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VIII.1.

- Periodo pre-socrático
El pensamiento humano existe desde que surgió el ser humano como tal.
Sin embargo, los humanos han cambiado sus criterios a través de los
tiempos con relación a aquello que aceptan como conocimiento.
Los seres humanos antiguos concibieron las tradiciones y el sentido común
como fuentes de verdad. Las explicaciones mitológicas y/o religiosas
emergieron como leyendas que daban razón de ser sobre toda realidad
(material y espiritual), en un mundo que no conocía aún los procesos
argumentativos que llamamos razonamiento.
El mito quiso esclarecer, mediante leyendas, los principios y el sentido de
las cosas. En los mitos se orientaron los pueblos en su pensar y en su
accionar, aceptándolos sin reflexión, es decir, sencillamente creyéndolos
ciegamente.
El mundo griego antiguo, dominado por el mito y la religión, recibió,
mediante el surgimiento de la reflexión filosófica, una “revolución
copernicana” que determinaría en lo posterior una nueva visión del mundo,
de la historia, de la sociedad, del ser humano y de lo trascendente.
Esa afirmación se concretiza en el hecho que tan pronto fueron escritos los
mitos griegos, por HOMERO y HESIODO, comenzaron las críticas racionales
al mito y a la religión, al encontrar que los dioses tenían las mismas
virtudes y faltas que los mortales sobre la tierra. XENÓFANES, por ejemplo,
un prominente pensador de la Escuela de Elea, puntualizó, como ya
habíamos expresado, que los dioses son creados a imagen y semejanza de
los humanos, pues cada pueblo pinta a sus dioses con sus propias
características antropológicas y culturales.
El primer hecho determinante en el surgimiento de la filosofía es la
condición antropológica, pues por naturaleza el ser humano aspira al
conocimiento y éste se debe a la curiosidad, como anotaba PLATÓN; a la
admiración, como anotaba ARISTÓTELES y a la preocupación del ser
humano por el ser total, como exponían HEIDEGGER y ORTEGA Y GASSET.
Es la condición humana que nos conduce a percibir al mundo como
problema y tarea, a la vez, para buscar respuestas englobantes a lo que nos
cuestiona.
El nuevo pensar filosófico, intolerante contra toda imprecisión, no aceptó
dogmas pre-establecidos que se comunicaban de generación en generación
sin base explicativa convincente y sólida. De aquí que los filósofos
pretendieron explicar la totalidad del mundo desde la razón humana,
buscando las razones primeras y últimas y así, el por qué definitivo de las
cosas.
La contrariedad entre lo nuevo y lo viejo, es decir, entre las creencias y la
razón, será la causa por la que varios pensadores, entre los que se cuenta a
SÓCRATES y a PROTÁGORAS, se verán obligados a morir o a abandonar su
patria.
El primer pensador conocido en la historia del pensamiento que reunió las
cualidades de un filósofo fue TALES DE MILETO, seguido por
ANAXIMANDRO y ANAXÍMENES (Siglos VII-VI a.C.).
No obstante, cabe destacar que el primero en utilizar el concepto “filósofo”
fue PITÁGORAS (572-497 a.C.), auto-determinándose así como un “amante
de la sabiduría”.
La sociedad griega antígua, que se encontraba en la paradoja de ser
esclavista y democrática a la vez, reunió las condiciones indispensables
para que la clase aristocrática, de la que surgieron los filósofos, desarrollara
el ocio y el pensamiento, ya que los esclavos y metecas (extranjeros con
sitio fijo en Grecia) estaban destinados a la producción de los bienes
materiales. Desde siempre sabemos que hay que tener el sustento material
garantizado para poder filosofar con los niveles de abstracción y
profundidad debidos.
En otro sentido, el sistema de Polis que reinaba en Grecia permitía la
diversidad política, aunque los valores culturales se orientaban en la
“DEMOS”, también los tiranos (aunque odiados) encontraban su tiempo
para gobernar. Esa realidad abre la posibilidad para desarrollar una gran
diversidad de concepciones con fines de explicar las realidades
cuestionantes. En otras palabras: sin libertad no es posible la filosofía, pues
ella es labor auténtica y creativa del pensamiento humano certero y
desembarazado.
Además del sistema político y la forma de producción, influyó en el génesis
de la filosofía la diversidad geográfica y climática griega: el país es una
especie de puente entre oriente y occidente, comprendiendo una diversidad
de paisajes, zonas frías y calientes, islas y tierra firme. Esa diversidad
objetiva tiene su correlato en el mundo subjetivo del pensamiento, como se
expresa en el hecho de que existieran tan diversas escuelas en Jonia (actual
región de Anatolia, en Turquía) como en las regiones colonizadas por los
griegos en Italia, en pequeñas islas como Efesos y, naturalmente, en la
Atenas floreciente de Perikles.
