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Beth Emmanuel Sunday Bible Study - 29 de julio de 2012

Jesús y las fiestas judías: fiestas altas y Sucot

Nuestros rabinos enseñaron: “Al principio, ataron el hilo

Yom Kipur y los presagios de la
caída de Jerusalén
El noveno de av
Destrucción del templo
Rechazo de la tierra
Yom Kipur: el día de la expiación
Ahora bien, en el décimo día de este
séptimo mes es el Día de la Expiación. Será
para vosotros tiempo de santa
convocación, y os afligiréis y presentaréis
ofrenda al SEÑOR. (Levítico 23:27)
escarlata en el exterior de la puerta de la [entrada del
templo]. Si el hilo se volvía blanco, la gente [lo veía y] se
regocijaba, pero si no se volvía blanco, se sentían tristes y
avergonzados. Para evitar esto, comenzaron a atarlo al
interior de la puerta [a la entrada del Templo], pero la
gente todavía miraba por la puerta para ver si se volvía
blanca. Si se puso blanco, se regocijaron, pero si no se
puso blanco, se sintieron tristes y avergonzados. Para
evitar esto, comenzaron a atar [el hilo escarlata] a la roca
[en el desierto donde la cabra fue empujada por el borde]
". (B.Yoma 67a)
Los últimos cuarenta años

- Ayuno en Yom Kipur Austero, Nuestros rabinos enseñaron: “Durante los cuarenta
- solemne día del juicio Ayunar años antes de la destrucción del [Templo], la suerte
- como hipócritas [para el LORD en Yom Kippur] no subió a la mano
derecha; la tira de tela roja no se volvió blanca; la luz
Las ceremonias de expiación
occidental [de lamenorá] no se quedó encendido; y
- Levítico 16
las puertas del templo [no se quedaron cerradas sino
- Expiación
que] se abrieron solas, hasta que el rabino Yojanon
- Santo de los Santos
ben Zakkai los reprendió. Él les dijo: “Templo, templo,
- Incienso
- Libro de hebreos ¿con qué propósito asustan con su consejo? ¡Sé
- Dos cabras acerca de ti! Tu futuro final será destrucción, porque
o Casting Lotes Zacarías ben Ido ya profetizó acerca de ti [en Zacarías
o Para Hashem 11: 1], 'Abre tus puertas, Líbano, para que fuego
o Para Azazel consuma tus cedros' ”(b.Yoma 39b)
Lo empujó hacia atrás y rodó por el barranco.
Y no llegó a la mitad de la montaña antes de
romperse en pedazos. (m. Yoma 6: 6)
Josefo, Guerra judía 6: 289-309
El paño escarlata
Ató hilo escarlata en la cabeza de la cabra que El cometa
iba a ser enviado, y le dio la vuelta [de espaldas al Así había una estrella parecida a una espada, que se erguía
sobre la ciudad, y un cometa, que se prolongó durante todo
santuario] para encarar la forma en que sería enviado.
un año.
En el que iba a ser sacrificado [para la ofrenda por el
pecado], ató el hilo escarlata [alrededor de su cuello] en Pascua 66 d.C.
el lugar donde se iba a realizar el sacrificio. (metro.Yoma 290 Así también, antes de la rebelión de los judíos, y

4: 2) antes de las conmociones que precedieron a la

Rabí Ishmael dijo: “Ataron un hilo de lana escarlata
sobre la puerta del templo, y cuando la cabra llegó al
desierto, el hilo se volvió blanco, como está escrito [en
Isaías 1:18], 'Aunque tus pecados sean como escarlata,
serán blancos como la nieve; [aunque sean rojas como
el carmesí, serán como lana] '”.
(metro.Yoma 6: 8)
guerra, cuando la gente venía en grandes multitudes
a la fiesta de los panes sin levadura, el octavo día del
mes de Xanthikos {e} [Nisan], y a la hora novena de la
noche, una luz tan grande brilló alrededor del altar y
la casa santa, que parecía ser de día; que duró media
hora.
291 Esta luz parecía ser una buena señal para los torpes, pero los
escribas sagrados la interpretaron de tal manera que presagiaba
los eventos que siguieron inmediatamente después.

