Está en la página 1de 17

UNIVERSIDAD DE QUINTANA ROO

DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y DERECHO


CAMPUS PLAYA DEL CARMEN

UNIDAD X. “SUSPENSIÓN EN EL AMPARO”


AMPARO II

TURNO
Matutino

ALUMNA
VILLANUEVA BURGOS PAOLA
CAUICH TINAH OMAR EDUARDO

DOCENTE
Lic. Adrián Armando Pérez Vera

Playa del Carmen, Quintana Roo, a 11 / 03 / 2022.


El vocablo suspensión proviene del latín suspentio, suspendere, que significa acción o
efecto de suspender, detener o diferir por algún tiempo una acción. Sin embargo, la
concepción jurídica procesal de la suspensión tiene un sentido mucho más complejo que
simplemente señalar su acepción etimológica y gramatical, puesto que aún subsiste el
debate sobre el tema como se puede observar a continuación.

Ignacio Burgoa indica que, la suspensión del acto reclamado en el juicio de amparo
es un incidente cuando se tramita a petición de parte, pero no así en caso de que
se sustancie oficiosamente, pues aquí sólo será una orden unilateral de la
jurisdicción, aunque luego señale que la naturaleza
jurídica de la suspensión (sea de oficio o a petición de parte) es incidental, por virtud
de que su objeto es accesorio al principal o fundamental del juicio de amparo

Por su parte, Manuel Bernardo Espinoza Barragán también se refiere a la


suspensión del acto reclamado en el juicio de amparo como un incidente, pero sólo
cuando éste revista la forma de tramitación a petición de parte, pues cuando sea en
forma oficiosa, únicamente le señala como un
mandato judicial, tal como se aprecia a continuación:

(…) los efectos de la suspensión oficiosa consistirán exclusivamente en mandar que


cesen los actos (…) en la suspensión a petición de parte se ordena la apertura por
separado del expediente principal, de un cuaderno incidental, que debe llevarse
siempre por duplicado (…)

La definición de la naturaleza de la suspensión, como medida cautelar, se puede


concebir que en la suspensión puedan acaecer incidentes, en virtud de tener
relación con el objeto de esa medida cautelar o con el procedimiento de
sustanciación de la misma.

Margarita Yolanda HuertaViramontes, en el tenor expone lo siguiente:

“Teniéndose en consideración que el efecto de la medida cautelar de que se trata


es suspender la ejecución de los actos reclamados, resulta obvio que para que
pueda decretarse la misma se requiere que los mencionados actos o sus efectos
sean susceptibles de ejecutarse, en tanto que dicha ejecución constituye la materia
de la suspensión”

Existen dos tipos de suspensión en el amparo indirecto, de oficio y a petición de


parte.
De oficio
Artículo 125. - En los casos en que es procedente la suspensión pero pueda
ocasionar daño o perjuicio a tercero, se concederá si el quejoso otorga garantía
bastante para reparar el daño e indemnizar los perjuicios que con aquélla se
causaron si no obtiene sentencia favorable en el juicio de amparo.
Cuando con la suspensión puedan afectarse derechos del tercero perjudicando que
no sean estimables en dinero, la autoridad que conozca del amparo fijará
discrecionalmente el importe de la garantía.
Artículo 126. - La suspensión otorgada conforme al artículo anterior, quedará sin
efecto si el tercero da, a su vez, caución bastante para restituir las cosas al estado
que guardaban antes de la violación de garantías y pagar los daños y perjuicios que
sobrevengan al quejoso, en el caso de que se le conceda el amparo.
Para que surta efectos la caución que ofrezca el tercero, conforme al párrafo
anterior, deberá cubrir previamente el costo de la que hubiese otorgado al quejoso.
Este costo comprenderá:
Los gastos o primas pagados, conforme a la ley, a la empresa afianzadora
legalmente autorizada que haya otorgado la garantía;
El importe de las estampillas causadas en certificados de libertad de gravámenes y
de valor fiscal de la propiedad cuando hayan sido expresamente recabados para el
caso, con los que un fiador particular haya justificado su solvencia, más la retribución
dada al mismo, que no excederá, en ningún caso, del cincuenta por ciento de lo que
cobraría una empresa de fianzas legalmente autorizada;
Los gastos legales de la escritura respectiva y su registro, así como los de la
cancelación y su registro, cuando el quejoso hubiere otorgado garantía hipotecaria;
Los gastos legales que acredite el quejoso haber hecho para constituir el depósito.
Artículo 127. - No se admitirá la contrafianza cuando de ejecutarse el acto
reclamado quede sin materia el amparo, ni en el caso del párrafo segundo del
artículo 125 de esta ley.
A petición de parte.
Artículo 128. - El juez de Distrito fijará el monto de la garantía y contragarantía a que
se refieren los artículos anteriores.
Artículo 139. - El auto en que un juez de Distrito conceda la suspensión surtirá sus
efectos desde luego, aunque se interponga el recurso de revisión; pero dejará de
surtirlos si el agraviado no llena, dentro de los cinco días siguientes al de la
notificación, los requisitos que se le hayan exigido para suspender el acto
reclamado.
El auto en que se niegue la suspensión definitiva deja expedita la jurisdicción de la
autoridad responsable para la ejecución del acto reclamado, aun cuando se
interponga el recurso de revisión; pero si el Tribunal Colegiado de Circuito que
conozca del recurso revocare la resolución y concediere la suspensión, los efectos
de ésta se retrotraerán a la fecha en que fue notificada la suspensión provisional, o
lo resuelto respecto a la definitiva, siempre que la naturaleza del acto lo permita.

