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V I S O R revista literaria

Nº2 - Ene./Abr. 2015

Reseñas: Juan Gómez Bárcena / Max Aub Ensayos: Robert Walser


/ J. D. Salinger / La ficción mínima e irónica en México Creación:
Manuel López / Javier Adell / Antonio García Fernández / Fabián Os-
tropolsky / Carlos Segovia / Irene Beiro / María Fraile / David Caiña
© Revista Literaria Visor
ISSN 2386-5695
Contenido
Revista Literaria de difusión cuatrimestral

Dirección:
Noel Pérez Brey Editorial.......................................................... 3
www.perezbrey.com
perezbrey@gmail.com
Reseñas........................................................... 4
Consejo Editorial: Los que duermen. Juan Gómez Bárcena............ 5
Vega Pérez Carmena
Noel Pérez Brey Crímenes ejemplares. Max Aub......................... 6
Imágenes: Ensayos........................................................... 8
Portada: Kate Logan
Contraportada: Junkstock / Fuente: Flickr Robert Walser. La grandeza de lo mínimo, por

Contenido: María Flo Sosa/Fuente: Flickr; Reseñas: Alejandro Peña Arroyave.................................... 9
Lady Smirnoff/Fuente: Flickr; Ensayos: Luca Rosatto/
Fuente: Flickr; Creación: Symetric Drussan /Fuente: Salinger, El hombre que ríe y En el bote, por Ig-
Flickr. nacio Muñoz........................................................ 17
Diseño: La prosa de ficción mínima e irónica en México
Noel Pérez Brey (de los ateneístas menores a Juan José Arreola),
por Fernando Corona......................................... 22
Esta revista se edita desde Toledo (España) a través de la si- Creación........................................................ 32
guiente dirección:
www.visorliteraria.com Vecinos, por Manuel López............................... 33
Puede ponerse en contacto con nosotros en la siguiente direc- Buen Provecho, por Javier Adell...................... 35
ción de correo electrónico: El Panteón, por Antonio García Fernández.... 41
visorliteraria@gmail.com
Depreman, por Fabián Ostropolsky.................. 44
Cajas, por Carlos Segovia................................... 49
Todos los textos e imágenes publicados en este número son Sombra, por Irene Beiro.................................... 56
propiedad de sus respectivos autores. Queda, por tanto, prohi-
bida la reproducción total o parcial de los contenidos de esta Bonus, por María Fraile.................................... 60
publicación en cualquier medio sin el consentimiento expreso El negocio del regaliz de palo, por David Caiña
de los mismos. Por otro lado, esta publicación no se respon-
sabiliza de las opiniones o comentarios expresados por los ............................................................................. 61
autores en sus obras.
Colaboraciones.............................................. 70
EDITORIAL

El largo futuro
del relato

La respuesta de los participantes a nuestra convocatoria para el presente núme-


ro desbordó con creces las expectativas con que empezamos, por lo que no podemos
más que agradeceros a todos vuestra colaboración y el interés hacia la revista. Y
es que solo referidos al apartado de Creación, recibimos casi un cuarto de millar
de relatos, a los que sumar, por otra parte, los trabajos presentados a las seccio-
nes de Ensayos y Reseñas asimismo incluidas. Parece obvio, desde luego, el éxito
del cuento entre los creadores y la enorme atracción que el género despierta en el
momento actual.
Al hilo de esta respuesta, me vino a la mente el titular de un reportaje publica-
do hace ya tiempo en El País (escrito por Javier Rodríguez Marcos el 29 de abril
de 2010, para aquellos interesados), llamado «El relato corto se hace grande»; no
puedo estar más de acuerdo con la afirmación.
Es verdad, en cambio, que determinados prejuicios sobre el género continúan
vigentes aun ahora: el cuento no vende, sostendrán algunos, es el entrenamiento
de los debutantes antes de saltar a la novela, o el descanso entre obras de ma-
yor importancia para los consagrados. Cierto es también que, tradicionalmente, Reseñas
el relato corto no ha sido del gusto generalizado del público español, al contrario
de lo que sí ocurría, por ejemplo, en Hispanoamérica (y no hablemos de Estados
Unidos, claro). Sin embargo, el género no solo se ha practicado a lo largo de siglos
en España de manera constante, sino que existen, bien lo indica el citado artículo,
editoriales especializadas, estudios, antologías, multitud de premios dedicados al
cuento (algunos de notable consideración), por no mencionar el extraordinario vi-
gor que el relato corto presenta sin duda en internet.
En este sentido, el interés de los colaboradores por la última convocatoria de
nuestra revista es, como decíamos, la prueba del triunfo y de la inclinación por
el género a día de hoy. El titular del reportaje antes recordado atinaba entonces
de lleno en su valoración: «El relato corto se hace grande», rezaba, y yo añadiría
más: «y se desarrolla con fuerza». Estoy convencido de que aún nos queda mucho
por contar.

Noel Pérez Brey

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RESEÑAS RESEÑAS

Los que duermen latos que nos dan un toque de continua-


ción destacan El regreso, La virgen de
que, a veces, el autor tratase de adoc-
trinarnos, como si nos encontrásemos
recomendable sobre todo para los que
disfrutan del género fantástico, épico (o
Juan Gómez Bárcena los cabellos cortados y El padre funda- ante una especie de fábula modernizada mítico). Bien escrito, con tablas y ta-
dor de Alemania, en los que una ciénaga en la que se nos advierte sobre lo que lento.
Los que duermen (editorial Salto de
oscura oculta en su seno el secreto de está bien y lo que no.
Página) es la primera colección de re-
las creencias en las que se basan dife- En general es un libro interesante y © Anabel Rodríguez
latos de Juan Gómez Bárcena (Santan-
rentes culturas. Sin embargo, otros re-
der, 1984). Licenciado en Teoría de la
latos que parecía fueran a tener mayor
Literatura y Literatura comparada, es
continuidad, de repente desaparecen
autor de varias novelas, la última de
(Cuaderno de bitácora I y II), rompien-
ellas, publicada también por la misma
do esa sensación de plenitud.
editorial, se titula El cielo de Lima y
Distopías futuras habitadas por ro-
trata la relación establecida entre Juan
bots; reyes mitológicos que cabalgan en
Ramón Jiménez y unos jóvenes admi-
el tiempo hacia el futuro y el pasado;
radores peruanos, que llegan a crear a
guerreros mitológicos que abandonan Crímenes ejemplares micida no tiene cuidado de que su delito
sea descubierto. Él es el propio narra-
una admiradora ficticia, para cartearse
con el poeta onubense.
el terreno de batalla para dedicarse a Max Aub dor. Y actúa a las claras, sin traición.
ser mercaderes; mujeres sacrificadas
Los que duermen contiene quince re- Porque el crimen tiene que ser cono-
por adulterio; reinas enamoradas que Crímenes ejemplares es la exposición
latos que se desarrollan en el género cido por el público que debe aprender y
recorren el mundo entero… todas estas de divertidísimos micro relatos, que, en
de lo fantástico y lo épico. Un elemento tomar buen ejemplo. Estos son algunos
historias y muchas más podéis leerlas varias ocasiones, están compuestos por
esencial de estas narraciones es el uso de los motivos: “lo maté por idiota, por
en Los que duermen. Mi relato favori- apenas cinco palabras, por lo que re-
del tiempo que hace el autor: viajes en mal pensado, por necio, por farsante,
to es uno que, dentro de la ficción, pa- quieren del contexto para ser entendi-
el tiempo; paradojas sobre el mismo; por jesuita”. El auténtico crimen es ser
rece aproximarse tanto a la realidad dos. Todo el conjunto constituye la des-
un determinado hecho contemplado no todas estas cosas. El asesinato sirve de
que engaña, se titula Hitler regala una cripción de unos crímenes cómicos por
solo desde puntos de vista de diferentes escarmiento para el individuo que se
ciudad a los judíos y narra como para mediocres, vulgares, ridículos de carác-
personajes, sino desde diferentes lapsos comporta de forma molesta, irritante,
evitar la presión internacional el canci- ter familiar, ramplón y chabacano. No
temporales. Si cargante. Humor negro que acentúa el
ller alemán construye una ciudad falsa existe en ellos la premeditación, ya que
unimos este con- carácter cómico del cuento.
donde envía a montones de judíos para el crimen se comete cuando al asesino
cepto a la rela- La lectura de estos Crímenes ejem-
engañar a los representantes de la Cruz le asalta un arrebato repentino de des-
ción de continui- plares supone una deliciosa actividad
Roja, haciéndoles creer que no existen agrado hacia la víctima. Y sin alevo-
dad que algunos con la que disfrutar de algunos ejemplos
los campos de exterminio. Mientras sía, puesto que el asesino no pretende
relatos guardan en los que se puede ejercer la violencia
leía el relato me parecía estar viendo librarse del castigo por su delito, sim-
entre sí, llega- en la ficción para erradicar de la vida
un documental de la Segunda Guerra plemente no lo considera tal; la víctima
mos a comple- cotidiana aquellas cosas que nos sacan
Mundial, con sus imágenes algo granu- es el verdadero malhechor. Este cam-
tar ciertos gru- que quicio. Crímenes que han paseado
ladas, en blanco y negro, de esas en las bio de papeles constante es una de las
pos narrativos por la mente de cada uno de nosotros en
que los protagonistas siempre parecen características del humorismo de esta
muy interesan- algún momento, (lástima no tener una
ir andando un poco acelerados. El autor obra. El que mata es la víctima y el que
tes, aportando escopeta y salir ahora mismo a la calle,
se adecúa bien al tono y voz de los dife- muere es el verdugo. Junto con otro as-
Los que duermen diferentes pers- abrigada con mi bata azul de lunares
rentes personajes de cada relato, lo que pecto que contribuye al humor, y es la
Juan Gómez Bárcena pectivas sobre blancos y apuntar a esos dos niños que
da idea de su versatilidad. insistencia y regocijo en la explicación
Ed. Salto de Página un mismo tema. no paran de lanzar petardos en la mis-
Un elemento molesto (una sensación de los móviles del crimen. Ésta niega la
Madrid, 2012 Entre estos re- mísima puerta de mi casa) una tenta-
desagradable más bien) es que parece alevosía en el homicidio, ya que el ho-

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RESEÑAS

ción no confesa de ejercer la violencia, den provocar los


contada en clave de humor. otros cuando ac-
Nos encontramos con unos crímenes túan mal, y re-
ficticios admitidos como acciones ho- curre al humor
nestas y necesarias para dar una lec- para convertir
ción al individuo que se comporta in- ese sentimiento
oportunamente. Cuentos en los que el de repulsa en un
narrador-asesino, ejerce su derecho a momento cómi-
protestar y a denunciar aquello que le co.
molesta, fabulando la aniquilación de Cuentos de
los hombres aburridos, mal educados, humor perver-
irritantes, insoportables, impertinentes. so, que desde Crímenes ejemplares
La ironía es el recurso dominante en otra perspectiva Max Aub
estos textos humorísticos, utilizada con causarían en el Thule Ediciones
intención de reprimir un sentimiento lector emocio- Barcelona, 2005
trágico de asqueo, hartazgo y desencan- nes de terror,
to hacia los hombres, de los que dice; espanto, consternación, pero, desde la
“Todos los hombres, por el hecho de disposición de nuestro narrador, lo que
serlo, son unos hijos de puta”. Una vi- provocan es la sonrisa. Resultado muy
sión del ser humano, que surge del trato de agradecer.
frecuente y cotidiano con las personas.
Ironiza para matar ese asco que le pue- © Vega Pérez Carmena Ensayos

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ENSAYOS

Robert Walser. La grandeza de lo mínimo.


por Alejandro Peña Arroyave

Acercamiento
Ante las grandes narrativas y las construcciones del siglo
XIX con su enorme pretensión científica, el siglo XX significa
desde el punto de vista de los hechos la confirmación de la
ilusión de dichas construcciones delatadas ya por el arte y el
pensamiento. El siglo XX es la caída de los grandes relatos
a todo nivel. Pero mientras tantos relatos se concentran en
el desencanto y en la queja tras esa caída (llegando hasta el
máximo del nihilismo en algunos casos) encontramos una na-
rrativa mínima y afirmativa como la de Robert Walser. Sin
duda es una narrativa hija de esa caída, pero que vuelve los
ojos sobre lo real y concreto (desencantado por la razón cientí-
fica y la muerte de Dios) de manera afirmativa; lejos del nihi-
lismo que empieza a gobernar el pensamiento. Esa afirmación
vital de Walser tiene como centro el desinterés por afirmar lo
que no deja de ser ilusión y construcción del hombre, más que
la ingenuidad de un romanticismo anacrónico. La agudeza de
Walser está en volver a lo mínimo de la realidad y afirmar la
existencia reconociéndola sobreabundante en cada una de sus
manifestaciones sin confundirla jamás con las construcciones
perversas de quienes se han empeñado en envenenarla.

1. Una poética de lo cotidiano


No hace falta ver nada extraordinario.
Ya es mucho lo que se ve.
R. Walser
En El hombre sin atributos, Robert Musil afirma lo siguien-
te:
Actualmente, la responsabilidad tiene su punto de gravedad no
ya en el hombre, sino en la concatenación de las cosas. ¿No es
cierto que las experiencias se han independizado del hombre?
Han pasado al teatro, a los libros, a los informes de excavacio-
nes y viajes de investigación (…) Ha surgido un mundo de atri-
butos sin hombre, de experiencias sin quien las viva, como si el
hombre ideal no pudiera vivir privadamente, como si el peso de
la responsabilidad personal se disolviera en un sistema de fór-

9 | visorliteraria.com © Pablo García


Fuente: blogs.lne.es
ENSAYOS ENSAYOS

mulas de posibles significados (Musil Y es tras estos grandes nombres de nes altos de color sorprendentemente butos al escritor esteticista bien puede
1973, p. 183). las letras que hace su aparición el des- finos, se hacen notar espero que tan- ocurrirle que deje atrás lo que quería
Esta afirmación de Musil nos pone conocido Robert Walser con la modestia to como cualquier otra cosa (Walser decir, esto es, la realidad, mucho antes
ante problema central del hombre con- y sencillez que tienen sus propias obras. 2008, p. 11). de encontrarse con ella. La escritura lo
temporáneo en la medida que su vida En La habitación del poeta, Walser ca- Así, la escritura se lleva a cabo desde es todo, pero no al precio de traicionar
se convierte en expresión de una pér- racteriza al escritor como el que está aspectos de libre relación que establece lo real, la maravilla de su aparecer. El
dida que tiene que ver con la forma en en el mundo al modo de un cazador, la mirada entre aquellas cosas que apa- lugar de esta escritura es más bien el
que se relaciona consigo mismo y con “una especie de Ojo de Halcón que vive recen ante el caminante. Como el pa- no lugar de lo que se deja de lado donde,
la existencia. En efecto, el drama del permanentemente a la caza. Acecha los seo, la escritura es concebida por Wal- sin embargo, resplandecen las verda-
hombre del siglo XX (y mucho más del acontecimientos, persigue las rarezas ser como lo que se da y se realiza por des humanas. Como bien lo dice Luigi
nuestro, naturalmente), consiste en que del mundo, busca lo extraordinario y sí mismo, es decir, sin un propósito de- Amara:
cada vez le suceden más cosas pero no verdadero” (Walser, 2005, p. 25). Wal- terminado. El escritor es un vagabundo, con una ironía constante –más val-
encuentra cómo relacionarse con eso ser da importancia a la concentración un errante que contempla y lleva al pa- dría decir, con desparpajo–, Walser se
que le sucede. El exceso de experien- de la mirada del escritor y al aguzar en pel aquello que llama su atención. Pero interesa por las cosas sencillas, ordi-
cia no le permite tener una auténtica general todos sus sentidos hacia lo ex- no es sólo lo que llame su atención, es narias, fugaces; por esa concatenación
experiencia del mundo. Esto se pone traordinario. Pero al buscar lo extraor- preferiblemente, lo sencillo, aquello de imprevista de minucias que a causa
de manifiesto en la falta de comunica- dinario sobre lo que el mismo Walser lo que nadie se ocupa. Se dice que Wal- de su fluir y evanescencia invocan una
ción o comunicabilidad de la experien- pide escribir, en su obra hallamos la es- ser no corregía lo que escribía, ya que, mirada igualmente inestable y con-
cia. Como lo dice Benjamin, ya nadie al critura desde y hacia la sencillez y coti- como lo señala Benjamin, “escribir y no traria a toda pedantería; una mirada
morir dice una frase célebre1. Es decir, dianidad de la existencia; lo extraordi- corregir lo que se ha escrito es la combi- que las haga brillar por unos segun-
no hay una verdadera aprehensión de la nario es entonces lo más cercano, pero nación más acabada de la carencia ex- dos para dejarlas después perderse,
experiencia vital. El siglo XX, siguien- paradójicamente alejado por la preten- trema de intención y, al mismo tiempo, irremediablemente, abismadas en su
do los ideales de la Ilustración, deposi- sión de grandeza. Es en ese sentido que la intención suprema” (Benjamin 2007, futilidad, hundiéndose en la corriente
tó en el hombre grandes esperanzas y el hombre se ha convertido en un ex- 332). Es la intención suprema porque del hábito que todo lo enmohece y de-
por lo tanto grandes responsabilidades. traño para sí mismo, es desde esa com- quien ve la realidad quiere describirla grada (Amara 2006, p. 71).
El hombre debía ponerse a la altura de prensión que Walser pide que el escritor y no traicionarla en la corrección. La
retome lo sencillo, pues es allí donde El lugar de la escritura de Walser es,
una idea construida de lo humano, de escritura cumple según Walser la tarea
está lo importante para la creación y como el de la vida humana, la fugaci-
la dignidad y grandiosidad reclamada suprema cuando no se pone por encima
para la existencia. Walser asume la ta- dad y lo azaroso. En un estilo que, apa-
por él hombre para sí mismo. Pero los de la realidad que nombra en el ocul-
rea de escribir como se toma un paseo. rentemente, hace pensar en un anacró-
métodos para conocer el mundo y al to esteticismo de la infinita corrección.
Y es justamente en El paseo, el corto nico romanticismo, Walser afirma sin
hombre en él, es decir, la ciencia mo- La escritura, como la concepción del
relato de un escritor (el propio Walser), más la existencia y su crítica a la época
derna, pusieron una distancia enorme hombre en Walser, tiene que ver con la
que sale a caminar, donde encontramos la hace de manera sutil pero profunda,
entre el mundo y el hombre y todavía ausencia de pretensión; “al diablo con
lo extraordinario que debe atender el diciendo más con el todo de sus perso-
más, entre éste y él mismo2. Esta situa- el ansia miserable de parecer más de
escritor y comunicarlo. najes que con las reflexiones que éstos
ción de extravío, si bien ya había sido lo que se es” (Walser 2008, p. 19). Y es
puedan construir. Walser crea persona-
puesta en cuestión por pensadores como Chiquillos y chiquillas corretean al sol desde allí que se construye en Walser
jes que van a contracorriente y son una
Nietzsche, es retomada ante todo por la libres y sin freno (…) un perro se re- la escritura como paseo que no lleva a
refutación y crítica andantes de la épo-
literatura del siglo XX, con escritores fresca en el agua de la fuente. Golon- ninguna parte porque se emparenta con
ca. Walser da a la escritura la modesta
como el citado Musil, Kafka, Beckett, drinas, me parece, trisan en el cielo la realidad humana más que con la ri-
tarea de señalar lo sencillo que capta
Pessoa (ante todo en El libro de desaso- azul. Una o dos damas elegantes, con dícula pretensión de alcanzar algo. Así
el escritor sin mayores pretensiones de
siego), Handke, Bernhard… faldas asombrosamente cortas y boti- como el hombre ocupado en sus atri-
lograr con ello abarcarlo todo, pues su

