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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ESTE

Materia

ECO-611-1 MONEDA Y BANCA

Estudiante

PATRICIA SANTANA ASTACIO

Matricula

2020-0194
EL DINERO PLÁSTICO,

El dinero plástico, como se les denomina a las tarjetas de crédito y de débito,


es un símbolo de la modernidad y una herramienta financiera de tanta utilidad
que ya puede considerarse como imprescindible. Pero es importante aprender a
usarlo para para evitar sobrendeudamiento.

  El dinero plástico tiene dos modalidades: la tarjeta de crédito y la tarjeta de


débito. La primera otorga al tenedor la posibilidad de hacer pagos diferidos por
lo que compra o sacar dinero de cajeros automáticos para reponerlo después. La
segunda le permite realizar compras con la presentación de ella, en función del
monto que tiene en su cuenta corriente en una institución bancaria o financiera,
de modo que instantáneamente se produce en ésta un débito por la suma de la
transacción.

¿Como funciona este sistema de pago? 

   El sistema funciona dentro de una comunidad de pagos que tiene tres


elementos fundamentales: el organismo emisor de las tarjetas, los titulares de
ellas y los comerciantes adheridos a la red crediticia.  Al expedir la tarjeta a
nombre de una persona, la entidad emisora —que con frecuencia es un banco o
un grupo de bancos— garantiza los pagos a favor de los comerciantes
acreedores y los hace efectivos después de que las transacciones se han
realizado. Luego el organismo emisor pasa la respectiva cuenta al portador de la
tarjeta y recupera ese dinero. El comerciante, es decir el vendedor de los bienes
y servicios al tenedor de la tarjeta, que sin duda aumenta sus ventas con esta
facilidad crediticia, reconoce por el servicio al emisor un porcentaje de
comisión sobre el volumen de las transacciones hechas por este medio.

En qué actividades económicas puedes utilizar el dinero plástico? 

La tarjeta de crédito tiene dos funciones principales: es un medio de transacción


porque con ella se pueden comprar cosas sin necesidad de dinero en efectivo,
para pagarlas después, y puede usarse también como instrumento de crédito
rotativo —revolving debt instrument— puesto que permite al cliente realizar
pagos diferidos sucesivos. Si despojamos a la tarjeta de crédito de su función
crediticia, nos queda una tarjeta de débito con la cual los cargos son restados
directamente de los depósitos de su tenedor, lo cual equivale a tener una cuenta
corriente o una tarjeta para cajero automático: una teller machine card. Pero hay
ciertas tarjetas que van más allá: permiten a su titular retirar hasta una
determinada cantidad de dinero en efectivo o divisas en cualquier parte del
mundo donde exista esta red de crédito.

a práctica cotidiana ha hecho de las tarjetas de crédito también un instrumento


de identificación y garantía personales. Cuando alguien llega a alojarse en un
hotel lo primero que los empleados de la recepción le solicitan es su tarjeta de
crédito. Lo propio ocurre al momento de reservar un automóvil de
arrendamiento. La tarjeta de crédito se ha vuelto una suerte de documento de
identidad que avala la solvencia de su portador.
          El sistema, sin embargo, no precautela el “anonimato” del portador lo
cual ha sido criticado por todas las implicaciones que esto tiene para quienes
demandan la absoluta privacidad de su vida económica.
          La tarjeta de débito, en cambio, permite a su portador “girar” sobre sus
propios fondos que están depositados en una cuenta corriente bancaria para
pagar sus transacciones de bienes o servicios. Con ese fin, al momento de la
compra, debe digitar la clave personal de su tarjeta —en lo que es una suerte de
“firma electrónica”— en el terminal de computación del almacén. Entonces
instantáneamente el monto de la compra se debitará de sus haberes bancarios y
en la pantalla aparecerá exactamente la suma restada. El proceso dura apenas
cuatro segundos.
          Otra modalidad de tarjeta de débito es la tarjeta magnética prepagada que
se utiliza para las conferencias telefónicas, cuyo contenido de valor disminuye a
medida que su titular la utiliza. Su portador compra esta tarjeta, paga su precio y
luego la usa para hacer sus llamadas por teléfono hasta que se agota el valor
nominal de ella.

Qué relación existe entre el dinero plástico y el desarrollo de la informática?

  El fenómeno contemporáneo de la >globalización de la economía ha


impulsado fuertemente el desarrollo del llamado “dinero plástico” a través del
cual sus tenedores pueden realizar sus pagos dentro y fuera de un país. Dice el
profesor norteamericano Alvin Toffler en su libro” El cambio del poder”, cuya
tercera edición se publicó en 1991, que “en la actualidad hay unos 187
millones de titulares de tarjetas de crédito “Visa” repartidos por todo el
mundo, que las usan en unos seis millones y medio de comercios, estaciones de
servicio, restaurantes, hoteles y otros lugares que producen, a su vez, facturas
por un importe de 570 millones de dólares diarios, 365 días al año. Y “Visa”
no es más que una de las muchas empresas de tarjetas de crédito”.
          El sistema se inició en Estados Unidos en la década de los años 50 y se ha
expandido en forma sorprendente en los últimos cincuenta años. Centenares de
miles de comerciantes se han incorporado a su trama y millones de personas
portan tarjetas de crédito para realizar sus intercambios. La posesión de ellas se
ha convertido en un estatus social y en una credencial de tipo personal que avala
la solvencia económica de su titular, puesto que antes de expedirlas la entidad
emisora examina la situación financiera de sus clientes.
          Aunque ellas no tienen todas las características del dinero —como las de
ser medida del valor, medio de acumulación y unidad de cuenta— son un
instrumento de cambio que contribuye a incrementar la masa monetaria de la
economía.
          No hay duda de que el sistema que ellas han creado impulsa la expansión
de los medios de pago en poder del público y de que, por tanto, se trata de una
forma de dinero. La cantidad de crédito disponible que tiene el titular de cada
tarjeta, o la diferencia entre esa suma de crédito autorizado y la cantidad
cargada a la tarjeta y aún no liquidada, forma parte de la oferta monetaria
general de la economía.

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