La filosofía pre-socrática versó esencialmente acerca de la naturaleza como
una totalidad, la cual trató de explicar de un sólo golpe mediante la
proposición de los elementos de los que emerge y la constituyen por
necesidad. A los elementos de donde procede el mundo y al cual volverá
todo lo que existe es lo que se denomina “arjé”. Los primeros filósofos
pretendieron descubrir cual es el “arjé”, o la base del universo, pues
mediante el elemento primigenio se podría también explicar la diversidad y
los cambios que se dan en la naturaleza.
El mundo natural de todo lo que existe, incluido el ser humano, es la
“physis”. Los primeros pensadores quisieron saber su procedencia, su
esencia y su destino final. Ellos pensaron que esas tres dimensiones
estarían unidas por necesidad bajo el mismo elemento, o debido a los
mismos principios. Las leyendas y las tradiciones no eran satisfactorias, así
se abrió el ser humano el paso a la razón, en este primer momento
mediatizada por la observación directa, la deducción de axiomas o
principios generalmente aceptados y una dosis de intuición.
El supuesto que subyace en la idea griega de poder captar o inteligir al ser
es el concepto “destino” (“ananke”). De acuerdo con éste, las cosas son lo
que son y suceden como suceden debido a la necesidad, porque así están
dispuestas desde siempre y por toda la eternidad. Su destino teleológico
está fijado, aunque no se llegue a descifrarlo.
Entre los primeros filósofos griegos más relevantes están:
TALES de Mileto (624-548 a.C.) cuyo “arjé” fue el agua (o lo húmedo).
Según él todo viene del agua, es agua y volverá a ser agua. TALES es el
primer filósofo, por haber dado por primera vez una explicación racional y
natural, diferente a la mitológica, que ponía siempre a los dioses como
origen de todo.
ANAXIMANDRO de Mileto (610-545 a.C.) tuvo como arjé el “apeiron”, que
significa “lo indefinido”. El pensamiento más antiguo que textualmente se
ha conservado es de ANAXIMANDRO:
“El apeiron es el origen de todas las cosas. De él proceden y a él vuelven
por necesidad, puesto que cada cosa castiga las otras y padece por las
otras, según el orden del tiempo.”
ANAXÍMENES de Mileto (588-534 a.C.) concibió como “arjé” el aire
(“pneuma”). El mundo, el ser humano, el alma y Dios son aire, el cual está
encima, debajo y dentro de todo. Las cosas varían sólo según los niveles de
concentración y de dispersión en que se encuentre el aire.
PITÁGORAS de Samos (570- ca. 496 a.C.) fundó su escuela en Crotona,
Italia, convirtiéndose en una gran leyenda. Sobre él fueron escritas muchas
anécdotas. Su “arjé” fueron los números. Este mundo es números, es
perfecto, se puede estudiar y explicar mediante las matemáticas. Dios, que
lo hizo, es el matemático perfecto. PITÁGORAS creyó en la transmigración
de las almas (doctrina que acepta la reencarnación del alma).
HERÁCLITO de Efesos (ca. 544-484 a.C.) se concentra en los cambios
constantes que sufre la naturaleza y afirma que lo único que permanece es
el cambio: todo fluye, es decir que todo está con contínuo movimiento. Ese
fluir se debe a que la realidad está compuesta por contrarios o polos
opuestos que están en guerra permanente: noche-día, frío-caliente, bueno-
malo etc. HERÁCLITO afirma:
“La guerra es el padre de todas las cosas, es de todas las cosas el rey”: 1
En el fragmento 30 dice que este mundo no fue creado por ningún Dios,
sino que existe desde siempre y para siempre porque es un fuego vivo que
se enciende y se apaga según proporciones. En el fragmento 54 dice que el
fuego se transforma en el universo y el universo en fuego, como el oro en
moneda y la moneda en oro. De aquí que varios pensadores hayan inferido
que el fuego sea el “arjé” de HERÁCLITO. De él es la famosa sentencia que
nadie se baña dos veces en el mismo río, pues la segunda vez habrán
cambiado tanto el agua como la persona.
El proceso del mundo es ordenado y responde a una secuencia lógica de
eterno retorno. El principio que dirige todo el proceso es el logos o razón
universal.
