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Los Científicos debemos Resolver el Problema Epistemológico, El problema


Crítico del Conocimiento.
 ¿Se Puede Negar la Verdad del Embrión?, ¿Puede la Bioética Existir Sin Verdad?
Resolver el Problema Gnoseológico Es Condición Necesaria Para Enfrentar El Relativismo.

Dr. Juan Herrera Salazar. Miembro de la Asociación de Médicos Católicos ,


Humanae Vitae, Managua , Nicaragua.

Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la Vida”

Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz.

Proemium.
 
En la postmodernidad, muchos de nuestros contemporáneos limitan su horizonte de
análisis. Sólo son capaces de verse a sí mismos, buscan en su interior los valores que deben
ser respetados, y no los buscan en la realidad de las cosas (quid est res).
 
Si usamos la razón descubrimos que la realidad está en el mundo, razonando captamos la
realidad de las cosas, la realidad de los entes, captamos la realidad de que la vida humana
simplemente por el hecho de existir encarna un valor que merece ser respetado.
 
No podemos abandonarnos a la comodidad de no razonar, vamos a usar nuestras facultades,
nuestra inteligencia: la razón no puede abdicar sólo porque el clima cultural actual nos hace
ese llamado, al contrario vamos a usarla más que nunca para defender la vida, la razón nos
va a ayudar a combatir la sin razón de la postmodernidad, la razón nos va a aclarar la
verdad, nos va a permitir captar la “esencia necesaria” (quidditas), reconocer la substancia,
la naturaleza de la persona humana (corpore et anima unus). Sabemos que sólo
reconociendo la persona humana con la razón, la vamos a respetar por su valor, dignidad y
trascendencia.
 
El relativismo hoy es el eje de la cultura postmoderna: “Todo es igual”, “nadie tiene
derecho a imponer su posición sobre los demás”, cada quién tiene “su verdad”, “la verdad
está por igual en todas las religiones y filosofías”.
 
Así una persona o un grupo social, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses
económicos, ideológicos, se dedica a defender una teoría gnoseológica, un modelo bioético,
o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de “dogmático”
cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para conformarse a la
verdad objetiva y a Ley Moral Natural. (3,9)
 
Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el
sentido de la vida. El relativismo crea una cultura que no respeta los valores humanos y
espirituales, que va en contra de la dignidad de la persona humana. Crea una cultura que
pretende borrar la conciencia humana, la capacidad de hacer juicios morales sobre los
propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del Estado.
 

Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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En este clima cultural actual, cabe preguntarse legítimamente:


 
¿Conocemos la realidad como es, o sólo lo que nuestra mente proyecta en su interior?
¿Somos capaces de conocer la verdad? (2,3)
En latín estas preguntas se formularían así: “ An sit veritas ”
 
Por eso debemos trabajar para responder al relativismo cultural, debemos estudiar el
relativismo como doctrina, reconocer sus exigencias positivas, pero debemos señalar sus
deficiencias estructurales, refutarlo desde la filosofía del conocimiento adecuadamente. Los
relativistas no pueden hablar de la validez de su doctrina y negar la diferencia entre verdad
y falsedad. El relativismo niega el principio de no-contradicción, afirma que todo es
“verdadero”, tanto una cosa como su contraria. Por eso les vamos demostrar que sí se puede
conocer la verdad y que los actos buenos son aquellos que afirman la verdad y buscan
incansablemente el Bien como su fin último.
 
El autor utiliza de las argumentaciones de Santo Tomás, la teoría del conocimiento
(adaequatio intellectus et rei), De veritate, q.1a.2.s.c.2, para demostrar que la verdad es
cognoscible.
 
La teoría de la correspondencia del Aquinate: conformidad o adecuación entre nuestro
conocimiento y la realidad misma, nos permite afirmar que podemos conocer una verdad
formal o lógica, es decir establecer una conformidad mental de la inteligencia con la
realidad.
 
Por ejemplo, cuando veo una ecografía que muestra los latidos del corazón del embrión, mi
mente establece con él una relación de adecuación ideal: “crea”, por decirlo así, una idea,
un concepto, un juicio, a través del cual conocemos al embrión presente.
 
