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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO (UASD)

RESPONSABILIDAD CIVIL I

FUNDAMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL.


Antes de hablar de las teorías necesitamos saber lo que son o de que se tratan los
fundamentos de la responsabilidad civil. Según expresa José de Paula, profesor del
Decanato de Derecho de la Universidad Apec, cuando se habla de los fundamentos de
la responsabilidad civil, se hace referencia a las bases teóricas (filosóficas) que
justifican las razones por las cuales se obliga al autor de un daño a repararlo.
Los antiguos romanos, que al decir de él, fueron gente muy sabia y muy práctica,
sintetizaron los grandes principios jurídicos en tres axiomas, a los que el derecho
podría reducirse como mínima expresión y no obstante ser suficientes para abarcar
todos los aspectos a regular por las normas. De acuerdo con dicho autor esos tres
axiomas son:

 Honeste vivere (vivir honestamente).


 Suum cuique tribuere (dar a cada uno lo suyo).
 Alterum non laedere, es decir no dañar al otro.
Para los romanos, de acuerdo con lo indicado por dicho autor, a partir de esos
principios se podía, ante cualquier situación, saber cómo comportarse en relación con
los demás.
Ahora bien, cual es el fundamento fundamental de la responsabilidad, consiste en no
dañar a otro (alterum non laedere).
Con el trascurrir de la historia varios autores también han dado a conocer diversas
explicaciones teóricas en relación con el tema, entre las cuales están:
1. Fundamento tradicional o principio de justicia.
2. Fundamentos filosóficos: Teoría utilitaria y la teoría del derecho y la justicia.
3. Fundamentos económicos: El Análisis Económico del derecho (AED).
4. La teoría de la falta: La falta probada y la falta presumida.
5. La teoría del riesgo: teoría del riesgo provecho y la teoría del riesgo creado.
6. La teoría de la garantía: el principio del derecho de actuar y el principio del
derecho a la seguridad, etc.

