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ACTIVIDAD COLABORATIVA
Nación
De camino a los puntos de control 12, 13 y 14, los últimos que evidenciaron el
desastre, es fácil maravillarse por el increíble verde de los pastizales santandereanos,
que entre árboles, cultivos de palma y pequeñas quebradas contrasta con el desolador
panorama que mucho más adelante aparece entre el monte.
Karen Salamanca/SEMANA
Ya ha pasado un mes desde que el pozo Lizama 158 de Ecopetrol, que se ubica en el
corregimiento La Fortuna (Santander), empezó a emanar chorros de crudo que
arrasaron con todo a su paso. Eso fue el pasado 2 de marzo. Pero a la fecha, todavía se
pueden observar claramente los destrozos en las orillas de las quebradas La Lizama,
Caño Muerto y el Río Sogamoso, afluentes que fueron afectados en 24 kilómetros de
tramo.
En las aguas de la quebrada La Lizama aún se divisa el brillo de los aceites que
anteriormente la inundaron y la hicieron impotable. Sin embargo, solo basta prestar
atención para poder ver los pequeños animales que ya van regresando a tomar
posesión del lugar que se les arrebató y que el espeso petróleo convirtió en un valle de
muerte.
Karen Salamanca/SEMANA
En los alrededores se encuentran las piscinas de las que todavía escurre la mezcla de
crudo, agua, barro y palos que fue recogida de las fuentes hídricas. El suelo lodoso
permanece cubierto por un polvo que evita la emanación de hidrocarburos y en
algunos puntos es fácil que con una pisada brote el componente negro del piso.
La vegetación que logró quedar en pie muestra los despojos que dejó
Karen Salamanca/SEMANA
la mancha de crudo, así solo basta imaginar el punto criticó que alcanzó a tener la
corriente casi incontrolable que quemó todo lo vivo.
Karen Salamanca/SEMANA
Sin embargo, la cara más amarga se la llevan los habitantes y la flora y fauna del
lugar, pues para ellos la tragedia todavía no finaliza; deberán esperar algunos meses
más. De acuerdo con expertos, los daños causados al ambiente son irremediables.
Karen Salamanca/SEMANA
Reptiles, aves y una cantidad incalculable de peces sufrieron las peores consecuencias
de la emergencia. Las cifras muestran que 21 familias tuvieron que ser reubicadas;
3.157 árboles fueron afectados; más de 2.000 animales murieron; y 1.429 fueron
rescatados y liberados.
Karen Salamanca/SEMANA
Claudia Gonzales, directora de la ANLA, aseguró que la entidad esta trabajando para
aclarar la situación: "Continuaremos con el monitoreo y la valoración de la situación
de bienes y servicios ambientales que se vieron afectados por la contingencia, y en
paralelo seguiremos con toda la investigación en el tema de responsabilidades y en
encontrar el origen de la emergencia. Tambien en aprender la lección que nos dejó la
magnitud de este evento", precisó.
Por su parte, el ministro de ambiente, Luis Gilberto Murillo, afirmó que desde las
entidades nacionales se ha brindado un esfuerzo para lograr los mejores resultados.
Además, reiteró que las investigaciones deben realizarse "con rigor y transparencia
que permitan conocer qué sucedió, quiénes son los responsables y que se hagan las
sanciones a que da lugar la ley".