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Revista Realidad 116, 2008

¿Fundamentación de la ética?
La vida humana: De Porfirio Miranda a
Ignacio Ellacuría
Enrique Dussel
UAM-Iztapalapa, México

RESUMEN: Este ensayo examina los abordajes


de Porfirio Miranda e Ignacio Ellacuría sobre la
fundamentación de la ética. Desde una pers-
pectiva hegeliana, Miranda niega la posibilidad
de fundamentar la ética desde la vida humana,
punto en el cual difiere crucialmente con Ella-
curía, cuya postura se expresa en el título de
uno de sus artículos: “Fundamentación bioló-
gica de la ética”.

ABSTRACT: The following essay is related


to Porfirio Miranda’s and Ignacio Ellacuría’s
overviews on the fundaments of ethics. From
a Hegelian perspective, Miranda denies the
possibility that life could be the fundament of
ethics. Ellacuría disagrees in this point. The title
of one of his essays reflects his position about
this issue: “Biological fundaments of ethics”.

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E
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l diálogo que se ha abierto so- La cuestión parte del haber
bre el tema de la vida humana expresado la necesidad de seguir
deseo comenzarlo a partir de trabajando el tema de la fundamen-
los trabajos de un discípulo de Porfi- tación tal como lo hicimos en la Éti-
rio Miranda y mío: Mario Rojas. Sus ca de la Liberación, aunque allí sólo
críticas en parte ya han sido vertidas lo hicimos indicativamente, por lo
por otros colegas1, pero las suyas que es necesario continuar tratando
tienen novedad. Tomaré el asunto la cuestión. Esto se debe a que en
tal como el lo expone para poder esa Ética la intención era mostrar el
aclarar y profundizar el tema de la panorama completo del discurso —y
“fundamentación” en referencia a la sola fundamentación me hubiera
la “vida”. llevado demasiado tiempo y no
habría podido exponer lo que me
Nuestra exposición tomará dos
había impuesto—. Por ello vuelvo y
ejemplos paradigmáticos. Porfirio
volveré sobre el asunto. Cuando se
Miranda, que combatiendo al po-
expresa que es necesario una “fun-
sitivismo lógica adoptó al final una
damentación positiva y material”3,
interpretación propia del pensamien-
se está indicando que hay diferentes
to hegeliano, negando la posibilidad
modos de “fundamentación”, siendo
de una fundamentación de la ética
la fundamentación lógica trascen-
desde la vida humana. Por el con-
dental (de tipo kantiana, apeliana, o
trario, Ignacio Ellacuría, partirá del
hegeliana) una de ellas, pero las hay
tema de la vida desde su juventud
igualmente como “fundamentación”
y desarrollará todo su pensamiento
ontológica o meta-física (en el sen-
a partir de esta clave fundamental,
tido levinasiano, y aún zubiriano).
llegando a escribir un artículo sobre
Pero esto nos lleva ya al primer
la “Fundamentación biológica de la
punto del diálogo.
ética”2.

1. Dialéctica involutiva hacia el “sujeto” o dialéctica hacia la


realidad de “lo real”

Hace treinta años recordábamos:

“No es lo mismo que se parta del hecho primigenio (factum)


para ir hacia algo más-allá (trascendencia) que él, o para ir
hacia más-acá (inmanencia trascendental) que él. Esto es
fundamental para comprender el sentido de la dialéctica en
la historia de la cultura occidental”4.

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Hegel ciertamente involuciona, En este caso la autoconciencia,

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es un proceso hacia la inmanencia como autonomía del sujeto, define
del sujeto. Por ello, nos dirá Porfirio la racionalidad como la nota esen-
Miranda que “la idea de lo real se cial del ser humano, el momento
origina en la introspección, puesto supremo, por el que puede existir
que las impresiones sensibles no un sujeto, un yo, la conciencia, la
pueden contener ese dato”5. Es de-
autoconciencia, etc.:
cir, lo “primordialmente real significa
espíritu” (Ibid.)6. Estamos al nivel de
la ontología y de la antropología.

“La razón es la instancia que comprende y exige el desarro-


llo de la vida humana precisamente hacia lo más humano,
más ético, lo cual a mi modo de ver sólo puede significar
realización de la razón autónoma, o puesto de otro modo,
realización de cada ser humano como sujeto racional autó-
nomo en su constitutiva relación intersubjetiva”7

Esta tesis es ampliamente ex- Si tomamos el camino del rea-


puesta en su tesis doctoral por Ma- lismo crítico de un Xavier Zubiri, la
rio Rojas8. En el fondo es la postura cuestión es radicalmente impostada
de la Modernidad, desde Descartes, de otra manera. En primer lugar, no
Kant y Hegel, de la afirmación del se distingue entre conocimiento de
sujeto cognitivo (ego cogito) en sus los sentidos (del cuerpo) y cono-
múltiples y cada vez más ontológica cimiento racional (del alma), sino
auto-fundamentación. Esto podría que más adecuadamente desde un
ser juzgado como un racionalismo punto de la percepción (recuérdese
radical, en el que desde la fundame- a Maurice Merleau-Ponty) y de la
nación de un (no varios) principio se neurología, hay una “inteligencia
deduce toda acción humana, coti- sentiente” o un “sentido inteligente”.
diana, ética, política o estética. Superamos ya un dualismo innece-
Todo parte del concepto que se sario. Y ahora vamos al tema. Se
tenga de “lo real” y la “realidad”. nos dice:

“La aprehensión de lo real es en primer lugar un acto ex-


clusivo de la inteligencia. Los estímulos aprehendidos por la
inteligencia no están aprendidos estimúlicamente, sino que
están aprehendidos realmente [...] Aprehender algo como
real es el acto elemental de la inteligencia [...] La aprehensión
de realidad es el acto exclusivo [...], elemental, radical y pri-
mario de inteligir, es decir, la aprehensión de realidad es lo
que formalmente constituye lo propio del inteligir”9.

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Aquí tenemos una posición dia- es inteligido (neuronalmente) como
metralmente opuesta a la de Hegel real; es decir, con realidad. El ce-
o P. Miranda. rebro animal no tiene la capacidad
de superar los estímulos y no puede
En efecto, el cerebro humano actualizar la realidad de lo real. La
capta lo real para manejarlo a fin “realidad es la formalidad del de
de reproducir su vida. Se llama “ac- suyo” (Ibid., p.151) de la cosa real.
tualidad” el modo que como lo real De otra manera:

“Realidad es, ante todo, [...] una formalidad de alteridad de


lo aprehendido sentientemente. Y este momento consiste en
que lo aprehendido queda en la aprehensión como algo en
propio, algo de suyo. Reidad o realidad es formalidad del
de suyo. Este de suyo es el momento según el cual lo apre-
hendido es ya lo que está aprehendido. Este ya expresa la
anterioridad formal de lo aprehendido respecto de su estar
aprehendido: es el prius”10.
Demos un paso adelante:
“Los animales todos tienen cada uno su constitución propia
y, por tanto, su propia forma de realidad [...] El animal tiene
una independencia y un control específico sobre el medio
fundada en gran medida en el sentir. [...] El animal tiene
siempre un primordium, cada vez más rico en la serie zoo-
lógica [...] Es un modo de realidad distinto del tener notas
en propio; es un nuevo modo de realidad que llamamos
vida. Vida no es auto-moción, [...] sino que es un modo de
auto-posesión, esto es, ser en realidad y sentirse un autós.[...]
El hombre tiene todavía un modo de realidad más hondo.
El hombre no es solamente algo que se posee, algo autós,
sino que es autós de un modo distinto. [...] Se pertenece a
sí mismo como realidad: es persona. Persona es formal y
reduplicativa suidad real”11.
¿Qué es en este caso verdad?:
“Verdad es el momento de la actualización de lo real en
intelección sentiente en cuanto tal. [...] Este momento de for-
malidad de suyo es un momento de la cosa anterior (prius) a
su propio estar aprehendida. Y en esto consiste su realidad.
Pero claro está, este de suyo anterior a la aprehensión está,
sin embargo, aprehendido en su propia anterioridad. [...] Y
este de suyo, esta realidad, en cuanto presente en la apre-
hensión es justamente la verdad. Verdad es realidad presente
en intelección en cuanto está realmente presente en ella. [...]:
ratificación”12.

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Verdad se da sólo en la subje- vida humana. Veamos sin embargo

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tividad humana, y su criterio es la la posición de Hegel al respecto.

2. La posición hegeliana

J
. P. Miranda escribió Hegel te- Todo esto se explica en el ca-
nía razón13, donde explica su pítulo II: “¿Por qué el sujeto?”, en el
interpretación de la filosofía he- que se expone que el conocimiento
geliana. Comienza por una crítica científico no es empírico, si por
al esteticismo14, opinando que la empírico se entiende conocimien-
estética se funda en “juicios pura- to sensible. Todo conocimiento
mente subjetivos” –adoptando una científico se basa en “conceptos”,
posición próxima a la de Platón15; en “teorías”, y “el significado o el
que es inevitable el enjuiciar a la concepto debemos [sólo] buscarlo
cultura occidental como la superior en el sujeto cognoscente” (p.44). La
comparándola especialmente con ciencia no puede definir sus supues-
las culturas amerindias (criticando tos: la geometría el espacio, la física
despiadadamente al “indigenismo”;16. la materia, etc. Sin definición no hay
Se muestra anti-historicista (p. 12), concepto, y sin concepto, la realidad
anti-pluralista (p. 13), anti-culturalista se desvanece.
(p. 15), anti-escéptico (p. 15); afir-
En el capítulo III, se nos explica
mando que hay solo una filosofía
que “el espíritu es pensamiento” (p.
(p. 16); juzgando negativamente al
81); “el espíritu es nada fuera de sus
evolucionismo (p.20). En fin, se ma-
pensamientos” (Ibid.). Siendo que
nifiesta un eurocentrismo decidido
la materia no se puede definir, no
(pp. 21-23), atacando el enunciado:
es real. Desde Aristóteles, pasando
“todas las culturas son iguales” en
por Descartes y Hegel, Miranda
su valor (posición trivial que nadie
identifica: yo = concepto = alma =
puede proponer, y que habría que
espíritu = conciencia = acto cogni-
diferenciar de: “todas las culturas
tivo = autoconciencia; todos como
tienen valores que en algún aspecto
“actividad” (p. 82). El espíritu es
pueden enseñar a las otras solucio-
auto-determinación (Selbsbestim-
nes para acrecentar la cualidad de
mung) (p. 86), libertad (p. 86), inter-
la vida humana”. Y, en general, un
subjetividad (Sittlichkeit), comunidad
anti-cientificismo, ya que al negarle
histórica (histórico mundial). No es
a las ciencias naturales o sociales la
una substancia (pp. 90ss); no son
capacidad de su propia fundamen-
las apetencias (p. 113ss).
tación pareciera negarle al mismo
tiempo toda racionalidad o eficacia. La dialéctica (pp. 175ss) es el
La filosofía sería la ciencia propia- movimiento de resolución de los
mente dicha (p. 28). momentos abstractos contradictorios

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del entendimiento (Verstand) por re- aquí “racional” y “real” son predica-
torno al sujeto (ese retorno es propio dos de un campo propiamente pen-
de la razón: Vernunft). sado, racional, del concepto. Y, por
ello, puede decirse que “lo racional
La vida de la que se habla,
es lo real” en todo el mundo de la
como lo veremos en Hegel, es la
cultura, de los productos humanos
idea de vida. Así “los animales y
que tiene por origen al mismo ser
las plantas tiene vida en la medida
humano (el horizonte filosófico,
que se asemejan al hombre” (pp.
científico, las instituciones sociales,
230ss).
políticas, estéticas), ya que tienen
Lo implícito desde el comien- a la racionalidad teórica o práctica
zo, porque juega la función de un como su fuente originaria. Como la
a priori, es el Estado, anterior al estructura de la obra del arquitecto
individuo. El Estado es la totalidad en su realidad lógica (es decir, “es-
de todos los derechos y deberes de tructural”) se identifica tanto con el
los ciudadanos, el contenido final plano diseñado como con la forma
de la historia y la subjetividad. Por real de la obra producida.
ello, “los deberes con el prójimo”
El espíritu se trataría de algo así
constituyen lo universal, en la comu-
como el conjunto de todos los yo en
nidad y la intersubjetividad (p. 303).
vigilia, concientes, auto-concientes,
Por naturaleza el ser humano no es
libres, en acto cognoscentes inter-
humano, lo deviene por la sociedad:
subjetivamente como humanidad, en
es un reino espiritual.
el presente de la historia mundial; es
Podemos concluir que, como decir, como “concepto”. Sería como
en sus obras restantes (incluyendo la noosfera de Teilhard de Chardin,
las de Porfirio sobre Marx), Miranda aunque éste sabía de la realidad
más trabaja por registro de concep- de la biosfera, de la admósfera y
tos (utilizando el volumen final temá- del universo cósmico eran distin-
tico de las obras de Hegel o Marx) tos, mientras que en Miranda han
que por la lógica de su pensamien- desaparecidos fagocitadas por el
to. Puede verse cuando indica, por “espíritu”, sin materia, más allá de la
ejemplo, lo que significa “espíritu”, vida física. Parecería que se hubiera
trayendo colación muchos “textos” caído en un subjetivismo (acósmico),
de esos registros temáticos. La orga- un racionalismo (anti-epistémico), un
nización conceptual es de Miranda, psiquismo dualista (de alma sin cuer-
y aproximadamente la de Hegel po), un formalismo político (donde
o Marx. De todas maneras puede la política se reduce a sólo deberes
concluirse que en buen hegelianis- y derechos). ¿Es esto un invento de
mo “lo que es racional (vernünftig) Miranda? ¿No habrá en Hegel mis-
es lo real (wirklich), y lo que es real mo suficiente sugerencias para indi-
es lo racional” (Enzyklop. § 6; Hegel, car que es una posible interpretación
1970, 8, p. 47). Pero entiéndase que del pensamiento de Hegel?

