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Introducción
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El presente texto girará en indagar el planteamiento discursivo del entodesarrollo y su
relación con el Buen Vivir, determinar si es la salida al discurso tradicional del desarrollo y
vislumbrar nuevas formas de ver el progreso, la relación de la cosmogonía y la relación del
desarrollo y el etnodesarrollo. También generar la discusión sobre el Buen Vivir y la
calidad de vida de las comunidades.
Como noción, el ‘buen vivir’ presente en la Constitución ecuatoriana del 2008, en sus 444
artículos es un derrotero. Este nuevo orden constitucional, es una nueva forma de
convivencia ciudadana, que conjuga la diversidad y la armonía con la naturaleza, que busca
el Buen Vivir o Sumak Kawsay. El título dos, proclamas lo “Derechos del buen vivir’, que
luego se postula en el título VII el “Régimen del buen vivir”. Según León (2010) la
aparición del buen vivir en la constitución está una veintena de veces, pero no es una mera
aparición textual, es una muestra que el papel del buen vivir es un principio ordenador, el
que permite conciliar, conectar aspectos innovadores y de continuidad, que conjuga una
nueva propuesta política. Es el salto cualitativo que logra una constitución para Ecuador,
holística, integral, una que esté a la altura de los desafíos de cambio.
Reivindicar el Buen Vivir como clave de restauración apuntan instaurar principios, códigos,
y valores que han persistido durante más de quinientos años, por tanto, sería una
recuperación de la cultura de la vida, en armonía y el respeto mutuo con la naturaleza. La
armonía se convierte en el aspecto central de la reivindicación del Buen Vivir del mundo
andino, este siempre como sinónimo de equilibrio y en sí una concepción holística que
busca concordar entre lo material y lo espiritual (Yampara, 2008). La noción del Buen
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Vivir debe ser entendida como la interrelación o interdependencia entre todos los ámbitos,
lo cual no obvia la economía o las otras aristas del discurso del desarrollo tradicional, la
existencia del Buen Vivir, es vincular aspectos básicos de reivindicación comunitaria de la
cultura de la vida (Huanacuni, 2010).
Desde una interpretación antropológica apoyado del conocimiento situado, las condiciones
como la pobreza y su extremo en el que viven la mayor parte de las poblaciones
denominadas subalternas, imposibilita, posponer la intervención hasta que las condiciones
dadas, o propicias, para practicar o ensayar un etnodesarrollo (Palenzuela Chamorro, 2009).
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Es decir, aplicar un modelo desligado del neoliberalismo, que se muestra como urgente, no
es tan urgente puesto que es un modelo sin autosotenibilidad, lo cual es el interés decidido
y en conjunto de las comunidades por aplicar un verdadero modelo transversal que subsista,
persista, perviva ante capitalismos de explotación.
Una propuesta de Buen Vivir es vincular en la medida actual (el PIB), lo que realmente
satisfaga o se muestre como el cubrimiento de las verdaderas necesidades de la población,
en otras palabras y ejemplos clásicos, la riqueza o desarrollo de un país se mide en
explotación de recursos naturales, es así que la balanza que indica si un país es próspero
son las cantidades de exportaciones e importaciones.
El índice de felicidad que propone vincular el Buen Vivir, es vincular las necesidades de la
población, lo cual se podría visualizar de manera real un indicador sobre el desarrollo de la
comunidad, ejemplo, si la población para el caso colombiano, tiene cobertura total de agua
potable, esto hace que se mida correctamente el total de cobertura de desarrollo.
Lamentablemente es un análisis de muy pocos gobernantes en países Latinoamericanos, los
intereses político son escaso (por no decir nulos) y las necesidades son indiferentes a lo
eco-vitales de los seres humanos y la naturaleza como modelo de desarrollo y modelo
económico de los Estados (Rojas Quiceno, 2013).
Todos los elementos conjuntos en el caso colombiano, dependen de voluntades políticas (ya
se ha comentado), pero es demostrado que más que un conjunto, como una sinergia el dúo
Buen Vivir y Etnodesarrollo es posible, como los casos citados de Ecuador y Bolivia, se
suman experiencias como la de Bután o para no salirnos del mapa, Canadá, en donde el
bienestar es la conexión de los antecedentes filosóficos y espirituales de las comunidades
indígenas, que parte de hacer coincidir las bases económicas en donde es concientizar sobre
el dilema que somos seres humanos con necesidades infinitas en un mundo de recursos muy
finitos, en donde es más fácil pagar una multa por contaminar, que restaurar y sustituir
recursos naturales, surge una solución, el Buen Vivir y las propuestas de Etnodesarrollo
(Rojas Quiceno, 2012).
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Conclusiones
Se observa las constituciones, en los casos citados combinan visiones, derechos y normas
que de una u otra forma logran concretar el reconocimiento de las realidades, son adelantos,
verdaderas propuestas progresistas, adelantadas y sobre todo posibles de un futuro que tiene
que virar a cubrir necesidades de comunidades que no caben en el modelo de desarrollo
homogenizante, coartador de desarrollo alternativo. El Buen Vivir en definitiva hace
compatibles y complementarias las realidades y aspiraciones de cambio.
El llamado es precisar y aterrizar las realidades y un logro es la constitución que logra las
visibilidades de la realidad económica y en los casos ecuatorianos y bolivianos, lograron
incluir la verdadera diversidad de sus habitantes. Colombia, a pesar de los cambios surgidos
de la carta magna de 1991, donde se incluye la diversidad intercultural y de población
multiétnica, esta queda corta al dejar de lado las poblaciones minoritarias de aspectos tanto
políticos, económicos y de desarrollo social.
El panorama no es tan oscuro si se cuenta con las voluntades, hay que buscar la
democratización y la justicia en cuanto lo público desde el Etnodesarrollo y el Buen Vivir,
es decir, lo que queda es contextualizar las problemáticas y generar soluciones transversales
que atiendan a las comunidades indígenas, afros, ROM, raizales entre otros. Solo queda la
esperanza que desde nuestros propios espacios se propongan alternativas que no compitan
con el modelo desarrollista que es por ende ventajoso.
Referencias
Acosta, A. (2008). El Buen Vivir, una oportunidad por construir. Ecuador Debate, (75),
33–48.
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Caribe, (95), 71–95.
León T, M. (2010). El “buen vivir”: objeto y camino para otro modelo. En Sumak Kawsay /
Buen Vivir y cambios civilizatorios (pp. 105–123). Quito: Fedaesps.
República del Ecuador. (2008). Constitución Política de la República del Ecuador. Ciudad
Alfaro: Asamblea Constituyente.
Rojas Quiceno, G. (2013). Índice de Felicidad y Buen Vivir (Vol. 1). España - Colombia:
Instituto internacional del Saber.
Yampara, S. (2008). Viaje del Jaqi a la Qamaña, El hombre en el Vivir Bien. En Suma
Qamaña: La Comprensión Indígena de la Vida Buena (pp. 73–80). La Paz: GTZ,
PADEP.