Está en la página 1de 69

QWP

PALABRAS CANDOROSAS
D
Sobre palabras candorosas

“Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. La pasión es


una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe,
siempre”.

Marguerite Duras. La pasión suspendida.

Palabras candorosas en una una invitación a leer lo erótico a partir de una selección de
poemas de poetas del continente americano del siglo XX cuyos textos han sido editados
en su mayoría por editoriales locales.

La selección realizada es amorosa, pero también arbitraria. Por eso, si tienen algún
poema propio o ajeno vinculado a la temática que les interese compartir durante el
taller, sean bienvenidxs.

Leeremos poesía erótica y hablaremos de erotismo y ojalá podamos atravesarlo con el


cuerpo. Les invito a acercarse de la manera que les guste en tanto nos permita continuar
con la dinámica de lectura y por supuesto, les invito a leer en voz alta.

Dice Bataille que “la poesía lleva al mismo punto que todas las formas del erotismo: a
la distinción, a la confusión de objetos distintos. Nos conduce hacia la eternidad, nos
conduce hacia la muerte. La poesía es la eternidad. Es la mar, que se fue con el sol.”

Para Octavio Paz la relación entre erotismo y poesía es indisociable y por ello se puede
decir que el primero es una poética corporal y que la segunda es una erótica verbal. De
acuerdo a sus afirmaciones, la trascendencia del erotismo como modalidad de lo lírico
siempre viene refrendada por su puesta en diálogo del sexo con los roles, expectativas,
funciones y valores de lxs sujetxs en una sociedad históricamente dada.

Sospecho que la poesía es siempre erótica. Cuando leo en voz alta me gusta la forma en
que las palabras retumban en mi pecho. Me gusta la forma en que me dejan sin aire
todos los puntos que saco de las oraciones para asfixiarme. Me excitan las palabras

D
1
urgentes. Leo en voz alta y siento la piel erizada, los pezones desafiantes, la carne hecha
palabra.

¿cómo se nombra el deseo?¿qué desea un cuerpo?¿cuáles son las formas en que se


representa lo erótico en los poemas?¿qué formas de lo erótico se me representan a
mí?¿qué formas encuentran los poetas de decir de lo erótico?¿a qué sensaciones puedo
asignarle el sentir erótico?¿cómo ha influido el contexto socio político en las
representaciones de lo erótico en las distintas épocas?

D
2
poemario

Marosa Di Giorgio (1932-2004)

Adivino en una tarde matinal, dorada. Había solo una nubecita que corría y era
del tamaño de una liebre.
Caían perlitas, diamantes, pulseras y anillos, desde lo alto, desde esa liebre, todo
chispeante.
Traía un velo y venía desnuda; el rostro en óvalo, las manos largas, marmóreas.
El pecho salía del velo con las dos puntas, que él, con sus viejos dedos tocó,
saludó: -Princesa- se le ocurrió decir -de lo mejor- . Ven, acá, y ven para mí.
Ella entró. A la penumbra y a los sillones de oscuros mantos, echando leve
lluvia que traía del aire.
De las piernas se le salía un olor a flores exquisitas. Él detectó geranio. Rosa
roja. Blanca rosa. Cyclamen. Marimonia. Y alhelí…
Había un ramillete allí. Él, presto, agarró el ramo como si lo agarrase y lo llevó
a la nariz. Pero, qué delicia, ay, qué...
En eso se oyó entre las puertas un llamado. Ella se envolvió en la sombra. Entró
el Pariente Joven, Seminarista. Respiró y dijo sin saludar: -Pero ¡qué horror!
-Es la lluvia.
-No, no, sé que es. Las clavelinas del Diablo es...Los claveles de aquél... No me
engaña.
Se santiguó. Hizo una gran cruz. Partió. En los jardines, un tanto, se repuso.
Seguía bajo el oro y la tenue lluvia, al trasluz, andando por racimos de rosas y
rosaledas de uva, sin parar, más con ganas locas de volver y ver y hasta de
participar. Pero, no lo hizo. Siguió a la iglesia y al seminario, que quedaban
lejos y quedaban cerca.
En tanto allá dentro, ella, de pie, salida, echaba flores desde su interior, como
una dádiva, una demostración. Se quitaba de adentro, de entre las piernas, de
allá adentro, flores de diversos colores, y diversas especies, rojas, áureas,
blancas, livianas, gruesas. Las echaba al piso, y él se acostaba en ellas, se
revolcaba y refocilaba, tenso, feliz, muy asustado.
Hasta salió una portentosa dalia, y luego, con trabajo, se sacó una cala gruesa,
con el pistilo áureo, y la echó en el piso, y él se la pasó lentamente por la nariz;
y por otras partes.
Ella estaba de pie y parecía cada vez más alta; el velo o pelo, por el hombro;
con la mano de mármol se cubrió el rostro que, todo, desapareció. Quedaron los

D
3
senos; se constituyó en ellos. Tenían boca entreabierta; eran dentados senos,
tenían lengua, y la movían. Hacían en su interior un Marsala, fino, bravo, como
es este vino, lo echaban, y lo disfrutaban ellos mismos con la lengua.

En Camino de las pedrerías (1997)

El invierno es una casa cerrada, sin pintar. Es un altar boca abajo. El descenso a
los infiernos. No la habitual hoguera, sino el piso fracturado; los tablones rotos,
llevan a otro piso igual, y a otro.
Ése desciende a los infiernos con un vestido rojo que tiene ala. No sé quién es.
Ya bajaron dos o tres.
Para siempre, jamás.
En cada puerta sale y crece el lirio blanco; una mano de adentro, por una
hendija, lo saca y lo pone en la olla. Él hierve en el frío, se esponja como nieve.
Por un rato hay hilachas blancas por todo el cuarto.
Dentro de la cama yo ofrezco mi ostra, pequeña, oval, ribeteada de coral, por
donde Juan lleva y hunde su puñal. Que me parte en dos. Después, yo lo abrazo.
Como si no me hubiera querido matar.

***

Pasó un animal. Esa era zona de mucho animal. Había varias mujeres casadas
con bichos. Así se decía. Este, que vino para ella, la miró en los ojos adentro de
la máscara. Mostró el sexo rojo, de un bellísimo rojo, color de coral. Ella se
tentó otra vez. Ya se había acostumbrado a la carne de bicho. Era
más…extraordinaria y más atrevida. El bicho se le puso encima. La tocaba con
los cuernos, le rondó el ano que se entreabría, ofreciéndose y perfumado, vuelto
de grana y seda. Ahí gozó él. Dio unos grititos. Ella sintió un pudor extraño.
Lloraba ascendiendo al cielo. Y muy alto. Casi ya en el último escalón, pisó.

En Rosa mística (2003)


Misal final con murciélago

-Llegan murciélagos.
-Mi Dios.
Se oyó un largo rumor como el de una pieza de seda que se rasgara. Apareció
uno, pero se desdobló en varios.

D
4
Ella se puso de costado como si fuera a amamantar. Separó también un poco las
piernas. Quitó la sábana.
Uno se le acomodó en la ubre, otro en la otra ubre, otro se le posó en el sexo,
otro en el ano, que era otro sexo. Y otro en la nuca pero éste no libaba, hacía un
cosquilleo.
Vibró y se hamacó todo junto. El cuerpo y los hongos negros que acababan de
juntársele.
Se estaban haciendo pequeños, interminables, inmensos trabajitos, a cual más
innovador y frutificante.
Muchas veces todo junto dio un profundo Aaaaaay! Aaaaaay! Se revolcó en el
suelo y volvió todo junto a la cama.
Cuando ella no pudo más quiso quitarse el de la nuca, pero fue imposible. Sólo
le sacó un pedazo.
-Ahora-se dijo- es seguro embarazaré. Y tendré que abortar. ¿Por qué habré
venido de vacaciones a la huerta? Habiendo podido ir a Buenos Aires o a ¿por
qué no? Viña del Mar.
Y recordó a su compañera de oficina, Hilda, y a una hermana de ésta, de
nombre Retama, que, por circunstancias idénticas, habían tenido que abortar.
Se adormía -no había nada que lo impidiese- y reaparecía, y en el sueño o
despierta, pasaba lo mismo.
Al parecer se estaba llenando por doquier de huevos chiquitos, de palomas y
otros bichos, de caracol. Había una confusión.
Y empezó a andar el alba y a andar, con los largos velos celestes, la cara en
óvalo de Virgen María, y el cabello rojo penetrando por todo y por la ventana.
De golpe, se sentó.
Los bichos ya se habían ido.
Quedaba uno. el de la nuca; el que estaba muerto y roto.

