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Información sobre el autor:

● Eduardo Acevedo Díaz (Villa de la Unión, Montevideo, 20 de abril de 1851- Buenos


Aires, Argentina, 18 de julio de 1921), escritor, periodista y político uruguayo
perteneciente al Partido Nacional.
● Es considerado como el iniciador de la novela nacional en su país, tomó parte activa
de la política y sufrió varios destierros.

Biografía:

● Hijo de Norberto Acevedo Maturana y Fátima Díaz, su abuelo materno, el general


Antonio F. Díaz, fue ministro de Manuel Oribe en el Gobierno de Cerrito; y su padre
Norberto era hermano del jurista Eduardo Acevedo Maturana.
● Entre 1866 y 1868 realiza el bachillerato siendo compañero de Pablo María y Justino
Jiménez de Aréchaga en la Universidad Mayor de la República, graduandose de
bachiller.
● En 1868 se asocia al Club Universitario en el que su genio literario se exhibe
brillantemente. Ingresa en la facultad de Derecho en 1869. El 18 de septiembre,
publica en El Siglo su primer texto, un tributo a su abuelo materno muerto seis días
antes.
● En abril de 1870 abandona la Universidad para ingresar en el movimiento
revolucionario de Timoteo Aparicio contra el gobierno colorado de Lorenzo Batlle.
Hacia el fin de la revolución de las Lanzas en 1872 publica en el periódico “La
república”, (diario fundado por él), su primer relato, Un sepulcro en los bosques.
● Firma el manifiesto Profesión de fe racionalista en 1872, en el que se cifra la
creencia en la eternidad del alma y en un Dios Supremo; a su vez firma la Contra
Pastoral, texto adverso a un documento del Vicario católico. A tres meses de
concluida la guerra (julio de 1872), ya en Montevideo comienza a militar en el Partido
Nacional.
● Escribe para “La Democracia” en 1873, y crea “La Revista Uruguaya” en 1875.
Desde estos órganos de prensa ataca al gobierno de Pedro Varela, lo que le vale su
primer destierro.Tras la fracasada revolución “Tricolor” contra aquel gobierno, se
establece en Argentina, donde continúa sus actividades periodísticas (en La Plata y
Dolores).
● Vuelve a Uruguay, pero sus críticas a Lorenzo Latorre desde “La democracia” lo
obligan a huir a Bs As. De regreso a Montevideo funda “El Nacional” (famoso en la
historia del periodismo uruguayo). Es elegido senador por el Partido Nacional e
interviene en la segunda insurrección de caudillo nacionalista Aparicio Saravia, en
1897.
● Integrante del Consejo de Estado en 1898, se alejará políticamente de Saravia en
los años posteriores, acordando un apoyo cada vez más decidido a José Batlle y
Ordóñez, lo cual traerá como consecuencia su alejamiento del P. Nacional y luego
del país.
● Batlle le encargó misiones diplomáticas en distintos países de Europa y América,
que se extendían entre 1904 y 1914. Posteriormente, no volverá a su país de origen:
falleció el 18 de junio de 1921 en Bs. As, pidiendo expresamente que sus restos no
fueran repatriados al Uruguay.
● En reconocimiento a su obra uno de los sillones de la Academia Nacional de Letras
del Uruguay lleva su nombre.

Obras

● Su cuento El primer suplicio está ambientado en su experiencia en la Revolución de


las Lanzas. Reconstruyó los años de la lucha por la independencia frente a España y
Brasil, así como las primeras guerras civiles (1808-1825), en la tetralogía formada
por las novelas Ismael (1888), Nativa (1890), Grito de gloria (1893) y Lanza y Sable
(1914), con la intención de indagar en la formación de la conciencia nacional.
● Ecos del romanticismo están aún presentes en los conflictos amorosos y otros
aspectos de esas novelas históricas, las mejores entre las suyas, y en otras sobre
relaciones íntimas -Brenda (1886), Minés (1907), para atenuarse en Soledad (1894),
donde se acercó con objetividad realista a temas y personajes del ámbito rural. Entre
sus relatos breves destaca El combate de la tapera. En Épocas militares del Río de
la Plata (1911), reunió sus trabajos históricos.

Etapas y estética del autor

● Ángel Rama nos propone analizar la obra de Eduardo Acevedo Díaz a partir de
cuatro períodos bien determinados, de los que profundiza en tres.
● El primero de ellos, tiene como eje central el movimiento de Asencio, es decir, las
diferentes batallas que se suscitan: Batalla de las Piedras, el grito de Asencio, la
toma de San José, que son el desenlace de la gesta artiguista y demuestran el amor
localista por el pago, las ansias de independizarse del dominio español y la
necesidad de construir una identidad nacional que se gestará paulatinamente. En
este primer período, quedarán retratadas las acciones del pueblo oriental, sus
costumbres y su idiosincrasia hasta el año 1816.
● La resistencia al invasor portugués es el segundo período a analizar, donde se
encuentran incluídas obras como Combate de Catlán, donde la derrota cae sobre el
punto oriental quien se enfrentará solo contra el enemigo portugués. El combate de
la tapera se encuentra también en este período. Aquí podemos aludir al hecho
histórico de 1865 conocido como la resistencia de Paysandú con el general Leandro
Gómez. Ambos relatos evidencian el heroísmo del pueblo y su búsqueda de
independencia que se defiende con la vida misma.
● El levantamiento contra la dominación brasileña configura el tercer período de su
obra, la Batalla de Sarandí y la figura de Olivera, quien, junto con Juan Antonio
Lavalleja se verá coronado en Sarandí, son los ejes más importantes de este
período, donde nuevamente se busca la liberación del opresor, este movimiento
comparte características con el primigenio Asencio acerca de su espontaneidad en
la gesta de la libertad. Las obras que pertenecen a este período son Nativa y Grito
de gloria.
● Ambos ponen acento en el afán unionista de los líderes de este movimiento. El
cuarto período, si bien no está analizado en profundidad, presenta un retrato de las
guerras civiles y de la división de la nacionalidad emergente. Plasmadas en la obra
Lanza y Sable.

Prólogo de Francisco Espínola en: “Colección de clásicos Uruguayos”.