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ENSAYOS

tarea es la fragmentario, el ángulo de mundo que se tiene ante


los ojos. Por ello aunque crea novelas de mediana extensión,
Walser es ante todo escritor de relatos brevísimos que son como
apariciones fugaces de realidad que indican la sobreabundancia
de la que salen y hacia donde señalan. Lugar desde el cual el
escritor “intuye cosas que ni su majestad el káiser, desde sus
alturas, es capaz de vislumbrar” (Walser 2005, p. 25).

2. Jacob von Gunten. Las alternativas del antihéroe


Walser tiene la suficiente lucidez para, en una época en que
se pide al hombre un cúmulo de responsabilidades y se le carga
con los mayores pesos, sustraerse a esto y volver sus ojos hacia
lo sencillo, más aún, hacia la negación de los valores de la pro-
pia época. Es en este panorama de disolución de sí mismo que
se halla su relato Jacob von Gunten. Éste es un joven cuya úni-
ca pretensión es desvanecer toda aspiración que tenga que ver
con las tareas de la época. Jacob no tiene ninguna aspiración.
Por ello ingresa en el Instituto Benjamenta, una escuela donde,
dice Jacob, “la enseñanza que nos imparten consiste básica-
mente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades
que prometen escaso o ningún éxito” (Walser 1998, p. 9). Jacob
procede de una familia acomodada de la que sólo habla con su
hermano Johann, que tiene aspiraciones y ha conseguido una
posición en una época en que “sólo el dinero no se ha echado a
perder, todo el resto sí. Todo, absolutamente todo está corrom-
pido, demediado, desprovisto de gracia y esplendor” (Walser
1998, p. 54). Jacob tiene la suficiente comprensión de la época
como para sustraerse de la manera más discreta posible y pro-
seguir con la existencia aun con la conciencia de nulidad propia
y de las pretensiones del hombre.
Su ingreso en la escuela de criados se debe a su aspiración
de no aspirar, es decir, a su interés por anularse como instru-
mento de negación de la propia época. “De algo estoy seguro: el
día de mañana seré un encantador cero a la izquierda, redon-
do como una bola” (Walser 1998, p. 10). Jacob posee una alta
conciencia de la naturaleza de la época y sabe de lo que ésta
exige como modelo de progreso y elevación, es decir, una época
en que el sujeto debe construirse en esos ideales. Pero, como lo
dirá Musil, con El hombre sin atributos, hay muchos atributos
pero les falta un sujeto que esté a su altura3. Jacob prefiere la
subordinación, mantenerse en lo bajo y tender hacia la abolición

Fuente: www.nmbiel.ch visorliteraria.com | 14


ENSAYOS ENSAYOS

de sí mismo, pues como dice el propio ser 1998, p. 82). Jacob se va al desierto 93, 70-73. ---, Diarios I, Barcelona: Debolsillo,
Walser en una carta a su amigo Chris- con la plena conciencia de corresponder Benjamin, Walter, Iluminaciones IV, 2004.
tian Morgenstern, “es tan hermoso no así a la necesidad de desaparecer, aun Madrid: Taurus, 1991. Walser, Robert, Jacob von Gunten, Ma
ser nada, es mucho más apasionante siendo. “Y si yo me estrellase y perdiese ---, Robert Walser, en Obras. Libro II. drid: Ediciones Siruela, 1998
que ser algo” (Echte, 2005, p. 109). Y es ¿qué se rompería y perdería? Un cero. Vol. I, Madrid: Abada, 2007. ---, La habitación del poeta, Madrid:
desde esa pretensión de nulidad que Ja- Yo, individuo aislado, no soy más que Echte, Bernhard, Epílogo. La habitación Ediciones Siruela, 2005.
cob contempla el transcurso de nuestro un cero a la izquierda” (Walser 1998, del poeta. Por Walser, Robert, Ma- ---, El paseo, Madrid: Ediciones Sirue
tiempo, sabiendo que tenemos ante los p. 126). Jacob se marcha al desierto en drid: Ediciones Siruela: 2005. 107-116. la, 2008.
ojos la decadencia pero sin dramatizar el buscado anonimato dejando, como Musil, Robert, El hombre sin atributos
ante eso. “Acepto mi época tal cual es, Walser, señalado el camino para tantos I, Madrid: Seix Barral, 1973.
reservándome sólo el derecho a hacer personajes minúsculos, pero grandiosos,
mis observaciones en silencio” (Walser antihéroes de los que, para regocijo de
1998, p. 56). Y son estas observaciones la inteligencia, está llena la literatura
las que le llevan al Instituto Benjamen- del siglo XX4.
ta donde se prepara para no ser nada. Alejandro Peña Arroyave (Yarumal, Antioquia, Colombia, 1982). Filósofo
Jacob, luego que todos sus compa- Notas de la Universidad de Antioquia con una tesis sobre Sören Kierkegaard y la estética
ñeros consiguen empleo decide irse al (1) Benjamin, Walter. El narrador. En del Romanticismo alemán. Ponente el diversos congresos de filosofía y literatura.
desierto con el señor Benjamenta, que Iluminaciones IV. Madrid, Taurus. 1991. Actualmente estudiante del Doctorado en Filosofía de la Universidad del Salvador,
ahora no tiene alumnos. Y esto lo hace (2) A este respecto de la pérdida de la Buenos Aires (Argentina) con una investigación sobre la melancolía en el pensa-
en consecuencia de su pretensión de experiencia y el extravío de la tradición miento de Sören Kierkegaard.
anularse. Así, aunque no sea el propó- filosófica y científica, es muy significa-
sito, se opone como ser insignificante tivo lo dicho por Giorgio Agamben en
ante un mundo, con su hermano a la Infancia e historia. Ante todo en el ca-
cabeza, que impone justamente la obli- pítulo IV.
gación de lucir y encaminarse hacia lo (3) La referencia a Musil no es casual,
establecido como elevado y deseable; hay una gran influencia de Walser en
un estatus, unos logros intelectuales, Musil, como éste mismo lo admite. Cfr.
económicos, reconocimiento, poder (…), Musil (2004, p. 515).
todo lo que no es Jacob, pues él sabe, y (4) Y es en este sentido de la construc-
es lo que transmite en el Diario en que ción de personajes insignificantes como
cuenta su vida, que tales atributos son expresión encarnada de una crítica a la
una construcción que aleja al individuo época y a las pretensiones del hombre,
del corazón de la existencia. Pero en que habría que mirar la influencia de
esa debilidad y anulación de Jacob hay Walser en la literatura del siglo XX en
una paradójica autosuficiencia que le autores como los citados más arriba.
señala precisamente al hombre común
lo ilusorio de su arsenal de atributos en Bibliografía
los que tiene que atrincherarse para ser.
Para Jacob vale más como lugar de la Agamben, Giorgio, Infancia e Historia,
existencia la errancia y la atención a lo Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2007.
sencillo, pues “es en lo cotidiano donde Amara, Luigi, Robert Walser o la escri
residen las verdades auténticas” (Wal- tura como paseo, Letras Libres, 2006,

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ENSAYOS

Salinger, El hombre que ción con Mary.


El protago-
ríe y En el bote nista de su his-
por Ignacio Muñoz
toria comparte
características,
aunque sean de
El hombre que ríe y En el bote fueron
orden simbóli-
publicados en 1949 en The New Yorker
co, con su au-
y Harper’s respectivamente. En ellos
tor: “el Jefe”,
Salinger coloca, al igual que en gran
según el co-
parte de su corpus, a niños en el centro
manche que lo
del relato. Por un lado ilustra cómo se
describe, posee
altera la percepción que sus personajes
“múltiples vir-
tienen del mundo y por otro la forma en
tudes y méri-
que los adultos mantienen, o intentan
tos” y es “una
mantener, su pureza, su ingenuidad.
persona me-
En lo que Paul Levine define como “el
morable desde
culto a la inocencia” el autor, a través
cualquier pun-
de Lionel Tannenbaum y el niño-narra-
to de vista”,
dor de los “Comanches”, expone cómo
y cada uno de
la conducta de los adultos y las relacio-
los niños “lo
nes entre ellos, consciente o inconscien-
quería y respe-
temente influyen en la vida de los niños
taba”, sin em-
y provocan una paulatina pérdida de su
bargo, “era un
inocencia.
tipo bajito (…)
En El hombre que ríe se observa no-
nariz grande
toriamente cómo la relación entre Ged-
y carnosa (…)
sudski y Mary Hudson altera, primero
hombros estre-
al relato que narra “el Jefe” y, como
chos y caídos”;
consecuencia, a los Comanches (y por
el “hombre que
ende el vínculo que Gedsudski tiene con de respeto y admiración. Ya sea como único descendiente legítimo del "hom-
ríe” es una persona que se ganó un “lu-
ellos). narrador en tercera persona durante la bre que ríe”.
gar especialmente destacado en el co-
La narración que Gedsudski empren- historia del “hombre que ríe” o en pri- Sin embargo, a pesar de la admira-
razón de los hombres” gracias a “su
de al inicio o al término de cada viaje en mera persona durante el relato princi- ción que todos los niños le profesan, la
especial afición al juego limpio”, pero
autobús es el único contacto, más allá pal, el Comanche enaltece la lealtad y única forma en la que Gedsudski se co-
durante un rapto en su niñez sufrió una
de las actividades deportivas, que tiene la benevolencia tanto en Gedsudski (un munica con los comanches es a través
mutilación en su rostro, y se ve obligado
con los comanches. A través de ella rea- experto en primeros auxilios, árbitro de “el hombre que ríe”. Cada vez (ex-
a cubrírselo con una máscara roja, para
liza una suerte de catarsis sobre su vida imparcial, respetado y querido por to- cepto cuando pregunta por la fotografía
solo quitársela cuando está acompañado
y sus relaciones que al mismo tiempo dos) como en el “hombre que ríe” (un de Mary en el autobús) que el niño in-
de animales, quienes “no lo considera-
funciona como un entretenimiento para “héroe” dentro de su vida criminal, tenta hablarle, lo ignora, evita sus pre-
ban feo”.
los niños y que finaliza repentinamente, amigo de los indefensos y respetado por guntas, le ordena que “cerrara el pico”
El niño-narrador, al igual que sus
al mismo tiempo, al igual que su rela- los hombres) y se autodenomina “el o en el momento en que señala que no
compañeros considera a ambos dignos

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ENSAYOS ENSAYOS

necesita que Mary juegue le contesta con sino que, a pesar de que existe un mal- mento en que arroja la mascara de su dad del mundo de los adultos”.
un “qué mierda era eso de que no nece- entendido en cuanto a la palabra moi- tío, hermano de su madre , o lanza su Esta es la causa de su fuga (o quizás
sitaba a nadie que hiciera de centro”. Lo she, él comprende que Sandra insulta a propio llavero). Asimismo, la historia de las fugas) de Lionel, el lento descu-
mismo sucede con Mary, que ante las su padre y es esto lo que lo atormenta. de la “Vicealmirante” es otro ejemplo brimiento, a temprana edad por cier-
preguntas que el niño hace en su ultima A pesar de la aparente costumbre de de este enunciado. Boo Boo esta al tan- to, del mundo “falso” de los adultos. Su
aparición solo responde: “-Déjame (…) Lionel de fugarse de su hogar, Boo Boo to que atacar a su hijo y castigarlo por reacción, en su caso, es escapar (en el
Por favor, déjame”. parece especialmente preocupada por huir sería “destruir su espíritu”, gra- sentido más literal) de la falsedad, hu-
Quizás la máscara que “el Jefe” se ve su escape al bote. Necesita presentarse cias a esto intenta ingresar en el bote y yendo físicamente de los lugares “fal-
obligado a utilizar con Mary y de la que como “la Vicealmirante Tannenbaum” junto a esto poder ingresar en los sen- sos” en que convive con los adultos (en
sólo se desprende en compañía de los para iniciar la conversación, confiesa timientos de su hijo. Esto lo hace por este caso la casa donde vive Sandra, su
Comanches es la causa de su ruptura que su hijo “es un poco demasiado com- intermedio de un cuento, un relato que padre y su madre).
amorosa y de su decisión de acabar con plicado” para ella y “le resulta(ba) bas- cumple la función de distraer a Lionel Sin embargo, da muestras de que su
la vida de su alter ego. tante dificultoso mantener su vista fija y entretenerlo mientras indirectamente desconfianza y su desilusión todavía no
De esta forma, el niño recibe infor- en Lionel”. logra conocer el propósito oculto detrás han llegado a concretarse. Es el caso
mación de los adultos que lo rodean solo Salinger asigna a Boo Boo caracte- de su huida. de sus huidas en la ciudad, donde es-
por lo que ve y observa de ellos (o en el rísticas similares a Gedsudski de El Durante todo el relato se hacen pre- peraba a su padre para decirle adiós o
caso de Gedsudski por “el hombre que hombre que ríe, la describe como “una sentes dificultades de percepción y co- en el bote donde, al principio, no cree la
ríe”) ya que a la hora de intentar comu- chica menuda, prácticamente sin ca- municación. Estos se dan entre Sandra historia de su madre pero luego del “to-
nicarse no es oído ni tomado en serio. deras, de veinticinco años, con un pelo y la Sra. Snell, quien, escuchando las que del clarín” comienza a interesarse
En este relato, utilizando la categoría sin personalidad, incoloro, quebradizo, quejas de la criada, parece solo preo- y permite que la conversación lleve a
que French aplica en el capitulo II sobre recogido detrás de las orejas, que eran cupada por la temperatura del té y la que relate la causa de su fuga.
el cuento Uncle Wiggily in Connecticut muy grandes” y con una “falta gene- llegada de su ómnibus: “-Usted no tiene De esta forma se aprecia lo que en la
(donde afirma que en ese relato “gana” ral de belleza”, pero por otro lado, es problemas, usted vive aquí todo el año. introducción a este ensayo llamamos el
el mundo falso), en este cuento ocurre una “chica apabullante y definitiva”. Tiene aquí su vida social y todo eso. A intento de conservación de la inocencia,
lo mismo. El indicio más acertado de Esto cumple con otro de los temas que usted no le importa. -Voy a tomar este la pureza o lo “bueno” del niño que se
esto es la última escena, el castañeteo Salinger suele presentar en sus relatos: té aunque me muera”; entre Sandra ve amenazado constantemente por el
de dientes del niño ante la visión de la el hecho de que la belleza exterior y la y Lionel y el insulto malentendido que mundo adulto. Cosa que en este relato
mascara roja en el farol: nunca nada interior no suelen darse juntas y la con- desemboca en la huída del niño (moi- se concreta, ya que Lionel en el final
volverá a ser como antes del “hombre ciencia de un mundo insensible que pro- she-moisés o kike-kite), es decir, lo que del cuento, luego de su encuentro con la
que ríe”, su visión del mundo se ve per- duce que los seres humanos hermosos y la criada dice y quiere ocultar o mante- hipocresía de los adultos y su posterior
turbada por la experiencia que vivió con vacíos prosperen. ner en silencio; entre Lionel y Boo Boo y conversación con su madre, vuelve a ser
los adultos que inconscientemente, le En este caso, Boo Boo forma parte de la incapacidad de su madre para enten- el que suponemos que era antes de este
revelaron el mundo “falso”. lo que French llama “los adultos (cuya der lo que su hijo dice (y por supuesto la incidente, ya que recupera su ánimo y
En el bote introduce la relación entre preocupación principal) constituye el dificultad del niño para hablar), donde corre una carrera hasta la casa con su
Boo Boo Glass y su hijo Lionel de 4 años, ayudar a estos animalitos impetuosos a necesita comunicarse con él a través de madre. Al contrario del niño comanche
donde la madre intenta mantener a su convertirse en seres humanos decentes, un personaje para llegar a saber por qué de El hombre que ríe que se ve comple-
hijo lejos de la “falsedad” del mundo de sin recurrir a tácticas represivas que escapa de la casa. tamente desamparado ante frustrante
los adultos. destruirían su espíritu”. Esto se apre- Este relato es un ejemplo de lo que experiencia, Lionel tiene un adulto que
La pena de Lionel no proviene, como cia, por ejemplo, en la forma tan se- Warren French manifiesta en su intro- le permite ver que existe otro mundo
sostiene French, de su supuesto estado rena en la que se dirige todo el tiempo ducción al capitulo VII de su libro: “La aparte del que observa en Sandra.
de “victima” debido a su “incapacidad a su hijo, a pesar de que éste realiza reacción del niño o del adolescente ante Ambos cuentos comparten diversos
de entender el lenguaje de los adultos” acciones que la hieren (como el mo- la desilusionante revelación de la false- puntos: primero, los adultos (y las rela-