En Misales (1993)

D
5
Alejandra Pizarnik (1936-1972)

Amantes

una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío.

En Los trabajos y las noches (1965)

Solamente las noches

No oigo los sonidos orgasmales de ciertas palabras preciosas. En efecto, las


voces, los rumores, las caídas de muerte en muerte, no tienen fin. Espacio de
desafección en donde no se sabe qué hacer con tanto no querer. 8-VIII-1971

***

Triste cuando deseo y cuando no. Triste cuando con un cuerpo y cuando no.
Triste cuando con su sonrisa y cuando no.

(Fragmentos de una carta no enviada a Jean Aristeguieta, directora de la revista


Árbol de Fuego. Caracas, Enero de 1972)

El deseo de la palabra

La noche, de nuevo la noche, la magistral sapiencia de lo oscuro, el cálido roce


de la muerte, un instante de éxtasis para mí, heredera de todo jardín prohibido.
Pasos y voces del lado sombrío del jardín. Risas en el interior de las paredes. No
vayas a creer que están vivos. No vayas a creer que no están vivos. En cualquier
momento la fisura en la pared y el súbito desbandarse de las niñas que fui. Caen
niñas de papel de variados colores. ¿Hablan los colores? ¿Hablan las imágenes
de papel? Solamente hablan las doradas y de esas no hay ninguna por aquí. Voy
entre muros que se acercan, que se juntan. Toda la noche hasta la aurora

D
1
salmodiaba: Si no vino es porque no vino . Pregunto. ¿A quién? Dice que
pregunta, quiere saber a quién pregunta. Tu ya no hablas con nadie. Extranjera a
muerte está muriéndose. Otro es el lenguaje de los agonizantes. He malgastado
el don de transfigurar a los prohibidos (los siento respirar adentro de las
paredes). Imposible narrar mi día, mi vía. Pero contempla absolutamente sola la
desnudez de estos muros. Ninguna flor crece ni crecerá del milagro. A pan y
agua toda la vida. En la cima de la alegría he declarado acerca de una música
jamás oída. ¿Y qué? Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el
cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y mis
semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada letra de cada
palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir

En El infierno musical (1971)


Que alejen el agua y el vino
que mi llegada sea la señal exacta
de su alejamiento
que mi boca sedienta
sea la bandera, el signo,
la rama venenosa,
la orden ardiente,
la hora, en fin,
de detener el diluvio,
de esconder las fuentes,
de hacer carbón del agua,
cenizas del vino.
Que alejen los frutos mágicos
que los labios ebrios
sólo encuentran lo candente,
que seas de azufre,
y tu cuerpo sea de llamas
sobre un cuerpo de agua.
En Aproximaciones (1956-1958)

D
6
Susana Thenon (1935-1991)
7.

tu paso nunca otro y tu boca


roída por el viento criatura
individual en un mundo de nombres
que ya apenas pronuncias y que apenas te hieren
dulce materia viva
en tierra enferma criatura
individual entre flor y flor oscura
tu paso nunca otro
y tu boca roída por el viento

20.

otra vez a pesar de las nubes


ciegas (me quemaba) te amé di sangre
por tus flores te llamé tierra
soplé coronas hilo
de un tiempo en retroceso morí
para nacer te alzaban
mis hombros sí temblor sueño carnívoro
fuiste la mañana oí tus letras
suavemente en la habitación como pasos

En Distancias (1984)
Aquí

Clávate, deseo,
en mi costado rabioso
y moja tus pupilas
por mi última muerte.
Aquí la sangre,
aquí el beso roto,
aquí la torpe furia de dios
medrando en mis huesos.
En “Habitante de la nada” (1959)

D
7
Ella

de madrugada
(ella se tocó las manos).
De madrugada, apenas.
Ella recuerda que nada importa
aunque su sombra siga corriendo
alrededor de la noche.
Algo se detuvo en algún momento,
algo marchaba débilmente
y se detuvo en algún momento.
Ella tembló como un sonido
congelado entre los labios de un muerto.
Ella se deshizo como un recuerdo
convocado hasta la saciedad.
Ella se inclinó sobre su respiración
y comprendió que aún vivía.
Se tocó la libertad
y la dejó escurrirse como una pequeña noche.
Se anudó la angustia alrededor del cuello
y recordó su color extraviado.
Ella mordió a ciegas en la oscuridad
y escuchó gritar al silencio.
Y aprendió a reírse
del olor a tiempo que despedía su sangre.
De noche
(ella se cortó las manos).
De noche, apenas.
Ella recoge su pequeño crepúsculo.
Ella sueña en la erección de la rosa.

En “Habitante de la nada”, 1959

D
8
Búsqueda

Me acaricio el instinto
y lo largo
junto a los otros perros.
Me duelo,
pruebo la muerte
con la punta del miedo.

En “Poemas inéditos I”, 1952-1967.

Cristina Peri Rossi (1941)

Panal

Tu sexo es un panal
donde mil abejas laboriosas
liban una miel que se me queda entre los dedos.

En Estrategias del deseo


(2004)

Oración

Silencio.
Cuando ella abre sus piernas
que todo el mundo se calle.
Que nadie murmure
ni me venga
con cuentos ni poesías
ni historias de catástrofes
ni cataclismos
que no hay enjambre mejor
que sus cabellos

D
9
ni abertura mayor que la de sus piernas
ni bóveda que yo avizore con más respeto
ni selva tan fragante como su pubis
ni torres y catedrales más seguras.
Silencio.
Orad: ella ha abierto sus piernas.
Todo el mundo arrodillado.

En Evohé (1971)

Erótica

Tu placer es lento y duro


viene de lejos
retumba en las entrañas
como las sordas
sacudidas de un volcán
dormido hace siglos bajo la tierra
y sonámbulo todavía

Como las lentas evoluciones de una esfera


en perpetuo e imperceptible movimiento
Ruge al despertar
despide espuma
arranca a los animales de sus cuevas
arrastra un lodo antiguo
y sacude las raíces

Tu placer
lentamente asciende
envuelto en el vaho del magma primigenio
y hay plumas de pájaros rotos en tu pelo
y muge la garganta de un terrón
extraído del fondo
como una piedra.

Tu placer, animal escaso.

D
10
Adrienne Rich (1929-2012)

El poema flotante, sin numerar

Pase lo que pase con nosotras, tu cuerpo


me va a perseguir: tierna y delicada
tu manera de hacer el amor, como brotes de helecho
enrulados en bosques
recién bañados de sol. Tus muslos bien viajados, generosos
entre los que mi cara completa acabó una y otra vez:
la inocencia y la sabiduría del lugar que mi lengua encontró ahí:
el baile vivo e insaciable de tus pezones en mi boca:
tu forma de tocarme, firme, protectora, buscándome,
tu lengua fuerte y tus dedos largos
que llegan hasta donde hacía años que te esperaba
en mi cueva húmeda de rosas: pase lo que pase, es esto.

(Traducción de Ezequiel Zaidenwerg)

Denise Levertov (1923-1997)


Poema de amor

Quizá soy una “parte enferma de


algo enfermo”
quizá
algo me dio alcance
sin duda hay una niebla
entre los dos
Apenas puedo
verte
pero tus manos
son dos animales que
abren la niebla y me tocan.

En Cada verano el último verano


(2018)

D
11
Nuestros cuerpos

Nuestros cuerpos, aún jóvenes,


bajo la agitación que plasman
nuestras caras, y a su modo inocentes

más expresivos que las propias caras:


los dos pezones, el ombligo, el vello púbico,
forman al fin y al cabo

una especie de cara:


o tomemos las sombras redondeadas de
los pechos, las nalgas o los huevos,

las redondeces de mi abdomen,


el hueco de tu ingle,
como si fuera una constelación,

la forma en que se inclina desde la tierra


al cielo con gesto juguetón

y lúcida piedad;

nada de esto podría suceder


en los ojos ni en la boca
nostálgica.
Yo tengo

una línea o un surco que me encanta


atraviesa
mi cuerpo del esternón a la
cintura. Habla de la
avidez, de la
distancia.

