Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gracias, chino
Entre los peruanos es frecuente llamarnos en términos coloquiales por
nuestros rasgos étnicos predominantes. Es común que alguien nos
diga 'cholo', 'negro', 'chino' sin una aparente intencionalidad ofensiva.
Tanto es así que muchos aceptamos ser llamados de ese modo sin
sentirnos agraviados.
P: Marco, ¿esto también se puede considerar una práctica
racista?
R: Ah, un clásico de ayer y hoy. Nos llamamos así porque tenemos la
costumbre de leernos la piel todo el tiempo. Asumimos que las
personas somos, sobre todo, nuestras características físicas. Gordo,
chata, enana, ñato, son otras expresiones de lo mismo. Una de las
cosas que me llamó la atención de vivir en Estados Unidos es que allá
ocurre lo contrario. Las personas evitan mencionar las características
físicas de cualquier calibre y menos las referidas a la piel. Que alguien
te diga 'negro' allá sería un escándalo. Lo interesante es que en este
sistema pigmentocrático donde todos nos llamamos por nuestros
colores, no es tan común oír que a alguien blanco lo llamen 'blanco' en
ese sentido coloquial: 'oe, blanco'. Suena raro, ¿no? Lo blanco tiene
ese poder.
P: El debate sobre el racismo se lleva a cabo de manera más
frecuente en las redes sociales que en los medios tradicionales.
Este debate, sin embargo, contiene reiteradas expresiones
indignadas que no facilitan un diálogo que permita comprender el
problema y, por consiguiente, corregir actitudes. ¿Cómo
podemos conversar sobre el racismo sin caer en la agresión
mutua?
R: Las redes son como los videojuegos, y todos los que las usamos
andamos obsesionados con los clics, con los 'likes', con tener la última
palabra. Las redes son magníficas para la denuncia y para visibilizar lo
que está mal, pero son plataformas limitadas para la conversación. O
estás de acuerdo conmigo o no estás. Y si no lo estás, te insulto o te
bloqueo.