● “Sus ascendientes por ambas ramas, pertenecieron al patriciado nacional. Y


remontando su genealogía se halla, entre guerreros y hombres de pensamiento y de
derecho, un compañero de Colón y las figuras casi legendarias de tres de los trece
que se pusieron al lado de Pizarro cuando éste trazó una línea con su espada sobre
la playa de la Isla del Gallo y señaló el camino del imperio fabuloso”.
● “Y ello se prolonga en una naturaleza privilegiada, moldea y ennoblece un alma
creadora, toca con sigilosos dedos exigentes un corazón que rebosa de generosas
aspiraciones y que, como veremos en mención ineludiblemente sucinta, no conoció
el miedo ni la doblez, lo que le permitió soportar el peso de su destino. “
● “Eduardo Acevedo Díaz resultó una encrucijada que se cierra por el surgimiento de
su propia presencia como por rotundo y espléndido monumento”.
● “De los dos aspectos de su personalidad debemos regalar uno de ellos, el político, a
la espera de que la Historia, apreciando sin odio y sin amor un pasado complejísimo
y aún hoy cadente en el alma colectiva, establezca la justicia que corresponde”.
● “(...) la presencia de Eduardo Acevedo Díaz entre las imágenes que concretan las
largas horas sombrías de la lucha por la libertad y la convivencia democrática; al
que, joven estudiante de Derecho, se hace a los 19 años soldado de Aparicio y,
cinco después, irrumpe entre las huestes de la tricolor (...)”.
● “(...) aún hoy, no es cosa sorprendente al escuchar de labios de viejos luchadores,
en cualquier pago de la patria, períodos enteros de los discursos con que Acevedo
Díaz inflamaba el corazón de las muchedumbres, por única vez hasta entonces
atraídas para otra cosa que para la guerra, en las primeras asambleas políticas a
campo abierto que tuvieron lugar en el país”.
● “Sí, sea como sea, esta es la verdad, resulta imposible el eliminar de la tradición
democrática, que debemos depositar en los hijos como estímulo y como aglutinante,
al primer caudillo civil que tuvo la república, a aquel que en 1895, puesto por las
juventudes blancas al frente de “El Nacional”.
● “El día que se determine con justicia se verá que, en la formación de la conciencia
democrática del Uruguay, de que tan orgullosos estamos, la intervención de
Acevedo Díaz fue, o decisiva, o por lo menos, de importancia fundamental”.
● “La actividad de Acevedo Díaz al hacerse cargo de “El Nacional” es sobrehumana.
Organiza comités, escribe editoriales doctrinarios y sueltos de certera agresividad,
pronuncia conferencias, marcha a campaña a propagar sus ideas y su fe, Las
multitudes se electrizan”.
● “Ante ellos la palabra de Acevedo Díaz hácese llana, intencionadamente
humorística, rotundamente gráfica y elemental”.
● “Un hombre de la penetración del autor de ISMAEL tenía que sentir hasta con los
ojos el fenómeno que se estaba logrando mediante su contribución directa y
principal. Genialmente, Acevedo Díaz empleó todos los recursos de su personalidad
excepcional y múltiplemente dotada a fin de impulsar aquel instrumento rudimentario
que construía la colectividad de su partido, para arrancarle los sones que eran
propios de ella y ajustarlos a la regulación de su sentido personal de la evolución”.
● “De ahí su incesante búsqueda del peligro como un elemento más de exteriorización
de su presencia”.

Las obras literarias de Acevedo Díaz:

● “(...) como queda por fuera SOLEDAD, poema en prosa de intensa belleza que se
publica hoy junto con EL COMBATE DE LA TAPERA, narración esta cuya escasa
extensión no le permite integrar el ciclo heroico, aunque lo merece por su grandeza
épica suprema (...)”.
Su modo artístico. Dos maneras de enjuiciar su literatura

● “Hemos visto ya que el desarrollo de las distintas tramas novelísticas no es el


motivo único ni el más importante que movió a escribir a Acevedo Díaz”.
● “Debajo, y salvados para siempre de la muerte, están la tierra nuestra y el pueblo
nuestro, enteros, tal como fueron en el origen de la nacionalidad. Sin sospecharlo,
su contextura moral lo situó en excepcionales condiciones para convertirse en el
insuperable novelista histórico de nuestro país, fuera de los valores literarios
absolutos de su obra”.
● “A los 19 años actuó como soldado de una revolución que fue de las últimas guerras
típicamente gauchas. Le entró directamente por los ojos la representación de los
combates de la Patria Vieja, que trasladó después a sus novelas con nobleza
artística insuperada en lengua española en el siglo pasado y en lo que va de este
(...)”.
● “Se enfrenta asimismo, con los postreros soldados de la antigua manera de los
criollos, Timoteo Aparicio, Anacleto Medina, y con el gaucho en su todavía no
contaminada esencialidad”.
● “(...) fue Acevedo Díaz el único verdadero artista a quien le fue dado contemplar
nuestro campo tal cual lo cruzaron las turbas emancipadoras, sin alambrados, sin
palos telefónicos, sin puentes, sin vías de ferrocarril, resultando la suya la postrer
mirada capaz de retener algo, sobre un mundo que tocaba a su fin”.
● “Y quien lea con atención su obra literaria y aprecie el empleo de lo sensorial en
muchas de sus páginas, advertirá que ese mundo le entró por la vista, por el oído y
hasta por el olfato”.
● “Para los orientales dice cosas que los oídos extraños no logran escuchar. Es que a
su propósito artístico esencial-realizar obra estética- él quiso agregar otra que
también le nacía, igualmente imperioso, en el fondo del alma. Mediante su literatura
él va a revelar a su pueblo la historia de sus padres, ahondando con sentido
sociológico y docente sencillez en aquello que la nación debe reconocer como
elementos negativos o como fuentes de energía para el porvenir”.

Dónde está su grandeza artística

● “Desde su obra inicial Acevedo Díaz aparece dueño de un bagaje técnico


extraordinario. En este sentido, ningún narrador en América ha demostrado, ni antes
ni después, que podría escapar a su magisterio (...)”.
● “Hay que ir a la literatura de los supremos escritores para hallar paisajes de la
calidad de los de Acevedo Díaz, en muchos de los cuales se complace en tender
gigantescos telones de fondo para encuadrar deliciosas miniaturas (...)”.
● “Otra cualidad superior en Acevedo Díaz es su grandeza épica y la potencia de su
acento trágico”.

La significación oriental de su literatura

● “(...) de ser simplemente oriental o ser artista, él opta sin vacilación por lo primero y,
así, desmejora una situación en muchas ocasiones para que nos llegue con más
nitidez lo que de interés nacional hay en ella”.
● “Una gran ternura penetrante, que su lectura contagia y hace que su obra deba
constituirse en objeto de necesidad pública, surge insistente a lo largo de la
producción de Acevedo Díaz”.
● “También surgen en nítidas estampas las figuras de los grandes jefes. Su
penetración histórica genial hace que muchas veces, y en una, sobre todo, pase por
encima de los conceptos generalizados en su época o que los contradiga de hecho
en muchas circunstancias”.
● “(...) Acevedo Díaz figura entre los primero reivindicadores de la personalidad de
Artigas”.
● “Aquella misma penetración le permite ver hasta el fondo en el alma de los indios. Y
así transmite a las generaciones su ternura y su piedad por ellos”.
● “También en TABARÉ, aparecido en 1888 como ISMAEL- y al que asimismo hay que
volver a situar en el plano superior del que insensiblemente se ha ido retirando-
hallamos el mismo amor y la misma piedad por los antiguos dueños de este suelo”.
● “Y sirve de nuevo ejemplo para agregar a otros que hemos dado más arriba, el
comparar cómo procede Zorrilla de San Martín y Acevedo Díaz. Al primero, la
condición de su espíritu, confesional por lírico, romántico por escuela, le empuja a
decirlo expresamente, y a decirlo poniéndose él delante; él mismo, con toda la
elocuencia de su genio y con toda la simpatía que su personalidad, siempre tan
puesta de manifiesto en su genio, provoca legítimamente. En Acevedo Díaz no
recordamos una sola frase de expresión directa de cariño por los indios. Pero
cuando crea una atmósfera de alta afectividad, allí donde la atención del lector,
debido a esa circunstancia, se muestra más ávida y enternecida, él sitúa algún
indio.”
● “Acevedo Díaz tiene necesidad de que la horda se grabe indeleblemente en el lector
porque quiere que el lector se arrodille en los altares de la patria, si es simplemente
un oriental, y aprecie además una creación artística, si es un hombre culto, sea su
compatriota o llegue de lejos”.

