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El peligro del redireccionamiento de los conceptos del derecho internacional: las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y el nuevo

papel de los EE.UU.

El peligro del redireccionamiento de los conceptos del


derecho internacional: las Naciones Unidas, la Corte
Penal Internacional y el nuevo papel de los EE.UU.

Daniel Feierstein

Resumen
Los conceptos de crímenes de lesa humanidad y genocidio surgieron en
el derecho internacional como una reacción ante la indignación generada en
la opinión pública occidental por la magnitud de los crímenes implementados
por el nazismo. Más allá de las discusiones involucradas en sus modos de
tipificación y en su oportunidad, estos conceptos se instalaron como la deci-
sión última de que los perpetradores de crímenes tan extremos serían perse-
guidos allí donde se refugiaran y condenados cualquiera fuera el momento en
que pudieran ser juzgados, dado que la gravedad de las acciones cometidas
volvía insensato aplicar garantías tales como los principios de territorialidad o
prescripción, que habían sido construidas como modalidades de protección
del ciudadano ante el poder penal estatal y no como excusas para el ejercicio
paroxístico y exterminador de dicho poder del Estado.
Pero el desarrollo de estos conceptos no fue sencillo ni lineal: a la tipifi-
cación diferenciada de los delitos (que excluyó a los grupos políticos de la
categoría de genocidio) se sumó la creciente dificultad para categorizar los
diversos casos de aniquilamientos masivos estatales como genocidios.
Si se analizan las tendencias en los modos en que estas categorías co-
mienzan a utilizarse en el siglo XXI, una nueva preocupación se extiende sobre
la problemática. En estos sesenta años, aquellos sectores responsables de la
comisión de estos crímenes no solo continuaron generalmente impunes ante
la reiterada comisión de estos hechos sino que, sintomáticamente, se volvie-
ron capaces de utilizar las figuras del derecho penal internacional para penar
prácticas totalmente distintas: delitos cometidos por fuerzas no estatales de
carácter contestatario. Este trabajo se propone abordar los usos de las nuevas
categorías conceptuales de los derechos humanos en una reformulación del
derecho soberano que tiende a construir un modelo neo-imperial, legitimador
de las intervenciones de los EE.UU. en cualquier lugar del planeta con la justi-
ficación de la defensa de derechos humanos cuya tipificación se vuelve cada
vez más laxa.

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Revista de Estudios sobre Genocidio

Introducción cincuenta aniversario de la sanción de la


Convención sobre Genocidio, un hecho
Los conceptos de crímenes de lesa mediáticamente emblemático de su falta
humanidad y genocidio surgieron en el de operatividad, constituyeron una suma
derecho internacional como una reacción de presiones que obligaron a los Estados
ante la indignación generada en la opinión a discutir nuevamente la cuestión. El resul-
pública occidental por la magnitud de los tado de dichas discusiones fue la creación
crímenes implementados por el nazismo, de la Corte Penal Internacional y, a partir de
que no fue vista con la misma indignación ella, la posibilidad de que los conceptos de
cuando se cometió, durante siglos, contra genocidio y crímenes de lesa humanidad
las poblaciones colonizadas o, incluso en pudieran existir no solo como codificación
el mismo siglo, contra grupos en los már- abstracta sino como posibilidad concreta
genes de Europa como los armenios o los de condena.
griegos. Más allá de las discusiones rela- Sin embargo, si se analizan las tenden-
cionadas con sus modos de tipificación y cias en los modos en que estas categorías
su oportunidad, estos conceptos se insta- comienzan a utilizarse en el siglo XXI, un
laron como la decisión última de que los manto de preocupación se extiende sobre
perpetradores de crímenes tan extremos la problemática. En estos sesenta años,
serían perseguidos allí donde se refugiaran aquellos sectores responsables de la co-
y condenados cualquiera fuera el momento misión de estos crímenes no solo conti-
en que pudieran ser juzgados, dado que la nuaron generalmente impunes ante la rei-
gravedad de las acciones cometidas volvía terada comisión de estos hechos sino que,
insensato aplicar garantías tales como los sintomáticamente, se volvieron capaces de
principios de territorialidad o prescripción, utilizar las figuras del derecho penal inter-
que habían sido construidas como moda- nacional para penar prácticas totalmente
lidades de protección del ciudadano ante distintas: delitos cometidos por fuerzas no
el poder penal estatal y no como excusas estatales de carácter contestatario.
para el ejercicio paroxístico y exterminador A su vez, la figura más interesante –el
de dicho poder del Estado. concepto de genocidio– nunca logra califi-
Pero el desarrollo de estos conceptos car para ser aplicada en ninguna situación
no fue sencillo ni lineal: a la tipificación di- (Ruanda ha sido la única excepción en
ferenciada de los delitos (que excluyó a los más de medio siglo de genocidios), que-
grupos políticos de la categoría de geno- dando todos los delitos incluidos en el con-
cidio) se sumó la creciente dificultad para cepto de crímenes de lesa humanidad, una
categorizar los diversos casos de aniqui- figura cada vez más laxa que va incluyendo
lamientos masivos estatales como geno- prácticas de un arco de diversidad preocu-
cidios, lo cual condujo a que la normativa pante hasta irse fusionando incluso con la
internacional no lograra expresarse en nueva figura de “terrorismo” en la categoría
sanciones concretas en ningún lugar del de “crímenes atroces”, un concepto toda-
planeta –a excepción de la persecución y vía mucho más ambiguo y abierto que los
castigo de algunos criminales de guerra anteriores.
nazis– hasta casi fines del siglo XX. De continuar esta tendencia, no solo
El retorno a Europa de las prácticas de los aniquilamientos masivos de pobla-
aniquilamiento masivo de personas, con el ción cometidos por los Estados modernos
desmembramiento de Yugoslavia, la mag- continuarían impunes sino que aquellas
nitud de las matanzas en Ruanda y su alta garantías penales a las que se obligó a
difusión mediática y –es difícil admitirlo ceder ante las figuras del derecho interna-
pero es una de las razones influyentes– el cional habrían sido eliminadas no solo con