¿En qué casos procede la suspensión de oficio y de plano?


En los casos en que los actos importen: peligro de privación de la vida, ataques a la
libertad personal fuera de procedimiento, incomunicación, deportación o expulsión,
proscripción o destierro, extradición, desaparición forzada de personas o alguno de
los prohibidos por el artículo 22 de la constitución política de los estados unidos
mexicanos, así como la incorporación forzosa al ejército, armada o fuerza aérea
nacionales.
Asimismo, la suspensión también se decretará por oficio cuando se trate de actos
que tengan o puedan tener por efecto: privar total o parcialmente, en forma temporal
o definitiva, de la propiedad, posesión o disfrute de sus derechos a los núcleos de
población ejidal o comunal.
Sólo en estos casos, la suspensión por oficio se decretará desde el auto de admisión
de la demanda, para que se comunique sin demora a la autoridad responsable por
el medio que permita lograr su cumplimiento inmediato. (artículo 126 de la ley de
amparo)
¿en qué casos procede la suspensión de oficio?
En los casos de: extradición y siempre que se trate de algún acto que si llegare a
consumarse haría físicamente imposible restituir al quejoso en el goce del derecho
reclamado. (artículo 127 de la ley de amparo)
¿en qué casos procede la suspensión a petición de parte?
La ley de amparo no quiere meterse en problemas, así que simplemente señala que
en todos los casos que no se decrete la suspensión de oficio, procederá la
suspensión a petición de parte. (primer párrafo del artículo 128 de la ley de amparo)
¿cuáles son los requisitos para solicitar la suspensión a petición de parte?
Son dos requisitos:
1.- que la solicite el quejoso; y
2.- que no se siga perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones de
orden público. (segundo párrafo del artículo 128 de la ley de amparo)

¿en qué momento se podrá solicitar la suspensión?


En cualquier momento hasta antes de que se dicte la ejecutoria correspondiente.
(Artículo 130 de la Ley de Amparo)
El objeto de la suspensión es conservar la materia del juicio de amparo y, por ello,
no compromete el criterio judicial en lo que respecta a la sentencia de fondo del
juicio constitucional.
En primer término, la ley de la materia establece la forma, la procedencia y los
efectos mediante los cuales se debe decretar la suspensión del acto; sin embargo,
existen diversos criterios jurisprudenciales y doctrinales que resulta pertinente tomar
en consideración, ya que han sentado importantes pautas de interpretación sobre
esta figura jurídica.
La suspensión en el amparo procede de dos formas: de oficio o a petición de parte
agraviada. En el primer caso, procede la suspensión cuando los actos importen
peligro de privación de la vida, deportación, destierro o en contra de los prohibidos
por el artículo 22 de la Constitución Federal. En cuanto a la procedencia de la
suspensión a petición de parte, la Ley de Amparo determina dos momentos distintos
en que el Juez la decreta, el primero de ellos es la suspensión provisional y el
segundo se refiere a la suspensión definitiva.
La suspensión provisional es aquélla que se resuelve con la sola presentación de la
demanda de amparo, pues la afectación inminente de daños y perjuicios de difícil
reparación permite esa apreciación, cuya procedencia apriorística nace de una
urgencia y, de otorgarse, tiene por efecto que las cosas se mantengan en el estado
que guardan hasta que se notifique a la autoridad responsable la resolución que se
dicte sobre la suspensión definitiva.
Es importante destacar que la finalidad del proceso cautelar consiste en asegurar la
eficacia práctica de la sentencia o resolución definitiva; por ende, el fundamento de
la pretensión que constituye el objeto de esta medida no puede depender de un
conocimiento exhaustivo y profundo de la materia controvertida en el proceso
principal, sino de un conocimiento periférico o superficial dirigido a lograr una
decisión de mera probabilidad respecto de la existencia del derecho discutido en el
proceso. En consecuencia, resulta suficiente la comprobación de la apariencia o
verosimilitud del derecho invocado por el actor, de modo tal que, según un cálculo
de probabilidades, sea posible anticipar que en el proceso principal se declarará la
certeza del derecho.
SUSPENSIÓN DEFINITIVA. EFECTOS DE SU CONCESIÓN CONTRA EL AUTO
DE FORMAL PRISIÓN, DICTADO POR DELITOS NO GRAVES, CUANDO EL
QUEJOSO ESTÉ LIBRE, PERO SIN GOZAR DEL BENEFICIO DE LA LIBERTAD
PROVISIONAL BAJO CAUCIÓN (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 136 DE LA
LEY DE AMPARO VIGENTE HASTA EL 2 DE ABRIL DE 2013). Cuando el acto
reclamado sea un auto de formal prisión dictado por un delito no grave de acuerdo
con la ley procesal aplicable, el procesado esté libre y no goce del beneficio de la
libertad provisional bajo caución, procede conceder la suspensión sólo para el efecto
de dejarlo a disposición del Juez de Distrito por lo que se refiere a su libertad
personal, y de la autoridad que deba juzgarlo para la continuación del procedimiento
penal, sin que ello implique evitar que sea privado de la libertad con motivo de la
prisión preventiva, pues de la interpretación del séptimo párrafo del artículo 136 de
la Ley de Amparo vigente hasta el 2 de abril de 2013, se advierte que el legislador
limitó la obtención de la libertad del quejoso, al beneficio de la libertad provisional
bajo caución; por ende, los alcances del otorgamiento de la suspensión en el
incidente relativo en el amparo, no son los de evitar la privación de la libertad.

