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Sexo, sexualidades y géneros

Contextualización histórico político y social de los


conceptos sexo, genitalidad, géneros y sexualidades.
Introducción:

Les damos la bienvenida a este espacio de formación académica virtual, en el


que les proponemos compartir lecturas, reflexiones y enfoques que nos
permitan construir una mirada analítica y práctica sobre la educación sexual
integral. Este acercamiento es clave para nuestra formación profesional, tanto
en el nivel inicial como primario.

En esta clase seleccionamos un recorte teórico para presentar los conceptos


de sexo, sexualidades y géneros. Presentaremos a algunos teóricos del campo
de las ciencias sociales y humanas y les pediremos a ustedes que intenten
hacer el ejercicio de repensar experiencias de su propia subjetividad en la que
puedan materializarse los procesos que se describen.  

FORO: BIENVENIDA

Les pedimos que nos cuenten a qué se dedican, las motivaciones y expectativas sobre este curso.

La sexualidad como dispositivo de poder:

El filósofo Michel Foucault, estudió en sus 4 tomos sobre “La historia de la


sexualidad”, a la sexualidad como un dispositivo de poder, es decir como un
conjunto de discursos y prácticas, que producen una subjetividad específica.

Este autor francés describe cómo desde el siglo XVII al siglo XX se produjo una
explosión en torno al sexo, en oposición a lo que denomina “la hipótesis
represiva” sobre el sexo. En este sentido, Foucault analiza cómo las
reconfiguraciones en las formas de gobierno se inclinaron a construir alrededor
de la sexualidad, todo un conjunto de reglas y significados que, si bien pareció
convertirla en un tabú, la hizo onmipresente.

En América Latina, por ejemplo, vemos como durante el siglo XIX se consolidó
la corriente “higienista” y los incipientes estados nación asumieron políticas
relativas a la moralización y saneamiento de los cuerpos. En nuestro país, se
fundó en 1880 el Departamento Nacional de Higiene que marcó la
centralización de la salubridad que tuvo como población destinataria específica
al sector obrero, rural, a inmigrantes, mujeres e infancias.

“El sistema higienista liberal estableció modelos de género binaristas, (masculino/ femenino, Público/priva
ámbitos diferenciados.

Este discurso denominado “doctrina de las esferas separadas” (Scott, 2000) naturaliza las diferencias de gé
de la organización social y patriarcal (Bourdieu, 2000, 22), dentro de los procesos del capitalismo. En este
y empresarios establecieron dispositivos de regulación sobre las clases obreras, particularmente en los ámb
femenino e infantil. Se consideraba que el ambiente de la fábrica era contrario a la maternidad; el trabajo c
en talleres hacinados e insalubres y fuera de la protección de los ámbitos domésticos las exponía a la enfer
Los galénicos establecieron una “ética del trabajo” en los talleres de costura, regulando desde el vestuario d
trabajadoras, hasta las posturas en que debían realizar sus labores; debido a que se consideraba que las máq
podrían “estimularlas sensualmente””  Duran, Manuel “Sexualidad, producción y trabajo en el discurso hig
eugenésico en Chile y Argentina, 1860-1930”

 Fue así que se creó toda una “ortopedia” sobre la sexualidad, que indicaba
comportamientos normales de anormales y/o patológicos, con una clara línea
divisoria entre lo lícito y lo no lícito. La sexualidad se definió por naturaleza
como un dominio penetrable por procesos patológicos y que por lo tanto exigía
intervenciones terapéuticas o de normalización; un campo de significaciones a
descifrar; un lugar de procesos ocultos por mecanismos específicos; un foco de
relaciones causales indefinidas; una palabra oscura que había que
desemboscar y, a la vez, escuchar.

¿Sabías qué? Durante el siglo XX, la psiquiatría incluía la homosexualidad entre los trastornos que podía
pero, en 1974, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría o (American Psychiatric Association) retiró la
de la lista de las enfermedades mentales del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

Sin embargo, aún sigue presente en este Manual la categoría trastorno de identidad género que patologiza
autopercepción de género de las personas trans. Desde el 2017, cada mes de octubre, la campaña Stop Tran
Pathologization convoca un Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans con manifestacion
mundo, con el objetivo de retirar esta definición y la inclusión de una mención no patologizante en el CIE-
vigencia en 2022, que favorezca una cobertura sanitaria específica para esta población.

