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CRÍTICA DE LIBROS
mujeres” fue calificado de “reaccionario y así una integración de las diferencias a tra-
colaboracionista... absolutamente reproba- vés de una expansión de la igualdad, sino
ble en lo político e intelectualmente irrele- una igualación de acuerdo a un patrón que
vante”1. ¿Por qué? La autora, que ha dedi- socava la libertad de ser y que sólo acepta
cado varios años de su vida a los estudios una forma de ser, un tipo ideal de persona-
“de género”, reflexionaba en voz alta acer- ciudadano al que hay que acercarse renun-
ca de lo que ya no consideraba necesario ciando a lo que es propio de la persona, lo
hacer porque se estaba convirtiendo en lo que la diferencia.
contrario de lo que se proponía: la reivin- La autora nombra la lectura crítica de
dicación de la identidad como género esta- Marx acerca del poder como “poder sin
ría socavando la libertad de las mujeres, Lógica sin Marx”, lo cual significa que
pues esta última habría quedado sujeta y cualquier lógica de poder que pudiera
dependiente de la adquisición y manteni- reclamarse anterior a Marx da paso a otra
miento de la primera2; la identidad “femi- lógica que ya no es propiamente “de
nista” se ve así compelida a convivir con poder” sino exterior al mismo: bien sea la
otras identidades igualmente victimistas lógica económica, que maneja el poder en
en un mundo que no está conmigo, está la sombra, bien sea la lógica de la inutili-
contra mí. La moral, es decir, el ejercicio dad de toda lógica de poder ya que en la
de contrastar y fundamentar argumentos sociedad comunista aquélla se habría
sobre lo bueno y actuar en consecuencia, diluido en ésta. Sin embargo, la crítica de
estaría quedando reducida a moralismo Nietzsche y Foucault desemboca en una
doctrinal y política inquisitorial que defien- “política sin pasamanos” (banisters), pues
den o prohíben actitudes en función de si para Nietzsche el poder sólo es identifi-
verdades sobre lo bueno. cable genealógicamente como voluntad de
La autora ahonda en este mundo de la poder, para Foucault es la misma génesis
identidad victimista a través del ensayo de del poder la que marca la pauta. La políti-
Sigmund Freud, “Un niño está siendo gol- ca entonces carecería de referencias histó-
peado”. La lectura política del mismo se ricas o morales para fundamentarse.
traduce en que muchas personas, como por Tanto para Benjamin como para
ejemplo las mujeres, que antes estaban Derrida, el poder ya ha perdido todo senti-
fuera de la vida pública, adquieren ahora do, pues como un ángel o como un espec-
su identidad no como individuos singula- tro sobrevuela una realidad que no ha res-
res sino como integrantes de un grupo vic- catado nada del pasado, es impotente para
timizado, en el que el deseo de emancipa- cambiar el presente y carece de pautas para
ción se convierte en la exposición de una predecir el futuro. No obstante, entre uno y
serie interminable de agravios y no da otro queda un resquicio para la esperanza,
lugar a la independencia. No se produce haciendo que la historia rescate el pasado
1
Publicada posteriormente en Differences, 9 (1997). Las citas, en p. 35
2
En palabras de la autora, “a las personas se las equipara con posiciones sujeto, que se equi-
paran con identidades, que a su vez se equiparan con ciertas perspectivas y valores” (p. 38).
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no en su facticidad cruda, como quiere una tarían de hacer una invocación del pasado
determinada tendencia historiográfica que “no sólo significa memoria y repara-
empeñada en contar una a una —no sólo ya ción sino también desesperación, esperan-
en narrar— la escala de horrores y el za y un sentido oculto —y por tanto cierta
número de víctimas causadas por la locura redención— del sufrimiento humano3”.
humana; lo que políticamente tiene su No hay “conclusiones” en este libro,
correlato en el culto a la memoria de tales porque digamos que la autora ya las ade-
maldades y en el resarcimiento moral y lantó en su “introducción” y las sintetizó
económico a las víctimas. Los ejemplos a en el título: “la política, hoy, está fuera de
los que alude Wendy Brown son ilustrati- la historia”, porque tanto la teoría política
vos, y no es difícil añadir alguno más como la historiografía siguen manejando
mirando a nuestro propio entorno académi- conceptos que la realidad ha desmentido
co y político. Sin embargo, tanto para cuando no traicionado. La crítica radical
Benjamin como Derrida el “complejo pro- de tales construcciones de los autores con
blema político de la relación entre el pasa- los que la autora ha dialogado aún puede
do y el presente, y de los dos con el futuro, ser, sin embargo, productiva no sólo teó-
no se resuelve ni con los hechos ni con la ricamente sino también en la práctica
verdad” (p. 141). política.
Usando la imagen acuñada por
Sheldon Wolin recientemente, ambos tra- GLORIA MARTÍNEZ DORADO
3
SHELDON S. WOLIN, “Political Theory: From Vocation to Invocation”, en JASON FRANK y
JOHN TAMBORNINO, Vocations of Political Theory, University of Minnesota Press, Minneapolis,
2000, p. 142.
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