Fuera de procedimiento judicial. Detención


Cuando el acto reclamado consista en la detención del quejoso efectuada por
autoridades administrativas distintas del Ministerio Público, en relación con la
comisión de un delito, se ordenará que sin demora cese la detención, poniéndolo en
libertad o a disposición del Ministerio Público.
Cuando en los supuestos del párrafo anterior, la detención del quejoso no tenga
relación con la comisión de un delito, la suspensión tendrá por efecto que sea puesto
en libertad.

Orden judicial de aprehensión.

Esta es una de las resoluciones que dicta el juzgador en el proceso penal de carácter
restrictivo de la libertad personal del inculpado y que antecede a la suspensión del
proceso en el procedimiento de pre instrucción. Dicha resolución judicial tiene la
finalidad de hacer comparecer al inculpado al proceso penal, y para su dictado debe
preceder petición ministerial con satisfacción de los extremos del artículo 16
constitucional, lo cual debe observarse en su emisión, pues dicho acto jurisdiccional
debe estar fundado y motivado, provenir de autoridad judicial penal competente, y
en su contenido tiene que estar acreditado el cuerpo del delito y la probable
responsabilidad del inculpado para justificar el mandato de captura que se libera.
Por lo que, los requisitos requeridos para dictar la orden de aprehensión son:
Que la solicitud de la misma provenga del Ministerio Público.
Que se dicte por escrito, fundando y motivando sus actos, así como imponiendo la
firma autógrafa de la autoridad judicial que la emite.
Que en el expediente de la averiguación previa se hubieren satisfecho los requisitos
de perseguibilidad penal: denuncia, querella u otro equivalente.
Que, de los hechos consignados por el Ministerio Público, se acrediten tanto el
cuerpo del delito, como la probable responsabilidad.
Que, de los hechos consignados por el Ministerio Público, no se actualice una causa
de exclusión del delito.

En el caso de que se impugne la orden de aprehensión por vía del juicio de amparo
y se solicite la suspensión del referido acto reclamado, ésta producirá el efecto de
que el quejoso quede a disposición del juez de amparo, únicamente en cuanto a su
libertad personal se refiere; y a la del juez del proceso penal por lo que hace a su
continuación. Empero, si la orden de aprehensión, o en su caso de reaprehensión,
se refieren a delito que, conforme a la ley, no permita la obtención de la libertad
provisional bajo caución, la suspensión sólo producirá el efecto de que el quejoso
quede a disposición del juez de amparo en el lugar que éste señale, únicamente en
lo que se refiere a su libertad personal, quedando a disposición de la autoridad a la
que corresponde conocer del procedimiento penal para los efectos de su
continuación.

Auto de formal prisión


Una vez que el Ministerio Público deduce la pretensión punitiva ante la jurisdicción
penal, en su caso, se produce el primer acto judicial que da inicio al procedimiento
penal de pre instrucción, el cual es parte del proceso penal según lo dispuesto por
el artículo 4o. del Código Federal de Procedimientos Penales, aunque
doctrinalmente no sea unánime esta postura legal, también con ello se apertura el
plazo constitucional que se otorga al órgano judicial penal para determinar la
situación jurídica del gobernado sometido a su jurisdicción.

Dentro de este plazo constitucional, cuya extensión es de 72 horas, se presentan


una serie de sucesos jurídico procesales, como el otorgamiento de 48 horas
siguientes a la radicación para que el inculpado rinda su declaración preparatoria.
Esta es una oportunidad para designar defensor desde
el momento que el gobernado esté a disposición de la autoridad judicial de la
instrucción del procedimiento penal en cuestión (sin perjuicio del derecho que tiene
a nombrar defensor desde el momento mismo en que sea detenido), así como para
que se le conceda gozar de la libertad provisional bajo caución o protesta, según
sea el caso, cuando así sea procedente.

También aquí se concede el derecho del gobernado a solicitar la duplicidad de este


plazo de 72 horas, con el objeto de ofrecer pruebas de descargo para que sean
admitidas y desahogadas antes que el juez resuelva la situación jurídica con que
enfrentará la instrucción del proceso, en la hipótesis de que esto así ocurra.

En todo caso, la autoridad responsable del establecimiento de reclusión en que se


encuentre internado el indiciado, que dentro del plazo 72 horas o su duplicidad no
reciba copia autorizada del auto de formal prisión o de la solicitud de prórroga,
deberá llamar la atención del juez sobre dicho particular en el acto mismo de concluir
el plazo, y si no recibe la constancia mencionada dentro de las tres horas siguientes,
pondrá al indiciado en libertad. Esto es así, toda vez que la prolongación de la
detención en perjuicio del inculpado será sancionada por la ley penal.

