Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuatro principios forman la base del TPS. Primero, todo el trabajo debe especificarse por
completo en cuanto a contenido, secuencia, tiempo y resultado. El detalle es importante, de
lo contrario, faltaría la base para el mejoramiento.
Segundo, toda conexión con clientes y proveedores debe ser directa y especificar de
manera inequívoca la gente que participa, la forma y cantidad de los servicios o bienes que
se proporcionarán, la manera en que cada uno de los clientes presenta sus necesidades,
solicitudes y el tiempo esperado en que dichas solicitudes se atenderán. Las conexiones
con clientes y proveedores puede ser internas (De empleado a empleado) o externas (De
empresa a empresa).
Tercero, la ruta de cada servicio y producto debe ser sencilla y directa. Esto es, los servicios
y productos no fluyen hacia la siguiente persona o máquina disponible, sino hacia una
persona o máquina específica. Con base en este principio, los empleados pueden
determinar, por ejemplo, si existe algún problema de capacidad en una estación de trabajo
en particular y luego analizan la manera de resolverlo.
Los primeros tres principios definen el sistema en detalle ya que especifican cómo los
empleados realizan el trabajo, interactúan entre sí y cómo se diseñan los flujos de trabajo.
Sin embargo, estas especificaciones son, en realidad, “hipótesis”, sobre la forma en que un
sistema debe funcionar.
Por ejemplo, si algo sale mal suficientes veces en una estación de trabajo se rechaza la
hipótesis sobre los métodos de trabajo que sigue el empleado para realizar el trabajo.
Así pues, el cuarto principio con el método científico es que toda mejora en el sistema debe
hacerse de acuerdo con el método científico, bajo la guía de un maestro, en el nivel
organizacional más bajo posible.
El método científico supone plantear con toda claridad una hipótesis verificable de la
fórmula: “Si hacemos los siguientes cambios específicos esperamos obtener este resultado
específico”. A continuación, la hipótesis debe ponerse a prueba en una variedad de
condiciones. Trabajar con un maestro, que a menudo es el supervisor de los empleados, es
la clave para llegar a ser una organización que aprende. Los empleados aprenden el
método científico y a la larga se convierten en maestros de otros empleados.
Por último, realizar las mejoras en el nivel más bajo de la organización significa que los
empleados que efectivamente realizan el trabajo participan activamente en la implantación
de las mejoras. Se aconseja a los gerentes que sólo orienten a los empleados, pero que no
arrelgen los problemas.
Estos cuatro principios son engañosamente simples. Sin embargo, es díficil, pero no
imposible reproducirlos. Aquellas organizaciones que los implementan con éxito disfrutan de
los beneficios de un sistema esbelto que se adapta al cambio. En el caso de Toyota su
pieza angular del éxito es el sistema esbelto que ha convertido a la empresa en un líder
innovador en la industria automotriz.