Es importante subrayar que nuestra mente no crea la realidad del embrión, sólo la reconoce,
él está presente aunque no tengamos un aparato de ultrasonido, la realidad ontológica o
trascendental sólo mide o determina el contenido del conocimiento, está allí presente
independientemente de nuestra mente, cuando nuestra mente se conforma con la realidad
(verdad formal o lógica), el hombre conoce, posee la verdad (fenoménica), la realidad se
“manifiesta” a la inteligencia y ésta la “asimila” a través del proceso de conformidad
mental.
 
Es claro para todos, hoy que existe una íntima unión entre la teoría del conocimiento y la
vida moral. La propia teoría del conocimiento determina en buena parte el modo de
concebir al hombre, la cultura, la ética y la religiosidad. Por eso, la propia libertad, los
propios deseos, intereses y hábitos morales suelen jugar un papel muy importante, a veces
decisivo, en nuestro modo de concebir el conocimiento humano.
 
“La filosofía del conocimiento resulta, pues, decisiva, para restaurar en nuestros
contemporáneos una genuina confianza en su capacidad para conocer la verdad y ofrecer el
reto a la filosofía de redescubrir y desarrollar su dignidad en pleno”. Juan Pablo II, Fides et
ratio, 6.
 
Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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El autor después de analizar el problema del estatuto del embrión, hace una reditio
completa, reconoce la realidad del embrión como verdad evidente y se da cuenta, que su
escrito debe proseguir, no insistiendo en demostrar, (el problema crítico del conocimiento)
ya tratado ampliamente por el Aquinate, y comentado por los escritores contemporáneos,
(Vernaux, Gilson, Maritain, Ramón Lucas Lucas), sino mostrando la realidad del embrión
como lo hicieron de manera plástica, en el Congreso Pro Vida de Zaragoza del 6-8
noviembre del 2009.
 
Es decir mostrar la realidad del embrión, hablando, proyectando (fotografías, ecografías,
los registros doppler, los videos, etc.).
 
Estos medios plásticos pueden ayudarnos a “reformatear los corazones, y los cerebros” de
nuestros contemporáneos y servirnos de herramientas, medios, “gnoseológicos” para
ayudar a nuestros contemporáneos a conocer-reconocer la verdad del embrión.
 
Nosotros también, como ellos debemos compartir la alegría de vivir, el banquete de la vida,
el banquete que nos da el planeta y comprometernos a servir a cada mujer embarazada que
lo necesite, expresando de manera individual, social y política nuestra capacidad solidaria y
subsidiaria, para expresar de manera concreta nuestro amor por la vida.
 
Los fieles sabemos que podemos lograr la plenitud de nuestra existencia, sólo si trabajamos
para construir la “Civilización de la Verdad y del Amor” (15) y de manera libérrima
cumplimos con el precepto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
 
Introducción:
 
El Congreso Internacional Pro Vida de Zaragoza, nos dejó grandes enseñanzas, nos
respondió a la interrogante que aparece en el título de este escrito, nos aclaró razonando:

¿qué es la bioética?
y que ¡ésta no puede existir sin la verdad!. nos respondió a la pregunta :
¿por qué debemos defender la vida?, nos resolvió algunas dudas sobre el problema
gnoseológico y el problema crítico del conocimiento que fue objeto del proemio del
presente escrito.  

Leer y escuchar las ponencias del congreso me llevó a cambiar el contenido de mi escrito, a
plantearlo como un relato y una reflexión. Como el testimonio de un embrión, que vino al
mundo, como la historia de un embrión nacido, ¡que soy yo!, el que les escribe, embrión,
que ha desarrollado sus facultades, su inteligencia, que narra su historia biográfica, la de un
médico estudioso que se une a Pro-Vida. 
Quiero citar al jurista español Benigno Blanco Rodríguez, que con renovado vigor, nos
llamo a defender la vida en ese congreso. Blanco planteó la realidad del embrión de manera
plástica, Evitar abortos una responsabilidad de todos  (4); por eso como embrión aludido
voy a darle las gracias por su intervención citarlo y hacer algunos comentarios:
 
Gracias por recordarnos: “lo obvio, lo evidente, porque es lo que normalmente más se
pierde de vista y se aleja del horizonte de análisis de muchos de nuestros contemporáneos”.
Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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… “¿Por qué hay que defender la hoy en día la vida humana ? pues, hay que defenderla
porque una gran parte de nuestros contemporáneos han perdido una noción tan elemental
como la idea de que lo existe por el hecho de existir es bueno, y que por lo tanto la vida
humana por el hecho de existir es buena y que por lo tanto la vida humana por el hecho de
existir encarna un valor digno de ser respetado.
 