En efecto, esta duplicidad de plazo constitucional, que se originó en las


prevenciones procesales penales y se trasladó al texto constitucional, es para que
sólo el gobernado inculpado por un delito pueda solicitarlo al juez penal y éste
obsequiarlos, pero nunca podrá ocurrir esto para el Ministerio Público, ya que dicha
ampliación del plazo de mérito es únicamente para que el gobernado inculpado por
la comisión de un delito ofrezca pruebas y no los demás sujetos procesales.

La resolución constitucional que el órgano jurisdiccional penal debe dictar dentro de


este plazo, puede ser de cuatro tipos:

• Auto de formal prisión.


• Auto de libertad por falta de elementos para procesar.
• Auto de sujeción a proceso.
• Auto de no sujeción a proceso.

Tanto el auto de formal prisión como el de sujeción a proceso deberán expresar el


delito que se impute al inculpado, el lugar, tiempo y circunstancias de ejecución del
hecho delictivo, y en su dictado señalar las razones y motivos que tuvo la autoridad
judicial para arribar a la conclusión de que en la especie se acredita el cuerpo del
delito y la probable responsabilidad del gobernado inculpado por la comisión de un
delito.

El auto de formal prisión es la resolución judicial dictada en el plazo constitucional,


que determina la situación jurídica del inculpado, cuando el delito que se le impute
sea sancionado únicamente con pena de prisión o conjuntivamente con otra de
diverso tipo, fi ja la materia y el delito por el cual se deberá seguir el proceso, le
decreta la prisión preventiva, da término al procedimiento de pre instrucción e
inaugura el de instrucción, así como apertura la vía ordinaria o sumaria de éste y
vincula al proceso a los sujetos procesales.
El principio de controversia cerrada que contiene el auto de formal prisión se
constituye como una garantía individual de seguridad jurídica, por medio de la cual
se otorga certeza al inculpado (procesado) de por qué delito y en qué grado de
autoría o participación delictiva será juzgado, sin
que sea permitido variar este tema del proceso, pues incluso se prevé que si fuere
el caso de que en la secuela de un proceso apareciere que se ha cometido un delito
distinto del que se persigue, éste deberá ser objeto de averiguación separada, sin
perjuicio de que después pueda decretarse la acumulación si fuere conducente.

Suspensión en materia fiscal

El artículo 135 de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (LAMP), establece que
cuando se solicite el amparo contra actos (determinación, liquidación, ejecución o
cobro) relacionados con contribuciones o créditos de naturaleza fiscal, podrá
concederse de manera discrecional la suspensión, la cual surtirá efectos si se ha
constituido o se constituye la garantía del interés fiscal ante la autoridad exactora
por cualquiera de los medios permitidos por las leyes fiscales aplicables.
Adicionalmente, detalla que el órgano jurisdiccional está facultado para reducir el
monto de la garantía o dispensar su otorgamiento.
Por su parte, el artículo 136 de ese ordenamiento dispone que:
La suspensión, cualquiera que sea su naturaleza, surtirá sus efectos desde el
momento en que se pronuncie el acuerdo relativo, aún cuando sea recurrido.
Los efectos de la suspensión dejarán de surtirse, en su caso, si dentro del plazo de
cinco días siguientes al en que surta efectos la notificación del acuerdo de
suspensión, el quejoso no otorga la garantía fijada y así lo determina el órgano
jurisdiccional. Al vencimiento del plazo, dicho órgano, de oficio o a instancia de parte,
lo notificará a las autoridades responsables, las que podrán ejecutar el acto
reclamado. No obstante, lo anterior, mientras no se ejecute, el quejoso podrá exhibir
la garantía, con lo cual, de inmediato, vuelve a surtir efectos la medida suspensional.

Por lo anterior, la SCJN determinó que era necesario realizar una interpretación
armónica y sistemática de los numerales 135 y 136 de la LAMP, de la cual se
concluye que la suspensión, ya sea provisional o definitiva surte efectos de
inmediato, pero su efectividad está condicionada a que en el plazo de cinco días el
quejoso exhiba la garantía del interés fiscal por cualquiera de los medios permitidos
por las leyes fiscales aplicables.
Lo anterior, porque no resultaría factible realizar una interpretación literal de lo
dispuesto en el artículo 135 de la LAMP, pues esto haría nugatorio el ámbito
protector del juicio de derechos fundamentales ya que implicaría que previo a
conceder la suspensión, el interés fiscal ya estuviera garantizado o se tendría que
garantizar y sería la propia autoridad fiscal –señalada como responsable en el juicio
de amparo– la que calificó o no la pertinencia de la garantía.
Finalmente, debe recalcarse que el numeral 136 establece de manera expresa el
momento a partir del cual los efectos de la suspensión iniciarán, por lo que no habría
lugar a concluir una situación distinta.

Garantías y Contragarantías.
De entre las condiciones de efectividad existentes para que la suspensión del acto
reclamado decretada surta sus efectos, se ha señalado la de otorgar garantía que
asegure los daños y perjuicios que dicha suspensión pudiera ocasionar a terceros,
en caso de que el quejoso no obtuviere sentencia
favorable en el juicio de amparo, aunque de conformidad a lo dispuesto por los
artículos 125 y 139 de la Ley de Amparo, encontramos un requisito de procedibilidad
de la suspensión, sólo para los casos en que con la concesión de dicha suspensión
se pueda ocasionar daños y perjuicios a
terceros, tal como lo sugiere la fracción X del artículo 107 de la Constitución,
surtiendo desde luego sus efectos desde luego dicha suspensión en todo caso.

