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Octavio Corvalan CONTRAPUNTO Y FUGA (Poesia y Ficcion del NOA) ll ~ La Narrativa del NOA yA DEL NOR La NAsRATIVA Do a narrativa del noroeste argentino ha sido singularmente rica. Su historia incluye nombres y titulos que el pafs todo ha aplau- dido, incluyendo a muchos de ellos en su parnaso nacional. Se pueden reconocer algunas Iineas histéricas, aunque en provincia no se pueda hablar cabalmente de generaciones. En esta regién, como en cualquier otra, se imbrican los nombres més facilmente que en la Capital. Los maestros conviven sin dificultades con los discipulos y sdlo de tarde en tarde los jévenes se plantan ante los mayores para expresar su voluntad de distinguirse. Eso ocurrié con el grupo de La Carpa que fue un movimiento esencialmente lirico, aunque publicaron bajo su sello algunos narradores. La narracién breve -no hay muchos novelistas, y este género parece haber lle- gado a su madurez sélo en tiempos muy recientes, con nombres como Libertad Demitrépulos, Héctor Tizén y Hugo Foguet- fue la que mas se cultivé, y como se dijo mas arriba, los autores mas antiguos (Juan Carlos Davalos, Luis Franco) seguian produciendo y de alguna manera dictando normas cuando las nuevas promo- ciones habian entrado a la arena. Por eso es dificil sefialar los hitos cronolégicos en el desarrollo del cuento regional. Se podria afir- mar que no hubo narradores hasta bien entrado el siglo XX. S Precisamente los ya citados, més la participacién, efectiva aunq esporddica, de escritores como Bernardo Canal Feijéo y Ri Rojas, los que enriquecieron la narrativa del noroeste con algu textos ocasionales en su obra mayor. c OY Fus co ONTRTOY FUGA. (Pom y Pec det Noy Las figuras de un Fausto Burgos (1882-1952), de un Pablo Rojas Paz (1896-1956) tuvieron larga vigencia, pero fueron Poco seguidos en la region misma. Sus novelas, narraciones, relatos, evocaciones de su lugar nativo fueron realizadas en Buenos Aires, © en otras provincias, a veces fuera del pais y no despertaron a interés de los jévenes. Estos, por alguna extraiia conviccién, casi supersticiosa, prefirieron creer que ésta era una tierra de Poetas, (Es sabido que hay muchos versificadores, pero pocos buenos Poe. tas en nuestra regi6n literaria). Lo cierto es que la cuentistica del noroeste surge con cierto vigor y autonomia en la década del 40 con libros como El hombre que olvidé las estrellas, de Angel Maria Vargas, en 1940 precisa. mente. Aunque Vargas no haya sido riojano nativo, adopté como residencia definitiva esa provincia y allf escribié sus cuentos, El segundo cuentista, mas constante y “profesional” es Jorge W. Abalos que inicia su carrera literaria con Cuentos con y sin viboras en 1942. Aunque Abalos se haya referido a ese libro como “nacido muerto” alguna vez, lo cierto es que esos cuentos, junto a los de Vargas, marcan la linea inicial de nuestra narrativa, y hoy se les tinde el homenaje que se merecen. Inmediatamente detrs habria que mencionar a Julio Ardiles Gray, que en 1952 publicé su pri- mera novela, La grieta. Después de estos narradores, que abrieron senda donde no habfa atin ni huellas, hay que llegar a la década del 60 para encon- trar un inusitado vigor en el género narrativo y un enorme entu- siasmo entre los escritores por el cuento en particular, Mucho han tenido que ver en este surgimiento algunas instituciones privadas (como las Ediciones del Cardén en Tucumén, o el grupo Tarja en gp -LANAsBATTVA DE. NOK 85 Jujuy), que se lanzaron a patrocinar publicaciones de cuentos y as. También hay que mencionar la labor realizada por orga- nismos oficiales que instituyeron premios que ayudaron al descu- brimiento de no pocas firmas nuevas para las letras de cada pro- vincia. Cumple destacar en este sentido al