en claro Un juez se enfrenta a un caso de asesinato en el que está imputado un antiguo compañero suyo de instituto. La instruc- ción le servirá para recordar el empeño que él mismo puso en ridiculizar al acusado cuando éste era el muchacho más El marfileño Ahmadou Kou- brillante del instituto. En medio de una Europa decadente y prerrevolucionaria situó Franz Werfel esta historia de culpa. rouma (1927-2003) está con- siderado como uno de los pio- neros de la difusión de la lite- REUNIÓN DE BACHILLERES ratura africana en Europa. Franz Werfel En 2000, el Premio Renau- Traducción de Eugenio Bou dot le catapultó a la fama des- Minúscula. Barcelona, 2005 de Francia. Alpha Decay pu- 208 páginas. 14,98 euros blica ahora la novela Los so- les de las independencias, que retrata implacablemente JOSÉ MARÍA GUELBENZU la reducción de un miembro Franz Werfel (1890-1945) fue un de la nobleza malinké al mun- autor de éxito en Alemania y tam- do del colonialismo y el desas- bién fuera de ella, cuando tuvo tre de todo cuanto le rodea. que escapar de la amenaza nazi, El lenguaje de Kourouma re- primero a Francia, hasta que ésta produce las liturgias narrati- cayó en manos alemanas, y luego vas de unos pueblos desgarra- a Estados Unidos, siempre acom- dos por el vendaval del inva- pañado por su esposa, Alma Ma- sor, y convoca al lector al deli- hler. No fue un autor politizado rio: “Como todo malinké, en aquellos convulsos años de cuando la vida se escapó de principios de siglo, pero sí pacifis- su cuerpo, su sombra se incor- ta tras su experiencia en la guerra poró, carraspeó, se vistió y de 1914-1918. Perteneció al expre- partió por el largo camino ha- sionismo, aunque siempre centró cia el lejano país natal ma- su obra en un intimismo con el linké para anunciar a los cua- que, de paso, se desprendía, de ma- tro vientos la funesta noticia nera individual y desde una prove- de las exequias”. Cuando uno niencia burguesa, de las ataduras rechaza dice no es un texto ideológicas tanto del socialismo claramente crítico con la evo- como del capitalismo. En su juven- lución de Costa de Marfil: tud frecuentó a Kafka y Max mezcla de narración y análi- Brod. La fama internacional le lle- Alma Mahler y Franz Werfel, en su casa de California. sis, explica todos los deterio- gó con Los cuarenta días de Musa ros que han llevado al enfren- Daga (Losada), una novela muy inserta Werfel una historia de la instrucción que debe realizar, y y prerrevolución que va a recorrer tamiento civil en un país que potente sobre la resistencia de los crueldad y de culpa atrayente a pe- escribe la historia de aquella des- Europa en esos años; son los últi- iba razonablemente bien. armenios al exterminio a que los sar de sus irregularidades. trucción juvenil tanto para hacer mos años del antiguo régimen, de Kourouma tiene también pu- sometieron los turcos. En España En el grupo de jóvenes estu- menos pesada la culpa como para la vieja Europa presta a sumirse blicado recientemente en Es- se ha publicado también su Verdi. diantes que protagonizan la nove- combatir el insomnio y el miedo a en la catástrofe. paña Esperando el voto de las Novela de la ópera (Espasa), una la destacan dos: Ernest Sebastian, las consecuencias de aquel año de En la parte final, el juez de ins- fieras y Alá no está obligado visión novelada de un encuentro hijo de un presidente del Tribunal perversión en que Adler acabó he- trucción, Sebastian, ante el que (ambas en El Aleph). Esta úl- entre Wagner y Verdi en Venecia. Supremo, y juez de instrucción él cho un guiñapo. La historia es, sin comparece el acusado, Franz tima, que obtuvo el citado Es también autor de una novela mismo, atenido a esa función me- duda, una historia de culpa, pero Adler, habrá de enfrentarse a un Premio Renaudot, es una du- místico-sentimental muy famosa nor de mero instructor y ocupado hay