Suspensión provisional.
Surte sus efectos desde luego, sin que para ello se requiera de la exhibición de la
garantía respectiva. De la
interpretación armónica de lo dispuesto en los artículos 125, 130 y 139 de la Ley de
Amparo, que regulan lo relativo a la suspensión provisional y definitiva de los actos
reclamados, y a la garantía que el quejoso debe otorgar en los casos en que
aquéllas sean procedentes, para reparar el daño e indemnizar los perjuicios que se
puedan ocasionar al tercero perjudicado si no se obtiene sentencia favorable en el
juicio de amparo, y atendiendo a la naturaleza, objeto, requisitos de procedencia y
efectividad de la medida cautelar
de que se trata, así como al principio general de derecho que se refiere a que donde
existe la misma razón debe existir la misma disposición, se arriba a la conclusión de
que respecto a la suspensión provisional que se puede decretar con la sola
presentación de la demanda, cuando exista peligro inminente de que se ejecute el
acto reclamado con notorios perjuicios para el quejoso, tomando el juez de distrito
las medidas que estime convenientes para que no se defrauden derechos de
terceros, y en virtud de la cual se ordena mantener las cosas en el estado que
guardan hasta en tanto se notifica que a la autoridad responsable la resolución que
se dicte sobre la suspensión definitiva, surte sus efectos, al igual que ésta,
inmediatamente después de que se concede y no hasta que se exhiba la garantía fi
jada, porque de lo contrario no se cumpliría con su finalidad, que es la de evitar al
quejoso perjuicios de difícil reparación. Además, debe tomarse en cuenta que ante
el reciente conocimiento de los actos reclamados, el quejoso está menos prevenido
que cuando se trata de la suspensión definitiva, y si ésta surte sus efectos desde
luego, aun cuando no se exhiba la garantía exigida, lo mismo debe considerarse,
por mayoría de razón, tratándose de la suspensión provisional, sin que ello implique
que de no exhibirse garantía deje de surtir efectos dicha suspensión

La fijación de los montos de garantías y contragarantías corresponde al juez del


amparo, según lo dispuesto por el artículo 128 de la Ley de Amparo, y si bien en
este cuerpo legal no se establecen las formas en que deban constituirse las
garantías y contragarantías, no es óbice acudir para ello a las que prevé la
legislación civil federal, como son: la fianza, la hipoteca o la prenda, así como al
depósito de dinero en efectivo, las cuales quedan precisadas por el juzgador, pero
a elección del oferente de las mismas, así como la sustitución de una por otra,
aunque la más utilizada es la fianza.

Garantía en el amparo, sustitución de la. Es opcional para los interesados, la forma


en que deben constituir la garantía a que se contrae el artículo 125 de la Ley de
Amparo, así como la caución o contragarantía a que se
refiere el artículo 126 de la propia ley, siempre que sean de las expresamente
determinadas por la misma, es decir, depósito, fianza o hipoteca; por lo que, si se
ha constituido depósito y se solicita su sustitución por fianza o hipoteca, legalmente
procede tal sustitución.

Esta regla general sobre la admisibilidad de las contragarantías para anular los
efectos de la suspensión del acto reclamado, sufre dos excepciones, las cuales
consisten en que no se admitirá dicha contragarantía cuando de ejecutarse el acto
reclamado quede sin materia el juicio de amparo,
ni en caso de que con la suspensión se puedan afectar los derechos del tercero
perjudicado no estimables en dinero, pues aquí el juzgador sólo proveerá
discrecionalmente a la fijación del importe de la garantía.

Incumplimiento de la suspensión.

El estado jurídico que decreta el auto de suspensión debe ser indefectiblemente


acatado por la autoridad responsable o por todas aquellas autoridades que a pesar
de no haber sido llamadas a juicio como responsables, tengan la aptitud legal y
material de ejecutar el acto reclamado,
por encontrarse facultadas para ello. Por tanto, su desacato implica una vulneración
con graves consecuencias para el quejoso, lo cual puede acontecer mediante actos
de autoridad omisivos, elusivos o violatorios de lo ordenado en la suspensión. Dicha
circunstancia tiene un doble carácter, uno de índole procesal y otro de repercusiones
en el ámbito penal.
En el primero, se debe atender a su naturaleza jurídica de incidente innominado que
se sustancia en el procedimiento de la suspensión del acto reclamado, en virtud de
la relación intrínseca que su objeto tiene con el propio de la medida cautelar de la
suspensión del acto reclamado y de su materia, así como que su sustanciación
acaece dentro de la tramitación de la suspensión por medio de un breve
procedimiento, el cual se inicia mediante una denuncia de violación a la suspensión
(demanda
incidental). Una vez admitida se correrá traslado a la contraparte (autoridad
responsable) para que ésta rinda un informe al respecto (conteste demanda
incidental), con la oportunidad de las partes de ofrecer pruebas y alegar lo
conducente, para que el juzgador dicte resolución a dicha
incidencia.