Tu espalda
ese color arena,

D
12
la forma en que los huesos se adivinan,

dicen lo mismo que diría un cielo


tras el atardecer, ya casi blanco,
sobre un frondoso bosque
hacia el que vuelan cuervos.
En Cada verano el último verano (2018)

Lucille Clifton (1936-2010)


María

este beso
suave como el algodón

sobre mis pechos


puro brillo titilante

hay algo en esta noche


oh Señor piedad de mí

entre mis piernas


veo un árbol

en mi boca
siento un jardín
En Contéstame, baila mi danza (2020)

Olga Broumas (1949)


Inocencia

…el sonido de una mano aplaudiendo

Manita es la Reina. Amor y Amor

D
13
tendidas junto a ella, una
de cada lado. Yo
soy el Bufón, la más
pequeña, ruedo en
la cama a los pies de Manita, el piso
enmarañado de ropa. Latigueo mi filosa
lengua sobre Amor. Adoro a
Manita
la Reina
al pie de su cama, las manos profundamente
en las cuevas plegables de Amor y Amor. Manita de rodillas
en medio del Amor.
Manita hablando
con Dios.

II

Manita hablando con Dios. Dios


aparece

entre nosotras, esquiva, la mano extra


que ninguna de nosotras -Amor, Amor, Reina, Bufón-
puede exactamente situar, establecer, eludir. Mano
extra, extra
placer. Una mano
con el desliz de la lengua, mano
precisa como un párpado, mano con sentido
de olfato, una mano que bailará
hacia su líquida queja.
La mano de Dios.

se suelta sobre las cuatro como un viento sobre las verdes colinas aterciopeladas
del Sur.

III

Entrego mi amor a Manita. Huesos veloces, ojos

D
14
verdes, envuelta en su piel y pelo oscuros, entrego mi Amor
ardiendo. Gemidos de Manita.
Las manos de Manita

fluyen
delicadas como insectos, ágiles
como peces, frescas como aguas furtivas, el sereno
lago nocturno. Entrego mi Amor a sus manos
ardiendo. Ella recibe mi Amor.

IV

Guía mi Amor a su pasión, dulces


marcas sobre su piel oscura, sus pezones
libados como peras, la pequeña
mano de Dios
inventándose
otra vez, viento
sobre el pelo de Manita. Ningún
Amor se mueve. Reina y Bufón
las sombras fundidas sobre la pared y el techo, la vela espesa
como un árbol joven, brilla
con fuego verde.
Amor de Manita

se abre a mí, mi filosa


lengua de Bufón, mi
pirueta de placer. La propia perla de la Reina
en mis yemas, y Manita tañendo

mis campanas de Bufón en nuestros cuatro


pequeños campanarios, como claros amaneceres
de domingo en febrero, y Dios aplaude y aplaude
su única mano.
En Contéstame, baila mi danza (2020)

D
15
Sharon Olds (1942)

Más vieja

Cuanto más vieja me pongo, más me siento


casi hermosa- no mi cara, una cara común,
puritana, sino mi cuerpo. Y tendré
cincuenta, pronto, mi cuerpo
se marchita, huesudo, y me gusta su
rugosidad plateada, la piel que se afina,
la superficie de un lago rizada por el viento, un espectro
arrugado, un pliegue de humo. Sin embargo
cuando miro hacia abajo puedo ver, a veces,
cosas que, si las viera una mujer joven, la harían
gritar como en una película de terror,
quedo convertida en bruja en un instante—si me inclino
lo suficiente, puedo ver la piel fina
de mi estómago frunciéndose
y colgando en pequeños picos, como yeso fresco.
Y sin embargo puedo imaginarme a los ochenta, hecha
enteramente, por fuera, de eso,
y haciendo el amor con la misma dignidad
animal, el túnel todavía igual
al interior de una bráctea color frambuesa.
De pronto me veo joven a mí misma
al lado de esa octogenaria, me veo
como su hija, mi carne suelta y drapeada
muestra los ángulos largos de estos extraños
huesos como las manijas de utensilios de cocina hechos en el cielo.
Cuando era más joven, me veía a mí misma,
a veces, como el tosco dibujo de una hembra—
los pechos, el destello de las caderas de los años 40—
pero este grisáceo ser abollado es confortable como
una vieja prenda favorita, es casi
amable, ahora, para mí. Por supuesto, es
el amor de él el que estoy viendo, el trabajo de su pulgar
sobre este centavo de la suerte —cinco veces

D
16
cinco años en su bolsillo. Quizás
aún si me muriera, él no me vería fea.
A veces, ahora, bailo
como humo chato sobre una chimenea.
A veces, ahora, creo que vivo
en el lugar donde se hace la bebida solemne, salvaje
de acabar, no estoy todo el día acabando,
pero vivo todo el día en el lugar donde eso se hace.

En La materia de este mundo

Diana Bellesi (1946)

Imagen del texto vivo

Dilatado el pezón
Pequeño animal morado
en succión que comba

la lengua

Diente apenas
sensible
presión del hueso

Y el embudo carnal
que envuelve
la acción entera
interna
del cuerpo en su invencible
diástole
Marea
Visillos replegados

los labios
Pezón

D
17
lengua
diente apenas
sensible succión que mueve
la materia

Vesania de placer
o de muerte

Mirar
El latido acelerado
del corazón
Mirar
Los pezones enhiestos
donde vence

el invencible toro
mirar
La yugular henchida
bajo el chupón
Párpados apretados
Nervios enlazados
Latido oculto
De una intensa fantasía
Tras los ojos cegados
mirar
El balbuceo
el alfabeto

el idioma trozado
en digresión genial

Cruzado
por su precisa significación

su pérdida
de significado
puntual

D
18
pujando
a la intemperie
de la historia
Mirar

Suave el ojo
se desplaza
en redondo
Arista
volumen
ripio arriba
va

Vaga sin saber


encantado
cruel en el tiempo
toca
y se desata
la tempestad

Su toque elige
tábano y tiza
el cuerpo
el cerco
Aura

que inventa
la gracia imposible
del otro
Convexo
espejo de plata

labio
y mano

D
19
se tienden

se mueren
cercando un espacio
que no ha de cruzarse jamás

Sitiado
el ojo ataca

No quiere mirar
Quiere tocar
Tábano atado a la presa
Tiza que dibuja
detrás
La invisible trama del amor
amarra
lo que es
y lo que es no

Arista
Volumen
ripio arriba
va

Rocinante
en medio de

la red

El texto
el cuerpo común avanza
y elige
la sutileza de la piedra
para ser

D
20
un Pueblo
que cruza la gran distancia

Torsos oceánicos
colas nalgas de pez y de sirena
los pechos
que cruzaron
la niebla del agua
del sueño voraz el cuerpo
la imagen del texto
vivo
partículas que laten
rosa rojo
amniótico
tiempo del mar
sujeto a la gloria
Sólo ésta

Donde cae
el bretel
la bombachita rasgando los talones
el sí
pero no
el ángel mío
mi corazón
el peso
el macizo de pelos
en el centro
que cae
que entra
en mitad del texto
el Pueblo
extiende su gesto
sus torsos oceánicos

D
21
muslos músculos dedos
dientes el morador
el mordedor
avanza
y somos
solos
sólo ésta
la gloria

En Eroica (1988)

Intempesta Nocte

El Magnificat
cae
sobre tus nalgas

Cabalgo

cubriendo de jugo
la grupa entera

Los pechos duros


y aceitados avasallan

El Magnificat
sale de tu boca

Corre por canales


de aire líquido
y leche/entre los labios
de la concha
el matorral de pelo azafranado

Magnífica yegua
que me lleva en su salto

D
22
Cae

disuelta en mí

me deshace

Magnificat
entre tus brazos

Grito
Límite sostenido

Quiebra

Síncopa
que lo lanza
nuevamente

aflautada afinada
ambigua voz

a punto

de quebrarse
o permanecer
en el aire

¿para siempre?
¿vengo?
-del sueño
tenebro
de Kali
de antes
de más
allá
los bajos

D
23
la base

la guitarra pulsada
en armonía lenta
violenta
y el chillido sobre

tiempo
destiempo

grave y profundo
la voz
repite

estoy aquí

rota la orilla
el mar me empuja
me

mirada mortal
dark eyes
dark eyes
lobo
lobo

melos devora
a
tonía
sintonía de la sangre no
hay
nadie
más
masticando
una vaca
de ojos mansos

D
24
a mitad del prado
i come
luz oscura
i fall
luz oscura

you push/me
to the shore of those
repite

y tiembla
shady seas


cierra
batero
barquero
la llaga abierta
Salpica
señora de las tinieblas

la sal en cruz
que desvía
tu tormenta
Espejo en rotación

Coro

de cristales rotos
multiplicados
sobre el aceite
la. seda oscura
de un riff
repitiéndose

la voz

D
25
empieza

En Eroica (1988)