LA TEORÍA DE LA FALTA.
La enciclopedia Jurídica define la falta como la acción u omisión perjudicial en que uno
incurre por ignorancia, impericia, precipitación o negligencia, o la omisión del cuidado
y exactitud que uno debe poner en alguna cosa. La mayoría de los autores clásicos
franceses definen la falta como un error de conducta que no habría sido cometido por
una persona normal, en igualdad de condiciones exteriores. La Suprema Corte de
Justicia había sustentado el criterio de que la falta no era más que el incumplimiento
de una obligación preexistente, consistente en una acción cuya ejecución estuviera a
cargo del agente o en una omisión o abstención de cumplir. En otras palabras, la falta
consiste en no cumplir un hecho prescrito o que se haya cometido un hecho que esté
prohibido.
En otra sentencia más reciente, la Suprema Corte de Justicia consideró que la falta es
un error de conducta. Esta sentencia pone un criterio más amplio que la anterior en
cuanto a la apreciación del hecho que puede ser constitutivo de falta, pues no se limita
a sancionar pura y simplemente la violación a un deber jurídico, sino que además
completa la idea de que el error de conducta es violatorio del deber jurídico. Sin
embargo, en ocasiones una persona puede cometer una falta aun ejerciendo un
derecho; esto ocurre cuando se comete un abuso de derecho el cual consiste en la
realización de una actuación notoriamente anormal.
Según la teoría de la falta, uno sólo está obligado a responder de un daño si se le
prueba que ha cometido una falta y que esa falta es la causa de ese daño. Según esta
teoría, la falta es el fundamento de la responsabilidad civil. Sin falta no hay
responsabilidad. Es la regla consagrada en el ordenamiento jurídico dominicano en los
artículos 1382 y 1383 del Código Civil. A la responsabilidad civil fundada en la falta se le
llama responsabilidad civil subjetiva, y tiene como fuente las faltas voluntarias o delito
civil; y las faltas involuntarias, o cuasidelitos que nacen de las imprudencias,
negligencias, inadvertencias e inobservancias de los Reglamentos.
Pero ¿qué es la falta? En su sentencia del 10 de abril del 2003, publicada en las páginas
67-77 del B.J.1117; la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, define la falta
diciendo que es no solo la violación a una obligación preexistente, sino también un
error de conducta que no habría sido cometido por una persona normal en igualdad de
condiciones exteriores.
Esta definición de falta se inscribe en una valoración in abstracto de la conducta del
agente, y el modelo o patrón a seguir para determinar si la acción de un sujeto es
objetable o no, es el comportamiento del buen padre de familia. El juez debe
preguntarse “¿qué hubiera hecho un hombre sensato, un hombre cuidadoso en este
caso?” “¿Qué hubiera hecho un hombre normal?” El hombre “normal” es un prototipo
de sujeto modelo de buen padre de familia.
En la teoría de la falta el administrador de justicia investiga acerca del comportamiento
del agente, indaga cuál ha sido su conducta frente a los hechos que originan el daño.
A la responsabilidad civil cuyo fundamento no es la falta, se le conoce con el nombre
de responsabilidad civil objetiva. Ejemplo: la responsabilidad civil del guardián por el
hecho de la cosa inanimada (Art.1384-1 del C. Civ.; la responsabilidad civil del guardián
por el hecho de los animales (Art.1385 C. Civ.), la responsabilidad civil resultante de los
accidentes de trabajo (Art. 727 del Código de Trabajo); y, la responsabilidad civil
operador aéreo por el daño provocado con una aeronave en vuelo. El artículo 193 de la
ley de Aviación Civil No.491-06 dispone que la persona que sufra los daños, tiene
derecho a reparación en las condiciones fijadas en esta ley, con solo probar que los
daños provienen de una aeronave en vuelo o de por cuanto de ella caiga o se
desprenda. Sin embargo, no habrá lugar a la reparación si los daños no son
consecuencia directa de los acontecimientos que los han originado o si se deben al
mero hecho del paso de la aeronave a través del espacio aéreo y dicho paso ha sido
efectuado dando cumplimiento y en conformidad a las disposiciones reglamentarias
del tránsito aéreo.
Obsérvese que la ley no obliga que se establezca la falta del operador aéreo para que
su responsabilidad quede comprometida. Basta el hecho y que éste sea la causa del
daño. También pertenece a la responsabilidad civil objetiva la responsabilidad de los
padres por el hecho de sus hijos menores que vivan con ellos, de conformidad con el
Art.69 de la ley 136-03 que instituye el Sistema de Protección y los Derechos
Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes o Código del menor, en lo que sigue:
CNNA.
En algunos casos, la falta del autor del daño se presume y la víctima queda liberada de
la obligación de aportar la prueba del error de conducta del dañador. En esta
circunstancia la ley, supone la existencia de la falta.
Una presunción “es un razonamiento que partiendo de un hecho que está probado se
llega a la consecuencia de la existencia de otro hecho.
Según el Art. 1349 del Código Civil dominicano, son presunciones, las consecuencias
que la ley o el magistrado deduce de un hecho conocido a uno desconocido; y el 1352,
dispone, que la presunción legal dispensa de toda prueba a aquel en provecho del cual
existe. Dicho texto legal dispone que no se admita ninguna prueba contra la
presunción de la ley, cuando sobre el fundamento de esta presunción anula ciertos
actos o deniega la acción judicial, a menos que se reserve la prueba en contrario.
Como se ve, existen dos tipos de presunción: Una que admite prueba en contrario y
que se denomina presunción juris tantum o presunción simple; y otra que no admite
prueba en contrario, llamada presunción irrefragable o juris et jure. Ejemplo de la
primera es la que consagra el Art.312 del Código Civil. En ese texto se presume que el
hijo nacido dentro del matrimonio es hijo del marido: pater is est quem nuptiae
demonstrant; pero el padre presunto puede liberarse de esta suposición si demuestra
que no es el progenitor de la criatura. En cambio, el Art.69 CNNA consagra una
presunción juris et jure, contra los padres y responsables del menor. En dicha norma se
dispone que (…) a tal efecto, bastará que el acto dañoso de los hijos constituya la causa
directa del perjuicio sufrido por la víctima, independientemente de toda apreciación
moral sobre el comportamiento de los hijos o de los padres (las cursivas son jp).

LA TEORÍA DEL RIESGO.


La teoría del riesgo es una teoría que se aplica al campo de la responsabilidad civil
extracontractual y es un criterio para determinar la responsabilidad de las personas
(naturales o jurídicas) involucradas en el daño ocurrido a otra persona (natural o
jurídica), sin haber tenido tal persona que soportar el daño que se le ocasionó.
Este criterio dice que son responsables de los daños de tipo extracontractual todas
aquellas personas que efectúan una conducta que tenía el riesgo de que se presentara
en concreto el resultado dañoso acontecido. Es decir, son responsables todos aquellos
que asumen el riesgo de llevar una acción que puede tener una consecuencia dañosa
para las otras personas, aun cuando la persona que asuma el riesgo efectúe la
actividad o conducta con el mayor cuidado y perfección posible. Es decir, que es
responsable todo aquel que lleve a cabo una conducta que conlleva el riesgo de un
resultado dañoso. Si este resultado se presenta, tendrá que responder.
El ejemplo más típico de éste tipo de actividades y conductas riesgosas ocurre en
materia de tránsito. Esta actividad es considerada como una actividad riesgosa. Al
conducir un automóvil, la persona sabe que, por más diligente y cuidadosa que sea,
siempre existe la posibilidad de que se atropelle a alguien, que se estrelle, que dañe el
patrimonio de otro, etc. Es por ello que, aun cuando ésta persona se comporte con la
mayor diligencia, a ella se le considera responsable de los eventuales daños que
puedan ocurrir.

