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ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

Una epidemia de “ceguera blanca” se expande de manera fulminante. El gobierno, tras determinar Qué es una
enfermedad muy contagiosa, recluye a los ciegos en un manicomio abandonado. En el fragmento uno de los
ciegos pretende escapar.

La ocurrencia había brotado de la cabeza del ministro mismo. Era, por cualquier lado que se examinara, una idea
feliz, incluso perfecta, tanto en lo referente a los aspectos meramente sanitarios del caso como a sus implicancias
sociales y a sus derivaciones políticas. Mientras no sé aclarasen las causas, o, para emplear un lenguaje
adecuado, “la etiología del mal blanco”, como gracias a la inspiración de un asesor imaginativo la malsonante
palabra “ceguera” sería designada, mientras no se encontrará para que el mal tratamiento y cura, y quizá una
vacuna que previniera la aparición de casos futuros, todas las personas que se quedarán ciegas, y también
quienes con ellas hubieran tenido contacto físico o proximidad directa, serían recogidas y aisladas, para evitar
ulteriores contagios. […] La comisión acto con rapidez y eficacia. Antes de que anocheciera ya habían sido
recogidos todos los ciegos de que había noticia, y también cierto número de posibles contagiados, al menos
aquellos a quienes fue posible identificar y localizar en una rápida operación de rastreo ejercida sobre todo en los
medios familiares y profesionales de los afectados por la pérdida de la visión. Los primeros en ser trasladados al
manicomio desocupado fueron el médico y su mujer. Había soldados de vigilancia. […] Los otros llegaron juntos.
Los habían recogido en sus casas. […]

Uno tras otro los ciegos entraron en el sueño. Algunos se habían cubierto la cabeza con una manta, como si
deseasen que la oscuridad, una oscuridad auténtica, una negra oscuridad, apagara definitivamente los soles
deslustrados en que sus ojos se habían convertido. Las tres bombillas colgadas del techo alto, fuera del alcance,
derramaban sobre los camastros una luz sucia, amarillenta, que ni era capaz de producir sombras.[…]

Muy lentamente, apoyándose en los codos, el ladrón de coche alzó el cuerpo. No notaba la pierna, solo el dolor
estaba allí, el resto había dejado de pertenecerle. […] Ayudándose con las manos, fue arrastrando lentamente el
cuerpo por el jergón en dirección al pasillo. […] Amparándose en los hierros de las camas, pasando de una a otra,
fue avanzando entre los dormidos, tiraba, como de un saco, de la pierna herida. Nadie lo vio, nadie le preguntó:
Adónde va a estas horas, si alguien lo hubiera hecho, ya sabía qué responder, voy a mear, diría, lo que no quería
era que la mujer del médico le preguntara, a ella no podía engañarla, tendría que decirle la idea que llevaba en la
cabeza: No puedo seguir pudriéndome aquí. […] Cuando me vean en este estado se darán cuenta de que estoy
muy mal, me meterán en una ambulancia y me llevarán al hospital, seguro que hay hospitales para ciegos, uno
más no les importará, me tratarán la pierna, me curarán, oí decir que eso es lo que se hace con los condenados a
muerte, si tienen apendicitis, los operan y solo después los matan, para que mueran sanos.[…]Se fue arrastrando
así hasta llegar al zaguán,allí se detuvo para pensar qué iba a hacer, si sería mejor llamar desde la puerta, o
acercarse a la reja aprovechando la cuerda que había servido de pasamanos.[…] Olvidando por un instante que
estaba ciego, volvió la cabeza como para comprobar el espacio que le faltaba por recorrer y encontró delante la
misma blancura sin fondo. Será de noche, será de día, se preguntó, bueno si fuera de día me habrían visto ya,
además, solo un desayuno, y fue hace muchas horas. […] Sus espaldas golpearon con la parte inferior chapeada
del portón. Había llegado. Metido en la garita para protegerse del frío, el soldado de guardia creyó oír un leve
rumor que no había conseguido identificar, de todos modos no pensó que nadie pudiera acercarse desde dentro,
habría sido el movimiento del ramaje de los árboles, las hojas que el viento hacia rozar contra la reja. Otro ruido
le llegó repentinamente a los oídos, pero este fue diferente, un golpe, un choque, para ser más preciso, que no
podía ser obra del viento. Nervioso, el soldado salió de la garita empuñando el fusil automático y miró hacia el
portón […] y esperó, tenso. Muy lentamente, en el espacio entre dos hierros verticales, como un fantasma,
empezó a aparecer una cara blanca. La cara de un ciego. El miedo le heló la sangre al soldado, y fue el miedo lo
que le hizo apuntar su arma y disparar a quemarropa. […]