PARA COMPARTIR EN EL FORO: Regulaciones sobre la sexualidad

Les invitamos a elaborar un inventario de formas de regulación de la sexualidad en la escuela. Les pedimo
2 regulaciones cada une y lean las intervenciones de sus colegas para no repetirse.

 Para profundizar en los argumentos de Foucault desplegados en el tomo 1 de


“Historia de la Sexualidad” les invitamos a ver este capítulo de “Filosofía a
Martillazos” de Canal Encuentro.

Capitalismo, patriarcado  y regulación heterosexual

La familia burguesa heterosexual es el soporte de este dispositivo de


sexualidad, que se enclava con el dispositivo de la alianza matrimonial y se
refleja al exterior por mediación de la pedagogía del sexo. Se estableció así
una pedagogía de las prácticas sexuales sobre la base de la regulación del
deseo que a su vez definía las pautas genéricas de lo masculino y lo femenino.

Adrienne Rich popularizó el término heterosexualidad obligatoria en su ensayo de 1980 titulado "Heterose


obligatoria y existencia lésbica” para dar cuenta como la heterosexualidad (la orientación sexual de un gén
género opuesto) es asumida y forzada por una sociedad heteronormativa. Esto se refiere a la idea de que la
adoptar la heterosexualidad independientemente de sus preferencias sexuales personales porque es vista co
u obligación natural de ambos sexos. En consecuencia, cualquiera que difiera de la normalidad de la hetero
considera desviado o aborrecible.

Por su parte, la filósofa Silvia Federici, realiza una crítica tanto a los desarrollos
teóricos de Marx como de Foucault, pues este último explica las efectos de
producción sobre los cuerpos en base al dispositivo de sexualidad, pero no
menciona el proceso de reproducción y funde las historias femenina y
masculina en un todo indiferenciado que invisibiliza el «disciplinamiento» de las
mujeres, hasta tal punto que nunca menciona uno de los ataques más
monstruosos contra el cuerpo que haya sido perpetrado en la era moderna: la
caza de brujas.

En Calibán y la Bruja, la autora italiana desarrolla una descripción histórica de


la transición del feudalismo al capitalismo, con foco en las formas de
subordinación violenta que se desplegaron sobre las mujeres (y sus formas de
resistencia) en el proceso de división sexual del trabajo, que implicó para las
mujeres la obligatoriedad de la reproducción de la fuerza productiva y las
tareas de cuidado como trabajo no remunerado, que Federici puntualiza
como “patriarcado del salario” y que, como relación social que jerarquiza,
invisibiliza, subleva, trajo aparejadas otras formas de reducción de su poder.

En estas viñetas Mafalda anticipa una de las consignas del feminismo actual sobre las tareas del cuidado co
remunerado:

“Eso que llaman amor es trabajo no pago”


 

La artista de estos murales es Ailén Possamay y tomó la frase de la autora Silvia Federici. Leé más sobre e
esta nota: “Los muros de la desobediencia doméstica”

Para pensar: ¿En cuántos materiales escolares viste reflejada la idea de las tareas de cuidado como “natural
mujeres o bien como actos de amor?

En relación con “lo masculino”, podríamos afirmar que los varones también
forman parte de este sistema, y muchas veces también lo padecen. Aún con
los fuertes cambios producidos en las últimas décadas, sigue vigente la idea de
que ser “varón” es estar dispuesto a alguna forma de transgresión, al dominio
social y económico y a la rudeza. La primera causa de muerte en Argentina de
los varones jóvenes sigue siendo la muerte violenta en crímenes, violencia en
las calles y también en accidentes vinculados con la transgresión de normas y
el prestigio que se obtiene al colocarse en situaciones de riesgo. A su vez, los
varones generalmente no arman redes de apoyo emocional en momentos de
crisis que, por ejemplo, puedan contenerlos frente a la imposibilidad de
colocarse en un papel de proveedor económico en la familia. Cargan así el
peso de un problema socioeconómico, y que puede influir en formas de
violencia intradoméstica.         

