos y otras áreas cerebrales, con la
intervención de distintos neurotransmisores, que finalmente condicionaría los cambios
en la respuesta alimentaria y gasto energético que restablecerían el balance energético.
Esquemáticamente, en situaciones de balance energético negativo la caída en la
concentración plasmática de leptina llevaría a la activación de las neuronas NPY/AgRP
y a la inhibición de las neuronas POMC del núcleo arcuato. La activación de estas
neuronas orexígenas llevaría a una respuesta compleja que incluye aspectos
hormonales, de conducta y sistema nervioso simpático que acabarían resultando en un
aumento de la ingesta y una disminución del gasto energético. Por contra, en situaciones
de balance energético positivo el aumento en la concentración plasmática de leptina
llevaría a la activación de las neuronas POMC y a la inhibición de las neuronas
NPY/AgRP del núcleo arcuato. Ello llevaría a una respuesta que se acabaría integrando
en una disminución de la ingesta y un aumento del gasto energético. En la Tabla se
recogen algunos los principales péptidos conocidos que participan en el control del peso
corporal.
El gasto energético total se compone del gasto energético en reposo (energía
consumida para el funcionamiento normal de células y órganos en el estado post-
absortivo y en reposo), el efecto térmico de la comida (aumento en el gasto energético
asociado con la digestión, absorción y aumento de la actividad nerviosa simpática tras la
ingesta de alimentos) y la energía consumida con la actividad física (gasto energético
derivado de la actividad mecánica voluntaria y no voluntaria). El gasto energético basal
representa aproximadamente el 70% del gasto energético total y está enmarcado en el
control neuronal y hormonal que controla el balance energético. Tanto el control de la
ingesta como el gasto energético total están bajo la influencia de factores genéticos
como ambientales.

FACTORES GENÉTICOS Y AMBIENTALES


La alteración en el balance energético que lleva a la obesidad es multifactorial y
aparece como resultado de la interacción entre la carga genética del individuo y
diversos factores ambientales. El mecanismo exacto por el cual se produce esta es en la
mayor parte de los casos mal conocido. Hasta la fecha no se ha podido establecer que en
la mayor parte de los casos estas alteraciones se deban a cambios en los mecanismos
que controlan la ingesta ni tampoco en cambios en el gasto energético. Sin embargo
estas alteraciones en los determinantes del balance energético no tienen que ser
necesariamente por grandes diferencias entre individuos obesos y no obesos. Por
ejemplo, comer diariamente sólo el 5% más de las calorías necesarias puede llevar a un
acumulo de unos 5 kg de peso en un año.
Los factores genéticos podrían explicar hasta un 40% de la variabilidad en el
IMC en humanos. La correlación del IMC entre gemelos es muy elevada (0,6-0,9) , y en
los individuos adoptados, el IMC se correlaciona más con el de los padres biológicos
que con el de los padres adoptivos. Asimismo, diferentes observaciones indican que
algunos factores determinantes del peso corporal como el metabolismo basal, la
respuesta térmica a la ingesta y la actividad física espontánea son, en parte, hereditarias.
Existen formas monogénicas de obesidad humana ligadas al gen de la leptina, el
receptor de leptina y el receptor tipo 4 de la melanocortina entre otros. Estas formas
monogénicas de la enfermedad aun siendo poco frecuentes nos han ayudado a
comprender mejor los mecanismos moleculares que regulan el balance energético. La

