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Daniel Feierstein
Resumen
Los conceptos de crímenes de lesa humanidad y genocidio surgieron en
el derecho internacional como una reacción ante la indignación generada en
la opinión pública occidental por la magnitud de los crímenes implementados
por el nazismo. Más allá de las discusiones involucradas en sus modos de
tipificación y en su oportunidad, estos conceptos se instalaron como la deci-
sión última de que los perpetradores de crímenes tan extremos serían perse-
guidos allí donde se refugiaran y condenados cualquiera fuera el momento en
que pudieran ser juzgados, dado que la gravedad de las acciones cometidas
volvía insensato aplicar garantías tales como los principios de territorialidad o
prescripción, que habían sido construidas como modalidades de protección
del ciudadano ante el poder penal estatal y no como excusas para el ejercicio
paroxístico y exterminador de dicho poder del Estado.
Pero el desarrollo de estos conceptos no fue sencillo ni lineal: a la tipifi-
cación diferenciada de los delitos (que excluyó a los grupos políticos de la
categoría de genocidio) se sumó la creciente dificultad para categorizar los
diversos casos de aniquilamientos masivos estatales como genocidios.
Si se analizan las tendencias en los modos en que estas categorías co-
mienzan a utilizarse en el siglo XXI, una nueva preocupación se extiende sobre
la problemática. En estos sesenta años, aquellos sectores responsables de la
comisión de estos crímenes no solo continuaron generalmente impunes ante
la reiterada comisión de estos hechos sino que, sintomáticamente, se volvie-
ron capaces de utilizar las figuras del derecho penal internacional para penar
prácticas totalmente distintas: delitos cometidos por fuerzas no estatales de
carácter contestatario. Este trabajo se propone abordar los usos de las nuevas
categorías conceptuales de los derechos humanos en una reformulación del
derecho soberano que tiende a construir un modelo neo-imperial, legitimador
de las intervenciones de los EE.UU. en cualquier lugar del planeta con la justi-
ficación de la defensa de derechos humanos cuya tipificación se vuelve cada
vez más laxa.
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Véase el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Núremberg, firmado el 6 de octubre de 1945.
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El carácter “inhumano” de dichas acciones daría para otra discusión compleja, imposible de abordar aquí por
cuestiones de extensión y profundidad, referente a qué tan cercanas o alejadas de la humanidad se encuentran las
acciones de aniquilamiento masivo y sistemático.
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Dicha intervención se encuentra citada y trabajada en el artículo de Hernán Folgueiro, “El crimen de genocidio en
el derecho internacional” en Daniel Feierstein y Guillermo Levy (comps.) Hasta que la muerte nos separe. Poder y
prácticas sociales genocidas en América Latina, La Plata, Ediciones al Margen, 2004, p. 27.
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Raphael Lemkin; Axis Rule in Occupied Europe, Washington DC, Carnegie Endowment for International Peace, 1944,
traducción propia (versión en español en El dominio del Eje en la Europa ocupada, Buenos Aires, Prometeo, 2009).
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mencionado en el presente párrafo o con mite dar cuenta del carácter determinante
cualquier crimen de la competencia de la de las prácticas genocidas tal como las
Corte; i) desaparición forzada de perso- concibiera Lemkin (“la destrucción de la
nas; j) el crimen de apartheid; k) otros ac- identidad del grupo oprimido”) sea este el
tos inhumanos de carácter similar que cau- grupo colonizado, como lo era en la época
sen intencionalmente grandes sufrimientos en que Lemkin desarrolla el concepto, o el
o atenten gravemente contra la integridad propio grupo de los nacionales, como ten-
física o la salud mental o física.” dió a ser en los procesos genocidas a par-
La figura de genocidio fue definida en tir de la segunda mitad del siglo XX, cuan-
el artículo 6 del Estatuto como “cualquiera do las tareas de opresión dejaron de ser
de los actos mencionados a continuación, hegemónicamente desarrolladas por las
perpetrados con la intención de destruir potencias centrales para comenzar a ser
total o parcialmente a un grupo nacional, ejercidas, Doctrina de Seguridad Nacional
étnico, racial o religioso como tal: a) ma- mediante, por los propios ejércitos nacio-
tanza de miembros del grupo; b) lesión nales de cada uno de dichos Estados, que
grave a la integridad física o mental de funcionaron como “ejércitos de ocupación”
los miembros del grupo; c) sometimiento de sus propios territorios.
intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su des-
Similitudes y divergencias
trucción física, total o parcial; d) medidas
entre los conceptos de crímenes
destinadas a impedir nacimientos en el
de lesa humanidad y genocidio
seno del grupo; e) traslado por la fuerza
de niños del grupo a otro grupo.” Revisada entonces la genealogía y
Pese a la exclusión de los grupos polí- constitución histórica de estos dos con-
ticos de la figura de genocidio, cuya ilegiti- ceptos, vale la pena detenerse en algunas
midad fuera tratada en diversos trabajos, de sus similitudes y divergencias.
y al intento de clausurar la destrucción de De una parte, ambos conceptos con-
grupos políticos como tales al remitirlos ducen a idénticos resultados, desde el
a asesinatos individuales comprendidos punto de vista de sus consecuencias ju-
como “crímenes de lesa humanidad”, aún rídicas, en lo que hace a la capacidad de
quedaba una ventana de posibilidad, con- traspasar las garantías de prescripción, te-
ceptualmente enriquecedora, por la cual rritorialidad y obediencia, como violaciones
los modos sistemáticos de destrucción de a la propia existencia de la humanidad que,
la identidad que preocuparan a Lemkin y por tanto, no pierden su efecto con el tiem-
llevaran a reflexionar sobre estos hechos po, no pueden ser dejadas solo en manos
pudieran aparecer en la interpretación del de las justicias nacionales y no pueden ser
análisis de estos crímenes: la destrucción excusadas por la situación de obediencia.
“parcial” de un grupo nacional. Pero al analizar las divergencias entre
Esta figura, aún presente en todas las ambos conceptos podemos percibir que
tipificaciones legales del genocidio, per- el concepto de “crímenes de lesa humani-
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Véase, entre otros y con miradas muy diversas pero convergencia en el cuestionamiento a la exclusión de los gru-
pos políticos: Frank Chalk and Kurt Jonassohn; The History and Sociology of Genocide: Analysis and Case Studies,
New Haven, Yale University Press, 1990; Ward Churchill, A Little Matter of Genocide: Holocaust and Denial in the
Americas, 1492 to the Present, San Francisco, City Lights Books, 1997; Helen Fein; Accounting for Genocide, Nueva
York, The Free Press, 1979; Leo Kuper; Genocide. Its Political Use in the Twentieth Century, New Haven y Londres,
Yale University Press, 1981; Vahakn Dadrian; “A Typology of Genocide”, en International Review of Modern Sociol-
ogy, 15, 1975, p. 204, Barbara Harff and Ted Gurr; “Toward empirical theory of genocides and politicides”, en Inter-
national Studies Quarterly 37, 3, 1988; Matthias Bjornlund, Eric Markusen y Martin Mennecke; “¿Qué es el genocidio?
En la búsqueda de un denominador común entre definiciones jurídicas y no jurídicas”, en Daniel Feierstein (comp.);
Genocidio. La administración de la muerte en la modernidad, Buenos Aires, EDUNTREF, 2005.
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dad” refiere a un conjunto de delitos pro- destrucción total de, por ejemplo, las co-
ducidos contra los individuos civiles. Las munidades judías o gitanas que habitaban
lógicas de causalidad explicativa de esta fi- el territorio alemán, polaco o lituano, se tra-
gura postulan que el perpetrador ha utiliza- ta de un fenómeno que parecería no haber
do como “herramienta” para un fin diferen- afectado a alemanes, polacos o lituanos,
te (triunfar en un conflicto militar, tomar el entre otros grupos nacionales, más allá
poder estatal o cualquier otro) el asesinato, de su mayor o menor solidaridad con las
la tortura, la violación u otros crímenes co- víctimas. Se “aliena” la condición alemana,
metidos contra individuos que, como parte polaca o lituana de los judíos y gitanos y
de la población civil, no se encontraban in- solo se los puede observar como los ob-
mersos necesariamente en dicho conflicto servaban los propios perpetradores, esto
ni constituían su objetivo principal. Es por es, como seres ajenos al grupo nacional
ello que la figura de “crímenes de lesa hu- alemán, polaco o lituano.