Teóricamente bastaría con mirar a los ojos al niño no nacido para afirmar sin más reflexión
que tiene derecho a la vida, ¡basta mirarlo!
 
¿Cuál es el problema?, que hoy día mucha gente no mira, o dicho de otra manera mucha
gente se mira a sí mismo, buscan en su interior en su pequeño cerebro, y en su pequeño
corazón los valores que debe respetar, no los buscan en la realidad de las cosas y además
una parte importante de nuestros contemporáneos, aunque miren no razonan.
 
Estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel de los conocimientos,
desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las ciencias empíricas, nos
coloca en un lugar privilegiado para entender. Sin embargo gran parte de nuestros
contemporáneos no procesan esa información, se niegan a razonar, por cultos que sean y
aunque escriban sesudos tratados científicos.
 
Una gran parte de nuestros contemporáneos han interiorizado el prejuicio mental, hijo de la
razón ilustrada que acaba en la sin razón, de que razonando el ser humano no se aclara, que
sobre las cosas importantes no caben convicciones firmes, que en el terreno de lo que se
llama hoy día los valores, los bienes, no caben conocimientos razonables, compartibles,
objetivables, que eso forma parte del terreno de lo subjetivo, de lo arbitrario, de lo
sentimental de lo estético y que por lo tanto allí no merece la pena ni perder el tiempo de
hacer el esfuerzo en razonar, porque no es el terreno de las convicciones serias.
 
Esa es la mentalidad más común a nuestro alrededor, un mundo que ha abdicado de la
razón por mucho que hable de ella, un mundo que nos convierte a cada uno de nosotros en
pequeños diosecillos, creadores del bien y del mal, de la verdad y de la mentira, sin
referencia a la realidad de las cosas, sino en diosecillos que buscan en su autonomía
personal la capacidad creadora de esa realidad.
 
Y ese es el mundo en el que estamos, si no hacemos un buen diagnóstico de nuestra época,
no seremos suficientemente eficaces en ayudar a nuestra época a recuperar el sentido
común a ser buena”.
 
Por ahora voy a dejar al jurista Blanco, para afirmar como él lo hiciera algo obvio,
evidente, por eso mismo lo voy a decir, sin desmayo:
 
La bioética como ciencia multidisciplinaria existe, para la vida, la bios es su objeto
material, nuestro quehacer debe estar al servicio de la vida, al servicio del hombre, en
función de su bienestar personal y común, se trata de una ciencia de la vida por eso es
“bioética” no una “Thánato-ética”, ciencia cuyo objetivo podrían plantear muchos
contemporáneos: como la ciencia que pretende encontrar justificaciones seudo-racionales,
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Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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apoyado por trabajos “científicos”, para eliminar seres humanos, que no califican como
tales en una supuesta escala de calidad de vida, o las personas a las que no se les reconoce
una personería jurídica y humana.
 
Para muchos de nuestros contemporáneos se plantearía el problema de cambiar la finalidad
misma de la bioética, su objeto material de estudio.
 
Para que la bioética deje de ser bioética primero tendrán que, por así decirlo, matarla.
 
Prestando a los griegos el teatro diría: deben traer al escenario de la cultura contemporánea
a la Mors, criatura de la oscuridad escalofriante y a su hermano Hypnos, para que elijan la
hora de la noche más propicia para matarla y dar por inaugurada la ciencia de la cultura de
la muerte, la “Thánato-ética”, que al cambiar su objeto material y formal de estudio
respondería claramente a los intereses ideológicos de grupos de poder, nacería como
ciencia nueva, sin hipocresías, sin ocultarse detrás de nuestra Bioética que está al servicio
del hombre y que persigue su bien común y personal.
 