Consejo Provincial de Difusion Cultural de Tucumén y a las Direcciones de Cultura pro- vinciales o municipales que en Santiago del Estero, en Salta y en Catamarca editaron cuentos premiados a lo largo de muchos afios. No es casual entonces que en corto tiempo se hayan publicado en Tucumén los libros de Ramén Alberto Pérez (Mientras llega el olvi- do) y de Alba Omil (Historias de hombres y mujeres) en 1961 por Ediciones del Cardén, seguidos de Réquiem y otros cuentos, de David Lagmanovich en 1962, como también Hay una isla para usted, de Hugo Foguet (1963) y Cuentos nobles, amables y me- morables de Julio Ardiles Gray (1964). Los cuentos de Foguet fue- ron editados por Difusién Cultural; los de Ardiles por Ediciones del Cardén. Con algtin retraso en la serie de Difusién Cultural apare- cié Cuartelario y otros cuentos, de Jorge Estrella, en 1967. La va- tiedad temética y la asunci6n de una responsabilidad nueva ante la lengua del pasado quedaron atrs. La forma de narrar de un duan Carlos Davalos, por ejemplo, se redujo de pronto a formula: observacién de la realidad comarcana, anotaciones sobre el len- guaje rural, supersticiones y leyendas, un estilo distanciado, ajeno esa realidad. Los nuevos narradores, en cambio, admitieron que aun en las almas mas simples de la selva o la montaiia se oculta- ban pasiones y sentimientos muy complejos como para exigir del autor compromiso total, y que el idioma, para ser veridico, debfa No sdlo ofrecer piezas sueltas de habla vernacula sino que debja vi Contrarunto ¥ Fuss. (Poesfa y Ficcién del NOA) lesde dentro y usado en sus estructuras reales. Esas ser estudiado di s densa a la nueva narrativa del actitudes hicieron novedosa y mi NOA. De los autores “clasicos” s6lo siguio vigente Jorge W. Abalos (1915-1979), que trabajé siempre su estilo hasta culminar en su libro La viuda negra (1978), obra verdaderamente magistral. Los nombres surgidos hacia 1960 son casi todos primerizos en las le- tras. Los libros citados son los primeros en la produccion de cada uno (excepto Julio Ardiles Gray) y surgieron de selecciones hechas con mucho tino. Algo parecido ocurrid en otras a Rioja, pul 1959; y en el otro extremo de la ba en México su primer libro provincias. Daniel Moyano, cor- dobés aquerenciado en Li lic su primer libro de cuen- tos, Artistas de variedades, en region, el jujefio Héctor Tiz6n publical ‘Aun costado de los rieles en 1960. Julio Ardiles Gray se habfa iniciado con los poetas de La Car- pero derivé definitivamente hacia la narrativa con su novelas La grieta (1952), Elegia (1952), Los amigos lejanos (1956) y Los médanos ciegos (1957), obras que sino tuvieron la trascendencia de otras suyas posteriores, cancelaron el ya mencionado prejuicio de que el noroeste da poetas pero no novelistas. En efecto, su libro de 1964, Cuentos amables, nobles y memorables, lo situ6 no sdlo entre los narradores de esa década sino que lo estableci6 como uno de los mas capaces. En ese mismo afio aparecié en Buenos Aires su novela El inocente, acaso su obra de ficcin mas lograda. ‘Al concluir la década del 60 aparece en Buenos Aires la nove- lade otro tucumano, Tomés Eloy Martinez, titulada Sagrado (1969), intento quizA prematuro de novelar la ciudad natal. Dos afios mas tarde, Juan José Hernandez tiene mas éxito con su novela La ciu- M-La Nasearva 08 OA - dad de los suerios (1971), aunque alli hay un contrapunto muy interesante entre la ciudad provinciana y la capital del pais, los dos escenarios donde se sittian las peripecias de los personajes. Hay que llegar a 1983 para encontrar acaso la gran novela de Tucuman en Pretérito perfecto de Hugo Ramén Foguet. Los temas de la cuentistica més reciente no reniegan de lo regional, pero se acendra atin més la actitud ya anotada de com- promiso con el lenguaje. Se