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Fiesta de Todos los

Santos
NOMBRE:
Milenka Guarachi Gonzales
CARRERA:
Trabajo Social
MATERIA:
Antropología
DOCENTE:
Milton Eyzaguirre
CURSO:
1ro “D” Turno noche.

1.INTRODUCCIÓN
La fiesta de Todos Santos se celebra cada año el 1 y 2 de noviembre.
Esta celebración tiene la creencia de que las almas de los difuntos se
integran a las actividades cotidianas de los vivos desde el mediodía
del primero de noviembre y se quedan hasta el mediodía del
siguiente día. Existen tradiciones diferentes para recibir al difunto,
según las costumbres de las familias y regiones. Algunos lo reciben
hasta el tercer año y otros hasta el séptimo. El primer año tiene una
significación diferente a los demás. En concreto en Patacamaya, la
espera al difunto supone el armado de la mesa tradicional de Todos
Santos o también conocido como Mast`aku que contiene todo lo que
al difunto le gustaba en vida.

Las costumbres son diferentes de acuerdo a las regiones, (altiplano,


valles y trópicos), asimismo, dentro de las regiones existen distintas
creencias, costumbres y tradiciones en las subregiones. También hay
diferencia entre el área rural y el área urbana.

2.OBJETIVOS

a) objetivos generales

En mi pueblo Patacamaya en Todos Santos la costumbre es que


cuando una persona falleció se hace recibir hasta el tercer año eso
quiere decir que cada padre, madre o hijo depende a quien falleció
sus familiares tienen que hacer una mesa grande en la cual entra: La
fotografía del difunto, T’antawawas, escaleras, caballos, la cruz,
panes, velas, caña, frutas de todo, pasanq`allá, dulces, galletas,
refrescos, cerveza, flores, coca, alcohol, agua, etc.

Todo eso se lleva al cementerio en la mañana y se empieza a armar y


todos empiezan a rezar para que el alma venga y sepa que lo
recibimos con amor y asi todo lo que se hizo en la mesa y lo que se
trajo, la gente que viene acompañar tanto familiares o personas que
quieren rezar cuando llega el medio día se les da un buen plato que
se cocinó pero primero se le da al difunto en su mesa luego a las
personas que están acompañando cuando se termina solo se reza
luego todo lo que esta en la apjhata con una canasta se va
repartiendo a todas las personas y se hace rezar por la persona
diciéndole su nombre del difunto(a) y se hace girar hasta que se
termine.

b) objetivos específicos

En su relación con lo sobrenatural la música se convierte en el


lenguaje más importante a través del cual el hombre entra en
comunión con sus dioses y antepasados porque se constituye en el
elemento de transición entre lo real y lo mítico en relación con los
humanos proporciona un núcleo de solidaridad alrededor del cual se
congregan miembros de una sociedad, la música realiza una función
integradora y es en estos planos que el músico pasa a pertenecer o
es parte de un grupo social cuyos valores, vida y formas artísticas
renuevan la solidaridad al interior de esta sociedad. En esta sociedad,
los instrumentos de viento tradicionalmente utilizados son sicuris,
tarqas, zampoñas, pinquillos o alma pinquillo y quenas, y en algunos
lugares, pero solo uno comunica a los vivos con los muertos: el
pinquillo. Este instrumento utilizado en la fiesta de Todos Santos es
una flauta con conductos de aire, originalmente hecho de bambú,
tiene una dimensión de 80 cms. de largo, y lleva seis orificios.

Al día siguiente los músicos tocan todos estamos reunidos toda la


familia también acompañante tanto amigos y vecinos, los hombres
se visten de mujer de pollera y mientras los músicos tocan los
hombres que se vistieron de mujer bailan y hacen bailar. Alos
mismos hombres pero los hombres escapan así que tiene que ir tras
de ellos y si los logran atrapar lo abrazan y besan y de esa maneranos
pasamos riendo y bailando de tras de ellos y haci la alma se va y se
despide al rendirle ese pequeño acto.