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ENSAYOS ENSAYOS

ciones que tienen) que genera la falsedad En el segundo se aprecia por un lado
que rodea y amenaza (y a veces pene- cómo un descuido de los adultos podría
tra) a lo “bueno” que los niños poseen; hacer perder al niño la inocencia, pero
segundo, la incapacidad de convivencia por el otro, también se representa como
de belleza interna y externa en las ca- podría ganar el “mundo bueno”.
racterísticas que el escritor otorga a los
personajes adultos principales (Gedsus- Bibliografía
dki y Boo Boo Glass) y por último la French, Warren, J.D Salinger, Buenos
falta de comunicación y problemas de Aires: Los libros del mirasol, 1969.
percepción, a pesar de los intentos, en- J.D Salinger, Nine Stories, Nueva York:
tre niños y adultos. Little, Brown and Co., 2001.
Cada uno de los cuentos analizados William F. Belcher, James Ward Lee
plantea dos puntos de vista distintos de (Ed.), J.D Salinger and the critics,
un mismo tema. El primero aborda la California: Wadsworth Publishing,
pérdida de por lo menos una parte del 1962.
mundo “bueno”, y la desilusionante re-
velación del mundo “falso” de manera
repentina.
Fuente: cvc.cervantes.es

Ignacio Muñoz (Argentina). Es escritor y escribe críticas literarias y de cine


en su blog Fake Aletheia. Actualmente estudia la carrera de Licenciatura en Le- La prosa de ficción míni- sus emociones”; en 1924, Alfonso Reyes
publica en Madrid su libro Calendario,
tras por la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Sus ensayos y reseñas ma e irónica en México
han sido publicadas en revistas literarias de su país y de México. del cual tomo el relato breve “Roman-
(de los ateneístas menores a ce viejo”1; por último, en 1959 se pu-
Juan José Arreola) blica Bestiario, de Arreola –editado ya
por Fernando Corona en 1958 como Punta de Plata–, del que
elijo el micro-relato “Los monos”.
La revisión de estas piezas narrati-
Tres relatos breves conforman el vas muestra la genialidad de Juan José
análisis de este ensayo desde dos ver- Arreola como maestro de una ficción
tientes: la de los dos autores más jó- breve e irónica con sus precedentes en
venes del Ateneo de la Juventud (des- el par de ateneístas. Los tres cuentos
pués Ateneo de México), Alfonso Reyes ofrecen un rasgo común: cuestionan la
y Julio Torri, y la de Juan José Arreola. condición humana –Reyes y Torri, en
Entre ambas etapas transcurren trein- cuanto a la búsqueda de la dicha, divina
ta y cuatro años: en 1917 aparece el li- o no, la cual desatiende y desampara;
bro Ensayos y poemas, de Julio Torri, en el caso de Arreola, en cuanto a la
del cual extraigo la prosa (quizá más actitud del hombre en la creación–.
poética que narrativa) “El mal actor de En las tres narraciones se observa

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ENSAYOS ENSAYOS

diferente tratamiento y distinta pro- orientales, mientras que en Reyes ve- Arreola por la fábula. ter proteico: las ideas y las condiciones
yección. En la prosa de Torri un hom- mos un tratamiento autobiográfico –di- Zavala cita a la venezolana Violeta de los personajes cambian. En Torri, el
bre llega trabajosamente a cierta mon- ficultades revolucionarias, exilio y vuel- Rojo, quien llama minicuento a la na- hombre debe cambiar de postura ante
taña donde mora un viejo ermitaño, ta a la patria–. Arreola, por su parte, rrativa que tenga “brevedad extrema; los hombres (al ser mal actor de sus
quien siete años atrás le había dado un remite a un ambiente fabulesco en que economía de lenguaje; juegos de pala- emociones); en Reyes, el individuo que
consejo que le había reportado soledad los animales enseñan a los hombres bras; representación de situaciones es- había salido de su tierra buscando a
y rechazo de parte de los hombres; una óptica y una actitud que denuncia. tereotipadas que exigen la participación Dios, debe regresar con espinas en el
ante esto, el ermitaño besa tres veces Las tres narraciones muestran un fe- del lector, y carácter proteico”. Para corazón; en Arreola, los monos son los
la frente del visitante y, sonriendo, le nómeno particular unificador: la sorna esto plantea dos modalidades: hibrida- que miran al hombre con sarcasmo y
recomienda encubrir a los hombres el con la que el hombre se queja ante las ción de la narrativa con otros géneros pena desde sus jaulas al vernos tan in-
amor y disimular sus pasiones, puesto fuerzas que rigen por encima de su con- literarios o extraliterarios, “en cuyo feriores. Gracias a Zavala, sumamos a
que es un mal actor de sus emociones. dición mortal. caso la dimensión narrativa es la do- los cuentos ultracortos otros elementos:
En el cuento de Reyes, un hombre sale Justamente en esta sorna, aunada a minante”, y la hibridación con géneros técnicas de intertextualidad, clases de
de su tierra para ir a servir a Dios; en la brevedad y al interior de la ficción arcaicos o desaparecidos (fábula, afo- metaficción, ambigüedades semánticas,
el transcurso de los acontecimientos, el que se presentan, está la clave de la rismo, alegoría, parábola, proverbios y formas de humor y de ironía; pero el
hombre sufre una inundación, la pér- ficción narrativa: mientras más corta mitos), “con los cuales se establece una básico y dominante es la naturaleza na-
dida de su casa, su huerta y sus caba- sea, más sorpresiva y contundente es su relación paródica”. El ejemplo para- rrativa, que marca la diferencia funda-
llerizas, la dispersión de su familia, la ironía. Como una estampa que contu- digmático para ella es "El dinosaurio" mental entre un minitexto y un mini-
revolución, la muerte de un ser queri- viera la imagen antitética de un acon- (1959), de Augusto Monterroso. cuento (“un texto ultracorto, pero no un
do; luego cruza el mar, tiene dificulta- tecimiento en un golpe de vista, así la Los tres cuentos aquí revisados no cuento ultracorto”).
des para alimentarse, ve desatarse una microficción sería el lugar idóneo para pasan de una página (el de Arreola, in- Hay que agregar también que el ele-
guerra de cuatro años y deriva hacia el reflejar en un instante una paradoja y cluso, no pasa del párrafo). El lengua- mento propiamente literario en ambas
sur; todo lo cual termina en la pregunta una queja, cuidando para ello también je en ellos no tiene la menor afectación formas mínimas de la narrativa es la
de qué es eso que le punza y brota, cues- el estilo, que en el caso del cuento no ni rebuscamiento. En cuanto al carác- ambigüedad semántica, “producida,
tionamiento que da por respuesta: las puede prescindir de ciertos elementos ter lúdico de las palabras, expresiones fundamentalmente, por la presencia de
primeras espinas del corazón. Final- poéticos que no van en desmedro del como “Y llegó a la montaña donde mo- un final sorpresivo o enigmático, que
mente, en el micro-relato de Arreola relato, sino que le confieren riqueza en raba el anciano” (de Torri), “Yo salí de exige la participación activa del lec-
asistimos a una ficción remontada mi- imagen y fluidez. mi tierra, hará tantos años, para ir a tor para completar el sentido del texto
lenios atrás, en la cual los monos deci- En el texto “El cuento ultracorto bajo servir a Dios” (de Reyes), y “Ya muchos desde su propio contexto de lectura”. Y
den “acerca de su destino oponiéndose a el microscopio”2, Lauro Zavala define milenios antes (¿cuántos?), los monos los tres cuentos tratados en este ensayo
la tentación de ser hombres”, evitando como ultracorto “a todo cuento cuya decidieron acerca de su destino oponién- cumplen a cabalidad con estas condi-
la empresa racional y continuando en extensión no rebasa las 200 palabras” dose a la tentación de ser hombres” (de ciones.
el paraíso como caricaturas obscenas y y señala que existe una gran diversidad Arreola), con las cuales inician los re- En relación con las posibles influen-
libres a su modo; no obstante, a final de formas de hibridación genérica, lo latos, nos introducen inmediatamente cias establecidas entre los ateneístas y
de cuentas somos nosotros, los seres cual hace que el cuento brevísimo se en- en lo narrado como si nos hubiéramos Arreola, consideremos –con el propio
humanos, quienes los vemos ahora en tremezcle o confunda con géneros como perdido de algo y debiéramos enterar- Zavala– a los principales cultivadores
el zoológico, “como un espejo depresi- la crónica, el ensayo, el poema en prosa nos enseguida de ello. del cuento breve en México antes de
vo: nos miran con sarcasmo y con pena, y la viñeta, así como otros extralitera- Las situaciones estereotipadas de los 1956, “fecha de publicación de la Bre-
porque seguimos observando su conduc- rios. Esto ayuda a entender los alcances relatos permiten comprobar que están ve historia del cuento mexicano de Luis
ta animal”. de los tres cuentos referidos: el de Torri dentro de las consideraciones del cuen- Leal”: Carlos Díaz Dufoo II, Julio Torri,
El texto de Torri se presenta como se inclina sobre todo por la parábola, to ultracorto. Más aun, son ejempla- Alfonso Reyes, Octavio Paz, Mariano
una ficción al estilo de las parábolas el de Reyes por la autobiografía y el de res, pues también contienen un carác- Silva y Aceves, Genaro Estrada, Juan

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ENSAYOS

inmediatamente la llegó a reprender en forma más severa


sustancia de lo leí- que mi propio padre, y a proteger eco-
do y decía algo ful- nómicamente en momentos muy difíci-
gurante y perfecto. les. Quiero decir, en otras palabras, que
Ahora es un escritor fui becario de El Colegio de México. […]
maduro. Algunas de En el Colegio –prosigue– trabé amistad
sus páginas en prosa con un grupo de escritores, más o me-
son de las mejores nos de mi edad, con los cuales compartí
que se han escrito una etapa muy importante de mi vida,
actualmente entre etapa que aparece en ciertos textos, en-
nosotros”. tre burlones y eruditos, de Varia inven-
Alfonso Reyes se ción”.
convirtió pronto en No hubiera sido raro, pues, que Reyes
figura señera de los hubiese marcado una huella indeleble
ateneístas, pese a su tanto en su compañero Torri como en su
juventud, y varios lo protegido Arreola. En este contexto, una
tomaron como guía de las cercanías personales y literarias
intelectual. No hu- más atractivas para la crítica y los lec-
biera sido raro que tores es la que pudiese haber marcado
el joven Alfonso, el cuentista Jorge Luis Borges. En defi-
además de generar nitiva, esta influencia no se extiende a
deslumbramiento Torri, pero sí a Arreola, en virtud de la
en el benjamín Torri amistad que hubo entre Reyes y Borges
en cuanto a su eru- en los años previos a la amistad de Re-
dición y su enfoque yes con Arreola, el cual es muy claro,
crítico, también le de nuevo ante las preguntas acucian-
aportara rasgos en tes de Carballo: “Alguien llegó a decir
favor de su narra- que yo era diferente de Borges porque
tiva, como pudo ha- mi obra carece de contenido metafísico.
ber sido el manejo No estoy de acuerdo: la metafísica de
José Arreola, Juan Rulfo. Al final de derivó en estudio conjunto, expansión del haiku. En sentido contrario, Alfonso Borges es una ilusión óptica. Borges, a
este listado, Zavala afirma: “Habría de los sentidos y la inteligencia, reu- Reyes llegó a decir, en 19415, que “el quien quiero y respeto, es un escritor to-
que añadir que de todos estos escritores niones semanales en el Ateneo y en la cuento, en manos de Torri, se hacía crí- talmente posible. […] Borges representa
sólo Paz y Reyes llegaron a practicar biblioteca de Antonio Caso, paseos ves- tico y extravagante”. las posibilidades de la inteligencia, de lo
directamente la escritura del haiku”. pertinos. Torri comenta en la entre- Arreola, allá por el año 1950, había que puede hacer la inteligencia lúdica-
¿Qué tanto habrá influido Reyes en vista4 que Reyes era, en esa época: “un conocido a Alfonso Reyes, como tam- mente y paso a paso”7.
su congénere Torri y en Arreola? En el poco, niño prodigio. Nos deslumbraba bién le relata a Emmanuel Carballo6: Brian L. Price8 opina que Borges es
caso de Julio, sabemos por la entrevis- su magia, sus enormes cualidades na- “Rodeado de un grupo de amigos, conocí –a decir de Guillermo Cabrera– “una
ta que le hizo Emmanuel Carballo3 que, turales. En la biblioteca de Caso […] se a don Alfonso Reyes, quien me protegió literatura (…) leída, recibida, rechaza-
durante los años iniciales del “ateneís- leían obras como la Crítica de la razón y dispensó uno de los géneros de amis- da, emulada y alterada tanto en Lati-
mo”, vivía con Pedro Henríquez Ureña pura de Kant, los Diálogos de Platón, tad más hermosos que pueda existir: el noamérica como en el resto del occi-
y era vecino de Alfonso Reyes, lo cual el teatro de Eurípides. Alfonso captaba de la amistad paternal. Don Alfonso me dente, pero en ningún país tanto como

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ENSAYOS ENSAYOS

en México”. Agrega que fue a partir del interesantes como primera hipótesis de tres autores aquí analizados: la brevísi- que el mismo escribió apuntes, narra-
movimiento expresionista, con autores encuesta: El realismo y lo fantástico, ma ficción irónica. ciones cortas u ocurrencias en las obras
como Rulfo y Arreola, que la cuentís- dos moradas prismáticas, y aparente- Ya he comentado las posibles in- Cartones de Madrid, El suicida, A lápiz,
tica mexicana bebió de las fuentes bor- mente opuestas, de lo real, cargadas fluencias que aportaron los ateneístas a Calendario y Árbol de pólvora. Inclu-
geanas de manera significativa, “apro- una y otra de intenciones y significacio- Arreola, pero a lo escrito hay que su- so comenta que Reyes se valía de chis-
piando para sí la infatigable meditación nes”. mar la voz de Beatriz Espejo, quien en tes callejeros elevados hasta la poesía,
metafísica, la desconfianza del lengua- Así, Juan José Arreola se muestra un ensayo “El minicuento y sus mis- “gracias a su sentido musical y a sus
je, la exaltación del hombre margina- en su época tal como lo juzga Marco terios”14, menciona que “fueron los es- admirables ritmos sintácticos”.
do y la crítica irónica de instituciones Leyva: “como un juglar que supo ha- critores que conformaron el Ateneo de Por si fuera poco, Beatriz Espejo
sociales”. cer de los malabares verbales, trucos la Juventud quienes circularon libros se vale también del de Julio Torri, de
Para Price, la obra de Borges penetra y las noticias del imposible, su mejor ejemplares de las vanguardias euro- quien afirma que “propagó entusiasta-
en el imaginario mexicano en los años oficio; contaba o cantaba con un esmero peas e instauraron en México, con una mente Gaspard de la nuit” –de Aloysius
cuarenta. Augusto Monterroso, quien artesanal, cada una de sus historias”12. jerarquía fuera de serie, el ensayo bre- Bertrand– “no sólo durante una década,
representa el auge mayor del cuento En efecto, la intención de Arreola con- ve y el poema en prosa”. Para argu- según se ha dicho, sino a lo largo de cin-
ultracorto, afirmó aluna vez que “de- sistía sobretodo en trabajar la materia mentar dicha aseveración, comenta que cuenta años en sus clases de la Facul-
bemos a Borges el habernos devuelto, del lenguaje: “violentar las palabras, los ensayistas tuvieron por modelos a tad de Filosofía y Letras”. En cuanto a
a través de sus viajes por el inglés y el ponerlas en predicamento para que ex- los ingleses Lamb, Stevenson, Wilde y su carácter, afirma: “Su temperamento
alemán, la fe en las posibilidades del presen más de lo que expresan... Para el norteamericano Emerson, del siglo irónico y contrastante lo hizo fanático
ineludible español”9. El propio Arreola mí el lenguaje, aunque esté estampado XIX; así como Shaw (con los prólogos de la oración justa, la adjetivación ma-
lo describe como un “escritor imposi- en el papel, no es silencioso: de él y des- de sus comedias) y Chesterton, del XX. liciosa y definitiva, la elección certera
ble”, o aquel ser que “escribe a pesar de de él se propagan sucesivas sonorida- En cuanto a las letras de ascendencia para que cada palabra tuviera el peso
sí mismo; el que no es consciente de que des. Sé que cuando uno construye una francesa, menciona las influencias de requerido. Manejaba un esoterismo muy
en él habita la capacidad de trasmitir bella frase (en este punto tenía razón poemas en prosa de Baudelaire, Aloy- personal que le permitía no enfrentar
lo inefable, eso que antes de su adveni- André Gide) un pensamiento todavía sius Bertrand, Renard, Schwob, Lafor- a sus lectores con situaciones fronta-
miento parecía indecible”10. A su vez, más bello viene a habitarla, no porque gue y France. les, buscaba el sesgo de la perspicacia
Price propone que “los autores mexica- esta frase esté vacía, sino porque es una En cuanto a las características que que continuamente exige una cultura
nos incorporan la narrativa de Borges nostalgia del espíritu que aspira a una estas lecturas ateneístas poseían, men- libresca. Aprovechaba el cinismo como
porque ésta les abre las posibilidades concreción de belleza”13. ciona Beatriz Espejo las siguientes: recurso literario y sentía fobia por lo
creativas de la palabra escrita y los en- A través de estos asertos, podemos “Compartían las preocupaciones del explicativo o amplificado, pues veía en
camina hacia una realización”. constatar que esa visión del lengua- virtuosismo técnico y la gracia irónica la brevedad la virtud más preciosa”16.
Así, la pareja Reyes-Borges deja ver je, esa visión lúdica que exprimía más del estilo. En vez de agotar un tema con Es poco después de este punto esen-
otro elemento más en la influencia que realidad que la actitud seria de otros descripciones exhaustivas del realismo, cial, presente en Torri, que Espejo en-
se estableció entre la narrativa de fic- escritores, estaba ya patente en Torri hallaban sugerencia e imponían la sín- cuentra otro elemento insoslayable de
ción ateneísta y la de Arreola, en cuya y en Reyes de alguna forma, en el pri- tesis como innovadora propuesta estéti- la prosa breve, presente también en Re-
época fue significativo también el cuen- mero de manera más evidente. Entra ca. Y debemos considerar, además, que yes y en Arreola: el humorismo y sus
to de Rulfo, si bien, como apunta Car- una y otra generación hay realizaciones uno y otro género tendía hacia las diva- aplicaciones. Para apoyo de lo anterior,
ballo11, la década de los cincuenta en narrativas, desde los contemporáneos y gaciones fantásticas colindantes con el menciona que “antes y después de Al-
México “está presidida en el terreno del estridentistas hasta los colonialistas e cuento de la misma índole imaginati- fonso Reyes los escritores encontraron
cuento, por Arreola y Rulfo. Aquél re- indigenistas, pero ese trecho no impidió va”15. que la humorada, la sonrisa, la risa y
presentaba la literatura fantástica; éste que en Arreola se presentaran diversas Como un modelo de los recursos an- hasta la palabrota fuerte sirven nota-
la tendencia «realista». Aunque muy temáticas, aunque al interior de una in- teriores, la maestra Espejo apunta el blemente de un punto final agitando sus
tradicionales, ambas pistas parecían tención que resume el ancla entre los ejemplo de Alfonso Reyes, mencionando alas de mariposa en la conciencia”. In-

