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La esclavitud de las mujeres

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La esclavitud de la mujer

de John Stuart Mill Ver y modificar los datos en Wikidata

The Subjection of Women.jpg

Género Ensayo Ver y modificar los datos en Wikidata

Idioma Inglés Ver y modificar los datos en Wikidata

Título original The Subjection of Women Ver y modificar los datos en Wikidata

Editorial Longman Ver y modificar los datos en Wikidata

País Inglaterra Ver y modificar los datos en Wikidata

Fecha de publicación 1869 Ver y modificar los datos en Wikidata

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La esclavitud de las mujeres (en inglés: The Subjection of Women) es un ensayo escrito en 1869 por el
filósofo, economista político y funcionario público británico John Stuart Mill, cuyas ideas fueron
realizadas en conjunto con su esposa Harriet Taylor Mill.1 Mill entregó el manuscrito finalizado junto con
su obra colaborativa Sobre la libertad (1859) poco después de su prematura muerte en 1858, y luego
continuó trabajando en La esclavitud de la mujer hasta su conclusión en 1861.

En el momento de su publicación, el argumento del ensayo sobre la igualdad entre sexos fue
considerado una afrenta ante las normas convencionales europeas, con respecto al estado entre los
hombres y las mujeres.

En 1892 el libro fue traducido al español con el título de La esclavitud femenina y publicado en la
colección "Biblioteca de la Mujer" dirigida por Emilia Pardo Bazán, que también prologó la edición.

Índice
1 Contexto

2 Argumentos

3 Conclusiones

3.1 Utilitarismo

3.2 Progreso de la sociedad

3.3 Autosuficiencia individual

4 Editado en español por Pardo Bazán

5 Véase también

6 Referencias

7 Bibliografía

8 Enlaces externos

Contexto

En su autobiografía, Mill describe su deuda con su esposa y su hija Helen Taylor para la creación de La
esclavitud de la mujer:

Cuando finalmente fue publicado, se enriqueció con algunas ideas importantes de mi hija, y algunos
pasajes en sus escritos. Pero todo lo que es mayoritariamente llamativo y profundo en mis escritos
pertenece a mi esposa, proviniendo desde el fondo del pensamiento que nos hace comunes entre
nosotros, tanto por nuestras incontables conversaciones como discusiones sobre un tema que ocupaba
un lugar tan grande en nuestras mentes.

Mientras que los académicos consideran de que John Stuart Mill fue el único autor de la obra, también
se notó que algunas de las ideas planteadas eran similares al ensayo de su esposa La Emancipación de
las Mujeres, el cual fue publicado en 1851.23

Mill estaba convencido de que el avance moral e intelectual de la humanidad daría como resultado una
mayor felicidad para todo el mundo. Afirmaba que los placeres superiores del intelecto arrojaban una
felicidad mucho mayor que el placer inferior de los sentidos. Concebía a los seres humanos como seres
moralmente e intelectualmente capaces para ser educados y civilizados. Mill creía que todas las
personas deberían tener derecho a voto, a excepción de los bárbaros y las personas sin educación.

Mill sostenía que las personas debían votar para defender sus propios derechos y para que aprendieran
a mantener los pies sobre la tierra, de forma moral e intelectual. Este argumento se aplica tanto a
hombres como a mujeres. A menudo hacía uso de su escaño como parlamentario para demandar el
sufragio femenino, una posición controvertida para la época.

En la época en que Mill vivió, las mujeres estaban generalmente sujetas a los caprichos de su esposo y/o
padre, debido a que las normas sociales de entonces consideraban que las mujeres eran inferiores tanto
física como mentalmente de los hombres, por lo que era menester ''cuidarlas''. Contribuían a esta visión
tanto los puntos de vista religiosos sobre el rol del hombre y la mujer en la familia, como las teorías
sociales basadas en el determinismo biológico. El arquetipo de la mujer ideal como madre, esposa y
dueña de casa fue una idea muy potente en la sociedad del siglo XIX.

Al momento de redactar el ensayo, Mill reconoció que iba en contra de las visiones establecidas
socialmente, y era consciente de que iba a tener que defender sus ideas de forma persistente.
Consideraba que la desigualdad de género era una reliquia del pasado, cuando "el poder tenía la razón",
pero que ya no tenía cabida alguna en el mundo moderno.45 También afirmaba que negarle la
oportunidad a la mitad de la raza humana para que pudiera contribuir en la sociedad fuera del hogar, era
la traba principal para el desarrollo de la humanidad.

