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Antonio Gramscientendía la hegemonía como: ³1] La articulación de grupos y


facciones de clase bajo una dirección política y moral, 2] la del ³príncipe´ o partido
revolucionario que fusione 3] a una multiplicidad de voluntades dispares con
objetivos heterogéneos, dándoles 4] una ³única visión del mundo´ y 5] una
³voluntad nacional popular´(González Casanova, 1998 , pág. 444).

En Colombia como en el resto de América latina, ha existido un proyecto que


busca establecer una hegemonía por parte de los sectores liberales y
conservadores categorizados como 

   'Los proyectos de los partidos
políticos crearon una dirección política y moral, enfocada a ciertos valores y
formas de regir el destino de los Estados Nacionales. Esta forma se enfocó hacia
la protección de ciertos grupos sociales, y la marginación de otros, en ocasiones
en alianza con la iglesia, en otras marginándola del debate político como tal.

El hecho aquí es que bajo un proyecto se estableció una ³hegemonía´, que sumió
a Latinoamérica en una situación de desigualdad, de dependencia y de
subordinación ante la gran potencia del Norte: los Estados Unidos de
América.Estos proyectos de tendencia derechista (la llamo de esta manera,
debido a que tanto los proyectos de partidos de corriente liberal y conservadora,
terminaron en esta situación), concentró a la gente en torno a un proyecto
económico desarrollista que generó profundas desigualdades tanto en el
continente, como un nuestro país.

Estas desigualdades, sumadas a las crisis de legitimidad de los partidos políticos


tradicionales, han llevado a la gente a cambiar su perspectiva frente al modelo
político y económico que quieren para sus países ±ciertos sectores, aun por la
conveniencia económica se mantienen junto a los modelos precedentes-, no
obstante aún falta un cambio en el modelo moral, en el ethos de las personas.
Este giro se presenta, hacia partidos que se denominan de izquierda y que
defienden los intereses de las clases populares y media; frente a este giro lo más
importante es que estos partidos logren construir una verdadera hegemonía en
torno a unos nuevos valores y que logre aglutinar a la mayor parte de la sociedad.

c
Me refiero a que logre aglutinar a la mayor parte de la sociedad, porque es muy
complicado que no existan disidentes en medio de un proyecto; hay sectores que
quizás nunca renuncien a sus valores y a su forma de concebir del mundo y el
orden de las cosas, por lo cual en ese punto es preciso hacer uso de la fuerza,
pero sólo si se llegara presentar que ellos indujeran insurrección para regresar al
orden capitalista opresor.

Quizás parezca que se está justificando todo tipo de violencia, y que por lo tanto la
estoy legitimando, lo cual es erróneo, la violencia desde toda perspectiva en este
mundo es inadmisible, no obstante el mismo Gramsci expresó que esto no era
posible, puesto que la violencia estaría presente en contra de la clase opresora. La
violencia o la represión sería necesaria sólo si las instancias anteriores se
hubieran agotado, es decir el dialogo y la comprensión; la fuerza es válida para
derrocar al capitalismo, la insurrección y la revolución armadas son justificables si
luchan por la libertad e igualdad de un pueblo. La libertad no es entendida como el
dejar hacer a las personas lo que quieran, ni tampoco el hecho que la gente deba
arreglársela por sí misma en el mercado ±que derivaría de lo anterior-.

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La historia de Colombia se encuentra permeada por los partidos tradicionales, el


Partido Liberal y el Partido Conservador. Desde el siglo XIX, se ha librado una
lucha por imponer un modelo hegemónico, que realmente se diferenciaba por el
hecho de quien era el que detentaba el poder y el control de la nación. Si bien
existían diferencias sobre el papel de la iglesia y la manera de manejar la
economía, ambos modelos buscaban que la gente creyera firmemente en un
modelo de la Nación.

El primer proyecto que intenta establecer una hegemonía, que marca de una
manera notable a nuestro país y a su gente, es el periodo que se conoce como la
hegemonía conservadora.Este periodo estuvo caracterizado por el control total de
la política por parte del Partido Conservador, en el cual se buscó imponer un
imaginario de la nación, basado en la exaltación de la herencia española, los
valores católicos, el rechazo a las manifestaciones liberales y que exaltaran la
revolución francesa, entre otros« (Urrego, 1997).