ha hecho carne la intuicién anterior de que la escritura es un “orden verbal” y no copia més o menos fiel de la realidad objetiva. Ahora el fondo esté en la forma, de modo que no importa tanto el entorno geogréfico ni el léxico local sino el ordenamiento de palabras que se elija. Por otro lado, ya el narra- dor no se siente obligado a tratar sélo asuntos de la puna, del cafiaveral o del obraje maderero como una responsabilidad inelu- dible. Sabe que él, como escritor, pertenece al mundo y que tiene derecho a todos los temas que la narrativa le ofrece: temas clési- cos, historicos, psicolégicos, fantésticos, policiales, legendarios, sociales, y hasta humoristicos, sin desdefiar tampoco lo tipico de la region. Asf tenemos que desde Jujuy y Santiago del Estero se escribe sobre temas mitolégicos griegos o cr6nicas del genocidio nazi en la segunda guerra mundial junto a otros (como Zamora, Apaticio o Pereyra) que se adhieren a la problematica de sus provincias y a la actualidad. Se han incorporado técnicas ~muchas de ellas anexas a la lla- mada “nueva narrativa hispanoamericana”-, lo que confiere a estas narraciones un aire fresco, novedoso y a la vez extratio, ya que se espera de un escritor mediterraneo un mayor tradicionalis- “ CConTRAsUNTO ¥ FUGA. (Poesia y Fes "et Ng) osicion y el estilo. Hay cierta incuria gramat ntos de Aparicio, por ejemplo, que obede, = en ida de sus personajes ¥ al ambiente de ina wn. Hay un estilo ristico en Zamora, mo en la comp’ los primeros cue! naturaleza destitui ncia en que Se muevel razones: SUS P' ees un castellano mal asimilado sobre a incorporada a sus vidas por una tradicién secu- blen. Hay una sofisticacion estilistica en Tito ra literaria y de su conocimiento de ‘erto es que la “nueva narrativa del ntes y ya va siendo difi- pto literatura regio- o de tradi- ignoral explicable por parecidas nas de la Puna y su lenguajt ersonajes son semi-indige. la lengua indigen lar, aunque ya no la hal Maggi que proviene de su cultu varias lenguas modernas. Lo ci NOA’ presenta facetas muy ricas & interesal cil encuadrarla en bloque dentro del conce| ue tradicionalmente ha sido sindnimo de retraso, 0 de ideas como de recursos artisti- toria del 60 podemos afirmar ha madurado y por lo tanto con obras de excelente stado un ptblico inter- nal qi cionalismo 0 de pobreza tant cos. Después de la década prepara que la narrativa del noroeste argentino ingresa a la historia de las letras nacionales factura, algunas de las cuales ya han conquis nacional y han alcanzado traducciones a otros idiomas. Héctor Tizén, en pocos afios nos ha entregado un puriado de rowers a oe a incluye las novelas Fuego en Seer am profeta y el bandido (1972); tres ae ae bos El jactancioso y la bella (1972), Sota de ae hoe (1975) y El traidor venerado (1978). inocente) publicé toe a de sus cuentos de 1965 (ET y -LaNaoran BEL NOR » f aniel Moyano, narrador fecundo como los anteriores, tiene a una larga bibliografia que comprende el ya citado Artistas de vriedades (1959), La lombriz (1964), Una luz muy leana (1966), fuego interrumpido (1967), El monstruoy otros cuentos (1967), Eloscuro (1968), Mi misica es para esta gente (1970), El trino del diablo (1974), El estuche del cocodrilo (1974) y El vuelo del tigre (1981). Fuera de estos narradores ya consagrados y con extensa obra, tenemos cuentos de numerosos autores que sélo han publicado libros en reducidas ediciones locales, o en diarios y revistas del pats sin haber alcanzado el libro atin, Ellos se iniciaron alrededor de 1970 y en poco mas de diez afios lograron abrirse camino por medio de concursos, selecciones locales, en una labor sin descan- so. No pertenecen todos a una “generacién”, pero por los azares que sufte la profesi6n en el interior del pais, hicieron su aparicién al mismo