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Dokumen - Tips Construccion de Un Ronroco
Dokumen - Tips Construccion de Un Ronroco
Construcción de un ronroco
Para nuestro trabajo hemos elegido una rolla de abedul de unos 90 centímetros de
longitud y aproximadamente un diámetro medio de unos 30 centímetros.
La pieza ha sido extraída de la parte baja del tronco, donde el árbol carece de
ramas y por tanto no contiene nudos que puedan entorpecer nuestro trabajo en la
misma. En esta zona, es donde las fibras de la madera crecen mas rectas y por
tanto el veteado es más uniforme. Por otro lado, al tratarse de la parte mas gruesa
y añosa del tronco, esta pieza nos proporcionará madera mas compacta, de mayor
densidad y mejor calidad que las extraídas de cualquier otra parte del árbol.
Una vez elegida la pieza, que intentaremos sea lo más recta y uniforme posible,
procederemos a quitarle la corteza exterior dejándola durante unos días en lugar
donde pueda airearse hasta que podamos observar que la humedad exterior va
desapareciendo.
Es importante que durante este tiempo resguardemos la pieza del sol directo, ya
que el calor en demasía podría provocar grietas que la harían inservible.
Es conveniente tener estos planos acotados siempre a la vista para irlos cotejando
con el trabajo y en un momento dado rectificar cualquier desviación.
Posteriormente procedemos al
ahuecado de la caja, para
Una vez rematada la caja nos ayudaremos de la garlopa y el bastren para dar
forma al mango y a la pala, trabajo que concluiremos con lijados consecutivos en
los que iremos mermando el grano.
A continuación construiremos las dos costillas que irán encoladas bajo la tapa, a
ambos lados de la boca; para lo cual será necesario un cuadradillo de pino de un
centímetro de lado y unos 30 de largo, a partir del cual mecanizaremos las piezas
según se detalla en el croquis.
Para concluir con el cuerpo del instrumento, vamos a retomar la pala, en la que
marcaremos la ubicación de los clavijeros así como las ranuras del cordaje.
Con una broca de 12 mm. para madera y posteriormente con formón y escofina
plana, eliminaremos la madera sobrante y con broca de 10 mm., practicaremos los
agujeros que darán cobijo a las clavijas.
Estas tres piezas que más tarde ensamblaremos, formarán el remate de la pala.
Hasta este momento, hemos trabajado el cuerpo del instrumento; a partir de ahora
construiremos las restantes piezas que lo componen.
El acabado del mango se llevará a cabo una vez tengamos encolado el diapasón;
al mismo tiempo daremos también forma definitiva al tacón de la caja.
Al pie de estas líneas, se puede observar el gráfico de la regla y las distancias a
las que habremos de ir efectuando los cortes correspondientes donde
posteriormente alojaremos los trastes.
Para efectuar los cortes en el diapasón emplearemos una sierra de sección muy
fina. Las sierras de pelo usadas en marquetería pueden servir, aunque
obtendremos mejores resultados utilizando una sierra de hoja más firme (de
costilla o de ebanista), ya que de esta manera lograremos que la profundidad de
las canaletas sea uniforme, (en el caso de las sierras de pelo suele aumentar en los
extremos debido a su gran ductilidad).
Una vez concluido este trabajo, procederemos a la colocación de los trastes, que
iremos insertando a presión ayudados del mazo de madera, hasta lograr encajes
perfectos, sin que ninguno de ellos sobresalga en altura del resto. Tan solo
quedará cortar los trozos sobrantes de los trastes y rematarlos mediante lima de
metal, concluyendo el acabado con pulidos a base de lija muy fina.
Juego de trastes
Si aún así, no logramos contactar con alguna tienda que nos pueda proveer,
siempre podremos reutilizar los trastes del algún viejo instrumento inservible o que
tengamos en desuso, aunque la labor no es muy sencilla.
Si una vez encordado, vemos que esto ocurre, debemos de localizar los trastes
problemáticos. Para ello iremos tocando nota a nota de graves a agudos,
recorriendo el diapasón en todas sus cuerdas y marcando con rotulador los trastes
que presenten problemas.
El paso siguiente es quitar las cuerdas y proteger todas las zonas que puedan
resultar afectadas cuando posteriormente limemos los trastes.