Cuando digo la palabra


nuca
¿te chupo suavemente
hasta hundir
el diente aquí?
¿Estoy tocándote acaso?
Cuando digo pezón
¿la mano roza
las dilatadas rosas de los pechos tuyos?
¿te toco acaso?
¿Toca, lengua, la comisura
de mis labios y aprisiona
en la vasta cavidad el cuerpo
que desea ser tocado y ceñido
por tu lengua cuando nombra
mi boca la palabra lengua, acaso?
No me mandes al rincón
No hagás de mí el testigo
que se mira con palabras
Es la mano nombrada
no el nombre
quien desea aprisionar tus nalgas
-Hábleme
-¿Cómo será?
-¿Qué?
-Tu voz
¿fuego oculto en la madera
del fuego que se expande?
¿Así será?
El cuerpo de tu voz
en el instante en que
no me mandes al rincón
fluye miel de las granadas

D
26
No quiero
tocar un fantasma
ni quiero
la fantasía cortés
del trovador a su dama
Es a vos, mi amada
áspero cuerpo de la amiga a quien deseo
Gesto
de mutua apropiación
instante
donde no se sabe
los límites del tú, del yo
El nombre y lo nombrado
en tersa conjunción que sabe
no durará
y sabe
es más eterno
que el filo de un diamante
Alegre
relámpago de zarpa
y de mordisco
animal
el más bello de todos
el instinto
impera aquí
Su voz no tiene traducción
Verbal moneda de intercambio
no
Sólo el audaz abrazo, amiga mía,
responde aquí
En Eroica (1988).

D
27
Cecilia Vicuña (1948)
Amada amiga

Las personas que me visitan no imaginan


lo que desencadenan en mí.
C. no sabe que sueño
con acariciarla sin que me vea
mientras le echa dulce de camote
al pan parece que juega
con cálices y piedras sagradas,
el modo como levanta la mano
para llenar el cuchillo
de mantequilla es un gesto
donde los mares hacen equilibrio
donde las mujeres que tienen frío
se solazan.
Tiene oleajes y consecuencias
como una línea en el radar.
Cuando se levanta la falda
para mostrarme el calzón plateado
veo grupos ondulantes de caderas
que repiten la redondez
y la perfección
hasta alcanzar una estridencia grande.
Anhelo que no se mueva demasiado
par a alcanzar a vivir en ella
a respirar y dormir en esas planicies.
Está tan oscuro el muslo
tan brillante el pelo
que parece habla en otro idioma.
Lo que digo es tan torpe
pero cómo voy a decir:
"Eres tan hermosa"
"Me alegro tanto de que hayas llegado."
Cuando subo el libro del Renacimiento
donde vemos primitivos italianos
quisiera decirte:

D
28
"En esta ciudad te encuentro"
"Tú eres esas colinas"
"Tú las pintaste."
Tus dedos son iguales
a la curva de las aletas de la sirena
representada en la alegoría.
Pero no es exactamente esto.
Tú eres de un país con ciudades
de Lorenzetti.
Tú y yo alguna vez
volveremos a esa ciudad.
No sufras porque en este cuadro
dos mujeres se acarician
yo alguna vez te acariciaré.
No te preocupes de que estés envejeciendo,
tú vas a otra clase de tiempo y yo también.
Aliméntate del relato que me haces
de la copa de vino cruzando el umbral.
Aliméntate y enjóyate,
no dejes de soñar con el cuadro.
del maestro de Fontainebleu
donde una mujer le toma a otra un pezón:
durante épocas enteras
nadie soltará tu pezón.
Quiero sufrir
enterrarme en ti,
ahorcarte y hacer un hoyo profundo,
donde te empiece a tapar la tierra
lentamente y ver tus colores
pudrirse bajo el café.

¿No te gusta tanto la combinación


de violeta y café?
No quería hablarte de la muerte
pero ya que la temes tanto
¿cómo no voy a hablar?
Es escaso el tiempo

D
29
que tenemos para vernos
y conversar.
Me gustaría ser hombre
para seducirte y obligarte
a que abandones tu casa
y te olvides de todo,
pero esta idea no me gusta.
Separados y solitarios
los hombres siempre están fuera
y nada necesitan con más urgencia
que estar dentro,
probar alguna tibieza,
altas y bajasmar.
Estoy cansada de ti
de tus resistencias
y conciencias.
Nunca te dejas llevar,
me gusta más que no lo hagas,
cuando lo haces
parece que el corazón te va a estallar
te va a florecer
te va a doler.
Es mentira que me haya cansado.
Es de mí que me canso.
Deseo verte nada más
que te enamores de otros
y nunca te apercibas de mí.
Cuando te vistes con camisa de franela
y calcetines de lana
por una semana
y te afeas y avejentas
para morir un poco
quiero estar cuando resucites
y sea una gloria de ojos húmedos
y oscuros.
Quiero ser un indio
que está escondido en las montañas

D
30
y nunca viene a las laderas
porque todo le duele.
Iluminarme con mis propias luces.

Naciste del cruce


de tu madre con la muerte,
ni siquiera en la infancia
habrás sido rosada.
Los que hacen el amor contigo
creen que nunca regresarán
que se van a hundir
que les vas a tejer
una tela húmeda en la espalda
y como es probable
que tengas conexiones
con la boca de los volcanes
por ahí tirarás a tus amantes
y si ellos se liberan
es porque te compadeces.
Te tengo miedo
porque no puedes mirarme
como yo te miro
no puedes amarme
como yo te amo
no puedes ni siquiera
desear acariciarme
y vivir algún tiempo conmigo
haciéndome peinados góticos
o pidiéndome que revuelva el té
con la punta de mi pezón.
Tu lado humano
no está a la altura
de tu lado bestial.
Algunos te imaginan dueña
de regiones orgullosas
y llenas de daño,
pero los que te han visto

D
31
con fiebre
o en épocas de menstruación
te aman muy en contra
de tu voluntad,
si es que tienes voluntad.
Solamente una intensidad
le da poderes a tu vida
y la muerte se ve acabada
por fuentes peludas
y calientes miradas
Qué daría la muerte
porque no tuvieras
esos ojos redondos

ni esos senos
ni esos muslos
ni esos tobillos
para dominarte
envolverte y guardarte
de una vez por todas.

En Sabor a mí (1973)
El centro de la mandala

Besarte no es la solución
que me penetres y langüetees
¡no es una solución!
Mirarte ha llegado a ser más íntegro
que besarte
un beso es poco para mí
un coito es demasiado poco
un coito no sabe contener ni expresar
ni satisfacer mi sentimiento de ti
La vida y la muerte se anudan
y desarman en ti
(...)
En Sabor a mí (1973)

D
32
Irene Gruss (1950-2018)

Pavesiana

Estoy desnuda.
Quieta y desnuda.
No soy un pájaro sino
este cuerpo.
A veces la desnudez trae el pavor.
A veces el pavor no trae nada.
Yo quisiera poder caminar desnuda
y disolverme.

Movimiento

Una mujer sola frente al mar


es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz
del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,

D
33
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta todo.

En La luz en la ventana (1982)

Mastúrbate

úntate cada pezón con miel


y baja el mentón, la lengua
saben dulces, toca
circularmente cada punta morada, agrietada o lisa
y luego acaricia el vientre, el ombligo,
haz cine o literatura
con la mente pero no olvides los pezones,
la miel, el dedo circular
hazlo frente al televisor mientras te ríes
y te humillas: mastúrbate, abandona,
cuida el clítoris como a la piel de un niño,
escucha el viento que suena detrás
de la ventana cerrada, guarda tu jugo
a escondidas del mundo
y mastúrbate, que tus piernas
comiencen a abrirse y a cerrarse
que tu murmullo sea un gemido ronco,
grito agudo en el aire, en el hueco que
pide penetración, contacto,
habla despacio
hazlo en silencio pero gime
aúlla
murmura aunque sea el goce
el rozarse de tu pelo en la almohada
en la alfombra en la nuca,
mastúrbate,
hasta que las rodillas tiemblen
hasta que caigan
lágrimas y suene esta vez

D
34
no un viento sino un timbre
y otro, regular la campanilla,
recién entonces
dilátate como en el parto
lubrica tu vagina, el tubo que
sigue llamando, levántalo, bájalo
introdúcelo
y escucha ahora su voz,
lejana, ajena,
y cierra tus ojos, su boca
tan adentro.

