Está en la página 1de 30

TEMA 1: GÉNEROS INFORMATIVOS E INTERPRETATIVOS EN PRENSA

"El periodismo es un método de interpretación sucesiva de la realidad social"


Lorenzo Gomis
Actualmente se utiliza otra clasificación más compleja, esta divide a los géneros
periodísticos en:
1. Información. Hechos/ Géneros informativos:
o Noticia/ información
o Reportaje
o Entrevista
o Crónica
2. Opinión. Comentarios/ Géneros de opinión:
o Editorial
o Artículo de opinión
o Crítica
o Comentario/ glosa

“Noticia es lo que se ve.

Interpretación es lo que se sabe.

Opinión es aquello que se cree y por lo que se toma partido subjetivamente”

El estilo es el conjunto de rasgos de ideación y expresión propios de una época, un


género o una persona“ y existen tres tipos de estilo. Lázaro Carreter, citado por
Martínez Albertos

- Informativo:
Claro
“cuando el pensamiento del que escribe penetra sin esfuerzo en la mente del lector”
Gonzalo Martín Vivaldi
Conciso
”Exposición reposada y objetiva, pero vigorosa de los hechos. Para ello hay que
dejar que éstos hablen por sí solos. Nunca puede llegar a tal eficacia la
abundancia de palabras, por grande que sea, en el lenguaje informativo. No es el
número sino la elección cuidadosa y certera de los vocablos y su empleo en
reproducir adecuadamente la visión y experiencia del suceso, lo que comunica
realismo y da vida al texto de las noticias” Emil Dovifat

- Opinativo: didáctico, valorativo y sencillo


- Ameno: informal y desligado de los hechos

Como conclusión o simplificación ellos realizan esta clasificación:


A. Géneros informativos o narrativos
- Noticia: Información, nota o artículo que es breve, concisa y precisa y utiliza
una pirámide invertida
- Reportaje: donde no llega la noticia. Profundidad y contexto

B. Géneros interpretativos, evaluativos o descriptivos.


- Reportaje
- Entrevista
- Dialógico
- Sobre un asunto / Sobre la misma persona.
- Análisis / Perfil

C. Géneros argumentativos o de opinión.


- Editorial: posición institucional del medio, tribuna y punto de vista experto
- Columna: firma cualificada y experta. También hay críticas y reseñas

Los géneros periodísticos son el resultado de un largo proceso histórico de trabajo


colectivo. Estudiar cómo se hace una noticia, un reportaje, una entrevista una
crónica, una crítica, un artículo, un editorial es más que seguir la disciplina de unas
normas. Es comprender la función de un texto, de un medio.
José Luis Martínez Albertos

LAS FUENTES:
●Voluntad ofrecer la mejor información
●Personas, publicaciones y documentos.
●Características
●Creíble
●Adecuada: elementos de juicio válidos
●Independiente
●Relevante
●Voluntaria

●Ayuda, no una coartada.
●Fuentes anónimas.

