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GUERRAS CIVILES E INTERNACIONALES EN EL PERÚ DEL SIGLO XIX

En 1941 el notable historiador Jorge Basadre, apuntaba algo que pasaba


inadvertido para muchos peruanos, el hecho que “ningún país sudamericano
llego a sumar en el siglo XIX una cantidad de luchas internacionales tan grande
como el Perú” (1). La constatación era interesante, sin embargo, se obviaba el
hecho de que probablemente también somos el país que más guerras civiles
atravesó en el siglo XIX.

Ciertamente, para muchos la historia del Perú es sólo un recuento de batallas y


enfrentamientos. Mirada excesivamente crítica, sin duda; sin embargo, es claro
que, para entender la historia de la república del siglo XIX, es imperativo
reflexionar en torno al origen, desarrollo y consecuencias de las guerras civiles
e internacionales (muchas veces una sola) que atravesó el Perú.

Recuerdo que no hace mucho, alguien postulaba la idea de que para desarrollar
una “cultura de paz” en la escuela (y otros espacios) había que prescindir de una
historia que enfatizara las guerras y conflictos. Este sentido común
bienintencionado, quizás no tomaba en consideración la existencia de historias
nacionales (como la peruana) plagadas de revoluciones, guerras y luchas que
difícilmente se pueden omitir del relato histórico. Pero más aún, esta idea negaba
implícitamente el hecho de que del análisis y reflexión sobre nuestros conflictos
bélicos pueda construirse una verdadera cultura de paz.

Desde las rebeliones anticoloniales del siglo XVIII hasta el conflicto armado
interno de fines del siglo XX, la historiografía nacional cuenta con amplia
documentación sobre los conflictos y guerras de los últimos tres siglos.
Lamentablemente la vieja etiqueta de “positivista” o tradicional que recayó sobre
la historia político-militar hace que esta tenga menos prestigio que la “historia
social” que correctamente fue revalorizada por la historiografía del siglo XX y
XXI.

Una mirada rápida al siglo XIX peruano (desde las luchas por la independencia
en 1811 hasta la guerra civil de 1895), nos muestra diversos conflictos internos
y externos de duración corta y amplia.

La lista, que, sin ser totalmente acuciosa, suma en total once guerras civiles y
hasta 10 guerras internacionales; pero lo curioso es notar que: “A pesar de esta
proclividad bélica el Perú ha sido el Estado más pacifista y generoso de América
del sur” (2). Lo cual se demuestra en el hecho de que todas las guerras
internacionales que enfrento el Perú fueron de carácter defensivo; y también al
considerar que fue “el único (país) que se dio el lujo de dar generoso albergue
en su capital a tres congresos de solidaridad continental; el único que otorgo
espontáneamente su apoyo moral y material a países tan lejanos y pequeños
como Costa Rica, Nicaragua, Cuba y Paraguay” (3). Algo importante de señalar,
pues muchas veces la vieja historiografía ecuatoriana y boliviana colocaba al
Perú como un país agresor y belicoso, contradiciendo así la realidad histórica.
Sobre nuestras numerosas guerras civiles o internas; que comenzaron con la
independencia al dividirse el virreinato entre aquellos que defendían la
continuidad de la corona española y aquellos que apostataban por el
separatismo; hay mucho que decir, destacándose lo denunciado por la
historiadora Cecilia Méndez, quien señala que: A diferencia de otros países
americanos, el Perú no recuerda sus guerras civiles del siglo XIX. Los enfrentamientos
políticos del Perú decimonónico estuvieron desprovistos de los marcados contornos
ideológicos que caracterizaron las guerras civiles en Estados Unidos, Argentina,
Colombia, México, o Uruguay, donde la memoria de las luchas del siglo XIX entre
unionistas y confederados, unitarios y federales, o liberales y conservadores -según el
caso- moldeó las identidades políticas y los imaginarios nacionales de esos países en el
siglo XX, y aún en el presente. Las guerras civiles del XIX en el Perú, en cambio, casi ni
se recuerdan en la enseñanza escolar. Han sido opacadas por la memoria de la Guerra
del Pacífico (1879-1883), una guerra devastadora que el Perú y Bolivia perdieron ante
Chile. Así, una guerra internacional, que fue excepcional, ha moldeado el imaginario
nacional y la agenda de los historiadores interesados en la guerra y el nacionalismo, más
que las guerras civiles, que fueron la norma. (4)

Efectivamente, las guerras civiles del siglo XIX e incluso el siglo XX, han sido
invisibilizadas por otros eventos, uno de los cuales es la Guerra del Pacífico, la
cual ocupa un lugar central en el imaginario histórico peruano. Ciertamente hay
conflictos que dejan mayor huella que otros; sin embargo, es válido afirmar que
las guerras civiles del XIX, han sido insuficientemente estudiadas y discutidas en
el Perú, como lo señala Méndez. La dinámica de los conflictos internos
nacionales, sigue al margen de muchas explicaciones que aspiran a ser
integrales y definitivas sobre la historia nacional. Por ahora, las guerras civiles
en el Perú decimonónico, sólo son vagas generalidades sobre enfrentamientos
entre caudillos militares sedientos de poder.

A propósito de estos conflictos, la destacada historiadora Carmen Mc Evoy se


preguntaba incluso, por qué el Perú en estos escenarios de guerra civil, invasión
y derrota, finalmente no se dividió o balcanizo. Finalmente, la respuesta la
hallaba en la voluntad de preservar la república por parte de los caudillos, esto a
pesar de la tendencia conflictiva de ellos. (5)

Desde las rebeliones anticoloniales del siglo XVIII hasta el conflicto armado
interno de fines del siglo XX, la historiografía nacional cuenta con amplia
documentación sobre los conflictos y guerras de los últimos tres siglos.
Lamentablemente la vieja etiqueta de “positivista” o tradicional que recayó sobre
la historia político-militar hace que esta tenga menos prestigio que la “historia
social” que correctamente fue revalorizada por la historiografía del siglo XX y
XXI.

Una mirada rápida al siglo XIX peruano (desde las luchas por la independencia
en 1811 hasta la guerra civil de 1895), nos muestra diversos conflictos internos
y externos de duración corta y amplia.

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