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CRÍTICA DE LIBROS

WENDY BROWN: Politics out of History, Princeton University Press, Princeton y


Oxford, 2001. 184 páginas.

En la contraportada, George Kateb califica contradicción con la realidad. De manera


este libro de “genuina contribución a la que a la vez que nuestras referencias están
teoría política”, porque establece un diálo- cargadas de Historia y avaladas por multi-
go fructífero con autores cuya obra tam- tud de teorías, una y otras son ahora menos
bién lo fue: Karl Marx, Sigmund Freud, útiles que nunca. La Política está llena de
Friedrich Nietzsche, Michel Foucault, una y de otras, pero fuera de ambas, por-
Walter Benjamin y Jaques Derrida. La que ya no la informan ni la guían. Y ello
autora va hasta el fondo, e interpreta algu- no sólo ocurre con las “narrativas” libera-
nos de sus textos a la luz de los problemas les, basadas en la ecuación de “a mayor
políticos contemporáneos, de manera que libertad, más derechos y más igualdad”,
los textos adquieren bajo su interpretación sino también con las conservadoras y las
una nueva dimensión para comprender marxistas.
esos problemas. El recorrido por la obra de los autores
En la introducción, la autora nos expli- tratados en este libro se hace de acuerdo a
ca el sentido del título del libro: el por qué un objetivo: hacer fructificar la crítica que
la política está ahora “fuera de la Historia” ellos plantearon a cada uno de los “feti-
y, también, y no menos importante, “fuera ches” mencionados, de manera que ilumi-
de las historias” que intelectualmente la ne nuestra realidad. Así, la Genealogía de
posibilitaron. Los conceptos con los que Nietzsche se sitúa, con su crítica a la sepa-
aún trabaja la ciencia política son los de la ración en política entre Moralidad y
teoría política clásica europea: progreso, Moralismo, en la estela de Maquiavelo,
derecho, libertad de conciencia, verdad para quien en política se hace lo correcto
moral, razón o soberanía. El problema es cuando se puede y lo incorrecto cuando se
que hemos perdido “los amarres” (moo- debe —porque no se puede hacer otra
rings) de esos conceptos con la realidad cosa—. Sin embargo, aceptar la separa-
política contemporánea, a la que ya aque- ción, como hacen las narrativas liberales, o
llos no informan, pero en lugar de reem- las conservadoras y marxistas, hace que la
plazarlos por otros o adaptarlos, los hemos difícil relación que de por sí tiene la
convertido en “fetiches”: la Moralidad, Moralidad con el Poder se convierta en
como la base de los valores y juicios polí- Moralismo anti-político: se critican las
ticos, deviene Moralismo; el Deseo, como malas prácticas como vicios que atentan
potencialmente liberador en su pretensión, contra los buenos principios, por lo que
se convierte en Culpa; el Poder, como la estos se absolutizan y se blindan, válidos
lógica de organización y sus mecanismos, en cualquier momento y en cualquier
revierte en alienación; la Convicción, lugar. Uno de los pasajes más interesantes
como la base del conocimiento y la acción de este libro es, precisamente, el relato que
políticas, lleva al totalitarismo; y, final- hace la autora de su experiencia en un foro
mente, el Progreso, como el sustento de la académico sobre estudios culturales, en el
política futura, está en crisis o en abierta cual su reflexión sobre los “estudios de