tiempo, sin ser contempordneos, escritores que pasaron el medio siglo junto a otros de veinticinco, En sus trabajos creo que encontraremos la palabra del noroeste, hoy. Los asemeja en algu- nos casos la admiracién por los mismos autores (Garcia Marquez y duan Rulfo); en otros un afén casi faulkneriano por develar los secretos de la vida provinciana o pueblerina; otros, en fin, conti- nian mostrando el trasfondo supersticioso y mitico de la regién (en especial los de la Puna), como para probar que atin falta mu- cho por decir, lo cual también es bueno, pues no todo ha de ser cambio y olvido del pasado. Tal vez tenga raz6n Anibal Ford al Concluir que la llamada “literatura regional” es el compendio de la derrota -racial, cultural, social y econémica- de zonas marginales 90 Conmnaro v Fa. (Poestey Fccién det oq) en un pais colonizado’ pero con esta nueva perspectiva de los na. rradores pareciera que el noroeste al menos, esta sintiéndose libe. rado de esa condena y empieza a hablar con su propia voz, Algu- nos de ellos son los que se enumeran a continuacién, separados por provincias. Tucumén Hugo Ramén Foguet, que en 1963 hiciera conocer sus cuen- tos titulados Hay una isla para usted, y que en 1969 el Consejo de Difusién Cultural eligié e imprimié su El advenimiento de la bom- ba, libro que efectivamente nacié muerto pues no se pudo rescatar su descuidadisima edicién. Mas tarde, en 1974 publicé su primera novela, Frente al mar de Timor y en 1983 aparecié editada por Legasa su ya citada novela Pretérito perfecto. En el presente aio (1987) apareci6 Convergencias, cuentos péstumos, editados por Ada Korn. Héctor Ivo Marrochi gané el Primer Premio “Narradores de Tucuman” (organizado por la Direcci6n Municipal de Cultura) en 1968, con su libro de cuentos Lord Cachorro, que se publicé en 1971. Su segundo libro se edité en 1980 y se titula Los habitantes del siglo (cuentos). Es un escritor constante, que publica en diarios y revistas del pats y del extranjero. Octavio Cejas obtuvo el Premio “Pablo Rojas Paz” del Conse- jo de Difusién Cultural, en 1972, con su libro de cuentos Una no- che el Familiar... publicado en 1973. Su segundo libro, edicién del (@) Anfbal Ford. “En torno al regionalismo”, prdlogo a la seleccién titulada Cuentos del Noroeste, Buenos Aires: Centro Editor, 1972. i AaspxTWA DEL NOM q- LANawa ” autor, aparecid en 1981 bajo el titulo de No vienen al encuentro del grito. También es un narrador activo que colabora en diarios el pafs no sdlo con narraciones sino también con notas de cardc- ter folclérico. Alberto Rojas Paz, prematuramente desaparecido, fue poeta, narrador, periodista y animador de grupos literarios en su provin- cia, En 1965 el Consejo Provincial de Difusién Cultural publicé en su serie “Cuadernos Literarios” una breve seleccion de sus cuentos con el titulo de La Calesita. Recibi6 el Premio Givré para la catego- rfa cuento y preparaba otras publicaciones cuando murié en un accidente, en 1980. Sujuy Tito Maggi, certero cuentista que ya habfa publicado piezas sueltas en diarios y revistas de su provincia y de Tucumén, lanz6 en 1971 su primer volumen de cuentos, Anamaria de las cuatro pala- bras, bajo el sello Buenamontaiia, (otra creacién del escritor, que ha publicado cuidadosas ediciones de autores locales). Varios afios después, en 1982, edité su segundo libro de narraciones breves titulado Una sonrisa de 32 dientes, mordaz coleccién de relatos que cavan hondo en la naturaleza humana, para lo cual no deses- tima paisajes ni personajes, tras un dudoso sentido regionalista. Miguel Angel Pereyra publicé su libro de relatos De nunca aca- bar en 1978, Alli se narran episodios de la guerra de independen- a, de la conquista y algunos temas legendarios de Jujuy. Ha pu- blicado varios libros (ensayos hist6ricos, poesia) y un primer volu- men de cuentos, Los humildes (1967). — . Conmnarco v FUGA, (Poste y Pecion de Nowy Sixto Vasquez Zuleta es el cuentista de la Quebrada por exce. lencia, Sus trabajos estén destinados a escribir y rescatar elemen.