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La cuestión social es entonces la brecha entre los principios proclamados por el ideario liberal

(contractualismo liberal) y la realidad efectiva (lo fáctico). Esa brecha es la enfermedad que corroe
al cuerpo social y de la que emergen los diversos síntomas plasmados en protestas y formas
diversas de resistencias. Estos síntomas han generado distintos modos de intentar contenerlos.
Para lograrlo se han plasmado políticas sociales diversas. De manera que los remedios pensados
para resolver la cuestión social son parte también de ella. Remedios que han cambiado en la
historia contemporánea, precisamente en relación a los avatares de la relación entre capital y
trabajo y a las luchas intercapitalistas.

Tales remedios han sido las diversas políticas sociales que en la historia del capitalismo, a partir de
fines del siglo XIX, han intentado mantener, al tiempo que contener, las diversas formas de
desigualdad. Esas reparaciones intentaron durante más de un siglo construir una trama, una red
que contuviese a la vez que mantenía las diferencias producidas por la desigualdad concreta. A esa
trama se la ha denominado lo social.

Realidad efectiva: a nivel histórico, la sociedad no posibilitaba ni posibilita el acceso igualitario al


trabajo y la propiedad. Lo anterior conduce a que en los hechos igualdad y propiedad entren en
colisión.

Ideario liberal: tenía sus núcleos en los conceptos iluministas de libertad, igualdad y propiedad
como derechos naturales y universales del Hombre.

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