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Historia[editar]

El 25 de noviembre de 1960, en la República Dominicana, fueron asesinadas las


tres hermanas Mirabal: Patria Mirabal, Minerva Mirabal y María Teresa Mirabal, activistas
políticas, por órdenes del dictador Rafael Leónidas Trujillo. En 1981 se celebró
en Bogotá, Colombia, el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se
decidió marcar el 25 de noviembre como el Día Internacional de No Violencia contra las
Mujeres, en memoria de las hermanas Mirabal.8
En 1991, se inició la Campaña de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género en
el Centro para el Liderazgo Global de Mujeres proponiendo actividades para la erradicación de
la violencia de género desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre, Día de los
Derechos Humanos.9
En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, en la que definió el término violencia contra la
mujer como:
Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico,
sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea
que ocurra en la vida pública o en la vida privada.

Una manifestación denuncia la violencia contra las mujeres (Lesotho, 2008).

En dicha asamblea, se reconoció que era necesaria «una clara declaración de los derechos
que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas
sus formas, y un compromiso de los Estados y de la comunidad internacional en general para
eliminar la violencia contra la mujer».10
El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de
noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La ONU
invitó a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a
llevar a cabo actividades dirigidas a sensibilizar al público respecto del problema en este día
como una celebración internacional. A partir de esta invitación, distintos países, como Chile11
y Argentina han añadido este día a sus calendarios oficiales.
El Unifem y posteriormente la ONU Mujeres renovaron anualmente el compromiso de la lucha
contra la violencia de género como una prioridad.12
En octubre de 2006, se presentó el Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra
la mujer, que demuestra que existen obligaciones concretas de los Estados para prevenir la
violencia, para tratar sus causas (la desigualdad histórica y la discriminación generalizada),
así como para investigar, enjuiciar y castigar a los agresores.
Manifestación en el Día contra la violencia contra las mujeres en Santiago de Chile, noviembre de 2019.

En febrero del 2008, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, lanzó la
campaña global: "Únete para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres", sumándose a la
campaña iniciada en 1991 por el Centro para el Liderazgo Global de Mujeres de la Campaña
de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género.13
En 2020, dentro de esta misma campaña activista, la corporación municipal de Rivas
Vaciamadrid incluye un mes de actividades lúdico-formativas1415 para concienciar ante formas
sutiles de violencia, como la invisibilización de la mujer.

Problema en el ámbito mundial: políticas públicas y


lucha contra la impunidad[editar]

Ayuntamiento de Madrid, noviembre de 2015.

Aunque en la primera década del siglo XXI se ha avanzado en legislación contra la violencia


de género y el feminicido, uno de los problemas que se mantiene es la impunidad.16
Por otro lado, todavía muchos países tienen legislaciones precarias contra la violencia de
género, debido a que su abordaje a través de las políticas públicas no es transversal y es sin
duda insuficiente. Junto con diferencias culturales, la forma en que las inequidades de género
se producen está relacionada con las posibilidades que brindan los sistemas políticos,
económicos, sanitarios y de seguridad social en cada país para el desarrollo de sus
ciudadanos. Las políticas públicas refuerzan o aminoran el impacto del género sobre la salud
de las mujeres y los hombres, pues no existen políticas neutras sino solamente "ciegas al
género". En este sentido, el orden social, el funcionamiento jurídico, institucional, las políticas
y los programas pueden contribuir a una mayor igualdad o mantener e incluso profundizar y
construir nuevas desigualdades.[cita  requerida]
La ausencia de ciertas políticas indica que el Estado no se está haciendo cargo de las
desigualdades de género existentes, lo que se manifiesta en distintos sectores de la vida
social. Por ejemplo, la ausencia de políticas que instalen contenidos no sexistas en el sistema
educativo, sin abordar allí la reproducción de construcciones culturales que atentan contra
la igualdad de género.17
De manera más crítica, existen leyes y políticas que no solo omiten, sino que además
accionan con violencia mecanismos que generan mayores desigualdades de género; este es
el caso de la interrupción del embarazo o aborto.

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