Está en la página 1de 11

Tema 7.

Conservación de obras de arte en


el museo
1. Fundamentos de la conservación preventiva
¿Qué es la Conservación Preventiva?

Es una estrategia de conservación del patrimonio cultural que propone un método de trabajo
sistemático para identificar, evaluar, detectar y controlar los riesgos de deterioro de los objetos,
colecciones, y por extensión cualquier bien cultural. Su objetivo es eliminar o minimizar dichos
riesgos, actuando sobre el origen de los problemas, que generalmente se encuentran en los factores
externos a los bienes.

En la estrategia de conservación preventiva confluyen aspectos que inciden positivamente en la


mejora del estado de conservación del patrimonio: la sostenibilidad (esfuerzos continuados), la
optimización de recursos técnicos, humanos y presupuestarios, y la accesibilidad (acercamiento de
los bienes a la sociedad). Sin embargo, la carencia de medios y recursos es una limitación siempre
presente.

¿Cuál es el método de trabajo?

Se basa en los siguientes aspectos:

• Análisis del contexto: Su medio ambiente, su estado de conservación y el uso y gestión que
se hace de los mismos.

• Análisis de los riesgos de deterioro, mediante la identificación y valoración de los mismos, y


la definición de prioridades respecto a acciones urgentes.

• Diseño de métodos de seguimiento y control de los riesgos de deterioro, teniendo en cuenta


los recursos disponibles y los medios técnicos necesarios, elaborando procedimientos de
trabajo sistemático, protocolos de mantenimiento y mecanismos de detección y respuesta
ante emergencias integrados en una planificación impulsada por la institución.

Este método de trabajo se articula mediante el Plan de Conservación Preventiva, que facilita la
programación y coordinación de las tareas de conservación y utilización del bien o colección. Uno de
los apartados más complejos en el método de trabajo de la conservación preventiva es el análisis de
riesgos y para ello los métodos se basan en normas internacionales como la ISO 31000, transpuesta
a la normativa española por AENOR como UNE-ISO 31000: Gestión del riesgo. Principios y Directrices.

¿Cuáles son los principios fundamentales?

• El control de los riesgos de deterioro, actuando sobre los factores del medio y no sobre el
efecto que causan en los propios bienes.
• Utilizar el método de trabajo propuesto por la conservación preventiva para definir
prioridades respecto a recursos, medios y procedimientos a emplear.

• Utilizar la planificación de la conservación preventiva en las instituciones como herramienta


de gestión sostenible.

¿Qué aspectos contempla la Conservación Preventiva?

La identificación de amenazas para una colección o bien cultural puede tener una casuística ilimitable
dependiendo del bien cultural y su contexto. Sin embargo, de forma no sistemática, los esfuerzos en
la aplicación de métodos de trabajo de conservación preventiva se centran unos indicadores de
riesgos:

• Ausencia de la información básica para la identificación y documentación de los bienes


culturales, o disociación por pérdida de la información o/y el bien cultural o del nexo de unión
entre ambos.

• Daños físicos causados por la manipulación, disposición inadecuada, vibración, inestabilidad


estructural, o por la presión del uso de los bienes culturales.

• Daños o pérdidas causados por actos antisociales como robo, expolio, vandalismo o conflictos
sociales o armados.

• Daños o pérdidas causados por sucesos catastróficos como incendios, terremotos,


inundaciones o fenómenos meteorológicos extremos.

• Daños causados por condiciones ambientales inadecuadas entre las que se incluyen los
factores microclimáticos, las radiaciones asociadas a la luz y los contaminantes atmosféricos.

• Daños causados por condiciones del medio exterior entre las que se incluyen la humedad
procedente del subsuelo, la estabilidad edáfica, la localización, la topografía, etc.

• Daños causados por el biodeterioro, generalmente asociado a condiciones ambientales


inadecuadas y deficiencias en las instalaciones y su mantenimiento.

• Daños o pérdidas relacionados con la negligencia en los procedimientos de seguimiento y


control.

• Mantenimiento de inmuebles e instalaciones inexistente o inadecuado.

• Ausencia o deficiencias del proyecto museográfico y de uso cultural.

