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¿Has estado ahí alguna vez? En esa etapa de la vida, lo que menos quieres escuchar
es: “Espera en el Señor, hermano”. Esa frase es buena, pero la sientes amarga
porque es posible que estés luchando con el pensamiento de si Dios realmente te
ha olvidado.
Buscar alcanzar las metas es una tendencia natural humana. Hay mucho de
legítimo en esa búsqueda. Sin embargo, viviendo en la sociedad del “yo” ⏤donde
el individuo es la medida de todas las cosas⏤ los cristianos somos fácilmente
tentados a excluir a Dios y perseguir nuestros sueños. Vivimos como si fuéramos
los arquitectos de nuestro destino o los capitanes de nuestra propia barca.
Pablo dice que la tribulación produce perseverancia. Pedro nos recuerda que el
propósito de ser afligidos con diversas pruebas es que nuestra fe sea
perfeccionada ( 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es
necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba
vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 1 P 1:6-7). Un
carácter perseverante y una fe madura son características esenciales de la vida de
santidad de un cristiano. Por tanto, esperar en el Señor durante la aflicción es
necesario para que el Espíritu nos haga más santos, más parecidos a Cristo.
El primer libro de Samuel narra cómo el arca del pacto fue raptada por los filisteos
(Después de que los filisteos capturaran el arca de Dios, la llevaron del campo de batalla en
Ebenezer hasta la ciudad de Asdod. 2 Llevaron el arca de Dios al templo del dios Dagón y la
pusieron junto a una estatua de Dagón. 3 Pero cuando los ciudadanos de Asdod fueron a
verla a la mañana siguiente, ¡la estatua de Dagón había caído boca abajo delante del arca
del SEÑOR! Así que levantaron a Dagón y nuevamente lo colocaron en su lugar. 4 Pero
temprano al día siguiente sucedió lo mismo: de nuevo Dagón había caído boca abajo frente
al arca del SEÑOR. Esta vez su cabeza y sus manos se habían quebrado y estaban a la
entrada; solo el tronco de su cuerpo quedó intacto. 5 Por eso, hasta el día de hoy, ni los
sacerdotes de Dagón ni nadie más que entra al templo de Dagón, en Asdod, pisan el
umbral.5:1-4). Estos enemigos históricos de Israel adoraban distintos ídolos. El arca
fue puesta en el templo de uno de ellos, llamado Dagón. Después sucedió algo
interesante. El escritor detalla que cuando volvieron al templo por la mañana, los
habitantes de la ciudad filistea encontraron a Dagón postrado rostro en tierra
delante del arca. Al siguiente día, sus manos y cabeza estaban cortadas. Fue una
lección que demostraba que existe un solo Dios poderoso y verdadero.
A menudo tengo esta imagen en mente cuando pienso en los ídolos de mi propio
corazón. Al esperar que el Señor actúe en distintas etapas de la vida, he sabido
sentarme como espectador para ver cómo el Espíritu Santo avergüenza y corta las
manos y cabezas de estos dioses falsos.
Hay momentos donde nuestra imaginación puede volar con mayor facilidad. Quizá
lo has vivido mientras estabas en una sala de hospital, la estación de autobuses, la
zona de espera en el aeropuerto. Cuando paso horas en lugares como estos ⏤si
asumo la actitud correcta de ser paciente⏤ puedo meditar y darme cuenta de
cosas que en el trajín del día no es posible identificar. En ocasiones el estar en
estos lugares se traduce en horas de productividad espiritual y emocional.
De acuerdo con las Escrituras, nuestra identidad está en Cristo, no en que las cosas
salgan como pensábamos. El apóstol Pablo nos dice que hemos sido seleccionados
por Dios para salvación; predestinados para ser adoptados como sus hijos;
redimidos por la sangre de Cristo; hechos beneficiarios de una herencia celestial; y
sellados con el Espíritu Santo (Ef 1).
8) A contemplar el evangelio
No cabe ninguna duda de que el alma es exprimida cuando espera. Que esto sea
de provecho dependerá de la actitud que determinemos asumir delante del Señor.
Dios está en control de tu vida. Él es confiable. Tu presente está en Su mano. Tu
futuro con Él está seguro. Descansa en Él y, por cierto, espera en Él.