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En efecto, si releemos algunos [humano] retorna para-sí (in sich zu

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textos de Hegel nos da la impresión rückkehrt)”: es “el alma” (p. 488; p.
que la interpretación de Miranda es 683).
acertada. En la Lógica mayor, cuan-
El “espíritu”, entonces, es la
do buscamos el tema de la vida lo
“idea de la vida” hecha acto. Por su
encontramos en un momento culmi-
parte “la idea de espíritu es un ob-
nante de la Lógica. Pero se trata no
jeto lógico” (logischer Gegenstand)
de la vida real (diría Marx), sino de
(p. 497; p. 689), “dentro de la pura
“la idea de la vida” (die Idee des Le-
ciencia” que busca la “realidad”
bens) (Hegel, 1970, 6, p. 469; Mon-
(Realität) como algo “subjetivo”, y
dolfo, 1968, p. 671). En este sentido
esto es “el concepto teórico”, el
“la verdad consiste en el conocer
“conocer”. “La verdad objetiva es la
(Erkennen)” (Ibid.), en “conocer el
Idea misma” como “saber” (Wissen).
concepto” (Erkennen der Begriff). Se
En este sentido puede entendese
trata entonces de “la contemplación
que “lo objetivo está puesto como
lógica de la vida” (P. 470; P. 672).
subjetivo” (das Objektive in das Sub-
Esta vida no es objeto científico ni
jektive gesetzt) (p. 499; p. 691). Es
es la “vida natural”. Es sólo “la vida
decir, el sujeto se conoce a sí mismo
en cuanto está en vinculación con el
por la auto-conciencia y se hace
espíritu” (p. 471; p. 672). La vida na-
objeto de si mismo es una reflexión
tural es sólo “condición (Bedingung)”
absoluta. Esa “idea” hay que desple-
–como los objeta Apel y Mario Ro-
garla y sería entonces el “concepto
jas-; la vida de la que habla Hegel
desarrollado” (entwicklelten Begriff)
es “la vida del espíritu” (des Geistes),
(p. 530; p. 711).
que se contrapone a la “simple vida”
(bloßen Leben). La vida natural es Para ello hará todo un rodeo
la del “individuo viviente”; la vida por la “idea de bien”, y el “impul-
de la “corporalidad viviente” (le- so” como “voluntad” para alcanzar
bendigen Körporlichkeit) (p. 472; p. “la totalidad del concepto” (Totalität
672)17, pero no es “la vida lógica” des Begriffes) (p.543; p. 719), como
(logische Leben). La “vida del espí- lo que se “determina a sí mismo”
ritu es un misterio inconceptualiza- (Selbstbestimmende), como el “con-
ble” (unbegreifliches Geheimnis) (p. tenido” (Inhalt), como “particulari-
473; p. 673). “La vida [del espíritu] zación” (Besonderung). Sin embargo
es para-sí, un alma” (Ibid.). La vida, “le falta la conciencia (Bewußtseins
en último término, “es el concepto selbst) ... el momento en que la rea-
de la vida que ha retornado en sí, lidad (Wirklichkeit) haya logrado el
es el devenir del concepto ... que concepto para-sí como (auto-)deter-
existe como universal” (p. 473-474; minación de su ser eterno” (p .545;
p.674). Intersubjetivamente esta vida p. 726). ¡Hay que dar el último paso
es “el proceso del género humano” de la reflexión absoluta del sujeto
(prozeß der Gattung), como la “ver- que tiene al sujeto como su objeto
dad de la vida”, es decir, “el género transparente!

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Llegamos así a la “idea abso- Hegel alcanza lo que Wittgenstein
luta”, que es “un más allá (Jenseits) llamaría “lo místico”. “Esto lo realiza
que busca y como un fin que no se el método como un sistema de la
alcanza” (urreichtes Ziel) (p. 548; totalidad” (ein System der Totalität)
p. 726). Y aquí hay que leer la últi- (p. 569; p. 738):
mas páginas de la Lógica en la que

“La lógica ha vuelto (zurückgegangen) en la idea absoluta,


hacia aquella simple unidad que es su comienzo (Anfang);
la pura inmediación del ser en que al principio toda determi-
nación aparece como subsumida o por la abstracción dejada
de lado [...] Pero ahora es también un ser lleno (erfülltes
Sein), o sea el concepto que se concibe a sí mismo, el ser
como totalidad concreta [...] Esta idea es todavía lógica, está
incluida en el puro pensamiento, y es sólo la ciencia del con-
cepto divino (göttlichen Begriffs) [...] Vale decir , dado que
la idea se pone como absoluta unidad del puro concepto y
de su realidad (Realität) [...] el fin subjetivo se convierte en
vida [... se convierte en] la ciencia en la relación del cono-
cimiento divino (göttlichen Erkennens) hacia la naturaleza”
(pp. 572-final; pp.740-final).

Por ello, el texto de Aristóteles termina la Enciclopedia, indica el


(Metaf., xii, cap. 7, 1072 b 18-30), remate final de la Modernidad:
interpretado por Hegel y con el que

“El pensar (noûs)18 se piensa (noeî) a sí mismo como lo


pensado (noetoû) [...] lo mismo es el pensar (noûs) que
lo pensado (noetón)[...] porque lo pensado (noetoû) es la
substancia del pensar (noûs) [..] La actualidad (enérgeia) del
pensar (noû) es vida (zoé) [...] Esto es lo divino (theós)”.

Si tradujéramos este texto en terminología hegeliana diríamos, palabra


por palabra, algo así como:

“El espíritu tiene un concepto del mismo espíritu como idea.


Lo mismo es lo racional que lo real, porque lo real es el con-
tenido del concepto. La actualidad (Tätigkeit) del concepto
es la vida. Esto es lo divino”.

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Comparemos este subjetivismo real como un de suyo que está más

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racionalista absoluto con la postura allá de la mera subjetividad como
de un realismo crítico que nos per- actualidad racional del cerebro hu-
mitirá recuperar la realidad de lo mano: el espíritu de Hegel.

3. La vida humana involucra constitutivamente a la inteligencia

L
a tesis que queremos defender racionalismo subjetivo absoluto, ya
ante el racionalismo indicado, que lo intersubjetivo o discursivo
y muy especialmente frente al debe subsumirse, es la siguiente:

“Una especie de idiotas sería inviable. La inteligencia es un


factor biológico de la estabilización de la especie, como es
un factor biológico de respuesta adecuada en cada uno de
los individuos” (Zubiri, 1992, p. 213).
De otra manera:
“He aquí la primera descripción de la actividad de un ser vi-
viente: Es independiente del medio y con control específico
sobre él, para organizar unas respuestas adecuada en orden
a la persistencia de sus sustantividad, en virtud de una situa-
ción que ha interrumpido aquel equilibrio deseable, porque
si no tuviera suscitación ninguna se moriría como viviente
[...] ¿Qué sería de un ser viviente, cuya perfección de vida
consistiera en ser inaccesible a toda suscitación? [...] Este ser
viviente habría muerto” (Zubiri, 1995, p. 172).

Se nos explica, además, que Para ello es necesario tomar la


en este caso lo vida humana no es vida humana más en serio. Xavier
condición (de la inteligencia, razón Zubiri dedica unas buenas páginas al
o argumento, como para Apel, Mi- tema (Zubiri, 1995, pp.129-245). Co-
randa, Hegel o Mario Rojas), sino mienza por describir que las cosas
que es posibilitación, ya que la inte- se “alteran” de diversas maneras. La
ligencia o la razón argumentante son primera es por “transformación” (fí-
momentos intrínsecos del viviente sico química), por “repetición” (aquí
humano (de la vida humana) y no estamos al nivel macromolecular del
meramente otra cosa (el alma o el universo físico) (véase Dussel, 1977,
espíritu) condicionada externamen- 4.1), por “génesis” (el del phylum
te por un cuerpo que le acontece biológico). En efecto, la vida sobre el
“estar vivo”, pero no como la “vida planeta Tierra manifiesta un nuevo
del espíritu”. tipo de “alteración” de la mismidad,

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que es dinámica. Se trata de la evolución de la vida, bajo la siguiente regla:

“La estructura viva adquiere, en cierto modo, el carácter de


una distancia activa, que cuanto más viva sea más se separa
del resto del universo [...] A saber: tiene una cierta indepen-
dencia del medio, y cierto control sobre él. Ni que decir
tiene que cuanto más vivo sea un ser viviente tiene más
independencia del medio y más control específico sobre ese
medio” (Zubiri, 1992, p. 165-165).

A esta entidad propia de la vida “colocación” del viviente constituye


le llamaré la posición pragmática al sitio donde se está como un me-
del viviente (pragmática no en la dio. El viviente modifica el lugar y
lingüística de Apel sino en el senti- lo transforma en un medio más ade-
do griego de prágmata: la cosa a la cuado para la vida (desde “la tarea”
mano prácticamente). Es decir, el vi- efectuada por las bacterias prepa-
viente cuando más evolucionado sea rando las condiciones para la vida
tendrá más control sobre su medio propiamente dicha, produciendo por
para la persistencia o sobrevivencia ejemplo el oxígeno de la atmósfera;
del ser viviente. Más capacidad de en el viviente superior ese medio
“habérselas” con “las cosas, con los creado será la cultura humana). El
demás hombres y consigo mismo” medio es ecológico.
(p. 225).
El sistema nervioso de los vi-
En esta línea reflexiva podrá en- vientes evolucionará constatando el
tenderse entonces que la inteligencia medio para nutrirse por medio de
o la razón (igualmente la voluntad simples estímulos. En el cerebro de
y la afectividad o sentimientos) son los primates, en los euhomínidos y
modos extremadamente evoluciona- finalmente en el homo la vida, como
dos de la vida para habérselas con vida humana, alcanzó el máximo de
el medio para controlarlo, manejar- independencia del medio, el máxi-
lo (managment) para la propia pro- mo de control o manejo de la reali-
ducción, reproducción y desarrollo dad como realidad. El modo viviente
de la vida (por ahora de la vida en de la realidad humana quedó dotada
general). En efecto, los vegetales se de una capacidad inteligente (de
nutren (como todo viviente) pero no actualizar neuronalmente la realidad
pueden controlar su medio como como realidad: la verdad) y volitiva-
los animales. Estos tienen un siste- afectiva (de amar la realidad como
ma nervioso que les permite una realidad: la fruición o gozo) que el
muchísimo mayor competencia en permite el máximo de suidad: estar
ese habérselas con el medio. La dotada de una subjetividad libre.

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Este modo de realidad viviente, in- el máximo ejercicio del ser viviente

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teligente y volitivo le permite ejercer como viviente:

“El viviente es aquella realidad, cuya forma de realidad con-


siste en darse a sí propio su propia mismidad [...] Un sujeto
a quien acontece efectivamente el estar vivo, el ser vivo” (p.
188-189). “La vida no es algo que constituye al viviente por
sí misma, así, en su vitalidad dinámica, sino que, al revés, el
viviente es realidad en vida” (p.192).

La vida humana, como unidad teligencia y volición) son momentos


radical constitutiva (debajo de la internos, posibilitados. Y esto porque
inteligencia-sintiente o razón y de la vida humana es el máximo de
la volición-afectiva), es el todo suidad (modo conciente-volitivo de
dentro del cual ambos aspectos (in- reflexión):

“El ser viviente es siempre el mismo. La unidad radical y


fundamental del ser viviente es la unidad dinámica de ser el
mismo. El de suyo, propio y característico de toda realidad,
se plasma justamente en el ser viviente en un modo especial
de ser de suyo [...] Es de suyo él mismo. Y precisamente éste
es el dinamismo de la mismidad como modo de realidad
activa por sí misma” (p. 193).