Es evidente que la complejidad en la conservación de ciertos bienes culturales, como los centros
históricos de las ciudades, los paisajes culturales, el arte rupestre y los bienes culturales ligados a
ecosistemas naturales, o los elementos materiales ligados al patrimonio cultural inmaterial, exigen
herramientas específicas y complejas.
Esquema del Plan de Conservación Preventiva (PCP)

El método de trabajo para la implantación de una estrategia de conservación preventiva en función


del denominado Plan de Conservación Preventiva (PCP) consta de los siguientes apartados:

Fase 1: Documentación Fase 2: Análisis de riesgos

– Análisis del Bien Cultural: Naturaleza de los


materiales o componentes, ensamblaje o
– Identificación.
interrelación de los mismos. Estado de
conservación. Significancia. – Valoración y priorización de las necesidades
de control.
– Análisis del medio. Medio físico, medio
natural, condiciones ambientales. – Propuesta y definición de restricciones de uso
compatible.
– Análisis del funcionamiento de la institución,
sus instalaciones y recursos. Misión, estatus – Propuesta de intervenciones urgentes.
jurídico. Proyecto museológico. Recursos
humanos. Recursos técnicos.

Fase 3: Diseño e implantación de


Fase 4: Verificación
Procedimientos y Protocolos

A. Diseño de procedimientos
– Verificación continua de la realización de los
1. Procedimientos de seguimiento y procedimientos.
control.
2. Protocolos para acciones puntuales y – Verificación periódica de la idoneidad de los
mantenimiento. procedimientos.
3. Gestión de situaciones de emergencia.
– Verificación de la coordinación y
B. Implantación funcionamiento del modelo organizativo.

1. Propuesta de modelo organizativo – Revisión y actualización periódica del PCP.


2. Información interna del PCP.
3. Formación y adiestramiento de recursos – Actualización cuando cambien las
humanos. circunstancias del contexto.
4. Información externa del PCP.

¿Quién elabora el Plan de Conservación Preventiva?

La elaboración del plan de conservación preventiva requiere el concurso de un equipo


multidisciplinar con el impulso y el apoyo de la dirección de la institución. No obstante, instituciones
con pocos recursos pueden elaborar su PCP con sus propios medios, recabando asesoramiento y
apoyo técnico de las instituciones autonómicas o estatales y/o con la contratación externa de
especialistas.
¿Quién ejecuta el Plan de Conservación Preventiva?

Los procedimientos y protocolos exigen el concurso de personas y equipos que involucran al personal
propio y recursos externos, que deben trabajar coordinadamente. Resulta necesario la existencia de
un técnico o equipo de personas que realicen una labor de coordinación y supervisión de la ejecución
de los procedimientos y protocolos.

Implantación del Plan de Conservación Preventiva

El objetivo del Plan de Conservación Preventiva es mejorar la capacidad de conservación de los bienes
culturales y su eficacia no se puede contrastar hasta que se verifica el resultado en los propios bienes.
El PCP debe ser una herramienta de gestión sometida al principio de mejora continua aplicando la
sistemática PDCA (PHVA, Planificar, Hacer, Verificar y Actuar, en español) o circulo de Deming.

¿A qué partes de la institución afecta la implantación de la estrategia de conservación preventiva?

La implantación de la conservación preventiva como estrategia prioritaria debe involucrar a todas las
funciones y estructura de la institución:

Marco constitucional de la
Finanzas y planificación Personal y equipos
institución

Colecciones o bienes inmuebles Edificio e instalaciones Condiciones ambientales

Implicación pública

2. Iluminación y conservación
2.1. Iluminación
La luz es el principal agente del deterioro fotoquímico y actúa principalmente de tres formas:

a. Longitud de onda. Cuanto menor es la longitud de onda, mayor carga de fotones que indicen
directamente en el deterioro fotoquímico → Luz ultravioleta que hay que filtrar.

b. Iluminancia. La cantidad de flujo luminoso sobre un área concreta, que se mide en luxes (1
lux = 1 lumen x m2). A mayor iluminancia, mayor deterioro y mayor consumo eléctrico. La
iluminancia no solo debe atenderse en relación con los bienes (conservación), sino también
en espacios públicos sin colecciones o áreas internas (sostenibilidad y ahorro).