"... La subordinación legal de un sexo a otro – está mal en sí mismo, y ahora uno de los principales
obstáculos del bienestar humano; y que debe de ser reemplazado por un sistema de perfecta igualdad,
que no admite poder ni privilegios por un lado, ni discapacidad por el otro."6

Argumentos

Caricatura de J. S. Mill publicada en Vanity Fair en 1873. El subtítulo pone: "Un filósofo femenina".

Mill atacó el argumento de que las mujeres eran naturalmente inferiores en algunas cosas que los
hombres y que, por lo tanto, los hombres debían prohibirles y desalentarlas en la realización de ciertas
actividades y labores. Afirma que los hombres simplemente desconocen cuán lejos pueden llegar las
mujeres, porque nunca las hemos dejado intentar, por lo que no se puede hacer una declaración
autorizada sin evidencias. No podemos impedir que las mujeres intenten realizar ciertas acciones,
porque es posible que no las puedan hacer. Un argumento basado en la fisiología especulativa es
precisamente eso, una especulación.
"La ansiedad de la humanidad por intervenir en nombre de la naturaleza (...) es una solicitud
completamente innecesaria. Lo que las mujeres por naturaleza no pueden hacer, es completamente
superfluo al hecho de que se les prohíba su realización."7

En relación a esto, los hombres básicamente se están contradiciendo porque dicen que las mujeres no
pueden hacer una actividad y quieren evitar que ellas lo hagan. Aquí, Mill sugiere que los hombres en
realidad admiten que las mujeres podrían ser capaces de realizar la actividad, pero ellos no quieren que
la hagan.

Si las mujeres pueden hacerlas o no debe ser descubierto en la práctica. En realidad, no sabemos cuál es
la naturaleza de las mujeres, debido a que está muy concentrada en cómo se han criado las mujeres. Mill
sugiere que deberíamos probar lo que las mujeres pueden y no pueden hacer, mediante un
experimento.

"Niego que cualquiera sepa o pueda saber, la naturaleza de los dos sexos, siempre y cuando solo hayan
sido vistos en su relación actual el uno con el otro. Hasta que existan las condiciones de igualdad, nadie
puede evaluar las diferencias naturales entre hombres y mujeres, las cuales han sido distorsionadas. Lo
que es natural para los dos sexos solo se puede descubrir, permitiendo que ambos desarrollen y usen sus
facultades libremente."

Las mujeres son criadas para actuar como si fuesen débiles, emocionales, dóciles –un prejuicio
tradicional. Si hubiera igualdad, veríamos los beneficios individuales que traerían a las mujeres. Estarían
libres de la infelicidad de que los hombres les digan qué hacer. Y habría grandes beneficios para la
sociedad en general –duplicaría la masa de facultades mentales disponibles para el servicio superior de
la humanidad. Las ideas y potencial de la mitad de la población se liberarían, produciendo un gran efecto
en el desarrollo humano.

El ensayo de Mill es claramente de naturaleza utilitarista en relación a 3 aspectos: el mayor bien


inmediato, el enriquecimiento de la sociedad, y el desarrollo individual.89

Si la sociedad realmente quiere descubrir lo que es verdaderamente natural en las relaciones de género,
argumentó Mill, tienen que establecer un mercado libre para todos los servicios que las mujeres realizan,
garantizando un justo rendimiento económico para sus contribuciones en el bienestar general. Sólo
entonces sus elecciones prácticas probablemente puedan reflejar sus intereses y habilidades genuinas.
Mill consideraba de que la emancipación y educación de las mujeres también traerían beneficios
positivos para los hombres. El estímulo de la competencia femenina y el compañerismo de personas
igualmente educadas, resultarían en un mayor desarrollo intelectual para todos. Hizo hincapié en los
efectos insidiosos de la compañía constante de un esposo o esposa sin educación. Sentía que los
hombres y las mujeres se casaban para seguir las costumbres y que la relación entre ellos era puramente
doméstica. Al emancipar a las mujeres, Mill creía que estarían en mejores condiciones para conectarse a
nivel intelectual con sus maridos, mejorando así las relaciones.