En el Egipto el dios Ptah, el dios En el ser humano la vida hu-


dador de la vida, tenía como sus mana llega al paroxismo del de
componentes a Horus, el corazón (lo suyo (aspecto reflexionado hasta la
que llamaremos la volición-afectiva), obsesión por E. Levinas: el de suyo
y Toth, la lengua (la palabra, la inte- del Otro), como independencia de
ligencia, la razón). El racionalismo la subjetividad libre, autónoma (que
sustancializa a Toth, el voluntarismo puede constituirse desde la hetero-
o materialismo ingenuo a Horus. nomía de la alteridad), que culmina
Ambos son momentos de Ptah. en la posibilidad de la acción, como
un dar de sí propio de la fecundidad
de la vida en su vitalidad:

“El viviente nunca es lo mismo precisa y formalmente para


ser siempre el mismo. Vivir por esto no es cambiar, sino de-
venir, dar de sí, en el sentido más estricto del vocablo [...] Se
trata de que, si la realidad está constituida por un positivo
de suyo, el de suyo de un chimpancé es mucho más rico y
profundo que el de suyo de una ameba” (p. 200).

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El ser humano no sólo es el que le deja ser de suyo (amor de
único que actualiza intelectivo- realidad), sino que además se hace
sentientemente lo de suyo de lo real cargo de la realidad (autoconciencia
como realidad, y no sólo es el único responsable) para poder transformar
–como veremos- que ama con una la misma realidad por el dar de sí
volición-afectiva a la cosa real (o a (creando no ya un medio físico sino
otro ser humano, o a la comunidad) un medio cultural intersubjetivo):

“Al hacerse cargo de la realidad, en virtud de esa función,


las cosas no se presentan al hombre como medio sino como
mundo” (p.206).

Ahora se puede continuar le- la vida humana es el contenido,


yendo a Heidegger, a Levinas, etc., la materia de todo acto humano,
corrigiendo lo que haya que corre- ecológico, económico o cultural),
gir, desde la realidad de la pobreza del mundo poscolonial, desde la
de los explotados en el capitalismo mujer violentada, desde la razas
(y de allí la importancia de Marx, no blancas discriminadas, desde los
el materialista –en el sentido que marginales, etc.

4. La volición-afectiva o el sentimiento-volitivo momentos


esencial de la vida humana

E
l racionalismo (que sitúa a la vida humana pueda beneficiarse de
subjetividad racional, el yo ambas facultades simultáneamente,
pienso, la racionalidad en sin posible prioridad de una sobre
cuanto tal, la conciencia, la auto- otra. El “sistema límbico” (el aparato
conciencia, etc. como el momento neuronal volitivo-afectivo) comienza
central de la esencia humana) olvida a descubrirse en el presente, y debe
que el acto volición-afectiva es tan articularse con el “sistema neo-
esencial como el momento cogni- cortical” y “frontal” (el momento de
tivo, y se codeterminan sin última la inteligencia, racionalidad teórica
instancia. Cuando prima la racio- y práctica) del cerebro, para lograr
nalidad se cae en el racionalismo una nueva comprensión de estas
(desde Tomás de Aquino hasta Kant dimensiones intrínsecas a la vida
o Apel). Cuando priva la volición se humana. La vida humana no es un
cae en el voluntarismo (desde Duns “Leib a priori” (como le llama K.-O.
Scoto hasta S. Freud). La vida ha Apel), ni una condición genética
constituido ambas instancias, en el temporal externa (como lo formula
proceso de la evolución del siste- Mario Rojas). De ninguna manera, la
ma nervioso-cerebral, para que la vida humana es el todo constituivo

210 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


dentro de la cual la inteligencia y la mente) (véase A. Damasio, 1994 y

Revista Realidad 116, 2008


volición son facultades subsidiarias 2003; Dussel, 1998, § 1.1).
de la vida humana (“factores bioló-
Cuando Marx comienza su vida
gicos” le llama Zubiri en texto citado
crítico intelectual de manera frontal,
arriba).
en el 1844 en París —cuyo testimo-
En efecto, el acto volitivo, como nio son los Manuscritos del 44—,
el intelectivo, pertenece a la unitaria se enfrenta a Hegel con un escrito
corporalidad viviente humana y no antropológico-económico, en el que
puede separarse los volitivo de lo el ser humano es descrito desde la
sentimental (las emociones prima- vida y como necesidad –y yo co-
rias, secundarias y las evaluaciones mienzo con esto texto el tratamiento
global cerebrales son todas humanas del llamado “principio material de la
subsumiendo unas a otras unitaria- ética” (Dussel, 1998, § 1.5 [101]-:
“Por tanto, por una parte, el ente (Dasein) que Hegel sub-
sume (aufhebt) en la filosofía no es la religión, el Estado o la
naturaleza reales (wirkliche), sino la religión misma ya como
objeto del saber, es decir, la dogmática, y así también la ju-
risprudencia, la ciencia del Estado, la ciencia natural” (Marx,
1956, t. 1, p.583).

Esta interpretación de Marx se acompañado!). Para recuperar la


opone a la del último P. Miranda, realidad Marx debe contar con un
de M. Rojas y a la de Jorge Anto- criterio de verdad fuerte: la vida
nio Pardo (lo siento, pero estoy de humana:
acuerdo con Marx, y ¡no estoy mal

“El ser humano real (wirkliche), corporalidad (leibliche), en


pie sobre la tierra firme [...]. El ser humano es inmediata-
mente ser natural. Como ser natural, y como ser natural vivo
(lebendiges), está, de una parte, dotado de fuerzas naturales,
fuerzas vitales (Lebenskraeften) [...] como impulsos (Triebe);
de otra parte, como ser natural, con corporalidad sensible,
objetiva, es, como el animal y la planta, un ser vulnerable
(leidendes, aspecto recalcado por E. Levinas), condicionado
y limitado, esto es, los objetos de sus impulsos existen fuera
de él” (Ibid., p.577-578).
Marx se encuentra en el mismo nivel de la descripción zubiriana cuando
escribe:
“Físicamente el ser humano vive (lebt) sólo de productos
naturales, aparezcan en forma de alimentación, calefacción,
vestido, vivienda,19 etc. [...] Que el hombre vive en la natu-

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 211


Revista Realidad 116, 2008
raleza quiere decir que la naturaleza es su corporalidad, con
la cual ha de mantenerse en proceso continuo para no morir
[...] La actividad vital, la vida productiva [el dar de sí de
Zubiri] misma, aparece [esta es la función de la inteligencia
o la razón] ante el ser humano sólo como un medio para la
satisfacción de una necesidad [...] Es la vida que produce la
vida” (p.515-516)20.

Las necesidades humanas (“del de todo valor); es un fin de fines en


estómago o de la fantasía” dirá Marx el ordo amoris (diría Max Scheler)
en El capital I, 1) se encuentran en el que es distinto del ordo cognoscendi.
ámbidsto del mundo tendencial, afec- El sentimiento-volitivo o la volición-
tivo. Radicalicemos ahora la reflexión afectiva son tan humanas como el
en un nivel metafísico. sentido-inteligente y la inteligencia-
sentiente. Pero el inteligir es cognos-
Así como la inteligencia cente (actualizante cerebralmente)
puede actualizar (neocorticalmente) de lo real, mientras que la volición
la cosa real como realidad, como de es fruición o satisfacción (conmoción
suyo, de la misma manera tenden- físico-cerebral como estado corporal)
cialmente puede apetecer, puede es- de lo real.
tar tensionado volitivamente hacia lo Por el sentimiento-volitivo el
real como querido, como lo amado medio es constituido como valioso
de suyo, por sus propias cualidades o como “posibilidad” –en un sentido
reales; en el caso de otro ser humano aproximado al de Heidegger en Ser
por su propia dignidad (fundamento y tiempo-:

“La realidad como posibilidad de su realidad plenaria es


aquello que constituye el término formal del acto de voli-
ción. La posibilidad no coincide con la realidad. Hay muchas
realidades cuyas propiedades son conocidas, y que sin em-
bargo no funcionan siempre como posibilidades de la vida
del hombre” (Zubiri, 1992, p.37).

Es decir, “la volición incluye de A. Schopenhauer, de F. Nietzs-


como ingrediente esencial lo desea- che, de S. Freud, sin coincidir con
ble” (p. 38). Estamos en el horizonte ninguno de ellos plenamente.

5. ¿Hacia una fundamentación ético-metafísica de la


obligación del producir, reproducir y aumentar la vida?

La plenitud de la vida humana facción, la alegría, lo que Zubiri lla-


es su realización acabada; en ese ma al fruición. Es el fruto del amor,
acabamiento se encuentra la satis- siendo que “el amor, en tanto que

212 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


amor, y formalmente, no va más que constatada como cara-a-cara, piel-a-

Revista Realidad 116, 2008


a la realidad en tanto que realidad” piel, en el encuentro con lo amado
(p. 42). Y aquí con encontramos como otro (otra), como realidad
nuevamente con E. Levinas, en el querida (no sólo conocida). Sólo en
tema del “deseo metafísico”. el ser humano puede darse enton-
ces este sentimiento-volitivo o esta
Ya Schopenhauer había expresa-
volición-apetitiva, los animales sólo
do que el “querer-vivir” es la volun-
tiene apetitos o emociones prima-
tad. Zubiri lo profundiza: “La volun-
rias, sensibles. No tienen la plenitud
tad es el acto de querer” (p. 53). En
de la “capacidad de querer” (p.55).
tanto tiende o apetece; en tanto se
autodetermina, y en cuanto pone los La vida humana es la raíz del
actos para realizar la vida (hacién- acto intelectivo (o racional) y del
dola permanecer y aumentándola acto volitivo, y “la unidad de la vida
como plenitud, donde se alcanza la del hombre es absolutamente unita-
fruición). La certeza del conocer no ria en su raíz misma” (p.67).
es la fruición del querer; ambas son Por el modo de realidad en el
referencia a la realidad de lo real, a que consiste la vida humana, no es
lo de suyo, como consistencia que solo cognoscente o racional, sino
por la actualización se controla (para siempre también es un ente volente
la vida humana) o como apetecible de las cosas reales (y los otros seres
que por la satisfacción atrae primero humanos) como realidades de suyo,
y regocija en su cumplimiento (la con consistencia física (en cuanto
vida gozosamente desarrollada). En inteligidad) y como amables (en tan-
el querer del ser humano ante otro to queridas). Y escribe Zubiri –muy
humano la suidad (lo máximo posi- próximo a E. Levinas en Totalidad e
ble de lo de suyo, su exterioridad) es Infinito-:

“El hombre que quiere una cosa, se realiza él en aquella


cosa, por ejemplo, el hombre que come un filete está ha-
ciendo por la vida [...] El hombre es llevado por las tenden-
cias, en una situación determinada, a tener que enfrentarse
con las cosas como realidad” (Pp. 70-71).

Ese ir tendencialmente originario el “encuentro ético”, sin embargo in-


hacia las cosas, en cuanto exigidas tegrando Zubiri con Levinas y Marx,
para la reproducción y crecimiento podemos entender que el tender
de la vida son primeramente nece- hacia la cosa real como posibilidad
sidades –de las que Zubiri no nos de negar la negación del hambre (lo
habla, sino sólo de “preferencias”, necesario para la vida humana), cap-
sobre lo que F. Hinkelammert nos ha tando al alimento como nutritivo de
advertido la diferencia-. El ser nece- suyo y por lo tanto querido, valioso
sitante, para Levinas, no es todavía (con valor de uso) ciertamente no es