c. Tiempo de exposición. Los efectos de la luz son acumulativos, por lo que hay que medir el
tiempo total que el objeto permanece en exposición y el tipo de material que lo integra.
Ciertos materiales absorben energía y aumentan de temperatura, lo que supone un
incremento de la velocidad de reacciones químicas. Se calculan nos 650.000 lux-hora/año
para la pintura, y el efecto es acumulativo.
La iluminación idónea actualmente es la fibra óptica, ya que no emite calor ni ultravioletas ni
infrarrojos. Sin embargo, el generador que alimenta distintas lámparas sí se calienta, por lo que
siempre ha de estar fuera de la vitrina o contar con sistemas de ventilación. También la bombilla sin
electrodos se utilizará una vez se consiga la miniaturización, ya que presentan un excelente índice de
reproducción cromático que permite visualizar el color verdadero. Hay que tener n cuenta también
la iluminancia, la vida útil y la eficacia lumínica (cantidad de luz por cada watio de consumo).

En ese equilibrio entre conservación y visibilidad se suelen indicar unos niveles de iluminación
máxima recomendada en función de los tipos de materiales:

• Materiales muy sensibles. < 50 luxes que equivalen a 120.000 lux-horas al año. Se recomienda
un máximo de 300 horas seguidas (o un mes iluminándose 10 horas diarias) → Papel,
acuarelas, plumas, textiles o pieles.

• Materiales sensibles. < 100-150 luxes que equivalen a 500.000 lux-horas → Pinturas al óleo
barnizadas, marfiles madera o hueso (orgánicos).

• Materiales poco sensibles. < 300 luxes → Materiales pétreos, vidrio, cerámica, metal no
pintado o materiales inorgánicos.

Aquellos objetos que no estén expuestos no necesitan ser iluminados, así que, al tratarse de
materiales muy sensibles, es preferible que estén cubiertos el mayor tiempo posible. En las salas se
dispondrán de filtros plásticos o pinturas, como blanco de titanio sobre los cristales, y luces
apropiadas.

La luz es un aspecto esencial de la museografía y debe articularse un equilibrio entre conservación y


visibilidad. La intensidad y dirección de la luz ha sido esencial para los artistas, de modo que en sus
estudios solían emplear una orientación norte para evitar el deslumbramiento y luminosidad del sur.
Si la luz que entra en un museo es natural, es preferible controlarla panelando o cubriendo las
ventanas para evitar distracciones, pues el ojo suele ir a lo más brillante.

La conservación asegura la duración de los objetos y debe vincularse con el programa de seguridad
física frente al vandalismo, robos o catástrofes de los bienes. Este programa, además, atenderá la
seguridad de trabajadores y personal externo que accedan al recinto.

2.2. Conservación preventiva


Según el Ministerio de Cultura, los departamentos de conservación de los museos estatales cumplen
estas funciones, entre otras:

− Procuran condiciones básicas de conservación preventiva.

− Supervisan el estado de los fondos.

− Programan análisis y estudios necesarios.

− Organizan el sistema de almacenaje.


− Gestionan los movimientos dentro y fuera del museo, colaborando en los programas de
investigación; e informan sobre su conveniencia cuando se recibe la solicitud de un préstamo.

Es preferible mantener unas condiciones estables de humedad relativa (HR) y temperatura (T), sin
cambios bruscos que normalmente tienen lugar entre el día y la noche, o entre las estaciones. El uso
de dataloggers o termohigrógrafos de grabación continua permiten conocer el estado de salas y
almacenes, aunque es pertinente, antes de la instalación, haber hecho un estudio climático para
conocer la incidencia de ciertas variables. Por ejemplo, la humedad se incrementa con la presencia
masiva en espacios pequeños y puede provocar condensaciones.

La aireación es necesaria, por lo que las colecciones deben contar con sistemas que eviten las
condensaciones que puedan dar lugar a la reproducción de esporas, sistemas que pueden ser simples
aberturas cubiertas con filtros en los muebles. Es preferible filtrar el aire de la climatización, y una
limpieza adecuada de los espacios para evitar la acumulación de suciedad o polvo, algo que atraen
los materiales plásticos. En condiciones de humedad y calor proliferan microorganismos, hongos y
bacterias, para cuyo control se aplican diferentes estándares.