Mill critica las leyes matrimoniales, a las que comparaba con la esclavitud de la mujer: "ya no quedan
esclavos legales, salvo a la dueña de cada hogar". Alude a la esclavitud de la mujer como se hacía con la
esclavitud en el pasado. También afirma la necesidad de legislar sobre reformas en el matrimonio,
reduciéndolo a un acuerdo comercial, sin imponer restricciones a ninguna de las partes. Entre estas
propuestas está el cambio de las leyes de herencia para permitir que las mujeres pudieran conservar sus
propias propiedades, y permitir que las mujeres tengan derecho a trabajar fuera del hogar, obteniendo
estabilidad financiera independiente.

Una vez más, se plantea el tema del sufragio femenino. Las mujeres constituyen la mitad de la población,
por lo que es necesario que ellas tengan derecho a voto, ya que las políticas también las afectan de una
u otra forma. Él teoriza que la mayoría de los hombres votarán por los diputados que subordinarán a las
mujeres y que, por lo tanto, las mujeres deben votar para proteger sus propios intereses.

"Bajo cualquier condición, y dentro de cualquier límite, los hombres son admitidos al sufragio, no hay
una sombra de justificación para no admitir a las mujeres bajo el mismo derecho."10

Mill sintió incluso que en sociedades tan desiguales como Inglaterra y Europa ya se podía encontrar
evidencia de que, cuando se les daba la oportunidad, las mujeres podían sobresalir en sus determinados
campos. Señaló a las reinas británicas Isabel I y Victoria, o a la patriota francesa Juana de Arco. Si se les
diera la oportunidad, las mujeres destacarían en otros ámbitos y se les debería dar la oportunidad de
intentarlo.

Mill no era solo un teórico; él hizo activamente campaña por los derechos de las mujeres como diputado,
y fue presidente de la Sociedad Nacional para el Sufragio de las Mujeres.
Conclusiones

La forma en que Mill interpretaba los temas a lo largo del tiempo cambió. Durante muchos años Mill fue
visto como un filósofo inconsistente, escribiendo sobre una serie de problemas separados. La
consistencia en su enfoque se basa en el utilitarismo, y el bien de la sociedad.

Utilitarismo

No debe descartarse nada porque es simplemente ''incorrecto'' o porque nadie lo ha hecho en el


pasado. Cuando estamos considerando nuestras políticas, debemos buscar la felicidad para la mayoría.
Esto lleva a atacar en visiones controversiales. Si se desea hacer algo ilegal, debe de evidenciarse el daño
que se está haciendo. De esta forma, los individuos conocen mejor sus propios intereses.

Progreso de la sociedad

El mayor bien se entiende en un sentido muy amplio como el desarrollo moral e intelectual de la
sociedad. Las diferentes sociedades se encuentran en diferentes etapas de desarrollo o civilización. Se
pueden requerir diversas soluciones para ello. Lo que importa es cómo los alentamos para que vayan
más allá. Podemos decir lo mismo para las personas. Mill tiene una idea bastante concreta del progreso
individual:

Empleando facultades superiores.

Desarrollo moral, con personas que ponen un estrecho interés propio hacia los demás.

Autosuficiencia individual

Somos independientes, capaces de cambiar y de ser racionales. La libertad individual proporciona la


mejor ruta para el desarrollo moral. A medida que nos desarrollamos, seremos capaces de
autogobernarnos, tomar nuestras propias decisiones, y no depender más de alguien que nos diga qué
hacer. La democracia es una forma de autodependencia. Esto significa:

Libertad personal: Siempre que no dañemos a los demás, tendríamos que ser capaces de expresar
nuestras propias naturalezas y experimentar con nuestras vidas.

Libertad para Gobernar nuestros propios Asuntos: La personas civilizadas son cada vez más capaces de
tomar sus propias decisiones, y defender sus propios derechos. El gobierno representativo es también
una forma útil de hacernos pensar sobre el bien común.
Libertad tanto para las mujeres como para los hombres: Todos los argumentos de Mill se aplican tanto a
los hombres como a las mujeres. Todas las ideas previas sobre las diferentes naturalezas entre ambos
sexos nunca se han probado adecuadamente. Las mujeres también pueden participar en la
determinación de sus propios asuntos.

