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SISTEMA MUSCULAR
TUTOR: INTEGRANTES:
DOCENTE LCDO. JACKSON MENA. GABRIELA VARGAS, C.I:
32.072.751
JOSEPH FARIAS, C.I: 30.289.435
El sistema muscular es el conjunto de los más de 650 músculos del cuerpo, cuya función principal es
generar movimiento, ya sea voluntario o involuntario -músculos esqueléticos y viscerales,
respectivamente. Algunos de los músculos pueden enhebrarse de ambas formas, por lo que se los suele
categorizar como mixtos.
El sistema muscular permite que el esqueleto se mueva, mantenga su estabilidad y la forma del cuerpo.
En los vertebrados se controla a través del sistema nervioso, aunque algunos músculos (tales como el
cardíaco) pueden funcionar en forma autónoma. Aproximadamente el 40% del cuerpo humano está
formado por músculos, vale decir que por cada kg de peso total, 400 g corresponden a tejido muscular.
El sistema muscular del ser humano es vasto y complejo, generando además la mayor parte de su calor
corporal. Junto con el sistema óseo (huesos) y el articular (articulaciones), constituye el llamado sistema
locomotor, encargado de los movimientos y desplazamientos del cuerpo.
Los músculos que componen este sistema están compuestos a su vez por células con alto nivel de
especificidad, lo cual les confiere propiedades puntuales como la elasticidad. Estas células, llamadas
miocitos, pueden someterse a estiramientos y compresiones intensas sin poner en riesgo (hasta cierto
punto) su constitución, suelen ser fusiformes y alargadas. Por ello las fibras musculares son tan
resistentes y elásticas.
Los músculos, además, excitables eléctricamente, y es así como el sistema nervioso los controla.
o Músculo estriado (esquelético): Las fibras que conforman este tipo de tejido, son alargadas y
tienen forma cilíndrica. Su longitud es variable y en el ser humano puede variar entre milímetros
y varios centímetros, mientras que su diámetro oscila entre las 10 y las 100 micras.Posee
diferentes núcleos que tienen una forma alargada y que se sitúan a nivel periférico, junto a la
membrana plasmática.
El sacroplasma, citoplasma de la célula muscular, está rodeando a las miofibrillas y contiene gran
cantidad de potasio, magnesio y fosfato, además de mitocondrias dispuestas de forma paralela a
las miofibrilla, que aportan grandes cantidades de energía en forma de trifosfato de adenosina
(ATP). Este sacroplasma está formado en gran parte por haces de miofibrillas cilíndricas, que
presentan un aspecto estriado por repetición de zonas claras (filamentos de actina) y oscuras
(filamentos de miosina) que forman la unidad funcional del músculo denominados sarcomeros.
Por tanto dentro del sarcomero, estarían contenidos todos los componentes necesarios para la
contracción.
Se sabe que las miofibrillas contienen varios tipos diferentes de proteínas, entre las que
destacan por su importancia la Actina y la Miosina.
La contracción muscular comienza cuando el Sistema Nervioso genera una señal, un impulso
eléctrico denominado potencial de acción, que viaja a través de las neuronas hasta llegar a la
inserción con el músculo, lo que conocemos como placa motora.
En este punto se libera una sustancia química, la acetilcolina, que se une a los receptores
musculares, provocando una reacción en las fibras musculares.
Esta reacción muscular conlleva que las fibras musculares se organicen en cadenas largas que
pueden interactuar entre sí, haciendo que las membranas de las células musculares abran los
canales para iniciar el proceso de contracción.
Una vez finalizado el estímulo nervioso sobre la placa motora, se interrumpe la reacción
desencadenante de la contracción y esto revierte los diferentes procesos químicos y por tanto
provoca la relajación del músculo.
Todos los músculos estriados de nuestro organismo, poseen en principio esta estructura pero
según su función, se distinguen tres tipos de fibras musculares, que reaccionan con distinta
velocidad de respuesta.
Fibras blancas: muy vascularizadas, gruesas y veloces, son las responsables de los
movimientos rápidos, los que consumen gran cantidad de energía en poco tiempo. Estas son
más necesarias en deportes o ejercicios de velocidad y/o fuerza.
Fibras rojas: delgadas, menos vascularizadas y que poseen una mayor resistencia y son más
necesarias en deportes que exigen aguante, de larga duración y/o intensidad.
Fibras intermedias: son fibras que tienen en su conjunto, propiedades de las dos anteriores.
