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En los pacientes en los que el tratamiento médico es ineficaz o en aquellos que consideran
inaceptable la calidad de vida que implica, la revascularización miocárdica mediante
intervencionismo coronario percutáneo (ICP) o la intervención quirúrgica con injerto venoso o
arterial consigue eliminar las crisis anginosas, disminuir la medicación, mejorar la capacidad de
realizar ejercicio físico y la calidad de vida. Además, la intervención disminuye el riesgo de IM y
mejora la expectativa de vida en los pacientes de alto riesgo con afección coronaria grave y
disfunción ventricular izquierda. En los casos de miocardio hibernado, en los que la isquemia
crónica provoca la acinesia de zonas del ventrículo izquierdo que mantienen signos de viabilidad
en una prueba no invasiva de imagen, la revascularización mejora el flujo coronario y la
contracción de estos segmentos.
En un 20% de los casos puede producirse una reestenosis durante los primeros meses,
incidente que se reduce a la mitad con la utilización de stents recubiertos de fármacos que
inhiben la proliferación celular de las células musculares lisas y su infiltración en la placa
de ateroma. Es importante recordar que para prevenir la trombosis de los stents se tiene
que administrar doble antiagregación con AAS y un inhibidor de los receptores P2Y 12 de la
vía del ADP de las plaquetas (clopidogrel, prasugrel o ticagrelor) durante 1 mes en
los stents metálicos y durante 6-12 meses en los stents recubiertos.
- Tratamiento quirúrgico
La cirugía de revascularización mediante injerto aortocoronario con vena safena o con el
uso de la arteria mamaria interna es el tipo de cirugía cardíaca más frecuente y su eficacia
en el tratamiento de la isquemia miocárdica está bien establecida. En la enfermedad
coronaria crónica estable, la mortalidad operatoria es inferior al 3% en pacientes sin
disfunción ventricular ni comorbilidades importantes. No obstante, la mortalidad aumenta
en los pacientes con DM, edad avanzada, afección del tronco común de la coronaria
izquierda, disfunción ventricular, insuficiencia cardíaca, comorbilidades, cirugía valvular
combinada, en las reoperaciones y en la cirugía urgente.
La incidencia de infarto, infecciones y accidente vascular cerebral (AVC) peroperatorios
son del 5%, el 5% y el 6%, respectivamente. Estas complicaciones son más frecuentes en
pacientes de edad avanzada, diabéticos, con historia de enfermedad vascular periférica,
afección neurológica previa o lesiones carotídeas significativas. La supervivencia es del
90%-95% a los 5 años, del 80%-90% a los 10 años y del 65%-75% a los 15 años; estas cifras
son más favorables cuando se utiliza como injerto la arteria mamaria, mientras que los
resultados negativos a largo plazo se correlacionan con un control inadecuado de la DM o
la dislipemia y la persistencia del hábito de fumar. Durante el primer año se ocluye
aproximadamente el 15% de los injertos venosos, y a los 10-15 años, el 50%. Por el
contrario, los injertos de arteria mamaria mantienen una tasa de permeabilidad superior
al 80% a los 10-15 años.
En pacientes de riesgo moderado sin lesiones del tronco común de la coronaria izquierda
ni oclusiones completas, el ICP tiene una eficacia similar a la cirugía para eliminar la
angina, es mucho menos traumático y permite una recuperación inmediata. Sin embargo,
la intervención quirúrgica ofrece una revascularización más completa, con menor
recurrencia de angina y de reintervenciones. La mortalidad a 5 años es similar con las dos
técnicas, con excepción de los pacientes diabéticos, que tienen una alta incidencia de
reestenosis postangioplastia y obtienen mejores resultados con la intervención quirúrgica.
RESUMEN DE GOLDMAN-CECIL
La revascularización coronaria con cirugía de IDAC (pero no con ICP;) prolonga la vida,
reduce los episodios cardiovasculares importantes y mejora la salud, la calidad de vida y la
capacidad funcional en determinados pacientes con cardiopatía isquémica estable crónica
que cumplen ciertos criterios anatómicos, como presencia de enfermedad de la coronaria
principal izquierda o enfermedad coronaria de tres vasos o multivaso en pacientes con
fracción de eyección inferior al 50% o diabéticos.
Los ensayos aleatorizados en los que se compara el IDAC con el tratamiento médico
indican que cuanto más grave es la isquemia y mayor es la magnitud de la enfermedad
coronaria anatómica, así como la presencia de disfunción sistólica del VI, mejor es la
supervivencia con el IDAC que con el tratamiento médico. Los IDAC prolongan la
supervivencia en pacientes con enfermedad coronaria del tronco principal izquierdo con
independencia de los síntomas, en pacientes con enfermedad coronaria de varios vasos y
alteración de la función del VI (fracción de eyección < 50%), y en pacientes con
enfermedad coronaria de dos o tres vasos con afectación de la coronaria descendente
anterior izquierda proximal. Los pacientes con enfermedad coronaria de múltiples vasos
extensa parecen obtener un beneficio en cuanto a supervivencia de la extensa cirugía de
IDAC, en particular si también tienen diabetes, mientras que la ICP puede considerarse
apropiada para el alivio de los síntomas, en particular en pacientes con enfermedad
coronaria de uno o dos vasos. También conviene destacar, sin embargo, que los ensayos
aleatorizados de cirugía de IDAC comparada con el tratamiento médico se realizaron hace
más de 40 años, y que las posteriores mejoras tanto del tratamiento médico como de la
cirugía de IDAC hacen que sea cada vez más difícil extrapolar aquellos datos iniciales a la
práctica clínica contemporánea.