TEMA 2: LA ENTREVISTA
1. La entrevista como herramienta de trabajo del periodista
La entrevista tiene dos dimensiones. Por una parte, es un instrumento básico de
trabajo y de obtención de información. Por otro lado, se ha acabado constituyendo
como un género en sí. Hay autores que no la incluyen como género, y esto es
consecuencia de esta primera dimensión, pues es el medio más elemental para
conseguir información.
(Este punto hemos de verlo en Randall: capítulo de las entrevistas)
Cuando vayamos a entrevistarnos con una fuente, dice Randall, debemos tener
muy claro el objetivo, qué información queremos. Nuestras preguntas deben ser lo
más claras, precisas y breves posibles, para que nuestro interlocutor nos entienda.
2. La entrevista como género
Durante mucho tiempo, la entrevista era considerada como una parte de otros
géneros, arrastrada por la idea de que la entrevista, en periodismo tan solo era una
forma de obtener información. Durante en siglo XX, aparecen algunos autores
(Juan Cantabella) que defienden la entrevista como un género a parte e
independiente. En primer lugar, porque ha conocido un desarrollo tan grande que
le da identidad suficiente para entenderla como género. En segundo lugar, porque
los propios lectores lo conciben así. Finalmente, porque este tipo de discurso
dialogado ha dado lugar a otras formas o subgéneros, con lo que respalda que sí es
un género independiente.
- Véase el capítulo que David Randall dedica a las entrevistas en su libro El
periodista universal, especialmente para revisar la entrevista como modo de
obtención de la información.
- Véase asimismo el capítulo "La entrevista. El contacto directo con las noticias y
las fuentes" en el libro de Concha EDO (2003) titulado Periodismo
informativo e interpretativo.
La recogida de información en el reportaje y la entrevista suele ser la misma. Sin
embargo, en un reportaje hablamos con muchas fuentes y en la entrevista solo
consultamos a nuestro entrevistado, fuente única y principal.
Matización Concha Edo: Nosotros vamos a contemplar dos grandes grupos de
entrevistas. Una que está muy ligada a la actualidad, cuyo objetivo es obtener
información sobre un hecho o un tema en concreto. Es decir, lo importante es lo
que la persona nos va a contar, ella no nos interesa. Por otro lado, el otro grupo
tiene como finalidad obtener información sobre la persona entrevistada.
Concha Edo defiende que solo las del segundo grupo son las únicas que se
consideran entrevistas. Las otras no pertenecerían al género como tal, sino que
sería un tipo de reportaje.
3. Del cuestionario cerrado a la entrevista en profundidad y otras variantes del
género
Dentro del primer grupo, los que buscan información sobre un tema, encontramos:
- Entrevista de actualidad. Esta muy vinculada al día a día de la actualidad.
Suele tener un formato corto y es muy informativa, va mucho al grano del
acontecimiento. Se centra en un solo tema.
- Entrevista de declaraciones. Puede tener rasgos muy parecidos a la
anterior. Se distingue porque esta tiene una extensión mayor. El
tratamiento también es distinto. Aunque las declaraciones las haga una sola
persona, puede tratar varios temas.
Segundo grupo:
- Entrevista de personalidad o en profundidad. Son entrevistas que
requieren de un amplio espacio. No tienes porqué centrarte solo en la
persona (desvelar datos de la vida privada o gustos personales). Muchas
veces solo responden a preguntas profesionales. Es muy libre en el estilo y
el contenido, el límite es lo que nos permita el entrevistador.
- Entrevista de cuestionario cerrado/de fórmula preestablecida: Es un
tipo de cuestionario que a veces aparece en entrevistas más largas o
reportajes como unas preguntas que se hacen en ese medio que siempre se
hace a las personas que salen en ese medio. El objetivo es obtener
información de la persona, pero nunca se usa para obtener información de
actualidad y menos cuando es una persona de relieve y estamos haciendo
una entrevista en profundidad. Algunos formatos de algunos periodistas
han marcado un estilo. Son preguntas graciosillas, irónicas y surrealistas. Es
un acercamiento diferente.
- Variante: la encuesta. Para algunos autores es un tipo de entrevista (para la
profe no). No es como las sociológicas. Es un tipo que se ha hecho hueco
en la prensa más actual.
- Otras fórmulas que entran de la mano de los digitales. Entrevistas
propiamente dichas (muy similar a los impresos), donde también
preguntan los lectores. No siempre son muy acertadas. Son muy desiguales
ya que están abiertas a un público muy heterogéneo. Para algunos autores
está un poco a caballo entre la entrevista como herramienta para obtener
información y la entrevista como género.
Ha sido un género que muchas veces ha tenido mala prensa. Pues el periodista se
escuda en la opinión del entrevistado, lo que no quiere decir que ocurra en todas.
La entrevista se apoya tanto en la persona entrevistada como en el que hace la
entrevista.
4. Cómo hacer una entrevista
Antes del encuentro con el entrevistado
- Prever el encuentro o la cita, hora y lugar (precauciones sobre ambos) -
Se procurará que sea cara a cara
- Documentación sobre el entrevistado y el tema o temas que se tratarán -
Esquema con preguntas, más y menos importantes
- Orden (no marca el que vaya a seguirse en el texto posterior) - Tipo
de preguntas (destinadas a obtener datos complementarios,
destinadas a abordar cuestiones centrales)
- Grabación y notas.