Sin embargo, algunas actuaciones facilitan el control de estas variaciones, como instalar puertas
dobles, de manera que el aire climatizado siempre se mantiene dentro de las salas mientras se
produce la apertura de una de las dos puertas; o la instalación de cortinas de aire, o simplemente el
cierre de ventanas. También es preferible separar diez o quince centímetros los muebles
contenedores, tanto de la pared como del suelo. Evidentemente, un programa de mantenimiento de
la fontanería del museo, y el cuidado de cubiertas y los desagües evitarán males mayores.

3. Almacenaje, manipulación y transporte de bienes culturales


El proceso de manipulación, embalaje y transporte puede ocasionar daños a las obras, razón por la
cual hay que tener en cuenta ciertos aspectos antes de la manipulación y transporte: el estado físico
de la obra, las condiciones medioambientales y los sistemas de embalaje.

El momento de manipulación de una obra de arte para su embalaje, transporte o montaje es el más
peligroso, por estar sujeta a riesgos inherentes. Por ello, es necesario que todas las personas que van
a intervenir sean profesionales del sector, estar bien formados, bien equipados y bien dirigidos, y así,
los riesgos serán mínimos.

• Embalaje.

Tras la llegada de los objetos al lugar, son necesarios unos pasos previos a su instalación, como
respetar un periodo de aclimatación de los embalajes, la realización de un informe del estado de
conservación y la emisión del acta de recepción.

A la hora del embalaje y desembalaje, debe estar presente un conservador-restaurador supervisando


y dirigiendo a los operarios. En caso de no disponer de un restaurador o un conservador es el director
del museo el que asume el papel. Este sistema operativo se puede llevar a cabo en museos o
instituciones importantes, si no es así, queda en manos de una empresa especializada.
La zona de trabajo estará despejada, evitará objeto que puedan ocasionar tropiezos, y limpia y bien
iluminada. Debe disponer de una mesa de trabajo para que el restaurador realice su informe de
estado de conservación antes del embalaje (antes del desembalaje también), un informe
imprescindible. Este informe de conservación es fundamental para contrastar si durante el
transporte ha sufrido algún daño, comparando con el informe emitido por el prestador; analizar si
algún objeto presenta elementos contaminantes que puedan poner en riesgo el resto; comprobar al
final de la exposición si se ha producido o no deterioro.

Tras el informe se procede al embalaje: Primero irán los materiales envolventes, se abre la caja, limpia
de objetos, y se introduce la obra en posición horizontal y con la película pictórica hacia arriba, y si
es tridimensional la caja deberá abrirse en la tapa superior y un lateral. Han de respetarse las marcas
de posición que están dibujadas en el exterior de la caja durante el transporte. Para el desembalaje
necesitamos un espacio despejado y acondicionado, y realizar el traslado por el recorrido más corto.

• Transporte.

Las instituciones o centros de arte no disponen de transportistas propios, por ello la entidad oferta
un Pliego de prescripciones técnicas que ha de regir durante la realización del encargo, en la
contratación del servicio de manipulación, embalaje y transporte y presentándose a concurso las
empresas.

Lo normal es que el movimiento externo sea realizado por empresas especializadas. Las compañías
de seguros exigen que las lleve a cabo personal cualificado y con los medios adecuados para ello.
Aceptado el presupuesto, se debe facilitar a la empresa la documentación necesaria: certificado del
seguro y parte de entrega de obras. Acordado el día de la realización del traslado, si al transporte
surge un retraso, debe pernoctar en un lugar seguro facilitado por la Guardia Civil.

Algunos centros cuando prestan una obra de valor excepcional exigen que sus obras viajen con
escolta, por lo que hay que contactar con Unidad Central de Protección de la Brigada de Protecciones
Especiales.

Dos tipos de traslado:

→ Traslado interno. En el interior de una institución por diversas causas: colgado en la sala,
traslado a un departamento (fotografiar, restaurar o estudiar); almacenamiento o para
llevarla a la sala de tránsito para su embalaje. Los factores ambientales y de seguridad son
estables, por lo que se puede mover la obra sin ningún tipo de protección. Lo hace el personal
propio de la institución.

→ Traslado externo. Obra que abandona la institución en la que se encuentra, puede ser de su
colección o prestada, con motivo de exposición. Lo hace el personal externo, mediante la
contratación de una empresa previo concurso.