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 Beth Emmanuel Sunday Bible Study - 29 de julio de 2012
Jesús y las fiestas judías: fiestas altas y Sucot
292 También en la misma fiesta, una novilla, mientras el
sumo sacerdote la llevaba para ser sacrificada, dio a luz un
cordero en medio del templo.
Las puertas
293 Además, la puerta oriental del [patio interior del]
templo, que era de bronce y extremadamente pesada, y
había sido cerrada con dificultad por veinte hombres, y
sujeta con barras de hierro, y tenía pernos hundidos muy
profundamente en el Se vio que el piso firme, que allí
estaba hecho de una sola piedra, se abría
espontáneamente hacia la hora sexta de la noche.
294 Ahora, los que vigilaban en el templo, vinieron
entonces corriendo al capitán del templo y le
informaron de ello; quien luego subió allí, y no sin
gran dificultad pudo volver a cerrar la puerta.
295 Esto también le pareció a la gente común
como un prodigio muy feliz, como si Dios les
abriera la puerta de la felicidad. Pero los sabios
entendieron que la seguridad de su santa casa se
disolvió por sí misma y que la puerta se abrió para
beneficio de sus enemigos.
296 Así que estos declararon públicamente que la señal
predijo la desolación que les sobrevendría.
Rodeado de ejércitos, Iyar 21 ECAdemás de estos,
unos días después de esa fiesta, el día veintiuno del
mes de Artemisio [Iyyar],
297 apareció un cierto fenómeno prodigioso e
increíble: supongo que el relato parecería una
fábula, si no lo relataran quienes lo vieron,
298 y no fueron los acontecimientos que le siguieron de una
naturaleza tan considerable como para merecer tales señales;
porque, antes de la puesta del sol, se vieron carros y tropas de
soldados con sus armaduras
299 correteando entre las nubes y rodeando las
ciudades.
Apocalipsis en Pentecostés, 66 EC
Además, en esa fiesta que llamamos Pentecostés,
cuando los sacerdotes iban de noche al {f} [atrio del]
templo interior, como era su costumbre, para realizar
sus sagradas ministraciones, dijeron que, en primer
lugar, sintieron un temblor y oyeron un gran ruido,
300 y después oyeron un ruido como de una
gran multitud, que decía: Se van de aquí ''.
Yeshua ben Chanan, Sucot 62 d.C.
Pero, lo que es aún más terrible, hubo un Jesús, el
hijo de Ananus, un hombre común y un
granjero, quien, cuatro años antes de que comenzara la
guerra, y en un momento en que la ciudad estaba en una gran
paz y prosperidad, vino a esa fiesta en la que es nuestro
costumbre de que todos hagan tabernáculos para Dios en
el templo, {g}
301 De repente comenzó a gritar en voz alta: una voz
del este, una voz del oeste, una voz de los cuatro
vientos, una voz contra Jerusalén y la casa santa, una
voz contra el novio y la novia, y una voz contra todo
este ¡gente!" Este era su grito, mientras andaba de día
y de noche por todas las calles de la ciudad.
302 Sin embargo, algunos de los más eminentes del
pueblo se indignaron mucho por este terrible grito suyo,
tomaron al hombre y le dieron una gran cantidad de
severos azotes; sin embargo, no dijo nada por sí mismo,
ni nada peculiar de quienes lo reprendieron, sino que
continuó con las mismas palabras que lloró antes.
303 Entonces nuestros gobernantes, suponiendo, como resultó
ser el caso, que se trataba de una especie de furia divina en el
hombre, lo llevaron al procurador romano;
304 donde fue azotado hasta que sus huesos quedaron
al descubierto; sin embargo, no hizo ninguna súplica
por sí mismo, ni derramó lágrimas, pero volviendo su
voz al tono más lamentable posible, a cada golpe del
látigo su respuesta fue: ¡ay, ay de Jerusalén! ''
305 Y cuando Albino (porque entonces era nuestro
procurador) le preguntó: `` ¿Quién era? y de donde vino?
¿Y por qué pronunció esas palabras? No respondió de
ninguna manera a lo que dijo, pero no detuvo su
melancólico canto fúnebre hasta que Albino lo tomó por
loco y lo despidió.
306 Ahora bien, durante todo el tiempo que pasó antes de que
comenzara la guerra, este hombre no se acercó a ninguno de
los ciudadanos, ni fue visto por ellos mientras lo decía; pero
todos los días pronunciaba estas lamentables palabras, como si
fuera su voto premeditado: ¡ay, ay de Jerusalén! ''.
307 Tampoco dio malas palabras a los que lo golpeaban todos los
días, ni buenas palabras a los que le daban de comer; pero esta
fue su respuesta a todos los hombres, y de hecho no fue otra que
un melancólico presagio de lo que estaba por venir.
308 Este grito suyo fue el más fuerte en las fiestas; y
continuó este canto fúnebre durante siete años y cinco
meses, sin ponerse ronco ni cansarse de ello, hasta el
mismo momento en que vio cumplido en serio su
presagio en nuestro asedio, cuando cesó;
309 porque mientras daba la vuelta al muro, gritó
con todas sus fuerzas: ¡Ay, ay de la ciudad otra vez,
y del pueblo, y de la casa santa! Y justo cuando
añadió al final: ¡Ay, ay de mí también! '' De una de
las máquinas salió una piedra, lo golpeó y lo mató
inmediatamente; y mientras pronunciaba los
mismos presagios, abandonó el fantasma.