Nación y país

● “Tenemos que salvar la mayor extensión posible del pasado para que siga actuante
en el presente a fin de ir “formando” la nación. Porque todavía no somos del todo
una nación. O lo somos menos que antes, en el mayoritario desdén actual por lo
nuestro”.
● “La nación, peligrosamente, es un estado fluctuante de una colectividad humana.
Tiene períodos de debilitamiento y de acentuación. De cada generación depende
que ella sea, y el grado de su ser”.
● “La triste verdad es que hoy somos menos nación que hace 80 años. Porque se
puede perder la nación en pleno ejercicio de la soberanía. Y nosotros creemos que
la nación se nos está yendo de entre las manos”.

Emir Rodríguez Monegal- “Eduardo Acevedo Díaz”.

Libro: VÍNCULO DE SANGRE: En este libro, el autor Emir Rodriguez Monegal ofrece
uno de los más detallados estudios de los últimos tiempos sobre Eduardo Acevedo
Díaz. Con su minuciosidad característica, el crítico uruguayo desmonta e interpreta,
uno a uno, los engranajes de las obras de nuestro novelista para iluminar finalmente
un todo pleno de originalidad y sentido.

Capítulo primero. Un creador de mundo.

● “No abundan los novelistas en la Literatura Uruguaya (...). Lo fue sin duda Eduardo
Acevedo Díaz (1851/1921) que ha dejado siete novelas desiguales para
demostrarlo. Pero aún en el caso de Acevedo Díaz demuestra las dificultades que
encuentra la creación novelesca en un país que no alimenta suficientemente su
literatura”.
● “En el caso de Acevedo Díaz, el problema se agrava porque su vocación literaria
(aunque fuerte e indiscutida) está en permanente conflicto con una avasalladora
vocación política que habrá de convertirlo en uno de los jefes del Partido Nacional.
Por eso solo escribe sus grandes novelas en la pausa forzosa de una lucha que casi
no da tregua”.
● “El período más fecundo de su producción (1884-1894) coincide exactamente con su
obligado exilio en la Argentina; incluso sus últimos libros son producto de un
alejamiento parcial de la actividad pública. Su arte de novelista se resiente de esta
escisión entre su carrera política y su vocación literaria”.
● “De ahí que en rigor sólo dos de sus siete novelas alcanzan verdadera sazón. Sólo
en Ismael (1888) y en Soledad (1894) Eduardo Acevedo Díaz consigue equilibrar el
empuje de la materia y la vigilia de la forma como para producir dos obras realmente
maduras, dos de las más importantes de nuestra literatura del siglo XIX”.
● “Sin embargo,es indudable que Acevedo Díaz tuvo uno de los temperamentos de
novelista más generosos que ha producido nuestra literatura. (...). Fue un creador
del mundo. Por eso, sus libros valen más allá de méritos y deméritos narrativos
como fuente de una visión ahondada en los orígenes y primer desarrollo de nuestra
nacionalidad”.
● “Sus novelas son muy susceptibles de ser analizadas como novelas. Es decir, no
como poemas épicos (tentación en la que cayó sobre todo Roberto Ibáñez en un
documentado prólogo a Ismael), ni como textos históricos o doctrinarios”.
● “A través de un análisis sucesivo de la estructura de Ismael y de Soledad es posible
alcanzar ya una valoración literaria más precisa de Eduardo Acevedo Díaz como
novelista”.
● “Se podrá advertir entonces la importancia de su obra no solo en el cuadro limitado
de la novela uruguaya- en que sobresale indiscutiblemente por su amplitud, su rigor,
su audacia- sino el más vasto y confuso de la novela hispanoamericana del siglo
XIX. También aquí su obra se alza casi única , como una de las más poderosas y
admirables, más auténticamente americanas”.
● “Desde el punto de vista anecdótico, Ismael y Soledad desarrollan el mismo tema: el
conflicto de dos hombres (uno maduro, otro joven) por la posesión de una mujer”.
● “En Soledad el conflicto está tratado en forma novelesca más pura y los personajes
son individuos particulares. Pero en ambos libros, una profunda intuición permite a
Acevedo Díaz develar poéticamente uno de los temas más hondos y oscuros del
destino humano: la lucha por la posesión de las fuentes de la vida en que aparecen
enfrentados hombres de dos generaciones.

Capítulo tercero. Estructura y estilo de “Soledad”.

El tema y los personajes:


● “Soledad (1894) desarrolla dos conflictos simultáneamente: el del amor pasión entre
la protagonista y Pablo Luna; el de un odio, también inexorable, entre Pablo Luna y
don Brígido Montiel, el estanciero y padre de Soledad. Ambas pasiones tienen
origen diverso.”
● “Soledad distingue pronto a Luna entre los hombres que la rodean y celan. Él pasa
indiferente sólo en apariencia, provocativo en su silencio y en la esquivez de su
mirada; no la elude pero tampoco la acecha. Hace valer así su estampa, inusitada
en el pago de varón melancólico y hermoso”.
● “En Soledad nace el deseo por comparación y contraste entre este hombre y los que
la procuran, en particular el prometido que le ha buscado su padre, el viejo (para
ella) Manduca Pintos”.
● “En cuanto a Montiel, se opone a Luna por considerarlo (tal vez con razón que el
autor no explicita) como un matrero, como un ser parásito que carnea sus animales
y elude el trabajo honrado. La circunstancia, no casual, de ser Soledad hija de don
Brígido, contribuye a acentuar el antagonismo entre ambos hombres, agrava una
situación insostenible, provoca la crisis”.
● “Soledad se convierte en el motivo más inmediato (aunque no el único, como creen
apresurados lectores) del odio entre su padre y su amante”.
● “El primero de los temas de esta novela (el erótico) ha sido suficientemente glosado
por la crítica. Insisto ahora en el segundo, en la oposición Luna-Montiel. Un planteo
psicológico suele ver en el desarrollo de este tema la prueba del carácter resentido
de Pablo Luna”.
● “Uno de sus críticos ha llegado a hablar del carácter eminentemente exótico de
Luna, de su ajenidad al mundo gauchesco y en particular a la psicología del gaucho
cantor (o gaucho-trova, como lo llama Acevedo Díaz).”
● “La mayoría de cantores y escritores eran hombres abiertos, francos, sociables,
valerosos. Pablo Luna representa el otro hemisferio de esta fauna lírica: el tímido, el
resentido, el andrógimo, el esquizofrénico”.
● “La rivalidad de Luna y Montiel tiene una causa más honda que la mera oposición
de caracteres: es de naturaleza social. Es la lucha entre un individuo (Don Brígido)
que tiene su lugar en la sociedad, que lo cuida y lo defiende, y un ser asocial
(Pablo), deliberadamente vuelto hacia la naturaleza y la soledad, huraño,
incomunicado. Este ser, si se le acosa, puede llegar a cometer actos antisociales. La
cualidad general o abstracta de ser asocial de Pablo Luna aparece expuesta por el
autor desde el comienzo de la novela”.
● “Pablo es (o parece ser) huérfano; vive solo; a pesar de su gusto por la guitarra,
rehuye la sociabilidad de los peones y se hunde en la naturaleza, satisfecho de
acordar su canto al no aprendido de las aves (como diría Garcilaso); es un
ensimismado, que solo rompe su aislamiento (en contadas, bruscas, ocasiones) si
algún ser acosado o en peligro lo necesita, pero que de inmediato vuelve a
desaparecer, a hundirse en el monte hospitalario”.
● “Soledad despierta en él un impulso de sociabilidad; le hace volver al contacto
humano, buscar la manera de ingresar- por el trabajo, en la esquila- al orden social.
Al ser rechazado brutalmente por Don Brígido, su naturaleza asocial reacciona
también brutalmente. Enfrentado a la sociedad, acaba por violar todas sus normas:
conquista a Soledad, incendia la estancia provocando así la muerte de Don Brígido,
mata a Manduca Pintos, se hunde en la noche de la selva, con la mujer que ha
raptado”.
● “Luna se acicala como el macho de las especies, ostenta sus atributos más
brillantes, sus colores más relucientes. Hay en su coquetería rasgos eminentemente
sensuales pero de virilidad y hasta de agresividad viril”.
● “No es falta de virilidad lo que moviliza la venganza de Luna; es su actitud asocial,
que Acevedo Díaz ha presentado (sin declararla) con sumo cuidado desde el
comienzo del libro. Pero esta es solo una cara de la composición de su novela (la
social) desde otro punto de vista es mejor acceder a su verdadera creación
novelesca”.

