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Oya
Oya
Sus principles atributos son sopera pintada de nueve colores (menos el negro),
una corona de nueve puntos de la cual caen nueve piezas: Una guataca, un pico,
un arco y una flecha, un rayo, una guadaña, un palo, un azadón, un rastrillo y un
hacha. Lleva nueve manillas de cobre, piedras y cauries.
Sus collares son: Matipó punzó y marrón con rayas negras y blancas. Para otros,
cuentas lilas con rayas amarillas. En otros Iles son negras y blancas (nueve
negras y nueve blancas) hasta ser nueve de cada cual.
Aborrece el carnero y constituye tabú para sus seguidores. Oya dejó de comer
abo para salvar a los Ibeyis, (sus hijos), por eso los hijos de Oya no comen Abo,
Oya se unió indisolublemente con Osun y se dice no hay Oya sin Osun ni Osun
sin Oya, es decir Oya tonti Osun, Osun tonti Oya. Además prohibe la calabaza, el
aceite de sémola de maíz y a las mujeres, la manipulación de sus atributos
cuando están menstruando.
En tierras africanas Oya es la diosa del río Níger y la leyenda dice que ella fue
una de las esposas de Sàngó y su favorita. Oya decidió poner fm a su vida
cuando se sintió desilusionada a consecuencia del ignominioso final de la
carrera de su esposo. Esto lo hizo adentrándose en el seno de la tierra en el
pueblo de Irá. Constituye un acertijo el hecho de que los Yorùbás llegaran a
asociarla a ella con el Níger.
Cuenta un mito que entre todas las esposas de Sàngó sólo Oya decidió
acompañarlo en su viaje a Tapa (Nùpe) su casa materna. Fue un largo viaje,
pero el valor le falló a Oya en un lugar llamado Irá , su pueblo natal, al que no
volvería a ver si mantenía su amor por su esposo y persistía en seguirlo hasta el
final. La perspectiva de residir entre extraños, en una tierra extraña, entre gente
que hablaba otra lengua y además el dejar a sus padres y su casa para siempre se
apoderó tanto de ella que la hizo vacilar y finalmente desistir de su empeño. Por
esta decisión Oya se avergonzó y determinó no regresar a Oyó, permaneciendo
en Irá. Al enterarse del suicidio de su amado esposo, fue tan duro el golpe que
ella también decidió suicidarse. Se le deificó y le pusieron su nombre al río
Níger, al cual se le denominó Odo Oya.
Existe un mito sobre esta deidad, según el cual, Oya fue un antílope que se
transformó en mujer. Cada cinco días cuando iba al mercado en el pueblo, se
quitaba su piel en el bosque y la escondía en un arbusto. Un día Sàngó la
encontró en el mercado, le impactó su belleza y la siguió al bosque, vio entonces
cuando se puso la piel y se convirtio en un antílope. Al siguiente día de mercado,
Sàngó se escondió en el bosque y después que Oya se convirtió en mujer y fue al
mercado, tomó la piel, la llevó a su casa y la ocultó en las vigas. Cuando regresó
al bosque se encontró a Oya, quien trataba desesperadamentc de encontrar la
piel. Sàngó la llevó a casa a donde sus otras dos esposas. Òsún y Obba, estas aún
no le habían parido ningún hijo. En cambio muy pronto Oya se convirtió en la
madre de gemelos. Llenas de celos, las otras dos esposas preocupaban
diariamente a Sàngó, preguntándole por el secreto de la nueva mujer ¿De dónde
venía? ¿Cuál era su familia? Al final Sàngó cedió. Le dijo a una de sus esposas
cómo había encontrado a Oya, haciéndole jurar que guardaría el secreto. Sin
embargo, las mujeres comenzaron a cantar una insidiosa y burlona canción:
Ella come, ella bebe y
su piel cuelga de las vigas.
Oya se excitó mucho al oír estas palabras. En cuanto estuvo sola buscó en las
vigas, encontró su piel, se convirtió en antílope y huyó al bosque. Cuando Sàngó
regresó la persiguió y trató de hacerla regresar a él. Desafiadora, lo atacó con sus
poderosos cuernos, pero Sàngó la aplacó, poniendo un gran recipiente de razupo
de frijoles frente a ella. Contenta con el ofrecimiento de su comida favorita, Oya
hizo las paces con Sàngó y le dio sus dos cuernos. Cada vez que la necesitaba,
sólo tenía que golpear un cuerno contra otro y ella venía en su ayuda.
Cada vez que hay una tormenta fuerte con árboles arrancados de raíz o grandes
ramas partidas y los techos de las construcciones arrancados, los yorubas creen
que Oya, la esposa de Sàngó, está en acción. Se cree que ella precede o
acompaña a su esposo cuando hay una tronada.
Oya dolú,
Ègán ò royin.
Oya dolú,
Ègàn ò royin.
Ègàn ò mò le wí pé kóyin má se dùn o.
Oya dolú,
Ègàn ò royin.
Oya obtuvo el poder por derecho propio. Ella fue una mujer màs poderosa que
el marido. Estaba casada, tenìa hijos, era madre, y era el Òrìsà mas poderoso de
todos. Sàngó tenìa que buscar la medicina y un antìdoto para Oya. Eso es lo que
dice la canciòn que sigue.
Oríkì Oya
(Alabando al espíritu del viento)
Oya yeba Iya mesa Oya, Òrun afefe Iku lele bioke,
Oya, madre de Oyo, el viento de los Cielos baja a los antepasados.
Ase.