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respecto a los perpetradores estatales (a nexión con ellos, independientemen-


quienes, en verdad, en muy escasas oca- te de si constituyen una violación del
siones se ha penado) sino con respecto a derecho interno del país donde se
poblaciones civiles contestatarias que, per- hubieren perpetrado o no”.
seguidas por sus Estados, pasan a perder Es decir, la diferenciación cualitativa
las garantías que históricamente las prote- que establece el Tribunal es la que existe
gían ante la arbitrariedad. entre dos prácticas penales de distinto or-
Vale la pena iniciar este trabajo con den: las acciones cometidas contra “cual-
una breve síntesis del derrotero seguido quier población civil” (y, por tanto, indiscri-
por cada una de estas categorías penales minadas) frente a la persecución que tiene
antes de analizar las conclusiones que po- como objetivo un grupo específico, discri-
demos extraer de dicho derrotero. minado intencionalmente del conjunto so-
cial. Esta diferenciación daría lugar más
Del Estatuto de Núremberg a la Corte tarde al surgimiento del concepto de ge-
Penal Internacional nocidio, como especificidad de un modo
de destrucción que no se propone una ac-
Es en el Estatuto del Tribunal Militar In- ción dirigida contra individuos, sean estos
ternacional de Núremberg donde surgen por militares o civiles, sino cuyo objetivo será
primera vez las figuras legales que intentan la destrucción de un grupo, primera figura
dar cuenta de la peculiaridad de los hechos del derecho moderno que no refiere por lo
implementados por el nazismo a través de tanto a su estructuración clásica (las viola-
tres figuras penales, cuya gravedad se ba- ciones cometidas contra individuos) sino a
saba en la comisión de las prácticas crimina- un principio mucho más relevante y abar-
les por parte del Estado, a saber: crímenes cador, aunque conflictivo para el derecho
contra la paz, crímenes de guerra y críme- penal, como son los “grupos”.
nes de lesa humanidad, de donde se des- La figura de genocidio aparece por
prenderá luego el concepto de genocidio. primera vez en los fundamentos de la sen-
Es sobre esta última figura (crímenes tencia del juicio de Núremberg, donde re-
de lesa humanidad) sobre la que vale la sulta importante destacar la intervención
pena poner el foco, dado que su temprana del representante francés, quien sostuvo
aparición en el Estatuto de Núremberg da- que “los enjuiciados estaban involucrados
ría lugar a dos modalidades que fueron de- en el exterminio científico y sistemático de
finidas en el Estatuto del siguiente modo: millones de seres humanos y, más especí-
a) “asesinato, exterminio, esclavitud, ficamente, de ciertos grupos nacionales o
deportación y otros actos inhumanos religiosos cuya existencia obstaculizaba la
cometidos contra cualquier pobla- hegemonía de la raza alemana” y, para dar
ción civil, antes o durante la guerra, o cuenta de dicho plan “tuvo que acuñarse
b) persecución por motivos políticos, un nuevo término: genocidio”.
raciales o religiosos en ejecución de La figura de genocidio ya había sido
cualesquiera de los crímenes bajo utilizada conceptualmente por Raphael
la jurisdicción del Tribunal, o en co- Lemkin, quien sostenía que: “Las nuevas

1
Véase el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Núremberg, firmado el 6 de octubre de 1945.
2
El carácter “inhumano” de dichas acciones daría para otra discusión compleja, imposible de abordar aquí por
cuestiones de extensión y profundidad, referente a qué tan cercanas o alejadas de la humanidad se encuentran las
acciones de aniquilamiento masivo y sistemático.
3
Dicha intervención se encuentra citada y trabajada en el artículo de Hernán Folgueiro, “El crimen de genocidio en
el derecho internacional” en Daniel Feierstein y Guillermo Levy (comps.) Hasta que la muerte nos separe. Poder y
prácticas sociales genocidas en América Latina, La Plata, Ediciones al Margen, 2004, p. 27.

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concepciones requieren nuevos términos. lación que logra desplazar la explicación


Por "genocidio" nos referimos a la destruc- del genocidio al ámbito de la irracionalidad
ción de una nación o de un grupo étnico”, (la remisión a un racismo que se observa
agregando que “El genocidio tiene dos fa- precisamente como “despolitizado”, como
ses: una, la destrucción de la identidad na- desvinculado de la lógica de constitución
cional del grupo oprimido; la otra, la impo- de la opresión estatal que aparecía como
sición de la identidad nacional del opresor. central en la definición de Lemkin).
Esta imposición, a su vez, puede hacerse Como corolario de esta exclusión, los
sobre la población oprimida, a la que le es asesinatos políticos pasan a incluirse bajo
permitido quedarse, o únicamente sobre el la figura de crímenes de lesa humanidad
territorio, tras haber expulsado a la pobla- (ahora diferenciada de la de genocidio), un
ción y colonizado la zona con los propios modo de comprensión que centraba la ac-
nacionales del opresor”. ción en una persecución contra individuos
Esto es, la peculiaridad de la figura de (comprendidos como parte de la “pobla-
genocidio radica en que se propone la des- ción civil” indiscriminada) y en la cual el cri-
trucción de un grupo (y no solo de los indi- terio de “grupo” queda excluido.
viduos que conforman dicho grupo), cuyo Tanto la figura de genocidio como la
objetivo último radica en la destrucción de de crímenes de lesa humanidad fueron
la identidad de un grupo oprimido logrando sintetizadas (luego de su sanción en Con-
imponerle la identidad del opresor. venciones Internacionales) en el Tribunal
De ahí el carácter crítico y subversivo Penal Internacional a través del Estatuto de
de este nuevo concepto que, aplicado se- Roma, con las siguientes definiciones:
gún la propia formulación de Lemkin, da La figura de “crímenes de lesa huma-
cuenta en realidad del funcionamiento de nidad” queda redactada en el artículo 7
los sistemas de poder en la modernidad, de dicho Estatuto como “cualquiera de los
a través de la constitución de “Estados na- actos siguientes cuando se cometa como
cionales”, cuyo objetivo radica en destruir parte de un ataque generalizado o sistemá-
aquellas identidades previas e imponer la tico contra una población civil y con cono-
nueva identidad nacional que implica la cimiento de dicho ataque: a) asesinato; b)
“identidad nacional del opresor”, cuanto exterminio; c) esclavitud; d) deportación o
menos del “opresor” de aquellos grupos traslado forzoso de población; e) encarce-
que quedan subordinados, relegados o di- lación u otra privación grave de la libertad
rectamente aniquilados en la constitución física en violación de normas fundamenta-
de dicho Estado. les de derecho internacional; f) tortura; g)
Es precisamente este carácter subver- violación, esclavitud sexual, prostitución
sivo del término “genocidio” el que intentará forzada, embarazo forzado, esterilización
ser licuado en las sucesivas discusiones en forzada u otros abusos sexuales de gra-
las Naciones Unidas con respecto a la san- vedad comparable; h) persecución de un
ción de una Convención sobre Genocidio, grupo o colectividad con identidad propia
que solo es aprobada luego de dos años fundada en motivos políticos, raciales,
de intensos desacuerdos y conflictos y du- nacionales, étnicos, culturales, religiosos,
rante los cuales se logra excluir a algunos de género definido en el párrafo 3, u otros
grupos (en particular, los grupos políticos) motivos universalmente reconocidos como
de la definición de genocidio y, sobre todo, inaceptables con arreglo al derecho inter-
encuadrar dicha definición en una formu- nacional, en conexión con cualquier acto

4
Raphael Lemkin; Axis Rule in Occupied Europe, Washington DC, Carnegie Endowment for International Peace, 1944,
traducción propia (versión en español en El dominio del Eje en la Europa ocupada, Buenos Aires, Prometeo, 2009).