manidad” no requiere la intencionalidad de Por el contrario, si observamos el ge-
destrucción de un grupo, en tanto se trata nocidio nazi también como la destrucción
de violaciones cometidas de manera indis- parcial del grupo nacional alemán, polaco
criminada. Es evidente que todo genocidio o lituano, podremos reincorporar a las víc-
implica también la comisión de crímenes de timas en su cabal dimensión y confrontar
lesa humanidad pero no es así a la inversa, con los objetivos del nazismo, que postu-
en tanto el genocidio implica otro modo de laban la necesidad de un Reich judenrein,
comprensión causal en el cual el objetivo esto es, “libre de judíos”.
de la práctica no es el ataque indiscrimina- El objetivo del nazismo no fue solo ex-
do a la población civil sino precisamente terminar a determinados grupos (étnicos,
el ataque “discriminado” a determinados nacionales y políticos, entre otros), sino que
grupos de dicha población a fin de lograr dicho exterminio se proponía transformar la
la destrucción total de dichos grupos y/o la propia sociedad a través de los efectos que
destrucción parcial (transformación, reor- la ausencia de dichos grupos generaría en
ganización) del propio grupo, que produce los sobrevivientes. La desaparición del in-
la ausencia de una parte de él. ternacionalismo y el cosmopolitismo como
Las consecuencias en cuanto a las parte constituyente de la identidad alema-
posibilidades de interpretación y análisis na fue uno de los aspectos más perdura-
de los efectos del genocidio son, en este bles del genocidio nazi y el aniquilamiento
sentido, cualitativamente diferentes de lo de los judíos y gitanos –junto al de otros
que pueden ser las consecuencias de los grupos elegidos políticamente y no con
efectos de interpretación de los crímenes una selectividad étnica– jugaron un papel
de lesa humanidad. central en dicha desaparición.
El caso paradigmático de un proceso En resumen, la divergencia central en
genocida –el nazismo– es un excelente la utilización de ambos conceptos –críme-
ejemplo para analizar los modos en que el nes de lesa humanidad o genocidio– radi-
proceso puede ser apropiado o ajenizado ca en que el primero de estos conceptos
por la propia fracción que lo vive. Si solo se solo hace visible y comprensible el delito
observa el aniquilamiento en función de la puntual cometido por el perpetrador (el
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Quizás uno de los casos más emblemáticos de esta presencia de la identidad judía en la identidad nacional alema-
na lo constituya la obra del filósofo judeo-alemán Hermann Cohen quien, en las obras “Germanidad y judaísmo” o
“Religión y sionismo” consideraba el judaísmo como “fuente esencial” de la germanidad. Algunos de estos artículos
de Cohen serán publicados próximamente en español en una selección titulada Mesianismo y razón, que aparecerá
en 2010 por la Editorial Lilmod. Para un análisis de algunas de estas cuestiones en la obra de Cohen, pero también
en otros autores judíos del siglo XX, véase Emmanuel Taub, La modernidad atravesada. Teología política y mesianis-
mo, Buenos Aires, Miño y Dávila, 2008.
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guidos por el aparato penal de cada uno acuerdo de las potencias dominantes en
de dichos Estados. denunciar y combatir. Por el contrario, la
Estas intervenciones de la CPI contras- orden de detención librada por la CPI con-
tan con su falta de intervención en aquellos tra el presidente de Sudán, Omar-al-Bashir,
casos de violación estatal de los derechos no parece haber colaborado en los intentos
humanos como han sido denunciados, por por evitar el derramamiento de sangre en
nombrar solo algunos, los casos de Co- Sudán sino que ha sido utilizada como ex-
lombia, Israel o China, así como el papel cusa por el gobierno sudanés para expul-
de las tropas de intervención de los EE.UU. sar del país a los observadores internacio-
y el Reino Unido en Irak. En algunos casos, nales y a las organizaciones de asistencia
el argumento de la CPI para su falta de in- a las víctimas, sin producir efecto jurídico
tervención radica en que los acusados (EE. alguno hasta el momento pero agravando
UU. , Israel o China) o los países donde el cuadro de situación humanitaria. Con
ocurren las violaciones (Israel, China, Irak, lo cual, nuevamente, la pregunta sería a
Afganistán) no son aún Estados parte de quién resulta útil este modo de intervención
la CPI. En otros casos, como Colombia, la de la CPI o cómo permitiría avanzar en la
situación resulta aún más grave, ya que el posibilidad de sanción contra los perpetra-
argumento se basa en que dicho Estado dores de violaciones a los derechos huma-
“hace los suficientes esfuerzos para enfren- nos cuya peculiaridad, desde el origen de
tar dichas violaciones”, sin explicar cómo dichos conceptos, radica en el control de
es posible que, pese a dichos “esfuer- la fuerza estatal que poseen.