- tos folcléricos e histéricos valiosos de Humahuaca y sus alrededo- res. Carnaval de Humahuaca (1971), Historias del Carnaval humahuaquefio (1973) y El rostro de Humahuaca (1980). Su libro de cuentos més reciente es Los frios vientos de Zenta y otros cuen- tos de Humahuaca, editado por el Museo Folklérico Regional en 1983, segiin reza la portada, en segunda edicién. Salta Las fronteras literarias entre dujuy y Salta son un tanto borro- sas. Al menos dos de los cuentistas saltefios son de origen jujefio, pero estén establecidos desde hace muchos afios en Salta. Carlos Hugo Aparicio se inicié como poeta con Pedro Orillas (1965), se- guido de EI grillo ciudadano (1968) pero luego se dedicé a la na- rracién breve, habiendo conquistado varias distinciones antes de publicar su primer libro de cuentos, Los bultos (1974), que va tiene tres ediciones, incluyendo la ultima, titulada Sombra del fondo, donde se reproducen cuentos de Los bultos mas otras narraciones nuevas, en 1982. Francisco Zamora logré la atencién del piiblico y la critica con su libro de cuentos El llamaviento (1975), historias de la puna jujefia. En seguida, en 1977, se publicé su novela La heredad de los difun- tos, que obtuvo el Premio de Novela de la Fundacién Robles de ese afio. En 1978 la Direccién General de Cultura de Salta lanz6 dos cuadernos de cuentos: el primero contiene los premios del “Con- . anasnarvn DO. NOM ” ro Anual de Cuentos” correspondientes al afio 1975, y el ndo dos cuentos y tres menciones del Concurso Anual de aa tos 4978. En la némina figuran Oscar Pérez, Benjamin Toro, César Norberto A. Bonini, Jacobo Cabral y Julia Zigarén. Los Alurralde, en 1977 incluyen el nombre de Juan Ahuerma, quentos premiado: joven poeta que demostré ser un excelente narrador, En 1974 triun- faron en la misma competicién Leopoldo Castilla y Norberto Vo- lante. Santiago del Estero Lo mismo que en Salta, la actividad cuentistica fue muy inten- sa en la década del 70. Los Cuadernos de Cultura fundados y mantenidos @ lo largo de duros aiios por el profesor Ricardo Dino Taralli han sido en este caso el vehiculo idéneo para la difusién de la obra poética, narrativa y ensayistica de muchos jévenes valores ue de otra manera habrian tenido al menos dificul- santiaguefios 4 conocer de no haber existido tades y postergaciones para hacerse ¢ Jos Cuadernos. Carlos M. Fernandez Loza es un buen cuentista con una carre- ra ya larga aunque casi infructuosa en cuanto a notoriedad. Sus cuentos se han publicado en diarios. También Jogré el Premio Givré, en 1976. llamado “Jorge Luis Borges”, que sé dirime anualmente, Dante C. Fiorentino, otro ganador del Premio “Jorge Luis | afio 1978. Sus temas son casi Borges” de la Fundacién Givré, en el siempre campesinos, de Santiago del Estero, seres desvalidos y cubiertos por el polvo de la incuria y la desesperanza. Sus narta- ciones, casi siempre encaradas desde la primera persona, quieren o Covi VF. Potent ty asemejarse a algunos cuentos de Jorge W. Abalos, en cuanto et narrador es un hombre de la ciudad que busca alterar de alo, modo esa inmovilidad histrica de los seres que describe, Luis Dargoltz es un joven narrador, poeta y periodista afinca.. do en Santiago del Estero. All alcanzé distinciones como cuentis. ta. Cuadernos de Cultura publicé varias de sus narraciones. Re. presenta Dargoltz la vision cosmopolita dentro de la narrativa santiaguefia. Hay reminiscencias europeas que posiblemente ha recibido oralmente en su ambiente familiar y mucho patetismo en su manera de contar. Catamarca Juan