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mencionado en el presente párrafo o con mite dar cuenta del carácter determinante
cualquier crimen de la competencia de la de las prácticas genocidas tal como las
Corte; i) desaparición forzada de perso- concibiera Lemkin (“la destrucción de la
nas; j) el crimen de apartheid; k) otros ac- identidad del grupo oprimido”) sea este el
tos inhumanos de carácter similar que cau- grupo colonizado, como lo era en la época
sen intencionalmente grandes sufrimientos en que Lemkin desarrolla el concepto, o el
o atenten gravemente contra la integridad propio grupo de los nacionales, como ten-
física o la salud mental o física.” dió a ser en los procesos genocidas a par-
La figura de genocidio fue definida en tir de la segunda mitad del siglo XX, cuan-
el artículo 6 del Estatuto como “cualquiera do las tareas de opresión dejaron de ser
de los actos mencionados a continuación, hegemónicamente desarrolladas por las
perpetrados con la intención de destruir potencias centrales para comenzar a ser
total o parcialmente a un grupo nacional, ejercidas, Doctrina de Seguridad Nacional
étnico, racial o religioso como tal: a) ma- mediante, por los propios ejércitos nacio-
tanza de miembros del grupo; b) lesión nales de cada uno de dichos Estados, que
grave a la integridad física o mental de funcionaron como “ejércitos de ocupación”
los miembros del grupo; c) sometimiento de sus propios territorios.
intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su des-
Similitudes y divergencias
trucción física, total o parcial; d) medidas
entre los conceptos de crímenes
destinadas a impedir nacimientos en el
de lesa humanidad y genocidio
seno del grupo; e) traslado por la fuerza
de niños del grupo a otro grupo.” Revisada entonces la genealogía y
Pese a la exclusión de los grupos polí- constitución histórica de estos dos con-
ticos de la figura de genocidio, cuya ilegiti- ceptos, vale la pena detenerse en algunas
midad fuera tratada en diversos trabajos, de sus similitudes y divergencias.
y al intento de clausurar la destrucción de De una parte, ambos conceptos con-
grupos políticos como tales al remitirlos ducen a idénticos resultados, desde el
a asesinatos individuales comprendidos punto de vista de sus consecuencias ju-
como “crímenes de lesa humanidad”, aún rídicas, en lo que hace a la capacidad de
quedaba una ventana de posibilidad, con- traspasar las garantías de prescripción, te-
ceptualmente enriquecedora, por la cual rritorialidad y obediencia, como violaciones
los modos sistemáticos de destrucción de a la propia existencia de la humanidad que,
la identidad que preocuparan a Lemkin y por tanto, no pierden su efecto con el tiem-
llevaran a reflexionar sobre estos hechos po, no pueden ser dejadas solo en manos
pudieran aparecer en la interpretación del de las justicias nacionales y no pueden ser
análisis de estos crímenes: la destrucción excusadas por la situación de obediencia.
“parcial” de un grupo nacional. Pero al analizar las divergencias entre
Esta figura, aún presente en todas las ambos conceptos podemos percibir que
tipificaciones legales del genocidio, per- el concepto de “crímenes de lesa humani-

5
Véase, entre otros y con miradas muy diversas pero convergencia en el cuestionamiento a la exclusión de los gru-
pos políticos: Frank Chalk and Kurt Jonassohn; The History and Sociology of Genocide: Analysis and Case Studies,
New Haven, Yale University Press, 1990; Ward Churchill, A Little Matter of Genocide: Holocaust and Denial in the
Americas, 1492 to the Present, San Francisco, City Lights Books, 1997; Helen Fein; Accounting for Genocide, Nueva
York, The Free Press, 1979; Leo Kuper; Genocide. Its Political Use in the Twentieth Century, New Haven y Londres,
Yale University Press, 1981; Vahakn Dadrian; “A Typology of Genocide”, en International Review of Modern Sociol-
ogy, 15, 1975, p. 204, Barbara Harff and Ted Gurr; “Toward empirical theory of genocides and politicides”, en Inter-
national Studies Quarterly 37, 3, 1988; Matthias Bjornlund, Eric Markusen y Martin Mennecke; “¿Qué es el genocidio?
En la búsqueda de un denominador común entre definiciones jurídicas y no jurídicas”, en Daniel Feierstein (comp.);
Genocidio. La administración de la muerte en la modernidad, Buenos Aires, EDUNTREF, 2005.

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dad” refiere a un conjunto de delitos pro- destrucción total de, por ejemplo, las co-
ducidos contra los individuos civiles. Las munidades judías o gitanas que habitaban
lógicas de causalidad explicativa de esta fi- el territorio alemán, polaco o lituano, se tra-
gura postulan que el perpetrador ha utiliza- ta de un fenómeno que parecería no haber
do como “herramienta” para un fin diferen- afectado a alemanes, polacos o lituanos,
te (triunfar en un conflicto militar, tomar el entre otros grupos nacionales, más allá
poder estatal o cualquier otro) el asesinato, de su mayor o menor solidaridad con las
la tortura, la violación u otros crímenes co- víctimas. Se “aliena” la condición alemana,
metidos contra individuos que, como parte polaca o lituana de los judíos y gitanos y
de la población civil, no se encontraban in- solo se los puede observar como los ob-
mersos necesariamente en dicho conflicto servaban los propios perpetradores, esto
ni constituían su objetivo principal. Es por es, como seres ajenos al grupo nacional
ello que la figura de “crímenes de lesa hu- alemán, polaco o lituano.
manidad” no requiere la intencionalidad de Por el contrario, si observamos el ge-
destrucción de un grupo, en tanto se trata nocidio nazi también como la destrucción
de violaciones cometidas de manera indis- parcial del grupo nacional alemán, polaco
criminada. Es evidente que todo genocidio o lituano, podremos reincorporar a las víc-
implica también la comisión de crímenes de timas en su cabal dimensión y confrontar
lesa humanidad pero no es así a la inversa, con los objetivos del nazismo, que postu-
en tanto el genocidio implica otro modo de laban la necesidad de un Reich judenrein,
comprensión causal en el cual el objetivo esto es, “libre de judíos”.
de la práctica no es el ataque indiscrimina- El objetivo del nazismo no fue solo ex-
do a la población civil sino precisamente terminar a determinados grupos (étnicos,
el ataque “discriminado” a determinados nacionales y políticos, entre otros), sino que
grupos de dicha población a fin de lograr dicho exterminio se proponía transformar la
la destrucción total de dichos grupos y/o la propia sociedad a través de los efectos que
destrucción parcial (transformación, reor- la ausencia de dichos grupos generaría en
ganización) del propio grupo, que produce los sobrevivientes. La desaparición del in-
la ausencia de una parte de él. ternacionalismo y el cosmopolitismo como
Las consecuencias en cuanto a las parte constituyente de la identidad alema-
posibilidades de interpretación y análisis na fue uno de los aspectos más perdura-
de los efectos del genocidio son, en este bles del genocidio nazi y el aniquilamiento
sentido, cualitativamente diferentes de lo de los judíos y gitanos –junto al de otros
que pueden ser las consecuencias de los grupos elegidos políticamente y no con
efectos de interpretación de los crímenes una selectividad étnica– jugaron un papel
de lesa humanidad. central en dicha desaparición.
El caso paradigmático de un proceso En resumen, la divergencia central en
genocida –el nazismo– es un excelente la utilización de ambos conceptos –críme-
ejemplo para analizar los modos en que el nes de lesa humanidad o genocidio– radi-
proceso puede ser apropiado o ajenizado ca en que el primero de estos conceptos
por la propia fracción que lo vive. Si solo se solo hace visible y comprensible el delito
observa el aniquilamiento en función de la puntual cometido por el perpetrador (el

