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El litoral como vacio intermedio (presentado en la reunion de octubre de 2007)

 
Salvador Oscar Perl

 
El Litoral como Vacio Intermedio
Lacan en el Seminario V Formaciones del Inconsciente pone el acento sobre un lugar
extimo al sistema de la lengua, diferenciando que al mismo tiempo que se encuentra
fuera del sistema, está en su interior. Este lugar acogería los nuevos sentidos que se
producen cada vez que el efecto del chiste inscribe en la lengua un uso inédito o una
nueva forma del habla. Estamos en el contexto del lenguaje, en la problemática de la
producción de sentido, pero podemos pensar que se trata, éste lugar vacío, de un lugar
que está en la cadena pero a la vez da cuenta de una imposibilidad.
En Lituraterre, Lacan plantea la cuestión desde otra perspectiva, la de los dos aspectos
de la función de la letra, en tanto ella hace agujero y al mismo tiempo produce
objeto”a”.Reflexiona luego sobre la historia de la escritura, en sus dos tradiciones, la
occidental y la oriental, en otras palabras, la alfabética y la ideográfica. La escritura
china se origina en las prácticas adivinatorias, consistía en poner un caparazón de
tortuga al fuego y luego interpretar, el destino, el mensaje de los dioses, leyendo el
craquelado que quedaba sobre la superficie quemada. En el pensamiento griego el
ser se condensa en un relámpago en una frase y se ilumina para nombrar las cosas.
Pero la letra debe ser tomada no solo a partir de los efectos de significación, sino a
partir de los efectos de goce y de resonancia que la misma produce.
Difiere respecto de Freud en que la letra no se trata de una impresión en el origen, en
una pizarra mágica. Lacan primero la considera como huella primaria, fundamental,
fuera-de-sentido, sentido que luego se intentará recuperar, sin lograrlo pero dejando
huella del fuera-de-sentido. Luego cuestionará ambas tesis, la de impresión primaria o
el de carácter de instrumento primero. Concluye que los griegos reunieron las
tragedias, los cantos, el relato de los mitos, realizados vía oral , en la escritura que sería
un medio de transformar los textos en instrumento útil, cuyo efecto es producción de
goce. El lugar de goce a la vez como enigma, como agujero en el sentido y al mismo
tiempo ubica este goce. Se distingue entonces la parte de goce (objeto a) y el efecto de
sentido.
No se trata de una oposición del sentido y del fuera-de-sentido por que nos llevaría a
una cuestión filosófica respecto del concepto del “ser”, es decir el ser, como aquello
que tiene sentido y desde ahí interroga el sin sentido. Esto nos lleva a la cuestión del
ser y la nada, donde el lenguaje se desentiende de lo real.
Lacan contrapondrá al sentido, fuera-de-sentido otra oposición la del efecto de
significación y el lugar del goce. La escritura/letra permite señalar el lugar del goce.
Cabe la pregunta sobre qué relaciones hay entre el efecto de significación y el goce.
¿Qué articula lo real y el sentido? Cómo lo simbólico desde una práctica estética puede
afectar lo real. El arte definido como organización del vacío no reducible integralmente
a la dimensión semántica del lenguaje.
El efecto de sentido (señalado por S2) y el lugar del goce dan lugar no a una frontera
sino a una línea que es heterogénea en todos lados y no demarca una frontera entre
interior y un exterior, entre el sujeto y el objeto. Hablamos del litoral que designa el
borde que separa la letra “a” del saber (S2). El litoral pasa al interior de la realidad
psíquica, no es una frontera entre el interior y el exterior, sino que la misma está dentro
del sujeto.
Lacan volviendo de Japón sobrevuela Siberia , es un tiempo en el que reflexiona sobre
el pensamiento chino en charlas con Fracois Cheng, se interesa en particular sobre
Lao-Tze, Mencius y Shitao. Desde la altura lee la geografía no hollada por lo humano
como una caligrafía, una pura huella que opera sin indicar, sin significar lo que hay
allí. Reflexiona sobre el ideograma “paisaje” que se constituye por la asociación de los
caracteres “montaña” y “agua”. Lo que lo fascina es la caligrafía de esos signos
escritos como un sistema que está al servicio de la palabra, aunque guardando una
distancia en relación a ella. Cada ideograma forma una unidad autónoma e invariable,
su poder significante se diluye poco en la cadena. De este modo, siendo capaz de
transcribir fielmente la palabra, el sistema también puede por un proceso de elipsis
voluntaria y de combinación libre, engendrar en su seno un fuego abierto, sobretodo en
el lenguaje poético donde en el interior de un signo y entre signos el Vacío-central o
intermedio juega a pulverizar el dominio de la linealidad unidimensional.