Bautista Salazar es ya conocido por su obra narrativa que ha aparecido en algunas antologias y en ediciones de la Direc- cién Provincial de Cultura, como autor premiado en més de una ocasién. Sus libros llevan los titulos de Cuentos de Valle Vicioso (1976) y Cuentos a dos voces (1979) se trata de narraciones muy breves, que tiene el tono oral de los cuentos folcloricos y por lo tanto un sabor muy tipico de su provincia. ee 1 8 a ae Conclusion La narracion breve en las provincias del re es un género relativamente reciente, en lo que se refiere a expresion de ba espi- situ nuevo. En el pasado hubo muchos autores que se dedicaron, asifuera ‘ocasionalmente, al cuento, pero por lo general lo hicieron. como folcloristas, recolectores de curiosidades o de tradiciones, generalmente Jeyendas surgidas de algun episodio historico. En otros casos se trataba de escritores que querian rescatar aspectos de la vida campesina, con eventuales ejemplos del hablar rtstico que apareca incrustado dentro de una prosa elegante y tersa de hom- bres cultos que se asombraban, cuando no se burlaban, de esas anomalfas idiomaticas descubiertas en sus viajes por la campafia o Ios cerros de la regién, Es s6lo en los tiempos recientes cuando el cuento se cultiva como una especie atractiva en s{ misma, como una forma de expresi6n artistica, y casi con la misma fuerza que antafio habfa alcanzado la poesia, género que sigue concitando el entusiasmo de los escritores j6venes particularmente. En el desa- rrollo del cuento han tenido participacién notable los organismos oficiales, en especial las Direcciones de Cultura de las respectivas provincias, cuyos departamentos de Literatura promovieron certé- menes y concursos de cuentos, cuyos premios consistian, en casi todos los casos, en la publicacién de las obras premiadas. Como los jurados eran escritores de renombre y de ascendiente en las editoriales de la Capital, en no pocos casos algiin cuentista fue tecomendado para la publicacién comercial, o al menos, para su indlusién en las numerosas antologfas de cuentos publicadas tilti- mamente. Asi trascendieron los nombres de muchos buenos na- a Covmaeo ¥ Fun. PoeeyPecn at ey rradores y esto, a su vez, generé interés en otros escritores Pod género cuento. Sabido es que el cuento encuentra espacio en dia. rios y revistas con cierta facilidad también, de modo que al incen. tivo de la publicacién se afiade en buena medida el de la retriby. cin en dinero, dimension ésta que estimula el profesionalismo entre los escritores de provincia. El profesionalismo era, Precisamente, ¢ ingrediente que faltaba para pulir el oficio y brindarse con asiduj. dad a la tarea literaria, ya que la falta de estimulo y de eco en log grandes centros era la queja més repetida por los escritores del interior cuando se les reprochaba la intermitencia y parvedad de su produccién. Naturalmente, a esta altura ya no resulta facil englobar a estos autores en el término “regional” , y debemos contarlos en un pa- norama més vasto: el de la gran literatura nacional, que con ellos se enriquece insospechadamente. Los cuentos actuales de la regién noroeste presentan aspectos tan diversos que seria dificil enmarcarlos en un esquema més 0 menos rigido. Si tomamos algunos de los mejores narradores, di- gamos Carlos Hugo Aparicio, Octavio Cejas, Hugo Foguet, Héctor Tiz6n, Francisco Zamora, encontraremos un comtin denominador en la tematica: todo ellos, en algtin momento o en alguna de sus obras, se adentran en el paisaje de sus respectivas provincias y en el alma de sus personajes que pertenecen a esa region del pais. Se cuentan casos, es decir, sucesos reales en apariencia, y hasta cier- to punto del tiempo actual, o se narran episodios histéricos casi siempre transfigurados en leyendas, o se reelaboran mitos del lu- gar. Jorge Estrella, acaso el mas cosmopolita, nos cuenta en SU espléndido texto “La flor de los ciegos”, la leyenda de “La flor del yr f aNamana 08. 