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 213


Revista Realidad 116, 2008
el amor de responsabilidad del Otro ésta puede permanecer libre, res-
como otro, como de suyo libre y por ponsable y éticamente enfrentada a
lo tanto lo más real en su realidad la cosa real.
de todo lo que nos enfrenta en el En este sentido, ya, el poder-ser
medio, en el mundo, pero sin em- como proyecto adviniente, futuro,
bargo es objeto de una tendencia- obliga al ser humano a cumplirlo,
necesitante del alimento, no como el porque es el fundamento de las
objeto de un mero estímulo animal, indicadas posibilidades o objeto de
sino como lo que sacia el hambre las decisiones éticas. En este sentido
humano, en comunidad, en el ban- desde el ser-adviniente (como poder-
quete, en la fiesta, en el uno junto ser heideggeriano) se impone ya
a los otros como fruición del comer como obligación al sujeto humano
en la alegría de la celebración. Es un en el mundo. El ser como futuro fun-
comer humano, cultural, lingüístico, da las posibilidades en su deber-ser.
histórico. Debemos cumplir con el proyecto
“Juan, que es un sujeto viviente ontológico, porque se nos impone
humano responsable, está comien- como los libremente intentando
do” escribimos en nuestra Ética de en toda acción humana en tanto
la Liberación (Dussel, 1998, [110]). humana, es decir, en tanto libre y
Ese enunciado es empírico, porque responsable. A diferencia de los ac-
se trata de algo constatable como tos necesitantes de los instintos, que
acto descriptivo; pero además es rigen por naturaleza, el régimen del
un enunciado que contiene una di- proyecto funda la obligación ético
mensión ética, porque la “responsa- ontológica como obligación.
bilidad” –que no puede faltar como Pero esto no es todo ni prin-
nota en la naturaleza de un ser hu- cipalmente. Cuando nos enfrenta
mano como “Juan”- es posible por en el mundo esa cosa real que es
la autoconciencia y la libertad –esta alguien, pasamos a lo que fríamente
última momento de la estructura del Zubiri llama res eventualis, y que E.
sentimiento-volitivo humano, que Levinas describe fenomenológica-
puede guardar distancia ante las mente de manera sui generis y ge-
posibilidades que funda el proyecto nialmente. Para Levinas, la aparición
existencial (diría M. Heidegger, el del Otro es la experiencia ética por
Entwurf) que la vida humana diseña excelencia. El “deseo metafísico” (la
(funciones que se sitúan en la región volición-apetitiva suprema, el ágape,
frontal del cerebro), pero de las cua- más allá de la philía y el éros) el
les posibilidades ninguna puede ser Otro (la Otra) es el ejercicio esencial
perfecta o plenamente satisfactora mismo del sentimiento-volitivo cuya
de la capacidad sentimiento-volitiva capacidad de amar al Otro (como
humana insondable. Es por la finitud lo real por excelencia, porque cons-
de las posibilidades que enfrentan a tituye lo de suyo bajo la facultad
la capacidad volitivo-apetitiva que de ser libre, incondicionada con

214 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


respecto a la subjetividad viviente vida plenamente realizada como fin

Revista Realidad 116, 2008


volente) lo constituye a sí mismo último, y en esto consiste su digni-
como su suprema realización y dad (no teniendo valor, por ser el
fruición: “¡Ama al Otro [como otro, fundamento de todos los valores21)
como de suyo, porque ese amor te
La imposibilidad ética del sui-
constituye] como ti mismo!” El “sí
cidio (no su posibilidad empírica)
mismo” volente del ser humano en
viene probada en aquello de que
su paroxismo se alcanza en el amor
al Otro. El amor nos mueve a asumir nunca podremos desentendernos de
al Otro, a asumir su felicidad y su la obligación que nos sobreviene por
dolor. Esa mutua responsabilidad por el siemple hecho de haber recibido
los Otros, lo supremamente de suyo, de los otros nuestra vida. Nunca
entrelazada por la intersubjetividad podremos afirmar que ya hemos
constituye la comunidad. podido cumplir con las responsa-
bilidades (obligaciones o exigencias
Por la comunidad, además, como deberes del potencia suicida
podrá entenderse ahora que la vida ante los derechos de los otros) de
solipsista es imposible. Que todos los que están a nuestro cuidado. El
somos parte de una comunidad que
suicida podría decir empíricamente
nos antecede, que no procrea, que
que: “¡Esta vida no vale la pena de
nos cobija, nos alimenta, que nos da
ser vivida!”, sin embargo, muchos
la lengua, la cultura, las narrativas
otros tiene derecho a recibir de ese
míticas. La vida humana que hemos
potencial suicida aquellos actos de
recibido sin ningún mérito previo,
los que no puede negarse a cumplir
porque es imposible merecerla
por ser su deber para con ellos. El
(antes de ser engendrados como
lo pretendía J. P. Sartre, y que M. padre suicida ¿cómo podrá saldar su
Merleau-Ponty muestra su contra- deber para con su hijo que trajo a la
dicción), como deudores inevitables existencia y que no ha terminado de
entonces, macehuales (en el sentido proteger y educar? ¿Quién dará a su
azteca de la finitud), nos enseña mujer el amor y el cuidado al que
el respecto a la vida humana que se comprometió al acordar constituir
tiene dignidad absoluta. Pero esa una pareja? ¿Quién acogerá a sus
dignidad no se descubre, ni se funda viejos padres en su hogar para que
primeramente como un presupuesto no deban mendigar por las calles
transcendental de la argumentación por la ausencia de su hijo suicida?
(momento racional de la vida huma- ¡Nunca nadie podrá saldar todos sus
na), sino que se descubre y funda deberes ante todos los miembros de
primera y metafísicamente por la la comunidad (en último término de
existencia misma de la vida humana toda la humanidad) para que libre
y del ser humano como ser inteli- de dichos deberes pueda éticamente
gente (antes que racional) y como (porque físicamente es siempre posi-
ser volente que tiende a la misma ble) quitarse la vida!

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 215


Revista Realidad 116, 2008
El deber de conservar y aumen- sólo solipsista sino realmente comu-
tar la vida humana se funda, y es ya nitaria. Somos responsables de los
un modo de fundamentación inter- otros sin los cuales no hubiéramos
subjetiva, metafísica, en el hecho de sido reales, no hubiéramos recibido
que una vez que la hemos recibido la vida, y no lo seremos en el futuro
gratuitamente en comunidad que- de la comunidad y de la especie hu-
damos atrapados (podríamos decir) mana como totalidad. El suicida es
a ser inevitablemente participantes un irresponsable, porque éticamente
intersubjetivos de una red de obli- es un deudor que no paga su deuda;
gaciones, de deberes, de responsa- por ello es un sujeto injusto, ética-
bilidades, de normatividad ética con mente reprobable. Puede empírica
respecto a la vida humana misma. o fácticamente suicidarse, pero no
Ese deber con respecto a la podrá fundar su suicido éticamente,
vida humana no es sólo un cumplir ni llevarse a la tumba el recuerdo
aquello de que “el don gratuito de una comunidad que lo recuerda
recibido con gratuidad se paga”; como a los héroes: los que dieron su
sino el hecho éticamente objetivo vida por la vida de la comunidad. El
de que el viviente humano, volente dar la vida por la vida no es suicidio
libre y responsable de su vida, la injusto. El suicidio injusto es la afir-
“tiene-a-cargo”22 como obligación mación solipsista sin referencia a los
de pleno cumplimiento. Y, además, deberes para con aquellos que me-
por su pertenencia comunitaria e recen todavía nuestro servicio. No
intersubjetiva, esa obligación no es puede fundamentarse éticamente.

6. ¿Fundamentación del principio discursivo?

Situados ahora en el horizonte radical, el escéptico, que niega a


abstracto de la racionalidad humana la misma facultad de la razón o
(en el de la inteligencia-sintiente en su posibilidad argumentativa; es
primer lugar), el de la razón discursi- decir, hay que dar razones acerca
va (es decir, en el campo epistémico del deber de argumentar teórica,
aún de la filosofía) y sabiendo que y más específicamente de la razón
el ser humano es un ser racional (no práctica, éticamente. En este sen-
sólo racional, y por ello hay otros tido restricto y abstracto, es decir,
principios que el sólo discursivo), situándome en el horizonte de la
y no sólo en cuanto razón teórica racionalidad humana misma (una
sino como razón práctica o ética, dimensión de la vida humana, vida
debemos afrontar la cuestión de la que juega como el todo dentro del
fundamentación (o del dar razones cual se encuentra la función de la
o argumentar a favor) de la racio- racionalidad), puede afirmarse que
nalidad misma contra un oponente todo el que “formule o sostenga”

216 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


alguna objeción a la racionalidad un “yo argumentante” espiritual el

Revista Realidad 116, 2008


o a la posibilidad de la argumenta- cual debe cumplir con las necesida-
ción “se encuentra ya siempre en el des vitales como condiciones de la
ámbito del discurso lógico-racional, argumentación. El todo (la vida hu-
filosófico argumentativo, de la justi- mana según lo que hemos expuesto
ficación de la validez, pues con sus arriba) se sitúa simplemente como
tesis entabla pretensiones universales condición de la parte (en una visión
de validez frente a todo otro posible no racionalista de la racionalidad).
ser pensante-argumentante”23. En Sería algo así como situar al cuerpo
cuanto tal, como miembro de una todo (la posición del racionalismo)
comunidad de argumentantes, como como una condición cuasi-externa
subjetividad racional, conciente y de la existencia de la mano. Hemos
autoconciente, presupone ya siem- mostrado que la realidad humana
pre que todo miembro de una tal nos sitúa exactamente en una po-
comunidad deben ser reconocidos sición contraria: en primer lugar, a)
como iguales, sustantivamente en su la corporalidad humana viviente, el
dignidad (para que se tenga simetría modo de realidad de la vida huma-
como punto de partida de toda ar- na, fundamenta el deber vivir desde
gumentación, y con ello se presupo- la misma vida (como proyecto hu-
ne una connotación material, en el mano, como vida comunitaria, y de
argumento de Mario Rojas, no sólo otras maneras, contra el suicidio), y,
formal como para Apel). Esa igual- en segundo lugar, b) racionalmente
dad de dignidad debe siempre pre- fundamenta lógico-abstractamente
suponerse trascendentalmente para y como pretensión de validez a la
poder argumentar racionalmente. misma racionalidad humana.
De esta afirmación pueden ¿En qué sentido puede decirse
deducirse todos los deberes del ser que “la razón es obligatoria en sí
humano como ser raciona y también misma para el ser humano?: [en el
sus derechos. sentido que] se debe ser racional,
[que] debemos ser racionales” (Ibid.,
Desde esta posibilidad de de-
parágrafo 16).
ducción racional, como racional, se
pretende ahora definir como meras Una vez concedida esta formu-
condiciones: “ciertas necesidades lación, deberíamos aún dar un paso
vitales imprescindibles básicas, es más (para no quedar nuevamente
decir, las referentes a la condición apresados en un puro horizonte
vital sustantiva de todo sujeto, a su racionalista) ¿No puede tornarse
existencia como viviente” (Ibid.). Se materialmente (por su contenido)
deducen así de la fundamentación irracional una totalidad, un sistema
racional del ser argumentante como o una argumentación (que puede
sus condiciones necesarias las nece- ser lógica o racional en cuanto a su
sidades básicas de la vida humana. coherencia formal)? ¿Cuándo Aristó-
Es decir, la esencia humana sería teles demostraba que “el esclavo era

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 217


Revista Realidad 116, 2008
por naturaleza esclavo” o cuando el acciones humanas exclusivamente
capitalismo demuestra como racio- por deducción lógico-formal del
nal una inversión que “aumenta la principio racional (sea procedimen-
tasa de ganancia”, no hay que re- tal normativa como para K.-O. Apel;
currir a un criterio fuerte de verdad cuasi-sustantivo por reconocimiento
como la vida para juzgar que un tal de la dignidad para Mario Rojas, o
sistema se ha tornado irracional? ¿La a partir de la intersubjetividad en P.
irracionalidad de lo racionalizado no Miranda) en cuanto cumplimiento
tiene que contar con la vida como de deberes y derechos, caería ine-
criterio de verdad que fundamenta vitablemente no sólo en un raciona-
a la misma razón? La racionalidad lismo formalista (como cuando Kant
de la razón no es sólo la formal en La metafísica de las costumbres
coherencia de la razón argumen- reduce la ética y la política a vir-
tativa, sino igualmente tiene por tudes y derechos) sino, para expre-
fundamento la afirmación de la vida sarnos como S. Kierkegaard, en lo
humana y de su desarrollo integral, “cómico”. ¿Cómo deducir como
es decir no sólo (siempre también) deber o derecho el amor de una
parte de la fundamentación racional, mujer o un varón a su pareja desde
sino igualmente del cumplimiento la obligación de procrear nuevos
volitivo-sentimental, y de la vida argumentantes para una comunidad
humana como el modo de realidad de comunicación futura? Ese amor
dentro de la cual la racionalidad es tiene la sustantividad propia del
una dimensión (importante, pero no ordo amoris que hay que intentar
única). fundamentar materialmente.
El intentar fundamentar (o jus- Repitiendo, escribe Mario Ro-
tificar) la eticidad de todas las jas:

“Si bien es absolutamente ético satisfacer las necesidades


vitales básicas imprescindibles, mantener la vida de seres
humanos sólo en ese nivel no lo sería. La meta de la vida del
ser humano no es su mera permanencia y conservación en
la existencia meramente física orgánica, ella deber ser por el
contrario desarrollada en el sentido de llegar a ser una vida
racional autónoma en su constitutiva relación intersubjetiva”
(Ibid., parágrafo 18).

Obsérvese que se habla de nales, espirituales contrapuestas.


