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Este 24 de marzo del año 2022, “Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, se

cumple un año más del inicio de la dictadura cívico-militar-eclesiástica que instauró el


Terrorismo de Estado en nuestro país, llevando adelante un plan cuidadosamente orquestado
de destrucción de las instituciones democráticas, avasallando derechos humanos y conquistas
sociales del pueblo. 

Toda una generación de jóvenes trabajadoras, trabajadores y estudiantes fue perseguida y


diezmada. Reivindicamos sus ideales y sus luchas, ya que como lo expresa Darío
Sztajnszraijber  “La memoria es un hecho político en el sentido ético de la política”, es
necesario que la memoria se haga cada vez más presente.

Al igual que el año pasado el ejercicio colectivo de reflexión, recuerdo y homenaje nos convoca
y se hace presente reivindicando los pilares de la democracia como forma de vida. Somos
conscientes del momento difícil que atraviesa a la humanidad toda, por eso consideramos
prioritario  el cuidado de la salud y la vida.

Recordamos aquellas rondas y marchas de nuestras madres con sus pañuelos blancos, como
también las que se sucedieron año tras año y que nos señalan un horizonte lleno de
esperanza. 

Nuestro objetivo es construir colectivamente un espacio de reflexión y análisis crítico de la


historia reciente. En las escuelas ese recuerdo debe ser colectivo, como un día para que los
niños y los jóvenes, junto con los Equipos directivos, docentes y todos los integrantes de la
comunidad educativa y local comprendan los alcances de las graves consecuencias
económicas, sociales y políticas de la última dictadura y se comprometan activamente en la
defensa de la vigencia de los derechos y las garantías establecidos por la Constitución Nacional
y el régimen político democrático.

Recordamos que la fecha fue establecida en el año 2002 por Ley de la Nación N° 25.633, cuyo
artículo 1º establece: “Institúyase el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la
Verdad y la Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en
esa fecha del año 1976".

“Somos eso que traemos en el cuerpo más esto que vivimos a cada momento más los deseos
para el futuro. Eso somos: cada uno, una historia que necesita de otras para poder contarse,
un hilo de trazos indispensable, necesario, que se une a otros y forma un ovillo que crece”. 

Paula Bombara

Al hablar de memoria, necesariamente, hacemos referencia al pasado, a lo vivido. Los


recuerdos representan las formas de apropiación subjetiva del tiempo y del espacio, no todas
las experiencias se inscriben en la memoria, sino aquellas que conservan una significatividad
dada por el plano emocional. La memoria siempre es reconstrucción de lo vivido en imágenes,
la misma está determinada por las relaciones intersubjetivas y por el tiempo histórico. 

Volvemos una y otra vez al pasado para confrontarlo con el presente, para volver a recorrer las
líneas de los rostros conocidos y regresar a lo que fuimos.

 Halbwachs (2004) sostiene que el recuerdo colectivo resulta más trascendental en procesos
donde se da una desestabilización. A lo largo de la Historia, la humanidad vivió
acontecimientos que quebraron el ideario de los pueblos. El horror se transformó en un
recuerdo colectivo universal, pero además, íntimo; cada sobreviviente de un centro
clandestino de detención durante la última dictadura en Argentina tuvo que construirse un
relato para sanar, pero además, para denunciar. 

En ese retorno hacia nuestro pasado las preguntas nos siguen habitando, preguntamos para
comprender porque como dice Liliana Bodoc (2015) “de todas las inflexiones que admite
nuestro lenguaje, de todas las entonaciones que refuerzan el sentido de las palabras que
pronunciamos, la pregunta es la más humana”.

La literatura nos permite ensayar respuestas, construye laberintos por los que podemos
transitar para volver a mirarnos, bucea hasta las profundidades de la existencia humana,
encauza razones y contrasentidos, predispone a una forma de entender la vida y la Historia
que no se podría llegar de otra manera, es una voz que contiene todas las voces, todas las
impresiones humanas. 

En cada historia de nuestro pasado reciente que se comparte con nuestros estudiantes y se
“teje un hilo hasta construir un ovillo”, se entrelazan otras tramas más habitables que
permitan a los cuerpos la libertad de ser cuerpos políticos capaces de transformar las
relaciones humanas. Hilar es inscribirse en la genealogía de un pueblo. Mientras se teje, se
cuenta, así, se hace memoria con las manos y se hace memoria con las palabras, el espacio
simbólico contenido en la narración se materializa en la urdimbre.

La serie “Ovillos de trazos”, relatos de identidades que permitirán seguir tejiendo la trama que
nos cobija a todos y a todas.

https://campuseducativo.santafe.edu.ar/24m/#:~:text=http%3A//planlectura.educ,la
%2DIdentidad.pdf

http://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2016/01/Ovillo-de-Trazos-D%C3%ADa-
Nacional-del-Derecho-a-la-Identidad..pdf

http://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2016/01/Ovillo-de-Trazos-D%C3%ADa-
Nacional-del-Derecho-a-la-Identidad.pdf

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