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ENSAYOS

cluso brinda al lector la receta para llegar al “efecto mila-


groso” de la prosa mínima: “plantear una temática, elegir la
primera frase que economice preámbulos, meter a los lectores
en una atmósfera y sacarlos por sorpresa”.
Califica también Beatriz al humorismo de la prosa breve
como perteneciente al siglo XX, pues los escritores del XIX,
si bien no despreciaban la comicidad, solían resultar ridículos
en sus cuadros costumbristas. Líneas más adelante, después
de hablar, entre otros, de Torri y de Reyes, Espejo voltea ha-
cia Arreola: “Alguien menos hábil hubiera quitado en aras de
la cortedad el yo superfluo al cabal entendimiento de la idea.
Arreola lo dejó reconociendo su servicio al ritmo de la frase
que registra el oído. Omite del cuento el planteamiento y el
desenlace; del ensayo las largas disquisiciones; del poema la
preocupación por la cuenta silábica pues se expresa en prosa y
no en verso; pero archiva la esencia de los tres y lo vuelve un
producto flamante, inaccesible para quien no tenga por el cuen-
to, el ensayo y el poema verdadera reverencia”17.
A este proceso arreoliano lo llama “cristalización química”,
en la medida en que las grandes miniprosas “conservan todo
lo omitido sólo que por una suerte de magia artística le con-
fieren presencias ocultas. Lo suprimido permanece en un ám-
bito metafísico, sostiene el pequeño texto que necesita ayuda
de sus lectores”. Será sólo con ese proceso de recepción que la
narración terminará de contarse. Lo demás nunca será dicho,
o bien, se dirá de diversas maneras. Para ello, dice Beatriz
Espejo, “los escritores recurren sistemáticamente al chiste, a
la parábola, al cuaderno de viajes, a la moraleja, a la reflexión
sobre manifestaciones plásticas sobre literaturas, sobre un pa-
saje histórico, un maestro de la Preparatoria Nacional o un
maestro del arte universal y así al infinito”.
En conclusión, encuentro un manejo de la prosa mínima,
cuento ultracorto o minicuento, en Juan José Arreola, sorpren-
dentemente ágil en cuanto a la fluidez narrativa dentro de un
mínimo de recursos y extensión, aunando a ello el impacto de
la ironía humorística, elementos todos que ya se presentaban
en los ateneístas menores Julio Torri y Alfonso Reyes. Estos
elementos provinieron de las lecturas inglesas y francesas que
los norteños –coahuilense y regiomontano– hicieron y divul-
garon en grupo en el seno de los Ateneos (de la Juventud y de
México). Estas consideraciones, claro está, no van en detri-
mento de la calidad y el genio de Juan José Arreola, sino en el

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Revista de la Universidad de México
ENSAYOS

enriquecimiento de los contextos inte- p. 99.


lectuales de los que su talento abrevó. (9) Ibid., p. 100.
(10) “Borges, ¿escritor imposible?” p.
Notas 377.
(1) Es de notar la cercanía temática (11) Cf. El cuento mexicano del siglo
con Julio Torri, su coateneísta, quien en XX (Antología). Prólogo, cronología,
1918 había publicado el libro titulado selección y bibliografía de Emmanuel
precisamente Romances viejos. Carballo, Empresas Editoriales, S. A.,
(2) Ubicado en Revista de literatura, México, 1964, p. 103.
Tomo 64, No 128, 2002, pp. 539-553. (12) Cf. “El ajedrez verbal de Juan José
(3) Cf. Protagonistas de la literatura Arreola (o el miligramo milagroso de
mexicana. México, Ediciones del Ermi- las letras mexicanas)”, en Acequias,
taño / SEP, 1986, p. 168. Universidad Iberoamericana – Laguna,
(4) Ibid., p. 171. No. 35, p. 33.
(5) Ibid., p. 173. (13) Ibid.
(6) Ibid., p. 456. (14) Cf. ESPEJO, Beatriz: El Cuento
(7) Ibid., p. 470. en Red, No 1, primavera, 2000 (revista
(8) Cf. “Herencias e influencias: Jorge electrónica).
Luis Borges y la cuentística mexicana”, (15) Ibid.
en Alter Texto, No. 7, Vol. 4, Año 2006, (16) Ibid.
(17) Ibid.
Creación
Fernando Corona (México, 1978). Licenciado en Letras Clásicas y Maestro
en Letras Latinoamericanas por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Trabajó en la Biblioteca Nacional de México y ha sido profesor de Griego
y Latín en la UNAM. Ha publicado los libros de poesía Cantos de silencio, Ángela,
Canto sobre la muerte del Menor Sabines, Los trenos de la iglesia de piedra, Le-
tras de sombra (Buenos Aires), Oscuros laberintos, el cuento El roble y el ensayo
Memoria de la Asociación de Escritores de México, A. C. XLV Aniversario. Publicó
en el Fondo de Cultura Económica (2014) su edición crítica de la Antología poética
de Alicia Reyes. Su libro de cuentos El libro de los libros está en prensa. Es Coor-
dinador de la Biblioteca del Museo Nacional de Arte y es desde 2009 Vicepresidente
de la Asociación de Escritores de México, A. C.

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CREACIÓN CREACIÓN

Como en todo juego, el objetivo era ga- El día había llegado. Méndez ya esta-
nar. Evadir la ley. Reírse mirando por ba en su casa. Rodríguez lo vio desde su
la ventana a los policías que, sin pistas, ventana y salió. El aire estaba más frío
sacaran el cuerpo de Méndez. esa noche. Rodríguez caminó con la de-
Entonces Rodríguez llegó a saber ab- cisión de aquellos que saben que triun-
solutamente cada paso de Méndez. Ca- farán.
sualmente, víctima y victimario no sólo Se coló en el edificio de enfrente de-
trabajaban en veredas opuestas: vivían trás de la señora Ledesma, como lo
enfrentados. Podían verse desde sus había planeado. No había una pizca de
balcones. Alguna vez habían cruzado duda en sus movimientos. Ese era el
miradas. día. Allí cambiaría su anodina existen-
Tal comodidad y guiño del destino cia. Una sonrisa acompañaba sus mu-
convenció a Rodríguez. Barajó varias dos pasos.
ideas sobre cómo hacerlo. Lo atrajo la Ya en el piso indicado, se dirigió a la
más sangrienta: un tubo de metal. Que- puerta. La abrió lentamente. Su cora-
ría ver sangre, mancharse, saborearla. zón se aceleró. Méndez tenía que estar
Solo le faltaba saber dónde lo haría. viendo tele en el living. Así lo había ob-
Tras varios días de investigación, des- servado desde su departamento. Rodrí-
cubrió que Méndez cerraba con llave la guez entró y su sonrisa se transformó
Fuente: es.peperonity.com
puerta antes de irse a dormir, a las 00. en frío. Una pared estaba totalmente
De su trabajo llegaba a las 21. Eso le recubierta con fotos de él saliendo de su
daba a Rodríguez un espacio de tres ho- casa, entrando al trabajo, viendo tele en
ras para entrar cuando quisiera. Rodrí- su living. Cientos de anotaciones entre
Vecinos que tampoco odie a nadie. Y cuando a guez también había practicado su línea. las que se destacaba una con la fecha y
por Manuel López uno no lo quieren, es posible que tampo- Quería explicarle a Méndez que no tenía hora de ese mismo momento.
co lo odien. la culpa de nada. Que su asesinato solo Rodríguez no atinó ni a darse vuelta
Llegó a elegir a Méndez muy fácil- se debía a un capricho, a un desafío. cuando sintió los pasos. Y, antes de que
Rodríguez nunca pensó que alguna mente. Lo vio saliendo del edificio de Decidió resumir todo en dos palabras. su cabeza probara el metal, alguien le
vez en su vida iba a saber tanto sobre enfrente de donde trabajaba. Le cayó Perdón, Méndez. Se acercaría por atrás susurró al oído: - Perdón, Rodríguez.
otra persona. A sus 40 y pico de años, bien. Le cayó bien porque Méndez era y le susurraría eso al oído, justo antes
Rodríguez conocía a la perfección a muy parecido a Rodríguez. Hasta fí- de masacrarlo a golpes.
Méndez. Nunca le había hablado. Pero sicamente. El andar cansino, los ojos
Rodríguez planeaba matar a Méndez. agotados, las pupilas perdidas.
Un día se había despertado con la idea Tenía que investigarlo. No quería de-
en la cabeza. Asesinar a alguien. Verlo jar una viuda o huérfanos. “Si es como
morir. Sólo por pasión, por curiosidad, yo, solo debe tener un televisor de no- Manuel López (Buenos Aires, Argentina). 19 años, estudiante de periodismo.
por desafío. Pero necesitaba una vícti- che”, pensó. Desde pequeño me interesó leer y escribir, pero fue en este último tiempo que me
ma tan miserable como él. Porque, en Y es por eso que Rodríguez sabía tanto dediqué más a la creación de cuentos, poemas, crónicas, etc. A pesar de nacer en
el fondo, Rodríguez quería matarse a si de Méndez. Su departamento, chiquito y Argentina, viví desde los 3 a los 18 años en Uruguay. Hace dos años volví con mi
mismo en otro cuerpo. Tuvo que recu- oscuro, estaba plagado de fotos y ano- familia a mi ciudad natal.
rrir al azar y a la observación. Porque taciones sobre su futura víctima. Por-
cuando uno no ama a nadie, es posible que si iba a hacerlo, iba a hacerlo bien.

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CREACIÓN

Buen provecho do. O no. Quién


por Javier Adell sabe. Tal vez
yo ya estaba
marcado des-
Tiene que hacer algo, doctor. Ya no de el principio,
puedo soportarlo. Ya no me quedan desde siempre.
fuerzas. Usted es mi última esperan- Tal vez era
za, doctor. Le aseguro que lo he probado inevitable que
todo, que he hecho de todo. Y nada. No antes o después
mejoro, no mejoro ni un poco. Al re- descubriera
vés, yo diría que empeoro un grado más este don o este
cada día que pasa. Me estoy quedando estigma que se
en los huesos. Para mis ojos, el mundo ha apoderado
está cubierto de una molesta neblina, completamen-
casi ni puedo verle a usted. Y me duele te de mí y ca-
cada músculo del cuerpo, cada órgano. yera en la ten-
Y las manos, y las piernas, y el pecho… tación, como
Apenas puedo tenerme en pie. Doctor, caí cuando ella
seguro que puede hacer algo. Ya no pue- me dejó…
do seguir así. Necesito alivio. Dicen que Lo reconoz-
usted es el mejor. Dicen que es el mejor. co, no debí ha-
¡Por favor, doctor, ayúdeme! Sólo usted cerlo, no debí
puede hacerlo… hacerlo. Pero,
Sí, ya sé que es culpa mía. No hace entiéndame
falta que me lo recuerde. Sé que en el doctor ¿Qué
fondo es culpa mía. Pero, qué quiere, solución me
somos débiles, la carne es débil, tan dé- quedaba? ¿Qué
bil. Y al principio no me pareció peli- otra cosa podía
groso. ¡Qué va! Todo lo contrario, era hacer? Ella lo
extremadamente placentero. Quién iba había sido todo
para mí durante muchos años, lo que se calle durante meses, ni fui a trabajar, Sin descanso. Millones de fotogramas y
a sospechar que acabaría así, rendido,
dice todo. Estoy prácticamente conven- ni quise ver a nadie. Me encerré en mi fotogramas disparados sin piedad con-
acabado… Quién lo iba a sospechar.
cido de ello. Creo que éramos tan felices buhardilla, subsistiendo a base de sopa tra las paredes de mi cráneo. Recuer-
Podría echarle la culpa a ella pero
juntos… de sobre y latas de conserva… dos y más recuerdos que daban vueltas,
sería injusto. Es verdad que sin ella tal
Pero se marchó, se largó sin avisar Los recuerdos de ella abotargaron mi que se enredaban entre sí, que me mar-
vez nada de esto habría pasado, pero
siquiera. Eso es lo que me han dicho. mente como una obsesión, lo sé porque tilleaban las sienes. Hasta que decidí
ella no es la culpable. No lo es. La culpa
Me plantó, sin ningún motivo. No me lo dejé anotado en mi diario. No podía acabar con los malditos recuerdos, eli-
es sólo mía, sólo mía.
dio ninguna explicación. ¿Puede creer- pensar en otra cosa. La parte trasera minarlos de raíz, comérmelos, tragár-
Aunque si no me hubiera abandona-
lo, doctor? Un día no regresó a casa y de mis retinas funcionaba igual que una melos… Y lo hice. Lo hice. ¡Por Dios, si
do, si no me hubiera dejado es muy po-
me encontré solo. Creí que me moría, pantalla panorámica en la que conti- lo hice! Textualmente. Me los comí. ¡Lo
sible que no estuviera aquí, doctor. Es
de eso sí que estoy seguro, eso es lo úni- nuamente se proyectaban escenas de mi que oye, doctor, lo que oye! Cuando mi
posible que nada de esto hubiera ocurri-
co que no se ha borrado. No salí a la vida con ella. Las buenas y las malas. deseo de acabar con las imágenes que