Un relato biográfico, personal:
Antes de proseguir con la grabación del jurista Benigno Blanco, en primer lugar quiero
expresarles una primera verdad, que parece muy obvia, evidente y casi “tonta”, pero es una
evidencia inmediata y objetiva, por eso mismo, creo que vale la pena comentar y que la
hagamos objeto de reflexión:
 
Toda mi vida he sido embrión, desde mi concepción hasta hoy.
 
Los embriólogos me llamaron cigoto y mi madre (Juancito, si nacía varón o Carmen, si
nacía mujer). Durante toda mi vida, toda mi existencia he sido una persona humana, un
individuo, “una substancia individual de naturaleza racional”. (7,19)
 
He sido ayudado a sobrevivir, fui a acogido en el vientre de mi madre, allí pase 39 semanas
desarrollándome, como en un sagrario, recibí una protección amorosa, allí fui acogido para
participar del banquete de la vida, fui amamantado por mi madre, muchos de mis familiares
suplieron todas mis necesidades.
 
Viví en la Avenida Bolívar de Managua, capital de Nicaragua. Me volví un embrión hábil
con la bicicleta, el balón y la lectura. Me fui independizando poco a poco, he escrito 54
años de historia personal, biográfica; como cada uno de Uds. tienen escrita su propia
historia.
 
Como embrión sentí el llamado universal a ser hermano de mis hermanos, también el
llamado específico (vocare) la vocación de ser médico, por lo que ha sido natural, defender
a mis similares, defender a otros embriones, mis similares, tanto al inicio del desarrollo
como al final de la vida.
 
Defiendo la vida de los embriones ancianos, mi padre y mi madre prosiguen su labor
educativa, regocijan a mis hijos con su sabiduría, defiendo el principio de sacralidad de la
vida. He estudiado los cuidados paliativos y la terapia del dolor. No justifico la eutanasia, ni
Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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la ideología de la eutanasia social, que busca justificar con estudios pseudo-científicos de


calidad de vida, la supresión de la vida de los ancianos utilizando criterios de
costo/beneficio.
 
Estas ideologías son expresiones de la pérdida del sentido de la vida, característica
conceptual de nuestra época, impulsada por las ideologías: pragmático-utilitaristas,
subjetivistas, liberal radicales, que son apoyadas para defender los intereses propios de las
grandes corporaciones financieras y el World Bank.
 
Como todos los embriones me he enfermado muchas veces, el Dr. Alfredo Valencia salvó
mi vida, cuando me sometió a un procedimiento quirúrgico (por apendicitis), cuando
experimentaba como embrión los primeros cambios puberales.
Como embrión fundé mi propia familia, nos unimos por amor, me uní en matrimonio con
una mujer (embriona), seguimos la Ley Moral Natural. Sabemos que existe una verdad
moral que es cognoscible por la razón: Cicerón, Séneca, (6,20) y que nuestro conocimiento
viene iluminado por la Gracia.
 
Queremos seguir educando a nuestros hijos, ya no son embriones pequeños, mi hija Helena
es madre. Su hija (o), tiene 26 semanas. Por ahora no ha nacido, la custodia en el sagrario
de la vida, en su propio vientre. Mis hijos seguirán formándose, para cumplir su labor
educativa, formativa. Helena y Papas formarán a mi nieta, Jean Pascal y Juan Francisco
formaran a mis futuros nietos-embriones, de manera de cumplir todo el ciclo evolutivo del
embrión. Desde su concepción hasta su muerte natural.
 
Puede la ciencia bioética existir sin la verdad: 
La bioética como ciencia multidisciplinaria es la ciencia de la vida. Adquiere su pleno
sentido cuando se pone al servicio del hombre, cuando orienta su quehacer y toda su
energía al servicio de la persona humana.
 
Eso es obvio, evidente, es la razón misma de esa ciencia. Los estudiosos de bioética
sabemos que debemos no sólo cuidar la vida humana, sino también la de los animales no
racionales y que debemos hacernos responsables de toda la bioesfera, para preservar
nuestra vida humana en el planeta tierra. ( Potter Van Rensselaer)
 
Los estudiosos de bioética queremos conocer la vida, su evolución, su desarrollo, su
sentido, misterio y finalidad.
 