Durante el encuentro
- Entrevistas cara a cara/ entrevistas telefónicas
- Fórmulas de tratamiento
- Revisar datos de identificación y contacto
- Actitud atenta, abierta y flexible en la conversación
- Conseguir un clima distendido
- Repreguntar lo que no se entienda o lo que no se obtenga en un primer
intento
- Controlar el tiempo para asegurarnos de obtener la información que
buscamos

Después del encuentro, ante el texto informativo:

- Revisar y organizar el material recogido


- Esquema de tratamiento (búsqueda de titulares posibles y estructura del
texto, ver necesidad o no de sumarios)
- El titular de la entrevista (frase textual/aposición definitoria) - Recursos
de entrada (descripción de lugar, breve perfil…) - Estilo del cuerpo (directo,
indirecto, mixto), recursos para el cierre - Revisar preguntas y pensar el
orden buscando la claridad y la coherencia - Revisar respuestas
- Licencias de elaboración (replanteamiento de preguntas, creación,
fragmentación o reducción de respuestas)
TEMA 3: EL REPORTAJE
El reportaje es uno de los géneros periodísticos más importantes de la prensa
actual, tanto de los diarios y revistas de información general como de las
publicaciones especializadas. Su prestigio y su mérito, reconocidos por un buen
número de teóricos del periodismo y de profesionales de los medios, se debe en
gran medida a su dificultad. No es fácil hacer un buen reportaje: en ocasiones, lo
dificulta el tema o la poca accesibilidad de sus fuentes; en otras, la escasa destreza
del periodista para darle el estilo que merece. De cualquier modo, la fórmula para
conseguirlo se presenta sencilla: tener algo que contar y saber cómo contarlo.
1. Definición y características
Aunque tenga algunos antecedentes más o menos rudimentarios antes del siglo XX,
no será hasta las primeras décadas de ese siglo cuando el reportaje, como tal,
alcance el rango de género periodístico complejo y destacado. Lograda su
madurez', el reportaje se convierte en un género polifacético que puede incorporar
múltiples procedimientos de escritura; absorber o nutrirse en parte de otros
géneros periodísticos tanto informativos como de opinión, e incluso asimilar, total
o parcialmente, géneros literarios y artísticos anteriores o coetáneos. El único
límite lo imponen las exigencias de claridad, exactitud y eficacia que debe cumplir
todo periodismo de calidad.
La definición que realizó Lorenzo Gomis del reportaje es recogida vez por los
manuales de redacción periodística y de géneros. Recordemos aquí también que,
para el profesor Gomis, la información es la noticia escueta que comunica con
exactitud y eficacia un hecho nuevo o desconocido para el público, en tanto que el
reportaje satisface necesidades informativas a las que no llega la noticia.
Además, mientras la noticia se impone al periodista: ocurre y los medios deben
cubrirla; el reportaje depende muchas veces de la iniciativa del periodista o del
medio. Ellos deciden cubrir el tema, sacarlo a la luz, centrar el interés del público
en él.
El reportaje acerca al lector hasta el lugar del suceso, a sus protagonistas y
testigos; le da datos que le permitan comprender la articulación de los hechos o
que expliquen la situación o ayuden a descubrir su significación y su alcance; con
los recursos literarios y la libertad creativa de un texto firmado, hace que el lector
se haga cargo de lo que fue el hecho es su ambiente.
Los estrechos límites de la información tradicional están siendo desbordados en
las últimas décadas hasta tal punto que la información escueta es una modalidad
cultivada casi en exclusiva por las agencias de noticias, por los medios
audiovisuales y por los periódicos cuando dan noticias de poco alcance que son la
primera versión de los hechos. Fuera de estos casos, este tipo de texto informativo
muy básico está conociendo un cultivo renovado por parte de los periódicos
gratuitos.
Pero también es cierto que, en la prensa, sobre todo para marcar distancias con la
cobertura que hacen otros medios, es una práctica habitual dar el tratamiento de
reportaje a temas de actualidad inmediata, con más motivo cuando se trata de
acontecimientos de trascendencia o impacto. Así, a los datos que lleguen del lugar
donde se ha producido la noticia, se añaden notas de documentación,
antecedentes, testimonios de damnificados, medidas preventivas para evitar que
se repitan los hechos si son dramáticos, posibles responsabilidades de
instituciones públicas...
Aunque en los párrafos precedentes, se han adelantado ya algunas características
de este tipo de textos, podemos citar entre los rasgos más destacados del reportaje
los siguientes:
- Es, como hemos dicho, el género más importante. Supone un segundo paso en
la labor interpretativa del periodista. A menudo, hay una valoración más o
menos explícita, pero la argumentación se apoya rigurosamente en datos
objetivos.
- Pone en evidencia el interés noticioso de la situación o acontecimiento
que aborde y parte de ese interés.
- Es exhaustivo y riguroso en la recogida de datos. 4) Consulta todas las
fuentes que puedan aportar información fundamental sobre el tema.
Frecuentemente recoge opiniones de expertos o especialistas y, por
supuesto, las impresiones de testigos y afectados.
- Es un texto extenso; por tanto, suele tener una organización muy pensada y
un reparto equilibrado de citas, de fuentes y de todo el material informativo
que aporta.
- Deja un amplio margen a la creatividad, puede desplegar por ello un
variado abanico de recursos literarios.
- Cuida el principio, pero también el final. Si una buena entrada es fundamental
en cualquier texto periodístico, en el reportaje es fundamental además un
buen cierre.

