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Los cristianos somos convocados cada Cuaresma a un desierto espiritual, es decir, a un lugar de purificación, de
penitencia para entrar íntimamente en la lucha entre Dios y el ángel del mal, porque es el lugar de la tentación
que nos enseña a orar y ser capaces de oír la Palabra, donde aprendemos a despojarnos de cosas queridas
pero que nos separan de Dios, donde podemos vernos a nosotros mismos y podemos ver a Dios. Y ahí, en el
desierto, donde tenemos la nostalgia de la Tierra Prometida. El desierto es la gran pedagogía de Dios, que nos
educa para la eternidad, nos desinstala, nos saca de nosotros mismos y nos lleva a la libertad.
Jesús entra en el desierto para hacer la experiencia que el hombre no quiere realizar, estar totalmente en las
manos de Dios; del mismo modo que los grandes místicos se encontraron con Dios repitiendo en ellos el paso
del pueblo de Israel y que hoy nosotros somos invitados a entrar para decir como San Francisco de Asís: “Mi
Dios y mi Todo” porque podremos descubrir como Dios, cuando confío plenamente en Él, se convierte en todo
para mí.
La oración, el ayuno y la limosna
En el mensaje del santo Padre para la Cuaresma 2022 invita a los cristianos desde la
exhortación de San Pablo a los Gálatas “No nos cansemos de hacer el bien” a emplear los
medios que contamos para el ejercicio cuaresmal.
La oración
El Papa Francisco nos invita a que “No nos cansemos de orar”, señalando a Jesucristo, el
Maestro que nos enseña a orar siempre sin desanimarnos, especialmente en un momento
tan difícil como la pandemia que nos hace tocar con mano nuestra fragilidad personal y
social. Y ahora, en este tiempo de Cuaresma, experimentemos desde la oración, el
consuelo de la fe en Dios, que no nos exime de las tribulaciones de la vida. Compara la
oración como la acción divina que riega la aridez del campo de la vida humana, pues nos
permite volvernos a Dios para mirarlo, contemplarlo, escucharle, hablarle y unirme a Él.
El ayuno
El segundo llamado que nos hace el Papa es a que “No nos cansemos de extirpar el mal de
nuestra vida” para explicarnos el sentido del ayuno que la Iglesia nos pide. Pues, mediante
el ayuno corporal, fortalecemos el espíritu en la lucha contra el pecado, contra la
concupiscencia que nos empuja al egoísmo y toda clase de mal y nos aísla de los demás. El
Papa compara el ayuno como la acción divina de preparar el terreno interior teniendo a
raya al apetito corporal.
La limosna
Por último, el Santo Padre nos llama a que “No nos cansemos de hacer el bien en la
caridad activa hacia el prójimo”, que se expresa en la práctica de la limosna que consiste
en dar y hacerlo con alegría, practicando el llamado a hacer el bien a todos, tanto a los
más cercanos como a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a
quienes son discriminados y marginados. Compara el Santo Padre a la limosna a la acción
divina de dar fecundidad ya que el amor es generador de vida.
Si deseas realizar actividades de cuaresma con tus
estudiantes puedes visitar la siguiente página web:
https://www.sadlier.com/religion/blog-de-sadlier-
religion/ensenar-y-celebrar-la-cuaresma-con-ninos-
catolicos