“sólo”, “mera” o “meramente física”. Hay un cuerpo y un alma. Si por el
Es decir, se está pensando dualis- contrario se comprendiera que las
tamente en un cuerpo biológico necesidades vitales están incluidas
y en actividades superiores racio- y son ya siempre necesidades cul-

218 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


turales y hasta místicas y religiosas, (el eurocentrismo, por ejemplo). A

Revista Realidad 116, 2008


como momentos de la vida humana, dichos oponentes a la racionalidad
donde el momento racional cumple humana hay que saber refutarlos
una función, como una necesidad racionalmente en nombre de la vida
(superior) de la vida humana (la de negada de los oprimidos (excluidos
conocer lo real para manejarlo en también de la comunidad de comu-
vista del aumento cualitativo de esta nicación), y de allí la necesidad de
vida humana, es decir, siempre tam- un universalismo racional (pero no
bién espiritual), se entendería que racionalista) en donde el dominador
la vida humana no es “meramente pueda aceptar por argumentación (o
física orgánica”, sino que es el todo por otros medios éticos, cuando los
dentro del cual el momento de la argumentos se hayan agotado, como
vida racional es una parte constitu- la “lucha por el reconocimiento”,
tiva. Momento universal de la vida hasta el “estado de rebelión”) o por
racional que debe fundamentarse recursos lógicos que se encuentran
ante el escéptico, relativistas o par- en el mismo sistema global en el
ticularistas que elevan a su particula- cual el dominador es culpable de la
ridad como pretendida universalidad injusticia sufrida por el Otro24.

7. La posición filosófica de Ignacio Ellacuría


acerca de la vida humana

En este debate, y de manera la fundamentación –para no exten-


frontal, intervino avant la lettre, Igna- dernos en demasía-. Aquí trataremos
cio Ellacuría. El tema de la vida fue entonces la cuestión de la vida hu-
central en su pensamiento desde su mana, como su presupuesto. En 1956
juventud. Deberemos dejar para otro (a sus 26 años) escribe un artículo
ensayo el problema propiamente de sobre Ortega y Gasset, y lo cita:

“Yo soy mi vida, y mi vida no es puramente mi yo entendido


en el sentido consueto, sino que es el yo y las cosas [...] Esta
unidad de dinamismo dramático entre ambos elementos –yo
y el mundo- es la vida”25.

Una y otra vez vuelve sobre el vitalismo sobre todas sus claridades,
tema, ya que “en Ortega ese fondo exasperada forzosidad de vivir, de
es un afán de vida. Pero de vida sentirse vivir bajo el signo de la luz
racional. Un afán de razón, pero de y la razón”26. La obra de Ortega,
razón viviente. Necesidad de cla- comenta Ellacuría:
ridad sobre la vida y necesidad de

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 219


Revista Realidad 116, 2008
“Estará coloreada con nuevos matices en el intento de evadir
el historicismo relativista y el vitalismo irracionalista, pero la
razón viviente y la razón histórica serán fundamentalmente
un buceo en los abismo de la propia vida”27.
Y repite nuevamente, hablando siempre de Ortega:
“En el vivir y en el pensar de Ortega hay una preocupación
radical: la de la vida y de la cultura [...] Entre los dos, el ele-
mento primero y fundamental es la vida”.28

Es interesante que Ellacuría, para para Ortega “la cultura va regida p


salvar a Ortega, indica que “el vita- or la vida como tal”30.
lismo biológico se transforma [con Al final de sus juveniles reflexio-
los años] en vitalismo humanista”29. nes estéticas sobre Ángel Martínez,
De todas maneras se recalca que concluye:

“En busca siempre de la palabra de Vida; flor de vida y fruto


de vida: también su semilla. Palabra que no es sino el último
paso de la vida entregada a la Vida [...]; palabra que intenta
originar más vida [...]; palabra que por nacer de la vida y de
la Vida no tiene más pretensión que despertar luminosamen-
te en los otros la vida y la Vida”31.

En polémica ante Santiago al tomista (extremadamente estricto


Ramírez, se pone de lado de la “fi- y versado, pero totalmente desequi-
losofía vitalista moderna”32, que en pado en filosofía contemporánea)
un momento de su valiente crítica escribe:

“Paralelamente, querer aludir a loa misma realidad mentada


por Ortega cuando habla de la vida con la distinción de
vida en acto primero y en acto segundo [...] es probar una
vez más el desenfoque con que Ramírez se presenta en casi
toda ocasión ante Ortega. Este parte de una vivencia perso-
nas para la que está capacitado como pocos y que formuló
frecuentemente: el caso es que así llevamos trescientos años,
y que todos los estudios naturalistas sobre el cuerpo y el
alma del hombre no han servido para aclararnos nada de
lo que sentimos como más estrictamente humano, eso que
llamamos cada cual su vida [...]33; se ha dado cuenta que
los hechos y los individuos se le escapan a la razón pura,
que la vida concreta de cada quien, por sus dos extremos
de vida y de concreta, no aparece próximamente clarificada
en ninguna de las filosofías de tipo racionalista”34.

220 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


Mostrando Ellacuría su proyecto si se toma al “yo”, que en la esco-

Revista Realidad 116, 2008


filosófico, se propone mostrar la lástica es una hipóstasis sustantiva
posible “conciliación” “entre la filo- y en Ortega un proyecto existencial,
sofía perenne y la filosofía vitalista y Ellacuría concluye –en fórmula que
existencialista”35. Así, por ejemplo, pudiera ser aceptable para ambos:
“Tendríamos así un pensamiento cuyo esquema podría ser:
nuestro yo-hipóstasis, frente al mundo que lo oprime36 y con
el cual necesariamente tiene que habérselas, constituye su
vida que debe alcanzar la medida del yo-ideal, que es su
auténtico yo, el que debe ser”37.

Lo que se deja ver es que mundo dolorido el que recogió en


Ellacuría no puede aceptar el ra- sí el marxismo, el que despertó un
cionalismo, sin dejar la precisión dinamismo indomable en los lucha-
metafísica (que encontrará en X. dores de la primera hora”40.
Zubiri su máxima expresión), y
por ello absorberá las tesis funda- No extrañamente Ellacuría recu-
mentales del vitalismo, sin caer en rre también a Henri Bergson, el gran
relativismos o irracionalismos. Es vitalista del comienzo del siglo XX.
un vitalismo metafísico en ciernes38. Bergson, como Ellacuría, se oponían
Esa capacidad asuntiva, positiva, de al positivismo (uno de finales del
lo no tradicional se manifiesta en siglo XIX, otro de mediados del siglo
la indicación de que toda crítica al XX, lo mismo que P. Miranda), pero
régimen soviético debe comenzar la cuestión no estribaba, como en el
siempre viendo los aspectos posi- último nombrado, en negar la mate-
tivos de esa enorme revolución39. ria, sino en recobrar desde la vida
Describiendo las miserias del pueblo la esencia de la subjetividad (como
ruso escribe Ellacuría que “fue este Bergson y Ellacuría):

“Cuando el hombre se deja dominar por la inteligencia [con-


tra el racionalismo] en cuanto es una facultad dada para el
domino de la materia y para la eficacia de la acción material,
en cuanto concibe todo el mundo de modo mecanicista,
material y estático, desconociendo lo que el ser tiene de es-
pecífico, que es la vida, el movimiento, la duración, da lugar
a una forma de vida empobrecida y deshumanizada, tanto
en el pensar como en el actuar”41

Comentando la obra célebre tática”, para después comenzar el


de Bergson, Las dos fuentes de la momento dinámico (¿nuevo presagio
moral y la religión, muestra primero del pensamiento de liberación?):
una crítica a la moral y religión “es-

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 221


Revista Realidad 116, 2008
“La preocupación capital de Bergson como filósofo es la
realidad y el problema de la vida: ¿por qué la vida ha alcan-
zado el nivel del hombre, cuando en otras muchas de sus
manifestaciones se ha quedado tan atrás?; ¿cómo le será po-
sible al hombre impulsar la potencia de su vida hasta su más
alto rango posible? El hombre, para Bergson, no es sino la
más egregia detención del torrente vital; la gran corriente de
la energía creadora se ha lanzado a través de la materia”42.

Y adoptando una posición pro- mostrando así que la experiencia


fundamente vitalista, que es la de mística es una dimensión sublime de
Ellacuría hasta su muerte, muestra la la vida humana (no de algo diferente
dimensión espiritual de la misma vida a la misma vida del ser humano, sino
humana, cuando indica que “para una última dimensión en continuidad
Bergson, este contacto vital con el con todas las restantes notas). Citando
principio de la vida es el misticismo”43, una vez más a Bergson:

“La perfección del misticismo es una toma de contacto y,


por consiguiente, una `coincidencia parcial con el esfuerzo
creador que manifiesta la vida”44

Este largo artículo sobre Berg- En un hermoso pequeño artículo


son, nos manifiesta, lo mismo que sobre “Filosofía en Centroamérica”,
el haberse inscrito en la tradición mostrando las razones de la dificul-
ortegeana (que continuará Zubiri), tad de un arraigamiento profundo de
que ontológica o metafísicamente la filosofía en un medio tan extraño
Ellacuría es un vitalista convencido a su temática, muestra nuevamente
–lo mismo que un Hinkelammert y su talante vitalista continuamente.
yo mismo-. Escribe:

“Será cuestión de transfondo y entrelíneas o, tal vez más


profundamente, cuestión de pertenecer a la misma corrien-
te vital de la que el libro no es sino objetivación parcial
[...] Hay, con todo, otras razones más hondas que hacen
difíciles los libros de filosofía, en Centroamérica, si es que
quieren conjugar dialécticamente ser libros de filosofía con
su imprescindible caudal de universalidad, y serlo para y en
un determinado ámbito cultural, que no puede vivir como
suyo, sino lo que nace de sí. También la vida exige aquí ser
un proceso inmanente”45.

222 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


Y plantea la manera como comprende la producción filosófica concreta:

Revista Realidad 116, 2008


“No significa que el pensamiento filosófico sea una tarea
superflua respecto del comportamiento vital, algo que se
mueve en los linderos del puro juego mental y dialéctico,
sino que, como momento capital suyo, incluye la actitud
vital que lo posibilita como auténtica forma de vida y el
conocimiento implícito que de la realidad metafísicamente
se tiene, condicionado en parte por aquella actitud vital [...]
El filosofar [...] es antes que todo, una forma de vida [...], una
realización vital”46.

En sus meditaciones –de unas decir, con menos de 32 años). Ella-


largas 103 páginas editadas: “Téc- curía ocupa un primer punto sobre
nica y vida humana en Ortega y el método47. Pero los puntos 2. y
Gasset”- sobre la Meditación de la 3. se ocupa de la “vida humana”
técnica de Ortega y Gasset, avanza (ya que el “mundo” ha de ser el de
decididamente sobre el tema de la vida humana)48. Desde el inicio
la vida (escrito antes de 1962, es escribe:

“Porque Ortega estaba ya en 1933 definitivamente instalado


en la idea de la vida como clave fundamental de toda la
realidad49 para el hombre”50.
Desde un inicio va directo al asunto:
“Mas inmediatamente aparece en el análisis de esta primera
situación concreta de sentir frío –válida como tipo de otras
necesidades similares, que si están originadas en parte por
urgencias llamémoslas51 objetivas, lo están más radicalmente
todavía por el deseo de vivir que tiene el hombre, donde ya
aparece que es el vivir la necesidad más radical que tiene
el hombre –aquella en que radican las demás necesidades:
[el] vivir es, pues, la necesidad originaria de la que todas las
demás son consecuencias52”53.

En todo lo que sigue, un mag- “vida humana”, superior, que nace


nífico texto de Ortega y un mejor de las anteriores pero las supera.
comentario de Ellacuría se dejará ver Todo el tema reside en una cierta
lo que ellos mismos denominan un concepción de “dos” vidas, un tanto
cierto “dualismo” entre las “necesi- equívocas; una anterior, sobre la que
dades objetivas, animales” (la vida se “separa” y se construye la “vida
animal o biológica) y la invención humana” propiamente dicha, a partir
de necesidades humanas como de una vida biológica de las puras

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 223


Revista Realidad 116, 2008
necesidades animales. Para Zubiri, del “frío” de un madrileño, sino tam-
posteriormente, la vida humana es bién el “hambre” de un salvadoreño,
el modo de realidad del ser humano son siempre humanas). En el sentido
(que nunca es primeramente puro zubiriano, la vida, entonces, no es
“existir”) que subsume todas las no- la necesidad radical, sino la raíz de
tas de la vida animal. Pero en éste todas las necesidades no siendo ella
último caso hasta la más mínima misma ninguna necesidad (ni radi-
célula, un cabello, es siempre y solo cal), sino la condición de posibilidad
“vida humana”. En el ser humano no de todas las necesidades (aún la
hay una pisca de “vida animal”, toda necesidad radical de Agnes Heller).
ella se ha trans-sustantivizado (por la Pero, habiendo advertido el tema,
evolución) es exclusiva vida humana. volvamos a Ortega y el comentario
Desaparece el concepto de “necesi- del joven Ellacuría.
dades objetivas o animales”: siempre En efecto, la vida es ya un “de-
son necesidades humanas (no sólo seo de vivir” y por él se manifiesta:

“El hombre vive porque quiere54. La necesidad de vivir no le


es impuesta a la fuerza, como le es impuesto a la materia no
poder aniquilarse. La vida –necesidad de las necesidades- es
necesaria sólo en su sentido subjetivo; simplemente porque
el hombre decide autocráticamente vivir. Es la necesidad
creada por un acto de voluntad”55.