2. Fases de elaboración del reportaje


Lo primero que debe hacer un periodista cuando quiere escribir un
reportaje es concretar el tema que va a tratar y decidir el enfoque que le
dará. Una vez hecho esto, debe plantearse a qué cuestiones pretende dar
respuesta, qué datos necesita recoger y qué fuentes habrá de consultar.

No está de más tener por escrito un esquema previo, un plan de trabajo que
permita no olvidar nada en la tarea de investigación. Tampoco está de más
recordar que los detalles son muy importantes en un reportaje y
reveladores para el reportero, de ahí que profesionales de reconocida valía,
como Maruja Torres, insisten en la importancia de la observación: hay que
estar alerta para que nada pase desapercibido.
Tema y enfoque

El reportaje no es tan esclavo de la actualidad como la noticia escueta, como


la información dura y estricta. Los grandes temas de la semana o del mes, de
actualidad indiscutible, pueden acaparar la atención de un texto de este
tipo, pero también los temas humildes a los que hay que arañar el interés
periodístico. Acontecimientos únicos o repetidos, celebraciones esporádicas
o celebraciones cíclicas, todo puede convertirse en materia prima para un
buen reportaje.

Bajo el título "Sargadelos, alma de porcelana", El País Semanal publicaba en


diciembre de 1998 un reportaje que no abordaba un tema de actualidad ni
un tema trascendente, versaba sobre la fábrica gallega donde se elabora la
cerámica de Sargadelos; sin embargo, el periodista, apoyándose en el
atractivo de la historia personal esta fábrica, en el interés humano, crea un
escrito interesante y ágil donde logra enganchar al lector desde el sugerente
comienzo.

Los grandes temas tienen asegurado, como ya hemos dicho, el interés del
público, y las cuestiones de actualidad tienen asegurado un hueco en los
periódicos. Los temas que no irrumpen de pronto o los que no son de gran
trascendencia requieren una
mirada perspicaz por parte del reportero; los más anodinos, los que pueden
ser poco trascendentes o aburridos requieren un mayor despliegue retórico
en el sentido más auténtico de este adjetivo.

Como el rétor clásico, el periodista buscará un acercamiento emotivo de su


público en las causas (los temas) más oscuras, tratará de acumular informa
suficiente para arrojar luz sobre los asuntos que tal calificación merezcan;
tendrá que ser capaz de volver interesantes las más anodinas (buscando un
ángulo nuevo que lo vincule con otro asunto de indiscutible interés o
estableciendo entre ambos un paralelismo), y hacer ameno lo pesado (quizá
recurriendo a una anécdota o a ciertas notas de humor cuando sea posible),
ya deberá reducir la complejidad de las cuestiones más difíciles, haciéndolas
comprensibles para el lector (mediante ejemplos, descripciones acertadas o
definiciones que aclaren conceptos de por sí poco asequibles).

Como norma, cuando el tema no es de actualidad sí conviene buscar algún


elemento que conecte con ella, lo que algunos autores llaman la percha. Más
de una vez una noticia que se ha producido un martes sirve de percha para
un reportaje de fin de semana. Por ejemplo, un brote de meningitis puede
dar lugar a un reportaje en profundidad (si el tema no ha sido tratado así
recientemente) que aborde causas, síntomas, nuevos avances en el
tratamiento, datos comparativos sobre su incidencia en otros países.
Cuando el tema vuelve con determinada periodicidad es especialmente
decisivo pensar en un buen enfoque, ya que hay que presentarlo bajo
nuevas perspectivas o buscar el aporte de datos novedosos desconocidos
hasta el momento. Por ejemplo, EPS del 13 de diciembre del 98 abordaba
los temas navideños con titulares como los siguientes: "La movida
navideña" (encabezaba un texto con un planteamiento distinto: cómo se
vivían esas fechas en las calles más emblemáticas de las grandes ciudades
del mundo) o "Los secretos de la estrella de Belén", que pese a volver los
ojos a uno de los símbolos más tradicionales, intentaba suscitar el interés
con esta entradilla:

No fue un 25 de diciembre ni pasó hace 1998 años. Además, ¿qué era


aquella estrella brillante que condujo a los Reyes Magos hasta el
portal de Belén? ¿Venus o el cometa Halley? ¿Una supernova, una
conjunción de planetas o un milagro?