Bajo la supervisión del restaurador-conservador, el personal de la empresa realizarán la carga-


descarga, embalaje-desembalaje y montaje-desmontaje. Todas las instituciones tienen un protocolo
similar, los que poseen obras de gran valor histórico artístico exigen unas normas de obligado
cumplimiento:
− Salida de obra. Realizado el informe de conservación y embalada la obra, se traslada a la sala
de aclimatación (24h), y luego se desplaza a la bodega del camión.

− Entrada de obra. De la bodega del camión pasa a la sala de aclimatación (24h), luego a a la
sala para su informe de conservación y colgado, o a la sala de tránsito o almacén, en esta sala
se abre la caja para realizar el informe de conservación. Estos traslados internos pasan a ser
realizados por el personal propio de la institución.

• Montaje.

El montaje conlleva riesgos, por lo que son necesarias una serie de normas básicas:

− Comprobar estado de conservación.

− Asegurarse de que el espacio de destino está preparado y acondicionado adecuadamente,


con la iluminación, humedad y temperatura ajustadas a los parámetros. Comprobar que la
pintura de las paredes está seca antes de colgar.

− Proveer cuantas personas van a intervenir y que dispongan de materiales y herramientas


necesarias.

− Utilizar ambas manos para coger la pieza, con guantes de algodón o látex. Asir las piezas por
las partes sólidas y moverlas de una en una.

− Proteger las obras que están apoyadas en el suelo, no perforar la pared cerca de la obra por
si cae polvo.

− Colgar la obra entre dos personas con ambas manos.

− No se recomienda alcayatas o hembrillas, producen demasiados orificios en el marco o


bastidor. Nuevos métodos que no son necesario retirarlos para su embalaje como clips o
colgadores de anilla. El peso de la obra determina si es necesario un sistema de refuerzo,
como pletinas acolchadas.

− Presencia de un supervisor que indica cómo realizar el trabajo.

Para una correcta manipulación de la obra es necesario contar con un equipo de montaje, por lo
general en las instituciones no se cuenta con este equipo, por lo que lo normal es contratar una
empresa especializada. Detallamos a continuación las personas que intervienen y sus funciones más
importantes:

• Comisario. Define y elabora el proyecto y discurso expositivo y la selección de los bienes a


exponer. El proyecto aporta un elevado contenido científico cultural con el aspecto
divulgativo estimulante para especialistas y público en general.

• Diseñador. Materializa los conceptos del proyecto y realiza el diseño expositivo y la dirección
del montaje. Trabajo ligado al comisario y coordinador.
• Coordinador. Gestiona todas las fases del montaje (prestamos, contratación de embalaje,
transporte y seguro, redacción, recogida y envío de documentación, contacto con equipo de
diseño, de montaje, restaurador y empresas, control de seguridad y medioambiental),
controla publicaciones, medios de comunicación y acto inaugural y asiste al comisario y a los
correos.

• Restaurador o Conservador. Presencia obligatoria donde se realiza la manipulación: Indican


ubicación, necesidades técnicas, supervisan el traslado y manipulación y detienen el montaje
si no se puede asegurar la integridad de una obra.

• Empresa contratada para realizar la manipulación de obra. Poseen la cualificación adecuada


con medios humanos y técnicos profesionales, demostrando una sensibilidad especial por su
trabajo.

Momentos de gran riesgos para las obras son el montaje y desmontaje, sobre todo cuando la obra
está fuera de su embalaje o descolgada y es apoyada en pared o sueño. En el montaje hay dos fases
muy diferenciadas:

1. El acondicionamiento del espacio expositivo. El diseñador del proyecto contacta con la


empresa contratada, para que sus planos del diseño se plasmen en la realidad con total
corrección. Se desarrollan trabajos de carpintería, pintura, revestimiento e iluminación.

2. El colgado de la obra. Limpieza general, desembalaje y redacción de informe de conservación,


colgado, colocación, cartelas y gráfica, así como la disposición de la iluminación.