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CREACIÓN CREACIÓN

me atormentaban se tornó omnipresen- para poder apreciar cada matiz, cada ta de cocina de autor, de guía Michelín, un apetitoso pensamiento infantil casi
te, algo se activó en mi mente, como un sabor. ¡Qué explosión de sensaciones! pero tampoco acerté. Mi cerebro sólo transparente. Daba vueltas alrededor
resorte. Mi desesperado deseo pulsó un Fue como si mi organismo comiera por probó un bocado y lo escupió. Le aburrió de la cabeza de una niña con trenzas,
interruptor y conectó un extraño meca- primera vez. Nada que ver con el resa- soberanamente. Buscaba otra cosa. como si diera saltos. Mi cerebro se lo
nismo que puso a mi cerebro a masticar bio a cecina de aquellos recuerdos que No sé si por complacer a mi materia tragó de golpe y a punto estuve de des-
cada recuerdo como si tuviera dientes. había tomado como aperitivo. gris o porque me sentía extraordinaria- mayarme de una sobredosis de emo-
A masticarlos, sí, a masticarlos. Pude Inmediatamente pensé en un hu- mente animado, salí a la calle por pri- ciones. Sentí en la nuca un big bang de
sentir como desgarraba hasta las he- meante guiso de caldereta y mi cere- mera vez en varios meses y me mezclé caramelo fundido que estalló en miles
bras más finas, que tenían un fuerte re- bro lo engulló de una dentellada, sin entre el gentío. Fue algo increíble, doc- de pedazos y volvió a recomponerse en
gusto a salado, como a cecina. Hacía un saborearlo siquiera. Luego imaginé tor, algo fantástico. Fue como caer de menos de un segundo. Brutal… Después
ovillo con aquellos trazos de memoria, un complejo plato a base de texturas, golpe en un cuadro impresionista, lleno supe que nos habíamos merendado un
los ensalivaba y los deglutía de uno en emulsiones y deconstrucciones de co- de colores y de trazos. Fue como bu- sueño en estado puro.
uno. Después los maceraba en el fondo cina molecular, uno de esos que tanto cear en un cálido océano de estímulos El paseo se convirtió en un festín.
de alguna neurona y dejaban de existir. triunfan en la televisión y que resultan contradictorios, en una madeja de ideas Una pizca especiada de idea brillante
Ni siquiera recuerdo cómo se llamaba inalcanzables para mi bolsillo. ¡Mara- deshilachadas… Sé que le resultará in- aquí, una ración de dudas y cábalas al
ella. No recuerdo nada. villoso! Mi cerebro casi se empacha al creíble, doctor, pero me di cuenta de dente más abajo, un menú variado de
Casi tampoco me acuerdo de los de- paladearlos, al envolverlos en el inte- que también podía leer en el interior de reflexiones profundas al llegar a la pla-
talles de aquella primera digestión ce- rior de su garganta de axones y dendri- las mentes que me rodeaban, podía aca- za y, lo mejor de todo, las fantasías y
rebral, que me regaló una plácida sen- tas. Entró en una erupción de júbilo y de riciar los pensamientos de aquellos que las obscenidades. ¡Ay, doctor! ¡Bocato
sación de bienestar, como la que se placer, en un éxtasis de lava que quería pasaban a mi lado -como se acaricia el di Cardinale!
alcanza después de paladear una copa escapar del corazón del cráneo. Yo sen- lomo de un gato- y hasta era capaz de Probé de todo, o mejor dicho, mi ce-
de buen vino. También me dejó somno- tí algo parecido: un intenso latigazo de deshojarlos, arrancarlos del córtex y rebro cató de todo: ideas de hombre y de
lencia, una pesada somnolencia que me electricidad desde la espina dorsal que volver a colocarlos donde estaban. Po- mujer (todas igual de exquisitas), razo-
lastró los párpados y me invitó a un re- duró varios minutos y me dejó comple- día jugar con ellos, estirarlos, encoger- namientos certeros y erróneos (ambos
parador sueño. tamente exhausto, mientras mi cerebro los, amasarlos… Y mi cerebro descubrió suculentos), planes de futuro y evoca-
Cuando desperté tenía hambre, mu- se deleitaba como un gourmet. que también podía comérselos. Y que ciones, vaticinios y memoria, preguntas
cha hambre, un apetito voraz. Abrí Aquel día ya no pude pensar en nada estaban deliciosos. y respuestas… Nunca hubiera pensado
la despensa pero ninguna de las pocas más. Tampoco pude comer nada por los El primer pensamiento ajeno lo en- que el talento humano fuera tan golo-
viandas almacenadas me atrajo lo más medios tradicionales. No me apetecía lo gulló sin avisarme y por poco me caigo so, que el intelecto fuera capaz de pa-
mínimo. Ni el bote de alubias pre-coci- más mínimo. Es como si la boca del es- al suelo de la sorpresa. Me tambaleé y rir pensamientos tan heterogéneos, tan
nadas ni el tarro de albóndigas en sal- tómago se me hubiera cerrado a cal y tuve que sujetarme a una farola para dispares y, sobre todo, tan sabrosos.
sa ni la crema de espárragos. Pensé en canto. no desplomarme. Creo que nos comi- Pero, ay doctor, tampoco pensé nun-
los deliciosos postres que me prepara- Al día siguiente, mi cerebro se des- mos las divagaciones de un aficionado a ca que alimentarse de ellos fuera adic-
ba mi madre y antes de que la silue- pabiló con el desayuno continental más la música. ¡Dios mío! Nunca había sen- tivo, que acabaría convirtiéndome en
ta del pastel casero se hubiera dibujado surtido que nadie pudiera imaginar y tido algo parecido. Fue el deleite total. algo parecido a un antropófago intelec-
en mi cabeza, mi cerebro se lo zampó tomó de postre una harmoniosa com- Ni siquiera un orgasmo lo supera, se lo tual. Ni imaginé que dejaría consumir
de golpe. ¡Estaba delicioso! Mis pensa- posición de helados de todos los sabores. aseguro. ¡Qué sensación más excelsa, todas mis energías en una interminable
mientos se llenaron de azúcar y de ca- Pero la experiencia no nos dejó satisfe- doctor! El placer más intenso inyectado jauría gastronómica. Quién iba a pensar
nela, de olorosas manzanas asadas que chos a ninguno de los dos. Demasiado a la vez en los cinco sentidos. Mi cere- que quedaría atrapado en una bacanal
se derretían en el interior del encéfalo. almibarado, demasiado encorsetado. Y bro se relamió varias veces. de asaltos encefálicos, en el desenfreno
Tuve que respirar profundamente para excesivamente previsible. Volví a inten- Pero no tuvo bastante. Unos me- de una pitanza de ideas, de elucubra-
poder asimilar tan delicados aromas, tarlo imaginando una creativa propues- tros más abajo llamó nuestra atención ciones robadas. Con sólo intuir cerca un

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CREACIÓN

pensamiento fresco, me hierve la sangre e irremediablemente


mi cerebro se le lanza a la yugular como un vampiro.
Porque eso es lo que soy. Soy un vampiro, o un caníbal, un
despreciable caníbal de mentes ajenas. Ya no puedo alimen-
tarme de otra cosa. Pero en realidad yo no ingiero nada, solo
se nutre mi cerebro. Estoy raquítico, doctor, pero no puedo, no
puedo evitarlo. No puedo evitarlo, se lo juro. Y míreme, mire lo
que soy ahora. ¡Míreme! Soy un despojo, un manojo de huesos,
un cadáver. No sé desde cuando no pruebo un bocado sólido, ni
siquiera unas migajas. Y estoy a punto de desfallecer. Doctor,
debe ayudarme. Doctor, por favor, se lo suplico, se lo suplico.
¡Haga algo, doctor! Por favor, no puedo soportarlo más… Doc-
tor, doctor, doctor… ¡Aaayyyy! ¡Doctor! ¿Qué está pasando?
¿Doctor? ¡No! ¡No! ¡Noooo!
¿Qué diablos?

El famélico paciente cerró de golpe la puerta de la consulta
y se escabulló escaleras abajo arrastrado por un apetito desme-
dido. Al salir al exterior, olisqueó el aire como un perro de caza
y frotándose el estómago se dejó llevar por el rastro de pan
recién hecho que se escapaba desde el obrador de la esquina.
Cuando estuvo seguro de que nadie podía oírle, el cerebro del
doctor se despachó con un sonoro eructo.

Javier Adell (L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, Espa-


ña, 1969). Licenciado en Periodismo por la Universitat Autò-
noma de Barcelona (UAB), atesoro una vasta experiencia de
más de 20 años como redactor de prensa escrita en rotativos
del prestigio de El Periódico de Catalunya y en otros medios de
comunicación como Ràdio Barcelona (Cadena Ser), El Obser-
vador de la Actualidad o La Agenda de Barcelona. Colaborador
en numerosos medios de comunicación y revistas del entorno
metropolitano de Barcelona. Actualmente soy reportero de la
revista “El Llobregat”. Como escritor he publicado el libro de
relatos Montañas Rusas, con el que obtuve el premio al Mejor
Autor Novel 2010 concedido por la escuela Aula de Escritores
de Barcelona i Printcolor. También he ganado algunos galardo-
nes menores en relato corto y poesía.

© Matthew McNeil visorliteraria.com | 40


Fuente: Deviant Art
CREACIÓN

de elevar una vo- siempre fue un embaucador como lo


luntad tan vana. Al fue su padre, un militar de baja estir-
poco tiempo de lle- pe, un borracho y un jugador de la peor
gar se dejó conven- especie, de los que no saben retirarse
cer –o quién sabe si cuando el barco se está hundiendo. Si
tal vez fue él mismo su madre hubiera sido de otra forma, si
quien los buscó- por no hubiera sido tan ingenua y no hubie-
los peores estudian- ra accedido a enviarle rublos siempre
tes del colegio, que que él se los pedía, nada de esto habría
siempre los hay, in- ocurrido. Estoy completamente segura.
cluso en una institu- Ella decía que su hijo no tenía que ser
ción tan distinguida nunca menos que los demás y con ese
y tan llena de vás- canto fue perdiendo poco a poco todas
tagos de las mejo- sus pertenencias, sin querer escuchar a
res familias de Ru- la familia ni a los amigos que le ad-
sia como aquella. Se vertían de tanto despilfarro inútil. Pri-
desentendió de sus mero tuvo que dejar de tener servicio,
estudios a espaldas luego perdió la dacha del lago, la casa,
de su tutor y empe- los muebles… si no hubiéramos estado
zó a jugar a escon- cerca para socorrerla, habría tenido que
didas y a frecuentar vender hasta el samovar de su cocina
casas poco reco- y todo por ese hijo infame que nunca
mendables. Es cier- le mostró el más mínimo cariño. Yo,
to que era ya todo por mi parte, dejé de tener sobrino el
un hombrecito, pero día que le sorprendí echando en un saco
eso no es excusa los cubiertos de plata de su madre. Me
para comprometer dijo que quería abrillantarlos y yo no le
el apellido Alexeie- contesté. Nunca he querido entrometer-
vich de la forma en me en la relación entre una madre y un
que lo hizo. Ce n’est hijo. Yo no hubiera aceptado nunca que
El panteón en el mejor colegio de San Petersbur- pas bien! Al principio debieron ser unos nadie se entrometiera entre mis hijos y
por Antonio García Fernández go, a suficientes verstas de distancia de pocos kópecks conseguidos con excusas yo, aunque fuera para abrirme los ojos
la casa familiar como para que no pu- vagas, pero después se aficionó a man- ante una injusticia. Entonces, allí, me
diera regresar llorando a refugiarse en dar cartas lastimeras a su madre, que- limité a mirarle con todo el desprecio y
Se había extraviado y no pudo sopor- las faldas de su madre, en uno de sus jándose del frío de los pabellones para me retiré a mis habitaciones sin decirle
tarlo, esa es la verdad, pero yo no lo continuos e incontrolables arrebatos de que le mandara dinero para un abrigo o nada. Y ya no volví a saber nada de él
reconoceré nunca. Mi sobrino siempre insolencia. Confiamos en que la discipli- de la vergüenza que pasaba por no tener, hasta ayer. Ni siquiera se dignó a venir
estuvo perdido, siempre se juntó con la na y el orden del colegio pudieran en- al menos, una plaza de palco para la al entierro de su madre, aunque estoy
peor clase de gente que se podía encon- grandecer su espíritu para que llegara temporada del Gran Teatro de San Pe- segura de que se enteró. Yo misma me
trar, por más que hicimos por evitarlo. así a la madurez que exigía su título de tersburgo, como tenían sus compañeros encargué de que lo supiera. Puse a mi
En cuanto empezó a dar muestras de la Príncipe. Pero nos equivocamos. Ni mil de estudios. ¡Valiente mentiroso! Pa- pobre Ilych en su busca, removiendo
debilidad de su carácter le internamos colegios como ese habrían sido capaces trañas, nada más que patrañas. Makar los bajos fondos para encontrarle y no

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CREACIÓN CREACIÓN

tardó mucho en dar con él, la verdad, pe Makar Alexeievich fue encontrado
había mucha gente que quería encon- muerto en el cuarto de pensión en el que
trarle con no muy buenas intenciones. vivía, parece ser que utilizó una pistola
Un mendigo ciego que aún confiaba en con el escudo de su familia. La misma
él -pobre ingenuo, dos veces pobre-, le noche de su muerte había acudido en
dio sus señas. Vivía en un remoto con- un acto desesperado al casino, asediado
dado de Finlandia con una bailarina. Al por las deudas. Y, lo que es el destino
parecer, ella se había escapado con él del jugador, consiguió ganar incluso una
abandonando a su marido y a un hijo de pequeña fortuna, pero a todas luces in-
pecho, un hijo que el marido, poco des- suficiente para el dinero que debía. Ro-
pués, había entregado en un hospicio. Le deado, como un ciervo en una cacería
envié una carta anunciándole la muer- -utilizó esa expresión, Nadia, un ciervo
te de su madre y no contestó. Su alma en una cacería-, prefirió matarse a que
es despreciable -recuerdo que pensé-, si le mataran. A mí no me da ninguna lás-
no es capaz de conmoverse con esto, no tima. Yo sé que tú eres joven y tu pena
podrá hacerlo con nada. Y lo siguiente es distinta, pero ya verás cuando tengas
que supe de él fue ayer, cuando vino el mi edad. Te he contado esto porque el
oficial de la policía para preguntarnos a policía nos pidió permiso para llevar su
© Lauren Rabbit
tu padre y a mí si era nuestro parien- cuerpo al panteón familiar y yo le dije Fuente: Deviant Art
te. Por mi parte, no -contesté- aunque que de ninguna manera iba a mezclar a
fuera el hijo de mi hermana. El oficial ese miserable con mi familia. Esa es mi
se rió, se sentó en una silla y me pi- opinión, pero quiero saber la tuya, todos
dió que fuera amable y calentara té. Yo tus hermanos están de acuerdo pero ne-
intenté ser cortés, pero me indignó su cesitamos tu aprobación. Era tu primo Depreman beza, aquello debe ser cierto.
actitud, estaba realmente sorprendida y sé por tus diarios que hubo algo entre por Fabián Ostropolsky -No es cierto eso que decís. Pero bue-
por sus formas rústicas y primitivas, vosotros. A una madre no se le escapa no, vamos a ver, ¿qué te gustaría con-
tan ausentes de clase, tan lejanas a no- nada. Quiero saber qué opinas tú, ahora tarme? -Ya sé, pero la contradicción
sotras, hija. Pues si no es familia suya, que su cuerpo aún está caliente. -Hola, vengo por la audición. fue pura inercia.
mucho mejor, porque no traigo buenas Esto sí que es raro... Juego con una lapicera en la mano,
noticias, señora -me dijo-. El Prínci- -Hola, estoy un poco confundido, ¿au- ya que siempre tuve la idea de que en
dición... para qué? una audición jugaría al “click clack”
-Para personajes. para hacerme el importante...
Antonio García Fernández (Almería, España, 1977). Licenciado en Filo- A pesar de que miro a mi alrededor -Ah, no sé qué contarte -ladea la ca-
logía Hispánica, especializado en Literatura Española e Hispanoamericana. Autor no veo a ningún-otro-personaje, están beza y se pone altivo- ¿eso no te toca
del libro de relatos La eterna promesa (Ed. El Gaviero), ha participado en dife- mis plantas, mi cigarrillo apagado, mis a vos? No me mires así, yo solo quiero
rentes antologías y ha resultado ganador de diversos premios y menciones. Como dedos escribiendo esto, mi sofá... volar...
gestor cultural ha coordinado actividades como el festival Jornadas de Teatro del -Mirá, yo estaba por escribir un cuen- -¡Epa! -doy un salto, abandonando la
Siglo de Oro o el Festival de Poesía y Música de Almería. Es el creador del pro- to sobre... artimaña de la lapicera- ¿Y no tenías
yecto artístico y poético Los Banderines del Zaguán y coordina también diferentes -Dale, haceme la audición. Tengo mis nada para contarme? ¿Cómo le llamás
actividades y talleres de creación literaria en la Biblioteca Pública Provincial de contactos, me dijeron que no tenías idea a eso? Volar es cosa seria...
Almería. Gestiona el blog: http://srcurri.blogspot.com. de lo ibas a que contar. -Es que yo creí que querías que te
No puedo desafiarlo, si está en mi ca- cuente de mí, y como tenía entendido

