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Los Sopifofos

Son una especie de animales, pero no son animales, porque hablan y piensan como las
personas, nada más que tienen unas asas como si fueran jarras de servir el té, pero no son
jarras porque tienen un lugar que es para escribir y algunos llevan pluma también, pero a
otros les gusta jugar al fútbol. No a todos, porque algunos Sopifofos son más de jugar a la
mamá. Pero no son niños.
Son como los niños porque algunos van a la escuela, pero los niños no vuelan y los
Sopifofos, sí. No todos los Sopifofos, pero la mayoría sí, porque tienen unas a las con unas
plumas y para aterrizar tienen rueditas como los patines, pero no son aviones ni tampoco se
venden.
Hay Sopifofos que suelen ir por el mar como los barcos y algunos van flotando. Otros se
hunden y no pueden encender fuego, porque hay algunos que tienen una parte que sirve
para calentar algo, si uno quiere hacerse un huevo frito, por ejemplo. Además, no dan olor
porque tienen una cosa que saca el olor y otra que es como una banderola toda llena de
colores, como si fueran lápices.
Algunos Sopifofos escriben con unos elementos que no parecen para escribir y además no
tienen rueditas, pero si quieren, pueden patinar sin aprender porque cuando nacen ya saben.
En invierno algunos se van y otros aprovechan para volver, y en verano los que se fueron
vuelven y los que habían venido igual se quedan.
Los hay peludos, pero también se aparecen pelados y dicen una cosa que no se les entiende
porque son de esos que les da por hablar en otro idioma.
Algunos tienen como unas patas que parecen de madera y una cosa como un cajón y sirve
para poner la lámpara, como si fueran mesitas de noche, pero otros son como lámparas,
solo que alumbran si no se durmieron del todo.
Si les da sueño no alumbran. En cambio, hay otros que solo alumbran si les da sueño.
Luis María Pescetti. Tomado de: Nadie te creería, Buenos Aires, Alfaguara, 2005.

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