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obesidad es un rasgo característico de unos 24 síndromes de origen genético bien
definidos siendo los más conocidos de ellos los síndromes de Prader-Willy y Bardet-
Moon-Biedl. En estos casos la base fisiopatológica de la obesidad no está bien aclarada.
El componente genético de las formas generales de obesidad es complejo. Se han
descrito más de 200 marcadores, genes y regiones cromosómicas asociadas a estas
formas de obesidad. Se han sugerido que mutaciones en el gen del receptor tipo 4 de la
melanocortina podrían estar presentes hasta en un 5% de los obesos. Sin embargo la
relevancia clínica de los múltiples marcadores asociados a las formas generales de
obesidad todavía no se ha podido establecer. Sea cual sea la base genética de la
obesidad parece claro que el gran aumento en la prevalencia de la enfermedad acaecida
en los últimos 20 años no se debe a cambios en el sustrato genético de la población si no
más bien a factores ambientales relacionados con el estilo de vida que han llevado a un
aumento del consumo calórico y un descenso en la actividad física. La ingesta calórica
ha aumentado en los últimos años probablemente tanto en relación al tipo de comidas
que consumimos como el tamaño de las mismas. La actividad física ha disminuido
probablemente en relación a avances tecnológicos que han modificado nuestras
actividad laboral, social y de tiempo de ocio. Sin embargo existen otros factores
ambientales que resultan menos evidentes y que pueden jugar un papel en la aparición
de obesidad.
Los siguientes son algunos de estos factores ambientales también relacionados
con obesidad:
Factores ambientales precoces: Bajo peso neonatal para la edad gestacional, lactancia
artificial.
Factores ambientales en la infancia: Obesidad durante la infancia y/o la adolescencia.
Gestación
Menopausia
Fármacos. El uso de distintos tipos de fármacos ha sido relacionado con la aparición de
obesidad. Una lista de los mismos puede encontrarse en el apartado de evaluación del
paciente obeso. Entre ellos se incluyen fármacos con acción sobre el sistema nervioso
central, antidiabéticos, esteroides y anticomiciales.
Deshabituación tabáquica. El abandono del hábito tabáquico se asocia a un aumento
medio de peso de unos 5 kg .
Factores socioeconómicos: El estudio de la SEEDO’97 estableció que en España la
prevalencia de obesidad era más elevada en niveles socio-económicos bajos y
especialmente en mujeres. Esta asociación se repite en otras cohortes, si bien presenta
algunas variaciones según las poblaciones estudiadas.
Apuntando a una interacción entre los factores genéticos y los ambientales, es
posible que estos últimos hayan resultado especialmente perjudiciales de cara a crear un
balance energético positivo para grupos de individuos con alto riesgo para desarrollar
obesidad. Ello podría ayudar a explicar entre otros aspectos las diferencias en la
prevalencia de obesidad en determinados grupos étnicos. También podría justificar el
mayor riesgo de obesidad en la edad adulta en niños obesos cuyos padres también lo
son en comparación con aquellos en quienes los padres no son obesos. Sin embargo
parece claro que los factores ambientales son muy comunes dada la prevalencia
creciente de la enfermedad a nivel mundial.

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3) ALTERACIONES HORMONALES EN LA OBESIDAD
Las alteraciones hormonales que se presentan en la obesidad, posiblemente sean en
gran parte secundarias a la misma, aunque quizás puedan contribuir al mantenimiento del
sobrepeso. Las más características las resumimos a continuación. En la obesidad existe
resistencia insulínica e hiperinsulinismo. Se produce un aumento de la liberación de
insulina y una disminución de su aclaramiento.
La función adrenal en la obesidad se caracteriza por un aumento de la producción
de cortisol, con elevación de los 17hidroxicorticosteroides urinarios. Sin embargo el
cortisol plasmático, ACTH plasmático, cortisol libre urinario y test desupresión con
dexametasona son normales. Las hormonas tiroideas,T4 y TSH son normales, aunque
existe una cierta tendencia a la elevación de la T3. La función gonadal presenta como dato
más llamativo una disminución de la globulina transportadora de las hormonas sexuales, el
estradiol plasmático está ligeramente aumentado y la testosterona libre es normal o
ligeramente aumentada en la mujer, las gonadotrofinas son normales. La GH muestra
alteraciones muy importates en la obesidad, existe una disminución de la secreción basal y
de la respuesta a todos los estímulos secretorios de la misma. Los niveles de prolactina son
normales.
A continuación exponemos de forma más detallada las alteraciones de la secreción
de GH que se producen en la obesidad , pues en dicho tema poseemos importante
experiencia personal.