Utilizaremos una lima de grano fino de unos 25 cm. de longitud o bien una piedra
de carbonuro. La presión de la lima debe de ser uniforme y el limado longitudinal y
lento comprobando frecuentemente que el rebaje no exceda de la altura deseada.
Una vez corregidos todos los defectos de trasteo y ayudados de una lima curva, le
devolveremos a los trastes manipulados su acabado original. Por último los
puliremos con lija muy fina.
Siempre que nos sea posible, la fabricaremos de una sola pieza; en caso
contrario, encolaremos dos piezas longitudinalmente y las reforzaremos por el lado
interior de la caja con una fina lámina de madera de pino o de balsa.
En su parte superior haremos un rebaje circular en canaleta que nos permita alojar
Roseta
Tiras de marquetería
Dada su fragilidad, (no debemos olvidar que son pequeños trocitos de madera
encolados entre sí) debemos de tratarlos con agua hirviendo para ablandarlos y de
esta forma poderlos manipular dándoles la forma precisa sin que se rompan.
Una vez insertada la marquetería, lijaremos la tapa hasta reducir su grosor a 3 mm.,
para ello nos será de gran ayuda la lijadora orbital.
Por ser la tapa armónica la parte del instrumento que junto con el puente soporta
una mayor tensión, debemos reforzar su estructura con el objeto de mantener la
estabilidad después del encordado y de esta manera evitar cualquier deformación
de la misma.
Para fabricar la selleta del puente y la cejuela, necesitaremos dos piezas de hueso
que podemos encontrar en bruto en tiendas de música.
Son desaconsejables plásticos y maderas tanto por su poca calidad para tal fin
como por su mala vejez.
La pieza que emplearemos para hacer la selleta del puente deberá de contar con
un largo de unos 75 milímetros, con un alto de 7 y un espesor de 2.
Mecanizado de la cejuela
Este tipo de puente para guitarra, fue inventado por el maestro Aguado en el año
1824, y desde entonces, son muchos los artesanos de charangos que lo fueron
incorporando en sus ejemplares.
La madera elegida en nuestro caso, ha sido el “palo de hierro” al igual que para el
diapasón. Funcionalmente es una madera perfectamente válida y estéticamente
también, ya que lo deseable es que ambas piezas sean fabricadas de un mismo
material.
Con barrena de 2 mm. perforaremos los conductos por los que discurrirán las
cuerdas. La distancia del primero al último de los conductos, la fijaremos en 66
mm. y los dispondremos en cinco ordenes equidistantes por parejas atendiendo a
las medidas del croquis.
Dado que vamos a encolar dos piezas de distintas maderas y teniendo en cuenta
que el secado de la cola tiende a provocar un ligero encogimiento en las mismas,
es probable que se produzca un arqueo en el diapasón malogrando su
horizontalidad y haciéndolo inservible.
Rematando tacón
Una vez concluido el secado, lijaremos el mango aproximándolo a los bordes del
diapasón hasta lograr su acabado y al tiempo daremos forma definitiva al tacón.
Rematando pala
Por otro lado, concluiremos el acabado de la pala utilizando escofinas y lija para
rematar las piezas de contrachapado y la greca de marquetería, que previamente
habíamos preparado.
Tintado de la caja
En nuestro ejemplo, vamos a utilizar tinte que resalte el contraste de color con la
tapa armónica (en acabado natural).
Es importante que toda la base del mismo quede en total contacto con la tapa
armónica (en procesos industriales existen incluso máquinas que efectúan el
encolado al vacío para evitar poros y lograr un contacto uniforme).
Una vez encolado el puente, aplicaremos dos o tres manos de goma laca a la tapa
armónica. Entre capa y capa, puliremos la superficie de la misma con lana de
acero. (Este material, de aspecto similar al estropajo, se comercializa en madejas
que podemos adquirir en tiendas de bricolaje, pudiéndose emplear incluso sobre
barnices).
Tan solo nos queda la colocación de los clavijeros para poder encordar el
instrumento. La elección de estos va en función de gustos y posibilidades.
Clavijeros mecánicos
Con esta combinación de cuerdas obtenemos una afinación dos tonos y medio por
debajo del charango tipo, lo cual sitúa sus escalas entre éste y el ronroco en su
encordado habitual; con ello se obtiene una tesitura intermedia de timbres mas
agradables al oído.