Benigno Blanco, nos invito a hablar de lo “obvio, evidente”, lo que voy a decir ahora les
resultará, evidente:
 
La Bioética, estudia en primer lugar la vida humana, ese es su objeto material de estudio,
sigue un itinerario preciso de investigación, su objeto formal quod y quo están claramente
definidos, todos los estudiosos lo sabemos.
 
Por eso trabajamos para darle valor a esa ciencia. Estamos claros que su valor depende de
los argumentos racionales de alta calidad que produzcamos. Si queremos defender la vida,
debemos razonar para aclararnos y proponer argumentos.
Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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Algunas perspectivas bioéticas, respecto a la vida, en nuestra cultura contemporánea,
atraviesan una crisis de sentido, de sentido de la vida, no porque falten argumentos
racionales para defender la vida, sino al contrario, nos encontramos en una situación inédita
en la historia de la humanidad, “ estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel
de los conocimientos, desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las
ciencias empíricas, nos coloca en un lugar privilegiado para entender ”, pero en vez de
procesar esa información muchos “científicos ” se dedican a negar la verdad empírica para
defender intereses propios. Se afanan desde su especialidad en escribir sesudos trabajos
pseudo-científicos, para dejarnos ver lo falso como verdadero, hacer sostenible un modelo
bioético de corte utilitarista y relativista. Se alejan de la verdad, usan la emotividad y la
subjetividad para defender intereses propios, como lo hacen las ideologías, no los hombres
de ciencia.
 
La ciencia bioética, como cualquier ciencia (física, química, matemática) no puede violar el
principio de no contradicción, (primer principio de la realidad, del conocer y del pensar), ni
el principio del tercero excluido, “ninguna cosa puede ser y no ser al mismo tiempo”; A no
puede ser B y al mismo tiempo ser A. (3)
 
A propósito del embrión veamos la contradicción en la que caen algunos modelos bioéticos
utilitaristas al afirmar: por ejemplo en una clínica abortista: “ que el embrión cuando tiene
menos de 15 días no es embrión, y que la madre no está embarazada, sino pre-embarazada,
por lo tanto puede eliminarlo si lo quiere y no debe reconocérsele ningún estatuto de
persona, ni un estatuto ético, ni jurídico. “ Se trata de un grupo de células, (de un tejido
embrioide), de un pre-embrión, que puede ser incluso utilizado como precioso material de
investigación”…
 
Estos mismos (en una clínica procreática, a la hora de transferir un embrión al vientre de su
madre, le dicen que le van transferir a su hijo, a su valioso y deseado hijo, por el que tanto
luchó; y no se refieren a ese embrión, como precioso material de investigación, o hablan de
transferencia de células, sino de su hijo, concebido en vitro y luego transferido al vientre
materno.
 
¿Es o no contradictorio ese comportamiento, afirmar y negar la verdad cuando les
conviene?
 
Estamos de acuerdo que el embrión que transfieren en esa clínica es valioso, es una vida
humana (una verdad ontológica, una persona humana) y desde la perspectiva de la industria
high tech y del médico de la clínica procreática valioso por los miles de dólares que recibe
por la transferencia.
 
Estos estudiosos consideran al embrión precioso material de investigación o un embrión,
niño no nacido, según las circunstancias. (Nicho de Mercado en Expansión, para los
representantes de la Floreciente Industria High Tech, de los Estados Unidos).
Dra. Deborah Spar de la Boston University. (8, 22).
 

Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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Ese es el clima actual moral de nuestra sociedad, afirmar y negar la verdad. Crear la verdad
y la mentira según intereses propios, usando los medios de comunicación masivos para
borrar la conciencia, ayudado de estudios pseudo-científicos para negar la verdad; negar la
Verdad y la ley Moral Natural que nos indica cuales actos son buenos o malos.
 
Diagnosticar bien el clima moral de nuestra época:
 
Antes de presentar mi refutación del relativismo en relación al embrión quiero citar
nuevamente al jurista Blanco, para cerrar la discusión del problema crítico del
conocimiento.
 