3. DELIMITACIÓN TEMPORAL Y ESPACIAL

Durante esta festividad, se cultiva la memoria de los muertos,


floreciendo sus tumbas; el cementerio se llena todo el día, y las
familias vienen a rendir homenajes a sus difuntos. La fiesta de Todos
los Santos tiene lugar el 2 de noviembre, sin embargo, esta festividad
comienza un día antes; a mediodía, cuando las almas de los muertos
llegan a las casas para compartir con sus seres queridos; que aún se
encuentran en la tierra.

El 1º de noviembre, a mediodía; las familias de los difuntos alistan


una mesa sobre la cual disponen un mantel (blanco si el difunto es
un niño, negro si el difunto es adulto) y encima de la mesa se pone
objetos simbólicos (platos de comida, fruta, masitas, dulces, flores, la
caña de azúcar, bebidas, vino, etc.); también se pone una foto del ser
recordado y varias velas.

En esta festividad, algo muy distintivo se pone en la mesa, son las


T`antawawas (niños de pan), los cuales se hacen de distintos
tamaños; también se realizan escaleras, caballos, la cruz, todo hecho
de pan, de esta manera los difuntos se sirven lo que se encuentra en
la mesa, ya que se supone encuentran en la mesa, lo que más les
gustaba en vida.

A mediodía, del 2 de noviembre, empieza el ritual de despedir a las


almas que deben regresar al mundo subterráneo, esto se acompaña
de una comida abundante, porque el muerto necesita mucha energía
para su viaje de vuelta.

Ubicación

Para llegar a mi pueblo que es Patacamaya se tiene que tomara auto


de la calle 5 de la ceja o sino también hay senkata donde los quioscos
azules o podría ser también en auto propio que va por la carretera
de camino hacia a Oruro tarde una hora si va muy rápido pero si va
normal tarde de una hora y media de Patacamaya hay que ir a
j`ocopampa y ahí hay un cementerio el cual se llama j`ocopampa y de
esa manera se llega a mi pueblo.

4.METODOLOGIA

El método utilizado en la investigación corresponde al campo de la


antropología. Este método contempla, a su vez el método cualitativo
que en su más amplio sentido se refiere a la investigación que
produce datos descriptivos a partir de las entrevistas realizadas y la
observación participante El tipo de entrevista utilizado, en general,
fue el no estructurado, lo cual implicó la realización de una guía de
investigación previa que permitió acceder a personas. Con estas
guías se estableció una relación comunicativa casi fluida, sin alterar
el contexto en el cual se desarrollaba la celebración. En pocos casos
se efectuaron también entrevistas estructuradas, debido a
momentos en que los (as) entrevistados (as) no disponían de tiempo
para responder a las interrogantes planteadas.

5. DESARROLLO

 Lo que cuenta la gente.


Cada año, al inicio de noviembre, retornan las almas o ajayus de
nuestros seres queridos que ya fallecieron. A ellos se los espera con
los altares armados de los difuntos conocidos como apjatas, que
incluyen alimentos, bebidas y sobre todo a las t`antawawas,
elementos que tienen un especial significado en la festividad de
Todos Santos. Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra
vez que “venimos de un Wiñay Marka Pueblo eternoy volveremos a
ese Wiñay Marka, por lo tanto, no existe la muerte sólo volvemos a
nuestro pueblo”.

El ajayu también se diferencia entre el “jisk’a” (pequeño o menor) y


el jach’a (grande o mayor) ajayu. El menor se describe como la
energía que algunos pierden poco a poco en vida, ante el
desequilibrio de sus energías positivas y negativas. En cambio, el
mayor, es la energía vital, ésta se pierde con la “muerte” de un ser,
pero la energía es trascendente y permanece en otra dimensión.