Y agrega Ellacuría que “Ortega momentos de todas sus células, de


no se refugia para explicarla en el todos sus órganos, de su cerebro, de
instinto de conservación”56. Lo que todos sus comportamientos: en la di-
acontece, aclaro yo, que el tal ins- gestión, en el sueño, en la nivel vo-
tinto en el ser humano es “humano” luntario, o conciente. El ser humano
y por lo tanto expresión humana del nunca simplemente come primero
querer conservar la vida de manera como un animal, sino que siempre
instintiva (instintivamente “humana”), come humanamente, subsumiendo
que para nada niega lo de “humana” el acto real, no objetivo o biológico
de la vida. Y por ello se intenta de- del digerir calorías, proteínas, etc.,
mostrar lo de “humana” de la “vida celebrando el comer como un acto
humana” por “la voluntariedad como comunitario, cultural y hasta ritual,
nueva determinación de esa necesi- espiritual58.
dad radical que es vivir”57. Pero De todas maneras, las páginas
no es la voluntariedad lo que hace de Ellacuría son de un notable
humana la “vida animal” del ser vitalismo humanista. Queremos
humano, sino que la vida humana anotar muchas expresiones de esa
es humana aún en lo no-voluntario, centralidad de la vida, aunque siem-
en lo instintivo, en lo biológico: es pre ambiguas. No dice sobre el ser
biológicamente humana en todos los humano:

224 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


“Su querer vivir no es, pues, querer satisfacer las necesidades

Revista Realidad 116, 2008


biológicas o querer sentirlas como tales y nada más que eso.
Lo que el querer vivir hace es que se acepten subjetivamente
aquellas condiciones objetivas sin cuya satisfacción no va
a ser posible un vivir que no tiene nada que ver con ese
mundo de las necesidades biológicas”59.
La vida de la vida humana es como algo superior, posterior, “superfluo”,
ético:
“Mientras el simple vivir, el vivir en sentido biológico, es una
magnitud fija que para cada especie está definida de una vez
para siempre, eso que el hombre llama vivir, el buen vivir o
bienestar es un término móvil, ilimitadamente variable”60

En efecto, cada especie tiene un no hay un “simple vivir” animal en el


modo de vida, y lo propio de la vida ser humano como un límite inferior.
humana es, por las facultades supe- El “buen vivir” es el modo cómo el
riores del cerebro, superar siempre ser humano vive todas sus necesida-
sus límites como historia y cultura. des, aún las más perentorias, como
Pero no es un más allá de la vida el comer, beber, vestirse, alojarse
animal que constituiría como un es- (cuatro necesidades humanas que se
trato de su realidad misma. Es decir, transforman en imperativo ético en
“el simple vivir” humano ya siempre Egipto, en el Cristianismo, en Marx y
tiende a superar los límites, porque Engels, y en muchos otros).

“Zoológicamente, vida significa todo lo que hay que hacer


para sostenerse en la naturaleza. Pero el hombre se las
arregla para reducir al mínimum esa vida, para no tener que
hacer lo que tiene que hacer el animal. En el hueco que la
superación de su vida animal deja, vaca el hombre a una
serie de quehaceres no biológicos, que no le son impuestos
por la naturaleza, que él se inventa a sí mismo. Y precisa-
mente a esta vida inventada [...] es a lo que el hombre llama
vida humana, bienestar. La vida humana, pues, transciende
de la realidad natural, no le es dada como algo dado [...]
–comer, huir, nidificar, etc.-, sino que se la hace él, y este
hacérsela comienza por ser la invención de ella”61.

Puede verse lo ya indicado. En ner el ser humano otra “esencia” (en


el ser humano no hay nada de vida el sentido metafísico crítico de Zubi-
zoológica, repetimos; hay sólo vida ri) se subsumen todas las funciones
humana siempre. La “trascendencia” anteriores dentro de otra estructura
es sustantiva, en el sentido que al te- genética. El ser humano, que tiene

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 225


Revista Realidad 116, 2008
poco genes de diferencia con los (esencialmente) distintos. Se nos
primates superiores existentes, por recuerda que Ortega ni se preocupa
tener un genoma distinto no tiene (y de negar como falso que haya un
lo repetimos por tercera vez) ningu- “cuerpo” y un “alma”, pero sí se
na célula ni comportamiento animal. preocupa de indicar que las necesi-
Siempre es humano. El “nidificar” es dades animales no son las humanas,
distinto al “edificar-habitar”, pero lo pero estas suponen a aquellos en un
es igualmente en el “comer” o en cierto ámbito de su propia estructura
el “huir”; todos son radicalmente biológica:

“Como vida humana, antes de que intervenga el primer


querer vivir, es un puro estar sumergido y anegado en la
naturaleza [...] En este sentido preciso –explica Ellacuría- es
un animal”62.

Hemos ya visto que esto no fines, que es mucho más que valor.
acontece de esta manera. Y la am- La vida ni tiene valor ni es una ne-
bigüedad persiste en una expresión cesidad, porque funda los valores
casi sartreana: “La vida no le es y las necesidades (de todo tipo,
dada al hombre sino que tiene que desde las primarias, como el comer;
hacérsela”63. Sí, si se trata de la vida como las sublimes, como la mística;
humana con respecto a su proyec- pero el comer nutre por dentro la
to, al que decide cumplir. No, si se mística y la mística da más sabor al
trata de ser desde siempre, como el comer, porque son momentos sin
modo de su realidad, ser viviente y discontinuidad de una misma vida
humano, el que me es dado inevita- humana). E. Levinas, en la fenome-
blemente y desde el que no puedo nología del “gustar el pan” muestra
sino partir para inventar mi futuro, los fundamentos de poder cumplir la
del cual soy en parte responsable. “justicia” en cuanto tal —las papilas
Pero, la vida humana, el modo de gustativas de la sensitividad están
nuestra realidad, es lo dado por relacionadas a la esencia de la ética,
excelencia, y no vale invención al- en sus sentido más espiritual— 64.
guna. La vida, y la vida humana en De todas maneras, es una afir-
especial, no tiene valor (porque el mación rotunda a la vida, a la volun-
valor es lo propio de una mediación tad de vivir, que heideggerianamente
hacia un fin), sino dignidad, la de los puede expresarse así:

“El hombre tiene que estar en el mundo si quiere vivir, por-


que vivir es ya de por sí estar en el mundo y es, además, la
condición necesaria para sobre-vivir sin abandonar la con-
dición de vida especial que viene dada o limitada por estar
en el mundo”65.

226 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


En el volumen 2 de sus Escritos filosóficos vuelve sobre el tema:

Revista Realidad 116, 2008


“El hombre no es vivo por lo que hace, fuera de que lo que
radicalmente hace el hombre es vivir [... Todo esto remite]
a algo más hondo, a la vida como modo de ser del viviente
[...]”66. “Poseerse como realidad en la realidad, esto es la vida
[humana]. La vida no es lo se hace; esto es la forma de vida.
La vida es autoposesión o autodefinición de sí mismo. Por
ello el hombre tiene una sola vida con una triple dimensión:
principal, fundamental y estructural [...]”67. “La versión del
hombre hacia los demás –escribe en otro trabajo- es una
versión que está biológicamente fundada”68.
En un artículo de 1979, sobre “Biología e inteligencia” se expresa así:
“El carácter biológico del comportamiento humano no es
sólo evidente como hecho [...], no es una condición ni una
causa, sino un momento estrictamente constitutivo de una
única estructura [...] El hombre aprehende todo material-
mente, pues lo aprehende todo impresivamente [...] Todo lo
psíquico es orgánico”69.

Y en su artículo ya nombrado “Fundamentación biológica de la ética”


(1979) toca explícitamente nuestro tema:

“La razón última por la cual lo biológico debe intervenir en


la fundamentación de la ética estriba en que lo biológico es
momento constitutivo de la realidad humana[...] Todo esto
quiere decir –aquí Ellacuría argumenta contra Miranda y
Mario Rojas- que lo que es el hombre y lo que son sus com-
portamientos está no sólo afectado, sino constituido por lo
biológico. De ahí que deba evitarse –y lo hemos argumen-
tado en todo este artículo- la tentación idealista que ve lo
biológico como algo de tal modo superado por lo racional,
lo psíquico o la sociológico –según distintas escuelas- que
representaría tan sólo algo puramente subordinado a otros
elementos no biológicos. Y esto no es así. [...] La inteligen-
cia humana es sentiente, la voluntad humana tendente y el
sentimiento humano es afectante [...] Dicho en término más
éticos: ni la persona humana ni el sujeto humano pueden
ser persona ni sujeto más que de un modo constitutivamente
biológico”70.

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 227


Revista Realidad 116, 2008
Podríamos detenernos en mu- [a la que] le compete un singular
chos otros aspectos, entre ellos en dinamismo, el dinamismo de la
su estética, pero abordemos ya su vida biológica”74 –cayendo casi
obra definitiva Filosofía de la reali- en una tautología-. No es como
dad histórica (1991). en K. Krause que “el mundo es
un organismo vivo, penetrado de
Se inicia con un capítulo sobre
pensamiento y voluntad”75 –aunque
“La materialidad de la historia”71 –en
se recoge el tema de la centralidad
oposición radical del P. Miranda de-
de la vida-, sino que se parte del
finitivo-. A favor de la materialidad,
hecho de que hay una irrupción de
pero no del materialismo ingenuo
vida, primero, y posteriormente una
o dogmáatico nos dice que “Zubiri
evolución de la vida hasta alcanzar
concibe la materia como unidad de
a la estructura que constituye el ser
elementos en estado constructo, de
humano, que tiene “determinantes
modo que cada elemento tiene una
fundamentalmente biológicas”76,
determinada posición dentro del sis-
tanto onto- (en cada individuo)
tema”72. Consiste en la realidad física
como filéticamente (en la especie
dinámica de la totalidad del cosmos.
humana). Aún “la primera función
A esta materia se le atribuye “espa-
de la inteligencia [...] es biológica,
ciosidad” y “temporalidad” en su
esto quiere decir [como enseña la
sentido igualmente físico. En tercer Etica de la Liberación] que es por
lugar, aborda la cuestión de “El fun- exigencias biológicas por lo que ha
damento biológico de la historia”73. aparecido este animal singular que
Detengámonos sobre el tema. llamamos hombre”77. A la humani-
Como en Zubiri los seres dad, entonces, se ha llegado por
materiales devienen seres vivien- evolución, por “evolución” de la
tes cuando irrumpe la vida en el vida en al Tierra. Y escribe, ahora
planeta Tierra. La materia físico- corrigiendo su posición ortegeana
cosmológica adviene “materia viva anterior:

“En el seno de la nueva estructura morfológica florece un


psiquismo que conserva transformadamente78 los momentos
básicos del psiquismo de la especie anterior. La nueva espe-
cie tiene, por ejemplo, muchos instintos de la anterior”79.

De una manera más precisa indica todavía, y refiriéndose a la inteligen-


cia, el problema con un texto de Zubiri:

“Esta función superior no sólo ha sido reclamada por la


inferior, sino que está sustentada por ella, justo por aquello
mismo que en esta función inferior (y para ella lo que es)
exige la función superior; es lo que he solido llamar subten-
sión dinámica de unas funciones por otras”80.

228 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


La evolución de la vida se cuestión de la libertad84 -cuestión

Revista Realidad 116, 2008


transmuta en proceso histórico: “La que nos alejaría de nuestro tema-.
procesualidad de la historia es, por
De inmediato se toma otro atajo.
lo pronto, una procesualidad bioló-
Se trata de relacionar la historia, con
gica, aunque, repitámoslo una vez
transformación diversa de la evolu-
más, no se reduzca ni a ser proce-
ción, con el trabajo humano como
sualidad ni a ser algo puramente81
elemento creador. Aquí, evidente-
biológico”82.
mente, se manifiesta un cierto déficit
Para Ellacuría la materiali- de lectura de K. Marx, al que se hace
dad de la historia, entonces, supone simpática referencia sin demasiada
la materia misma, el espacio, el precisión –sobre los temas del valor
tiempo y la vida “biológicamente de uso y de cambio, que hubieran
considerada”83. La diferencia entre la sido una oportunidad de mostrar la
mera evolución y la historia consiste relación entre la vida humana, sus
en que esta última, aunque regida necesidades, la utilidad del valor
siempre por la necesidad y el azar, de uso y las relaciones sociales de
se mueve dentro de estos paráme- intercambio para posibilitar la vida
tros de manera propia. Es toda la humana como phylum85. Nos dice:

“Mientras que el puro86 hacer biológico del animal lo que


logra es una acomodación de lo que es él al medio, en el
hombre lo que más predomina es la acomodación del medio
a su propia realidad [...] Así, aunque el motor primero del
acto técnico, como de cualquier otro acto de la inteligencia,
sea biológico –el de sobrevivir-, no por ello se reduce a ser
puramente biológico”87.

