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ACCIÓN POR EL CLIMA

No hay país en el mundo que no haya experimentado los dramáticos efectos del cambio
climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando y hoy son un
50% superior al nivel de 1990. Además, el calentamiento global está provocando cambios
permanentes en el sistema climático, cuyas consecuencias pueden ser irreversibles si no se
toman medidas urgentes ahora.

Las pérdidas anuales promedio causadas solo por catástrofes relacionadas al clima alcanzan los
cientos de miles de millones de dólares, sin mencionar el impacto humano de las catástrofes
geofísicas, el 91 por ciento de las cuales son relacionadas al clima, y que entre 1998 y 2017
tomaron la vida de 1,3 millones de personas, y dejaron a 4.400 millones heridas. El objetivo
busca movilizar US$ 100.000 millones anualmente hasta 2020, con el fin de abordar las
necesidades de los países en desarrollo en cuanto a adaptación al cambio climático e inversión
en el desarrollo bajo en carbono.

Apoyar a las regiones más vulnerables contribuirá directamente no solo al Objetivo 13 sino
también a otros Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estas acciones deben ir de la mano con los
esfuerzos destinados a integrar las medidas de reducción del riesgo de desastres en las
políticas y estrategias nacionales. Con voluntad política y un amplio abanico de medidas
tecnológicas, aún es posible limitar el aumento de la temperatura media global a dos grados
Celsius por encima de los niveles pre-industriales, apuntando a 1,5°C. Para lograrlo, se
requieren acciones colectivas urgentes.

 El 2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de la
década más calurosa (2010-2019) que se haya registrado jamás.
 Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero en la
atmósfera aumentaron hasta niveles récord en 2019.
 El cambio climático está afectando a todos los países de todos los continentes. Está
alterando las economías nacionales y afectando a distintas vidas. Los sistemas
meteorológicos están cambiando, los niveles del mar están subiendo y los fenómenos
meteorológicos son cada vez más extremos.
 A pesar de que se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero caigan
alrededor de un 6 % en 2020 debido a las restricciones de movimiento y las recesiones
económicas derivadas de la pandemia de la COVID-19, esta mejora es solo temporal. El
cambio climático no se va a pasar. Una vez que la economía mundial comience a
recuperarse de la pandemia, se espera que las emisiones vuelvan a niveles mayores.
 Es necesario tomar medidas urgentes para abordar tanto la pandemia como la
emergencia climática con el fin de salvar vidas y medios de subsistencia.
 El Acuerdo de París, aprobado en 2015, aspira a reforzar la respuesta mundial a la
amenaza del cambio climático manteniendo el aumento global de la temperatura
durante este siglo muy por debajo de 2 grados Celsius con respecto a los niveles
preindustriales. El acuerdo también aspira a reforzar la capacidad de los países para
lidiar con los efectos del cambio climático mediante flujos financieros apropiados, un
nuevo marco tecnológico y un marco de desarrollo de la capacidad mejorado.

¿Qué hace falta para alcanzar el ODS 13?

En los últimos años la comunidad internacional parece haber tomado mayor conciencia del
problema. Y ha comenzado a ponerlo sobre la mesa. De hecho, la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático de 2015 (COP 21) ya marcó un punto de inflexión de cara al
ODS 13. Allí nació el llamado Acuerdo de París y, con él, el compromiso de trabajar para limitar
el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados centígrados.  En abril de 2018, el
Acuerdo de París había sido ratificado por 175 partes, y 10 países en desarrollo habían
presentado sus planes nacionales de respuesta al cambio climático. Todo ello representa, al
menos, un paso en la dirección correcta. Sin embargo, las palabras no son suficientes.

Es necesario cumplir con lo acordado y adoptar medidas urgentes para combatir el cambio
climático, y hacerlo además a distintos niveles. Más allá de las políticas internacionales, la
consecución del ODS 13 está también estrechamente relacionada con las actuaciones de
las empresas privadas. De hecho, conseguir que se comprometan a eliminar o reducir
progresivamente las emisiones de carbono es fundamental. ¿Cómo? Convenciéndoles de las
ventajas de apostar por la innovación y las inversiones a largo plazo en eficiencia energética.

A ello hay que sumar, también, el papel fundamental del consumidor final, ese que con sus
decisiones de compra y su preocupación por el medio ambiente puede influir en las políticas
empresariales. Nuestras acciones cotidianas marcan enormemente las posibilidades de
alcanzar el ODS 13. Por eso debemos apostar, en la medida de lo posible, por
consumir productos de proximidad, lo que repercutiría en la reducción de las
emisiones derivadas del transporte de mercancías.

Visión de equidad, justicia climática y vulnerabilidad. Bolivia a pesar de no ser


históricamente responsable del fenómeno del cambio climático y de que gran parte de su
población sigue bajo la línea de la pobreza enfrentando continuamente los impactos del
cambio climático, no puede eludir una transformación gradual, sistemática en el corto plazo de
su matriz energética, productiva y económica, para proteger a su población y territorio ante un
escenario de cambio climático.

Para poder alcanzar la justicia climática es necesario lograr un cambio profundo del sistema
económico-social y del modelo de desarrollo que únicamente busca el crecimiento económico
a través de las inversiones, el consumo irracional de recursos-energía y el fortalecimiento de
los sectores privado exportadores y financieros.

La vulnerabilidad de las poblaciones y de la Madre Tierra aumenta drásticamente a través de la


implementación de actividades extractivistas y contaminantes, por lo tanto para proteger a su
población deberá gradualmente implementar cambios en su matriz energética y productiva.

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