T`antawawas en la festividad de Todos Santos en Bolivia

El culto a los difuntos es cuando la muerte era concebida de otra


manera para los pueblos y civilizaciones. Para los pueblos aymaras la
muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más
de la propia vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que
esa persona “se ha ido” o “ha partido”. Entre las tradiciones que aún
se mantienen se cree que los ajayus vienen para traer fecundidad y
fertilidad para todo el año, porque en noviembre también se inicia la
época de la siembra en los campos agrícolas del altiplano.

El regreso de los ajayus

El 1 de noviembre al mediodía los “ajayus” regresan de sus montañas


para convivir durante 24 horas con sus familiares y amigos, que les
reciben preparando y recordándolos en cada hogar con un altar o
“mesa” también llamada ajpata que es adornada con flores, velas,
cañas, frutas, bebidas y dulces, además de otros elementos.

“En algunas poblaciones altiplánicas, como en la provincia Aroma (La


Paz), y en Oruro, se tiene aún la costumbre de sacar el esqueleto de
un difunto elegido por sus familiares, que eventualmente son los
encargados de limpiar y adornar la iglesia y pasar el preste del lugar”.
Se considera que el cuerpo, la conciencia, la mente y la fuerza física
dependen de un motor llamado la gran energía o ajayu que proviene
a la vez de otra energía más grande, el pacha ajayu o la energía
cósmica.

Según la cosmovisión andina el equilibrio universal del jaqi-warmi


(ser humano) tiene un fundamental significado junto al ajayu en
cuatro niveles que son: el amuyu (inteligencia y sabiduría, la razón y
el pensamiento), al ch’ama (la energía vital del aspecto físico y
biológico), el chuyma (la conciencia y los valores) y la qamasa (es el
valor para enfrentar los retos de la vida. Estos son los elementos
vitales en el ser humano en el jaqi-warmi y que junto al ajayu
constituyen la energía vital cósmica.

Para la cultura aymara, la muerte es la continuación de la vida, y se


cree que durante tres años el alma permanece acompañando a los
vivos, para después ascender a las montañas donde se reintegra al
mundo de los achachilas recién en el tercer año. “Por este motivo se
realiza por tres años consecutivos la ‘ajpata’ o el altar de los difuntos,
un ritual realizado por los parientes cercanos del difunto, durante
esos tres años llevan alimentos, productos, velas, flores y otros
objetos ceremoniales hasta el cementerio y justo sobre la tumba
elevan un altar”.
Todos Santos se constituye en un complejo ceremonial de gran
interés antropológico para valorar la importancia que adquiere la
figura de los difuntos en la vida social de las comunidades aymaras
contemporáneas que mantuvieron una serie de rituales y
ceremonias, y que incluso fueron llevadas a los centros urbanos.
Durante los días previos a la fiesta de los difuntos se inicia todo un
afán por parte de los familiares en los preparativos como es la
elaboración de las t`antawawas.

Los ajayus que nos visitan suelen manifestarse de diferentes


maneras con sonidos, golpes, en la fuerza del viento. Otra forma de
manifestarse es por medio de los sueños, anunciando que la visita ha
comenzado. Pueden quedarse incluso hasta la época de carnavales,
dependiendo del trato que reciban, según las tradiciones aymaras.

La recepción a los ajayus

El armar los altares de los difuntos o mesas, es todo un ritual y cada


uno de los elementos que las componen tienen un importante
significado en la festividad de Todos Santos. Algunas personas
consideran que el propio altar representa la montaña de los
achachilas, de donde llegan los ajayus. Entonces el mantel de la mesa
puede tener diferentes colores: blanco si el difunto es un niño o
negro si el fallecido es una persona mayor. Otras familias suelen usar
el aguayo colorido si el difunto es mujer.

Es importante delimitar el espacio donde se recibirá y se tendrá el


reencuentro, por eso se suele usar cuatro cañas largas de azúcar que
adornan cada una de las esquinas de la mesa, otros creen que estas
cañas se las colocan dobladas porque sirven como “bastones” para
que los ajayus se apoyen y alivien su cansancio en su largo retorno.
En la parte central del altar se coloca la fotografía del ser querido, del
difunto que retornará del Wiñay Marka junto a abundante comida,
flores, alcohol y hojas de coca. Otros familiares suelen incluir
elementos católicos como cruces y rosarios. La tradición cuenta que
“los ajayus vienen a comer la comida que más les gusta”, por eso la
costumbre de colocar en las mesas los comidas y bebidas de
preferencias del difunto.

