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LAS SIETE SEÑALES DE CRISTO ANTES DE LA RESURRECCIÓN

En Juan, hay siete señales antes de la resurrección y una después de la resurrección. No son
simplemente milagros, sino realmente son “señales” en el griego. El propósito de una señal es que
sea seguida por la revelación de una verdad espiritual.

1. Cristo convierte el agua en vino (2:1-11).


2. Cristo sana al hijo de un oficial del rey (4:46-54).
3. Cristo sana al hombre paralítico (5:1-9).
4. Cristo alimenta a los cinco mil (6:1-14).
5. Cristo camina sobre el agua (6:15-21).
6. Cristo sana al hombre que nació ciego (9:1-41).
7. Cristo levanta a Lázaro de la muerte (11:1-44).
Señal después de la resurrección:
8. La pesca milagrosa de Cristo, 153 Peces (21:11).

Análisis de las señales


Debido al extenso uso que hace Juan de los símbolos en el Evangelio que lleva su nombre, el cual
fue escrito a la Iglesia, puede ser muy fascinante. Todo lo que él anotó en su Evangelio realmente
sucedió, pero él los arregló y describió de tal manera que pudieran transmitir una verdad adicional
que va más allá del punto obvio de su narración. Algunas veces él aun cambió el orden de los
eventos para subrayar el punto de esta verdad adicional. Juan 2 es un buen ejemplo de ello. Al
colocar la purificación del Templo inmediatamente después de las bodas en Caná, se ilustra el punto
de que el Señor vino para crear una relación personal íntima con Su iglesia (como en un
matrimonio), y no a reparar una religión rota.
El centro del Evangelio de Juan es el ministerio judío del Señor y, en realidad, solamente la última
parte del mismo. Él dedicó la mayor parte de 9 capítulos (Juan 12-20) a la última semana del Señor
y usó 1/3 de los 879 versículos para describir Sus últimas 24 horas. Los primeros 11 capítulos
definen el ministerio del Señor por medio del uso selectivo que hace Juan de 7 milagros, y los
usaremos para mostrar cómo el Evangelio según Juan contiene más de lo que uno puede ver.
1, El Agua en Vino (Juan 2:1-11)
Este milagro es el que más malentiende la mayoría de las personas y sin embargo su resultado fue
que los discípulos pusieron su fe en el Señor. (Esta fue la primera de sus señales milagrosas y
Jesús la hizo en Caná de Galilea. Allí entonces, Él reveló Su Gloria y Sus discípulos pusieron su fe
en Él, Juan 2:11). Parece tan insignificante al compararlo con los milagros que inician los otros
Evangelios, los cuales incluyen la expulsión de demonios y la curación de la lepra.
El milagro se realizó debido a un descubrimiento penoso que se había hecho. Un banquete de bodas
al que el Señor fue estaba en su apogeo cuando los que servían se dieron cuenta de que se les había
terminado el vino. Su madre, quien también estaba presente, le pidió a Él que los ayudara. El Señor
hizo que 6 tinajas utilizadas generalmente para almacenar agua, se llenaran de agua la cual de
manera milagrosa Él convirtió en vino. El encargado de la fiesta proclama que este vino que Jesús
había hecho es superior al vino servido antes, diciendo que habían dejado el mejor para lo último.
Veamos el simbolismo: Estas seis tinajas de piedra se utilizaban generalmente para guardar el agua
para la purificación ceremonial, una parte importante de la vida del Antiguo Pacto. Ahora contenían
vino, el cual generalmente se asocia con el Nuevo Pacto debido a la Cena del Señor.
Lo que es más, el vino que estas tinajas contenían ahora era superior al vino que los invitados al
banquete estaban bebiendo antes, lo mismo que el Nuevo Pacto es superior al Antiguo Pacto
(Hebreos 8:6). Este milagro simboliza nada menos que la Misión del Mesías, cambiando la forma
vacía de la religión del hombre en una relación viviente y alegre con el Señor, como se demuestra
con la celebración de la boda.
2, La Curación del Hijo del Oficial del Rey (Juan 4:43-54)
Aquí vemos un acto de la gracia de Dios, puro y simple. No se dice nada sobre la nacionalidad ni
los antecedentes del oficial, ni de sus convicciones religiosas o su dignidad, solamente se menciona
su fe. Él había oído de Jesús y de Su poder milagroso y le rogó que viniera a sanar a su hijo
moribundo. Jesús no fue con él sino que simplemente le dijo al hombre que su hijo viviría. El
hombre le creyó a Jesús y se fue a su casa. Al día siguiente, mientras aún se encontraba de camino,
sus siervos lo fueron a encontrar con las buenas nuevas de que su hijo se había recuperado. De la
conversación él supo que su hijo había sido sanado en el mismo instante que él había hablado con
Jesús. Debido a ello, él y toda su familia creyeron, y fueron salvos por la gracia por medio de la fe.
3, La Curación en el Estanque de Betesda (Juan 5:1-9)
La tradición sostiene que periódicamente un ángel movía el agua en el Estanque de Betesda. La
primera persona en entrar al agua cuando eso sucedía era sanada. Muchos enfermos y paralíticos
esperaban a la orilla del estanque, día tras día, por la oportunidad de ser sanados. Pero un paralítico