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CREACIÓN CREACIÓN

que esta entrevista iba a ser fácil me -No me gusta la poesía. silla, o del hecho que tenga que crearla, ginas con este tipo. Qué necesidad. No
sentí un poco confundido. No entiendo cómo este muchacho lle- no hace más que perjudicarme. pienso tomarme esto en serio.
“Iba a ser fácil”. No puedo tomar esa gó a mi cabeza, en cualquier momento -Al lado tenés una silla... Al otro -Depreman te llamás.
última frase a la ligera, es un desafío abandono el esfuerzo y lo hago volar sin lado. -Ah, sí, sí, Depreman.
significante y hasta ofensivo. Tampoco capa ni disfraz. Aunque hay algo de los Es graciosa la manera en que se ha Nos miramos cada cual con su cara.
puedo increparlo para saber quién dijo superhéroes que no me convence, a ver sorprendido, gira, articula cosas que no La mía de aversión, de ”no puedo creer-
semejante tontera. Ay, mi inconsciente si el “volador” tiene una opinión al res- termina de decir... lo”, la suya de perro recién salido de un
apesta a veces... pecto. -La acabo de poner, dale, sentate. baño tortuoso. Resoplo sin saber qué de-
-Para hacerte volar necesito que agi- -Ahora que lo pienso no todos los su- -Bueno, me vas a hacer volar, ¿no? cirle, y él nada, sigue como a la espera
tes con vigor las manos, no sea cosa que perhéroes vuelan, es más, salvo Super- -Mirá, ya que la poesía trágica de que de inmortalizar el silencio incómodo.
no sirvas. man, y El Hombre Araña, que además uno se quiera estampar contra el piso -Te propongo una cosa, -interrumpo-
Lo está haciendo, por lo menos pue- no vuela per se, sino que usa las telas me tiene un poquito harto... No, no te tengo acá los datos de un escritor ge-
do ponerlo en ridículo, aunque me da para saltar como un desquiciado, los lo tomes personal, me refiero a que po- nial, sus ideas no están muy lejos de lo
la impresión de que se le van a salir lo demás son más bien terrestres, ¿no? demos encarar esto por otro lado, si te que andás necesitando. Te recomiendo
brazos. -Sos el peor escritor que me podría hago volar vas a ser, y prestá mucha que te des una vuelta por su cabeza, a
-¡Ya está bien hombre!... podés pa- haber tocado para la audición. atención: un hombre - que vuela, ¿en- ver si tenés más suerte...
rar. -¡No me gustan ni los superhéroes ni tendés lo que te quiero decir? -O sea que no pasé la audición.
-No volé, es más, no sentí estar ni tu actitud!, estaba haciendo un comen- -Ni un poco... Se lamenta encima...
cerca. tario, para distender la charla. -¡Boludo! Que vas a volar, ¡tantos -No me vengas con que te vas a tirar
-No seas ansioso, no puedo elevarte -Todo lo que quieras, yo quiero volar problemas tenés para no apreciarlo! igual -le advierto, porque con esta gente
por ahí como un pájaro, ¿vos pensás que por si me arrepiento, eso, nada más. -¿Y para qué quiero volar todo el hay que andar con precaución.
volar requiere esfuerzo? O sea, ¿volar Haceme volar, y ya está. tiempo? -No, sin volar ni loco.
cansa tanto como, por ejemplo, correr? No son los únicos desorientados, es Este chico no está bien, o es estúpido Si hubiese dicho que sí, todavía. Pero
Mira al techo, es graciosísimo, se lle- elemental preguntarle qué acaba de in- o me quiere hacer quedar a mi como este personaje sin dudas no está conso-
va la mano a la cara y entrecierra los sinuar. tal. Y lo peor es que me parece que va- lidado.
ojos. -¿Arrepentirte? mos empatados. -Bueno, pasá por donde te dije y, si
-Es una pregunta capciosa, no sé qué -Sí, me da miedo tirarme, y en esos -Volar, volar para... ¡no sé!. Al final no, pegate otra vuelta por acá, a ver qué
querés que te responda. segundos arrepentirme. venís a la hoja pidiendo volar, después más podemos hacer.
-No, es una pregunta normal, tene- Un suicida, claro, lo que me faltaba. soltás el discurso deprimente y tengo No quiero pronunciar esta despedida
mos que consolidarte... Pero sigamos adelante, no quiero pre- que andar explicando para qué puede de nuevo, no sé qué más decirle para
-”Tenés” que consolidarme, yo quiero sionarlo con el tema, mejor hago alu- querer volar uno. que se pare y que se vaya; aunque por
volar, vos verás cómo. sión al vuelo. Sepan disculpar esta acla- -Ese es tu problema, no el mío, yo otro lado, admito que estas frases de
-Ah, sos un poco pedante, ¿no te pa- ración, sé que nos hago quedar a todos quisiera poder morirme dos veces, pero profesional de teatro son bastante en-
rece? como unos tontos, pero necesitaba com- eso no se puede, entonces quiero una op- tretenidas, con cara de “es una lásti-
No responde, ni hace gesto alguno. Ya plicidad. ción por si en el camino me doy cuenta ma”, con las debidas recomendaciones.
me cae mal... -No creo que te sirva volar, si volás de que metí la pata. ¿Tan difícil es? Sí, me siento hasta elegante.
-¿Y? -casi que le grito. ya te digo que vas a elegir no caer. Ins- -Ah, claro, morir dos veces no, pero -No me dijiste dónde es.
-Y, ¿qué? tinto, se llama; además está la curiosi- volar sí. Te repito, lo que vos querés es -Por Dios, no es una dirección, en el
-¿Cansa o no? dad, vas a querer conocer la sensación. una poesía trágica, no un cuento... ¿Dis- papelito tenés el nombre del escritor,
-No, los superhéroes no se cansan. -¿Me puedo sentar? culpame, cómo es tu nombre? ¡pero...! ¡lo tenés en la mano!
-Poético, lo que se dice poético... no Se lo ve cansado, es innegable, pero -Ni idea, ¿Alberto? -Ah, no te vi escribirlo... Mirá vos,
va a ser tu vuelo. la verdad que hacerme hablar de una Estoy muy nervioso, dos... dos pá- me lo diste... ¿Cuándo me lo diste?

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CREACIÓN CREACIÓN

No hay tiempo, perdonen la siguien- loco haciendo gestos detrás del vidrio,
te vertiginosidad, pero de un salto tengo evidentemente esto del vuelo todavía
que subir a este muchacho. no lo tiene muy controlado. “Andá, sí,
Miralo cómo se eleva, observándose andá”. Por lo menos eligió volar, aun-
como a un ente extraño, volando el muy que bueno, yo le dije que iba a querer
necio, y cómo se sonríe... y saluda, con probarlo.
esa cara de nada. ”Sí sí, chau chau”. Ya sé, el final se veía venir. Pero qué
“Cuidado con los cables”. “No, ya no quieren, es la primera vez que hago una
hace falta que lo visites”, “Dejá, no im- audición... Bueno, o que un personaje
porta el papelito, quedátelo”. Parece un me la hace a mí.

Fabián Ostropolsky (Argentina). Tengo 32 años y en este momento vivo en


Barcelona. Participé en dos números de la Revista Crepúsculo (Argentina), fui fi-
nalista del Concurso Literario Goat de Relatos Breves con Música, y seleccionado
entre los textos a publicar para la Antología Érase una vez un microcuento...II, de
© Pete Rosos
Fuente: Flickr Diversidad Literaria. También publico en un blog mis textos con audio.

-Eh, es el milagro de la literatura. Y logía, y el sarcasmo, -¿qué le voy a de-


no empieces con lo de la silla, que veo cir con esa cara que pone?- no vale la
por dónde vas. pena que te explique. Es una au-di-ción,
-Bueno, pasa que me dijeron que que- que a propósito no pasaste...
daba seguro en esta audición, que era Ya sé, tiene razón en eso de haber-
todo más simple ¿Vos decís que este se equivocado, pero quise permitirme el
otro tipo me va a ayudar? regaño.
-Sí, tranquilo, escribe cómics él. -Bueno, gracias de todas formas, ¿la
-Está bien. salida es por acá?
Se dio la vuelta, ¡¿ay, se arrepintió?! Estoy avergonzado por terminar así,
¿no se iba?, esto no se acaba más. no es que no haya querido ayudarlo, pero
-Pero yo no quiero ser un superhéroe, no quería un Depreman suicida hoy, de
no entendiste nada... verdad.
-Vos andá, haceme caso, Depreman -Ey, es por acá ¿no?
la va-a-romper... No sé si encaré mal las preguntas, o
-”La va a romper”, me parece que sí si él no se esforzó demasiado. Tendría
me equivoqué de escritor... que releer el principio, yo creí que...
-Sos un maleducado, no llegamos a -¡Qué hacés! ¡Cómo no sabés diferen-
escribir un cuento, por eso la termino- ciar una ventana!

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CREACIÓN

Cajas
por Carlos Segovia

No creo en los muertos. Mucho menos en los vivos. Solo creo


en mis pequeñas cosas inútiles. En esas cositas inservibles que
tienen su propio motor interno, que se mueven a sí mismas.
Escribo desde siempre. Pero sin parar, desde hace siete u ocho
años. He escrito tanto que ya no me preocupa escribir mal o
bien. Ya no sé qué es escribir bien. Pero sí sé qué es escribir
mal. Acabo de leer un cuento de Bolaño y he recordado aquello.
Lo que ocurrió aquella noche. Aunque se diga que algo así no se
puede recordar porque es imposible de entregar al olvido. No
teman, hasta los milagros se pierden de vista. De repente he
recordado a mi madre muerta y el origen de mi escritura. No
de mi escritura, sino de mi escritura sin pausa. El cambio de
siglo me invitaba a dos caminos. Uno: el que ha seguido la ma-
yor parte de mi familia; la locura. Dos: el que ha seguido la
otra parte; verter sobre algún otro objeto la manía o el demo-
nio. Ahora mismo me encuentro exorcizando monstruos y leo-
nes invisibles que amenazaban con devorarme las uñas. Escu-
cho a mi perra aullar en sueños. Que los animales sueñen es la
prueba más sólida de nuestra mortalidad. Hay que meterlo
todo en la escritura. Opté, sin saberlo al andar, por el segundo
camino: volcar la incipiente locura sobre las teclas. Ahora lo
digo así, hago que suene fácil; pero nadie sabe que se está vol-
viendo loco cuando se vuelve loco. Se sabe después. O nunca. La
ventaja es que yo siempre lo tuve en cuenta, por genética y por
lo evidente de mi psique. Escribía entre la una de la mañana y
las tres o cinco o seis. A la hora del lobo. Escribía y leía. Todo
oráculo. Fue El cuaderno amarillo de Salvador Pániker el que
me devolvió el apetito por dar con un algo que lo contuviese
todo. Las lecturas de Bataille sobre la taza del váter quedaban
muy atrás. Acostumbraba a devorar libros mientras cagaba. Y
cagaba durante horas. Ahora lo pago con sangre. Comencé la
escritura de un diario que llegó a varios cientos de páginas.
Desde el primer instante lo escribí para que fuese leído. Nunca
escribo para mí. Cada una de mis palabras es artificial. Como
los buenos bebedores, lo mezclaba todo. Realidad y ficción.
Pensamiento y desvarío. Cuentos, cuadernos de bitácora, des-
cripciones de pinturas y paisajes neuronales. Todo. La mano

49 | visorliteraria.com © Ben Heine


Fuente: Flickr
CREACIÓN CREACIÓN

que lo agarra todo. Ahora sé que aquello no estaría mal devolver algo de lo que lamos hasta la madrugada, mamá, y hacían enterrar junto a sus joyas y es-
fue mi universidad y mi taller. Luego se toma. Algo diminuto que justifique al me explicó que se había tomado la li- clavos y perros y mujeres. Así desapa-
fueron llegando: relatos, ensayos, nove- menos la extorsión y el abuso al que so- bertad de proponerle mi original a un reció bajo tierra; llevándose una peque-
las. Y también la puta enfermedad. La metemos a aquellos que no consiguen amigo editor. Pero mamá dormía. Con ña parte de los que la sobrevivimos.
sangre y el grito mordido para que no dejar de querernos. Alguna vez lo he el diario terminado estaba convencido Terminará de vivir cuando nuestro re-
restalle. Solo creo en los libros. Solo pensado. Si escribiría una sola palabra de que nunca volvería a escribir. Que cuerdo se agote. Me quedé solo en la
creo en lo que no sirve para nada. El más si no tuviese miles de deudas car- aquello había sido un pequeño milagro y casa. El hechizo de la bruja comenzó a
dolor físico tampoco sirve para nada. gadas a la espalda. No hablo de dinero. que estaba bien así. Durante sus mo- disminuir. Pero no me fiaba. No me fío
Era vergonzoso, al menos visto desde Lo aclaro porque sé que hay lectores que mentos de sosiego intentaba terminar ni siquiera hoy. Prefiero tenerla a dis-
fuera. Tenía veintidemasiados años y no no leen, lectores que leen las palabras y de relatarle mi aventura con los edito- tancia. Como si estuviese muerta ella
hacía nada servible. Ese fue el consejo las toman por verdades, que las tradu- res catalanes. Pero mi madre no escu- también. Decidí enterrarla junto a mi
de mi salvador, de mi amigo. Eso me cen tal cual. Terminar el diario no me chaba. O no quería. O no le hacía falta. madre. Acabo de leer un cuento de Bo-
dijo: lo que tienes que hacer ahora es no ayudó a matar del todo a la bruja. Qui- Solo agarrarme de la mano. Y sonreír. laño y de recordar aquello. Como si algo
hacer nada. Y me confiscó el teléfono zá sí a matarla, pero no a enterrarla. O Como una muñeca marchita. Qué le así tuviese que ver con el olvido y su
móvil. Porque es un cordón umbilical si la enterraba, salía de su tumba o caja importará a mi madre si me publican o recuperación. En ocasiones, un pájaro
con la bruja, me dijo. Era verdad. Uno negra por la noche y se colocaba a la no, si escribo bien o mal, si tengo gran- me picotea el cráneo desde dentro. Y
no se vuelve loco así como así. No es tan cabecera de mi cama cual ángel deste- des ideas o pensamientos chicos. Cómo me dice en su morse extraño: no te pu-
fácil. Hay que perseverar, tender puen- ñido de la guarda. Mi madre pasaba le puede importar a alguien algo como blicarán nunca, no verás uno solo de tus
tes, dar con los artefactos necesarios, más tiempo dormida que despierta. eso. En aquel momento lo entendí. Que libros en vida. Escribir así es condenar-
seleccionar con tino el objeto de deseo. Y Como mi perra ahora. Le dosifiqué la lo que hice y haré carece de toda impor- se. Tendrías que vivir doscientos años
sobre todo, rechazarlo. Rechazar inclu- trama de los hechos. Cómo había conse- tancia. Pero también sé que eso que ca- para entender qué es lo que ocurre. No
so con violencia aquello que se ruega. guido el teléfono de Pániker. Sencillo, rece de toda importancia es lo único que lo debería admitir, pero se trata de una
Matar lo que se ama, dice Wilde tras los solo tuve que marcar el número de in- me mantiene con vida consciente. Lo sensación terrible. Y es una sensación
barrotes de la celda de Reading. Pero formación y una amable señorita me lo que viene a solucionar el misterioso si- terrible porque uno ha contraído miles
esto no es sencillo de comprender si uno proporcionó. Sin más. Incluso me extra- logismo: la vida, carece de importancia. de deudas, se ha servido de cientos de
no ha sido tentado por la locura. Se pue- ñó que su nombre no le llamase la aten- Es cuestión de un día. Era cuestión de esclavos a los que ha pisoteado la cala-
de explicar. Pero no se puede entender, ción, que me contestase como si no co- un día u otro. Sonreía. O aullaba como vera, como para que ahora, esas peque-
en absoluto. Porque la locura es el lugar nociese a Pániker. Le conté cómo a un animal herido. Y comenzó a dirigir ñas cosas inútiles no vean siquiera la
donde desaparece la transitividad del pesar de aquella primera facilidad, el la mirada hacia sus cajas. Pensé que luz. Cuando ocurrió aquello pensaba
lenguaje. El abismo de significación que teléfono resultó ser un fax. Y cómo le deseaba algo de aquellos receptáculos más o menos así. No me valía aquella
se da en los locos y en los muertos. No envié uno desde el locutorio explicándo- de cartón donde guardaba su vida. Tro- historia inventada acerca de los edito-
creo ni en unos ni en otros. Mucho me- le que había escrito una obra que tenía zos de tela, fotos, el libro de familia con res catalanes para aliviarme ante la
nos en los vivos. Solo en mis pequeñas mucho que ver con su Cuaderno amari- su nombre junto al nombre de un ex- condenada. Lo hice solo por devolverle
cosas inútiles. Repito. La puta enferme- llo. Y cómo tras varios meses recibí un traño. En ese instante supongo que quie- algo. O lo hice, una vez más, solo por
dad. Sabía que no le quedaba demasiado mail de su secretaria diciéndome que el re algo de su interior. Le acerco las ca- mí. Es verdad que di con las señas de
tiempo. A la madre convertida en me- señor Pániker le había dado instruccio- jas. Se limita a sonreír. O a esbozar algo Pániker y que su secretaria o quien fue-
cenas de un artista sin obra. Es curioso; nes para que le enviase mi «libro». Tras parecido a una sonrisa. Mueca como de se me solicitó el libro. Pero hasta ahí.
la de esclavos que necesitamos triturar superar una recaída repentina, le conté animal silencioso y huidizo. Sin duda, Ni tuve jamás un encuentro con él ni
bajo nuestros pies para hacer lo que ha- a mi madre cómo el señor Pániker en asustado. No quiere nada. Vuelvo a co- jamás me publicaron nada ni mi madre
cemos, para dar con esas pequeñas co- persona me había llamado al móvil y locar las cajas en su sitio. La hice ente- mejoró en absoluto. Salvo que la muerte
sas inútiles, inservibles y volátiles. Así cómo nos habíamos encontrado en su rrar junto al contenido de aquellas ca- sea una mejora repentina. Y lo más in-
que no es amanerado pensar que quizá casa de las afueras de Barcelona. Char- jas. Como los faraones egipcios que se quietante es que a ella ni siquiera pare-