Hecho superveniente
Los planteamientos doctrinarios sobre la concepción del “hecho superveniente” se
aprecian en los siguientes párrafos, de la siguiente manera:

En el Manual del juicio de amparo, editado por la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, se indica que: “Por causa superveniente debe entenderse, pues, la
realización, con posterioridad al auto que concedió o negó la suspensión de un
hecho que cambie el estado jurídico en que las cosas
se encontraban al resolverse el incidente.” Esto se inspira claramente en el criterio
judicial elaborado al respecto, como se aprecia a continuación:
Suspensión por causa superveniente. Para que pueda existir un hecho
superveniente que funde la suspensión del acto reclamado, es necesario: el
acaecimiento de un hecho posterior a la resolución dictada, cuya revocación se
pretende; que ese hecho sea de tal naturaleza que cambie la situación jurídica
que tenían las cosas antes de resolver sobre la suspensión y que no se haya
pronunciado sentencia ejecutoria en el juicio de amparo. Asimismo, con el objeto de
determinar el origen de ese acontecimiento superveniente, debe tomarse en cuenta
su efecto en la situación jurídica creada por la negativa o concesión de la
suspensión, toda vez que si resulta ser ese hecho superveniente de tal magnitud
que deba revocarse la negativa y proceder a su otorgamiento, resulta imputable a
la autoridad responsable (como acontece cuando se decreta que en la especie ha
quedado demostrada la falsedad o la omisión de datos en el contenido del informe
previo de la autoridad responsable, artículo 136, último párrafo, de la Ley de
Amparo); pero si fuese el caso de que por tal evento superveniente deba
revocarse ese otorgamiento de suspensión y en su lugar dictar la negativa de esa
medida cautelar, sólo puede ocurrir por virtud de un hecho de esa calidad atribuido
a la parte quejosa, nunca a la autoridad responsable, de pena de incurrir en
desacato y violar el mandamiento suspensional decretado, lo cual Soto Godoa y
Liévana Palma, identifican de la siguiente manera:
(…) si se ha negado la suspensión, el hecho superveniente sólo debe provenir de la
autoridad responsable, para que sirva de base a la revocación, porque sólo son
susceptibles de suspensión los actos de esa autoridad responsable (…) si se ha
concedido la suspensión, debe ocurrir un acontecimiento natural y ajeno a la
autoridad responsable para que sirva de fundamento a la revocación de la
suspensión; es decir, no debe provenir de la autoridad responsable, porque ésta no
puede alterar la situación jurídica creada en virtud
de esa suspensión, sin desobedecer la medida, lo que jurídicamente no puede
admitirse.

De tal suerte que los requisitos de procedibilidad necesarios para que se actualice
la modificación o revocación del auto por el cual se hubiere decretado la concesión
o negativa de la suspensión son:
• Que exista la verificación de un hecho superveniente.
• Que ese hecho superveniente hubiere acaecido posteriormente o en forma
simultánea al dictado del auto de suspensión.
• Que ese hecho superveniente sea de tal magnitud que varíe el estado jurídico en
que las cosas se encontraban antes de decretar la medida cautelar.
• Que el hecho superveniente tenga relación con los actos de ejecución del acto
reclamado que se hayan suspendido o por los que se hubiere negado la medida
cautelar.
• Que la modificación o revocación del auto de suspensión se tramite antes de que
se pronuncie sentencia ejecutoria en el juicio de amparo.

Objeción del informe previo.


Esta incidencia que se presenta en la suspensión del acto reclamado, prevista por
el último párrafo del artículo 136 de la Ley de Amparo, que si bien se refiere a la
hipótesis de la suspensión en los juicios de amparo en materia penal, no sólo se
limita a este rubro, sino a todos en los que esta
eventualidad acontezca, pues tiene como objeto comprobar, con medio de prueba
idóneo, sin que aquí opere la delimitación probatoria a que alude el artículo 131 de
la Ley de Amparo, que el contenido del informe previo de la autoridad responsable
es falso u omite datos. Informe previo, incidente de objeción al contenido del. Las
reglas de limitación probatoria establecidas en el artículo 131, de la Ley de Amparo,
son aplicables. Las reglas establecidas en cuanto a limitación de pruebas en el
artículo 131 de la Ley de Amparo, se refieren a las que pueden ofrecer las partes en
la audiencia incidental, que va a terminar con el dictado de la interlocutoria
correspondiente, sea concediendo o negando la suspensión definitiva. Pero una vez
dictada esa interlocutoria, de objetar alguna de las partes el contenido del informe
previo, la demostración de la falsedad de ese contenido, que en su caso obligaría a
modificar o revocar
la interlocutoria, no puede quedar limitada únicamente a las pruebas documental o
de inspección, porque éstas serían inconducentes tratándose de ciertos actos
reclamados, como pueden ser: desalojo, confiscación, demolición, levantamiento de
puestos metálicos, etcétera, para lo cual resulta idónea la prueba testimonial. Al
respecto, Ignacio Burgoa sostiene que, la objeción a dicho informe (…) deberá
apoyarse en pruebas idóneas que se adjunten a la promoción respectiva, para
demostrar la falsedad de las aseveraciones que en él hayan asentado las
autoridades responsables. Esta falsedad consiste en la negativa de los actos
reclamados (…)

Cancelación o devolución de garantías y contragarantías.


