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Comunidad Católica Familia Misionera

Crecimiento de Comunidades
Tema: “Manejemos el estrés como Jesús”
Segunda Parte

“El llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su


cuerpo” (1 Pedro 2:24a)

Las pruebas y preocupaciones siempre nos acompañarán, recordemos


que no estamos en el cielo. Pero, ¿qué hacía Jesús para sobrellevar las
cargas de la gente y las suyas?
Veamos a continuación la armonía formidable de Jesús, la manera
como llevaba su vida y a la vez, darle una vida abundante a sus
seguidores.

4- Meditación: Jesús escuchaba a Dios.

“Su fama se difundía, de suerte que una gran multitud acudía a


escucharlo y a sanarse de sus enfermedades. Pero él se retiraba a
lugares solitarios a orar” (Lucas 5:15-16)

Jesús, quién literalmente tenía el peso del mundo en sus hombros,


invirtió tiempo a solas con Dios. Cuando aumentó la presión, Él se
apartó para hablar con Dios. Jesús tenía el hábito de tiempos tranquilos
donde se apartaba para reflexionar, renovarse y recargarse.

El ruido estresa. Por eso debemos crear intencionalmente tiempos de


quietud y silencio.

Si siempre estamos rodeados de ruido —la televisión está siempre


encendida, el móvil en la mano y los audífonos en los oídos— no
tendremos los recursos espirituales y emocionales para manejar el
estrés.

Consideremos seriamente lo siguiente: Comencemos la mañana con


buenas noticias. No llenemos nuestra cabeza con negatividad apenas
salimos del baño.
Invirtamos tiempo con Dios.
Leamos con fe nuestra Biblia. Descubramos qué es lo que Dios tiene
que decirnos en este momento.

Si queremos reducir el estrés, tengamos un tiempo a solas con Dios


diariamente, para que lo escuchemos y dejemos que eso determine el
estado de ánimo del día.

5- Comunión fraterna: Jesús tenía un grupo de hermanos

“Les dijo:
Siento una tristeza de muerte; quédense aquí, y permanezcan
despiertos conmigo” (Mateo 26:38)

Si deseamos reducir nuestro estrés, necesitamos formar parte de una


comunidad.

No era la intención que manejáramos el estrés de la vida por nosotros


mismos. Dios quiere que lo compartamos con los demás.

Probablemente has escuchado esta afirmación: si necesitas hacer algo


bien, tienes que hacerlo tú mismo.

Esa es una receta para el estrés, ¡no para el éxito!

No es lo que Jesús hizo. Lo primero que hizo Jesús fue formar un grupo
pequeño. Sabía que Dios Padre quería que viviéramos en comunidad,
así que Él vivió esa verdad.

Jesús se dirigió a su grupo pequeño durante la noche más estresante


de su vida. Cuando Jesús supo que lo arrestarían en el huerto de
Getsemaní, la noche antes de ir a la cruz, no fue solo, llevó a su grupo
pequeño con Él.
En el grupo pueden darnos un buen consejo y palabras de ánimo, pero
lo que más necesitamos en momentos de tribulación, es la presencia
amorosa de los hermanos.

Si Jesús se benefició de un grupo pequeño, ¡imagina todas las formas


en que puedes beneficiarte tú también!

El Papa Francisco dice que en Comunidad se crece en Misericordia,


Paciencia y Caridad perfecta.

6-Descanso: Jesús tomó tiempo para recargarse.

“Él les dice:


Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un
rato. Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba
tiempo ni para comer” (Marcos 6:31)

Cuando pensamos sobre Jesús, tendemos a pensar en milagros.


Pensamos en él enseñando a miles. Pensamos en él muriendo por
nuestros pecados –y resucitando de los muertos. Pero nunca pensamos
en Jesús relajándose y descansando.

Jesús tenía un trabajo mucho más exigente y demandante de lo que


nosotros tenemos, aún así, todavía tomó tiempo para descansar y
divertirse.

Si Jesús puede descansar y relajarse, nosotros también podemos.

Dios nos dice que tomemos un día de cada siete para adorar y
descansar.

Catecismo # 2184
Así como Dios “cesó el día séptimo de toda la tarea que había hecho”
(Gn 2, 2), así también la vida humana sigue un ritmo de trabajo y
descanso. La institución del día del Señor contribuye a que todos
disfruten del tiempo de descanso y de solaz suficiente que les permita
cultivar su vida familiar, cultural, social y religiosa (cf GS 67, 3).
Queridos hermanos, descansar no solo es recrearse sanamente, sino
también ADORAR. No descuidemos la Santa Misa, Asambleas, rezar el
Santo Rosario etc.

Madre Santísima, en estos tiempos de tanta presión y angustia,


ayúdanos a entender que solamente en tu hijo amado tenemos el mejor
descanso.

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