 Del sexo y género al sistema sexo-género

De modo que, la sexualidad como dispositivo de poder, no puede pensarse sin


considerar su ontología de género. Comprender cómo nuestra sexualidad  está
atravesada por prácticas y discursos que construyeron nuestros cuerpos en el
capitalismo, no puede soslayar las diferencias que operan según varía el
género, y las exclusiones que conlleva para las personas que no encuadran en
la dicotomía hegemónica, varón, mujer de orientación heterosexual. En efecto,
la materialidad de un cuerpo es prácticamente irrescindible de la red de
significaciones en la cual se desarrolla y el sexo está tan imbricado con el
género que es mejor señalar un sistema sexo-género.
Una aproximación a las identidades de género podría definirse de acuerdo con
una primera forma de articular las categorías de sexo y género; en el marco del
binarismo naturaleza/cultura. El dimorfismo sexual representaría así, la base
biológica y natural sobre la que se construyen las producciones culturales y
políticas de lo masculino y lo femenino. Un ejemplo de esta articulación lo
ilustra la antropóloga mexicana Marta Lamas, quien utiliza al género como
construcción cultural que se lleva a cabo en función de los sexos biológicos al
distinguir entre la asignación de género que se realiza en el momento en que
nace un bebé y a partir de la apariencia externa de sus genitales,  la identidad
de género a partir de la cual el niño puede identificarse en todas sus
manifestaciones como nene o nena y por último, el papel o rol de género que
constituye el conjunto de normas y prescripciones de una sociedad respecto a
lo que considera masculino femenino. 

Esta imagen sintetiza las definiciones que demarcan a cada uno de estos
conceptos. Aunque lo cierto es que son procesos dinámicos que pueden, o no,
tener mutuas implicancias. Veámos cómo los movimientos feministas y los
estudios de género fueron pensado y (de)construyendo estos procesos
sociales...

 BATANGA Media

Es necesario diferenciar: cuando hablamos de orientación sexual (y no de


“tendencia”, o “elección”) hacemos referencia a la atracción emocional, sexual y
afectiva que sentimos por otras personas. En relación a esa atracción las
personas se denominan heterosexuales, gays, lesbianas y bisexuales. En
muchas ocasiones se confunde orientación sexual con identidad de
género, que no es lo mismo.

Para esquematizar esto, retomemos el cuadro de más arriba: la identidad de


género se refiere al vínculo más o menos conflictivo entre el cuerpo (con el foco
en los genitales) y el género (masculino o femenino) asignado al nacer. La
orientación sexual se refiere al vínculo entre género y deseo (hacia otros/as).
La identidad requiere de una actuación y reiteración permanente, de un
refuerzo constante para perdurar en la subjetividad de una persona. O, para
decirlo de otro modo: constantemente necesitamos mostrar en nuestros
cuerpos, gestos, vestimentas y acciones que “somos” quienes suponemos y
los/as otros/as suponen, que somos. El respeto por la diversidad quiere decir
finalmente que nosotros/as no somos los/as “normales” y los/as otros/as los
“distintos”, sino que todos/as somos diversos/as e iguales en derechos.

Es de subrayar que en la vida social permanentemente se reproducen juicios


de valor sobre los cuerpos. La mirada dominante, de la mano de la medicina,
que como vimos cumple un rol fundamental en el discurso hegemónico sobre
los cuerpos. Las intervenciones quirúrgicas a bebés recién nacidos
intersexuales (es decir, que tienen variaciones por cromosomas, gónadas o
genitales que difieren del promedio femenino o masculino) para adecuarlos
físicamente/biológicamente a un sexo o a otro, son otro ejemplo de
normalización de los cuerpos.

Estas prácticas, aún muy invisibilizadas, tienen efectos muy significativos en la


salud integral de aquellas personas. Los casos de las personas intersexuales
(a veces mal llamadas hermafroditas) plantean un interrogante sobre la
complejidad y diversidad que existe en el propio campo de "la biología" como
para poder plantear un criterio claro que distinga entre machos y hembras en la
especie humana. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), con dicha
condición nace una de cada 2.000 personas en el mundo y se estima que el
1% de la población tiene alguno de los 50 síndromes asociados a la
intersexualidad. 

Actividad obligatoria:

Realiza una reflexión breve (máx 20 líneas) sobre las ideas centrales del texto de Louro ¿qué dificultades p
como educadores/as, tengamos una mirada naturalista y estática sobre la construcción de las sexualidades y
¿Qué propone la autora?

BIbliografía Obligatoria:

Louro, G. L. (2018) Currículo, género y sexualidad. Lo “normal”, lo “diferente” y


lo “excéntrico”. Descentrada, 3.
FORO CONSULTAS:
En este espacio los/as espero para compartir dudas y preguntas sobre esta unidad.

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