que decir que, como tal, no de- asunto personal que, como esa vie- ra sátira de los tiranos que y llevada al cine: La canción de en no prosperar como su padre, y ja de ser un tanto convencional. ja Europa, se derrumba también, han secuestrado en el África Bernadette. Franz Adler, un hombre cuya cau- La parte más interesante es aque- aunque él no alcanza a ver tal di- poscolonial no sólo las rique- Reunión de bachilleres es de sa por asesinato debe instruir. El lla en la que se cuenta el progresi- mensión, pues sólo piensa en el de- zas materiales, sino en gran 1928, pero su primera novela data asunto es que Adler y Sebastian vo descenso hacia la crueldad de sorden que es ahora a sus ojos medida las almas de sus súb- de 1924. Sus obras de los años fueron compañeros de instituto y Ernest Sebastian. Un descenso aquel episodio culpable. Ahí es ditos. Kourouma siempre de- veinte tienen un inequívoco aire ahora, al encontrarse frente a él, que no es el de un espíritu crimi- cuando comprende el último senti- fendió, por operatividad, la expresionista que aquí, además, surge un fantasma del pasado en nal sino el de alguien que, al tiem- do del reencuentro con Adler escritura en francés, “para un se centra en un instituto público, la vida retirada, rutinaria y satisfe- po que la diversión y la disipación, (reencuentro con un final-sorpre- público más vasto y tratando una historia de adolescentes revivi- cha del instructor: Adler era el mu- descubre el atractivo del mal, el sa bien resuelto): “Entonces, cla- de temas que interesan igual- da desde la perspectiva de la edad chacho más brillante de su clase y vértigo de la maldad. Pasado el ro… entonces… me ha sido envia- mente a los africanos”. Los li- madura. Werfel no es un gran es- Sebastian, herido en su orgullo, en tiempo, Sebastian y sus compañe- do un sustituto de la justicia…”. bros de Kourouma fueron ga- critor, pero la creación del clima cierto modo humillado por su su- ros se han convertido en unos res- Ya no hay remedio; lo que vaya a nando en sencillez expresiva opresivo de primeros de siglo en perioridad, un día consigue poner- petables y aburridos burgueses suceder es lo de menos; lo de más y en radicalidad ideológica. un centro escolar mientras en se- lo en ridículo y derribarlo de su pe- partidarios del orden a toda costa. es que aquel grupo de muchachos, Las nuevas generaciones de gundo término, casi sombras, apa- destal. A partir de ahí, asistiremos El único momento en el que los al devorar a su compañero, se de- novelistas africanos van a tar- recen esas familias rígidas, esa bur- a la destrucción de un ser humano conceptos de libertad —en el senti- voró a sí mismo. Los bachilleres dar mucho en desprenderse guesía funcionarial o comerciante por sus compañeros capitaneados do de liberación de ataduras y re- de antaño, reunidos para conme- de su lúcida sombra. de la época de preguerra que ro- por Sebastian. glas dominantes— y maldad cami- morar su época de estudiantes, MIGUEL BAYÓN dea, protege, exige y aplasta a la Sebastian, conmocionado por naron por la misma senda fue el son ahora unos patéticos hombres Ahmadou Kourouma. Los soles de vez a sus vástagos, está consegui- el reencuentro con Adler y las con- de aquel curso y ése es el punto en de bien pertenecientes a una socie- las independencias. Cuando uno re- da de manera muy convincente. diciones en que se presenta ante él el que esta novela se convierte en dad que aguarda su propio desmo- chaza dice no. Traducción de Mireia Porta i Arnau. Alpha Decay. Barcelo- Es una época de decadencia y, a la —un cargo de asesinato—, no pue- interesante; por ello y por el refle- ronamiento con la simpleza y la na, 2005. 189 y 114 páginas. 19 y 15 vez, prerrevolucionaria, y en ella de dormir esa noche, la anterior a jo que es de la época de preguerra placidez de unas vidas estériles. euros.