Saramago, Jose (2000) Ensayo sobre la Ceguera.


Responde las siguientes preguntas:

1. ¿A quiénes ordenó aislar la comisión para evitar el contagio del “mal blanco”?

A todas aquellas personas que se pudieron identificar y por motivos desconocidos habían perdido la vista.

2. La novela de Saramago se puede leer como una alegoría de la sociedad actual, cuando reflexionamos
sobre temas como estos:
a) ¿Qué pensamientos guían la huida del ciego?

El pensamiento de la muerte inminente y como este al ser cautivado buscaba una libertad la cual se vería
reflejada en el momento que lo llevasen al hospital.

b) ¿Qué rasgo de la sociedad actual es el que más fielmente retrata el texto leído?

Considero que este sería como por una parte la necesidad de proteger a la mayoría esta denigra a unas cuantas
personas dejándolas abandonadas dando como resultado que en algún momento una de ellas se levantara y
generara una revolución por parte de ese grupo.

3. ¿Cómo se expresa el miedo a lo desconocido en el texto leído?

Se expresa como una terrible oscuridad y como está relacionada con aquello que no se podía ver pero que se
podía intuir com0 el medico que intuía que morirían de una u otra forma.

4. ¿Qué recurso expresivo se usa en la siguiente cita? ¿Cómo contribuye a enfatizar la situación narrada?

[…] la oscuridad, una oscuridad auténtica, una negra oscuridad […]

Considero que la metáfora puesto que en situación del texto hace ver a las oscuridades como todo aquello
desconocido y que fomentaba el miedo en las personas ciegas.

5. Comenta el contenido y la forma del fragmento. Sustenta tus ideas con las características de lenguaje, de
estructura, etc. que hayas reconocido.

Considero que es un fragmento muy completo puesto que para lo corto que es nos ofrece gran cantidad de
metáforas dándonos una realidad triste que sufre nuestra comunidad de hoy en día y también nos ofrece acerca
de algunos ideales de personas que buscan perseguir una idea, pero no lo alcanzan y finalmente mueren.

6. Escribe una continuación del fragmento. Puedes describir, por ejemplo, la manera en que se organizan
los ciegos para vivir.

Al estar con muchas personas ciegas intentaron ver la manera de organizarse para poder continuar adelante,
en el que una de las mejores ideas que se les ocurrieron fue que se pudiesen comunicar a través de sonidos por
los cuales puedan sentir, en el que cada tipo de sonido podría transmitir un mensaje diferente y así entender lo
que se podría hacer, además de poder ser una forma muy efectiva para no poder perder la comunicación entre
los demás

En cuanto al entorno en que se podrán movilizar tiene que ser ordenado. Cuando se conoce la ubicación de las
cosas es más fácil encontrarlas y disminuye el riesgo de golpes o choques fortuitos con ellas, por lo tanto, es
recomendable que todos los objetos se mantengan en el orden habitual, y, si se altera, informar de ello.

Para prevenir, además, los golpes o accidentes con objetos que, por su localización o situación no habitual o
por ser inesperados, se convierten en obstáculos peligrosos para la persona con ceguera o deficiencia visual, es
aconsejable seguir las siguientes recomendaciones:

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