Lacan instala el concepto de “dimensión” para decir de qué modo se instaura el sujeto
cuando no puede ser representado por el Otro, cuando el otro ya no es el lugar donde
se aliena, donde se inscribe, sino que se vuelve el desierto de la Cosa, entonces el
sujeto se aferra a aquello que resulta ser su punto de amarre, el objeto a y la letra se
vuelve litoral.
¿Cuáles son las condiciones para que un discurso afecte al goce y a su litoral a partir
del significante? Lacan busca en el camino chino el modo por el cual el sentido y
aquello que tiene nombre y aquello que no lo tiene se articulan.
Lao-Tze dice “El camino en tanto tal, es aquello que no tiene nombre y aquello que sin
embargo puede nombrarse” El Tao (camino/voz) es nominación y luego efecto de
nominación que produce un cierto uso. El Tao es a la vez hacer y decir, enunciar. No
se trata del Ser, concepto que el griego situaba y el chino desconocía. Como se
relacionaron ambas nociones, por un proceso mediatizado por el budismo hindú que se
expresaba en sánscrito, lengua indoeuropea, donde el concepto del Ser tenía su
registro. Finalmente el pensamiento chino logrará acoger el concepto de Ser,
trasladado al budismo chino y japonés, como “Vacío” que implicaba el ser y el no-ser.
Por último los chinos tardaron ochocientos años para unir el Tao y el vacío búdico. La
secta Chan (Budismo Zen) perfeccionó una versión sofisticada entre el Vacío hindú y
el Tao chino.
Lacan hizo el siguiente esquema:
EL HACER-SIN NOMBRE-NO HABIENDO DESEO
(
EL TAO:
(
EL HACER- EL NOMBRE-HABIENDO DESEO.
Se trata de saber como sostener los dos extremos o más bien, lo que Lao-Tze propone
para vivir con este dilema.
La respuesta es POR EL VACIO-INTERMEDIO, no se trata de la oposición binaria
Yin y Yang sino de un tercer término. Y se trata de observar los múltiples usos del
Vacío-intermedio dentro del dominio interior de una persona, de una pareja, entre
tribus, etc.
A Lacan le interesa cómo se articula el vacío, el uso correcto de ese vacío, una especie
de litoral, que separa dos cosas que no tienen entre sí ningún medio para unirse ni
ningún medio de pasaje de una al otro.
Los chinos privilegian la noción sujeto/sujeto en detrimento de la de sujeto/objeto. Lo
que importa es lo que pasa entre los sujetos, ahí interviene el Vacío intermedio.
No es la oposición metáfora-metonimia, ni la barra, lo que nos permite situar el lugar
metaforizado del sujeto, sino es su relación en el interior de él mismo, en la relación
sujeto/sujeto, que es a la vez la relación con otro sujeto, o la relación con él mismo
mediatizado por el Otro. No hay oposición entre el sujeto y el mundo que el mismo
representa.
A partir de ésta distinción donde lo real no está en oposición, no es exterior, se deduce
un litoral, totalmente interior, entre el sentido, el efecto de sentido y el lugar del goce.
En las imágenes de las pinturas Zen, el vacío está en el interior de las imágenes, pero
también en el exterior; es a la vez una forma de liberación y un estado espiritual. El
hombre está limitado por un tiempo y un espacio dados y el zen puede constituir una
inspiración para el artista que vive en un mundo real y que desea liberarse. El tiempo y
el espacio suponen un límite para la pintura. ¿Cómo desligar este límite de los
conceptos para que cobren vida y se hagan visibles el tiempo y el espacio que el artista
siente en lo más profundo de sí mismo, así como el zen, que está en todas partes?
Transformar lo invisible en visible: he ahí en que consiste el arte.
Si en el cuadro se constituye un pequeño universo dentro del marco, éste no hace más
que proporcionar una ventana, pero incluso si el pintor ve la imagen de un mundo
exterior por esta ventana, es siempre a partir de una proyección interior, por esa
ventana ve un mundo enteramente interior.
