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Los bonos son una de las principales fuentes de financiación de las grandes
empresas y las Administraciones públicas, principalmente de los Gobiernos, que
mediante la emisión de bonos materializan la deuda, entregando a sus
prestamistas un activo financiero.
Valoración de un bono
El valor actual de un bono es igual a los flujos de caja que se van a recibir en el
futuro, descontados al momento actual a una tasa de interés (i), es decir, el valor
de los cupones y el valor nominal al día de hoy. En otras palabras, tenemos que
calcular el valor actual neto (VAN) del bono:
Por ejemplo, si estamos a 1 de Enero del año 2020 y tenemos un bono de dos
años que reparte un cupón del 5% anual pagado semestralmente, su valor
nominal son 1000 euros que los pagará el 31 de Diciembre del año 2021 y su tasa
de descuento o tipo de interés es el 5,80% anual (lo que supone un 2,859%
semestral) el valor intrínseco del bono será:
Semestre 1 2 3 4
Se suele decir que son una inversión segura, incluso a los bonos de deuda
pública muchas veces se les denomina activos sin riesgo. Aunque es cierto que es
una de las inversiones más seguras que podemos realizar, hay que distinguir dos
tipos de riesgo en los bonos:
Tipos de bono
Es importante distinguir el tipo de cupón del bono y si reparte cupones. Según esto
distinguimos tres tipos de bonos:
Mercados de bonos
Casi todas las transacciones en bonos tienen lugar en el mercado extrabursátil
(OTC, siglas de over the counter), lo cual significa que no hay un lugar específico
para comprar y vender. En cambio, los operadores del país (y del mundo) están
preparados para la compraventa y se conectan por medios electrónicos.
Una razón por la que los mercados de bonos son tan grandes es que el número de
emisiones de bonos supera por mucho el número de emisiones de acciones. Hay
dos razones que lo explican. La primera es que, de ordinario, una corporación sólo
tiene una emisión de acciones comunes en circulación, aunque existen
excepciones. Sin embargo, una sola corporación grande podría tener sin dificultad
una docena o más de emisiones de pagarés y bonos en circulación. Aparte de
esto, el endeudamiento gubernamental a nivel federal, estatal y local es
sencillamente enorme.
Como el mercado de bonos es casi por completo extrabursátil, históricamente ha
tenido poca o ninguna transparencia. Un mercado financiero es transparente si
sus precios y volumen de transacciones se observan con facilidad. Por ejemplo,
en la Bolsa de Valores de Nueva York uno puede ver el precio y la cantidad de
cada transacción. En contraste, a menudo no es posible observar esto en el
mercado de bonos. Las transacciones se negocian en privado entre las partes y
existen pocos o ningún informe centralizado sobre las transacciones. Aunque el
volumen total de transacciones en bonos supera por mucho las que se realizan
con acciones, sólo una pequeña fracción del total de emisiones de bonos en
circulación se negocia en realidad en un día cualquiera. Este hecho, combinado
con la falta de transparencia en el mercado de bonos, hace que sea muy difícil o
imposible obtener precios actualizados de cada uno de los bonos, en particular
cuando se trata de emisiones de empresas pequeñas o municipales. En cambio,
de manera corriente se usan varias fuentes para estimar los precios.
Determinantes de los rendimientos de los bonos
Ahora nos encontramos en condiciones de analizar los determinantes del
rendimiento de un bono. Los rendimientos de los bonos representan el efecto
combinado de no menos de seis factores. El primero es la tasa de interés real.
Además de la tasa real, hay cinco primas que representan compensación por:
1) inflación futura esperada,
2) riesgo de la tasa de interés,
3) riesgo de incumplimiento,
4) tributación
5) falta de liquidez.
En consecuencia, para determinar el rendimiento apropiado sobre un bono se
requiere un análisis cuidadoso de cada uno de estos factores.