6
Quizás uno de los casos más emblemáticos de esta presencia de la identidad judía en la identidad nacional alema-
na lo constituya la obra del filósofo judeo-alemán Hermann Cohen quien, en las obras “Germanidad y judaísmo” o
“Religión y sionismo” consideraba el judaísmo como “fuente esencial” de la germanidad. Algunos de estos artículos
de Cohen serán publicados próximamente en español en una selección titulada Mesianismo y razón, que aparecerá
en 2010 por la Editorial Lilmod. Para un análisis de algunas de estas cuestiones en la obra de Cohen, pero también
en otros autores judíos del siglo XX, véase Emmanuel Taub, La modernidad atravesada. Teología política y mesianis-
mo, Buenos Aires, Miño y Dávila, 2008.

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asesinato, la tortura, la violación, etc.) en ción hasta el presente –e incluso el propio


tanto el concepto de genocidio restablece diseño de su modo de intervención– crean
la finalidad de la acción, en tanto dirigida al más preocupación que tranquilidad frente
conjunto de la población, y por lo tanto per- al modo en que podría funcionar como ga-
mite que el conjunto de la sociedad pueda rantía ante la violación estatal de los dere-
interrogarse acerca de los efectos que el chos humanos.
aniquilamiento ha generado en sus propias Por un lado, la CPI solo puede actuar
prácticas, quebrando la ajenización acerca en casos en los que los perpetradores y/o
de lo que aparecería inicialmente como el el territorio involucrado pertenezcan a Esta-
sufrimiento de “los otros” (asesinados, des- dos que hayan reconocido su jurisdicción
aparecidos, sobrevivientes o familiares). (los EE.UU. , por poner un ejemplo de un
Por otra parte, el concepto de genoci- Estado acusado de cometer estas prácti-
dio restablece el sentido de las víctimas, al cas, no ha reconocido dicha jurisdicción).
arrancarlas del papel de “inocencia abs- Por otra parte, su modo de intervención
tracta” al que parece arrojarlas el concepto hasta el momento se ha basado en la re-
de crímenes de lesa humanidad (en tanto cepción de casos elevados a la Corte por
“población civil indiscriminada”) y enten- dichos Estados o, en una sola causa, inicia-
derlas como un “grupo discriminado” por dos por el Consejo de Seguridad de las Na-
los perpetradores, elegido no aleatoria sino ciones Unidas, con lo cual la autonomía de
causalmente para que su desaparición ge- la Corte para avanzar en violaciones come-
nerara una serie de transformaciones en el tidas por los propios Estados parecería ser
propio grupo de la nación, la destrucción apenas formal, tal como lo eran las Conven-
parcial de dicho grupo, la “imposición de ciones previas a la existencia de la Corte.
la identidad del opresor”, tal como lo en- Ello ha llevado, en lo concreto, a que
tendía Lemkin. todas las actuaciones de la CPI hasta el
Por último, la comprensión del aniqui- día de hoy se han concentrado en territo-
lamiento en tanto genocidio, en tanto plani- rio africano y, en tres de los cuatro países
ficación de la destrucción parcial del propio en los que actúa, las acciones se dirigen
grupo, también permite ampliar el arco de contra miembros de organizaciones no es-
complicidades en la planificación y ejecu- tatales denunciadas por el propio Estado
ción de la práctica, al obligarnos a formu- (en la República Democrática del Congo,
lar la pregunta acerca de quiénes resultan Uganda y la República Centroafricana).
beneficiarios no solo de la desaparición de Lo que sorprende en estas actuacio-
determinados grupos sino, fundamental- nes –más allá de la gravedad de los delitos
mente, de la transformación generada en denunciados, que no es lo que se discute
el propio grupo por los procesos de aniqui- en la necesidad de un derecho penal inter-
lamiento. nacional– es que, al tratarse de fracciones
combatidas y denunciadas por el propio
Estado, no se comprende en qué sentido
La Corte Penal Internacional
se lograría un aporte con la intervención de
La Corte Penal Internacional (CPI) se la CPI, además de vulnerarse un principio
crea apenas iniciado el siglo XXI y como elemental que había dado origen al dere-
consecuencia de la sanción del Estatuto cho penal internacional como el de que las
de Roma. Su objetivo fundamental fue el de categorías que lo conformaban tomaban
crear una institución que pudiera hacerse su sentido precisamente por ser prácticas
cargo de la aplicación de los delitos del de- cometidas en el contexto del aparato es-
recho penal internacional. Sin embargo, el tatal y no por fuerzas enfrentadas a dicho
desempeño de dicha Corte desde su crea- Estado, cuyos delitos pueden ser perse-