Editado en español por Pardo Bazán

La esclavitud de las mujeres fue editado en España en 1892 con el nombre de La esclavitud femenina por
Emilia Pardo Bazán quién también prologó la edición.11 Fue el segundo tomo de la colección Biblioteca
de la Mujer que Pardo Bazán financió y dirigió.12

Véase también

Sobre la libertad

Salvatore Morelli

Igualdad de género

Feminismo

Derechos de la mujer

Referencias

Mill, John Stuart (1869). The Subjection of Women (1869 first edición). London: Longmans, Green,
Reader & Dyer. Consultado el 10 de diciembre de 2012.

Tong, Rosemarie (2009). Feminist Thought: A More Comprehensive Introduction. Westview Press
(Perseus Books). p. 17. ISBN 978-0-8133-4375-4.

Mill, Mrs. John Stuart (1851). The Enfranchisement of Women (July 1851 edición). London: Westminster
& Foreign Quarterly Review. p. 27. Consultado el 4 de junio de 2014.

"To yield to force is an act of necessity, not of will; it is at best an act of prudence. In what sense can it
be a moral duty ... once might is made to be right, cause and effect are reversed, and every force which
overcomes another force inherits the right which belonged to the vanquished. As soon as man can obey
with impunity, his disobedience becomes legitimate; and the strongest is always right, the only problem
is how to become the strongest. But what can be the validity of a right which perishes with the force on
which it rests? If force compels obedience, there is no need to invoke duty to obey, and if force ceases to
compel obedience, there is no longer any obligation. Thus the word 'right' adds nothing to what is said
by 'force'; it is meaningless. 'Obey those in power.' If this means 'yield to force' the precept is sound, but
superfluous; it will never, I suggest, be violated. ... If I am held up by a robber at the edge of a wood,
force compels me to hand over my purse. But if I could somehow contrive to keep the purse from him,
would I still be obliged in conscience to surrender it? After all, the pistol in the robber's hand is
undoubtedly a power." The Social Contract, Book I, Chapter 3: The Right of the Strongest (Jean-Jacques
Rousseau, 1762).

John Stuart Mill, On the Subjection of Women, Chapter I"... [T]he law of the strongest seems to be
entirely abandoned as the regulating principle of the world's affairs: nobody professes it, and, as regards
most of the relations between human beings, nobody is permitted to practice it. On the Subjection of
Women, Chapter I (John Stuart Mill, 1869).

On the Subjection of Women, Chapter I (John Stuart Mill, 1869).

On the Subjection of Women, Chapter I (John Stuart Mill, 1869).

The family, justly constituted, would be the real school of the virtues of freedom. The Subjection of
Women, Chapter II

"The moral training of mankind will never be adapted to the adapted to the conditions of the life for
which all other human progress is a preparation, until they practice in the family the same moral rule
which is adapted to the normal constitution of human society." On the Subjection of Women, Chapter I
(John Stuart Mill, 1869)

The Subjection of Women, Chapter III.

«La esclavitud femenina / John Stuart Mill; con un prólogo de Emilia Pardo Bazán». Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes. Consultado el 12 de mayo de 2021.

Wood, Gareth (2017). «Semblanza de Biblioteca de la Mujer (1892-1914)». En Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes - Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIXXXI)

Bibliografía

Annas, Julia (1977). "Mill and the Subjection of Women", Filosofía, Vol. 52, pp. 179–194.

James, William (1869). "Women's Suffrage, by Horace Bushnell and the Sujection of Women by John
Stuart Mill", The North American Review, Vol. 109, Núm. 225, pp. 556–565.

Oliphant, Margaret (1869). "Mill on the Subjection of Women," The Edimburg Review, Vol. 130, pp. 291–
306.

Shanley, Mary Lyndon (1981). "Marital Slavery and Friedship: John Stuart Mill's The Subjection of
Women", Teoría Política, Vol. 9, Núm. 2, pp. 229–247

Stove, David (1993). "The Subjection of John Stuart Mill", Filosofía, Vol. 68, Núm. 263, pp. 5–13.

Enlaces externos

Obras relacionadas con La esclavitud de la mujer en Wikisource.

La esclavitud de la mujer, audiolibro de dominio público en LibriVox.


The Subjection of Women en Marxist Internet Archive.

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