Se trata de buscar enlazar lo visible a lo invisible, lo finito a lo infinito, o inversamente
introducir lo invisible en lo visible, y lo infinito en lo finito, esto incluso en la misma
vida cotidiana.
Francois Cheng comenta “El libro de la vía y de su virtud”, atribuido a Laozi, padre
fundador del taoísmo que habría vivido en el siglo VI ac sobre las nociones
fundamentales en las cuales los chinos han concebido la Creación y la marcha del
Universo, designada en chino con la palabra Tao, que quiere decir la Vía, el Camino y
a la vez significa la Voz. Es tanto un orden de la vida y al mismo tiempo un orden de la
palabra
El Tao de origen engendra el Uno
El Uno engendra el Dos
El Dos engendra el Tres
El tres engendra los Diez Mil seres
Los Diez Mil seres endosan el Yin
Y abrazan el Yang
Por el Soplo del Vacío-central
Realizan el cambio-continuo-entendimiento.
La idea del Soplo del Vacío-central es el fundamento del pensamiento chino. Este les
permite una concepción unitaria y orgánica del universo vivo donde todo se enlaza,
todo se sostiene por el soplo. Las materias vivas, nuestros cuerpos son concebidos
como condensación de diferentes soplos vitales. Si se actúa con justicia y equidad esto
es por efecto del soplo íntegro o el soplo de la Rectitud. La producción estética
también debe estar animada por los soplos rítmicos.
El Tao de origen designa el Vacío original, de donde emana el soplo primordial que es
el Uno. Este se divide en Dos soplos vitales que son el Yin y el Yang. El Yin es el
principio de la dulzura receptiva, lo femenino y el Yang concierne a la fuerza activa, lo
masculino. El Tres es el Soplo del Vacío-central, indispensable, pues sin él, el yin y el
yang no se relacionarían y se enfrentaran en una oposición estéril. Este vacío distancia
y permite una interacción que apunta a la transformación mutua, no se trata de un lugar
neutro y hueco, es una entidad dinámica que dispone que el Yin-Yang engendre los
Diez-Mil seres.
Si bien el Tao implica el cambio continuo, hay algo que no cambia y es el Vacío
mismo donde se origina el soplo, de donde lo que es sin-tener-Nombre tiende
constantemente hacia el-tener-Nombre; lo que es sin-tener-Deseo tiende
constantemente hacia el tener-Deseo. Pero en cuanto hay Nombre, en cuanto hay
Deseo se pierde lo constante que solo es atribuible al vacío de donde surge el soplo
constante. El ser debe ser el impulso hacia el ser a cada instante, la verdadera vida es a
cada instante el impulso mismo hacia la vida.
El Vacío-central transforma al sujeto en proyecto, lo impulsa hacia delante de sí,
tendiendo hacia lo inesperado, es decir hacia el infinito. No se trata del individuo
fijado de una vez para siempre. La verdadera realización no está en lo finito del
cuerpo, tampoco en la fusión con otro, sino en el ir y venir sin fin y siempre nuevo
entre los seres de la vida, el verdadero misterio siempre otro. Nuestras sensaciones más
íntimas no se limitan al interior de cada uno, pues ellas son vibraciones, ondas
propagadas en un espacio que viene de sí, pero desbordándolo infinitamente, en
resonancia con la gran rítmica del Tao.
Una referencia a Confucio y en particular a la obra “El justo Medio” de Mencuis (321-
289 A de C) nos permitirá acercarnos a similitudes y diferencias entre el Taoísmo y el
Confucionismo. Coinciden en la actitud ante la vida, en la construcción de un sistema
formado por tres elementos, lo que para el Tao era el Ying y el Yang y el Vacío-
intermedio, para el confucionismo el destino del hombre se funda en el seno del
Universo sobre la triada: el Cielo, la Tierra y el Hombre, éste debe atender a las
exigencias de la Tierra y el Cielo. La noción del soplo del Vacío-central no es
equivalente a la noción del Justo Medio. Este designa una ley vital y constante no-
inmutable sino constante en el funcionamiento del Tao, una ley en la que el hombre
puede tener confianza y a la que debe tener en cuenta para ajustar su vida.¿Por qué éste
orden de vida es constantemente fiable, a pesar de las vicisitudes? Es que su vía
fundamental es el Justo Medio y es una condición única a partir de la cual la vida
puede alcanzar la Plenitud de sus potencialidades. Según Mencius, el Justo Medio debe
orientar las situaciones de la existencia en cada circunstancia. Es la más alta expresión
de la Justicia. Confucio dice que no se trata de un saber preestablecido, sino que es un
saber tan vacío como el Vacío.