… “Diagnosticar bien el clima moral de nuestra época, creo que es una obligación para
cualquiera que quiera sentirse responsable de ayudar a nuestra época a ser mejor”…
“La pérdida del sentido de la vida es una característica conceptual de nuestra época, no es
un detalle circunstancial dependiente de unas mayorías políticas coyunturales, no es
problema de un país o de otro, de este gobernante o del de más allá.
 
Nuestro mundo es el mundo de la pérdida de la razón, de la pérdida del sentido de la
realidad y en consecuencia es el mundo de la violencia, por eso el siglo XX ha sido el siglo
más violento de la historia de la humanidad, con gran diferencia.
 
Un siglo en que los seres humanos no sólo hemos sido violentos, sino que hemos
legitimado intelectualmente la violencia, le hemos dado a la violencia el paraguas protector
de las ideologías dominantes, del derecho de la tecnología, de la sacrosanta ciencia
hipervalorada en nuestra época. Un siglo que es capaz no sólo de convivir con el mal, eso
forma parte de la historia de la humanidad, si no de convertir el mal en bien. De poner al
servicio de esa conversión tan poco razonable los mejores cerebros de una época”.
 
 … “por lo tanto cuando nos empeñamos en defender la vida, hoy, debemos ser realistas,
por lo tanto no sorprendernos de que una gran parte de nuestros contemporáneos no vean
claro lo que a nosotros nos parece evidente: que el no nacido es un ser humano y que por lo
tanto merece respeto, y esto no debe escandalizarnos por triste que sea, porque ha sido
normal a lo largo de la historia de la humanidad…
 
Hasta antes de ayer convivíamos con la esclavitud. Qué cosa más evidente que el esclavo
era un ser humano, hablábamos con él, nos acostábamos con él, le encargábamos la
educación de nuestros hijos pero le negábamos la personería jurídica y humana. Y allí no
había la disculpa que puede haber con el no nacido que está escondido en el interior de su
madre. Al esclavo lo veíamos, hablábamos con él y sin embargo le hemos negado hasta
antes de ayer la condición humana.
 
Por eso no nos sorprendamos tanto que muchos de nuestros contemporáneos no se rindan
espontáneamente ante la evidencia del carácter humano del no nacido. Es sorprendente,
pero la historia de la humanidad demuestra, que los seres humanos somos capaces de
equivocarnos así, contra la evidencia más inmediata y de forma sistemática, nos
acostumbramos a los valores comunes y compartidos de nuestra época, porque somos poco

Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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rebeldes intelectualmente con mucha frecuencia. Por lo tanto no hay que sorprenderse de
nada”…
 
“Y luego llevamos varias décadas de aborto legal en nuestras sociedades con unas
características u otras y eso provoca un fenómeno de acostumbramiento, de banalización de
la decisión de abortar de pérdida del sentido de la trascendencia de la decisión de abortar,
eso crea un ambiente de coacción moral, como se analizó en este congreso, respecto a las
mujeres, que no son de verdad, en virtud de la ley del aborto libres, para abortar, sino que
son coaccionadas a abortar porque existe esa salida fácil que permite la ley. Y eso añade un
plus de indiferencia moral con mucha frecuencia a esa indiferencia hacia la vida,
característica de la época cultural en la que estamos viviendo”.
La plática del distinguido jurista Benigno Blanco, me hizo cambiar todo mi escrito, sin
embargo le dió más sentido, no escribí una “apologética” de la validez del conocimiento,
importante de por sí, pero que no ayuda a cambiar los corazones y los cerebros de nuestros
contemporáneos.
 
Nuestra época, está en crisis, no porque falten argumentos racionales para defender la vida,
sino al contrario, nos encontramos en una situación inédita en la historia de la humanidad,
“estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel de los conocimientos,
desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las ciencias empíricas nos
coloca en un lugar privilegiado para entender”, pero en vez de procesar esa información
muchos “científicos” se dedican a negar la verdad empírica, la evidencia inmediata y
objetiva, para defender sus propios intereses.
 