La estructura narrativa

● “Al autor le bastó la dimensión intermedia de nouvelle, que soporta la variedad


dentro de la única intriga, el desarrollo pausado de algún episodio (en este caso: el
incendio final), al tiempo que permite una gran rapidez y la exigente integración de
cada uno de sus elementos en un mecanismo único, tenso”.
● “Avecedo Díaz desarrolló su tema en forma lineal. El planteo de la relación amorosa
(capítulo V) es precedido por cuatro capítulos destinados a la presentación,
misteriosa, de Luna (I-III) y de don Brígido Montiel y su hija Soledad (IV). En el
mismo capítulo V se indica la preexistencia de una oposición entre don Brígido y
Luna. La doble situación progresa, alternativamente, hasta el capítulo X (verdadero
eje narrativo de la obra) en que Soledad se entrega a Luna y don brígido lo golpea.
El desenlace resuelve simultáneamente los dos conflictos”.
● “La intriga progresa sin complejidades, sin desarrollos laterales, sin saltos al pasado.
Es cierto que hay racconti pero ellos no están en función de la intriga (como ocurre
en Ismael, 1888) sino que sirven para ilustrar la naturaleza de los personajes”.
● “(...) en los capítulos I y V se cuentan hazañas anteriores de Pablo Luna (la
identificación en la noche de una res gorda, la intervención a favor de un matrero
acosado, la salvación de otro que se ahogaba en las aguas de un arroyo crecido);
ellas permiten reconocer su valentía, documentan su conocimiento del campo,
completan rasgos de su carácter (...)”.
● “(...) el incendio no se cuenta, entero, cuatro (o cinco) veces. El autor aprovecha los
cuatro puntos de vista posibles para mostrar las etapas del crecimiento de la
inmensa conflagración. Cada cambio de punto de vista, podría insistirse, no vuelve
la acción hacia atrás sino que la toma en una etapa más avanzada de su desarrollo”.

El punto de vista

● “Cuando Acevedo Díaz cuenta el incendio asumiendo sucesivamente el punto de


vista de cada uno de sus personajes está utilizando una técnica tan antigua e ilustre
como la Ilíada: no de otro modo expone Homero en sus batallas, eligiendo en cada
caso el punto de vista más privilegiado”.
● “El punto de vista narrativo suele corresponder al de un ser impersonal y
privilegiado, el autor. Como Dios de sus creaturas, puede mostrarlas en su
apariencia externa y en su esencia”.
● “En Soledad Acevedo Díaz no abusa de su privilegio, y de aquí la falsa impresión de
que asume el punto de vista de un observador imparcial. Todos los personajes son
vistos desde fuera y por dentro, según las conveniencias narrativas”.
● “(...) frente a uno de sus personajes, el autor asume (casi siempre) la actitud de
observador impersonal: en la presentación de Pablo Luna se esmera en mostrarlo
desde fuera, y también, desde lejos”.
● “Incluso cuando el autor debe ahondar más en el personaje o comunicar una acción
que nadie pudo ver, prefiere mantener el punto de vista externo y ofrecer solo las
acciones del personaje”.
● “El autor quiere mostrar que Luna es hijo de la bruja, pero no quiere decirlo. Explica
entonces su dolor y su llanto con expresiones de clara ambigüedad, como si el
misterio se revelase en forma incompleta”.
● “Es ejemplar (...) todo el capítulo XVII en que Acevedo Díaz no solo muestra el
incendio de los campos de Montiel sino que expone el que arde en el interior de
Pablo Luna”.
● “¿Cómo explicar el cambio radical en el punto de vista narrativo de Acevedo Díaz
entre el primer capítulo (visión externa y ajena de Luna) y el último (visión interior)?
Hasta cierto punto, este cambio está determinado por el mismo desarrollo de la
intriga”.
● “A medida que Luna es obligado a actuar (primero rondando a Soledad, más tarde
enfrentándose a Don Brígido), se va revelando su naturaleza profunda. Los límites
de su ser social se reconocen; su resentimiento asume proporciones antisociales, a
la vez que se desnuda el deseo despertado por Soledad. Su misterio se evapora en
parte. La iluminación interior de sus actos es mayor y cuando ocurre la crisis (el
castigo recibido por mano de don brígido) el autor está obligado a demostrar a Luna
desde dentro”.
● “Sin embargo, no ha abolido por completo el misterio. Hay siempre una sombra que
envuelve el gaucho-trova, un aura que Acevedo Díaz preserva hasta la última frase
(...)”.