Anne Carson (1950)


Breve disertación sobre el hedonismo

La belleza me desespera. Ya no me importa por qué, sólo quiero escaparme.


Cuando miro París, me vienen ganas de agarrar la ciudad entre las piernas. Verte
bailar ahí es una despiadada inmensidad, igual que un marinero en medio de una
mar totalmente serena. Toda la noche brotan en mí deseos redondos como
duraznos. Ya no recojo lo que cae.

(Traducción de Ezequiel Zaidenwerg)

Kyra Galván (1956)

Mecánica de los cuerpos terrestres


Llegaste al punto
donde se reúne el tiempo;
donde el agua y la tierra manan
de un solo cauce.
Donde el placer es absoluto
y la energía, radiante.
Llegaste a mí

D
35
y no conocimos ni oriente ni poniente,
sino la oscuridad condensándose
alrededor de nuestra luz,
porque tu lengua era mi madre alimentándome
y tu miembro era mi padre.
eras mi figura masculina y femenina a un tiempo.
Eras el vientre materno:
mi boca llena de pechos, lengua, falo,
mi tajo colmado de saliva y músculo.
Los cuerpos reflejaron la gravedad exacta,
la mágica proporción de tus caderas
que sin peso se posan sobre mis huesos.
En este centro de centros
los cuerpos se arrastran, vuelan
o acaso, se deslizan,
como cuerpos celestes sobre vía láctea
como cuerpos terrestres suspendidos
en la unión que prolonga
el espacio prenatal.
Por la savias del amor
emparentamos en un solo cuerpo
por boca y sexo unidos.
Siendo madre, padre,
siendo hermanos también,
en una misma cúpula de agua
donde, aunque de volumen intacto,
nuestros cuerpos terrestres
su gravedad disminuyen.
como en el vientre materno,
como en el pozo del infinito:
humedad y placer.

D
36
José Sbarra (1950-1996)

PLÁSTICO CRUEL

Tu culo pequeño, con olor a talco y del color de la apariencia. Mi lengua


subversiva explorando tu culo de mujer burguesa. Mi pija entrando en la cueva
de la alta sociedad. Tu boca tragándose al héroe de la noche. Tu garganta
dejando el paso libre al semen de los marginados. Los engranajes de nailon de
tu cerebro haciendo girar la rueda de la culpa. Creyéndote inteligente porque
sufres, Plástico Cruel, amo tu estupidez.

AXEL Y LINDA MORRIS

-el amor líquido-


Cae tu meada. Oro desde tu entrepierna hasta mis piernas. Rayo de sol
humeante y vertical. Cae tu meada. Chispas doradas de tu amor líquido caen
sobre los engranajes caliente de mi locura. Bañame. Empapame. Cae tu meada.
Meame la espalda, meame el culo, los huevos, los pies y llename la boca. Luego
yo, cerdo marítimo, por las grietas de tu pecho de piedra te mearé el corazón y
bañaré los últimos bostezos de tu pureza.

En plástico cruel
(1993)

Naty Menstrual (1975)


Silenciosa

Me lamerás con tu saliva


mis cavidades ocultas
me morderás los lóbulos de mis orejas
mientras hablarás con infinita indiferencia
de la cuarentena de tu mujer
y tu flamante hija
y yo no sabré más que hacer
que acomodarme sobre ti
y callarme.

D
37
Silenciosa.
Ajena.
Socia muda
de lúgubre inconsciencia
Te dejarás coger
como una bestia básica y salvaje
y recitarás fórmulas mágicas
de cómo mantenerse
al margen de la mierda.
Me enseñarás de la soledad
de estar acompañada-
De la vacuidad de la eyaculación.
La inercia
No haré preguntas
mi boca será sellada
Por el olor almizcle
de tu perverso sexo
que no llega hacer casi nada.
Contaré billetes entremezclados
con sueños inalcanzables.
Seguirás tu rumbo de camisa planchada
y casa en el country
Volveré a quedarme sola.
Sola.
Muda.
Arrullada por la incipiente primavera
que recién comienza.
Otoño en mi cabeza.
Invierno entre mis piernas.
Tormentas
a flor de piel.
Sin deberle nada a nadie
Sin que nadie pueda reclamarme nunca nada.
Nunca.
Aún en el final
estando muerta
En Poesía recuperada (2016)

D
38
Oda a la entrepierna masculina

Esclavizada a merced del sexo


el miembro viril-lapija-elfalo
es mi castigo, mi karma, mi verdugo, mi dios, mi asilo.
La PIJA reina en mí sentada oronda
en un gran trono en forma de culo
con hermosa corona y valioso cetro.
Me manda.
Me acecha.
Me hostiga.
En cuatro dominada y empalada me humillo
Me evado del mundo en sueños con olor y gusto a pija
y canto y bailo arriba.
A un paso de la locura camino.
Quiero calmar está inmanejable ansiedad pero no puedo…
¡QUIERO PIJA!

En Poesía recuperada (2016)


Si fuera mujer

Si fuera mujer tendría mil hijos


Tendría mil hijos con mil hombres distintos.

Si fuera mujer tendría mil hombres


con mil besos de rojo terciopelo
enredados en mis labios
sin prisas y sin tiempos
recorriéndome.

Si fuera mujer dormiría entre mil cuerpos


enredada en mil tentáculos de amor
con pasión con dolor y con sudores
sudores de mil hombres
pieles olores lamidas besos.

D
39
Si fuera mujer bailaría con mil hombres
la danza del amor entre mil lanzas
de blanco semen y de roja carne
entre mil lanzas de mil hombres
herida de dolores sobrepasada de pasiones.

Si fuera mujer tendría mil hijos


Maleducados y rebeldes malhablados
irreverentes perversos y alterados
alimentados por su odio contra mí
alimentados por un odio eterno.

Si fuera mujer tendría un vientre grande


y las caderas abiertas recordándo los mil partos
partida entredormida rajada al medio
Partida en dos con los pechos estriados
arrastrándose en el suelo como serpientes
gordas llenas de sangre caliente y la mente en vuelo.

Si fuera mujer sería hembra en celo


yegua salvaje amamantadora de jóvenes efebos
y de miles de amantes con penes rígidos eternos.
Si fuera mujer con mil hijos de mil padres distintos
colgando de mis pelos
ahogándose leche materna y en sudores viejos
olor de madre olor de hijo olor de hombres
olores miles de olores resbalando por mi cuerpo.

Si fuera mujer si fuera moriría seca de amamantar mil hijos


de mil hombres distintos y de un solo corazón despedazado
y despierto.

Si fuera mujer si fuera


con la melena larga bailando con el tiempo
Si fuera mujer
Si fuera...
Si fuera mujer...

D
40
Si fuera carne...
Si fuera sangre...
Si fuera viento...

JULIO 2012
En Poesía recuperada (2016)

Mariana Spada (1979)


O como un cuchillo

Si la casa es a estrenar
nadie cojió acá nunca
dijiste, abriéndote el vestido.
Después abrís el
mío. No hay luz pero
no importa: una espalda así
desnuda en la penumbra reluce
como la espuma
que abre en dos
la quilla de un
buque en
el río
de no-
che.
En Ley de conservación (2019)

Cuqui (1977)

estamos despatarradas en la cama


qué nivel de aburrimiento!
ella jode con que traigamos un tipo
no me causa
ninguna absoluta malviviente
gracia

D
41
si uno la desdobla es viscosa
y aguachienta
y resbaladiza
pero del derecho
DESNUDA

subsiste
un largo asombro
demasiada tosquedad en mis movimientos
pélvicos/ al recibir la penetración
ella está tranquila sabiendo lo que hace
digo,
tranquila cogiéndome a más no poder
rasqueteándome

nos estamos estirando las vaginas


recrujiendo las manos
y revoleando los pies
se nos han cansado las articulaciones
de rotaciones y traslaciones
y genuflexiones
uf

mi boca dejó de probarla


padecí una confusión
ella me quitó la calma en la cama
de repente

D
42
abierto/ estrecho/ reservado/ dudoso/ oscuro

***

se para de culo a mí
apenas se sostiene sobre semejantes tacos
yo ya tengo la pija de goma
en la mano

es como si se hubiera desdibujado


lo único notable en ella ahora
son los huesos de los pies cuando camina
no se le nota ni siquiera el ombligo
o los bordes de los ojos
el pelo está casi chupado por el fondo
la intensidad que tuvo
no fue más que un color

ella me abre las piernas


me hace olerle las axilas
me eriza las tetas y las orejas
me enrojece
me sonríe hasta sofocarme

***

una barra dura de chocolate en su vagina


derritiéndose a baño maria
es la mejor forma de beber chocolate caliente
ella es un confite
de tetas solitarias diminutas

D
43
es mi bonete de húmedas conductas vaginales
sorpresitas y piñatas mordiendonos por igual
maracas
y sexo bien parlanchin
una torta de cumpleaños riquísima!