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guidos por el aparato penal de cada uno acuerdo de las potencias dominantes en
de dichos Estados. denunciar y combatir. Por el contrario, la
Estas intervenciones de la CPI contras- orden de detención librada por la CPI con-
tan con su falta de intervención en aquellos tra el presidente de Sudán, Omar-al-Bashir,
casos de violación estatal de los derechos no parece haber colaborado en los intentos
humanos como han sido denunciados, por por evitar el derramamiento de sangre en
nombrar solo algunos, los casos de Co- Sudán sino que ha sido utilizada como ex-
lombia, Israel o China, así como el papel cusa por el gobierno sudanés para expul-
de las tropas de intervención de los EE.UU. sar del país a los observadores internacio-
y el Reino Unido en Irak. En algunos casos, nales y a las organizaciones de asistencia
el argumento de la CPI para su falta de in- a las víctimas, sin producir efecto jurídico
tervención radica en que los acusados (EE. alguno hasta el momento pero agravando
UU. , Israel o China) o los países donde el cuadro de situación humanitaria. Con
ocurren las violaciones (Israel, China, Irak, lo cual, nuevamente, la pregunta sería a
Afganistán) no son aún Estados parte de quién resulta útil este modo de intervención
la CPI. En otros casos, como Colombia, la de la CPI o cómo permitiría avanzar en la
situación resulta aún más grave, ya que el posibilidad de sanción contra los perpetra-
argumento se basa en que dicho Estado dores de violaciones a los derechos huma-
“hace los suficientes esfuerzos para enfren- nos cuya peculiaridad, desde el origen de
tar dichas violaciones”, sin explicar cómo dichos conceptos, radica en el control de
es posible que, pese a dichos “esfuer- la fuerza estatal que poseen.
zos”, las causas contra el aniquilamiento
sistemático de población en Colombia no
Las leyes “antiterroristas”
se hayan siquiera iniciado y las matanzas
de opositores políticos y grupos indígenas En simultaneidad al avance de estas
continúen hasta el presente. cuestiones, el siglo XXI ha asistido también
Por último, el único caso en que la CPI –y con un gran aceleramiento a partir de
ha decidido enfrentar a un gobierno estatal los atentados sufridos en los EE.UU. el 11
ha sido también en el continente africano de setiembre de 2001– al intento de equi-
–en Sudán, por los hechos ocurridos en la paración de los delitos de crímenes de lesa
región de Darfur– y se trata precisamen- humanidad y genocidio (cometidos por el
te del único Estado al que el conjunto del Estado) con el delito de terrorismo (come-
Consejo de Seguridad de las Naciones tido por particulares). Esta ofensiva logró
Unidas ha decidido enfrentar, por lo que la rápidamente sus efectos con la sanción en
pregunta –más allá de la importancia del 2002 de la Convención Interamericana con-
caso en cuanto al número de víctimas y a tra el Terrorismo y la posterior aprobación
la gravedad de los procesos de desplaza- en los distintos países del planeta de leyes
miento de poblaciones, quema de aldeas antiterroristas, cuya velocidad de incorpo-
y aniquilamiento de grupos étnicos y polí- ración en los códigos penales contrasta
ticos– es cuál sería el aporte de la CPI en con la lentitud y mora de la incorporación
un caso en el que, de todos modos, existe del delito de genocidio.

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Si bien estas leyes aún no han logra- El Informe “Preventing Genocide”


do hacer caer las garantías penales –pres- y sus supuestos
cripción, territorialidad, obediencia– sí han
avanzado en tipificaciones abiertas que Analizar el informe “Preventing Ge-
dan lugar a la inclusión como delito de mu- nocide. A Blueprint for US Policymakers”
chas acciones meramente contestatarias, “Previniendo el genocidio. Programa para
ya que la tipificación de “terrorismo” no gestores políticos estadounidenses” des-
se agota en la comisión de acciones que de América Latina se vuelve un ejercicio
tuvieran como efecto intencional causar interesante pero complejo. Llama la aten-
víctimas civiles sino que incluye, por ejem- ción, sin embargo, que dicho Informe haya
plo, “obligar a un gobierno o a una orga- pasado inadvertido en la región para la ma-
nización internacional a realizar un acto o yoría de los analistas, pese a la difusión y
abstenerse de hacerlo” y (a diferencia de la discusión que tuvo en los EE.UU.
tipificación del delito de genocidio) la pro- Al igual que otros materiales produci-
pagación del “odio político” como causa dos en los EE.UU. y para ellos, el Informe
de dicha acción, dejando al juez la posibi- ha sido escrito tan “hacia adentro” de la
lidad de inclusión de infinidad de acciones sociedad norteamericana que genera sor-
meramente críticas o contestatarias como presa y se dificulta evaluarlo desde el exte-
pasibles de ser incluidas en esta tipifica- rior, aun intentando ponerse en el lugar de
ción abierta de la figura de terrorismo. quienes redactan un plan de acción inmer-
Pero estos avances cobran otro signi- sos en la propia sociedad en la que viven.
ficado cuando pueden ser articulados con Porque los llamativos silencios en los
el modo en que los EE.UU., en su política que incurre el Informe no radican necesa-
interna, analizan la nueva dirección de las riamente en una “voluntad de callar” (que
herramientas del derecho internacional. también puede haberla), sino que más bien
Cabe, entonces, dedicar un apartado a uno resultan una consecuencia de las perspec-
de los últimos instrumentos vinculados a la tivas utilizadas para comprender el geno-
cuestión que, si bien fueron producidos en cidio en el mundo académico anglosajón,
los estertores del régimen de Bush, aún perspectivas que impiden a sus autores
no han sido condenados ni contradichos observar uno de los nudos de la causali-
por el nuevo gobierno, que se encuentra dad de las prácticas sociales genocidas en
atrapado entre los discursos previos a su la modernidad: aquel que se vincula preci-
asunción y las lógicas creadas por sus an- samente al papel jugado por los gobiernos
tecesores, y donde quizás un discurso de de los EE.UU. en la comisión –y no en la
intervención internacional humanitaria pue- omisión– de los procesos genocidas.
de esconder un modo de avanzar sobre las El informe “Preventing Genocide” apa-
garantías penales. rece como heredero de cierta perspectiva
No existen elementos suficientes aún muy instalada en los EE.UU. para analizar
para analizar la direccionalidad que toma- el genocidio, que podría encontrar uno de
rá en este sentido el gobierno de Barack sus puntos más emblemáticos en la obra
Obama, pero vale la pena revisar los do- de Samantha Power, A Problem from Hell.
cumentos de los académicos y políticos America and the Age of Genocide, no solo
norteamericanos en 2008 para mantenerse por haber sido una obra ganadora del Pre-
alertas ante una tendencia que no parece mio Pulitzer sino por haber permeado con
haberse revertido todavía. mucha fuerza el modo dominante de ob-

9
Edición castellana en Samantha Power, Problema infernal. Estados Unidos en la era del genocidio, México, FCE,
2005.

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Revista de Estudios sobre Genocidio