Toda situación humana es ínter-subjetiva y si éstas apuntan a la búsqueda de lo
verdadero, no se trata de algo abstracto ni pasajero. Se encarna en una entidad en sí,
una especie de trans-sujeto, de hecho el verdadero sujeto, el justo Medio por
excelencia, ya que es él el que permite a los seres elevarse, transformarse, en el sentido
de la Vía.,tanto como individuo en si mismo y en relación con los otros y con lo
cósmico, la relación con la Tierra y el Cielo, la persona debe esforzarse en pensar y
actuar en el sentido del bien colectivo. Él piensa así como él es pensado a través de
todos los encuentros decisivos, es así que él se siente ligado.
Mientras que los taoístas predican la comunión total con el Universo viviente, fiándose
en la capacidad innata y natural del hombre en su esfuerzo de ajuste, los confucionistas
se preocupan ante todo por una ética por qué es necesario regular las relaciones
humanas, es necesario regular el Yin el Yun por medio de ritos, música, pintura, etc.
Estas actitudes apuntan a crear una buena distancia, un justo Medio y a partir de ello se
engendra el sentido del ritmo y de la armonía que deben mantener los hombres entre sí.
El Yin-yun designa un estado que es el Caos Original y es por medio de un trazo
unario, por ejemplo en la pintura desde donde podemos descifrarlo. Shitao dice que al
unir la Tinta y el Pincel se resuelve la distinción de Yin y Yun y se comienza a
descifrar el Caos. En el medio del Océano de la Tinta establecer firmemente el espíritu
en la punta del Pincel, que en la superficie de la pintura se opere la transformación, es
decir que en el corazón del Caos se instale la luz, donde el Yin y el Yang son aún
indistintos pero en virtual devenir.
El trazo Único de Pincel se desprende del Yin-yun en tanto primera afirmación del ser.
Él es a imagen del soplo primordial que se desprende del Vacío original. El trazo no es
una simple línea, por su pleno y su perfil, su Yang y su Yin, el empuje y el ritmo que
implica, el trazo es virtualmente ya a la vez forma y movimiento, volumen y tinte.
Para adquirir el arte del Trazo no es suficiente un ejercicio asiduo, ya que se trata de
una disciplina de vida, hace falta que el artista esté en estado de acogerlo, aquí
interviene la noción de Receptividad. El trazo debe ser movido por el Soplo, hace falta
que previamente el artista, él mismo en lo más intimo, sea movido por los soplos
vitales, tanto el Yin, el Yang, como el Vacío-central, los mismos que han sido capaces
de encarnarse en bambú y en roca, en montaña y en agua. El artista debe alcanzar ese
grado de disponibilidad abierta donde los soplos internos que lo habitan estén en
condiciones de relevar aquellos que vienen del Afuera. El verdadero Trazo no puede
resultar más que de ese encuentro y de este intercambio entre soplos internos y soplos
externos.
Se venera la Receptividad que es primera y el Conocimiento es segundo, dado que la
primera es una especie de Intuición plena por la cual captamos algo que no sabemos y
que sin embargo por adelantado, ya sabemos. En ésta concepción no hay oposición
entre sujeto y el mundo, la creación no se opone al mundo sino que se incluye en él
como una continuación de la creación, no como una descripción
Se trata entonces de engendrar en la creación, en el lenguaje poético, en el interior del
signo y entre signos el Vacío- central.”Cómo acoger la vorágine de la Cosa que es
interna-externa al sujeto”, como dice Máximo Recalcati. La Cosa está fuera de lo
simbólico, fuera del significado, irreductible a las imágenes y a los significantes, pero,
al mismo tiempo inmanente al sujeto, inmanente si bien en la forma paradojal de un
interior excluido. La Cosa se define tanto como un pleno de goce y como un vacío.
central. En la perspectiva del significante la Cosa es un vacío porque ella esquiva toda
representación posible, es literalmente irrepresentable, pero en la perspectiva del goce
la Cosa en una zona incandescente, un lleno que excede al sujeto sometiéndolo a una
repetición oscura.
Salvador Oscar Perl
Setiembre de 2007

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