zos”, las causas contra el aniquilamiento
sistemático de población en Colombia no
Las leyes “antiterroristas”
se hayan siquiera iniciado y las matanzas
de opositores políticos y grupos indígenas En simultaneidad al avance de estas
continúen hasta el presente. cuestiones, el siglo XXI ha asistido también
Por último, el único caso en que la CPI –y con un gran aceleramiento a partir de
ha decidido enfrentar a un gobierno estatal los atentados sufridos en los EE.UU. el 11
ha sido también en el continente africano de setiembre de 2001– al intento de equi-
–en Sudán, por los hechos ocurridos en la paración de los delitos de crímenes de lesa
región de Darfur– y se trata precisamen- humanidad y genocidio (cometidos por el
te del único Estado al que el conjunto del Estado) con el delito de terrorismo (come-
Consejo de Seguridad de las Naciones tido por particulares). Esta ofensiva logró
Unidas ha decidido enfrentar, por lo que la rápidamente sus efectos con la sanción en
pregunta –más allá de la importancia del 2002 de la Convención Interamericana con-
caso en cuanto al número de víctimas y a tra el Terrorismo y la posterior aprobación
la gravedad de los procesos de desplaza- en los distintos países del planeta de leyes
miento de poblaciones, quema de aldeas antiterroristas, cuya velocidad de incorpo-
y aniquilamiento de grupos étnicos y polí- ración en los códigos penales contrasta
ticos– es cuál sería el aporte de la CPI en con la lentitud y mora de la incorporación
un caso en el que, de todos modos, existe del delito de genocidio.
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Edición castellana en Samantha Power, Problema infernal. Estados Unidos en la era del genocidio, México, FCE,
2005.
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servar la relación entre los EE.UU. y el ge- truimos la realidad (con que nos la “re-pre-
nocidio. A riesgo de simplificar demasiado sentamos”) nos impiden hacer “observa-
su obra, el texto de Power (centrándose en bles” aquellos hechos que se encuentran
los genocidios en Camboya, Ruanda y la en conflicto o contradicen dicha represen-
ex-Yugoslavia) nos sugiere que el proble- tación, los cuales, desde otras perspecti-
ma principal de la relación entre EE.UU. y el vas, serían poco menos que evidentes.
genocidio radica en la “tolerancia que Es- A modo de ejemplo en el tema de que
tados Unidos ha mostrado respecto a atro- estamos tratando: para cualquier individuo
cidades espantosas, a menudo cometidas que viva en el llamado “Tercer Mundo”
a plena vista”, que “Estados Unidos se ha (desde México hasta Argentina, desde In-
resistido a correr riesgos para impedir el dia a Camboya, desde Argelia hasta Ango-
genocidio” y que “ningún presidente de la) resulta casi risible aquella perspectiva
EE.UU. tiene como prioridad la prevención que sostiene que el principal problema de
del genocidio, y ninguno ha pagado costo los EE.UU. con respecto al genocidio haya
político alguno por desentenderse de él”10. sido su “no intervención”, sino que es prác-
Esto es: el principal problema de los ticamente parte del sentido común en es-
EE.UU. en relación al genocidio ha sido un tas regiones del globo la convicción de que
problema de “omisión” y radica en lo que una “menor intervención” estadounidense
los EE.UU. no han hecho (y podrían haber hubiese implicado una importante disminu-
hecho) para impedir, frenar u obstaculizar ción de los procesos de asesinato masivo
el desarrollo de los procesos genocidas. y sistemático de personas.