La estructura poética

● “En Soledad la anécdota erótica no es parte de otro orden mayor, sino su mismo
centro”.
● “En Soledad no hay sociología, no hay historia; tampoco hay arquetipos. En la
escena del encuentro de los amantes nada se explica: todo se presenta. La
asociación animal está viva en el lector por alusiones que desliza el autor y que
actualizan un episodio previo (capítulo VII) en que Soledad asiste a un espectáculo
habitual en su mundo (el padrillo cubriendo a una yegua) y por primera vez siente su
significado sensual.”
● “Su concepción de Soledad es estrictamente poética”.
● “Ismael es una novela histórica, doblada de un ensayo sociológico. Soledad es
ficción pura. Su misma condición novelesca está acentuada por la indiferente
localización temporal, por su indeterminación espacial”.
● “Se puede suponer que ocurre en algún lugar cercano a la frontera con el Brasil y se
la puede ubicar en una pausa de las guerras civiles. Pero su misma indeterminación
justificaría proyectarla más hacia el pasado aún, hasta los orígenes mismos, en el
seno misterioso de la tradición”.
● “El título mismo con su ambivalencia está revelando la intención del autor. Soledad
es el nombre de la protagonista; es también la condición en que ella se encuentra
(...). Es asimismo la condición de Luna, solitario por excelencia. El desarrollo mismo
de la intriga no lleva a Luna y a Soledad a abolir su condición de solitarios y a
ingresar en un orden social, colectivo; los lleva a huir del mundo, a compartir más
íntima y estrechamente esa soledad selvática en que el autor los hunde al término
de la nouvelle”.
● “(...) paralelismo de temas o motivos, lo que podría calificarse de las grandes
metáforas narrativas. La más evidente en Soledad es la metáfora, ya aludida, del
encuentro nocturno del protagonista y Luna con el apareamiento anterior de los
animales. Pero no solo el diálogo, la narración misma va potencializando de una
animalidad discreta, el juego de los amantes”.
● “Otros ejemplos podrían estudiarse: la relación casi erótica entre la guitarra y Luna,
enfatizada desde las primeras páginas de la nouvelle, va cediendo paso a la de Luna
con Soledad; en el último párrafo ambas aparecen íntimamente ligadas al
gaucho-trova (...)”.
● “Pero hay un tema más importante y que constituye , sin duda, la clave poética de la
obra: la bruja. (...) se llamaba Rudecinda, había tenido un hijo, era curandera y
Macunda Pintos la expulsa de su estancia; va a vivir al campo de Don Brígido, en lo
espeso del monte; allí disputa una noche una oveja muerta a los perros cimarrones y
es destrozada por ellos. Pablo Luna llega a tiempo para vengarla, para reconocerla
como su madre”.
● “Sobre toda la novela se cierne la figura del cadáver de la bruja, custodiado por un
ñacurutú. A medida que la novela llega a su clímax, la figura de la bruja está más
presente”.
● “En el delirio de su resentimiento, Luna habla incoherencias con la sombra de la
bruja. Toda la venganza está presidida por su fantasma”.
● “Es Pablo Luna que viene a salvar a Soledad y a matar a Manduca. Viene también a
vengar a la bruja.”
● “Debajo de la trama visible de Soledad (la pasión de los jóvenes al antagonismo de
los hombres) se cuenta una historia fantástica de horror y superstición. Esta historia
está presidida por la Bruja como momia y como sombra, y agrega a la dimensión
poética de la nouvelle una perspectiva fantástica. Aunque el autor no lo dice cabe
sospechar que Manduca Pintos es el padre de Pablo Luna en cuyo caso la
venganza se doblaría de parricidio, abriendo una perspectiva abismática para la
nouvelle”.
● “(...) el misterio aparece entonces como una condición no solo inherente a la
psicología de Pablo Luna, sino a la misma obra (...)”.

El estilo del lenguaje


● “Disciplina es precisamente la palabra que mejor define la cualidad estilística última
de Soledad”.
● “Hay un solo estilo, narrativo, poético. Pero ese mismo estilo no es coherente. Hay
una voluntad de estilo que recorre casi toda la nouvelle. Esa voluntad se manifiesta
en la caracterización y en la intensidad de la presentación. Como el tema mismo, el
estilo de exposición es simple, pero vigoroso. Su intensidad reconoce tensiones y
distensiones; todo se organiza hacia el clímax del incendio”.
● “Dos grandes influencias pervierten su lenguaje poético: la grandilocuencia, de raíz
oratoria; las asociaciones vulgares, de origen periodístico. En la descripción del
incendio ambas deslucen pasajes de gran valor. Aparecen donde no deben, llenan
con sus acentos huecos y con su tonalidad incolora un espacio que debía ocupar la
creación verbal”.
● “Con la última acción (la fuga de Pablo con Soledad en brazos) la narración realista
y su contenido de símbolo poético aparecen expresados visiblemente por el autor.
Es como la llave puesta al final del libro, la llave que permite leer a Soledad como lo
que es: una ficción poética, no una historia”.
● “La realidad (Pablo Luna que se hunde con la mujer y la guitarra en el monte) resulta
transfigurada por la visión poética. Adusto, altanero, solitario, con la confidenta de
sus dolores, con el último ensueño de su vida, un jinete se hunde bajo la luz de las
pálidas estrellas en la noche eterna, hecha de soledad y de misterio”.
● Es posible que el lenguaje falle (hay, sin duda, demasiada palabra prestigiosa,
demasiada voz manoseada) pero no falla la visión narrativa: no falla, y esto es lo que
importa, la comunicación de un ser y un destino que el autor quiso arrancar de los
moldes reales y fijarlos, para siempre, en la creación poética.

Soledad. El combate de la tapera. Eduardo Acevedo Díaz. Prólogo y notas de Hugo


Riva. Ediciones de la Banda Oriental

(1977, Montevideo)

Soledad:

➔ Este verdadero logro literario- “poema en prosa” le han llamado Zum Felde y
Espínola- vio la luz en 1894, un año después de Grito de Gloria
➔ Si se valora a la luz de las producciones literarias uruguayas y latinoamericanas,
estas páginas surgen con la nitidez propia de las mejores creaciones.
➔ En ella no se mencionan guerras ni batallas aisladas, hecho que evidencia en
Acevedo Díaz la voluntad expresa de crear una novela autónoma, mas el autor que
se aleja de lo histórico, tampoco se hunde en un mundo ilusorio sino que habrá de
centrarse en esa “tradición de pago”, a medio camino entre ambas tendencias.
➔ Su título refleja una actitud antropocéntrica, según Visca, que tiende a hacer de la
criatura humana el principal motivo de su creación; “no está de más esta
observación si tenemos en cuenta el “telurismo” de nuestra narrativa campesina”;
pero este medio no constituye solo el marco donde actuarán los personajes, sino
que ellos mismos serán la encarnación de las fuerzas vitales de una naturaleza que
aflora constantemente en sus carácteres.

Una Soledad compartida

➔ Si se realiza una visión de conjunto sobre la novela, encontraremos en primer lugar


que ella traduce un proceso bien delimitado: desde su casi apacible comienzo,
salpicado de anécdotas, y con la presentación paulatina de los personajes que
conducen la acción, hasta un final violento que resulta verdaderamente antológico.
Este transcurso responde paralelísticamente al crecimiento de la pasión amorosa
que va envolviendo cada vez más a Pablo y Soledad, quienes luego se alejan
destacándose sobre un telón de fondo tan fulgurante y poderoso como su amor, que
otorga significación y realce a las acciones de ambos, personajes diversos, ricos y
complejos, a la manera romántica.
➔ Existe una lucha de caracteres como trasfondo de la obra, a fin de calar en las
causas del conflicto que desencadena la crisis y solución final, no carentes del
misterio que envuelve a los personajes.
➔ El amor une tan rápida como intensamente a sus principales protagonistas,
entendemos que la soledad de ambos ha sido también otro de los elementos
unificadores; en general los estudios críticos se han centrado en la soledad del
personaje femenino, descuidando aquella que constituye motivo fundamental de las
acciones de Pablo.

