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Teorías de la administración científica

Taylor es el fundador del movimiento conocido como organización científica del trabajo. El
pensamiento que lo guía es la eliminación de las pérdidas de tiempo, de dinero, etc, mediante un
método científico. Afirma que «el principal objetivo de la administración debe ser asegurar el
máximo de prosperidad, tanto para el empleador como para el empleado». Para el empleador, el
máximo de prosperidad no significa la obtención de grandes beneficios a corto plazo, sino el
desarrollo de todos los aspectos de la empresa para alcanzar un nivel de prosperidad. Para el
empleado, el máximo de prosperidad no significa obtener grandes salarios de inmediato, sino un
desarrollo personal para trabajar eficazmente, con calidad y utilizando sus dones personales.
Taylor hace una distinción entre producción y productividad: «la máxima prosperidad es el
resultado de la máxima productividad que, depende del entrenamiento de cada uno». Consciente
de la oposición entre obreros y empleadores, da la siguiente explicación:
-Existe una falsa creencia, de que un aumento de la producción traerá el desempleo,
-Algunos malos sistemas de administración obligan al obrero a limitar su producción para
proteger sus intereses pues, cuando él aumenta su ritmo de trabajo, el patrón se las arregla para
no aumentarle su salario,
- métodos de trabajo desastrosos que desperdician los esfuerzos de los obreros que reciben poca
ayuda y pocos consejos por parte de la dirección.
El objetivo de la organización científica del trabajo es derribar esos obstáculos y descubrir los
métodos más eficaces para realizar una tarea y dirigir a los obreros: la «cooperación estrecha,
íntima, personal, entre la administración y los obreros es la esencia misma de la organización
científica del trabajo». «Lo que los trabajadores piden a sus empleadores es un salario elevado,
y lo que los empleadores desean son bajos costos de producción la existencia o la ausencia de
estos 2 elementos constituye el mejor indicio de una buena o de una mala administración».
La administración científica, también conocida como teoría científica de la administración o
escuela científica de la administración, encabezada por el ingeniero estadounidense Frederick
W. Taylor, fue el sustento para la constitución de la práctica administrativa moderna a través de
la formulación de una serie de principios fundamentales que, para Taylor, son aplicables a todas
las actividades humanas.

Los fundamentos sobre los que descansa la administración científica son:


Identidad de los intereses del patrón y el obrero.
Limitación de la producción.
Estudio científico de las condiciones de trabajo y
Organización científica.

En 1911 Taylor publicó “los principios de la administración científica”, un documento que


explicaba las pautas que debía seguir la actividad empresarial para alcanzar una producción
industrial más eficiente. Los cuatro principios de Taylor eran:
Reorganización del trabajo. Implicaba reemplazar los sistemas de trabajo ineficientes por
métodos que redujeran los tiempos de producción y la cantidad de maquinaria necesaria, entre
otros. Taylor investigó diversas maneras de alcanzar niveles óptimos de rendimiento, por
ejemplo, diseñó una pala que permitía ser manipulada durante varias horas seguidas.
Selección adecuada del trabajador. Implicaba evaluar la habilidad del trabajador para designarle
un puesto idóneo, en lugar de asignar roles sin tener en cuenta su capacidad. De este modo, se
podía mejorar el desempeño profesional porque el empleado se sentía más motivado y
satisfecho con su trabajo, lo que terminaba impactando en la productividad de la organización.
Cooperación entre directivos y el plantel. Implicaba la creación de cargos intermedios para que
actúen como responsables de supervisar y de asesorar de manera directa a los equipos de
trabajadores. De este modo, los gerentes y los operarios podían actuar bajo un mismo propósito
y alcanzar el buen funcionamiento de la organización.
División del trabajo entre los responsables y los colaboradores. Implicaba definir de manera
clara, el rol de cada integrante de la organización. Era necesario que los gerentes sean los
responsables de la planificación y la dirección de la organización mientras que los trabajadores
se dedicaban a la ejecución de dichas decisiones. Esta articulación permitió alcanzar una mayor
eficiencia en los procesos de trabajo.
Motivación de los trabajadores. Implicaba optimizar el salario del trabajador a fin de que mejore
su rendimiento además de que ocupara un puesto idóneo a sus capacidades. Taylor promovió la
idea de “un salario justo por un día de trabajo justo”, es decir, si un trabajador no logró producir
lo suficiente en un día, no debían pagarle tanto como a otro trabajador que fue altamente
productivo.

Fuente: https://concepto.de/administracion-cientifica/#ixzz7LeWJea2S

https://www.gestiopolis.com/administracion-cientifica-fundamentos-y-principios-de-taylor/

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