El Informe “Preventing Genocide” Durante la Guerra Fría, el gobierno nor-
asume esta lógica y trata de elaborar pro- teamericano o sus servicios de inteligencia
puestas para una mayor intervención de han tenido una participación fundamen-
los EE.UU., en muchos casos pasando por tal en los procesos de violencia política y
encima de la soberanía nacional de otros genocidio en República Dominicana, In-
Estados, de los organismos internaciona- donesia, Paraguay, Brasil, Vietnam, Cuba,
les, regionales o incluso de los acuerdos Sudáfrica, Chile, Uruguay, Argentina, Ni-
con otros Estados, todos elementos que caragua, Granada, Panamá, El Salvador,
en el Informe se consideran importantes Guatemala, Honduras, Haití, Afganistán e
de lograr pero en modo alguno requisitos Irak, entre muchos otros lugares del plane-
necesarios para la intervención estadouni- ta. Dicha participación ha variado desde la
dense. intervención directa de tropas y asesores
norteamericanos en el derrocamiento de
regímenes democráticos o la invasión a
“Obstáculo epistemológico”
otros Estados (por ejemplo, en República
La noción de “obstáculo epistemoló- Dominicana, Guatemala, Vietnam, Cuba,
gico” fue acuñada por Gastón Bachelard Granada, Panamá, Afganistán o Irak), pa-
para referirse a aquellas “dificultades psi- sando por la intervención del Departamen-
cológicas que no permiten una correcta to de Estado y los servicios de inteligencia
apreciación del conocimiento”11. Jean Pia- con movimientos antidemocráticos y desti-
get y Rolando García12 han enriquecido la tuidores o ejércitos nacionales que produ-
noción para dar cuenta de aquel proceso jeron golpes de estado que desplazaron
por el cual ciertos modos con los que cons- a los gobiernos previos (por ejemplo, en
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Esto es, si el informe interpela las ac- el basamento justificador para abolir los
ciones del gobierno de los EE.UU., dirigi- principios de soberanía que rigieron la lógi-
das por diversos comités creados por fun- ca estatal en la modernidad y construir un
cionarios de los EE.UU., que no requerirán nuevo modelo de soberanía, con un senti-
del compromiso obligatorio de las organi- do más similar al funcionamiento imperial
zaciones internacionales, llegaríamos a la previo al Tratado de Westfalia que al Esta-
situación de que cuando los EE.UU. con- do que hemos conocido en la modernidad.
sideren que existe comisión de alguna de Esto es, un cuestionamiento profundo y
esas prácticas en algún lugar del planeta central a la propia teoría de la soberanía y
podrían intervenir en dicho lugar de modo del Estado moderno.
diplomático, económico o militar, sin ne- Que semejantes conclusiones no ha-
cesidad de contar con la aprobación de yan provocado un escándalo en los or-
ningún organismo regional o internacional ganismos de derechos humanos de los
y sin respetar la soberanía territorial de EE.UU. o del resto del mundo quizás pueda
ningún Estado donde ello ocurriera. Por explicarse, nuevamente, por el concepto
el contrario, si los hechos ocurrieran en de “obstáculo epistemológico”. La posibi-
EE.UU. o fueran cometidos por ciudadanos lidad de observar a EE.UU. como “un ac-
de dicho Estado, ningún organismo inter- tor más” de la política internacional resulta
nacional, regional ni nacional tendría capa- sumamente difícil en la perspectiva etno-
cidad ni posibilidad de intervención. céntrica que ubica al genocidio y los otros
Lejos de resultar recomendaciones “crímenes atroces” como algo “ajeno” a
para prevenir el genocidio, parecerían en- los EE.UU. y, por consiguiente, a esta po-
tonces recomendaciones para intervenir tencia como la encargada de “responder”
de manera inconsulta en cualquier lugar en mayor o menor medida a su comisión
del planeta “con la excusa del genocidio u en aquellos lugares del planeta tan “atra-
otros crímenes atroces”, dado que la de- sados” como para caer en este comporta-
terminación de su existencia quedaría ex- miento “bárbaro”.