El personaje de Soledad
★ Su nombre es reflejo de un conflicto íntimo (tal como el autor lo destaca en el
capítulo 7) surgido luego de la primera impresión que Luna provocará en ella:
“Recién se apercibió que a su alrededor había como un vació y que la soledad no la
llevaba en el nombre sino dentro de sí misma”.
★ La graciosa y provocativa joven de dieciocho años advierte que a ella se suma,
desde ese instante, una conciencia del valor de su propia vida; de sus posibilidades
y condiciones; un reconocimiento de sí misma que le permite conocer a los demás;
el hallazgo de un mundo interior que Pablo ha inaugurado con la experiencia de un
amor que posee la pujanza del sol naciente. Confiada de sí misma, sin mayores
responsabilidades, no había calibrado ni sentido aún el alcance de la experiencia
amorosa; comienza a vivir desde ella cuando “descubre” al gaucho trova y lo
compara con los hombres vinculados a la vida y las actividades de su casa, donde
todo parecía estar previsto y en orden; Pablo sin embargo, representa para ella esa
“juventud atrevida que se confiaba en la vida errante de sus propias fuerzas”, un
“cantor triste” cuya mirada traslucía “un modo de ser resignado que le resulta dotado
de fascinador misterio.
★ En torno a ella continúa girando todo: los desvelos de Manduca Pintos y Montiel, los
deseos del gauchaje, el silencio y la parquedad de Pablo. Pero a partir de aquel
momento todo habrá de cambiar; lo que permite al autor ofrecer a la joven en su
verdadera dimensión, sobrepasando su anterior superfluidad y adquiriendo a partir
de allí, verdadero interés como personaje. Soledad comienza a vivir, tornándose
interesante a los ojos del lector en el desarrollo de su carácter.

Encuentros de Soledad y Pablo Luna

➢ Aparece en Soledad una verdad interior que orienta sus acciones; se siente que ella
vive y enfrenta con mayor hondura las diversas solicitaciones de su existencia, lo
que se refleja ya en el primer encuentro, cuando el gaucho apenas la saluda y
despierta en ella sentimientos contrarios:
“-Qué mozo idioso1
-Pero qué linda estampa!”
➢ En la exclamación inicial podemos ver en la respuesta de su orgullo herido, una
reacción espontánea que parece pretender colocarla al margen del único que no ha
reparado en ella; pero las palabras siguientes abren camino a la iniciación de un

1
Aquel que todo le molesta o siempre está de mal humor. Molesto, fastidioso, sin razón aparente.

Fuente: https://www.definiciones-de.com/Definicion/de/idioso.php © Definiciones-de.com


sentimiento que no reconocerá barreras, revelador de un alma que se hará cada vez
más consciente de sí misma.
➢ En el segundo encuentro es el gaucho quien habla pero el silencio de ella sugiere
mucho, en especial cuando “con aire triste” lo ve alejarse; tres frases emite Pablo en
medio de su turbación, y queda latente en la atmósfera la sensación de dos seres
que pugnan por vencer las barreras que entre ellos se interponen, clima de tensión
extrema que luego encontrará cauces expresivos.y caricias complementan lo que las
palabras no alcanzan a manifestar, y en los hechos la entrega amorosa de Soledad
constituye el punto culminante de pasión y ternura, donde los personajes evidencian
esa delicadeza de alma que otorga el carácter poemático a la novela.
➢ Es en ese fragmento cuando constituye en Soledad la convicción de un amor
➢ El capítulo 10, que ofrece la tercera ocasión de encuentro, es básico;¿ se dicen, con
expresiva parquedad, todo lo que cada uno callara antes respecto al otro; sus gestos
ardiente que no repararía en “irse enancaos” si sus esperanzas a veces -como si
sucederá- frustradas por Montiel, quien siempre se cierne como una amenaza para
el amor de ambos, interrumpiendo la armonía de sus coloquios.

Personaje de Pablo Luna

★ Es el quién, a través del relato, orienta casi imperceptiblemente las acciones, mas no
solo este factor ha colaborado en la creación de una atmósfera de misterio que lo
rodea,también una verdadera incógnita se cierne sobre su vida anterior, pero el autor
la deja expresamente al margen para dar relieve al personaje en los momentos
claves de su existencia, en aquellos donde siente que se juega su destino.
★ Es Pablo un gaucho trova solitario, taciturno, tal vez nómada, en busca de un
destino que no ha logrado forma ante sus ojos; a través de varios capítulos vamos
conciendo sus peculiaridades, formando su imagen por medio de lo que de él se
decía en el pago.
★ Su presencia física y modalidad han sido analizados por el autor Daniel Vidart, quien
ve en Luna “secretos resabios femeninos” y “rasgos casi homosexuales” que “sus
reacciones posteriores lo confirmaron”, agregan que el cuidado de su cabello revela
“coquetería”. Entendemos necesario efectuar algunas precisiones al respecto
atendiendo siempre a lo que el novelista expresa, surgiendo siempre de esto los
rasgos de este gaucho que resulta como tal y de acuerdo a Vidart - un ente singular
“lleno de oscuridades y reflejos”.
★ Es frecuente en Acevedo Díaz dotar a los hombres adjetivos que denoten cualidades
femeninas pero cabe acotar que ellos tienden a revelar la presencia física, y no
rasgos de carácter, si la alusión a su “cintura de mujer” puede sar motivo para que
se hable de homosexualidad en Pablo L., también sería posible (de aceptar esta
opinión) hacerlo respecto al personaje de Ismael en otra obra, cuando el autor lo
menciona como “gauchito de boca de clavel”. No es esa la intención del autor. Para
revelar el alma de sus personajes recurrirá a otros procedimientos, y entre ellos
destacamos: sus acciones y palabras, la opinión de otras personas, sus tareas, la
opinión del propio autor.
★ Se alude a él como un cantor guitarrista solitario, envuelto en el misterio, siempre
solitario, que rehúye al contacto social aunque tiene algunos amigos. No nos extrañe
su parquedad ni el carácter de ser “extraño” y “taciturno” pues Acevedo Díaz en “Sin
pasión y sin divisa”, dice que el gaucho “era poco conversador; más bien taciturno..
todo lo simplificaba para expresar de una vez, sin rodeos, un pensamiento, una
orden, un consejo”.
★ Siguiendo la acertada opinión de Sergio Visca, hay en Luna una vocación de
soledad interior, cierto individualismo donde la habilidad para cantar es, sobre todo,
goce personal. Se trata de un poeta lírico, de una actitud lírica que encuentra en el
canto un modo de expresión y desahogo que no requiere testigos para validar su
autenticidad; que encuentra en sí las motivaciones mismas de su existir, rasgos
elogiables de Luna.
★ Nada del gaucho payador típico de las pulperías se ve en Pablo luna, por el
contrario, su gaucho trova jamás ha hecho mención de sus hazañas (siempre se ha
retirado de ellas tan silenciosa y misteriosamente como apareció), ni sobre sus dotes
de cantor; su voluntario aislamiento no debe considerarse como un rasgo criticable
de un ser atípico, sino un modo de conducta de ese pájaro cantor que alza sus ecos
mientras otras aves guardan silencio. Su alma dolorida desgrana cantos en la
soledad, pero cuando experimenta la intensidad del amor, en el segundo encuentro
con Soledad, siente entonces deseos “de cantar o de sonreír, de modo que ella lo
escuchase…”.
★ Pablo busca vincularse con una vida diferente a la que lleva y aunque existen trabas
ajenas a su voluntad, encuentra- sin embargo- dos caminos que le alejará del dolor
que agita su alma: el trabajo y el amor. Respecto al primero de ellos, es Montiel
quien le impide transitarlo; no obstante, demuestra y se demuestra- durante la
esquila- que no es vago: se trata de una tarea que requiere pericia y práctica, y el
trova la lleva a cabo mejor que sus restantes compañeros. Este pasaje da motivos al
autor para describir escenas antológicas de trascendente importancia: será el último
intento del gaucho por insertarse en la colectividad, anhelo que el padre de Soledad
se encargará de echar definitivamente por tierra.
★ En el amor por Soledad surge ante él la posibilidad de vencer esa soledad que lo
deja frente a fantasmas interiores que no cesan de atormentarlo.
★ Pablo aparece, al decir de Visca, en “una zona lindante entre la barbarie y el
heroísmo; tiene la pujanza del héroe y la embriaguez destructiva del bárbaro”,
reflejos de un alma no exenta de contradicciones que anhela conjurar.
★ Siguiendo al autor en este capítulo destacaremos sintéticamente los siguientes
aspectos:
1. A medida que ha ido creciendo el amor de los jóvenes, también ha sucedido
algo similar con el odio mutuo entre Montiel y Pablo, aunque este no lo ha
manifestado aún -, ello no permite ver la unión de ambos sentimientos, que
se arraigan en el alma del gaucho como fuerzas poderosas que no pueden
convivir mucho tiempo más. Acevedo Díaz dice en “Sin pasión y sin divisa”
que el gaucho “concentraba en lo hondo de su organismo un caudal enorme
de odios y amores”; no nos extrañe entonces que, en la perspectiva del autor,
Pablo solo conozca las leyes del amor o el odio extremos.
2. Odio y amor de dividen el alma de Luna, lo que origina una honda conmoción
interior; el incendio tiende a objetivar su pasión y venganza, constituye la
síntesis tremenda del drama que agita las raíces mismas de su ser:
Perseguido, acosado, ultrajado, era poco para él incendiar y matar..”.
Prepárese en el comienzo de esa explicación y consideraremos que el
incendio es un modo de respuesta casi necesario en él, que no entiende se
pueda querer a medias: “Tanto el odio como el amor debían ser grandes
como el desierto”.
★ La parte “sana de su corazón” se consagra solamente a dos personas que para él
representan todo: la “memoria triste” de Rudecinda” y el “ansia indecible” que
experimenta por Soledad. Aquella constituye una imagen de su vida anterior, en una
relación que denota sinceridad y hondura de sentimiento pero que acrecienta el
carácter misterioso de ambos, pero incluye una pena profunda de la que pugna por
sustraerse aunque no lo consigue. Es entonces que conoce a Soledad ,
insinuándose un amor que involucra esperanzas y la posibilidad de huir del
persistente dolor ocasionado por la muerte de Rudecinda. La joven concentra ese
“anhelo del gaucho errante por ser amado”; la perspectiva de consagrar su corazón
a quien podría borrar la imagen de su madre, evocada con amor pero en medio de
tormentos interiores que no le permiten ubicarse plenamente en una dimensión
futura.
★ El final del fuego y destrucción, síntesis del drama, otorga adecuado realce al amor,
que sigue siendo el eje de la vida humana; este sentimiento, por el que cada uno se
torna esencial respecto al otro, ha conducido las acciones de Pablo y su amada
hacia “una noche eterna de soledad y misterio”, reveladora de la fuerza inusitada
con que se pueden vivir las pasiones elementales de nuestra condición humana.

