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Ética empresarial

DEONTOLOGÍA

¿Comprendemos las normas éticas generales y cómo estás deben ser aplicadas desde el rol
profesional?

Para que un profesional sea ético es necesario que posea una naturaleza o personalidad que
componga el sentido de la responsabilidad y la libertad, además estar de acuerdo con la moral y
compartir el deseo del bien común. (Universidad Fasta, 2016)

La ética profesional tiene como fin resaltar la importancia de la responsabilidad y la mejora del
rendimiento de los individuos frente al ejercicio de su profesión, además de determinar cómo
debería actuar el profesional frente a una determinada situación. La ética no conlleva a sanciones
y/o castigos debido a que no se rige por bajo un ámbito legal, sino más bien bajo un ámbito
personal de conciencia. Sin embargo, al relacionarlo con deontología se debe entender que:

“La deontología es parte de lo que se conoce como ética normativa y comparte un conjunto de
reglas y principios que deben cumplirse de manera obligatoria.” (Universidad Fasta, 2016)

La deontología y la ética profesional pretenden que el profesional se desempeñe de manera


correcta, responsable, competente y diligente, sin embargo, no abordan ni se refieren a lo mismo.
Por su parte la deontología es exigible en el desarrollo del ejercicio profesional, se enfoca en los
deberes, exige actuaciones, esta ubicada entre la moral y el derecho y se puede entender como
una teoría ética que convierte los deberes en normas morales y reglas de conducta en un espacio
colectivo, ignorando otros aspectos de la moralidad. Por su parte la ética profesional hace
referencia a la conciencia personal, se enfoca en lo que está bien, no es exigible ni esta
determinada por una normativa, se promueve a partir de motivaciones, de la conciencia individual
y se ubica en la ética aplicada.

La deontología y una ética profesional están determinadas según cada profesión, contexto en el
que se desarrolla el profesional, aptitudes, cualidades, conocimiento, formación académica,
desarrollo y producción intelectual. Por su parte la ética profesional se centra en determinar el
aporte al bien de la sociedad que puede generar el ejercicio de la profesión y la deontología se
centraría en definir las obligaciones concretas de cada actividad realizadas por el profesional. Es de
resaltar que a diferentes niveles todas las profesiones aportan a la sociedad, pero no se pueden
entender a todos los profesionales bajo el mismo concepto de ética y deontología porque
carecería de coherencia pretender que la deontología imponga las mismas obligaciones a un
ingeniero que a un contador.

La deontología impone que el profesional sea competente para facilitar la adquisición de


conocimientos y que se mantenga en constante formación, que sea eficiente en el ejercicio de su
profesión optimizando recursos, que sea diligente para atender con exactitud los deberes exigidos
en su profesión y que sea responsable para responder por sus actos y desempeño profesional
frente a directivos compañeros y él mismo, todo lo anterior regido bajo el concepto de obligación.
Por su parte la ética profesional implica que el profesional decida desde su conciencia y por
voluntad propia formarse para ser competente, optimizar los recursos en su trabajo para ser
eficiente, atender sus deberes a tiempo y con precisión para ser diligente, actuar de manera
correcta para que las consecuencias de sus actos no sean negativas y por lo tanto sea responsable,
sin verlo como una obligación.

Conclusión

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