3.2. Manipulación de pinturas


Hablaremos de pintura enmarcada y sin enmarcar, para cuya manipulación hay que considerar
ciertos aspectos generales: Comprobar que la capa pictórica está bien consolidada, que no tiene
grietas, escamas o cazoletas que puedan desprenderse (si es así, el conservador-restaurador nos
indica si moverla o no, y cómo). La zona más apropiada para asir la obra es por su marco, por lo que
hay que comprobar si es firme y sólido, y comprobar que las cuñas están colocadas correctamente,
ya que ayudan a que la tela quede perfectamente tensada.

Pasos a seguir en la manipulación de una obra pictórica:

1. Guantes de algodón o látex, aunque si la obra resbala, podrá sujetarse sin guantes por el
marco o bastidor, sin tocar la capa pictórica.

2. Ambas manos y dos operarios, aunque si la obra es pequeña, por uno pero con ambas manos.

3. Sujetar por laterales y base, para repartir mejor el peso y su movimiento sea más fiable.

4. Desplazamiento en sentido vertical, pero si tiene que ser en horizontal, debe autorizarlo el
restaurador por el riesgo que conlleva: el bastidor hace presión sobre la capa pictórica y
produce bamboleos y deformaciones.

5. Desplazamiento en carro controlado por dos personas si es necesario.


6. Obra sin enmarcar: Mismos pasos que la enmarcada, solo que debe ser manipulada por su
bastidor.

3.3. Manipulación de obras sobre papel


Las obras de arte sobre papel, como dibujos, grabados, estampas, acuarelas y fotografías son de gran
fragilidad, aunque si cumplimos unos requisitos mínimos conseguiremos buen resultado. Las
medidas básicas de preservación incluyen:

1. Manipulación y almacenamiento adecuado. Deben ser manipuladas lo menos posible,


utilizando guantes para evitar que la grasa de la piel deje marca y aumente la acidez del papel.
Facilita el proceso que esté enmarcada, pero de no ser así, el soporte debe ser un paspartús
de cartón con PH neutro y las carpetas rígidas para su almacenaje sean químicamente estables
y permanentes.

Las obras se sujetarán por el soporte y se les pondrá encima una lámina del material
envolvente más adecuado a la obra, y por último, se introducirán en una carpeta rígida. Las
obras enmarcadas deben ser individualmente protegidas, utilizando cartonajes 100% fibra de
algodón, en los paspartús, en la ventana y en el soporte posterior de la obra, así como bisagras
de papel japonés. El vidrio no debe estar en contacto directo con la obra y se deben utilizar
filtros para los rayos ultravioletas.

2. Protección de la luz. Son daños acumulativos e irreversibles, ya que causa daños de


decoloración en acuarelas, pastel y muchas tintas. Hay que evitar la luz del día, la
incandescente es la más recomendable siempre que no estén muy cerca de la obra, así
evitaremos el calor que genera.

3. Protección de las condiciones ambientales, humedad y temperatura. Aceleran el proceso de


deterioro del papel, por lo que deben mantenerse en unos niveles constantes, la temperatura
no excederá de los 20ºC y la humedad el 60%. Las altas temperaturas y la humedad relativa
facilitan la aparición de moho e insectos.

4. Protección de la contaminación. El polvo y el hollín manchan la superficie del papel, y es que


los agentes contaminantes y de polución se convierten en químicos nocivos que lo decoloran
y debilitan. Para protegerlos, es necesario la preservación individual de cada objeto en sus
materiales envolventes más afines.

3.4. Manipulación de esculturas


Existe una gran variedad de objetos de diferente volumen y peso. La esculturas u objetos de formato
pequeño y mediano se acompañarán de medidas de sujeción y de una peana, de la que se debe
comprobar su estabilidad. Tanto los elementos de sujeción como los soportes muchas veces están
diseñados por el propio artista. Para asir el objeto necesitamos ambas manos, una en el cuerpo y otra
en la base, NO debe cogerse por los salientes, pues lo normal es que no estén preparados para
soportar el peso y puede producir una rotura.
En esculturas de gran formato y peso debemos extremar la recogida de información necesaria: tipo
de camión, herramientas para su ubicación, número de operarios, accesos libres y de gran dimensión,
resistencia de los materiales (no suelen tener peana y descansan directamente en el suelo), etc. Será
necesaria la utilización de materiales de sujeción como cinchas o cuerdas, que irán envueltas en
material acolchado en las zonas de contacto con la superficie de la obra para evitar roces y
abrasiones.

También podría gustarte