Proyecto que aglutinó a varios sectores, entre los cuales se encontraba el clero,
terratenientes, personas de las clases populares, etc« lo anterior no obstante, no
impidió una manifestación contra hegemónica, expresada por el Partido Liberal, el
cual defendía la división entre la iglesia y el Estado, los valores de la revolución
francesa, y que también impuso unos valores y una visión del mundo. Ambas


formas dividieron al país y lo llevaron a una guerra civil que marcó el fin del S. XIX
el inició del S. XX, la guerra de los mil días.

El dominio del partido conservador, llegaron a su final en el poder, cuando en el


Enrique Olaya Herrera ganara las elecciones presidenciales por el Partido Liberal,
dando inició al periodo que se conoció como la Republica Liberal. Durante este
periodo los liberales intentaron construir una nueva forma de entender el
imaginario de la nación, retomando ciertos rasgos de una cultura popular, lo que
no significaba que se olvidara el hecho del mestizaje. Esta nueva forma de
entender la nación se enfocaba a legitimar de nuevo al gobierno, y a que un
proyecto político se expandiera a la mayor parte de la sociedad.

Esta lucha por el control del poder y por imponer una visión de mundo y una
directriz moral y social, llevó a que se desatara la violencia de los años 50¶s, la
cual terminó en una dictadura en cabeza de Gustavo Rojas Pinilla, y la posterior
formación del Frente Nacional, que marcó la forma de concebir la política en
Colombia, puesto que anuló la posibilidad de que existiera una tercera vía, un
proyecto hegemónico alternativo que construyera un nuevo Estado y que
modificara la estructura de la sociedad, para que se lograra justicia y equidad
social.

El proyecto que de derecha que pretendió convertirse en una hegemonía, ha


fracasado, y expresión de ello es el hecho que Colombia ha permanecido en
guerra desde el siglo XIX, primero con las guerrillas liberales y luego con los
grupos revolucionarios surgidos en los años 60¶s y 70¶s, es decir que el proyecto
no se ha logrado consolidar, y por el contrario a lo largo de la historia ha tenido
sus enemigos y detractores. Incluso el gobierno del ex presidente Álvaro Urbe
Vélez, que tenía de su lado al 70% del país, no logró consolidar una hegemonía
total, porque en su proyecto también se presentaron detractores y combatientes,
que proponen otro modelo, desarrollado mayoritariamente en la ciudad de Bogotá

El gobierno de Álvaro Uribe Vélez, reafirmó un proyecto buscando establecer una


hegemonía encaminada hacia una ideología de derecha, pero a su vez incubó en
su interior un poder contra hegemónico(Rodríguez Garavito, 2005), que en cierta
medida se hizo hegemónico en la capital de la república y en el departamento de
Nariño.

Este proyecto encarnado por el Polo Democrático Alternativo y los Movimientos


sociales que luchan por sus derechos, es la posibilidad de construir una nueva
hegemonía, aun cuando nos encontramos en un país como Colombia, muy
derechizado y en el que el conflicto armado y la presencia de grupos guerrilleros
catalogados como terroristas por el anterior gobierno y la misma unión europea,

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dificulta el que la gente confíe ±quizás la gente crea, pero sin confianza es muy
complicado que triunfe el proyecto- en este proyecto político.

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Desde el año de 1998 con la elección de Hugo Chávez Frías como presidente de
Venezuela, se viene dando la aparición y elección de líderes carismáticos con
tendencia de izquierda ±con la excepción de Colombia y Perú±,detrás de su
llegada al poder hubo una serie de procesos como las crisis económicas por las
que afrontaron sus países y el desencanto de los ciudadanos con unos estilos de
política.

Para comprender por qué estos líderes llegaron gracias a su carisma, es preciso
comprender lo que Max Weber entiende por carisma: ³la cualidad, que pasa por
extraordinaria (condicionada mágicamente en su origen, lo mismo si se trata de
profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos militares), de una
personalidad, por cuya virtud se considera en posesión de fuerzas sobrenaturales
o sobrehumanas ±o por lo menos específicamente extracotidianas y no asequibles
a cualquier otro±, o como enviados de dios, o como ejemplar y, en consecuencia,
como jefe, caudillo, guía o líder´ (Weber, 2004, pág. 193).