La cantidad de fibras que posee cada persona viene determinada por su código genético.
El estímulo para la contracción de los músculos lisos está mediado por el sistema nervioso
vegetativo autónomo. El músculo liso se localiza en los aparatos reproductor y excretor, en los
vasos sanguíneos, en la piel, y órganos internos.
Existen músculos lisos unitarios, que se contraen rápidamente (no se desencadena inervación), y
músculos lisos multiunitarios, en los cuales las contracciones dependen de la estimulación
nerviosa. Los músculos lisos unitarios son como los del útero, uréter, aparato gastrointestinal,
etc.; y los músculos lisos multiunitarios son los que se encuentran en el iris, membrana nictitante
del ojo, tráquea, etc.
El músculo liso posee además, al igual que el músculo estriado, las proteínas actina y miosina.
o Mixtos: músculos controlados por el individuo y por sistema nervioso, por ejemplo los párpados.
Los músculos están formados por una proteína llamada miosina, la misma se encuentra en todo
el reino animal e incluso en algunos vegetales que poseen la capacidad de moverse.
El tejido muscular se compone de una serie de fibras agrupadas en haces o masas primarias y
envueltas por la aponeurosis una especie de vaina o membrana protectora, que impide el
desplazamiento del músculo. Las fibras musculares poseen abundantes filamentos
intraprotoplasmáticos, llamados miofibrillas, que se ubican paralelamente a lo largo del eje
mayor de la célula y ocupan casi toda la masa celular. Las miofibrillas de las fibras musculares
lisas son aparentemente homogéneas, pero las del músculo estriado presentan zonas de distinta
refringencia, lo que se debe a la distribución de los componentes principales de las miofibrillas,
las proteínas de miosina y actina.
Clasificación según la forma de los músculos: Cada músculo posee una determinada estructura,
según la función que realicen, entre ellas encontramos:
o Fusiformes músculos con forma de huso. Siendo gruesos en su parte central y delgados en los
extremos.
o Planos y anchos, son los que se encuentran en el tórax (abdominales), y protegen los órganos
vitales ubicados en la caja torácica.
o Circulares, músculos en forma de aro. Se encuentran en muchos órganos, para abrir y cerrar
conductos. por ejemplo el píloro o el orificio anal.
o Orbiculares, músculos semejantes a los fusiformes, pero con un orificio en el centro, sirven para
cerrar y abrir otros órganos. Por ejemplo los labios y los ojos.
Los músculos son asociados generalmente en las funciones obvias como el movimiento, pero en realidad
son también los que nos permiten impulsar la comida por el sistema digestivo, respirar y hacer circular a
la sangre.
El funcionamiento del sistema muscular se puede dividir en 3 procesos, uno voluntario a cargo de los
músculos esqueléticos el otro involuntario realizado por los músculos viscerales y el último proceso
deber de los músculos cardíacos y de funcionamiento autónomo.
Los músculos esqueléticos permiten caminar, correr, saltar, en fin facultan una multitud de actividades
voluntarias. A excepción de los reflejos que son las repuestas involuntarias generadas como resultado de
un estímulo. En cuanto a los músculos de funcionamiento involuntario, se puede especificar que se
desempeñan de manera independiente a nuestra voluntad pero son supervisados y controlados por el
sistema nervioso, se encarga de generar presión para el traslado de fluidos y el transporte de sustancias
a lo largo del organismo con ayuda de los movimientos peristálticos (como el alimento, durante el
proceso de digestión y excreción).
El proceso autónomo se lleva a cabo en el corazón, órgano hecho con músculos cardíacos. La función
primordial de este tejido muscular es contraerse regularmente, millones de veces, debiendo soportar la
fatiga y el cansancio, o si no, el corazón se detendría.
Las lesiones musculares se pueden producir por el exceso de actividades físicas, la mala ejecución de un
movimiento o un accidente, destacando entre ellas la rotura fibrilar. Las lesiones musculares según sus
causas se pueden clasificar en:
Lesiones traumáticas internas: Pueden ser causadas como consecuencia de la actividad física
desarrollada por el propio individuo. En este caso pueden destacar dos grupos:
Lesiones traumáticas externas: Son consecuencia de la aplicación de una fuerza externa sobre el
músculo.
Contusión muscular: Producida por una fuerza exterior sobre el músculo. No afecta a las fibras
musculares y sí al tejido conjuntivo que rodea al músculo. La sintomatología consiste en una zona
inflamatoria con o sin hematoma, y con dolor tanto en reposo y como a la movilización.