El ser humano, entonces, ínte- es sólo natural, es también social.


gramente es una “realidad viva”88, y Aquí, nuevamente, se advierte una
en tanto tal la historia es una “his- cierta ambigüedad. Se toma a lo
toria natural”89, en cuanto el punto animal como lo exento de ninguna
de partida supone una “transmisión socialidad, sabiendo que los ani-
genética, esto es, un fenómeno ple- males superiores, en el nivel de los
namente natural”90. “La historia lleva mamíferos y especialmente los pri-
consigo la naturaleza, como lleva mates, hay ya atisbos se socialidad
consigo la evolución natural”91. Pero que la socialidad humana subsume.
la vida humana, como la historia, no De todas maneras:
“Esto va a hacer que la vida sea desde sus comienzos no una
mera vivencia, sino una estricta convivencia. Como animal
de realidades, el hombre se halla constitutivamente vertido
a los demás por su propia estructura específica [...] Su vida
es la actualización de esa versión real a los demás; su vida
es así estricta convivencia”92.

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 229


Revista Realidad 116, 2008
Dejando muchos temas que vuelve sobre la cuestión muchas pá-
no son los que pretendemos tratar ginas adelante, proponiendo como
en este corto trabajo –sobre la vida un resumen:
en el pensamiento de Ellacuría-, se

“No hay una vida natural y una vida humana o existencia


humana, sino que hay una sola vida humana y esta vida es
siempre forzosamente natural. Ciertamente, entre la vida
natural, tal como se da fuera del hombre, y la vida humana,
tomada en su integridad, hay una profunda diferencia en
tanto que vida93. Y la hay porque entre una y otra media
un proceso, un proceso que Zubiri llamó desde sus primeros
cursos un proceso de liberación”94. “Liberación significa que
van a aparecer funciones nuevas, que aparecen desde las
anteriores y en ellas, pero que son estrictamente nuevas”95.

Esto en el orden de la evolu- ser humano puede crear como un


ción. Pero la historia es algo distinto, libreto, “la unidad argumental de
porque “el tiempo humano ha de la vida”97, por el que, gracias a la
verse desde lo que es la vida huma- memoria, el presente vital se une
na integralmente considerada, esto al pasado recordado y al proyecto
es, como una única vida que abarca futuro de la propia vida:
y supera lo natural”96, porque el

“Pero hay en la vida más que esto. El argumento de la vida


no está compuesto únicamente por las acciones de la vida,
consideradas como un continuo extensivo y disenso; está
compuesto de manera principal por las opciones que va
tomando el hombre”98. “En la medida en que soy autor
opcional del argumento de mi vida, mi vida es vida y es mía
[...] El hombre, en efecto, es agente y autor de su vida”99

Aquí hemos vuelto casi a Orte- totum, nos dice de nuevo ambigua-
ga y Gasset, pero por mediación de mente Ellacuría, “no es una transmi-
la metafísica zubiriana. sión puramente biológica”100. No es
una transmisión genética sino por
Lo no natural de la historia es medio de la tradición intersubjetiva.
el modo de transmitir de una gene- La memoria colectiva de cada co-
ración a la otra los resultado de la munidad, cada pueblo, de la huma-
estructura que se ha ido tramando nidad, va pasando de generación a
de las opciones concretas de todos generación (no sólo genéticamente)
los seres humanos sobre las institu- las estructuras culturales logradas
ciones que se han ido creado. Ese a través de los milenios por todo

230 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


los actores sociales, y en las cuales genética, es una “transmisión tra-

Revista Realidad 116, 2008


todos los nuevos miembros son in- dente”, una “entrega [que] se llama
troducidos. Esa transmisión, no sólo parádosis, traditio, tradición”101:
“Es este peculiar modo humano de ser introducido en la
vida humana [como historia] para que en su momento esté
en la realidad de una forma determinada lo que nos acerca
a lo que es la realidad histórica”102. “El hombre, por tanto,
además de recibir por transmisión genética determinadas
estructuras psico-orgánicas, recibe también, aunque no
genéticamente, determinadas formas de estar en la reali-
dad”103. “La instalación en la vida humana es una instalación
recibida, que presupone una transmisión genética, pero que
responde formalmente a una entrega”104.

Ahora sí ha desaparecido toda central (y que no ha sido para nada


ambigüedad. Además de lo expuesto objetivo de este corto trabajo), sin
se ocupa del “sujeto de la tradición”, embargo, la cuestión de la “vida”
que en último término, y muy bioló- es el que atraviesa toda su vida
gicamente, es el phylum, la especie intelectual, siendo el criterio mismo
humana al que hay que articular de acceso a la cosa real en cuanto
“la vida personal” –modo propio a su realidad. Faltó quizá radicalizar
de la vida humana-. Páginas densas la vida humana en cuanto al funda-
donde Ellacuría, siempre partiendo mento de las necesidades más pe-
de la vida humana se hacer cargo rentorias como el comer, el beber, el
de la impersonalidad de la historia vestirse, el tener habitación, el poner
articulándola con el argumento de la poseer autonomía cultural, lingüísti-
vida personal. Como, por otra parte, ca, religiosa, las cuales son necesi-
siempre se da el proceso como una dades de la vida humana –incluyen-
“estructura dinámica de la historia”, do las experiencias místicas de H.
se pueden entender “los momentos Bergson, como hemos visto-. Esto
estructurales de la historia” en su le hubiera dado mayor conciencia y
transformación. “Fuerzas históricas” fundamentado teóricamente mejor
que son “fuerzas biológicas”, políti- sus compromisos políticos concre-
cas, económicas, técnicas; es decir, tos. Ciertamente lo hubiera hecho si
“la praxis se identifica así con el su vida, su vida propia concreta, no
proceso histórico mismo, en cuanto hubiera sido tronchada por el acto
este proceso es productiva y trans- irracional de una dictadura militar
formativo”105. organizada desde el Departamento
Puede entonces observarse de Estado Norteamericano, que lo
que I. Ellacuría aunque en su eta- enalteció al nivel de los mártires de
pa definitiva tomará el tema de la su pueblo salvadoreño, y uno de los
“realidad” (tomado de Zubiri) como héroes prototípicos de las nefastas

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 231


Revista Realidad 116, 2008
décadas de tiranía en América La- al que sería uno de los dirigentes
tina, que en el mejor de los casos del Frente Farabundo Martí de Libe-
juzgan y condenan a los Videlas, ración Nacional, exponía los prin-
pero no pueden tocar a los Henry cipios de la reciente Filosofía de la
Kissinger, que fueron los cobardes Liberación que habíamos originado
estrategas de aquellas matanzas. en el sur del continente, y, conver-
sando posteriormente con él, clara-
Como una última anécdota. mente asintió –como acontecería el
Recuerdo que en 1972, en una con- año siguiente en Buenos Aires con
ferencia que dicté en la Universidad Augusto Salazar Bondy- en su posi-
Centroamericana en San Salvador, bilidad e importancia. No es extraño
Ignacio (con el que hicimos una que años después escribiera un artí-
buena amistad) estaba en la primera culo sobre “Función liberadora de la
fila de un numeroso público, junto filosofía”106, donde leemos:

“Puede decirse que la filosofía desde siempre, aunque de


diversas formas, ha tenido que ver con la libertad. Se ha
supuesto que es tarea de hombres libres en pueblos libres,
al menos de aquellas necesidades básicas que impiden ese
modo de pensar que es la filosofía; se ha admitido también
que ha ejercido una función libertadora para quien filosofa
y que, como ejercicio supremo de la razón, ha liberado
del oscurantismo, de la ignorancia, y de la falsedad a los
pueblos”107.

Valgan estas reflexiones como unos años por la corrupción global


continuación de un diálogo necesa- creciente, guardando sus niveles co-
rio para la fundamentación material rrespondientes y articulando ambos
y formal de la ética, ya que ambas temas (lo material y lo formal) sin
son hoy más obligatorias que hace última instancia, por el momento.

Bibliografía citada

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Notas 14
Ibid., p. 7.
1
Véase Dussel, 2004. 15
Repub. 599C y 607B; Gorg. 463ss y
502B y E.
2
ECA, (1979), 368, pp. 418-428
( E l l ac u r í a , 19 96 , vol . 3, pp. 16
Ibid. , pp. 11, 20, 22, 23, etc..
251-270). Nos dice: “La razón úl- 17
Otras veces le denomina “viviente
tima por la cual lo biológico debe corporalidad” (lebendiger Leib),
intervenir en la fundamentación de que nos recuerda el “Leib a priori”
la ética estriba en que los biológico de K.-O. Apel, aquí en consonancia
es momento constitutivo de la rea- con Hegel y su racionalismo tras-
lidad humana” (1996, p. 252). cendental del “concepto”.
3
Dussel, 1998, p. 141. 18
Como facultad, como inteligencia.
4
Dussel, 1974, p.16. 19
Necesidades fundamentales de la
5
Miranda, 2006, p.7. vida anotadas en el Libro de los
muertos (cap. 125) del Egipto mile-
6
“El significado mismo de real es el
nario y del evangelio de Mateo (cap.
espíritu percibido en autoconcien-
25). En estas últimas obras en vez
cia” (2006, p. 8). “El nirvana ya
de “calefacción” se habla de “be-
entendió que la realidad consiste en
bida” –quizá aún más lógicamente
los actos del espíritu” (Ibid.).
que en el caso del mismo Marx-.
7
Rojas, 2005, p.103. 20
Léanse los texto citado en [102] de
8
Rojas, 2002, p.228ss. “Er begreift mi obra Dussel, 1998. F. Hinke-
sich als reine Selbstreflexivität, lammert escribe: “Los juicios de
reine Subjektivität, logisch-katego- hecho cuyo criterio de verdad es
riales Selbstbestimmen; sein not- la vida y muerte, son a la vez los
wendiger Inhalt sind alle die oben juicios constituyentes de la realidad
entwickelten Bestimmtheiten” (p. objetiva [...] La realidad objetiva no
245). es lago dado independientemente
de la vida del hombre. Es la vida del
9
Zubiri, 1981, p. 77-78.
hombre, al lograr evitar la muerte,
10
Ibid., p. 191. que mantiene la realidad como rea-
lidad objetiva. Por eso en el suicidio
11
Ibid., pp.211-212.
se disuelve la realidad, y en el sui-
12
Ibid ., p. 233. cidio colectivo de la humanidad la
13
Miranda, 1989. realidad se disuelve definitivamente
[...] La objetividad de la realidad no

234 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


antecede a la vida humana, sino es 27
Ibid..

Revista Realidad 116, 2008


tanto su producto como su presu- 28
Ibid., p. 36.
puesto” (Hinkelammert, 1996, p.
32). “Donde no hay necesidades, 29
Ibid., p.38. Veremos como Ellacu-
tampoco hay mundo objetivo. La ría, por el contrario, retornará a un
objetividad de la realidad existe “biologismo” fuerte pero superando
solamente desde el punto de vista el dualismo del mismo Ortega.
del sujeto natural y necesitado” 30
J. Ortega y Gasset, Misión de la
(Ibid.). universidad, 1930, en OC, vol. 4, p.
21
Recordando con Zubiri y con Hei- 343.
degger, y aún más con el mismo Ellacuría, 1996, I, p. 195. En una
31

Marx, que el valor es la posición de carta a Angel Martínez le escribe en


una mediación o posibilidad con julio de 1954: “Tengo sin contestar
respecto a su fin; dicho fin es en dos cartas suyas: una escrita en
último caso la plena realización de prosa, otra escrita en verso, las dos
la vida humana en cuanto tal. Por de poesía y vida” (Ibid., p. 198).
ello la vida humana tiene dignidad 32
El artículo tiene por título: “Posibi-
y funda todo valor. Para Marx, en la
lidad y modo de aproximación en-
economía política, el trabajo vivo,
tre la filosofía escolástica y la filo-
por ser la “fuente creadora del valor sofía vitalista moderna (Reflexiones
de cambio”, no tiene valor (el sala- ante el libro de Ramírez La filosofía
rio “no paga el valor del trabajo”) de Ortega y Gasset)”. Yo estaba
sino dignidad. El creer que el tra- en esos momentos en España con
bajo vivo tiene valor y que lo paga motivo de mi doctorado en filoso-
el salario es para Marx el carácter fía, y pude observar esa polémica.
fetichista del mismo trabajo a los Ramírez, un anciano dominico
ojos aún del propio trabajador. conservador, pretendía con una ló-
22
“Responsabilidad” como el “res- gica bien obvia y simplista destruir
ponder” por un huérfano como el pensamiento de Ortega al cual le
tutor ante un tribunal que lo acusa aplicaba categorías escolástica sin
significa en latín: “tomar-a-cargo” comprender la existenciales que
aquello de lo que son “responsable”. usaba Ortega a partir de Husserl y
Heidegger (que Ramírez ignoraba
Lo que se toma a cargo no es sólo
en forma y contenido).
ni primeramente la vida propia, sino
la vida del Otro, de los otros miem- 33
Cita de Ellacuría de Ortega, Histo-
bros de la comunidad (en último ria como sistema, cit. por S. Ramí-
término de la humanidad entera). rez, 1958, p.72).
23
Mario Rojas, 2006b, parágrafo 15. 34
Ellacuría, 1996, I, pp. 241-242.
24
Véase Dussel, 2001. 35
Ibid., pp. 244ss.
25
En Escritos filosóficos, 1996, vol. 1,
36
Este “mundo” supondría la cate-
pp. 24-25 (cita de Ortega en Goethe goría heideggeriana, ignorada por
desde dentro, en sus Obras comple- Ramírez, a la que extrañamente
tas, Madrid, 1947, vol. 4, p. 400). Ellacuría de agrege aquí lo de “lo
oprime”: ¿presagios futuros de una
26
Ellacuría, 1966, I, p. 28. filosofía de la liberación?