SECRECION DE GH EN LA OBESIDAD
La relacion GH-obesidad presenta importantes aspectos desconocidos y es objeto
de creciente interés. El estudio de la dinamica secretora de GH ha planteado especial
interes en una situacion con aumento del volumen corporal como es la obesidad. La
conexiòn entre la GH y sobrepreso tiene su base en la importancia de los nutrientes en la
regulaciòn de la secreciòn de GH, y en la proximidad de los nucleos hipotalàmicos que
controlan la secreciòn de GH y el balance de los nutrientes. Las acciones estimulantes de la
GH sobre el anabolismo protèico, catabolismo lipìdico y de los hidratos de carbono son
otro factor a considerar. En contraposicion en la desnutricion cronica y el ayuno los niveles
de GH se encuentran llamativamente elevados. La GH exogena se ha empleado en el
tratamiento de la obesidad.
En un intento de establecer el mecanismo de la alteración de la secreciòn de GH en
la obesidad se han valorado diversos paràmetros que intervienen en la liberaciòn de GH.
Los FFAplasmàticos están elevados en los sujetos obesos, y un aumento de los niveles de
FFA puede inhibir la respuesta de GH a GHRH. Pero los FFA se elevan con el ayuno a
corto plazo en sujetos delgados y obesos, y, en dicha situaciòn la respuesta de GH a GHRH
aumenta. En pacientes adultos obesos la perdida de peso indujo un aumento de la respuesta
de GH a diversos estímulos, pero la glucemia no se modificó indicando que este parametro
no es el responsable de la hiposecreción de GH. En este mismo estudio aunque si
disminuyeron los niveles de insulina y de FFA, no se encontró correlación significativa
entre estos niveles y la secreción de GH . La IGF-I inhibe la secreciòn de GH actuando a
nivel hipofisario e hipotalàmico a travès de la liberaciòn de somatostatina. En los sujetos
obesos adultos se han comunicado niveles de IGF-I frecuentemente normales. Respecto a
la hiperinsulinemia, en niños obesos, tras la pérdida de peso presentaron una marcada
reducción de los niveles de insulina circulante, sin embargo los niveles de GH apenas se
modificaron .
La presencia de una deficiencia crònica de GHRH es otro mecanismo para explicar
las alteraciones de la liberaciòn de GH en los obesos. En sujetos obesos la administraciòn
pulsàtil de GHRH ha logrado en algùn caso una pequeña respuesta de GH; sin embargo

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esta respuesta ha sido, como grupo, tremendamente pobre y llamativamente inferior a los
controles. Otra de las posibilidades a valorar serìa la presencia de una hipersecreciòn
crònica de somatostatina que bloquearìa la respuesta de GH a GHRH. En trabajos
empleando piridostigmina, se ha encontrado que el aumento del tono colinèrgico con este
fàrmaco provoca una potenciaciòn de la respuesta de GH a GHRH, indicando que la
acetilcolina actua inhibiendo la liberaciòn de SS hipotalàmica.
En estudios realizados por nuestro grupo en sujetos obesos, se valorò la
secreciòn de GH despuès de la administraciòn del estìmulo hipofisario con GHRH y de
diversos estìmulos hipotalàmicos (clonidina, arginina, hipoglucemia y glucocorticoides)
que posiblemente actuan por diferente mecanismo de acciòn, se asociò piridostigmina a
los diferentes estìmulos con objeto de neutralizar la secreciòn de SS hipotalàmica. En
los sujetos obesos la respuesta tras GHRH o piridostigmina se encontrò bloqueada,
siendo esta respuesta significativamente inferior a la observada en los sujetos control.
La asociaciòn GHRH màs piridostigmina provocò una liberaciòn de GH que excediò
llamativamente la suma de las respuestas de cada uno de ellos aisladamente. Esta
potenciaciòn de la respuesta de GH a GHRH tras la asociación de piridostigmina en la
obesidad, indica que en esta situaciòn la cèlula somatotropa funciona adecuadamente y
que posiblemente la liberaciòn de GHRH endògeno es adecuada. En los sujetos obesos,
el estìmulo hipoglucèmico tambièn presentò caracterìsticas diferenciadoras. La
respuesta de GH a la hipoglucemia fue menor en los sujetos obesos que en los controles.
Sin embargo la respuesta media de GH se encontraba en el rango normal y fue mayor
que la obtenida tras clonidina, arginina, GHRH o piridostigmina solo. Piridostigmina no
incrementó la respuesta a hipoglucemia. Estos resultados sugieren de nuevo que la
hipersecreciòn de SS es un rasgo caracterìstico de la obesidad y que la hipoglucemia
pràcticamente elimina la liberaciòn hipotalàmica de SS
Estudios realizados asociando GHRH y GHRP-6 (un hexapeptido sintético que
estimula la secreción de GH de forma específica e independiente de GHRH) han
demostrado una respuesta masiva de GH en sujetos obesos, con un pico medio de
42.2±10.9 ug/L. Estos datos nos indican que la alteración de la secreción de GH es una
situación funcional y potencialmente reversible, en la que la célula somatotropa no se
encuentra completamente alterada. Igualmente trabajos recientes en sujetos obesos con
patología orgánica hipofisaria hanpresentado una respuesta de GH tras GHRH
llamativamente disminuida cuando se compara con la respuesta de obesos sin patología
organica hipofisaria. Estudios de nuestro grupo han podido demostrar como el estímulo
combinado GHRH+GHRP-6 es posiblemente el más útil para diferenciar el defecto
secretorio de GH funcional de la obesidad del orgánico.
Sin embargo la respuesta ante este estimulo combinado con GHRH y GHRP-6
sigue siendo ligeramente inferior a la que presenta los sujetos normales sugiriendo la
existencia de un defecto adicional. En los sujetos obesos los niveles de FFA se encuentran
elevados y como mencionamos, estos disminuyen los niveles de GH. Hemos empleado
acipimox un fármaco que inhibe la lipolisis y por tanto disminuye los niveles de FFA, en
sujetos obesos. La admnistración de acipimox disminuyó de forma muy llamativa los
niveles de FFA en sujetos obesos y aumento de forma muy marcada la respuesta de GH
tras el estimulo con GHRH y al estimulo combinado con GHRH y GHRP-6. No modifico
la secreción espontanea de GH y elevó discretamente la repuesta de GH a piridostigmina.
Estos datos nos indican que el aumento de los FFA contribuyen al bloqueo de la secreción
de GH en la obesidad posiblemente actuando a nivel hipofisario. Igualmente el empleo de
acipimox combinado con GHRH ha sido útil para diferenciar el déficit de GH establecido
del adulto del funcional de la obesidad.