Hugo Riva.

Manuel Montecinos Caro- Eduardo Acevedo Díaz

Análisis de la obra, caracterización general

● He aquí una novela breve, cuya acción, a primera vista, es muy simple, con algo de
películas de aventuras; sin embargo, al leerla con mayor cuidado, comprobaremos
que es una obra de real valor literario y su autor uno de los escritores más
importantes, no solo del Uruguay, sino de Hispanoamérica, como lo avalan los juicios
de escritores tan importantes como Alberto Zum Felde, Enrique Anderson Imbert
(...).
● En efecto, Eduardo Acevedo Díaz es un clásico de las letras americanas y por eso
merece que se le recuerde y se le estudie. Si bien sus novelas de mayor
trascendencia nacional son históricas, su mayor acierto literario es Soledad.
● Los historiadores de la literatura coinciden en considerar a esta novela como una
pequeña joya literaria. Hay en ella todo un simbolismo americano: la fuerza de la
naturaleza bravía, la rudeza de las costumbres, la fiereza de las pasiones, las
creencias ancestrales, los tipos humanos característicos, etc.
● Alberto Zum Felde ha acertado plenamente al expresar lo siguiente: “Toda la fiereza
y el silencio de la antigua soledad de estas tierras vive en ese romance de una
jugosa y bárbara poesía; y la fiereza y la profundidad de esas almas primitivas, hijas
de la soledad, viven en él con una pujanza original y trágica que los destaca
vigorosamente entre los muchos personajes que ha dado la literatura de estas
tierras…”.

Motivos

● El relato novelesco, en nuestra opinión, se estructura en torno a tres o cuatro


motivos dominantes: el misterio, el amor, el odio y la venganza.
● Al comenzar la lectura, nos encontramos con un personaje enigmático,, misterioso:
Pablo Luna, el “gaucho-trova”, ¿Quién es este muchacho? ¿Cuál es su origen?
¿Dónde vive y qué hace? Nadie puede responder a ciencia cierta estas
interrogantes. Sólo se sabe que toca la guitarra y canta en forma tal que hasta los
pájaros se enmudecen para escucharlo. Algunos paisanos aluden a su
extraordinario conocimiento de los animales y la rara autoridad que suele ejercer
sobre los demás.
● Y luego está Rudecinda, la bruja, cuya sola mención pone espanto en el paisanaje.
Esto llega a la culminación cuando el narrador nos revela que el joven gaucho es
hijo de la hechicera.
● Claro que sin duda el motivo central es el amor, un amor rústico, apasionado, con
algo de fuerza primitiva, que el narrador sabiamente sabe suavizar con ciertos
matices poéticos de buena ley. Soledad ha oído a hablar de Pablo Luna, tiene
curiosidad por conocerlo. Hasta entonces ella jamás se había interesado por hombre
alguno, a pesar de los muchos requerimientos, y apenas es cortés con el novio que
le ha buscado su padre.
● Llega el momento en que ambos jóvenes se encuentran por primera vez. Casi no
hay diálogos entre ellos, solo gestos y leves sonrisas.La muchacha se siente
desilusionada, porque al revés de lo que ocurre con los otros mozos, el gaucho
errabundo se comporta indiferente, y por eso llega a dudar de sus encantos
personales. Sin embargo, la relación amorosa se va estableciendo paulatinamente.
Es un proceso lento (...) La pasión mutua crece avasalladoramente hasta
desembocar en el tercer encuentro. Es una escena cargada de erotismo, pero sin
caer en extremos de bestialidad, lo que revela el talento artístico del autor.
● La escena es interrumpida por lo imprevisto: la llegada del padre. Esto da lugar al
tercer motivo: el odio. El narrador ya ha insinuado que los terratenientes odiaban al
gaucho-trova y a su madre. Al muchacho lo comparan con los peores animales
dañinos. Tras esa escena la antipatía se desata con toda violencia, lo que se
manifiesta en la faena de la esquila. El gaucho no replica, pero va a visitar los
despojos de su madre. Y allí, como consecuencia de una cadena lógica de
injusticias, surge el cuarto motivo: la venganza, la cual tiene que ser grandiosa,
terrible y definitiva. Luna quiere terminar con todo vestigio del orgullo y la
prepotencia de sus enemigos. Por ello recurre al elemento purificador por
excelencia: el fuego.