no podía entrar a tiempo en el estanque por sí mismo. Este hombre había estado paralítico durante
38 años y había intentado hacerlo repetidamente y no lo había logrado. Luego vino Jesús y lo sanó.
Yo creo que la condición de este hombre demostraba la pobreza de la Ley, la cual nunca tuvo la
intención de sanarnos de nuestras enfermedades (físicas y espirituales), sino para mostrarnos la
necesidad de un Salvador y de que estamos sin esperanza e inútiles sin Él.
El paralítico se encontraba al borde mismo de ser sano, pero todos sus esfuerzos inútiles para
meterse al estanque solamente habían hecho obvio que su enfermedad estaba previniendo que él
fuera sano. De la misma manera, la Ley nos deja al borde mismo de la salvación pero a pesar de
todos nuestros esfuerzos inútiles para guardarla, eso solamente hace obvio que nuestra
pecaminosidad prevendrá que seamos salvos. Igual que el hombre paralítico necesitaba de alguien
para ser sanado, nosotros también necesitamos a alguien que nos salve.
4, La Alimentación de los 5.000 (Juan 6:1-5)
Este es quizás el milagro más conocido de todos los milagros del Señor y el único que aparece en
los cuatro Evangelios antes de la resurrección. Una gran muchedumbre siguió a Jesús hasta un lugar
remoto y Jesús pudo ver que la gente necesitaba ser alimentada. Solamente los hombres eran 5000 y
añadiendo las mujeres y los niños bien se pudo duplicar esa cantidad. Andrés encontró a un
muchacho que tenía 5 panes de cebada pequeños y dos pescados pequeños, y Jesús los multiplicó
hasta satisfacer la cena para todas esas personas, tanto así que sobró lo suficiente para llenar 12
canastos.
Esta es una práctica demostración de la promesa del Señor de que si buscamos Su Reino y Su
justicia, todas nuestras demás necesidades serán satisfechas también (Mateo 6:31-33). Pero aquí
hay más contenido que solamente nuestras necesidades físicas. Nosotros los que creemos en Jesús
nunca más sentiremos ese vacío que nos dice que hay más en la vida que solamente llenar nuestras
necesidades físicas. Esto fue lo que Jesús quiso decir cuando dijo:
Yo SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed
jamás (Juan 6:35).
5, Andando Sobre el Agua (Juan 6:16-25).
El quinto milagro también es muy conocido por todas las personas familiarizadas con el ministerio
del Señor. Los discípulos habían trabajado toda la noche y solamente habían remado cerca de la
mitad de la distancia a través del Mar de Galilea (como unos 5 kilómetros) cuando el Señor los
rebasó ¡andando sobre el agua! Cuando se dieron cuenta que era Jesús, lo dejaron subir a la barca y
de inmediato llegaron a su destino. Sin Él ellos estaban luchando apenas para avanzar un poco, pero
con Él en Su medio, la lucha había terminado.
6, La Curación de un Hombre Ciego de Nacimiento (Juan 9:1-41)
Un hombre era ciego de nacimiento. Jesús hizo un poco de lodo, lo puso en los ojos del ciego y le
dijo que fuera a lavarse los ojos. Cuando el hombre hizo como Jesús le había dicho, pudo ver.
Mientras que este milagro se hace al inicio del Capítulo 9, el resto de la narración claramente (y
algunas veces jocosamente) muestra cuánto mayor era el discernimiento espiritual de este mendigo
ciego que el de los oficiales educados de la religión, quienes habían estudiado toda su vida. En la
experiencia de estas personas, nadie había abierto jamás los ojos de un hombre ciego de nacimiento
y estaban determinados a desacreditar al pobre mendigo, especialmente ya que este evento sucedió
en un Sabbath. Le siguió un largo interrogatorio, en donde el mendigo los avergonzó, terminando en
su expulsión. Después Jesús lo encontró y se presentó. El hombre se hizo creyente y lo adoró.
Jesús dijo que Él vino para que los ciegos pudieran ver y quienes veían se quedaran ciegos. Cuando
los fariseos le preguntaron si Él creía que ellos eran ciegos, les dijo: “Si usted es fueran ciegos, no
tendrían pecado; pero ahora, porque dicen: Vemos, su pecado permanece” (Juan 9:39-41).
En cuando eso se refiere a su eternidad, no importa lo que usted diga que sabe acerca de Jesús. Lo
que importa es si usted conoce a Jesús.
7, La Resurrección de Lázaro (Juan 11:1-44)
El último milagro de Jesús antes de Su resurrección nos muestra el cumplimiento de la promesa de
nuestro Señor a todos los que creen en Su nombre, cuando Lázaro es llamado para que salga de la
tumba y es restablecido de muerte a vida. El texto muestra que a pesar de que Jesús sabía que
Lázaro estaba enfermo se esperó hasta que muriera y fuera enterrado antes de responder el llamado
de ayuda de las hermanas de Lázaro. Él hizo esto para poder resucitar de nuevo a Lázaro. Ese fue
un modelo inequívoco de la resurrección de los creyentes que han muerto que contiene la más
pequeña de las insinuaciones del Rapto. Yo no creo que las personas que realmente no saben acerca
del Rapto puedan ver eso, pero las que sí saben pueden consolarse de esta pequeña insinuación
en Juan 11:25-26.
Le dijo Jesús [a ella]: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:25-26).

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