Por lo tanto si queremos defender la vida, vamos a utilizar herramientas adecuadas para
reformatear los corazones y los cerebros de nuestros contemporáneos, vamos a recrear una
cultura de la vida, no con actos de los políticos, ni aportando más datos gnoseológicos, ni
proclamando leyes, sino estando presentes donde la vida más nos necesite, siendo
solidarios, subsidiarios, a nivel personal, social y político, con la mujer embarazada, con el
discapacitado, con el anciano, descubriendo el amor al prójimo, como valor, solo así
podremos recrear una verdadera cultura de la vida.
 
Solo perfeccionando diariamente nuestra personalidad de defensores de la vida, sólo
sirviendo de ejemplo a nuestros contemporáneos, cumpliendo acciones concretas en favor
de la vida llenos de regocijo, mostrándole a nuestros contemporáneos la alegría de tener
una familia que defiende la vida, sólo así podremos ganarle la batalla a los que se afanan
desde su especialidad a escribir sesudos trabajos pseudo-científicos, para hacernos parecer
lo falso como verdadero, para aparentar que un determinado modelo bioético de corte
utilitarista y relativista, es sostenible.
 
Estos estudiosos pretenden alejarnos de la verdad, usando la emotividad y la subjetividad
para defender sus propios intereses, como lo hacen las ideologías, no los hombres de
ciencia.
 
La refutación sistemática del relativismo: Permitir que la verdad se irradie por sí misma.
 

Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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Pensaba escribir esta refutación, siguiendo un diagrama estructural, (9) que abarcara la
historia del pensamiento, la doctrina, las razones psicológicas y filosóficas, sus exigencias
positivas y las deficiencias estructurales de su doctrina. Bueno, será en el próximo escrito.
Ahora procuraré refutar el relativismo desde la perspectiva del congreso de Zaragoza, que
nos ayudó a ver la realidad del embrión, de manera plástica, nos presentó su evidencia
inmediata y objetiva, nos hizo ver además que la cultura postmoderna usa el relativismo, a
sabiendas de sus deficiencias estructurales. Los relativistas no tratan de ahondar en el
estudio de la verdad sino que buscan con ahínco estrategias de comunicación para hacer
parecer lo falso, verdadero, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses
económicos, ideológicos. Se dedican a defender una teoría gnoseológica, un modelo
bioético, o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de
“dogmático” cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para
conformarse a la verdad objetiva y a Ley Moral Natural.
 
Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el
sentido de la vida. El relativismo es hoy el eje de la cultura postmoderna: crea una cultura
que no respeta los valores humanos y espirituales, que va en contra de la dignidad de la
persona humana. Crea una cultura que pretende borrar la conciencia humana, la capacidad
de hacer juicios morales sobre los propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del
Estado.
 
Como se dijo en el congreso de Zaragoza: no usemos más argumentos, científicos, ni
gnoseológicos. Mostremos al embrión, que nuestros contemporáneos lo miren, mirándolo a
los ojos, se rendirán ante la evidencia inmediata y objetiva, reconocerán su presencia,
dignidad, trascendencia que encarnan un valor que merece ser respetado.
 
Por eso me dirijo a mis contemporáneos y pido a mis colegas que dejen sus tratados de
filosofía en su biblioteca, que para defendernos del relativismo, lo único que debemos
hacer, es permitir a la Verdad irradiarse por sí misma, ella encontrará y fertilizará nuestros
corazones.
 
Conclusión:
 
El Congreso Internacional Pro Vida de Zaragoza de noviembre 2009, nos condujo al uso de
herramientas para dar un tratamiento plástico a nuestros juicios, no solo para que logremos
el conocimiento crítico, sino para que aprendamos a reconocer al embrión y nos rindamos
al mirarlo a sus ojos, ante la evidencia inmediata y objetiva de que se trata de un ser
humano, que por su dignidad y trascendencia, encarna un valor que merece ser respetado.
 
Quiero agradecer la intervención del jurista Blanco, a ese enamorado del derecho, por su
intervención en ese congreso, por habernos hecho ver, que podemos utilizar “fórmulas –
herramientas”, para la reflexión axiológica, herramientas operacionales, que nos ayuden a
“reformatear los corazones” de nuestros contemporáneos.
 