El por qué aparece Weber en este análisis, es por el hecho que su categoría de
dominación y de líder carismático es vital para que el triunfo de una proceso
revolucionario se dé; si bien no busco un mesías ni un elegido que sea el único
capaz de hacer todo, si se necesita de una persona que sea capaz de movilizar a
los demás y que se convierta en cierta medida en el referente de todo el proceso,
para que las condiciones históricas se logren cristalizar(Castro Ruz, 2004) , en
cierta medida se necesita del hombre, de la cabeza, pero a su vez de una serie de
condiciones históricas que permiten que ese sujeto logre revolucionar.

De esta manera en Sudamérica primordialmente y en países como Cuba ±desde


el triunfo de la revolución en el año de 1959- y Nicaragua, se ha iniciado un
proceso que busca transformar el proyecto de hegemonía que los sectores
tradicionales forjaron e impusieron, intentando acabar con una serie de
desigualdades, que son uno de los rasgos de nuestro continente. Los proyectos en
países como Venezuela en cabeza de Hugo Chávez, Brasil con Lula en su
momento y hoy con Dilma, Ecuador con Rafael Correa, Bolivia con Evo Morales y
Argentina con los Kirchner, han contrariado el orden de las cosas e intenta forjar
una verdadera hegemonía y no un proyecto de toma del poder y ya.

De ser proyectos contra hegemónicos, como el caso del PT brasileño durante


varios años, se ha pasado a construir conjuntamente una nueva hegemonía. Esta
hegemonía se ha ido forjando de la mano de los mismos brasileños, como cuando

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arrancaron con el gobierno en Portalegre, donde los comités entablados con la
gente decidían la manera de destinar los recursos a educación, a salud y obras
públicas entre otros. Esta hegemonía se conquistó por medio de las urnas, debido
a que la gente en Brasil estaba recia los candidatos de los partidos Progresista y
De la Social Democracia Brasileña, puesto que ellos eran la continuidad de una
serie de políticas que habían sumido al país en la crisis económica y social.

Las condiciones históricas estaban dadas, para que un nuevo proyecto triunfase
en el cual la gente se unió, no fueron sólo los sectores sindicales y las bases
populares, sino que hubo una integración de la clase media y de ciertos sectores
industriales que creyeron en este proyecto(Avritzer, 2005), mostrando que para
que la lucha sea efectiva, se necesita de una unión, o un bloque histórico que sea
capaz de enfrentarse al sector dominante que detenta en su momento el poder y
es el que en parte construye la hegemonía.

Venezuela se muestra como otro lugar en el cual ha triunfado un nuevo proyecto


para establecer una hegemonía, que se ha consolidado por la fuerza del líder, es
decir Hugo Chávez e cual a través de un discurso anti imperialista, ha centrado la
atención de los venezolanos en un enemigo que es Estados Unidos y a su vez ha
utilizado a Colombia como el enemigo de la región, para afianzarse. Una nueva
manera de ver el mundo se ha instaurado en un sector de los venezolanos, que
ven en Chávez en ese héroe que los venezolanos esperaban; ha logrado rescatar
un discurso que la antigua tradición democrática había perdido, el de Bolívar y los
primeros líderes militares de Venezuela.

Si bien Venezuela se encuentra dividido entre chavistas y antichavistas, esto no


impide que se esté formando una hegemonía contraría a la anterior, en cuanto la
dirección política y a la dimensión social. Es claro que existe un conflicto en el
país, pero este debe ser entendido como una de las etapas ±no en todos los
países debe ser igual, eso depende de las condiciones, sociales, políticas,
económicas y sociales del momento- para lograr la consolidación de una nueva
directriz hegemónica, la lucha es una de las etapas que Gramsci expresaba para
la conquista del poder y entablar una nueva hegemonía.

La conquista por una nueva hegemonía en el continente, apenas empieza


teniendo la ventaja de que los líderes de los procesos, cuentan con el carisma,
punto que quizás Antonio Gramsci no considero en sus análisis, puesto que si bien
hablaba de un partido, sin una cabeza que muestra confianza a los militantes, es
muy complicado, por no decir imposible que un proceso logre cristalizarse, no
porque la persona sea un mesías o algo parecido, sino porque en él las personas
ven plasmados sus anhelos, esperanzas y sentimientos de lucha.