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CREACIÓN

to yo. Acabados, no mesa de madera donde se apoyaban


son míos. No son de desde siempre las cajas de cartón que
nadie. Acabo de leer antes contenían su vida y ahora me
el cuento de Bolaño contienen a mí entero. Te diré por qué
y recuerdo con niti- no dejaba de mirar las cajas, me dijo.
dez aquello. Yo ob- Su voz sonaba como siempre. Todo era
servaba mis cajas. como antes de enfermar. No había un
En realidad las mi- solo indicio de actividad paranormal. Si
raba sin ver. Pensa- se hubiese tomado una foto de los dialo-
ba: para qué. Mi gantes, nadie hubiese afirmado que
madre entró en la aquella mujer estaba muerta. Quizá
casa. Sin llamar. tampoco nadie hubiese afirmado que
Quizá guardaba una aquel hombre estaba vivo. Sabía que era
copia de la llave. Yo solo el comienzo, continuó diciendo
no había cambiado mientras apoyaba una de sus manos
la cerradura. Y no muertas sobre la tapa de la caja que
porque pensase que coronaba la torre de cartón. Y continuó.
ella podría querer Sabía que todo brotaría. Como el agua.
volver algún día. Como el fuego. Y esto, lo que hay aquí
Para ella ya no ha- dentro, es lo único. Lo único. Todo lo
bía días. Los muer- demás es muerte, vanidad, espejismo.
tos no necesitan Nada. Escuché una y otra vez el eco de
nada. Mucho menos sus palabras en el silencio de mi cráneo.
llaves, mucho me- Una sola cosa es lo importante, que
nos llamar antes de aquello está ahora aquí. Esta colección
entrar. La muerte de inutilidades, es lo único. Lo demás es
no avisa nunca. Re- nada. Me encontraba tan reconcentrado
cordando ahora en mí mismo que ni siquiera me percaté
aquello -sí, se crea o de que mi madre había abandonado el
no, lo había olvida- cuarto. No hay manera de despedirse de
cía importarle. Nunca sabemos para vida. De alguna manera, me enterrarán do-, lo que me sorprende no es tanto la los muertos. No volvió. Nunca. Ni espe-
quién hacemos las cosas. Para qué. Es también junto a lo que contienen. Es presencia de la no presencia de mi ma- ré jamás que volviese. Y no se confun-
algo insoportable. Y es insoportable por- una sensación curiosa. Nunca releo ori- dre muerta allí, en el cuarto, como la dan. No se trata de un sueño. No leen
que sé que es algo que no tiene la menor ginales corregidos del todo, o casi del ausencia total de desasosiego. Nunca un relato de ficción. Deben ustedes to-
relevancia. Por eso es insoportable. todo corregidos. Solo en ocasiones, para sabemos cómo vamos a reaccionar. mar al pie de la letra lo que acabo de
Porque es insoportable que algo así me buscarle acomodo a los recién llegados, Toda previsión es inútil. Creo que lo en- contar, porque si no, no entenderán
sea insoportable. Nada más que por eso. manipulo a los que duermen en las ca- contré del todo normal, decir natural nada. Si se quiere es sencillo. Los muer-
He ido acumulando escritos. Cuando los jas como duermen los restos de mi ma- sería decir demasiado. Ahora no lo veo tos nos protegen, los muertos hablan.
corrijo de forma más o menos definitiva dre, acartonada, en su féretro de már- así, pero en aquel momento, en el ins- Por eso no creo en ellos. Porque si ha-
los introduzco en las antiguas cajas de tir. Y se me hace inevitable echarles un tante en el que ocurrió aquello -no debo blan, también pueden mentir. No creo
cartón que usaba mi madre. De alguna ojo. Es una sensación extraña. Porque mentir-, no me sorprendió en absoluto. en ellos, aunque algo más que en los vi-
manera, ahora están en ellas toda mi estoy convencido de que no los he escri- Mi madre se sentó en la silla, junto a la vos, sí creo. O quizá es que no me queda

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CREACIÓN CREACIÓN

más remedio que creer. Porque los con- galo, su silencio, provoca la mayor de
denados a la escritura pasamos la ma- las adicciones.
yor parte del tiempo entre ellos. Su re-

Carlos Segovia (Vigo, España, 1971). Graduado en Filosofía. Máster de inves-


tigación en filosofía. Titulado en Música. Seleccionado por La Fábrica Editorial
para el certamen NOVOS 2013 celebrado en La Coruña. Curso de narrativa en
la Escuela de escritura del Ateneo de Barcelona. Curso de Editing y de Edición
profesional. Publicaciones: Mi padre, ese idiota (Novela) Colección Arnie, Playa
de Ákaba, 2014. Publicaciones colectivas: «Hermenéutica del no», en El enemigo
interior. «Morirás envenenado», en Nueva carta sobre el comercio de libros. «La
noche liebre», en Generación Subway, Playa de Ákaba, 2014. En descarga digital:
Las vírgenes necias (novela corta). DesaOgros (libro de relatos). La risa (novela
corta); en KDP-AMAZON. El gato y Novela de Jarabo (relatos cortos), en Smas-
hwords. Su Blog literario es: www.segovialibros.blogspot.com
Fuente: www.visitaetla.com

Sombra en un leve e hipnótico mareo. Desorien-


por Irene Beiro tada y adormecida, me hundí en un
denso sopor contra el que me era inútil
luchar y el cual se iba apoderando de
Circulaba bordeando el vertiginoso mi conciencia hasta que tuve que parar
precipicio de Roque por una vía estre- el coche en la cuneta incapaz ya de con-
cha y tortuosa, la única conducente al centrarme en tan continuas y sinuosas
pequeño y recóndito pueblo de Bergam, curvas. Cerré los ojos un instante con la
en el municipio de Loset. Aproxima- intención de volver a abrirlos ensegui-
damente debía haber pasado una hora da pero me dormí profundamente. Al
desde la última vez que paré a descan- despertar, no sabía cuánto había dura-
sar y tomar un café en uno de esos de- do mi sueño aunque tenía la sensación
solados bares de carretera con la inten- de que había sido muy profundo. Miré a
ción de alejar el fantasma del sueño que mi alrededor. Empezaba a anochecer y
tan inconveniente resulta a quien va al la carretera estaba solitaria. Entonces
volante. El sol estaba bajo y la velo- recordé que no había visto ningún coche
cidad del vehículo hacía que los pinos desde aquella última parada en el bar.
se sucediesen creando un efecto de luz Me percaté del silencio que había. Un
intermitente que terminó por sumirme silencio absoluto. Las primeras nieves

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CREACIÓN CREACIÓN

de diciembre habían teñido de blanco Días atrás, había alquilado por unos Poco a poco fui reubicándome. Me incor- Un inesperado maullido, cercano a
las cúspides rocosas y aquella imagen días una casa en Bergam, una remota poré aún algo turbada y bajo la luz de un lastimoso gemido, sonó a mis es-
de gélida belleza que se extendía en el localidad, tan pequeña que ni siquiera la luna que penetraba por las ventanas paldas. Me volví. Desde la negritud del
horizonte me provocó un escalofrío. Un aparece en los mapas y de la que nunca vi la casa diferente. Conforme mi vista rincón los ojos acechantes del gato me
mal agüero emana de este lugar, pensé, antes había oído hablar. Pretendía, con recorría la habitación mi asombro iba apuntaban, como una pequeña pantera
y decidí seguir mi camino cuanto antes. la reflexión de la soledad, arrojar algo en aumento: todo estaba viejo. El polvo dispuesta a atacar a su presa. Salí a la
Tras varios nerviosos intentos, conse- de luz entre las sombras de mi men- cubría los muebles astillados como si calle, tal como iba, en pijama y descal-
guí arrancar el motor y volver al asfal- te. La encontré siguiendo las señas que hubiesen pasado años olvidados en el de- za, subí a mi vehículo y conduje hasta
to. Tenía que conducir con la máxima llevaba escritas y no me resultó difícil terioro y abandono. Un reloj en la pared la salida del pueblo en donde volví a en-
precaución no sólo por el serpentino pues se hallaba situada frente a la igle- marcaba las doce en punto mientras su contrar el letrero de madera y que ya
trazado: una incipiente niebla comen- sia, una construcción del siglo XVI cuya cristal roto mostraba un cuco colgando sí pude leer en su totalidad: Bergam.
zaba a espesarse en derredor, borrando torre se veía desde la misma entrada sin cabeza, como un símbolo fatal. El Nunca has estado aquí.
lentamente las montañas, los pinos, el del pueblo. suelo estaba cubierto de escombros. Las Sonó un extraño ruido y un fulgor me
precipicio y hasta la propia carretera. La vivienda tenía buen aspecto, mejor paredes, plagadas de resaltes y heridas. cegó. En un instante perdí el control
En ocasiones me pareció vislumbrar las aún del que había esperado. Unas vivas Perpleja y desconcertada me pregunté del coche y me estrellé contra la pared
luces traseras de algún vehículo, pero tejas rojas relucían sobre el inmaculado qué significaba aquello. Recordé el viaje, de piedra de la cuneta. Mi cabeza cayó
no conseguía distinguirlas con claridad, blanco de las paredes. Cuando abrí la la entrada en el pueblo… No tenía expli- apretando la bocina que no dejaba de so-
pues apenas se me figuraban enseguida puerta me recibió un hermoso gato ne- cación. Me dirigí a la ventana ansiando nar. Afuera, un humo blanco envolvió
volvían a quedar ocultas bajo una densa gro de enormes ojos verdes maullando ver la normalidad en el exterior pero todo.
capa blanca. y restregándose contra mis tobillos. Me descubrí con estupor que el pueblo ente- Quien conoce lo que vive entre som-
Descendí por la montaña hasta lle- alegré del inesperado hallazgo, siempre ro estaba en ruinas. Ante mí, se erguía bras en la noche sin luz no volverá a
gar a un valle y, por fin, vi un letrero he sentido simpatía por los felinos. A burlón el único vestigio de la torre de la dormir.
de madera, con aire antiguo, en el que ti te llamaré Sombra, dije en voz alta iglesia al que un rayo de luna iluminaba
aparecía el nombre de Bergam pintado mientras acariciaba su lomo. Observé con saña.
con una caligrafía de estilo rústico, de- satisfecha que todos los muebles esta-
bajo del cual se intuía que había escrito ban nuevos y limpios y que no faltaba
algo más, otras palabras, pero no pude ningún detalle decorativo. Tras com-
leerlas. probar el agua corriente, tomé una du-
El desasosiego anidado en mi espíri- cha y me puse ropa cómoda para des- Irene Beiro (Almería, España, 1977). Licenciada en Filología Hispánica por la
tu durante el trayecto se disipó apenas cansar del viaje. No había luz eléctrica Universidad de Almería. Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Com-
entré en el pueblo. Era tan hermoso que para televisión ni radio así que saqué un parada por la Universidad de Granada. Profesora de Educación Secundaria con la
parecía una de esas tradicionales ilus- libro de mi maleta y leí hasta dormir- especialidad de Lengua Castellana y Literatura en el IES Villavieja (Berja).
traciones de las aldeas de los cuentos me.
o postales navideñas. El ambiente re- Un accidente en la carretera. Mi
zumaba alegría. La gente paseaba y cuerpo yacía encima del volante y la
charlaba animosamente por las calles. bocina no dejaba de sonar. Afuera, un
Los niños lanzaban bolas de nieve o ha- humo blanco envolvía todo.
cían muñecos entre risas y juegos. Y las Desperté bruscamente. Había tenido
fachadas de las casas, elegantemente una pesadilla. El corazón me latía con
ataviadas con flores y otros ornamen- fuerza y estaba desorientada. Sentía mi
tos, hermoseaban la avenida principal cuerpo dolorido por la incómoda postu-
por la que transitaba. ra en la que me había quedado dormida.

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CREACIÓN

Bonus
por María Fraile

Lo malo de burlar a la muerte -me explicó Felipe- es que


la vida continúa contigo pero improvisando. No estaba previsto
para ti ningún futuro.
Tras el susto, te quedas en medio de todo ese tiempo que no
te pertenece, esperando sobre algún destino ajeno que vivir.
Puede que de repente quieras ser funámbulo a pesar del vér-
tigo con el que naciste o quieras comprarte una moto antes de
sacarte el carnet de conducir. O cualquier otra boludez.
El nuevo tipo, el superviviente que eres, está desorientado
y busca en el limbo de las oportunidades perdidas alguna que
quiera llevarle a cualquier lado.
Quizás se te ocurra cruzar mares sin saber ni siquiera nadar
-me dijo con el índice levantado, frunciendo el ceño- y así ver
con tus propios ojos que no existe horizonte que no se escape.
Pero yo -terminó Felipe- yo, pude continuar mi vida donde
la dejé, porque hasta entonces, no sé que carajo estuve hacien-
do, pero el día que la muerte vino a buscarme no me encontró
en el camino.

María Fraile (Salamanca, España, 1975). Relatos premia-


dos y menciones: Bonus (microrrelato premiado en la I Edi-
ción Puertas Abiertas 2014, Guantánamo, Cuba), Orbis Alia
(Relato premiado en el I Certamen de Historias Encantadas),
La Superviviente (mención en el II Concurso de Microrrelatos
"Realidad Ilusoria"), Burn-out (relato publicado por la Ed. La
Fragua del Trovador en la antología "Palabras Contadas"), El
Festín (microrrelato seleccionado para formar parte de la an-
tología "Sensaciones y Sentidos"), Las malas artes (microrre-
lato seleccionado para la antología "La Mar y sus gentes"), Un
romace de película (microrrelato seleccionado para la antolo-
gía "Cachitos de Amor IV" ACEN).

© Doug Wheller visorliteraria.com | 60


Fuente: Flickr
CREACIÓN

El negocio del regaliz de do la capital de


Cartago, y en
palo
aquel momento
por David Caiña
se encontraba
en el levante
español.
Cuando Arturo Pinal entró en la casa
Su método
de su mentor, Gregorio Bonsorte, su as-
era el siguien-
pecto era más el de un hombre que vie-
te: se desplaza-
ne de un funeral que el de alguien que
ba pueblo por
viene de una reunión de negocios. A no
pueblo, adqui-
ser, claro, que el funeral hubiese sido el
ría propiedades
del propio negocio.
de sus habitan-
Arturo Pinal sabía que el señor Bon-
tes y les paga-
sorte le ofrecería, además de un asien-
ba por ararlas
to mullido, un oído atento y, con un
sin descanso,
poco de suerte, un valioso consejo. No
con la excusa
en vano, Bonsorte era el gran magnate
de que la tie-
de los productos derivados del regaliz, y
rra estuviese
nadie como él sabría como afrontar un
lo más fértil
problema como el suyo.
posible. Cuan-
-Señor Bonsorte, ¿Cómo hace usted
do, tras peinar
para triunfar siempre en los negocios?
las propiedades
-No se puede conocer el camino del
por completo,
triunfo, Pinal -contestó el magnate-.
veía que no en-
Pero puedo ofrecerle a cambio una his-
contraría allí
toria que ilustra muy bien el camino al
su tesoro, vol-
fracaso-. Y Bonsorte le contó entonces
vía a vendérse-
la historia de Daniel Arrieta.
las a los aldea-
nos y proseguía
El señor Arrieta había sido muchos Arrieta, tratando de contener su hacerlo de frente. Iba a ser una nego-
su camino. Hacía esto para que, en el
años atrás un reputado catedrático en emoción, le preguntó dónde vivía aquel ciación dura, pero Daniel Arrieta tenía
caso de ser encontrada, la Máscara es-
arqueología, cuando Bonsorte aún era hombre. El patatero le señaló la casa, y un secreto que siempre le había funcio-
tuviese en su propiedad y así venderla
un joven que empezaba tanto en la vida también le dio un consejo: nado en sus negociaciones: si hubiese un
como suya a algún museo de los que fi-
como en la industria del regaliz de palo. -Pero tenga cuidado. No le será fácil torneo de mentirosos, Arrieta ganaría
nanciaban sus excursiones.
Arrieta llevaba años buscando la negociar con él. Es tan avaro como an- el premio honorífico al global de su ca-
Un día, un hombre al que estaba a
Máscara de Aníbal. Se trataba de un ob- cho de espaldas. rrera.
punto de comprarle su patatal vio la
jeto cuyo valor histórico era sólo supe- Y pronto comprobó lo ancho de espal- Al entrar le asaltó un fuerte olor a
foto de la Máscara de Aníbal al sacar
rado por el económico. Eso, claro, si al- das que era. Cuando la puerta de la casa regaliz. Poco tardó en deducir a qué se
el catedrático la cartera para pagarle.
guien llegaba alguna vez a encontrarlo. de aquel hombre se abrió, éste tuvo que dedicaba el hombre: su hijo mastica-
-¡Qué curioso! -dijo el patatero-. Mi
Él había recorrido por completo la co- salir de perfil, porque el marco no era ba con bastante habilidad una raíz del
vecino tiene en su chimenea una cosa
munidad de Murcia, donde había esta- lo suficientemente ancho como para vegetal mientras trataba, al parecer,
como esa.

