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El faro a Colón

El historiador dominicano Antonio Delmonte y Tejada, en su libro Historia de Santo


Domingo (La Habana, 1852), había expresado la idea de erigir un monumento en honor
al Almirante, en Santo Domingo. Ya en 1914 el norteamericano William Ellis Pulliam
promovió en la prensa de su país la construcción de un faro monumental en la primera
ciudad del Nuevo Mundo. La idea se torna en un carácter más universal en 1923
durante la celebración en Chile de la Quinta Conferencia Internacional Americana,
cuando se decreta que ese monumento debía construirse en cooperación de todos los
gobiernos y pueblos de América.6

Se realizó un concurso en 1931 para elegir quién sería el arquitecto que diseñaría esta
obra; el arquitecto británico Joseph Lea Gleave fue quien ganó el concurso, siendo
favorecido entre 455 participantes de 48 países. La construcción comenzó en 1948.6 El
diseño original fue modificado por el arquitecto dominicano Teófilo Carbonell con la
asistencia del ingeniero estructural dominicano William Read para reducir el volumen
total de hormigón armado y lograr un menor volumen de materiales. También se
recortó el brazo largo de la cruz en aprox. 16% cambiando el aspecto general del
monumento, para asemejarse también a una pirámide maya.

Después de ese año, la situación política del país impidió la reanudación de los
trabajos de construcción del faro. Finalmente, durante el gobierno de Joaquín Balaguer
se reanudó en 1986 la construcción del faro bajo la supervisión del arquitecto
dominicano Teófilo Carbonell, y culminando la construcción del monumento en 1992, a
tiempo para la celebración de los 500 años del Descubrimiento de América.7 El faro fue
inaugurado el 6 de octubre de 1992.
La historia de República Dominicana está íntimamente ligada a la del Descubrimiento
de América. Desde la llegada de Cristóbal Colón a la isla de La Española en 1492 y
durante casi un siglo, este destino caribeño fue la puerta de entrada al Nuevo Mundo.
Hoy en día, a todo lo largo y ancho de su territorio se encuentran las huellas de
aquellos primeros conquistadores y colonos, y, desde luego, todas ellas forman parte
de la lista de atractivos turísticos que no te puedes perder cuando visite el país, desde
la Ciudad Colonial de Santo Domingo hasta el sitio arqueológico de La Isabela, la
primera ciudad del Nuevo Mundo, en la provincia de Puerto Plata.

Por todo ello, 500 años después de aquel primer encuentro entre dos mundos, la
ciudad de Santo Domingo abrió, en 1992, las puertas de un monumento único, de un
gran homenaje dedicado a aquella excepcional travesía marítima, a esos dos mundos
que desde entonces quedaron conectados y al singular hombre de mar que cambió el
rumbo de la Historia: el Faro a Colón.

Historia de un homenaje
A finales del siglo XIX, con la conmemoración del cuarto centenario del Descubrimiento
como telón de fondo, el historiador dominicano Antonio del Monte y Tejada propuso por
primera vez la idea de crear en Santo Domingo un gran monumento en homenaje a
Cristóbal Colón. Sobre aquella primera propuesta se fueron sumando otras voces,
hasta que en 1931se llevó a cabo un concurso internacional para seleccionar un
proyecto que estuviera a la altura de la ocasión.
Así, de entre las 455 propuestas provenientes de 48 países, el jurado –en el que se
encontraban grandes arquitectos del momento, como el norteamericano Frank Lloyd
Wright– falló a favor del diseño del arquitecto británico Joseph L. Gleave. Finalmente, la
construcción del gran monumento empezó en 1948, pero un año después la situación
política del país obligaría a detener las obras; una larga pausa que duró casi cuatro
décadas.

Más de 130 años después de la idea original de Antonio del Monte y con el arquitecto
Gleave ya fallecido, el faraónico proyecto fue retomado en 1986 por el gobierno del
presidente dominicano Joaquín Balaguer. El arquitecto Teófilo Carbonell, también
dominicano, fue el encargado de concluir la construcción del gran monumento, que se
terminó justo a tiempo para conmemorar los 500 años de la llegada de Colón a la isla.
El Faro a Colón fue inaugurado el 6 de octubre de 1992 y desde entonces es uno de
los lugares más visitados de Santo Domingo.

La arquitectura de un símbolo
Ubicado sobre una enorme explanada en la zona oriental de Santo Domingo, el Faro a
Colón es una obra monumental de proporciones faraónicas, el colosal símbolo de una
época. Este gran edificio en forma de cruz latina, dispuesta en posición yacente, tiene
casi 240 metros de largo –algo más de dos campos de futbol–, en un eje Este-Oeste, y
sus brazos, alineados en dirección Norte-Sur, suman unos 60 metros de ancho, entre
un extremo y otro.

faro a colon santo domingo


Interior del Faro del Santo Domingo
En sentido vertical, esta mole de concreto reforzado y mármol supera los 30 metros de
altura máxima en la intersección de sus dos rectas. Y si se observa de cerca, la forma
de sus altos muros escalonados recuerda a la de una pirámide maya, entre otras
grandes construcciones precolombinas.