La música tiene un papel fundamental en la despedida de los ajayus,


al día siguiente del retorno de ellos se los despide con música y
cantos en una celebración por su grata visita y para que se vayan
alegres. Pero el primer día es más solemne y se suele evitar cualquier
clase sonidos y ruidos en la espera atenta de alguna clase de
manifestación durante su visita.

Visita a los cementerios en Todos Santos.

En la mesa también se destacan las vistosas t`antawawas panes con


forma humana y un colorido rostro que es modelado en estuco y que
representan al fallecido. Las familias también esperan a los ajayus de
sus seres queridos con dulces bizcochuelos, kispiñas (galletitas de
quinua), “maicillos” y un sinfín de “masitas” o dulces de diferentes
formas como las cruces católicas, escaleras para “ayudar” a los
ajayus en su camino de retorno y otros elementos ceremoniales con
los que se adorna la mesa. El servirse los dulces bizcochuelos
también es una tradición que tiene el significado de endulzar la vida
como un presagio de que vendrán días mejores pese a la pérdida de
un familiar.

La mesa, t`antawawas y sus significados

Las t`antawawas también representan, la pureza del difunto,


antiguamente eran hechas de otros materiales, como muñecas la
escalera de pan que también forma parte del altar del difunto de
acuerdo significa una ayuda para la ascensión del espíritu al cielo, y
que tiene connotaciones católicas. Mientras que las cebollas en flor,
“tuquru”, sirven para que el difunto lleve agua para su viaje. Los
caballitos de pan, son como una distracción del ajayu, porque se
suele decir que ellos tienen forma de niños. Además, el caballo y la
llama, son útiles para que el ajayu pueda transitar por los caminos
más difíciles en el mundo de los espíritus. Las flores también tienen
sus significados como las retamas en los floreros que sirven para
ahuyentar a los espíritus enemigos, esta costumbre es muy usual, en
los negocios, tiendas y hogares, aunque sea durante otra época o en
todo año siempre se pone retamas para combatir a las maldiciones o
vibraciones negativas un vaso de agua bendita para rociar la ropa del
ser querido. Coca, cigarro, vino y refrescos, para que el espíritu se
sienta satisfecho. La caña de azúcar o alma thuru, para que sirva de
bastón a las almas.

En la tradición de Todos Santos se mantiene como una de las


costumbres que sobrevive frente a un marcado sincretismo cultural,
que continúa siendo practicado y que es transmitido a través de las
generaciones frente a la celebración del Halloween.

Los aymaras de la región de los Andes tienen la concepción del


mundo como una totalidad, integrada e interrelacionada, pero sobre
todo dinámica. Este mundo o cosmos tiene tres espacios claramente
diferenciados en los que los ajayus pueden encontrarse. Uno de ellos
es el Alax Pacha, o el espacio superior, un mundo lejano, el mundo
de arriba. Es la región del universo donde moran algunos dioses.
Espacialmente se la concibe como si estaría ubicada más allá de las
cumbres de las montañas andinas. No corresponde al concepto
católico del “cielo”.

Mientras que el Aka Pacha, es el plano medio, este mundo donde


viven los seres humanos y los animales. Es el aquí y el ahora, es la
tierra que pisamos y habitamos. Es el espacio en el que se expresa la
Pachamama a través de las cosechas.

El Manqha Pacha, es el plano inferior, el mundo de abajo, de


adentro, es un espacio cerrado, oculto, secreto y encubierto. Dicen
que también es la morada de la principal diosa andina, la
Pachamama, y de otros como del Supay, y no corresponde si se
refiere al concepto católico del “infierno”.