***

(((hay una mujer


llena de vaginas y de orgasmos)))

viene a visitarme y nunca me dirije la palabra


su boca en seguida me besa
y no me suelta
siempre se deja los guantes puestos
me mira en forma oblicua en forma vertical
horizontal
-orizontal
me besa con los ojos abiertos y me obliga no sé cómo
a hacer lo mismo
me trata como al carozo de una fruta
mordisqueándome de forma tal de no romper sus dientes
y así

En Lavados Vaginales
(2018)

Ioshua (1977-2015)

¿Qué pibe tendrá la boca más húmeda esta noche?

¿Qué pibe tendrá el pecho más hinchado esta noche?


¿Qué pibe tendrá las piernas más tibias esta noche?
¿En qué pantalones vendrá el bulto más húmedo hinchado y

D
44
tibio esta noche?
¿En qué pecho atorrante romperá a patadas el corazón por
irse al galope detrás de esa camionada de guachos esa tropilla
de chongos esa jauría de pijas esa piara de machos?
Yo no pregunto cuántos son
sino que vayan pasando.

En Los sentimientos (2011)

Fede

Fede viene a las noches.


Fede viene en el frío de cada silencio.
Él besa como un vidrio roto
Y deja lo suyo
Hundiendo cada mirada en mi bragueta
Fede, que es un kapo,
Me prometió que se hundirá en mis besos
Como un vidrio roto
Y que cada noche me dejará lo suyo viniendo
en silencio a hundirse
en mi bragueta.

En Los sentimientos (2011)

¿De qué planeta viniste?

En marea la chongada
Encara el baño después del partido
Que rían
Que se toquen
Que se jodan.
En marea la chongada
En el baño se amontonan
Que se rían

D
45
Que se toquen
Que se jodan.
En las duchas
Se ríen
Se tocan
Se joden.
Entra el Fede seguro por la izquierda
Gambetea un par de rivales
Entra al área
Se saca el boxer, la tiene medio dura
Se pone al lado del Mauro
Mira fijo
sonríe y
Gol.

En Los sentimientos (2011)

Gabriela Bejerman (1973)

Madonna

soñé que hacía el amor con madonna


ella gustaba de mí yo veía su cuerpo desnudo debajo del mío
y mientra yo le decía algo
ella sólo sentía deseo,
pasamos muchas horas juntas
madonna y yo
ella venía a mi casa
y ahí teníamos sexo
madonna era como dicen
buena en la cama
y estaba loca
loca por mí
En Putina (2018)

D
46
Camila Sosa Villada (1982)

Sandro

Hizo algo que ningún otro había hecho: me habló mientras cogíamos. Era
fascinante descubrir, noche tras noche, que podíamos hablar mientras él me
montaba con esa hermosura filosa. Moreno, delgado y bien nutrido. Sus piernas
eran preciosas, su culo era como un templo y sonreía, me miraba a los ojos y
sonreía, mientras yo le hacía jurarme que nunca más saldría de mí, que durante
toda la noche iba a permanecer ahí, en esa iglesia que yo abría para él, una
pagoda caliente donde ponerse a hablar con dios. Y me preguntaba con
sinceridad si me gustaba lo que hacía, si lo quería más profundo o sobre los
bordes, si podía besar aquí o allá, me repetía lo hermosa que le parecía y lo
mucho que deseaba estar conmigo, las veces que se había masturbado mirando
mis fotografías, los lugares en Barcelona donde me haría el amor. Aparecían las
palabras tan blandas, como si las vertiera sobre mi boca, como una humedad
más que venía de su cuerpo. Podía reflejarme en el brillo de su piel como en la
hoja de un cuchillo brillante y fino. Incluso yo me encontré hablando con él,
jugando a decirle que todo eso no me gustaba, que se detuviera, que todo eso me
parecía un despropósito, que nunca me entraría un pito tan grande como ese,
imposible de caber en mi cuerpecito de criolla y él enloquecía y se reía y yo reía
con él y podía adivinar exactamente cuándo iba a acabar porque se ponía
guarro, me decía porquerías como no podría reproducirlas jamás y la piel del
cuello se ponía toda brava, como si quisiera morderlo o absorberlo.

Una tarde hicimos el amor cinco horas seguidas, sin detener jamás el erotismo,
incluso cuando descasábamos un momento, unos minutos. Era urgente la ciencia
de su cuerpo dentro del mío, esa elaboración meticulosa de hipótesis respecto a
mi temperatura y mi textura por dentro. Un bocatto di cardenale, un ejemplar
extraño, muy dañino, muy adaptadito, muy con sus blasones de haber estudiado
en el Colegio Monserrat y sus amigos exitosos con los que jugaba al cricket y
bebía whiskys comprados en los muchos freeshops del mundo donde ponen sus
pies los niños ricos muy viajados. Y, sin embargo, ningún poeta, ningún
candidato calvo de la izquierda, ningún indie millonario de la cultura cordobesa,
me habló nunca de esa manera mientras me hacía el amor. Era comer nueces
confitadas, algo muy dulce y agrio. La carne humana tiene ese sabor. No sé
cuántas veces acabamos ese día, pero sucedió algo que nos detuvo si no tal vez

D
47
hoy seguiríamos en ese entrevero. Desde el equipo de música, en su playlist de
spotify, luego de horas del más exquisito Spinetta y charly y algunos maestros
del remix, aulló el polaco Goyeneche ese tango espantoso que dice “lástima
bandoneón mi corazón su ronca maldición maleva” y yo me convertí en estatua
de sal con semejante cursilería y nos detuvimos los dos, con el aire dentro y nos
reímos mucho y ya nos duchamos y nos fuimos a beber cerveza. Helados para
siempre por el lamento del Polaco.

Pasaron los años y no conocí a otro hombre con quien poder jugar un poco con
las palabras haciendo la cosa mala, como quien dice. Nunca más un amante
conversó y rio conmigo mientras teníamos sexo. Y él fue asimilado por la gran
absoluta nada que es el mundo de los hombres, que se casan para olvidarse
dónde y con quién la vida les ardió un poco.

En La novia de Sandro
(2020)

Dorothea Larsky (1978)

Yo soy el caballo

Yo soy el caballo por el cual la gente debería apostar


Yo soy la persona que seguro te salvaría en un incendio
Yo soy la persona que es humo negro
Y te tira humo negro en los ojos
Yo soy el chirrido en la noche
Yo soy la mesa, y el papel, y las babosas
Yo soy la cosa que más te excita
Yo soy la cosa que más te excita
Yo soy el caballo por el que vos deberías apostar
Cuando pongas tu plata sobre la mesa

En Pájaro del trueno (2018)

D
48
Ariana Reines (1982)
Cuando
te hacés la paja todo el día,
¿alguna vez te visualizás
a vos mismo en el planeta?
¿Alguna vez te sentís
ubicado en una geografía cuando cogés?
¿Alguna vez te sentís tan
singular, una emergencia,
enorme o diminuta
pero absolutamente precisa
de quién y qué
sos? En proporción
exacta a vos mismo
tan grande como tu limitación
te permite llegar, sin excesos,
y en medio de tantas
sensaciones ¿alguna vez
sentiste que podrías estallar en
pedazos?¿No sólo por sentirlo
sino también por el terrible hecho de saberlo?
¿Alguna vez el sexo
te hizo sentir tan específico
y solo, Jake, que se te podría romper
el corazón?
***
¿Te acordás
esa vez que te pregunté
si querías que nos encontráramos
en el baño
en cuarenta minutos?
Te miré por la ventana
vi que salías del aula
y te dirigías al otro edificio,
donde estaban los baños.