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mujeres” fue calificado de “reaccionario y así una integración de las diferencias a tra-
colaboracionista... absolutamente reproba- vés de una expansión de la igualdad, sino
ble en lo político e intelectualmente irrele- una igualación de acuerdo a un patrón que
vante”1. ¿Por qué? La autora, que ha dedi- socava la libertad de ser y que sólo acepta
cado varios años de su vida a los estudios una forma de ser, un tipo ideal de persona-
“de género”, reflexionaba en voz alta acer- ciudadano al que hay que acercarse renun-
ca de lo que ya no consideraba necesario ciando a lo que es propio de la persona, lo
hacer porque se estaba convirtiendo en lo que la diferencia.
contrario de lo que se proponía: la reivin- La autora nombra la lectura crítica de
dicación de la identidad como género esta- Marx acerca del poder como “poder sin
ría socavando la libertad de las mujeres, Lógica sin Marx”, lo cual significa que
pues esta última habría quedado sujeta y cualquier lógica de poder que pudiera
dependiente de la adquisición y manteni- reclamarse anterior a Marx da paso a otra
miento de la primera2; la identidad “femi- lógica que ya no es propiamente “de
nista” se ve así compelida a convivir con poder” sino exterior al mismo: bien sea la
otras identidades igualmente victimistas lógica económica, que maneja el poder en
en un mundo que no está conmigo, está la sombra, bien sea la lógica de la inutili-
contra mí. La moral, es decir, el ejercicio dad de toda lógica de poder ya que en la
de contrastar y fundamentar argumentos sociedad comunista aquélla se habría
sobre lo bueno y actuar en consecuencia, diluido en ésta. Sin embargo, la crítica de
estaría quedando reducida a moralismo Nietzsche y Foucault desemboca en una
doctrinal y política inquisitorial que defien- “política sin pasamanos” (banisters), pues
den o prohíben actitudes en función de si para Nietzsche el poder sólo es identifi-
verdades sobre lo bueno. cable genealógicamente como voluntad de
La autora ahonda en este mundo de la poder, para Foucault es la misma génesis
identidad victimista a través del ensayo de del poder la que marca la pauta. La políti-
Sigmund Freud, “Un niño está siendo gol- ca entonces carecería de referencias histó-
peado”. La lectura política del mismo se ricas o morales para fundamentarse.
traduce en que muchas personas, como por Tanto para Benjamin como para
ejemplo las mujeres, que antes estaban Derrida, el poder ya ha perdido todo senti-
fuera de la vida pública, adquieren ahora do, pues como un ángel o como un espec-
su identidad no como individuos singula- tro sobrevuela una realidad que no ha res-
res sino como integrantes de un grupo vic- catado nada del pasado, es impotente para
timizado, en el que el deseo de emancipa- cambiar el presente y carece de pautas para
ción se convierte en la exposición de una predecir el futuro. No obstante, entre uno y
serie interminable de agravios y no da otro queda un resquicio para la esperanza,
lugar a la independencia. No se produce haciendo que la historia rescate el pasado

1
Publicada posteriormente en Differences, 9 (1997). Las citas, en p. 35
2
En palabras de la autora, “a las personas se las equipara con posiciones sujeto, que se equi-
paran con identidades, que a su vez se equiparan con ciertas perspectivas y valores” (p. 38).

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no en su facticidad cruda, como quiere una tarían de hacer una invocación del pasado
determinada tendencia historiográfica que “no sólo significa memoria y repara-
empeñada en contar una a una —no sólo ya ción sino también desesperación, esperan-
en narrar— la escala de horrores y el za y un sentido oculto —y por tanto cierta
número de víctimas causadas por la locura redención— del sufrimiento humano3”.
humana; lo que políticamente tiene su No hay “conclusiones” en este libro,
correlato en el culto a la memoria de tales porque digamos que la autora ya las ade-
maldades y en el resarcimiento moral y lantó en su “introducción” y las sintetizó
económico a las víctimas. Los ejemplos a en el título: “la política, hoy, está fuera de
los que alude Wendy Brown son ilustrati- la historia”, porque tanto la teoría política
vos, y no es difícil añadir alguno más como la historiografía siguen manejando
mirando a nuestro propio entorno académi- conceptos que la realidad ha desmentido
co y político. Sin embargo, tanto para cuando no traicionado. La crítica radical
Benjamin como Derrida el “complejo pro- de tales construcciones de los autores con
blema político de la relación entre el pasa- los que la autora ha dialogado aún puede
do y el presente, y de los dos con el futuro, ser, sin embargo, productiva no sólo teó-
no se resuelve ni con los hechos ni con la ricamente sino también en la práctica
verdad” (p. 141). política.
Usando la imagen acuñada por
Sheldon Wolin recientemente, ambos tra- GLORIA MARTÍNEZ DORADO

3
SHELDON S. WOLIN, “Political Theory: From Vocation to Invocation”, en JASON FRANK y
JOHN TAMBORNINO, Vocations of Political Theory, University of Minnesota Press, Minneapolis,
2000, p. 142.

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