El ajayu –que engloba los sentimientos y la razón– es entendido por


la cultura aymara como el eje, la energía vital, el motor, de un ser
que siente y piensa es la energía cósmica que da vida al movimiento.
También puede compararse con el “aura” o chakra que son términos
comunes en el continente asiático, son las ondas vibratorias que
fluyen en todo el universo.

La festividad de los difuntos y de Todos Santos, una costumbre como


una autoafirmación cultural se convierte en una de las tradiciones
que son practicadas en el área rural y en las ciudades. En la región
del lago Titicaca, específicamente en la isla Suriqui, los comunarios
suelen armar los altares en la plaza central, cada familia invita a las
demás personas bastante comida.

La costumbre de recibir a los ajayus de los seres queridos se repite


con algunas variaciones en la región de los Andes, pero en esencia se
trata de compartir por lo menos por el lapso de un día junto a los
espíritus de los seres que ya han partido.
La fecha tiene un particular significado en el calendario agrícola-ritual
del mundo andino, ya que en el transcurso de tiempo que
comprende del 12 de octubre al 8 de noviembre, es el periodo que
marca el final el Awtipacha o tiempo seco, para dar inicio al
Jallupacha o el tiempo de lluvias.

Cuando llega el tiempo de lluvias se inicia también la siembra en los


campos agrícolas del altiplano, un hecho muy importante ya que
tiene que ver con el sustento de las familias aymaras. Entonces entre
las tradiciones se espera a los ajayus, principalmente en el área rural,
para que también las cosechas sean exitosas.

No sabemos si los ajayus tienen que atravesar los diferentes espacios


del Alax Pacha, Manqha Pacha o del Aka Pacha, ni cuánto tardan en
llegar en Todos Santos, ni el tiempo que se quedan entre sus
familiares, pero lo que conocemos es que las tradiciones se
mantienen junto a las costumbres del pueblo.

A) FIESTA ALAS ÑATITAS EN HONOR AL MUERTO

Este 8 de noviembre, día en que se celebra la denominada “Fiestas


de las Ñatitas”, Antonio y todas las calaveras veneradas en esta parte
del país fueron honradas por sus devotos.

Ñatitas, la festividad boliviana en honor a los “muertos olvidados”

Ñatitas, la festividad boliviana en honor a los “muertos olvidados”

La tradición manda celebrar un evento comunitario, con misa,


comida, bebida y baile, en casa o en un gran salón, según las
posibilidades económicas. Pero este año, debido a la pandemia y a
las restricciones aún vigentes, la mayoría optó por una eucaristía con
una presencia mínima de familiares y uno que otro invitado.
Para quien crea que esta fiesta es un culto a la muerte “está
equivocado”, aclara el artista y antropólogo Edgar Arandia. Esta
peculiar festividad pagano-religiosa “no es una celebración de la
muerte, sino de la vida, porque según la cosmovisión indígena
originaria los muertos son la semilla”.

En el mundo occidental —añade el experto— el concepto de la vida y


la muerte está ligado a la idea impuesta por la religión
judeocristiana. “En esta es lineal: naces, creces, te reproduces y
mueres, y podrías ir al cielo o al infierno: es punitiva. En cambio, para
el mundo indígena originario es circular, es decir, que el ‘ajayu’
(como se le dice al alma en idioma aymara) permanece dando
vueltas, vuelve a nacer, se vuelve a reproducir y a morir”.

El festejo a las “ñatitas” en esta fecha no es casual. Está vinculado


con la festividad de Todos los Santos y también con el inicio del
periodo de la fertilidad agrícola, del tiempo de la hembra. Hace una
semana, los bolivianos católicos, que son la mayoría, conmemoraban
Todos los Santos, día en que las almas de los fallecidos regresan a la
Tierra de visita, para reencontrarse con sus seres queridos, saciar su
hambre con la comida y la bebida que les gustaba en vida e iniciar el
viaje de retorno hasta el próximo año, una práctica de muchas
similitudes con las de países como México y Guatemala.