El enfoque servirá para concretar y acotar el tema, y para ajustarlo a


nuestras posibilidades, al carácter del medio en el que se va a publicar y al
interés de los lectores. Habitualmente, la acotación del tema puede
establecerse no sólo atendiendo a su contenido en sí, sino también a su
proyección o al ámbito geográfico, sin más; por ejemplo, el manido tema de
la anorexia necesitará un planteamiento novedoso para volver a ser
tratado: algún avance en el diagnóstico, tratamiento o perspectivas de
curación, cambios en el perfil del enfermo, en el aumento o descenso
imprevisto de su alcance, localización geográfica en una zona no abordada
antes.

El 14 de febrero de 1999, EPS publicaba un reportaje con el título "El ojo


que todo lo veo y el subtítulo “El universo desvelará muchos de sus secretos
al nuevo gigante europeo V.L.T. Su puesta en marcha superará la leyenda del
Hubble”. Como se ve, un tema científico que afecta a los avances del mundo
de la astronomía salta a la palestra por un hecho concreto. Sin embargo, al
año siguiente, los suplementos de EPS y El Semanal vuelven a retomar el
tema sin que haya necesariamente una percha, un detonante. Así El Semanal
del 16 de enero de 2000 publicaba "Telescopios, la mirada en el espacio”,
cuya entradilla explicaba:
Los éxitos de los observatorios e instrumentos desplegados en el
espacio no han disminuido el valor de los telescopios terrestres.
Desde que Galileo construyó el
primero hace cuatro siglos, no han dejado de evolucionar para cubrir las
necesidades científicas y, desde sus atalayas en las cumbres de las
montañas, forman una red de ojos atentos a los fenómenos del Universo.
En una línea similar, el 14 de mayo del mismo año, EPS publicaba "Buscadores de
estrellas" con la siguiente entradilla:
Agujeros negros, enanas marrones, estrellas caníbales, objetos que los
astrónomos persiguen como sabuesos en el cosmos. Ya no miran al cielo.
Usan potentísimos telescopios con los que llegan casi a los orígenes del
Universo. El Instituto de Astrofísica de Canarias, entre los tres primeros
observatorios del mundo, construye una de estas supermáquinas, la mayor
y la más avanzada.
Los tres reportajes tocaban un tema similar, pero el enfoque era distinto: uno más
sujeto y limitado a la noticia (el primero); otro, más general al estar más desligado
de ella, y otro, con un enfoque más humano y una localización geográfica más
concreta para limitar el objeto del reportaje.