En este apartado, resulta pertinente señalar que lo dispuesto por el artículo 129 de
la Ley de Amparo, que prevé el procedimiento paraprocesal (que la Ley de Amparo
refi ere como incidente) relativo a la exigibilidad de la responsabilidad proveniente
de las garantías y contragarantías que se
otorguen con motivo de la suspensión del acto reclamado, en virtud de los daños y
perjuicios que se pudieran ocasionar al tercero perjudicado con el dictado de dicha
suspensión, no resulta aplicable para aquellos casos en que dichas garantías se
fijen para que surta efecto la suspensión del acto
reclamado, cuando éste afecte la libertad personal del quejoso, pues aquí no aplica
la dilación de seis meses para intentar la cancelación o devolución de esa garantía,
sino que ello se puede solicitar tan pronto como finalice el juicio, siempre que se
acredite haber cumplido con las condiciones
exigidas para que esa suspensión surtiese efectos.

En efecto, este procedimiento paraprocesal (que la Ley de Amparo refiere como


incidente), tiene como objeto hacer efectiva la responsabilidad proveniente de las
garantías y contragarantías que se otorguen con motivo de la suspensión concedida
en términos de los artículos 124 y 125 de la
Ley de Amparo. Asimismo, debe decirse que tal procedimiento encuentra su forma
de
trámite en la prevista para los incidentes no especificados a los que se refiere el
título segundo, capítulo único, del Código Federal de Procedimientos Civiles. Dicho
procedimiento deberá promoverse dentro del plazo de seis meses calendario del
año correspondiente y no por días hábiles
siguientes al día en que se notifique a las partes la ejecutoria de amparo.

En caso de que no se presente reclamo alguno dentro de ese plazo de seis meses,
dicho artículo 129 de la Ley de Amparo, prevé la obligación procesal del juzgador
de amparo para que, de oficio o a petición de parte, proceda a decretar la devolución
o cancelación, en su caso, de la garantía o contragarantía, sin que esto sea óbice
para que se pueda exigir la responsabilidad pecuniaria que corresponda ante las
autoridades competentes.

Suspensión en el juicio de amparo directo.


Procedencia.

La suspensión en el juicio de amparo directo sólo procede contra los actos de


ejecución de la sentencia, laudo o resolución que ponga fi n a juicio (que tengan
carácter fi rme, o sea, cuando contra ellas no proceda recurso o medio de defensa
legal ordinarios).

Trámite.
Existen dos formas en que se puede proveer sobre la suspensión en el juicio de
amparo directo: de oficio y a petición de parte, pero en ambos casos sólo una forma
en que se puede decretar: de plano. Es decir, en la sustanciación de la suspensión
en juicio de amparo directo, no existe un trámite en donde se aprecie formalidad del
procedimiento alguno (solicitud, contestación, ofrecimiento, recepción y desahogo
de pruebas, alegatos y resolución definitiva), sino sólo uno o dos actos procesales:
resolución o petición-resolución, según sea el caso. Aquí no existe suspensión
provisional, ni definitiva, sino una que se decreta de plano (mediante una decisión
judicial sin necesidad de agotar previamente procedimiento alguno).

En cuanto a la duración de la situación jurídica creada por la suspensión, debe


decirse que ésta comprende el tiempo que sea necesario para la tramitación y
resolución del juicio de amparo directo. Por lo que hace a la autoridad que decreta
la suspensión en el juicio de amparo directo, la doctrina ha sido coincidente en que
ésta lo es la autoridad responsable que hubiere emitido la sentencia, laudo o
resolución que ponga fi n a juicio, en virtud de lo dispuesto por el artículo 170 de la
Ley de Amparo. Conducente, tanto en la suspensión a petición de parte como en la
de oficio en el juicio de amparo directo, es la propia autoridad responsable que
hubiere dictado la sentencia, laudo o resolución que diere fi n al juicio y que por esa
vía se impugne de inconstitucional, ya que los tribunales colegiados de circuito sólo
pueden conocer de dicha suspensión en vía recursiva, o sea, cuando deban resolver
sobre el recurso de queja interpuesto por alguna de las partes sobre esta medida,
en términos de lo dispuesto por los artículos 95, fracción VIII y 99, párrafo segundo,
de la Ley de Amparo. De aquí que la suspensión pueda observarse como una real
medida cautelar ante la ejecución del fallo dictado y, en virtud de que es la propia
autoridad jurisdiccional a cuyo cargo se encuentra otorgar la ejecutoriedad de dicha
resolución, la que por la suspensión en el juicio de amparo directo, acepta y decreta,
en su caso, tal dilación planteada o que la Ley de Amparo le obliga a determinar, en
ello se encuentra el origen casacionista del juicio de amparo directo.