Una vez cumplidos estos rituales, “a los ocho días se recuerda a los
muertos olvidados, a quienes no han tenido socorro en el momento
de la expiración, a aquellos que perdieron la vida violentamente,
porque sus ‘ajayus’ se asustaron y están vagando por el mundo”,
dice Arandia.

Según Virginia, quien tiene a Antonio hace unos 40 años en casa, esa
fue la suerte que corrió su protector. Lo sabe porque “le hizo sueño”
y allí le reveló todo. Virginia estudiaba en la Facultad de Medicina de
La Paz, donde hasta hace un poco más de una década los
universitarios solían llevar osamenta humana para estudiar
anatomía. Y así le toco a ella, pero decidió conservar el cráneo
porque ya sabía de su fama como dadores de protección.

Lo llamó Antonio en honor a un tío que murió de forma violenta, y


cierta noche, en un sueño, Antonio le reveló también que su deceso
había sido un brusco infortunio. “Por lo que vi en mi sueño,
probablemente haya sido asesinado. Era alto, moreno, vestía un
abrigo largo, como los que lucían los traficantes de los años 20”, dice
Virginia en alusión a los hombres de Al Capone.

Altares para la veneración Antonio permanece en una urna de cristal


todo el año, que es abierta cada vez que le encienden velas, ya que
es común que las amistades de Virginia visiten a la ñatita para orar y
pedirle favores de todo tipo, en especial cuando de recuperar la
pareja se trata.

En la casa de Celia, el altar ocupa toda una habitación porque ella y


su familia tienen a su cargo 23 ñatitas: 20 son de varones, dos de
mujeres y una de un bebé de sexo masculino. El espacio está abierto
a la visita de los creyentes cual si fuera un santuario en horario
extendido, desde las 7:30 hasta las 20.00 horas.

Colocadas ordenadamente en repisas de metal, 23 urnas de cristal


conservan las 23 calaveras que reposan sobre almohadones forrados
con tela color oro. El orificio de cada “ñatita” está relleno con
algodón, como se estila casi siempre en este tipo de culto, y
sombreros o gorras de lana (‘lluchus’, en aymara) cubren la parte
superior de cada una. Juanito, Ángel 2, Macario, Nacho, Jhonny,
Genaro, Víctor, Guillermina... Los nombres de los 23 figuran en cada
urna.
Las paredes y el techo de este ambiente, ubicado en la zona Obispo
Indaburo, del populoso macrodistrito Max Paredes de la ciudad de La
Paz, están forrados con papel periódico, y dos largas mesas de metal
están dispuestas para las ofrendas: flores, velas, agua, refrescos de
cola, cerveza, alimentos, cigarrillos y hojas de coca son ofrecidos por
los devotos.

“Nadie llega con las manos vacías”, dice Celia. “Cada una viene con
sus dificultades, vienen a encomendarse con oraciones. El principal
de todos es Jhonny: todos lo consideran un abogado que intercede
en juicios por bienes y otras propiedades”.

Lo que Celia y su familia saben de Andrea, otra las calaveras, es que


en vida fue una ‘yatiri’, es decir, una persona con las habilidades de
leer la suerte en coca y celebrar rituales para la Madre Tierra
(Pachamama) y las deidades andinas, con el fin de pedir favores. “A
ella le ruegan por prosperidad en los negocios”, cuenta.

La fe en las "ñatitas" es una herencia de su madre, Ana, a quien en


cierta oportunidad le dieron a cuidar a Morocha. Desde entonces, le
fueron llegando más y más calaveras, sobre todo de personas que
tenían en su poder los cráneos de sus familiares y debían deshacerse
de ellos porque es mal augurio. “No es bueno tener una ñatita de la
familia”, explica Celia.

Tanto ella como Virginia piden que su identidad no sea del todo
revelada. Prefieren el anonimato mediático y aceptan las entrevistas
con esta condición.