Las características, para identificar la responsabilidad por riesgo, son:


1. Que exista un riesgo de daño que se encuentre más allá del ordinario riesgo que
implica toda actividad humana. Esto es, el riesgo debe ser destacable, pues toda
actividad en la vida implica riesgos.
2. La actividad riesgosa debe ser permitida por el Derecho Penal y las buenas
costumbres. En efecto, hay actividades de riesgo que lo implican pero que también son
sancionadas penalmente. Un ejemplo de ello es el porte de armas de alto calibre en la
ciudad. Estos son riesgos no permitidos por el derecho y los daños que resultan de
ellos son sancionados de diferente manera a como lo haría la teoría del riesgo.
3. La diligencia y cuidado no libera de responsabilidad. En efecto, en la teoría del
riesgo, como se explicó en la definición, por el hecho de ser diligente no significa que
no se esté asumiendo el riesgo de que ocurra el resultado dañoso, por ello toda
persona es responsable. Sin embargo, existen hechos como la causa extraña o la culpa
exclusiva de la víctima, que pueden atenuar o liberar la responsabilidad.
4. En la teoría del riesgo lo relevante es saber quiénes crearon el riesgo, no quien fue
materialmente el que lo causó. Esto es muy importante porque vincula al proceso a
toda aquella persona que haya contribuido a crear el riesgo que terminó en un daño
para una persona.

LA TEORÍA DE LA GARANTÍA.
La teoría de la garantía consiste en una propuesta para la cual, la responsabilidad civil
tiene dos fundamentos. En uno, la responsabilidad civil es subjetiva, responsabilidad
con falta probada, y en otro, la responsabilidad civil es objetiva, responsabilidad sin
falta. Se está ante una doctrina de carácter mixto que se coloca entre la teoría de la
falta y la teoría del riesgo creado.
Comentando esta teoría, Javier Tamayo Jaramillo, expresa que, Boris Starck, al exponer
su teoría de la garantía, expresa que en la responsabilidad civil existe un conflicto de
derechos. Por una parte está el derecho de actuar y por la otra está el derecho a la
seguridad. Con base al derecho de actuar estamos legitimados para causarles daño a
los demás, a condición de que no atentemos contra su seguridad personal o contra la
integridad de sus bienes. En este caso el agente solo sería responsable si el daño se
hubiere causado por su culpa. Por el contrario, según Boris Starck, en el ejerció del
derecho a la seguridad, estamos legitimados, para reclamar indemnización,
independientemente de toda culpa del agente, en caso de atentados a la integridad
personal o a la de nuestros bienes. En este caso estamos ante una responsabilidad
puramente objetiva, termina diciendo Tamayo Jaramillo.

Boris Starck explica su teoría de la manera siguiente:


Así se diseña la gran división de los daños sobre la cual descansa la teoría de la
garantía. De una parte, los daños corporales y materiales, que son garantizados
objetivamente, sin que se exija la prueba de la culpa del responsable. De otra parte, los
daños de naturaleza puramente económica o moral, que no son garantizados, en
principio, porque son la consecuencia normal, incluso necesaria, del ejercicio del
derecho de actuar y de dañar que posee el autor del daño.
Lo que se acaba de exponer significa que cuando una persona en el ejercicio de un
derecho causa un daño a otra, ese daño no es susceptible de reparación alguna, salvo
que la víctima pueda probar a cargo del agente una falta que le sea imputable. Es lo
que ocurre cuando un crítico de cine califica de mala una película, y su productor
pierde dinero. Como el crítico causó el daño en el ejercicio de un derecho, el
damnificado no tiene de que quejarse, a menos que pueda probar que ese crítico
actuó de mala fe. Si resulta así, que actuó de mala fe, el crítico habría cometido una
falta y está, en ese caso, obligado a resarcir el perjuicio causado. Esta solución se basa
en la falta, por eso su responsabilidad civil es subjetiva.
La otra esfera o dimensión de la teoría de la garantía, aparece en el ámbito de la
seguridad de las personas: el derecho a no sufrir ningún percance en cuanto a su salud
corporal y ni en cuanto a sus bienes. Según la tesis de Boris Starck, cuando el daño se
produce dentro de esta dimensión (en la esfera del derecho a la seguridad), se está en
presencia de una responsabilidad objetiva (sin falta) y su autor queda obligado a
reparar el perjuicio, sin necesidad de que haya que probarle la falta.
Boris Starck, citado por el Dr. Víctor Livio Cedeño, afirma que toda la cuestión es
entonces saber cómo conciliar estos derechos antagonistas y, presentado el caso, cuál
de los dos debe desaparecer frente al otro. La teoría de la garantía proclama que hay
ciertos derechos de actuar que permiten perjudicar impunemente a otro.
Ejemplo: el derecho de ejercer un comercio permite hacer competencia a otro
comerciante, por lo tanto, eventualmente de perjudicarlo. No se podría condenar al
comerciante, que quizás ha causado la ruina de su competidor, puesto que si ello se
hace, sería prohibir la competencia misma. Se podría decir lo mismo del ejercicio de las
vías judiciales, del derecho de crítica literaria o artística, del derecho de la huelga, etc.
No cabe duda que para la teoría de la garantía, la obligación de indemnizar
dependerá de cuál sea la esfera de los derechos afectada, si el derecho de actuar o el
derecho de la seguridad.

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