La suspensión en materia penal en el juicio de amparo directo, ésta siempre será


de carácter oficiosa y decretada de plano por la autoridad responsable en cuanto se
provea sobre la presentación de la demanda por parte del quejoso. En caso de que
la sentencia reclamada por vía de juicio de amparo directo imponga pena de
privación de la libertad personal, la suspensión surtirá el efecto de que
el quejoso quede a disposición del tribunal colegiado de circuito competente, por
conducto de la autoridad responsable que haya suspendido su ejecución, la cual
podrá concederle la libertad caucional en caso de ser así procedente. Esto es, este
efecto tendrá la suspensión de plano cuando el delito materia de la sentencia firme
que se impugna no verse sobre delito grave así calificado por la ley, siempre que en
la sentencia de primera instancia también así hubiere sido, porque en caso de que
en la de primera instancia hubiere sido absolutoria y el quejoso estuviere gozando
de su libertad
provisional bajo caución, aunque en la de segunda instancia ésta fuere revocada y
se dictare otra de carácter condenatoria por delito grave

En cambio, la suspensión en materias civil y administrativa en el juicio de amparo


directo se decretará a petición de parte siempre que concurran los requisitos a que
se refiere el artículo 124 y, en su caso, el 125 de la Ley de Amparo, la cual surtirá
sus efectos si el quejoso otorga garantía suficiente para responder por los daños y
perjuicios que se le puedan ocasionar por ello al tercero perjudicado. Aquí es
aplicable lo previsto por los artículos 125 párrafo segundo, 126, 127 y 128 de la ley
antes invocada, sobre las garantías y contragarantías, y cuando se trate de
sentencias o
resoluciones que pongan fi n a juicio en materia civil, la suspensión y las
providencias sobre admisión de las garantías y contragarantías se decretará de
plano, dentro de un plazo improrrogable de tres días hábiles.

Cuando se trate de laudos o resoluciones que pongan fi n a juicio en materia del


trabajo, la suspensión se concederá en los casos en que, a juicio del presidente del
tribunal del trabajo respectivo, no se ponga a la parte obrera que obtuvo una
resolución favorable en peligro de no poder
subsistir mientras se resuelve el juicio de amparo, caso en que sólo se suspenderá
la ejecución de estas resoluciones únicamente en cuanto a lo que exceda de lo
necesario para asegurar tal subsistencia, surtiendo sus efectos dicha suspensión si
se otorga garantía bastante y suficiente, en términos de lo dispuesto por la Ley de
Amparo, a menos que se constituya contragarantía por el tercero perjudicado.
Bibliografía

• Contradicción de tesis 3/2015. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados SUSPENSIÓN DEFINITIVA. EFECTOS
DE SU CONCESIÓN CONTRA EL AUTO DE FORMAL PRISIÓN, DICTADO POR DELITOS NO GRAVES, CUANDO
EL QUEJOSO ESTÉ LIBRE, PERO SIN GOZAR DEL BENEFICIO DE LA LIBERTAD PROVISIONAL BAJO
CAUCIÓN (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 136 DE LA LEY DE AMPARO VIGENTE HASTA EL 2 DE ABRIL
DE 2013).Primero, Segundo y Tercero, todos en Materia Penal del Tercer Circuito. 7 de septiembre de 2015.
de amparo, p. 114.
• Ignacio Burgoa , El juicio de amparo, México, Porrúa, 17a. ed., 1981, pp. 776 y Manuel Bernardo Espinoza Barragán, Juicio
de amparo, op. cit., pp. 228 y 235.
• Ignacio Soto Gordoa y Gilberto Liévana Palma, La suspensión del acto reclamado en el juicio
• Margarita Huerta Viramontes y otros, La suspensión de los actos reclamados en el juicio de amparo, México, Cárdenas
Editor, Colegio de secretarios de estudio y cuenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación A. C., 3a. ed., 1989, pp. 99 y
100.
• Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “Suspensión provisional. Surte sus efectos desde luego, sin que para ello
se requiera de la exhibición de la garantía respectiva”, tesis de jurisprudencia por contradicción P./J. 43/2001, apéndice al
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XIII, abril de 2001, novena época, p. 268.
• Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, “Suspensión. Debe ser concedida, por regla
general, contra el cobro de contribuciones”, tesis aislada I.7o.A.198 A, apéndice al Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, tomo XVI, noviembre de 2002, novena época, Incidente de suspensión (revisión) 1147/2002. 15 de mayo de 2002,
unanimidad de votos, p. 1193.
• Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “Suspensión. Dentro de los daños y perjuicios originados en ella no
quedan comprendidos los gastos causados por el tercero por la contragarantía otorgada”, tesis de jurisprudencia por
contradicción número 430, apéndice al Semanario Judicial de la Federación 2000, tomo VI, Común, Jurisprudencia SCJN,
séptima época, p. 367.
• Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, “Suspensión en amparo directo. Compete a la autoridad responsable
señalar efectos y requisitos de la”, tesis aislada XXII.7 K, apéndice alSemanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo
III, marzo de 1996, novena época, Queja 8/96, 15 de febrero de 1996, unanimidad de votos, p. 1028.
• Véase tesis P./J. 15/96, SUSPENSIÓN. PARA RESOLVER SOBRE ELLA ES FACTIBLE, SIN DEJAR DE OBSERVAR
LOS REQUISITOS CONTENIDOS EN EL ARTICULO 124 DE LA LEY DE AMPARO, HACER UNA APRECIACIÓN
DE CARÁCTER PROVISIONAL DE LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL ACTO RECLAMADO, Novena Época,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo III, Abril de 1996, p. 16, IUS 200136.

También podría gustarte