Celia es artesana y fue una de sus clientes quien le entregó la ñatita


del bebé, que hoy ocupa un lugar en la sala de veneración instalada
en su casa. “Es Juanito, a él le piden, sobre todo, por la salud de los
niños”, relata.

Y así sumaron 23 calaveras en estos años; algunas llegaron con


nombre y a otras las bautizaron los miembros de la familia, siempre
inspirados en sus sueños.

B) DE TODOS SANTOS A SAN ANDRÉS, TODO UN MES DE


WAYLLUNK'AS

En el mundo andino la muerte estã¡ entrelazada con la vida, y asã se


lo demuestra en la festividad de todos santos en las que, luego de
rendir culto a los difuntos el 1 y 2 de noviembre, la “partida de las
almas” de los que ya no estã¡n en el mundo terrenal, da paso a
una celebraciã³n alegre y festiva como es la de las wayllunk´as
(columpios gigantes) que se arman en el ã¡rea rural de cochabamba,
una fiesta que rinde culto a la fertilidad segãºn explican
antropã³logos.

El calendario local de las wayllunk´as, que se extiende durante todo


el mes en diferentes regiones, se iniciã³ con el gran festival de la
wayllunk´a y la tradiciã³n ancestral, llevado a cabo en el paseo de
vargas linde, motecato, distante a 25 kilã³metros de la ciudad y
perteneciente al municipio de vinto, en el valle bajo cochabambino.

Allã se dieron cita cerca de medio centenar de cholitas (jã³venes


mujeres de pollera), que al ritmo de picarescas coplas en quechua y
español, de halagos, sã¡tira y enamoramiento, se columpiaron con el
objetivo de recoger con sus piernas premios colgados en lo alto de
uno de los extremos de los columpios, algunos de los galardones
baldes, canastones, baã±adores y otros enseres para el hogar.
Tradición que pervive mario cardozo, explicã³ que la tradiciã³n de
esta fiesta se remonta a sus abuelos, y que en la zona aã±o tras aã±o
se arman los gigantes columpios en mã¡s de una decena de
restaurantes.

La actividad estuvo matizada por la presencia de una gran variedad


de grupos folklã³ricos y orquestas, entre los que resaltan este aã±o,
las consentidas y las mentirositas.

La festividad contã³ con el respaldo de las autoridades polãticas de


ese departamento, por la raigambre que la misma tiene en los valles
del departamento.

Las wayllunk´as son parte esencial de una fiesta donde se encuentran


los jã³venes para enamorar, cantã¡ndose coplas de amor, mientras la
mujer, al vaivã©n del sube y baja del columpio, canta o rãe sin cesar.

La wayllunk´a es el columpio armado con grandes postes de


eucalipto u otras especies, de cuyo extremo superior penden largas
cuerdas, que antes eran hechas de cuero de res (lazos) y ahora son
de sogas plã¡sticas, de las que cuelgan un ph´ullu (frazada rãºstica de
colores), donde la participante asienta las posaderas.

Quienes la observan cantan las coplas picarescas, pero ademã¡s, se


sirven tutumas (recipientes rãºsticos) de chicha kulli (chicha de maãz
morado) y de otras variedades, que es preparada semanas antes en
peroles de cobre y macerada en cã¡ntaros de barro.

Asimismo, los presentes degustan lo mejor de la gastronomãa


cochabambina, entre platos como el chicharrã³n, charque, pique y
otros en base a carne de conejo, gallina, pato y el ph´ampaku (carnes
que son cocidas bajo la tierra mediante una fogata).

No faltan tampoco, como ocurriã³ en motecato, las agrupaciones


folklã³ricas y orquestas que ejecutan variados ritmos nacionales.
Vaivã©n de la vida y fertilidad estos tradicionales columpios gigantes
comienzan a funcionar la tarde del 2 de noviembre y en ellos
participan las cholitas quienes son balanceadas por varones
igualmente jã³venes.

De acuerdo al antropã³logo josã© antonio rocha, la wayllunk´a es


una expresiã³n de la existencia humana, ya que una vez que se ha
despedido a los difuntos se da paso a representar el balanceo de la
vida misma y, sobre todo, se inicia una etapa de conocimiento entre
las jã³venes parejas.