Calambre muscular: Constituye el primer paso de una distensión o contractura muscular. Producido
por un estado de fatiga del músculo por alteraciones metabólicas o de sales minerales (sodio,
potasio, calcio), o porque el músculo experimenta una contracción súbita cuando no está preparado
para ello (falta de calentamiento). La sintomatología se caracteriza por un dolor agudo que cede al
estirar pasivamente el músculo. Es frecuente que quede un pequeño dolor residual posterior.
Distensión muscular: Estiramiento muscular por encima de sus límites. Si la distensión se produce un
número de veces en poco tiempo, se produce una contractura. No se produce lesión anatómica. La
exploración es normal. No produce sintomatología excepto el dolor implicado al hacer trabajar el
músculo. No hay dolor en reposo.
Rotura de fibras (tirón muscular): Se produce cuando el estiramiento del músculo es muy intenso,
dando lugar a una contracción muscular brusca contra resistencia y produciéndose la rotura de
fibrillas musculares. La sintomatología consiste en un dolor intenso localizado "a punta de dedo", es
decir localizado en un punto concreto, en ocasiones con un pequeño nódulo correspondiendo al
hematoma producido. Produce impotencia muscular y el dolor se produce tanto en reposo como a la
movilización.
Desgarro muscular: Producido por la rotura de varias fibras musculares o por la rotura parcial del
músculo, siendo el mecanismo de lesión muy similar al de la rotura de fibras. La sintomatología
consiste en un dolor muy intenso con impotencia funcional inmediata de todo el miembro afectado.
La exploración es muy dolorosa con tumefacción blanda e inflamación del miembro afectado, y un
gran hematoma. Se visualiza una depresión en "hachazo" en la zona afecta.
Las enfermedades musculares o miopatías se producen por una alteración en la capacidad de generar
una contracción muscular eficiente. Aunque la orden motora se genera en el cerebro, el último eslabón
es el propio músculo. Esta orden motora discurre por las neuronas, después por los nervios, interacciona
con el músculo mediante la llamada placa motora y, finalmente, el músculo es quien ejecuta la
contracción muscular.
Las enfermedades musculares o miopatías son enfermedades raras donde la interrelación entre los
diferentes especialistas (clínicos, patólogos, genetistas, etc.) es crucial para un correcto diagnóstico y un
apropiado seguimiento y tratamiento del paciente. En algunas ocasiones, el diagnóstico se puede
realizar con la simple exploración física del paciente, pero también existen pruebas complementarias
como el electromiograma, la resonancia magnética, la medición de enzimas musculares en sangre, la
biopsia muscular, la prueba de isquemia del antebrazo, etc.
Los síntomas y signos con los que usualmente se presentan las miopatías son la debilidad muscular, la
intolerancia al ejercicio, una destrucción masiva muscular (rabdomiólisis), dolor, atrofia, rampas,
contracturas musculares, etc.
Dermatomiositis (DM). Se caracteriza por debilidad muscular proximal, es decir, afecta a los
músculos que están más cercanos a la parte central del cuerpo. Los pacientes suelen
manifestar dificultad para levantarse de una silla, subir escaleras o levantar los brazos por
encima de la cabeza. También es típica la presencia de lesiones cutáneas en cara y manos.
Síndrome antisintetasa (SAS). Se caracteriza por debilidad proximal, afectación del pulmón
(en forma de inflamación o fibrosis) y artritis (inflamación de las articulaciones), aunque no
todos los pacientes tienen las tres manifestaciones. Los pacientes también pueden presentar
fiebre, fenómeno de Raynaud (cambio de coloración de los dedos de las manos y pies con el
frío o el estrés) y descamación y fisuras de las manos (conocido como ‘manos de mecánico’).
o Miopatías tóxicas. Son enfermedades musculares derivadas del consumo de ciertas sustancias
como el alcohol, corticoides, narcóticos, colchicina (se usa para prevenir los ataques de gota) o
cloroquina (se usa para prevenir la malaria, así como en determinadas enfermedades
inmunitarias como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico).
Enfermedades hereditarias: Aquellas que se transmiten de padres a hijos, aunque con patrones muy
variados de herencia.
o Distrofias musculares. Todas ellas son degenerativas, progresivas y hereditarias, con mucha
variabilidad entre ellas.