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El concepto de hegemonía o mejor dicho la forma de llegar a una nueva
hegemonía, quedaría en el aire, sin el uso del concepto de dominación carismática
expresado por Max Weber. El cambio de estructura y superestructura se está
dando, no a la velocidad que todos quisiéramos, pero se está dando, esto debido
a que el cambio súper-estructural es a mi parecer más lento que el estructural y el
que yo cambie una cosa, no significa que necesariamente la otra deba cambiar.
Imponer una nueva forma de pensar, un cambio en las instituciones y directrices
para lograr una nueva hegemonía es un proceso por el cual algunos países de la
región están atravesando.

Este proceso por etapas, en el que se espera que finalmente triunfe la revolución,
es el que se ha iniciado en la Ciudad de Bogotá,de la manodel Polo Democrático
Alternativo, proceso que se muestra contra hegemónico al de derechización del
país, hoy en cabeza del presidente de la republica Juan Manuel Santos. Este
proceso de construir una nueva hegemonía en la capital, es lo que analizare en el
siguiente apartado, análisis que incluye también los riesgos de que dicha
hegemonía pueda llagar a truncarse, debido a los escándalos de la administración
de Samuel Moreno.

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En el año 2002, Luis Eduardo Garzón fue candidato a la presidencia de la


repúblicapor el Polo Democrático Independiente (PDI), consiguiendo una votación
de 6,16%, la más alta para un candidato de izquierda en la historia del país hasta
ese momento, puesto que cuatro años más tarde, esta sería superada por la del
ex magistrado Carlos Gaviria candidato del Polo Democrático Alternativo
(resultado de la fusión del PDI y Alternativa Democrática), que alcanzó un
porcentaje de 22,02% siendo así la votación más alta de la izquierda.

En el año 2003 Luis Eduardo Garzón se postuló como candidato a la alcaldía de


Bogotá, y resulto vencedor sobre el candidato de centro-derecha Juan Lozano
(hoy senador de la república), esto principalmente a que mostro un programa en el
cual ³transmitió un mensaje centrista de conciliación, a la vez que insistió
eficazmente en la necesidad de darle prioridad a la política social´ (Rodríguez
Garavito, 2005, pág. 211).

El gobierno de ³Lucho´ Garzón, como se le denominó en la arena política, se


caracterizó por una serie de políticas sociales, antes que por un modelo que
privilegiara la militarización de la ciudad. Durante su mandato, en la ciudad se
inició la construcción de los Mega colegios y el mejoramiento de la red
hospitalaria, así como el programa Bogotá sin indiferencia, el cual promovía la


inclusión de los sectores populares y marginados históricamente; otro de los
aspectos en política social por parte de este gobierno, fue el apoyo que brindó a
las comunidades LGBT, el cual la administración de Samuel Moreno ha
continuado.

Gracias a estas políticas y a un fuerte aparato burocrático, perteneciente al ala de


Centro del polo (la ANAPO), Samuel Moreno se impuso a Enrique Peñalosa en las
elecciones para la alcaldía de Bogotá en el año 2007, candidato independiente,
pero con el apoyo del gobierno Nacional. De esta manera la capital rechazaba
nuevamente el proyecto del presidente Uribe y decidía continuar por la senda de la
inversión social y la disminución de la desigualdad.

La capital de la república se convirtió en el fortín y en el punto para desarrollar un


nuevo proyecto, y lograr establecer una nueva hegemonía, una nueva directriz
social, moral y política, que permitiera que un nuevo país, que una nueva nación
se forjara. Aunque esto no ha llegado ser una realidad, debido a que en el polo
democrático, no se encuentra la figura de un líder que infunda carisma y confianza
al electorado nacional, no lo fue Carlos Gaviria Díaz en su momento y no se
vislumbra por ahora alguno.