Rocha manifiesta que el columpio es parte de la celebraciã³n del mes


de los difuntos, donde en la subida se llega al alaj pacha (en el
mundo de allã¡) y en la bajada al kay pacha (el mundo de acã¡).

Mã¡s tarde, en otras celebraciones igualmente tradicionales, estas


momentã¡neas amistades culminarã¡n, en la mayor parte de los
casos, en matrimonios y por ende procreaciã³n de hijos.

Por ello, su existencia estã¡ condicionada a la vigencia de este modo


de producciã³n.

Wayllunk´a, que significa en quechua columpio, es en sã una fiesta


de jã³venes referida a la fertilidad, se desarrolla sã³lo durante el mes
de noviembre, mes crãtico de transiciã³n a la ã©poca lluviosa en el
calendario agrãcola andino, en el que deberã¡n brotar y germinar las
semillas derramadas en la reciente siembra.

A lo largo de los ãºltimos aã±os, el investigador identificã³ que


existen algunas influencias culturales negativas que distorsionan los
significados de estas tradiciones.
Rocha asevera que la cultura tiene las dimensiones simbã³lica, social
y material y que muchas veces este ãºltimo nivel cambia con el uso
de otros elementos en los rituales.

No obstante, asegurã³ que en una buena medida las connotaciones


espirituales se mantienen en las comunidades originarias.

A€œlo que tenemos que hacer es que los jã³venes sepan y aprendan
estas tradiciones. si no se sienten identificados con las mismas hay
que respetarlos, pero en principio deben aceptar que hay otros
pueblos y sociedades que tienen esta manera de sentir y de vivir†,
indicã³.

todos santos

(wayllunk´as)

1.- sacaba plazapi,

ay palomitay

ch´uã±u jich´arqani,

por vos viditay.

2.- esquina cholata,

ay palomitay

Saroj jamorqani,

por vos viditay.

3.- paã±uelituy khasa,

ay palomitay

llijllitay qarasa,
por vos viditay.

4.- lisurasninrayku,

ay palomitay

wajwan casarasaj,

por vos viditay.

5.- wayllunk´a, wayllunk´a,

ay palomitay

qaqapi wayllunk´a,

por vos viditay.

6.- munasqaytaj munaj,

ay palomitay

layqasqa waã±onqa,

por vos viditay.

7.- wayllunk´ay urapi,

ay palomitay

paã±uelo mast´asqa,

por vos viditay.

8.- jaqay jovenpajqa,

ay palomitay

puã±al afilasqa,

por vos viditay.


6. CONCLUCIÓN

Las fiestas, tienen que ser merecidas y esta fiesta de todo santos es
muy merecida, porque analizándolo bien, no es una fiesta donde
estemos festejando un cumpleaños o un bautizo. Estamos
recordando, celebrando a los seres queridos que, por una desgracia,
se apartaron físicamente con nosotros, pero esta fiesta nos acerca a
nuestros seres queridos espiritualmente y esto no se da cada día en
este nivel, solo se da una vez al año.

Claro que todo tiene sus pros y contras, pero lo malo de esta fiesta y
de cualquier fiesta, es que siempre esta presente el elixir de la fiesta
que es el alcohol, y esto no es bueno. En vez de celebrar algo, se
lamenta algo, pero para prevenir esto tendrían que controlarse, claro
que hay unos que dicen "es que al difunto le gustaba embriagarse",
es verdad, pero tendríamos que cuidarnos mucho.

7. BIBLIOGRAFIA

Nombres:

Edwin Conde Villarreal -periodista

Marisol Gonzales Velasco -3 de noviembre de 2020


Alberto Quispe Ticona - 5 de noviembre de 2020

Luzmila Gonzales Velasco - 7 de noviembre de 2020

Nancy Flores Callata – 10 de noviembre de 2020

8. ANEXOS

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