Recopilación de datos
Un buen reportaje no es un mero ejercicio de estilo, da datos prácticamente desde
la primera línea. Por ello, hay que hacer el mayor acopio posible, más vale que nos
sobre material, que tengamos que dejar fuera algunas cosas, y no que tengamos
que echar en falta algún dato, por nimio que aparentemente sea o por prescindible
que resulte a priori.
Conviene hacer una pensada y completa consulta de fuentes. Hay que detenerse a
determinar con quién tenemos que hablar, quién puede ser más difícil de localizar
(para intentarlo cuanto antes), e incluso posibles alternativas si fallara alguna de
las fuentes previstas. Habrá que ver igualmente que papel pueden jugar las fuentes
oficiales para el tema que nos ocupa, o qué papel pueden jugar las extraoficiales y
poner especial cuidado en recoger las distintas versiones que haya de los hechos.
Asimismo, habrá que prever la necesidad de disponer de documentación de todo
tipo, o especialmente de escritos que permitan presentar los datos, los hechos o las
situaciones con mayor rotundidad, sobre todo en informaciones comprometidas;
incluso, puede preverse qué declaraciones convendrá recoger textualmente.
También conviene tener en cuenta lo publicado sobre el tema en el propio medio o
en otros.
Hay que tener muy presente que se debe registrar la identificación o referencia de
cada fuente para incluirlo siempre en el reportaje. Las fuentes son la base de la
credibilidad del trabajo del periodista, es lo que asegura su propia credibilidad,
sólo ellas pueden garantizar la validez de la información y de los datos que se
ponen ante el lector.
Finalmente, cuando la labor de recopilación de datos ha concluido (bien porque no
hay más, porque no es posible conseguirlos o porque no se dispone de más
tiempo), en ocasiones es preciso replantearse el enfoque dependiendo de la
información obtenida, y ver si se puede seguir adelante porque pueden cumplirse
las expectativas abiertas al principio de la investigación del reportero, o si es
preciso modificarlo porque con lo conseguido no se pueden cubrir suficientemente
esas expectativas.
Composición final
Revisado y sopesado todo el material reunido, llega el momento de esbozar el
titular y la entrada, pensar la estructura que seguirá el cuerpo para ordenar los
materiales informativos y cómo concluirá. Aunque el titular no se formule en su
versión definitiva, hay que saber qué elementos lo compondrán y qué ideas se
desarrollarán en cada uno. El reportaje puede admitir titulares muy diversos,
desde el titular informativo al más interpretativo; frases nominales o verbales;
palabras con sentido recto o figurado...
En cuanto a los elementos que integran el titular de un reportaje, puede decirse
que el titular siempre es complejo, pues llevará dos o más elementos. Así, irá el
elemento central, nuclear, el más importante (letras de cuerpo mayor de todo el
conjunto), el título propiamente dicho, y un subtítulo o una entradilla. Luego, a lo
largo del texto, aparecerán ladillos y sumarios.
Si nos centramos en los elementos de cabecera, cuando el título no tiene sentido
completo o no lo tiene suficientemente concreto o claro, el segundo elemento de
titulación (subtítulo, entradilla) lo completa. Cuando el título juega con un lenguaje
figurado, el subtítulo vuelve al sentido recto, no es necesariamente una traducción
paralela, sino implícita al dar información concreta que permita concretar a su vez
el sentido real del elemento más libre como ocurre en los siguientes casos:
Tit.: Una dosis de vida para Lucas Subt.: Un bebé de ocho meses aquejado de
una extraña enfermedad espera un tratamiento experimental (Reportaje de
la contraportada de El País, 23 de octubre de 2002)
El título es un elemento que suscita el interés sin resolver su sentido de una
manera denotativa. La dificultad de comprensión se establece a través del
desplazamiento semántico que encierra dosis de vida' (la vida no se puede
dosificar en sentido literal) y la denominación individual intima que es el nombre
de pila del protagonista más vulnerable: Lucas. El subtítulo será el que desvele el
significado completo, el que haga transparente la información, ya que en él se
establece la identificación de la expresión metafórica dosis de vida con
"tratamiento experimental y nos proporciona los datos pertinentes del niño: 'un
bebé de ocho meses aquejado de una grave enfermedad'.
Ant.: Estados Unidos busca presidente
Tit.: Máxima tensión en la nieve
Subt.: Los candidatos se lanzan duros ataques en televisión ante las
primarias de New Hampshire
(Reportaje de ABC, 7 de enero de 2008)