PARMÉNIDES de Elea (ca. 540-470 a.C.) rechaza el devenir de Heráclito y
afirma que el ser es lo único que existe. “El ser es, la nada nada es.” El ser
es estático y tranquilo, a la vez que es uno y compacto. Pensar y ser son la
misma cosa, pues la nada no pude ser pensada. A la filosofía que versa
acerca del Ser se le llama ontología. Parménides es su iniciador.
EMPÉDOCLES de Acragas, hoy Agrigento en Sicilia (ca 492-432 a.C.)
rompió con las explicaciones monolíticas del universo y propuso como
“arjé” los cuatro elementos aceptados en ese entonces: fuego, agua, aire y
tierra. Todo lo que existe es una combinación de ellos según dos fuerzas
fundamentales que rigen al mundo y le dan movimiento: amor y odio. El
amor es la unidad, la calma y la paz, mientras que el odio es disgregación,
guerra e intranquilidad.
LEUCIPO y DEMÓCRITO (ca. 460-370 a.C.) erigieron la primera teoría
atómica: el “arjé” son los átomos (partículas indivisibles), que son
impenetrables, pesados, eternos e indestructibles. Tienen diferentes
tamaños y posiciones. Se mueven contínuamente en el espacio vacío para
conformar todo cuanto existe. La muerte de las cosas consiste en la
separación de sus átomos.
ANAXÁGORAS (ca. 500-423 a.C.) propuso como el elemento constitutivo
del mundo, o “arjé”, las “homeiomerías” que serían infinitas partículas de
diferentes tamaños, colores y olores que se encuentran en todo. Todo está
1
HERÁCLITO: Fragmentos. No. 53 en: DE CRESCENZO, Luciano: “Alles fliesst, sagt
Heraklit”, pág. 169 ss. Editora Albrecht Knaus, Berlín 1995.
en todo. Para todas las cosas existen “homeiomerías” que las diferencian,
pero todas las demás partículas están también presentes, aunque en menor
número. Así las “homeiomerías” de cabello determinan el cabello, las de
carne la carne y así sucesivamente. El “nous” (espíritu) es el que da
movimiento, orden y dirección a dichas partículas.
La SOFÍSTICA fue una pléyade de grandes maestros, sobre todo de la
política, el derecho y la retórica que se destacaron entre el Siglo V y el IV
a.C. propagando el escepticismo y el relativismo. Estos ya no buscaron el
“arjé”, sino que se centraron en el ser humano y su sociedad, la cual se
fundamenta en acuerdos o principios convencionales y convenientes.
El primer sofista, y el más destacado de todos, fue PROTÁGORAS de Abdera
(ca. 481-411 a.C.) que tuvo que huir de Atenas para evitar un juicio por un
escrito acerca de los dioses. En su huida encontró la muerte. De él procede
la famosa frase de homo-mensura (el ser humano es la medida de todas las
cosas), relacionando así la verdad de las cosas con el ser humano individual
que la concibe.
GORGIAS de Leontinoi (483-375 a.C.) fue un gran maestro de la retórica,
como el arte de convencer, aunque no sea con la verdad. Tuvo el
escepticismo como filosofía, es decir, la duda de que el ser humano pueda
conocer alguna verdad, en especial acerca de los dioses, de los cuales no
podemos saber si existen o no.
Otros sofistas fueron PRÓDIGOS de Yulis, HIPPIAS de Elis, CALICLES Y
CRITIAS. Estos dos últimos fueron decididos defensores del derecho del
más fuerte: la justicia es el beneficio del más poderoso. Estas ideas
anticipan a la bestia rubia, es decir al “superhombre” de F. NIETZSCHE.
En conjunto, los pensadores pre-socráticos tienen un lugar especial en la
historia del pensamiento por ser los pioneros del camino de la razón, que
desemboca en la filosofía y en la ciencia moderna, que son criticadas por el
postmodernismo.
Lo más importante de sus reflexiones no está en las respuestas que dieron,
muchas de ellas evidentemente erradas, sino más bien en haber aportado un
nuevo paradigma, una nueva forma de responder a los grandes
cuestionamientos del ser humano. Puesto que este nuevo modelo es abierto
al diálogo y a la discusión, ha sido entonces gracias a él posible el progreso
de las ideas, es decir, la corrección de algunas y el desmantelamiento de
otras.
Los pre-socráticos, por representar los inicios, son y serán una referencia
obligada para toda filosofía que sea digna de este nombre.
Es por eso que gigantes del pensamiento moderno, como E. HUSSERL,
Martin HEIDEGGER y José ORTEGA Y GASSET hayan proclamado la vuelta
al principio, en este caso a los pre-socráticos, para que el pensamiento esté
enclavado en sus raíces, tenga continuidad y reasuma los cuestionamientos
iniciales, pues aún están sin solución definitiva.

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