Al firmar la declaración de Zaragoza nos comprometimos entre otras cosas a:
 
“1. Promover todas las organizaciones de la sociedad civil, cuya finalidad sea la:
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·         Visibilización y atención del síndrome post-aborto.
·         Centros de ayuda para la mujer, (crear albergues para las embarazadas).
·         Centros de orientación familiar.
·         Difusión de la enseñanza de métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad
humana.
·         Difusión de un enfoque humanista de la sexualidad, basado en una educación en
virtudes y para el amor.
·         Promover la adopción como opción digna para las madres en situación de
embarazo inesperado y para los niños por nacer…”
 
Todas estas acciones vamos a considerarlas modalidades concretas para compartir la alegría
de vivir, la alegría de compartir el banquete de la vida, el banquete que nos da el planeta.
 
Al firmar la declaración nos comprometimos a servir a cada mujer embarazada que lo
necesite, a expresar de manera individual, social y política nuestra capacidad solidaria y
subsidiaria, para hacer patente de manera concreta nuestro amor por la vida.
 
Consideremos la subsidiariedad (subsidium) y la solidaridad como principio social, pero
además como virtud moral, la solidaridad acogida como principio ordenador de la persona,
como principio ordenador de la personalidad del defensor de la vida y de principio social
ordenador de las instituciones, que florecen en la sociedad civil y el estado.
 
 Entendemos estos principios como verdaderas virtudes morales, no como un sentimiento
de vaga compasión o de superficial enternecimiento por los males de tantas personas, de
compasión hacia las mujeres embarazadas en esas difíciles circunstancias o hacia los
discapacitados y los ancianos, a los que se proponen eliminar siguiendo criterios
utilitaristas ( costo/beneficio), políticas promovidas por el Banco Mundial.
 
Lejos de ser solamente un sentimiento, los principios de subsidiariedad y solidaridad,
resultan ser una determinación firme, sólida, construida sobre roca, perseverante, en la
lucha por el bien común: el bien de todos y de cada uno, de manera que todos asumamos la
responsabilidad de todos.
 
Entendido así estos principios asumen un rango de virtudes sociales fundamentales, que
vienen a colocarse, en la dimensión de la justicia, orientada por excelencia al bien común.
 
Estos principios fundamentales, son verdaderas virtudes sociales, que si los hombres las
vivimos en la verdad, de manera que la respetamos y testimoniamos, adquieren pleno
significado en nuestra vida social, en nuestra convivencia al interno de una comunidad, de
manera que nuestra acción política unida a la verdad responderá a la dignidad de las
personas y si la condimentados además con el ingrediente del amor, podemos estar seguros
que tendremos leyes más justas, y que estando más alla de la ley, podremos ayudar a
reformatear los corazones y cerebros de nuestros contemporáneos, para hacer de nuestra
época, una época mejor y buena.
 

Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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Construiremos así una cultura que no busca la arbitrariedad, sino que se conforma con las
exigencias de la moralidad objetiva.
Se trata de que nuestros contemporáneos vean, nuestra alegría de vivir defendiendo la vida,
ya que estamos convencidos, que podemos ayudar a nuestra época a ser buena:
 
Como sociedad civil debemos hacer motu proprio la “Opus iustitae pax”, la paz como fruto
de la justicia, y la “Opus solidaritatis pax”, la paz como fruto de la solidaridad, para que
luego con el condimento del amor, se reformateen los corazones de nuestros
contemporáneos, se perfeccionen los nuestros y juntos podamos ayudar a nuestra época a
avanzar en este milenio hacia lo que Pablo VI llamó “ La Civilización del Amor”, y que su
sucesor Juan Pablo II amplió como doctrina social de la iglesia al colocar la enseñanza en el
eje de la reciprocidad entre Dios y el hombre: reconocer a Dios en cada hombre, y a cada
hombre en Dios, como condición de un auténtico desarrollo humano.
 
Desde Nicaragua
Dr. Juan Herrera Salazar.
 
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Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011
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Dr. Juan Herrera Salazar. Coordinador del Grupo de Estudio de Bioética “ En Defensa de la
Vida”. Director de la Revista de Bioética Rayo de Luz. 01/06/2011

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