Los personajes

● En esta novela hay pocos personajes, solo los indispensables. Los principales son
Soledad, su padre Don Brígido Montiel y el gaucho Pablo Luna. Personajes
secundarios son Rudecinda, la bruja, y don Manduca Pintos, el novio oficial.
Personajes incidentales son los peones de la estancia, especie de coro que sirve
para reforzar la acción.
● Soledad nos es presentada de dos maneras: directa e indirectamente, es decir, por
el narrador y por los demás personajes. El primero nos dice: “graciosa y provocativa
era su hija Soledad, tipo de hermosura criolla escondida entre aquellas breñas (...)
Soledad, de dieciocho años, de un moreno sonrosado, ojos grandes y negros,
formas llanas y redondas y unas trenzas tan enormes que le pasaban de la cintura…
Fruta incitante, sazonada a la sombra de los ceibos o flor de carne que los mismos
ceibos envidiaran para su copa altiva..”
● Los muchachos jóvenes se la disputaban rabiosa y secretamente, en especial
cuando ella los provocaba consciente o inconscientemente: “Hirviendo en
sensaciones, mostrábanse entonces los peones encelados.. El celo llegaba a
ponerlos hoscos, prevenidos, casi envidiosos sin causa real… Todo el fervor varonil
del pago se concentraba en ella…”
● Era una auténtica flor silvestre, nacida entre espinas; especie de bestezuela cerril
criada en forma libérrima. Era absolutamente arrogante en lo intelectual y lo moral,
poco aficionada a las labores hogareñas, pero si muy diestra en cabalgar y otras
actividades campesinas. Por sobre todo, está su ser y actuar libre y espontáneo,
lleno de picardía. Voluntariosa, no sumisa, arrogante y hábil para manejar a su
padre, siempre logra hacer lo que desea. Se sabe codiciada. Por eso se
desconcierta ante la supuesta indiferencia de Pablo Luna en el primer encuentro,
pero a la postre decide conquistarlo y lo consigue. Es un personaje interesante, muy
lejos de la mujer angelical de tantas novelas románticas, y un anticipo de doña
Bárbara, el famoso personaje de Gallegos.
● Pablo Luna, el gaucho-trova, es un personaje también muy interesante. El narrador
nos lo presenta rodeado de una especie de aureola misteriosa. Vive absolutamente
solo. Sus únicos amigos y confidentes son su caballo y su guitarra. Su vida
transcurre en permanente contacto con la naturaleza, al igual que los animales
salvajes. Sus características físicas, como su estatura, el color de piel y de sus
cabellos y otros detalles distintivos, los conocemos por lo que dicen los peones de la
estancia. En este muchacho, aparte de su habilidad para pulsar la guitarra, destacan
su simpatía, su generosidad para ayudar a los demás, su gran amor filial y su
valentía y orgullo. Abrumado y furioso por el trato que le da el estanciero, concibe y
realiza una venganza feroz, de la cual solo se salva, por supuesto, Soledad.
● Don Bírigo Montiel, el padre de Soledad, es un estanciero rico, rústico y brutal en
sus gestos y en sus palabras, déspota con sus servidores y violento con los que no
le simpatizan. Ama a su hija por eso solo ante ella moriguea sus estallidos de furia,
aunque, al parecer, nunca se ha preocupado de mejorar su condición de campesino
rústico e ignorante. Solo le interesa casarla con su amigo, sin tener en cuenta los
sentimientos de la muchacha. El narrador no nos describe en bloque su físico y su
personalidad; a través del relato estas características van manifestándose paso a
paso.
● Don Manduca Pintos es un estanciero de origen brasileño, al que don Bírigo ha
elegido para ser el esposo de su hija. Su aspecto físico lo conocemos a través del
paralelo que Soledad establece entre él y Pablo Luna. No nos parece odioso, ni
siquiera antipático, porque es un hombre valiente y no abusa de la hospitalidad ni del
privilegio que le concede su amigo. Soledad lo tolera y hasta le guarda cierta gratitud
por haberla defendido del jaguar, pero nada más.
● Por último, está el personaje de Rudecinda, la bruja. El narrador nos dice que su
historia es lúgubre, pero en verdad es trágica, porque su destino aciago le impide
tener hogar y criar a su hijo. Ella era una curandera con rasgos y fama de hechicera.
Cura a los hombres y a los animales. La expulsan de todos los pagos y tiene que
vivir en los matorrales, disputándole la comida a las fieras. Poco se nos dice de ella;
solo su desventura y su muerte infamante.

El tiempo y el espacio

● De acuerdo con la técnica narrativa imperante en esta época, en la novela


predomina el tratamiento lineal del tiempo, aunque no en forma absoluta. El relato
comienza cuando Pablo Luna es mozo de veinticinco años y vive solo en la
quebrada de una sierra. Después, mediante el recurso de la narración enmarcada- la
cual corre por cuenta de los lugareños- se da a conocer la historia de Rudecinda y
su relación con Luna. También, mediante un breve raconto, se explican las
aspiraciones de Don Brígido con respecto a su hija. Luego el relato se centra en los
sucesivos encuentros de Soledad y Pablo Luna, que es lo medular. Desde el primer
encuentro hasta el final pasan pocas semanas. Desde el tercer coloquio hasta él
desenlace transcurre un tiempo muy breve, al parecer no más de veinticuatro horas.
Por eso, la acción se hace cada vez más rápida hasta llegar al vertiginoso final.
● En cuanto al espacio, en esta novela predominan los espacios abiertos y amplios.
No se describe el interior de la casa de Don Brígido y solo se menciona el galpón de
la esquila. En cambio, el narrador parece deleitarse con la descripción del marco
geográfico, esto es, el paisaje rural con sus llanuras, quebradas, matorrales y
ribazos, sin caer en un detallismo exagerado.
● Por último, conviene resaltar la enorme importancia que adquiere el entorno natural
en esta novela. En efecto, en ella la naturaleza no es un simple marco escénico, sino
una fuerza poderosa y actuante, bravía y dominadora.

Lenguaje y estilo

● En cambio, el escritor adecua muy bien el lenguaje gauchesco a su deseo de hacer


literatura. Usa el mínimo de giros idiomáticos propios de la pampa, solo los
indispensables para caracterizar el habla de sus personajes. En el cuerpo del relato,
rara vez usa expresiones gauchescas; prefiere el castellano correcto, sin caer en el
amaneramiento. Claro que llama la atención el constante uso de comparaciones y
metáforas relacionadas con animales y plantas (...).
● En general, el estilo es sobrio, breve, rápido y sobre todo, vigoroso. El narrador es
mesurado en la adjetivación y certero en la selección del léxico.

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