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Recientemente hemos estudiado de nuevo la hipótesis de la existencia de una
hipersecreción crónica de somatostatina como mecanismo responsable de la hiposecreción
de GH en la obesidad por medio de otra aproximación experimental. La suspensión de la
administración de somatostatina (SS) provoca un rebote en la respuesta de GH y aumenta
la respuesta de GH tras GHRH. Nuestro estudio demostró que SS no aumentó la respuesta
secretora de GH en los obesos. Sugiriendo la existencia de un defecto múltiple
hipotálamico y también hipofisario responsable de la hiposecreción de GH en la obesidad.
En resumen, en la obesidad existe una disminuciòn de la secreciòn de GH, esta
alteraciòn se debe a un defecto dual: una alteración hipotalàmica posiblemente una
situaciòn de hipersecreciòn crònica de somatostatina y a la presencia de un inhibidor
circulante, los FFA, que actua a nivel hipofisario. Como se desarrollan estos defectos en el
momento que se inicia la obesidad no se conoce; la demostra ciòn de que la SS inhibe la
ingesta alimentaria permite postular la hipòtesis de que quizàs el aumento de la liberaciòn
de SS hipotalàmico sea un mecanismo autocompensador de "feedback" negativo, para
tratar de inhibir la ingesta y normalizar el pes. Permanece sin resolver si este defecto en la
secreción de GH, juega algún papel como favorecedor de la perpetuación del sobrepeso o si
existe un subgrupo de obesos en los que la alteración de la liberación de GH y la obesidad
tienen una etiología común.

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Tabla 1

Clasificación Etiologica Obesidad

1) Primaria o Idiopática
2) Secundaria
a) Endocrina: S. Cushing
Hipotiroidismo

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Hipopituitarismo
Hipogonadismo
Hiperinsulinismo orgánico
b) Lesión Hipotalámica: Neoplásica
Inflamatoria
Infecciosa
Vascular
Traumática
c) Genética: S. Prader-Willi
S. Alström
S. Laurence-Moon
S. Bardet-Biedl
d) Fármacos: Fenotiazinas
Corticosteroides
Insulina
Ciproheptadina
Antidepresivos (Amitriptilina, Imipramina, Litio)
Antidiabéticos orales (Sulfonilureas, Metiglinidas, Tiazolidindionas)
Anticomiciales (Valproato, Carbamacepina)
e) Nutricional

Tabla 2. Alteraciones hormonales principales en la obesidad.

1) Pancreas endocrino:
Hiperinsulinemia.

2) Eje Hipotálamo-hipofiso-gonadal:
Estrogenos elevados y gonadotrofinas normales.

3) Hormona de Crecimiento:
Disminucion de valores basales y de respuesta a estímulos.

4) Prolactina:
Disminucion de la respuesta a estímulos.

5) Tejido adiposo
Hiperleptinemia

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