Hay que recordar que el último líder de izquierda al que podríamos considerar
carismático, y que tuvo la posibilidad de ganar las elecciones presidenciales en
este país, fue Carlos Pizarro León-Gómez. Es decir que sin esa figura es difícil
que el pueblo llegue a creer en un proyecto, aún más cuando nos encontramos en
un conflicto armado, el cual fue aprovechado por el anterior gobierno para
desprestigiar a un proyecto alternativo. A esto debemos sumar que quizás el Polo
pierda la alcaldía de Bogotá en las próximas elecciones, debido a lo que se
conoce como el  

  ()y los escándalos de corrupción de sus
funcionarios, junto al hecho de que el alcalde ha sido suspendido por decisión de
nuestro señor Procurador.

Todos estos inconvenientes hacen pensar que es imposible el lograr que un


proyecto hegemónico se establezca en Colombia y que continúe en Bogotá, pero
esto puede ser contrarrestado, si se aprovechan las luchas de los movimientos
sociales y se busca formar un frente común, que permita fortalecer de nuevo al
partido, que de manera clara, tendrá que separarse de aquellos sectores que le
han hecho tanto daño, como lo es el Centro clientelista.

No se puede dar la mano a torcer, hay que potenciar a los dirigentes actuales del
partido y si no llegáramos a encontrar el indicado, deberíamos ir a los jóvenes, a
aquellos que tengan el don del discurso y la persuasión, que sean capaces de
avivar a una multitud y de dar el primer paso para lograr una verdadera revolución,

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que hoy en día se nos muestra a través de las urnas y en otros tiempos lo fue por
la vía de las armas ±la cual es una vía legitima si no se encontrasen las garantías
en el sistema democrático, atendiendo a que sea un grupo revolucionario y no un
grupo terrorista, por ello la a revoluciones Cubana y Sandinistas, para mí son
legítimas y la revolución en Colombia ya no-.

Por ellos he decir que en Colombia como tal nunca ha existido un hegemonía, sino
proyectos que han tratado de hegemonizar una ideología y modo de ver la vida,
los cuales se han mantenido en el poder, pero no han logrado que las
manifestaciones contra hegemónicas surjan, por lo cual hacen parte de algo que
llamare victoria-fracaso; victoria porque en materia económica aquellos que son
ricos lo siguen siendo, y siguen favoreciendo los intereses del imperio del norte y
fracaso porque nunca lograron un control de toda la población, siempre hubo
grupos que contravinieron el orden.

Lo que tenemos en Bogotá es la alternativa para iniciar un nuevo proceso, que no


se pude dejar truncar, pude llegar a ser hegemónico, si se unen los sectores
marginales, el movimiento estudiantil, los académicos que deben decidirse a
militar definitivamente y no encerrarse en sus oficina a pensar en el conocer. Los
procesos que se viene llevando a cabo en Latino América, también deben de ser
apoyados, para lograr una verdadera hegemonía como región, claro que será muy
complicado unirnos bajo un mismo ideal, pero de no hacerlo, esta región seguirá
sumida a los deseos de las potencias mundiales y a su modelo económico,

Por lo tanto con toda esta reflexión en torno a la inexistencia de una hegemonía en
Colombia, pero con la existencia de proyectos que han buscado y que buscan
hacerse hegemónicos,*         
      
          
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D

 
Avritzer, L. (2005). El ascenso del Partido de los Trabajadores en Brasil: la
democracia y la distribución participativas como alternativas al
neoliberalismo. En L. Avritzer, ½ 
 *

   ½  


 
   (págs. 67-96). Bogotá : Editorial Norma.

Castro Ruz, F. (2004). Discurso de Clausura. En A. Boron, +


 ,

 
 ) 
  
 -    
  
(págs. 157-195).
Buenos Aires: CLACSO.

González Casanova, P. (1998 ). Los trabajadores y la lucha por la hegemonía en


América Latina. En J. Labastida Martín del Campo, ,

  

     
 
 ½ (Segunda ed., págs. 444-463).
México D.F.: Siglo XXI editores.

Rodríguez Garavito, C. A. (2005). La nueva izquierda colombiana : orígenes,


características y perspectivas. En L. Avritzer, ½ 
 *


  ½   

   
    (págs. 191-238). Bogotá:
Editorial Norma.

Urrego, M. Á. (1997). Estado nacional, cultura nacional, región, identidades


culturales y familia. En 
.  )      
 /  0 &11%2
&34% (págs. 35-65). Bogotá: Ariel Historia-Fundación Universidad Central.

Weber, M. (2004). 5     


  5 -  
      
  '
México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

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