9% ” ly’ Cvls Manel Fernénlez Lozn acualza la leyenda de La resin ensucuento “Para el fueg0"; Miguel Angel Pereyra, jujco, sqoca un hecho histrico perteneciente a los primeros afos de la sonqusta en su cuento “El zaino de Ojeda”. All un indio huma- huaca espa a los espanoles hasta aprender cémo se maneja un caballo; roba uno del campamento espafiol y llega al galope a su aldea, feliz por haber conseguido el arma més poderosa de los espatices. Es ya la oracién; los humahuacas creen que se trata de un invasor y lo matan, Otros cuentos de tema regional acuden ala socarreria de los hombres de campo y narran hazatias més o me- nospicarescas, como el cuento de otro jujefio, Sixto Vazquez Zuleta, EI milagro de Susques”, 0 Tito Maggi en su breve cuento “La pura verdad”. Otro aspecto que parece reiterarse en los cuentistas més dis- pares es el de la fatalidad. De algtin modo los personajes de nues- tra cuentistica estén signados por un hado negativo siempre. Es como si hubiera un sustrato indigena o de alguna otra dimensién espiritual atin no estudiada que sefiala al artista un destino adver- so, aun en los relatos de menor preocupacién metafisica. En “El oro de los zonzos” de Tito Maggi un personaje de la puna, desertor del ejército, se refugia en unos cerros inhéspitos donde espera encontrar oro para huir al Brasil y descubre que el or0 arrancado con tanto sactificio a ta montafia es pirita, o sea bisulfuro de hierro y que los lugarefios le llaman precisamente “el oF0 de los zonzos”, La frustracién, el engafio final, el error fatal, son también los rasgos que aproximan a los personajes de los cuen- tos de toda la regi6n. Para Anfbal Ford (que se instala en una criti ( sociolégica y explica este fatalismo en términos de opresién), . Cormmarat0¥ Foc (ely Rec dt yoy “ja imagen del marginamiento, de la sumersion econémica, dey .) reafirma la imagen de un mundo sin salidas, cos los escritores del Noroeste que no caen en Ia pura mitificacion, 0 en el escamoteo de las instancias econémicas y sociales que subyacen a las historias narradas”. Creo que es una explicacién valida, pero también sospecho que hay otras explica. ciones posibles, que una penetracién mas completa -antropolégica, lingiiistica en especial- permitiria una evaluacién més ajustada de este fatalismo. Siempre me intrigd por qué Pedro Bohérquez Girén, “gl falso Inca”, no leg hasta las tiltimas consecuencias de su tra- ma, sien apariencia tenfa todas las cartas de triunfo en la mano. Es como si lo hubieran conquistado las deidades indigenas y se hu- biera convencido de que sus trampas no tendrfan éxito. Pareciera que la derrota estaba en su interior y no en las circunstancias exter- nas. También la rebelién de Tépac Amaru concluye en prision y muerte a manos de los espatioles, cuando este gran insurrecto te- nia multitudes dispuestas a Ja lucha. Un incomprensible principio us decisiones y cae ante la desamparo (.. frecuente en aquel legal lo demora, pone vacilaci6n en st diligencia y ejecutividad del espariol. De ese tipo son las derrotas de los personajes ficticios de la narrativa actual. Por eso no me resigno a aceptar una explicacién tan mecdnica como la expuesta. Hay factores més sutiles, tal vez arraigados en el alma del hombre actual, de cultura cosmopolita, de ideales artisticos ya desligados de lo indigena, que lo llevan a concebir cualquier empresa como condenada de antemano. Casi no se encuentran en la cuentistica del noroeste personajes que imaginen una hazaria (de cualquier tipo que fuera) y que sean capaces de llevarla al final exitosamente. *

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