servar la relación entre los EE.UU. y el ge- truimos la realidad (con que nos la “re-pre-
nocidio. A riesgo de simplificar demasiado sentamos”) nos impiden hacer “observa-
su obra, el texto de Power (centrándose en bles” aquellos hechos que se encuentran
los genocidios en Camboya, Ruanda y la en conflicto o contradicen dicha represen-
ex-Yugoslavia) nos sugiere que el proble- tación, los cuales, desde otras perspecti-
ma principal de la relación entre EE.UU. y el vas, serían poco menos que evidentes.
genocidio radica en la “tolerancia que Es- A modo de ejemplo en el tema de que
tados Unidos ha mostrado respecto a atro- estamos tratando: para cualquier individuo
cidades espantosas, a menudo cometidas que viva en el llamado “Tercer Mundo”
a plena vista”, que “Estados Unidos se ha (desde México hasta Argentina, desde In-
resistido a correr riesgos para impedir el dia a Camboya, desde Argelia hasta Ango-
genocidio” y que “ningún presidente de la) resulta casi risible aquella perspectiva
EE.UU. tiene como prioridad la prevención que sostiene que el principal problema de
del genocidio, y ninguno ha pagado costo los EE.UU. con respecto al genocidio haya
político alguno por desentenderse de él”10. sido su “no intervención”, sino que es prác-
Esto es: el principal problema de los ticamente parte del sentido común en es-
EE.UU. en relación al genocidio ha sido un tas regiones del globo la convicción de que
problema de “omisión” y radica en lo que una “menor intervención” estadounidense
los EE.UU. no han hecho (y podrían haber hubiese implicado una importante disminu-
hecho) para impedir, frenar u obstaculizar ción de los procesos de asesinato masivo
el desarrollo de los procesos genocidas. y sistemático de personas.
El Informe “Preventing Genocide” Durante la Guerra Fría, el gobierno nor-
asume esta lógica y trata de elaborar pro- teamericano o sus servicios de inteligencia
puestas para una mayor intervención de han tenido una participación fundamen-
los EE.UU., en muchos casos pasando por tal en los procesos de violencia política y
encima de la soberanía nacional de otros genocidio en República Dominicana, In-
Estados, de los organismos internaciona- donesia, Paraguay, Brasil, Vietnam, Cuba,
les, regionales o incluso de los acuerdos Sudáfrica, Chile, Uruguay, Argentina, Ni-
con otros Estados, todos elementos que caragua, Granada, Panamá, El Salvador,
en el Informe se consideran importantes Guatemala, Honduras, Haití, Afganistán e
de lograr pero en modo alguno requisitos Irak, entre muchos otros lugares del plane-
necesarios para la intervención estadouni- ta. Dicha participación ha variado desde la
dense. intervención directa de tropas y asesores
norteamericanos en el derrocamiento de
regímenes democráticos o la invasión a
“Obstáculo epistemológico”
otros Estados (por ejemplo, en República
La noción de “obstáculo epistemoló- Dominicana, Guatemala, Vietnam, Cuba,
gico” fue acuñada por Gastón Bachelard Granada, Panamá, Afganistán o Irak), pa-
para referirse a aquellas “dificultades psi- sando por la intervención del Departamen-
cológicas que no permiten una correcta to de Estado y los servicios de inteligencia
apreciación del conocimiento”11. Jean Pia- con movimientos antidemocráticos y desti-
get y Rolando García12 han enriquecido la tuidores o ejércitos nacionales que produ-
noción para dar cuenta de aquel proceso jeron golpes de estado que desplazaron
por el cual ciertos modos con los que cons- a los gobiernos previos (por ejemplo, en

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El peligro del redireccionamiento de los conceptos del derecho internacional: las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y el nuevo papel de los EE.UU.

Indonesia, Chile, Uruguay o Argentina), o dad de limitar la soberanía territorial como


también el financiamiento a organizaciones modo de prevenir la comisión de prácticas
insurgentes antidemocráticas como modo genocidas (véase, por ejemplo, “la sobera-
de socavar a gobiernos “enemigos” (el je- nía no puede ser utilizada como escudo”
mer rojo para socavar al gobierno vietnami- (p. xviii), “las perspectivas tradicionales de
ta, los “contras” en Nicaragua para socavar la soberanía han sido los mayores obstácu-
al sandinismo, los “talibanes” en Afganistán los para una acción internacional efectiva”
para combatir al gobierno pro-soviético). (p. xix) o “más allá de los cálculos de inte-
Que un Informe sobre prevención del reses nacionales, el principio generalmente
genocidio por parte de los EE.UU. no emi- aceptado de soberanía nacional y no inter-
ta, en sus 150 páginas, una sola palabra vención presenta formidables barreras” (p.
sobre estas cuestiones llama tan podero- 58), entre muchas otras expresiones)13.
samente la atención a cualquier lector que Llaman la atención, con respecto a
resida en el hemisferio sur que requiere in- esta cuestión, dos contrastes notorios. El
tentar algún modo de explicación, y es esto primero es que dicho avance sobre la so-
lo que puede permitirnos la categoría con- beranía no se contempla en las recomen-
ceptual de “obstáculo epistemológico”. daciones para el gobierno de los EE.UU.,
Si uno supone la buena fe de los au- dado que no se solicita la ratificación de
tores del Informe, debe entonces concluir los instrumentos internacionales de dere-
que no se trata de una exclusión delibera- chos humanos que EE.UU. no ha ratificado
da sino de un enorme obstáculo de orden “por razones de soberanía” (prácticamente
conceptual, afectivo y político que impide todos, el más notorio de los cuales, vincu-
–diríamos que por elementos de autoes- lado al tema, es la falta de adhesión de los
tima, discurso público y construcción del EE.UU. a la Corte Penal Internacional, el
sentido común estadounidense– observar ente que juzga precisamente las violacio-
lo evidente: la intervención directa de los nes a los derechos humanos, crímenes de
EE.UU. en la comisión de asesinatos masi- guerra y genocidio).
vos en los puntos más diversos del globo. Pero, simultáneamente, lo que apare-
¿Es posible, entonces, analizar el Infor- ce como oscuro y confuso es “ante quién”
me “Preventing Genocide” pese a seme- debería ceder el principio de la soberanía
jante distorsión de las perspectivas? Acla- estatal según el Informe. Porque la idea de
rando la cuestión, creo que de todos mo- que el principio de soberanía territorial debe
dos resulta productivo, dado que aparecen “ceder” no se refiere a la mayor soberanía
también otros deslizamientos que resulta de organismos internacionales aceptados
relevante señalar, producto del mismo tipo por dicho Estado (Naciones Unidas, orga-
de perspectiva. nismos regionales, cortes internacionales)
sino ante determinadas prácticas (genoci-
dio y “otros crímenes atroces”), acusacio-
Sobre la soberanía
nes que podrían ser fácilmente manipula-
y los organismos internacionales
das al no establecerse quién determinaría
Paradójicamente, un elemento que la existencia de su “comisión”, o al suge-
aparece reiterado en numerosas oportuni- rirse que dicha determinación quedaría en
dades en el Informe –y coincide con la pers- manos de un comité interno de los EE.UU.,
pectiva dominante en la CPI– es la necesi- con funcionarios estadounidenses.