D
49
Yo estaba húmeda y feliz. Unas
nubes blancas se habían instalado
sobre la montaña.
Cuando finalmente logré escaparme
de Alain Badiou, que estaba
explicando algo
sobre la teoría de conjuntos y emitiendo su típica risa
obscena,
esa extraña eyaculación que le sale de la boca
cuando habla como un hombre seguro de tener razón
y saca la lengua casi jadeando,
el corazón me latía rápido.
Entramos en un baño
y vos me empujaste contra la pared
y todo era posible
tu pija creció en mi mano
y te la chupé
y acabaste.
En Cœur-de-Lion (2017)

Ana Martins Marques (1977)

Sólo sexo

Era sólo sexo, o sea,


era el amor entero
un pequeño verano
implacable
eran manos que pensaban
manos con memoria
eran cabellos incendiados y el encuentro
alto
de los miembros
sólo sexo
sólo el descubrimiento del deseo que no
se tenía (su azúcar

D
50
violento)
sólo ajuste de cuenta, sólo viajes
a los sitios
más exactos
sólo sexo, sólo pedazos de cuerpos
ardiendo
en el contacto
sólo metamorfosis, sólo travesías
e improvisos
sólo ser lo que se adentra, sólo entradas
y salidas
sólo confusión de pierna y
pensamiento
sólo conocimiento y desastre
sólo estremecimiento y calma
sólo la espera
eléctrica
sólo navajas y relámpagos
sólo sexo, sólo caída hacia
lo alto
sólo sembrar para
nada
sólo gestos gastos
a locas, sólo interrupción y silencio
sólo bocas
recibiéndose
sólo vueltas alrededor
de un pequeño sol
oscuro
sólo huecos
bruscos
sólo dos relojes
jadeantes buscando
ajustar la mecánica dulce
y bruta de sus gestos
sólo la difícil belleza y respiración
sólo un nombre tropezándose

D
51
en otro nombre
sólo el espacio entre
cigarrillos
sólo lumbre
sólo el acontecimiento súbito
de una mínima canción
sólo roce de fueras
y dentros
sólo comuniones
de ecos
sólo fuerzas
sin combate
sólo sexo

En Tejer y destejer (2020)

Claudia Roquette-Pinto (1963)

Ella experimenta un temblor

Y ella experimenta un
temblor de aversión, momentáneo, al darse cuenta
de la sustitución inesperada. Pero enseguida se deja
arrastrar por la sensación
de placer que invade su cuerpo en contacto con la
sorpresa.
Lidia, con su rostro jóven de mulata, su cuerpo
suave y rollizo,
su piel sedosa. Piel que ella sólo conoce por las
fotografías que le mostrara Ruda, solemne y
delicado, una de las tardes en que se habían
encontrado para hacer el amor. Son de Lidia
las manos que ahora suben y bajan por sus muslos
de Lidia los senos pesados que tropiezan en sus
nalgas, presionándolas

D
52
mientras la lengua sabia sube y baja y azota,
atacando a la mujer con la astucia de quién sabe
bien lo que hace, ya por haber estado allí también,
ya por haber tenido a alguien que
hiciese eso con ella, por ella.

Ella ve los senos llenos de


Lidia con una nitidez atónita, ve incluso las marcas
claras de estrías que le dejaron dos gestaciones; y
los pezones de aquellos pechos, redondos y
enormes, unos pechos oscuros, de negra
cubriéndoles casi toda la punta impetuosa
extendidos hacia su piel que le provocan una
delicia indescriptible; ella también
ella también quiere morder, chupar, lamer los
pezones calientes de aquellos pechos, quiere comer
los senos de Lidia sin ningún temor, con
insistencia, sintiendo en la boca la rigidez, el gusto
sudado de aquella piel linda, púrpura,
color-de-chocolate, y perderse, perderse de tanto
lamer, morder, chupar, sorber hasta sentir en la otra
el temblor de impaciencia, hasta hacerla gemir,
hasta que exasperada, Lidia pida por él, por el
cuerpo de Ruda, por el sexo de Ruda; mientras él,
sentado al lado, asistirá a todo, imperial, impasible.

Como quién
acompaña, de
afuera, un partido de fútbol, sus ojos almendrados,
sus pestañas extremadamente largas, contemplando
el juego (¿la pelea?), el impacto entre aquellas dos
mujeres: ella, ésa, la mujer blanca, rubia, madura,
su antigua amante, su profesora, y Lidia, aquélla, la
negra joven, sonriente, rolliza la madre de sus
hijos, su legítima mujer.

D
53
Y es en el vaivén entre la
escena
real, reconocida, en el ahora del medio de la tarde,
y aquella visión imaginada, extranjera, que se
impone y le invade, que su cuerpo llega al fin - y
todo explota, se expande, se precipita y entonces se
ralentiza, con una dulzura reconocida que la devora
en el silencio y apaga cualquier vestigio del
espacio, tiempo; como si desde el centro de su
cuerpo se soltase alguna cosa irreversible y se
extendiese hacia todas las direcciones.

En Tejer y destejer (2020)

Natalia Garay (1976)

Pintó la gula

Pintó la gula, pintó


no significa nada más que gula
g-u-l-a
con g de ganas de comer
de gusto nuevo
un extranjero y exótico sabor
dejar el explorador abierto
que se activen los radares de las g
nada que ver con el amor
esto, una abundancia explícita
una explosión de sensaciones
quiero decir, banquete
exclusivamente con los poros
experimentar a ciegas
con dos o diez manos
no importa cuál sea el sexo
si tiene o no tiene nada
si suda, si habla o mira

D
54
lo que yo digo es otra cosa
es volar la cabeza
con este mismísimo cuerpo
o hacer las paces
para la masa una llama,
para la carne otra llama
y así
un festín de cuero crudo,
una hoguera en el medio,
una ronda,
conmigo bailando.

En Pintó la gula (2021)

Mercedes Gómez de la Cruz (1974)

Intransferible
mirada dura del deseo,
la tuya: durísima
durísima.

II

Música nocturna
de toda la fiesta. Yo,
tan blanca, no comprendo
la negrura de mi danza
¿quién seré en esta noche
mágica?

III

Me arrancaba la piel de a pedacitos


Me besaba la piel y me la arrancaba

D
55
Irizaba mi piel y las tiritas salían solas
y mostraban qué tan negra negra negra
puedo ser.

Se agita el aire
alrededor de mi cuerpo
girando
con el eje de su mano.
Se enturbia el espacio:

que el ritmo no pare…


baila el negro, sabrosito y
se detiene el universo

la contención
de mi cintura en su abrazo.
Se activa el tiempo,
el reclamo de la
mirada. Del llamado
selvático del sexo,

la noche más feliz


de las fiestas.

El humo dibujaba
un demonio con tu cara
tan otra
como nunca
había visto. Invencible
ante la furia,
el vértigo,
el fuego.
Tu cara
devoradora.

Tu cuerpo

D
56
piel
que digiere, absorbe y
caga una mierda aséptica,
sabrosa,
nutritiva.

Diablo devorador
de luces
de música
de pieles blancas.

En Soy fiestera (2021)

Poshitsa ( 1984)

Yegua con montura


una cincha en su cadera
músculo, fuerza y tersura.

Voy a marcar en su piel un mapa de saliva.


Cuero crudo
tibio y latiendo.

Me la voy a devorar
como un animal
a tragar sin respirar
ahogarme en ese manjar vivo
que me quema la boca.