clusivamente en manos estadounidenses. Más allá de los casos históricos re-
Por otra parte, al no exigirse la adhesión feridos a modo de ejemplo, podemos
de EE.UU. a organismos internacionales observar en el presente numerosas inter-
como la Corte Penal Internacional, no que- venciones vinculadas a esta lógica: la per-
da claro cómo podrían prevenirse las prác- manente desestabilización del gobierno
ticas genocidas cometidas por los EE.UU. venezolano, el apoyo a las propuestas de
o en los EE.UU., ya que este país sería el escisión territorial en Bolivia, el rápido reco-
único que mantendría principios de sobe- nocimiento de la independencia de Kosovo
ranía a toda prueba simultáneamente con o la dubitativa respuesta estadounidense
la exigencia de que el resto de los Estados ante el golpe militar en Honduras fueron
resignen dicha soberanía, no solo ante los claramente acciones que aceleraron la di-
organismos regionales o internacionales námica de conflictos en cada una de las
de los que forman parte sino también ante regiones, conduciendo a la posibilidad de
los propios EE.UU. fenómenos genocidas o crímenes de lesa
Esto implicaría lisa y llanamente el quie- humanidad. Si ellos aún no han ocurrido en
bre de todo el funcionamiento del sistema ninguno de los cuatro casos ha sido gra-
internacional en favor de una lógica impe- cias a la intervención de organizaciones
rial, aunque bajo el discurso de una mejor regionales o internacionales que llevaron
implementación del derecho humanitario adelante iniciativas contrarias a los deseos
internacional. Significa que los derechos de las administraciones estadounidenses,
humanos comienzan a ser utilizados como mientras las Embajadas de los EE.UU. en
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Por ejemplo, Martin Mennecke, “Genocidal Violence in the Former Yugoslavia: Bosnia Herzegovina and Kosovo”
en Samuel Totten and William Parsons; Century of Genocide. Critical Essays and Eyewitness Accounts, Nueva York,
Routledge Press, 2009, pp. 507-552.
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lizable para manipulaciones. Por el contra- nacional en los casos por genocidio –que
rio, la permanente apertura del concepto puede observarse en sus sentencias y
de “crímenes de lesa humanidad” a accio- opiniones sobre los juzgamientos de la ex-
nes no estatales y su creciente homologa- Yugoslavia, Camboya o Argentina–, que
ción con los fenómenos terroristas vuelven pretende negar la calificación de genocidio
esta figura más laxa, existiendo el peligro y reemplazarla en todos los casos por la
de transformarla en un tipo “abierto”, que de “crímenes de lesa humanidad”, como
diera lugar a incluir acciones civiles no es- modo de unificar el aniquilamiento masivo
tatales y contestatarias. Mucho más aún estatal con acciones de movimientos insur-
cuando se pretende reemplazarla por una gentes en Congo, Uganda o Colombia, es
figura más laxa todavía como la de “críme- nuestra obligación bregar por la tenden-
nes atroces”, que incluiría todo aquel delito cia contraria, para que la justicia califique
que pudiera afectar la sensibilidad de los como genocidios a los genocidios y los
redactores del nuevo tipo lo cual, según distinga de las acciones de movimientos
los modelos que comienzan a circular en no estatales y no masivos que, justamen-
el ámbito académico, podría implicar la lisa te por ser no estatales ni masivos, deberán
y llana derogación de las garantías pena- ser juzgados según los códigos penales
les. Resulta, por lo tanto, fundamental, en preexistentes, respetando (por miserables
este segundo sentido, rescatar el carácter que sean los perpetradores y los delitos
peculiar de la categoría de genocidio –en cometidos, ya que jamás ello ha alterado
tanto intención de aniquilamiento masivo los derechos de los procesados) las garan-
de un grupo de población– y confrontar tías penales de sus responsables.
todo intento de creación de nuevas figuras El riesgo de no ver estos problemas
en el derecho penal internacional, cuya in- no afectará solo a los jueces o a los abo-
flación solo contribuye a la equiparación de gados. Puede terminar colaborando en la
lo cualitativamente distinto (lo estatal frente destrucción del sistema penal que hemos
a lo no estatal) y a la vulneración de las ga- conocido en el siglo XX, reinstaurando la
rantías penales, construidas durante siglos discrecionalidad y arbitrariedad en el ejer-
para proteger a los individuos de la arbitra- cicio del poder. Eso sí, en nombre de la
riedad de la persecución estatal. “prevención” de las violaciones de dere-
Contrariamente a la tendencia domi- chos humanos y como arma destinada a
nante y/o hegemónica del derecho inter- su supuesta “defensa”. F
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