93
Revista de Estudios sobre Genocidio

Esto es, si el informe interpela las ac- el basamento justificador para abolir los
ciones del gobierno de los EE.UU., dirigi- principios de soberanía que rigieron la lógi-
das por diversos comités creados por fun- ca estatal en la modernidad y construir un
cionarios de los EE.UU., que no requerirán nuevo modelo de soberanía, con un senti-
del compromiso obligatorio de las organi- do más similar al funcionamiento imperial
zaciones internacionales, llegaríamos a la previo al Tratado de Westfalia que al Esta-
situación de que cuando los EE.UU. con- do que hemos conocido en la modernidad.
sideren que existe comisión de alguna de Esto es, un cuestionamiento profundo y
esas prácticas en algún lugar del planeta central a la propia teoría de la soberanía y
podrían intervenir en dicho lugar de modo del Estado moderno.
diplomático, económico o militar, sin ne- Que semejantes conclusiones no ha-
cesidad de contar con la aprobación de yan provocado un escándalo en los or-
ningún organismo regional o internacional ganismos de derechos humanos de los
y sin respetar la soberanía territorial de EE.UU. o del resto del mundo quizás pueda
ningún Estado donde ello ocurriera. Por explicarse, nuevamente, por el concepto
el contrario, si los hechos ocurrieran en de “obstáculo epistemológico”. La posibi-
EE.UU. o fueran cometidos por ciudadanos lidad de observar a EE.UU. como “un ac-
de dicho Estado, ningún organismo inter- tor más” de la política internacional resulta
nacional, regional ni nacional tendría capa- sumamente difícil en la perspectiva etno-
cidad ni posibilidad de intervención. céntrica que ubica al genocidio y los otros
Lejos de resultar recomendaciones “crímenes atroces” como algo “ajeno” a
para prevenir el genocidio, parecerían en- los EE.UU. y, por consiguiente, a esta po-
tonces recomendaciones para intervenir tencia como la encargada de “responder”
de manera inconsulta en cualquier lugar en mayor o menor medida a su comisión
del planeta “con la excusa del genocidio u en aquellos lugares del planeta tan “atra-
otros crímenes atroces”, dado que la de- sados” como para caer en este comporta-
terminación de su existencia quedaría ex- miento “bárbaro”.
clusivamente en manos estadounidenses. Más allá de los casos históricos re-
Por otra parte, al no exigirse la adhesión feridos a modo de ejemplo, podemos
de EE.UU. a organismos internacionales observar en el presente numerosas inter-
como la Corte Penal Internacional, no que- venciones vinculadas a esta lógica: la per-
da claro cómo podrían prevenirse las prác- manente desestabilización del gobierno
ticas genocidas cometidas por los EE.UU. venezolano, el apoyo a las propuestas de
o en los EE.UU., ya que este país sería el escisión territorial en Bolivia, el rápido reco-
único que mantendría principios de sobe- nocimiento de la independencia de Kosovo
ranía a toda prueba simultáneamente con o la dubitativa respuesta estadounidense
la exigencia de que el resto de los Estados ante el golpe militar en Honduras fueron
resignen dicha soberanía, no solo ante los claramente acciones que aceleraron la di-
organismos regionales o internacionales námica de conflictos en cada una de las
de los que forman parte sino también ante regiones, conduciendo a la posibilidad de
los propios EE.UU. fenómenos genocidas o crímenes de lesa
Esto implicaría lisa y llanamente el quie- humanidad. Si ellos aún no han ocurrido en
bre de todo el funcionamiento del sistema ninguno de los cuatro casos ha sido gra-
internacional en favor de una lógica impe- cias a la intervención de organizaciones
rial, aunque bajo el discurso de una mejor regionales o internacionales que llevaron
implementación del derecho humanitario adelante iniciativas contrarias a los deseos
internacional. Significa que los derechos de las administraciones estadounidenses,
humanos comienzan a ser utilizados como mientras las Embajadas de los EE.UU. en

94
El peligro del redireccionamiento de los conceptos del derecho internacional: las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y el nuevo papel de los EE.UU.

dichos países participaban activamente de tropas estadounidenses de la región) es


los reclamos secesionistas en Bolivia y Ko- cómo hacerlo sin dejar al país envuelto en
sovo y del intento de golpe de Estado en un gravísimo conflicto interno con posibles
Venezuela, agravando las posibilidades de derivaciones genocidas. Ello sin mencionar
conflictos y el desencadenamiento o agra- las numerosas violaciones a los derechos
vamiento de la violencia. humanos producidas por dichas tropas en
Por el contrario, pueden resaltarse territorio iraquí.
como ejemplos de acciones de preven- También sorprende que la intervención
ción del genocidio la falta de reconoci- unilateral en Kosovo sea señalada como
miento de los gobiernos golpistas venezo- una acción válida utilizada como ejempli-
lano y hondureño por parte del resto de ficación de acciones futuras. Numerosos
los países de América Latina en 2002 y trabajos14 señalan que dicha intervención
2009, la misión de Unasur para investigar detuvo las matanzas de kosovares alba-
las masacres de campesinos en Pando, neses pero fue indiferente a las matanzas
Bolivia, en 2008, que descomprimió una y violaciones de derechos de la población
posible respuesta violenta por parte del serbio-kosovar o romaní-kosovar.
Estado boliviano, o el firme apoyo brin- Por otra parte, lo que resulta intolera-
dado en ese momento por el Mercosur, la ble del Informe en cualquier lectura “fuera
Unasur y la OEA al gobierno de Evo Mora- de los EE.UU.” es el profundo “desprecio”
les ante los intentos de desestabilización. por las organizaciones internacionales o
Asimismo, cabe destacar la intervención regionales y la insistencia en la necesi-
de la Unión Europea y de algunos de sus dad de los EE.UU. de actuar más allá del
gobiernos para frenar los conflictos des- consenso obtenido en dichos foros. La
atados en los Balcanes por la cuestiona- pregunta sería en qué nivel de conflicto
ble decisión de reconocer la independen- internacional se podría caer si todos los
cia de Kosovo, que generó reclamos equi- Estados decidieran un modo de acción
valentes por parte de la República Srpska similar. La condena moral al genocidio ter-
en Bosnia-Herzegovina, desestabilizando mina siendo utilizada para avalar un inter-
todo el tablero político de la región. vencionismo que solo tendría por límite las
Los propios ejemplos elegidos por el evaluaciones y acciones de organismos
Informe como las modalidades de inter- estadounidenses como el Departamento
vención estadounidense “sugeridas” pue- de Estado, la oficina de crímenes de gue-
den ser cuestionados desde esta lógica. rra, el “Comité de Prevención de Atrocida-
La intervención en Irak fue realizada de des” que se propone crear o el Consejo
modo unilateral y, lejos de disminuir la po- de Seguridad Nacional, entre otros orga-
sibilidad de un final genocida, ha agravado nismos mencionados en el Informe.
la situación ya de por sí compleja creada El análisis de las dificultades que han
por el régimen de Hussein, al acentuar la sufrido los organismos internacionales en
presencia iraní en la región, desestabilizar sus intentos por prevenir el genocidio no es
el equilibrio político y profundizar las divi- abordado tampoco de un modo frontal, sino
siones entre sunnitas y shiitas, al punto de utilizado para deslegitimar su capacidad de
que uno de los problemas centrales para intervención. El principal problema para una
la actual administración (que ha afirmado mayor intervención de las Naciones Unidas
públicamente su vocación de retirar las en los conflictos que han generado asesi-

14
Por ejemplo, Martin Mennecke, “Genocidal Violence in the Former Yugoslavia: Bosnia Herzegovina and Kosovo”
en Samuel Totten and William Parsons; Century of Genocide. Critical Essays and Eyewitness Accounts, Nueva York,
Routledge Press, 2009, pp. 507-552.