Voy a cabalgarla a pelo


yegua sobre yegua
montando
un paraíso salvaje.
En Un amuleto bajo tierra (2021)

D
57
Alex (1992)
Día 6 sin internet

Adentro
en el fondo de ojo de la cueva
ella estaba esperándome
sentada
sobre un montículo de tierra
sus ojos
antiquísimos
diamantes
se abrieron paso en la oscuridad
y pude verlo todo:
en las paredes
estaba escrito
mi nombre
en sánscrito
y ella,
cómo explicarlo
ella
cuerpo de santuario
me invitó a abrazarla sentí
me fue hundiendo
entre
sus
piernas
bebí
del vertedero
su ofrenda
y qué gustosa
qué fresca era

ahora
cómo decirte
salir del centro de sus caderas
hacia la superficie del aire
habitar el mundo, otra vez

D
58
charlar con sus gentes
pavonearme junto a esas chicas
y sus chiches modernos
de la capital
me resulta
impropio

merecés saberlo, pienso


quedarme otra temporada
acá
escondida
en la montaña voluptuosa de su cuerpo
es tentador

acá
es cálido y hay agua
suficiente
para sobrevivir
todo el verano

a veces
entra el sol y lo evito
por miedo
a que tanta lucidez
pueda dejarme ciega
En El cero es un número natural (2020)

Lucas Olarte (1991)

ESI ESI ESI

No sé bien qué
No sé bien dónde
No sé bien cómo
Barra teta barra
Barra culo barra

D
59
Rayas rayas rayas
Diego el grandote
Iván el narigón
Ian el rockerito
Quiero ser su pollita
En el gallinero
Pío Pío Pío
Pío Pío Pá
Escondo mi pitito
Creerás que soy chica
Yo quiero jugar a
Que toquen a tocar
Ni un primo ni amiguito
Ni un padre ni un vecino
Tóquenme acá atrás
Dale Dale Porfa Ya
Me te me la
Me te me la
Bien qué ¿dónde va?
¡¡QUIERO SABER!!
Como mi perra Panchita
Con el peluche frotar
Hasta el tin tin cosquilleo
¡¡¡QUIEROSABERRR!!!
Pata Pataleo
Quiero saber lo que quiero
Todo es Adán y Eva o la flor y la abeja
O mamá y papá y la puta cigüeña
Quiero saber qué más pasa cuando dos pitos se besan

En Diablada (2020)

Papachongo

Aquí estoy de vuelta sufriendo con él


Otra noche apagada no entra en mi piel
Esta cama ahoga ya sin humedad

D
60
Lo hicimos
rico
rico
rico
aquella primera vez
Papachongo
Mordías mi nuca y me la creí al cien

Te acuestas con él
con él
y con él
con otro
y con cien
¿Pero qué es lo que queda entre nosotros?
Yo sólo quiero

Penetración

Celebro y lamento nuestro pacto infiel


A quién le duele menos esa es nuestra ley
Qué tenue mi chispa con tu soledad

Polvito
vicio
vicio
vicio
te endurece al revés
Papachongo
Dura tu polla si en la noche somos tres

Te acuestas con él
con él
y con él
y yo con María
Cristo
y Lucifer

D
61
¿Pero qué es lo que queda entre nosotros dos?
Yo tan sólo quería

Penetración

Quiero matarme
Bajar al infierno
Ahí condenarme
Con todo ese drama
Que me engalana
Rompo el florero
Corto tu llamada

En mi pecho hay un agujero

Es profundo es pozo ciego

Ya con leche no lo relleno

Solita ya saldré de ésto

Te acostarás con él
con él
y con él
Seré ángel azul pero ya estaré bien
¿Por qué me hiere tanto esta separación?
Si a mí no me dabas

Penetración

Pene y traición

Pena y telón

En Diablada (2020)

D
62
Francisca Lysionek (1997)

Tomá vení sentime


mirá el terciopelo que me puse
para calentarte
está manchado con mayonesa
antes de que vengas
me clavé tres panchitos
pensando que no ibas a venir

la zona de penetración
está parcialmente nublada
por las comisuras
la baba chorrea
masticó el embutido
quedó melancólica
extraña el modo
de hacer las cosas
en soledad podés meterte
el alimento
como más te guste
condimentarlo
sin necesidad de esconder
las partes de tu cuerpo
que no te gustan

cuando nadie mira


no hay vergüenza
respirás como te sale
gemís cuando sentís el sabor
sin preocuparte
si el sonido place
o es mero ruido
o vocal maricona en caldo de carne

***

D
63
La nutricionista dijo que tengo sobrepeso
ojo con las estrías blancas
-my first worst enemy-
ya no soy criatura
que no puede hacerse
cargo de sus actos tengo
que dejar de freír el alimento

no quiero aflojarle a las harinas

nutricionista quiero someterte y que quede


tu cola mirando para arriba
llenarte de harina blanca y aceite
mandarte al horno
hacer tu versión crispy
tirarme encima tuyo
para enchastrar mi cuerpo
aceitado
espantar a los comensales
comiendo un pollo crujiente que es metáfora de nada

En Fresca y densa (2019)

D
64
NO TODO ES EROS EN ESTA VIDA (PERO CASI)

Lo erótico está en mí muy pegado a la muerte. Muero cada vez que el deseo, fugaz, se
extingue. Muero muchas veces. Y encuentro en la muerte la continuidad de una
existencia ondulada que toma múltiples formas: como escritora, como fotógrafa, como
directora de cine triple equis. Desde estos lugares experimento y pongo en crisis mis
modos de hacer, desear y vincularme y los modos en que éstas dinámicas se construyen
en lo colectivo.

Además me gusta viajar y vivir en distintas ciudades, leer poesía en voz alta y filosofía
a escondidas y cocinar para mí y para mis amigues. Estudié económicas en UBA,
sociales en FLACSO y ahora Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las
Artes. Actualmente trabajo en gestión cultural, política social, doy clases de lengua y
literatura para adultos y varias otras cosas para sobrevivir. También soy súbdita de
@diana_._perfume, para quien escribo, produzco y dirijo pelis porno.

Me encuentran el in Instagram: carl_dev_


También pueden mandarme cartas amorosas a: ariu.carla@gmail.com

D
65
BIBLIOGRAFÍA

13 poetas norteamericanas. Contéstame, Baila mi danza. Selección, traducción y


notas de Diana Bellesi. Buenos Aires: Salta el pez, 2020.

7 poetas contemporáneas del Brasil. Tejer y destejer. Selección y traducción de


Agustina Roca. Buenos Aires: Bajo la luna, 2020.

Bejerman, Gabriela. Putina. Bahía Blanca: Vox, 2020.

Bellesi, Diana. Eroica. Buenos Aires: Último Reino, 1988.

Cuqui. Lavados vaginales. Bahía Blanca: Vox, 2018.

Di Giorgio, Marosa. El gran ratón dorado, el gran ratón de lilas. Relatos


eróticos completos. Buenos Aires: El cuenco de plata, 2018.

Garay, Natalia. Pintó la gula. Ilustrado por Javier Solari. Paraná: La ventana
ediciones, 2021.

Gómez de la Cruz, Mercedes. Soy fiestera. Rosario: Le Pecore Nere, 2021.

Gruss, Irene. Humo, Antología personal. Buenos Aires: Ruinas Circulares,


2013.

Ioshua. Los sentimientos. Buenos Aires: Milena Caserola, 2011.

Larsky, Dorothea. Pájaro del trueno. Traducido por Valeria Meiller. Buenos
Aires: Triana, 2016

Levertov, Denise. Cada verano el último verano. Compilado y traducido por


Ezequiel Zaidenwerg; Alejandro L.Crotto. Buenos Aires: Zindo y Gafuri, 2018.

Lysionek, Francisca. Fresca y densa. Buenos Aires: Socios fundadores, 2019.

Menstrual, Naty. Poesía recuperada. Buenos Aires. Zindo y Gafuri, 2016.

Olarte, Lucas. Diablada. Buenos Aires: Socios Fundadores, 2020.

Olds, Sharon. La materia de este mundo. Traducción de Inés Garland e Ignacio


Di Tullio. Buenos Aires: Gog & Magog, 2015.

Peri Rossi, Cristina. Estrategias del deseo. Barcelona: Lumen, 2004.

D
66
Pizarnik, Alejandra. Poesía Completa. Edición de Ana Becciu. Barcelona:
Lumen, 2000.

Poshitsa (Agostina Sulpizii). Un amuleto bajo tierra. Buenos Aires: Elemento


disruptivo, 2021.

Reines, Ariana. Cœur-de-Lion. Traducido por Cecilia Pavón. Buenos Aires:


Triana, 2017.

Selección de poemas traducidos por Ezequiel Zaidenwerg disponibles en:


https://www.zaidenwerg.com/

Sbarra, José. Plástico cruel. Florencio Varela: Dagas del sur, 2017.

Sosa Villada, Camila. La novia de Sandro. Buenos Aires: Tusquets editores,


2019.

Spada, Mariana. Ley de Conservación. Buenos Aires: Gog y Magog, 2019.

Thénon, Susana. La Morada imposible. Tomos 1 y 2. Edición a cargo de Ana


María Barrenechea y María Negroni. Buenos Aires: Corregidor, 2019.

Zani, Alex. El cero es un número natural. Buenos Aires: Concreto, 2020.

De la introducción

Duras, Marguerite . La pasión suspendida. Entrevistas con Leopoldina Pallota


della Torre. Traducción de César Aira. Paidós. Buenos Aires, 2014.

Bataille, George. El erotismo. Primera publicación: 1957.

Paz, Octavio. La llama doble. Primera publicación: 1993.

D
67

También podría gustarte