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CREACIÓN CREACIÓN

de forzar una caja fuerte. Las paredes visto? de grifo oxidado, que desprendía un aro- prefiero no arriesgarme a quedar en ri-
estaban adornadas con cuadros que es- Daniel Arrieta bajó la mirada y lo ma inconfundible. dículo ante un entendido como usted.
cenificaban, fase por fase, plantación, que vio le hizo pensar que a lo mejor -Yo quería que fuese médico o abo- Daniel Arrieta no le miraba a él, sino
mantenimiento de plagas o la cosecha. debía haberse llevado un babero. gado, o yo que sé, un latifundista que a la Máscara de Aníbal que le devol-
Hasta las sillas parecían estar hechas -Creo que voy a optar por algo más cultivase en sus anchos campos regaliz vía la mirada desde la repisa de la chi-
con troncos de regaliz. Arrieta ya sabía llamativo. Esta máscara verde hará de la más alta calidad. Pero quiere ser menea. El hombre se giró para ver qué
como empezar a negociar. que la gente se acuerde de mí. ladrón. ¿Y yo que voy a hacer? Por lo llamaba la atención de su invitado más
-¿Qué desea, señor? Estábamos a Tenía ante sus ojos lo que tanto tiem- menos tiene un sueño… que un regaliz de palo tan sugerente
punto de comer. po había estado buscando. Lo peor era -Si no le importa, me gustaría empe- como el que tenía entre las manos.
-Deseaba hacerles una oferta por su que aquel aspirante a ladronzuelo lo te- zar a tratar cuanto antes el asunto del -Es fea de cojones, ¿eh? Me la encon-
cosecha de regaliz. Pero no se preocu- nía entre sus manos. Alargó el brazo regaliz -dijo Arrieta intentando ocultar tré mientras cavaba en la última cose-
pe, puedo esperar -Arrieta se giró para con la intención de cogerlo y salir co- el hecho de que empezaba a encontrarse cha de regaliz. Qué cosecha, amigo. Me
irse, a sabiendas de que la mejor mane- rriendo, o lo más parecido a correr que realmente mareado. salieron con minas tan gordas que las
ra de hacer que alguien considere una pueda hacer un catedrático en arqueo- -Por supuesto, señor. Mire, en este cortezas apenas las contenían.
oferta es que piense que se le escapa. logía. Entonces entró el padre. vaso tengo una selección de todas las -¿Dónde la encontró exactamente?
-Pase, hombre, pase -el hombre -Siéntese, hombre. Tengo mucho que variedades de regaliz de palo con las -¿Le interesa mucho la máscara, se-
apartó sus anchas espaldas de la puer- enseñarle. que comercio. ñor?
ta-. Primero la obligación, luego la de- El hombre cogió la Máscara de las Arrieta miró al vaso, donde vio un -No, no demasiado en realidad. Es
voción. ¿Le apetece un café o una infu- manos de su hijo para dejarla en la re- montón de regalices que a él le parecie- sólo que…bueno, es realmente fea, sí. ¿Y
sión? pisa de la chimenea. ron todos iguales. El hombre cogió uno dice que la encontró mientras cosecha-
-Un té verde estaría bien. -¡Álvaro! Ya es hora de terminar con de ellos y le empezó a hablar de sus ba su regaliz?
-Sólo tenemos regaliz. los deberes. Ponte a jugar, anda. cualidades. -¡Álvaro! Deja de correr por ahí,
-Un café con leche, entonces. -¡Pero papá, si quiero ser un ladrón… -Este tipo de regaliz es perfecto para hombre. Bueno, ¿le interesa la máscara
-Le haré una infusión de regaliz -Eres un niño, hijo mío. Está bien que comerlo a solas. Como puede ver, la o el regaliz?
-empezó a caminar hacia la cocina-. Es persigas tus sueños, pero a esta edad corteza es fina y el interior, lo que a Al catedrático empezaba a provocar-
bueno para la tensión, ¿sabía? tienes que aprovechar para divertirte. mí me gusta llamar la mina, porque es le arcadas la mención del alimento.
Cuando su padre salió del salón, el Arrieta se vio reflejado en el niño. Él donde reside el sabor, es ancho e irre- -El regaliz, desde luego. ¿Para qué
niño se acercó al catedrático luciendo también había perseguido una vocación gular. Con esta clase se asegura usted usaría usted -cogió un palo al azar del
un antifaz. Un estetoscopio colgaba de desde niño, vocación que ahora estaba un sabor dulce y una textura agradable vaso- éste?
su pecho. más cerca que nunca de cumplir. Ade- al paladar. Es, sin duda, el rey de los -Ese es de los primeros, hombre. ¿No
-Señor, ¿usted cree que un ladrón con más, al fin y al cabo, no dejaba de ser regalices de palo. sabe usted nada de regaliz o qué?
aspiraciones debería llevar antifaz? también un ladronzuelo. -Parece un gran palo, sí señor. El hombre empezaba a pensar que
Daniel Arrieta apartó al niño con el -El chico quiere ser ladrón, ¿se puede -Lo es, sin duda. Para paladares me- con aquel visitante podría llegar a hacer
brazo y se dirigió a la chimenea. Para creer? nos acostumbrados es más adecuado un gran negocio.
su sorpresa, allí no había ninguna Más- Arrieta no contestó, porque al sen- éste otro -cogió otro palo del vaso, que -Fíjese en este otro. Las fibras de la
cara de Aníbal. Lo más valioso que ha- tarse en la mesa comprobó, y no con la a Arrieta le pareció tan igual al otro corteza están deshilachadas y el interior
bía era un vaso de cristal con el culo vista sino con el olfato, el material del como anchas eran las espaldas de su parece oscuro y podrido. Estos no valen
bañado en oro. Por supuesto, lleno de que estaba hecha. Ya había soportado interlocutor -. Éste no tiene una mina para venderse como golosina, porque,
regalices de palo. más regaliz del que estaba dispuesto a muy potente, como puede ver. Sin em- bueno, ya sabe, el podrido amarga. Por
-Yo creo que si se quiere ser recorda- soportar durante toda su vida, y ade- bargo fíjese en el tono amarillento que eso los trituramos y los usamos como
do es mejor tener algo distintivo. ¿No más ahora aquel hombre le tendía una tenemos aquí. ¿Sabe que nos dice esto? infusión.
cree que el antifaz es algo demasiado taza con un líquido marronáceo, como -Creo que sí -mintió Arrieta-, pero Arrieta frunció tanto la nariz que

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CREACIÓN

habitación -y luego fin y al cabo, si me vacía el almacén,


de nuevo a Arrieta-. ¿qué le vendo yo a los demás clientes?
¿Lo quiere todo? -Puedo darle un pequeño plus si lo
El niño se quedó desea…
mirando a Arrieta -¿Para qué quiere tanto regaliz, se-
desde el umbral de ñor?
la puerta con una Era cierto. ¿Para qué iba a querer al-
sonrisa de lo más guien como él tanto regaliz de palo? Po-
desconcertante. Se dría haberle dicho que tenía una tienda
puso su antifaz y de golosinas, o una de nutrición y die-
salió corriendo ha- tética. O también podría haberle dicho
cia su habitación. que eran para hacer una catalogación
-Sí, señor. Debo científica de los diferentes tipos de re-
decir que el suyo es galiz de palo y su función. Al fin y al
un regaliz de la más cabo, aquel hombre no sabía quién era.
alta calidad. Podía inventarse lo que quisiera.
-¡Si no lo ha pro- -He tenido una idea para una nueva
bado! golosina -pensó que un negocio novedoso
Ante la perspec- era lo que aquel hombre necesitaba oír
tiva de que se des- para creerse que alguien como él desea-
cubriese su inex- se tanto su planta-. Mi idea es extraer
periencia, Daniel el aroma del regaliz y aplicárselo a una
Arrieta tiró de len- gelatina con azúcar, por ejemplo, para
guaje técnico. luego volver a darle forma de palo. Se-
-Solo hay que ver ría como comerse un regaliz pero, ya
las minas, señor. sabe, sin todo eso de tener que mordis-
-Eso es cierto, las quear un trozo de madera.
minas son gordísi- El hombre dio un golpe en la mesa.
mas. Vaya cosecha. -¡Válgame Dios! ¿Pero quién quiere
-¿Cuánto me cos- comerse un regaliz sin morder el palo?
pensó que iba a subírsele hasta la fren- -¿Quiere probar alguno en concreto? taría liberarle de su stock? -Pues…pues…¿los niños?
te. Encima ahora el niño estaba jugando Daniel Arrieta estaba a un mordisco -No se confunda, señor. Yo lo que -¡Los niños!
por debajo de la mesa, y el hombre no de regaliz de vomitar sobre la alfombra vendo son palos de regaliz. -¡Los niños, eso es! Vamos a hacer
hacía más que dar golpes para hacerle de aquel hombre. Después de mirarla -A eso me refería. ¿Por cuánto me que los niños de hoy se interesen por el
salir de allí. Los golpes hacían que se durante un rato, aprovechando que era vendería todos? regaliz. Ya verá, señor. Vamos a vender
desprendiesen de la mesa virutas con de las pocas cosas en la sala hechas con El hombre se recostó en la silla y em- regaliz hasta en la China.
el inconfundible aroma que a partir de otro material, le contestó: pezó a mordisquear un regaliz mientras -¡Siempre se ha vendido regaliz en
aquel día aprendería a odiar. -No es necesario. Me lo llevo todo. calculaba la manera de sacar el mayor China!
-Le pido perdón por la actitud de mi El hombre agarró a su hijo, que co- beneficio. -Bueno, ¿cuánto me costaría?
hijo, señor. Espero que esto no afecte al rreteaba alrededor de la mesa contri- -Pues supongo que… Bueno, si usted El hombre empezó a calcular men-
negocio. buyendo al mareo del catedrático. se lleva todo, supongo que esperará una talmente hasta qué punto podía esquil-
-No se preocupe por eso. -¡Álvaro! Fuera de aquí, venga. A tu rebaja. Yo nunca he entendido eso. Al mar a aquel visitante que tan poco pa-

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CREACIÓN CREACIÓN

recía saber sobre regalices. El precio de que usted se convirtiese en mi provee- sa-, pues dígame usted. -Tranquilo, hombre. No pasa nada.
mercado para mayoristas solía ser de dor oficial de regaliz. Vamos a necesi- -A lo mejor… -y vio la máscara allí, Me la ha devuelto, ¿no? -y abrió su car-
unas 500 pesetas el kilo, y en la última tar mucho, y esto puede ser también un fea, mirándole con sus feos ojos desde tera para sacar el dinero. Pero ahí fal-
cosecha había recolectado unos 20 kilos gran negocio para usted. la repisa-, mire, esta máscara me la taba algo. Y no era el dinero. Levantó la
de regaliz de distintas variedades. A esa -¿Quiere que le prepare otra infu- encontré cosechando. ¿No le gustaría cabeza y vio que el niño se dirigía a su
cuenta había que sumar un plus, que el sión? llevarse la máscara? padre sujetando un trozo de papel en la
mismo comprador había propuesto, por -Lo que quiero es, no sé, creo que po- -No sé, no sé… Es una máscara muy mano.
dejarle vacío el almacén. También ha- dríamos hacer alguna especie de inter- fea… -¡Papá, mira! ¿Ésta no es la másca-
bía que sumar otro plus, que el com- cambio simbólico que represente nues- -Si lo prefiere puede llevarse una de ra que te encontraste en la última co-
prador no debía sospechar, para apro- tra unión como socios en esta nueva las camisas que hago con fibra de ma- secha?
vecharse de la aparente ignorancia del empresa que me he propuesto. Yo le dera de regaliz. Lo que sostenía en las manos, y aho-
arqueólogo. podría dar, por ejemplo, no sé… Ya lo -Bueno, me llevaré la máscara. Es ra ante los ojos de su padre, era la fo-
-Calculo que el total será de unas… tengo, mire, ya que yo seré el que se en- fea, pero bueno, puede ser un buen sím- tografía de la Máscara de Aníbal que
25.000 pesetas. Sí, 25.000 pesetas sería cargue de la manufacturación y la ven- bolo de nuestro negocio. su vecino había visto hacía unas horas
el precio justo. ta, el que sustente el negocio, le daré mi -Así sea, entonces -y el hombre cogió y había llevado a Daniel Arrieta hasta
Ahora era el turno de calcular de cinturón. ¿Qué le parece? Para que lo la Máscara de Aníbal de la repisa y la aquella casa. El hombre empezó a mi-
Arrieta. El valor de la Máscara de ponga sobre su repisa. puso, por fin, en las manos de un cada rarla y a mirar alternativamente a su
Aníbal, teniendo en cuenta la puja que El hombre no quería para nada un vez más babeante Daniel Arrieta. visitante.
tendría lugar entre los museos de arte cinturón que además, dada sus anchura Con el objeto de su deseo por fin en Cinco minutos después, Daniel Arrie-
romano de todo el mundo, podía subir corporal, no le iba a valer. Pero asintió, sus manos, Arrieta estuvo a punto de ta salía por la puerta de la casa mien-
hasta los 20 o 30 millones de pesetas. porque lo que quería eran las 50.000, y salir corriendo por la puerta. Pero si tras el hombre le miraba desde el in-
Desde luego, valía la pena gastarse el cinturón parecía significar la prome- aquel hombre de anchas espaldas se terior. El hombre y su hijo sonreían.
25.000 pesetas en un poco de regaliz si sa de más 50.000 de ahora en adelante. sentía defraudado podría aplastarle Arrieta cargaba con una mochila llena
así se podía llevar la máscara. -¿Y usted qué desea? vivo, ya no entre sus brazos, sino en- con 20 kilos de regaliz de palo y 50.000
-Acepto. Me parece un precio justo. Daniel Arrieta estaba a punto de decir tre sus dedos. Intentó calmarse y buscó pesetas menos en la cartera. Y cargaba
¿Ha incluido el plus por dejarle el al- “la Máscara de Aníbal”, pero empezó a en su bolsillo la cartera para pagarle al también con la culpa de haber dejado
macén vacío del que hemos hablado an- cavilar. Ya le había visto fijarse en ella, pobre ignorante. escapar la Máscara de Aníbal.
tes? -y se levantó de su silla, presuroso así que si le hacía ver que la deseaba Miró en su bolsillo izquierdo y no es-
por finalizar el negocio. podía que también intentase cobrársela. taba. Se paró a pensar. Bolsillo izquier- -Bueno, espero que te haya ayudado
-En realidad, no -mintió el hombre-. Lo mejor sería empujar a aquel hombre do, cartera y cerillas. Bolsillo derecho, a ver cómo no se debe hacer un negocio.
Supongo que podríamos llegar a los a que se la ofreciese él mismo. llaves y tabaco. Así lo hacía siempre. -Pero no entiendo, señor Bonsorte
30.000, al fin y al cabo… -Puesto que usted será la parte pro- Pero ahora, en el bolsillo izquierdo sólo -Arturo Pinal no daba con la clave-.
-Lo dejaremos en 50.000, entonces. ductora, la que realmente cosecha la había cerillas. ¿Cuál es el mensaje? ¿Que hay que co-
El hombre escuchó la cifra casi con materia prima, podría llevarme… no El niño, Álvaro, volvió a aparecer en nocer bien tu mercancía? ¿Que hay que
lujuria. Iba a sacar cinco veces más que sé… ¿uno de sus cuadros sobre la cose- la habitación luciendo su antifaz. Fue ser sincero en las negociaciones?
el precio de mercado por su última co- cha del rega… corriendo donde el hombre y le devolvió Gregorio Bonsorte dio un golpe sobre
secha. Aquel hombre que tenía enfrente -¡Ni lo sueñe, amigo! Me ha costado su cartera. la mesa y se echó a reír.
debía ser realmente idiota. años hacerme con toda la colección. -Estaba practicando, ya sabe. A ser -No, hombre, no. El mensaje es que
-Me parece suficiente, sí. -Bien, pues…a lo mejor una de sus si- ladrón no se aprende estudiando. Pero debes tener los oídos muy bien abier-
-Quiero proponerle una cosa -le dijo llas de rega… no pensaba dejar que se fuese sin ella. tos. Aquel hombre se quedó con la idea
entonces el catedrático-. Dado que mi -¿Y dónde sentaré a los invitados? -¡Álvaro! ¿Has estado robando a de convertir el regaliz en golosinas para
negocio es a largo plazo, me gustaría -Bueno -y fue a apoyarse a la repi- nuestro invitado? los niños a base de goma dulce y aca-

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CREACIÓN COLABORACIONES

bó siendo millonario. Y, por supuesto, de Aníbal?


montando esta empresa. -Lo es, Pinal, claro que lo es.
-Vaya. Un tipo listo. Oiga, entonces -¿Y cómo la consiguió?
esa máscara que tiene usted sobre la
repisa de su chimenea… ¿es la Máscara
-Ya te lo he dicho. Cavando. ¿Quieres
que te prepare una infusión de regaliz?
Colaboraciones

La Revista Literaria Visor se centra en diversos aspectos del relato corto. Está
David Caiña (Bilbao, España). Guionista y escritor. Cuando terminé la carrera estructurada en tres bloques fundamentales: reseñas literarias, ensayo y creación.
de publicidad solo quería ser diseñador gráfico. Mi problema era el siguiente: soy Toda colaboración será bien recibida en cualquiera de estos campos siempre que
daltónico. Cuando empecé a trabajar como redactor creativo descubrí la escritura. sea original, inédita, escrita en español y relacionada con los distintos aspectos del
Me gustó tanto que dejé de trabajar. Estudié guión cinematográfico y ahora dedico relato breve. Los textos deben remitirse en fichero adjunto y en formato Word,
mi vida a escribir. Colaboro en proyectos de cortometraje, largometraje, series y junto a una breve reseña bio-bibliográfica de no más de diez líneas, a la siguiente
teatro. Escribo y gestiono la web La Historia me Confunde y colaboro en No! Fan- dirección de correo electrónico:
zine. Ahora dedico mi vida a escribir. Y eso que yo solo quería ser diseñador gráfico.
visorliteraria@gmail.com

El consejo editorial leerá todas las colaboraciones enviadas, reservándose el de-


recho a su inclusión en la revista. No se informará en ningún caso sobre aspecto
alguno del proceso de selección, y solo se mantendrá correspondencia con aquellos
autores cuyos textos sean elegidos.
Los autores son siempre los titulares de la propiedad intelectual de cada una de
sus obras y solo ceden a la Revista Literaria Visor el derecho a publicar los textos
en el número correspondiente.
Además de responder a los estándares adecuados de calidad artística y de re-
dacción, los requisitos de publicación serán los siguientes: para reseñas literarias,
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10, y para creación, no se excederán las 12 páginas. En todos los casos, los textos
se redactarán en A4, con letra tamaño 12, doble interlineado y notas al final del
documento.

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