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 235


37
Ellacuría, 1996, p. 245. con toda naturalidad. Es decir, el
Revista Realidad 116, 2008
descubrimiento de Zubiri por par-
38
Acto seguido, Ellacuría efectúa una
te de Ellacuría viene antecedido,
interesante mediación sobre el Ato-
como para el mismo Zubiri, del
mium de la Exposición Internacio-
pensamiento de Ortega y Gasset,
nal de Bruselas de 1958. Recuerdo
evidentemente.
que en auto-stop, de Madrid a Pa-
rís, pasé por la misma exponsición 50
Ellacuría, 1996, I, p. 439.
el mismo mes, de camino hacia 51
Obsérvese el “titubeo” en el cómo
Freiburg, Nápoles, Beirut, Damas-
denominarlas.
co, Haman, Jerusalén y Nazareth,
donde conocí a Paul Gauthier. ¡Los 52
Ortega, op. cit., p. 321.
caminos se cruzan sin advertirlo! 53
Ellacuría, 1996, I, p. 439.
39
Ellacuría, 1996, I, pp.293, apropó- 54
El “dualismo”, que Ellacuría toda-
sito del libro de Boris Pasternak vía no advierte, consiste en que “la
Doctor Zhivago. vida” es el punto de partida (como
40
Ibid., p.294. la realidad misma del ser humano):
se es vivo se quiera o no se quiera, y
Ibid., p. 341.
41
el querer es ya una manera de tomar
42
Ibid., pp. 358-359. la vida siempre ya dada –como diría
Ernst Bloch en el Principio espe-
43
Ibid. P. 359.
ranza-. Y el “dualismo” se deja ver
44
Cita de Deux sources, p. 235 (Ella- en usar, acto seguido, la categoría
curía, 1996, p. 375). de “materia” (que P. Miranda niega
45
Ellacuría, 1996, I, p. 398. categóricamente desde su subjetivis-
mo objetivo absoluto), que aquí nos
46
Ibid., p. 402. manifiesta una huella del “cuerpo”
47
Este podría igualmente ser una opuesto al “alma” (véase mis dos
cuestión interesante, porque nue- obras Dussel, 1969 y 1975).
vamente entra el problema de la 55
Ortega, op.cit., p. 321; cit. por Ella-
vida, de la vida concreta del filóso- curía, pp. I, 439-440.
fo como lugar y punto de partida
(véase el trabajo de Victor Flores
56
Ellacuría, 1996, I, p. 440.
García, 1997), en aquello de que 57
Ibid..
“es preciso estar alerta y salir del
propio oficio: otear bien el paisaje
58
Ortega tiene dificultad en este
de la vida, que es siempre total. La punto. Ellacuría indica: “En el
facultad suprema para vivir no es la hombre, efectivamente, sus nece-
de ningún oficio ni ninguna ciencia: sidades biológicas se le presentan
es sinopsis de todos los oficios” (cit. como algo venido de afuera [sic] ‘a
de Ortega, op.cit., p. 331; citado por su auténtico [sic] ser, con que éste
Ellacuría, 1996, I, p.435). no tiene más remedio que contar
[sic], pero que no lo constituye’
48
Ibid., pp. 436 ss. (Op. cit., p.323). El animal tiene
49
Además, obsérvese, la “realidad” necesidades objetivas [sic] en cuan-
aparece frecuentemente bajo su plu- to que, por un lado, sin ellas, sin
ma. “Vida” y “realidad” se articulan su objetiva satisfacción, no puede

236 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


seguir viviendo [...] En el hombre Miranda. Evidentemente K. Marx se

Revista Realidad 116, 2008


[...] esas necesidades que llamamos sitúa desde sus Manuscritos del 44
objetivas [...] son realmente nece- hasta su muerte, en un a compren-
sidades que hay que sufrir: algo sión unitaria de la vida como la que
que no es lo suyo y con lo que, sin propone X. Zubiri o la Etica de la
embargo, hay que contar, no hay Liberación contra Ortega y Gasset,
más remedio [sic] que aceptar, si es aunque parezcan muy similares.
que quiere vivir” (Ellacuría, ibid., 60
Ortega, Op. cit., p. 330.
p.442). Nos pareciera escuchar el la-
mento del “alma” que se entristece 61
Ellacuría, 1996, I, p.449. Estas
por el hecho de tener un “cuerpo” palabras son comentarios, pero al
con sus necesidades animales. No mismo tiempo afirmaciones.
se exalta la alegría del “comer hu- 62
Ellacuría, Ibid. , p. 450.
manamente” –que es inescapable
para el ser humano, porque sólo y 63
Ibid., p. 453.
siempre come humanamente- en 64
Véase Dussel, 1999.
comunidad festiva (y rebelarse por
ello contra el “hambre” del pobre
65
Ellacuría, 1996, I, p. 454.
que sufre la injusticia: su hambre 66
“El hombre, sustantividad vivien-
nunca es animal tampoco), sino te” (en Ellacuría, 1996, vol. 2, p.
más bien expresa la tristeza de un 302-303). Léase con detenimiento
mundo donde se pudiera vivir sin todo este apartado.
perder el tiempo en comer, que
algunos místicos maniqueos mani-
67
Ibid., vol. 2, pp. 309-310.
festaban frecuentemente. Es Ortega 68
Ibid., p. 329.
todavía, y el joven filósofo se está
sólo educándose en el dolor (no el
69
Ellacuría, 1996, vol. 3, p.156-157.
“frío”, porque más bien es el “calor” 70
Ibid., 252-253. Es verdad que, por
lo insoportable) de la pobreza y el otra parte, la visión “metafísica”
hambre centroamericanos. de la biología o vida humana en
Como puede verse hay todavía una
59 Ellacuría no le hace dar mayor
completa separación entre las ne- importancia al hecho de las “nece-
sidades” de la vida humana y a su
cesidades “humanas” (espirituales,
negatividad: la necesidad del comer,
culturales, etc.) y las puramente
por ejemplo, y la negatividad del
animales (comer, beber, protegerse
hambre, como corolario del hecho
del frío o calor, tener una protec-
metafísico del modo viviente de la
ción durante las peligrosas horas
realidad humana. Esto lo hubiera
de la noche, etc.). La exigencia situada más cerca de Marx, de
ética: “Di pan al hambriento, de Hinkelammert y de la Ética de la
beber al sediento...” del Libro de los Liberación explícitamente en su
Muertos de Egipto, capítulo 125, materialidad viviente.
no cumplen necesidades animales
o biológicas, cumplen exigencias
71
Ellacuría, 1991, pp. 43ss.
humanas y por ello son imperativos 72
Ibid., p.46.
éticos universales. El vitalismo de
Ortega no es suficiente, y es tan
73
Ibid., p. 78ss.
dualista, o casi, como el de Porfirio 74
Ibid., p. 92.

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 237


75
Ellacuría, 1991, p. 78. En América de la “acción humana” desde el
Revista Realidad 116, 2008
Latina Krause tuvo muchos segui- horizonte de la libertad, contra el
dores en el siglo XIX. Cita Ella- positivismo del comienzo del siglo
curía la obra fundamental de éste XX. En este sentido el mismo Ella-
Grundwahrheiten der Wissenschaft, curía lucharía contra un positivismo
zugleich in ihrer Beziehung zu dem materialista ingenuo al final del
Leben (Gotinga, 1829, pp. 561-586). siglo.
No se trata de un vitalismo cosmo- 85
Ibid., pp. 118-136.
lógico.
86
De nuevo se deja ver una cierta am-
76
Ibid., p. 79.
bigüedad. Al hablar de “puro” hacer
77
Ibid.. Obsérvese que no se habla biológico no se entiende bien, por-
de una “vida animal”, sino de un que todas las actividades humanas,
“animal llamado hombre”, es decir aún las superiores como el inteligir
la “animalidad” ha sido subsumida o querer, no dejan de ser referidas a
en la “humanidad”. la vida: son actividades biológicas
superiores. Pareciera (aunque es
78
“Conservar transformadamente” re-
contrario al pensamiento de Ellacu-
corta exactamente nuestra categoría
ría) que en el ser humano hubieran
de “subsunción”.
actividades superiores que dejan de
79
Citando a Zubiri en “El origen del ser biológicas. Si es verdad que el
hombre”, en Ellacuría, ibid., p. 85 ser humano puede transformar la
realidad en vista de su proyecto de
80
Cit. de Sobre la esencia, pp. 364-365
nueva realidad, no deja de ser bioló-
(Ellacuría, p.97). Esta “subtensión
gico todo ello, pero biológicamente
dinámica” es nueva y exactamente
humano.
la “subsunción” de la que habla-
mos. 87
Ibid., p. 133.
81
En este “puramente” renace una 88
Ibid., 134.
ambigüedad todavía. El proceso 89
Ibid ., pp. 136 ss.
histórico es de la vida humana, por
lo tanto biológicamente humano, y
90
Ibid., p. 137.
no algo más que puramene bioló- Ibid., p. 139.
91

gico. Ese proceso es enteramente


biológico, pero biológicamente
92
Ibid., p. 175.
humano. Lo biológico cuando es 93
Ahora ha desaparecido toda ambi-
humano es siempre y sólo lo “bio- güedad.
lógicamente humano”, 94
Ibid., p. 325. Esta expresión indica
82
Ellacuría, 1991, p. 103. que la vida se va “liberando” de sus
ataduras inferiores y posibilitando
83
Ibid., p.104.
actuaciones superiores. No se usa
84
Cabe aquí igualmente recordar que la expresión en el sentido de una
Ellacuría se encarga de exponer filosofía de la “liberación”.
algunos aspectos de la posición de 95
Ibib., p. 326.
Blondel en un artículo de juventud
(Ellacuría, 1996, I, pp.545 ss), que
96
Ibid., p. 331.
expone exactamente el problema 97
Ibid., p. 375.

238 ¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría


98
Ibid ., p. 375. mosquito, pero tan biológica como

Revista Realidad 116, 2008


las del mosquito –aunque con dife-
99
Ibid., p. 376. “Es ésta una [...] di-
mensión de la vida humana, aquella rencia de grado, esencial, en sentido
por la cual el hombre es actor en su zubiriano-.
vida del papel que la historia le ha Ibid., p. 390 (cit. de Zubiri).
101

forzado a representar. El hombre


actúa y a veces lo hace opcional-
102
Ibid..
mente, pero lo hace dentro de 103
Ibid..
una trama transindividual en una
conexión de situaciones” (Ibid., p.
104
Ibid., p. 391.
377). Se trata de un “agente-autor- 105
Ibid., p. 472.
actor”.
106
ECA (San Salvador) (1985) 435-436,
100
Ibid., p. 388. Esa transmisión, acla- pp. 45-64.
ro yo, es “biológicamente humana”,
y no “no puramente biológica”. Pa-
107
Ibid., p. 45. Pareciera estar corri-
reciera que las funciones superiores giendo la definición de Kant sobre
del cerebro (como conciencia, au- la Aufklaerung. Porque en vez
toconciencia, intelección, volición, de “liberar de la inmadurez auto-
etc.), no son biológicas. Si son culpable” a los que temen la razón
cerebrales son biológicas, pero son eurocéntrica, se habla ahora de libe-
de un cerebro humano, no de un rar “a los pueblos”, simplemente.

¿Fundamentación de la ética? La vida humana: De Porfirio Miranda a Ignacio Ellacuría 239

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