Además de sus enormes dimensiones, el Faro a Colón es precisamente eso, un faro,


pero uno muy peculiar. Gracias a más de 150 luminarias instaladas a lo largo de la
parte superior del monumento, más una potente fuente de luz en la parte central, el
Faro es capaz de proyectar en el cielo nocturno una gran cruz luminosa que se puede
ver a decenas de kilómetros de distancia.

Qué puedes visitar en el Faro a Colón


En su interior, el Faro a Colón es, al mismo tiempo, un museo y un mausoleo. Dividido
en distintas salas y estancias alineadas a cada lado de su largo pasillo central, el
monumento cuenta con exposiciones sobre la identidad cultural de más de 40 países,
incluyendo todos los del continente americano, más algunos de Europa, Asia y África. Y
el corazón del Faro es, por supuesto, el mausoleo en el que se dice que reposan los
restos mortales del propio Almirante.

El Mausoleo
Obra de los catalanes Pere Carbonell y Ferrán Romeu, escultor y arquitecto
respectivamente, el monumento funerario de Cristóbal Colón fue realizado a finales del
siglo XIX para resguardar los restos del Descubridor en la nave central de la Catedral
de Santo Domingo. Un siglo después, al concluir la construcción del Faro, el mausoleo
fue trasladado, pieza por pieza, hasta su nueva ubicación dentro del gran monumento.
De estilo gótico, este singular conjunto escultórico tiene unos 9 metros de altura y
descansa sobre una base rectangular de 7 por 8 metros. Todo el conjunto suma unas
280 piezas de bronce y mármol de Carrara, incluyendo sus columnas, arcos y
contrafuertes, los numerosos bajo relieves que narran la propia aventura colombina, los
cuatro leones en bronce que flanquean la estructura y la figura femenina que
representa a la República Dominicana y que corona toda la obra. En el centro, una urna
de bronce cuidadosamente decorada guarda los restos del Descubridor.
El Museo
Además del mausoleo colombino, el Faro a Colón es un gran museo que muestra la
rica identidad cultural de los lugares que, desde el siglo XV, han estado ligados a la
historia del Descubrimiento de América. Remodeladas a finales de 2018, las casi 50
salas del museo –todas ellas conectadas por el largo pasillo central de la enorme cruz–
representan a más de 40 países de todos los rincones del mundo a través de todo tipo
de tesoros, desde cerámicas precolombinas hasta réplicas de una canoa taína o de las
carabelas de Colón, entre muchas otras piezas de valor histórico y cultural.

La Biblioteca, la mapoteca y otros espacios del Faro a Colón


Dentro del Faro, además del mausoleo y el museo, también puedes encontrar otros
espacios relacionados con la historia de Cristóbal Colón, del Descubrimiento de
América y de propio continente americano, como una interesante biblioteca con
distintos documentos sobre la historia de la conquista y la colonización; una mapoteca
con ediciones facsímil de algunos de los primeros mapas del continentes americano y
otras representaciones de distintos lugares relacionados con la gesta colombina; el
Centro de Estudios Colombinos, un museo arqueológico, el Museo Ceramiológico e
Iconográfico, cuatro salas para exhibiciones temporales y dos salas de conferencias.
Actualidad
Este inigualable museo no ha perdido su esencia histórica y majestuosidad.
Diariamente al mausoleo acuden turistas de diversas nacionalidades con la finalidad de
conocer, de manera detallada, la trayectoria del almirante, de mano de los guías
turísticos. Este espectacular lugar cuenta, en sus alrededores, con una extensa área, la
cual es utilizada por los moradores del sector para practicar diversas disciplinas
recreativas en familia o en compañía de amigos o relacionados. Además de ser un
centro ideal para el esparcimiento de la familia, también ha sido escenario de
importantes proyectos del cine. En el faro se rodó, hace unos años, una película
dirigidas por cineastas españoles, específicamente en el área del Gran Cañón.

Sustracción
La reducida presencia de agentes de seguridad permite que desaprensivos, con falta
de amor a la patria, sustraigan reliquias importantes de este monumento. A pesar de
haber sido objeto de robos en varias ocasiones, la Policía Nacional ha recuperado
parte de las lámparas que fueron sustraídas en el último hecho de esta índole.

Opinión
Bibliografía

-https://www.barcelo.com/guia-turismo/es/republica-dominicana/republica-dominicana/
que-ver/faro-a-colon/
-https://www.elmundo.es/elmundo/2006/05/20/ciencia/1148152090.html
-https://www.ecured.cu/Faro_a_Col%C3%B3n

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