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Revista de Estudios sobre Genocidio

natos masivos y sistemáticos de civiles ha tación de la caída de garantías penales


sido el poder de veto de los miembros per- como la prescripción, la territorialidad o la
manentes del Consejo de Seguridad (EE. obediencia se basó históricamente en el
UU., Rusia, China, Gran Bretaña y Francia), carácter estatal del perpetrador. La función
que EE.UU. ha utilizado tanto o más que jurídica principal de todo Estado –y el mo-
el resto de los miembros del Consejo a la tivo que justifica la sumisión a su sobera-
hora de vetar acciones o investigaciones nía– es la protección y garantía de la vida e
sobre violaciones a los derechos humanos. integridad de todos sus ciudadanos. Cuan-
La recomendación 6-2 del Informe sugiere, do el aparato estatal produce acciones que
en este sentido, “acentuar los esfuerzos afectan la vida e integridad de aquellos a
diplomáticos hacia la negociación de un quienes debe proteger, sus víctimas se en-
acuerdo de los miembros permanentes del cuentran totalmente indefensas, ya que no
Consejo de Seguridad de las Naciones Uni- pueden recurrir a institucionalidad alguna
das para el no uso de su veto en los casos que garantice su protección, pues es preci-
referentes a genocidio u otras atrocidades samente el garante quien está violando los
masivas” (p. 106), pero aclarando previa- derechos. Dicha gravedad es la que justifi-
mente que “si el Consejo de Seguridad es ca la caída de las garantías penales de los
incapaz de actuar, deberían existir otras perpetradores. Cualquier otro perpetrador
opciones apropiadas” (p. 97). –por grave que fuera su delito– puede ser
perseguido en tiempo y forma por el apa-
rato penal de cada Estado. No se entien-
El derecho penal en el siglo XXI: hacia
de, en ninguno de dichos casos, por qué
una posibilidad de resistencia
debería intervenir una justicia internacional
Atrapados entre dos fuegos, parecería ni por qué deberían caer las garantías pe-
que no hay opción para quienes pretenden nales de los acusados. Defender este prin-
continuar rescatando el carácter innova- cipio se vuelve una necesidad imprescindi-
dor y crítico de los instrumentos jurídicos ble en momentos en que se quiere utilizar
creados como consecuencia del nazismo la difusión y el apoyo a los conceptos de
para garantizar el juzgamiento de los res- “derechos humanos”, en un sentido laxo,
ponsables de violaciones sistemáticas a para justificar la vulneración de toda sobe-
los derechos humanos pero que, simul- ranía territorial o la pérdida de derechos de
táneamente, no quieren aceptar resignar numerosos sectores de la población.
las garantías jurídicas de los ciudadanos En segundo lugar, la figura de genoci-
–sean cuales fueren sus delitos– tanto ante dio contiene en su definición un elemento
los Estados nacionales como ante el nuevo restrictivo fundamental, que se vincula a la
modelo imperial con base en los EE.UU. o intencionalidad de destrucción de un gru-
una Corte Penal Internacional que parece po, en el contexto de la comisión de he-
dirigir sus acciones más en consonancia chos de aniquilamiento masivo de pobla-
con los Estados que violan los DD.HH. que ciones. Más allá de la objetable exclusión
en un enfrentamiento a ellos. de los grupos políticos de la definición –y
En este sentido, el sostén de dos princi- de la necesidad, en la medida de lo posi-
pios surgidos del derecho internacional pue- ble, de luchar por la modificación de di-
de implicar un modo de resistencia a estas cho tipo penal– la comprensión de todo
tendencias crecientemente hegemónicas. aniquilamiento grupal como la “destruc-
El primero se vincula con sostener la ción parcial de un grupo nacional” permite
obligatoriedad del carácter estatal de todo solucionar técnicamente la cuestión con
delito comprendido como violación de una categoría presente en la Convención,
derechos humanos. El motivo de la acep- manteniendo un tipo cerrado y menos uti-

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El peligro del redireccionamiento de los conceptos del derecho internacional: las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y el nuevo papel de los EE.UU.

lizable para manipulaciones. Por el contra- nacional en los casos por genocidio –que
rio, la permanente apertura del concepto puede observarse en sus sentencias y
de “crímenes de lesa humanidad” a accio- opiniones sobre los juzgamientos de la ex-
nes no estatales y su creciente homologa- Yugoslavia, Camboya o Argentina–, que
ción con los fenómenos terroristas vuelven pretende negar la calificación de genocidio
esta figura más laxa, existiendo el peligro y reemplazarla en todos los casos por la
de transformarla en un tipo “abierto”, que de “crímenes de lesa humanidad”, como
diera lugar a incluir acciones civiles no es- modo de unificar el aniquilamiento masivo
tatales y contestatarias. Mucho más aún estatal con acciones de movimientos insur-
cuando se pretende reemplazarla por una gentes en Congo, Uganda o Colombia, es
figura más laxa todavía como la de “críme- nuestra obligación bregar por la tenden-
nes atroces”, que incluiría todo aquel delito cia contraria, para que la justicia califique
que pudiera afectar la sensibilidad de los como genocidios a los genocidios y los
redactores del nuevo tipo lo cual, según distinga de las acciones de movimientos
los modelos que comienzan a circular en no estatales y no masivos que, justamen-
el ámbito académico, podría implicar la lisa te por ser no estatales ni masivos, deberán
y llana derogación de las garantías pena- ser juzgados según los códigos penales
les. Resulta, por lo tanto, fundamental, en preexistentes, respetando (por miserables
este segundo sentido, rescatar el carácter que sean los perpetradores y los delitos
peculiar de la categoría de genocidio –en cometidos, ya que jamás ello ha alterado
tanto intención de aniquilamiento masivo los derechos de los procesados) las garan-
de un grupo de población– y confrontar tías penales de sus responsables.
todo intento de creación de nuevas figuras El riesgo de no ver estos problemas
en el derecho penal internacional, cuya in- no afectará solo a los jueces o a los abo-
flación solo contribuye a la equiparación de gados. Puede terminar colaborando en la
lo cualitativamente distinto (lo estatal frente destrucción del sistema penal que hemos
a lo no estatal) y a la vulneración de las ga- conocido en el siglo XX, reinstaurando la
rantías penales, construidas durante siglos discrecionalidad y arbitrariedad en el ejer-
para proteger a los individuos de la arbitra- cicio del poder. Eso sí, en nombre de la
riedad de la persecución estatal. “prevención” de las violaciones de dere-
Contrariamente a la tendencia domi- chos humanos y como arma destinada a
nante y/o hegemónica del derecho inter- su supuesta “defensa”. F

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