El título nominal es en este caso poco concreto por las varias lecturas que permite,
la más sencilla la que llevaría a pensar en una competición deportiva en la nieve. El
antetítulo permite anular las lecturas que no son correctas y el subtítulo permite
completar el sentido de ambos, reconduciendo y localizando a que se refiere la
máxima tensión (a 'duros ataques televisivos') y dónde o por qué se produce (las
elecciones primarias de un estado concreto).
En los reportajes publicados sobre todo en suplementos semanales, la entradilla
corta ha ganado terreno al subtítulo, aunque su finalidad es muy similar. Incorpora
a menudo un elemento explícito sobre lo que viene a continuación, como en estos
ejemplos:
Tit.: Series sin fronteras Entrad.: Estados Unidos es la factoría donde se
producen las mejores series de televisión del mundo. Aúnan lo que parece
imposible: calidad y audiencia, y se exportan a todo el planeta. Así se hacen
algunos de los éxitos más sonados de las últimas temporadas.
(EPS, 11 de febrero de 2001)
Tit.: Los otros ángeles de la guarda
Entrad.: Están entrenados para descubrir el peligro. Viven en la sombra la
vida de sus protegidos y, en muchos casos, se convierten por ello en objetivo
terrorista. Pero los escoltas son profesionales del riesgo, de la discreción y
los nervios de acero y nunca hablan del miedo. Este es su testimonio.
(El Semanal, del 17 al 23 de junio de 2001)
En todos los casos, el titular debe conseguir, a través de su expresión lingüística,
ser conciso, claro y atractivo, resumir lo fundamental del texto que preside y no
crear falsas expectativas en el lector. No hay que olvidar que entre los titulares y el
texto que les sigue no hay continuidad sintagmática: sintáctica y gráficamente son
independientes. En su redacción conviene tener en cuenta los siguientes consejos:
- El titular responde al enfoque del texto que encabeza, debe apuntar a lo esencial
del reportaje.
- Debe comprenderse en la primera lectura y, si el elemento central utiliza un
lenguaje figurado, siempre quedará aclarado implícita o explícitamente por otros
elementos que lo acompañen, como el subtítulo o la entradilla.
- Se limitará el uso de los signos de puntuación, aunque se pondrán siempre que
sean preceptivos. Nunca se pone punto final. Hay que evitar la necesidad de usar
punto y coma, y los dos puntos se emplearán siguiendo al nombre de la fuente que
haga una declaración para ahorrar el verbo si hace falta espacio. Hay que usar con
mucha cautela los signos que evidencian emociones o dudas, como pasa con las
exclamaciones y con las interrogaciones. Finalmente, el paréntesis tendrá un uso
restringido a los resultados deportivos y, alguna vez, para aclarar una localización
geográfica poco conocida.
- No se recomienda el uso de siglas, salvo si son de evidente reconocimiento, y en
cualquier caso no se colocará más de una en el mismo titular.
- Se prefieren las frases afirmativas a las negativas.
- Se prefiere la voz activa a la voz pasiva, no obstante, esta es habitual en muchos
titulares de sucesos o de tragedias donde las víctimas, convertidas en sujeto
paciente, acaparan la atención informativa.
- Sobra cualquier verbo que implique falta de novedad (continúa, sigue
desarrollándose…), así como los adverbios o los circunstanciales que remiten a la
repetición de algo (una vez más, de nuevo, como todos los años…).
- Sobran tiempos hipotéticos o expresiones que introduzcan duda o probabilidad
(respondería, lo haría, al parecer, es posible que…)
- Los titulares de prensa se permiten la licencia de utilizar el presente para
acciones ya concluidas.
- Se evitará la repetición de palabras en el conjunto del titular e, incluso, el uso de
varias palabras de la misma raíz.
Una vez resuelto el titular (aunque pueda quedar pendiente pulirlo o dar una
última versión más lograda), hay que elaborar la entrada. No hay tema que no
merezca una buena entrada: desde el principio hay que atrapar al lector, hacerle
pensar que debe seguir leyendo. La originalidad, la sorpresa, el contraste, la
emoción, todo es válido para hacer una entrada con fuerza… todo, menos faltar a la
verdad.
Podemos establecer dos tipos básicos de entrada: una entrada informativa, directa,
como el lead de sumario, y una entrada diferida, aquella que juega en un primer
momento con un recurso determinado y luego concreta y centra lo fundamental
del tema que ha sido esbozado o apuntado a través del recurso inicial.
Muchos reportajes siguen llevando una entrada que responde al quién, qué,
cuándo, dónde, por qué y cómo. El orden lógico que coloca primero el sujeto, luego
el verbo y finalmente las circunstancias, admite variaciones si alguna de estas
últimas se convierte en un dato determinante del interés del reportaje. Además, si
el reportaje no supone la primera referencia a la noticia de la que parte, incorpora
datos que han ido surgiendo sobre la noticia original, así como su impacto o
consecuencias.
Tanto el reportaje en profundidad como otros reportajes menos extensos admiten
fórmulas de entrada más originales y creativas. En esos casos, en un segundo
momento debe facilitarse la información clave. Hasta cierto punto, en las primeras
líneas del texto se crea cierto suspense y después, al final del primero, en el
segundo o en el tercer párrafo, se revela el tema que se pretende abordar. Veamos
ejemplos.
- Ejemplo de colocación de la información clave al final del primer párrafo:

“La Tierra ofrece lo necesario para satisfacer todas las necesidades del
hombre… excepto su codicia”. Los nuevos libros de diseño han dejado de
citar el “menos es más” de Mies van der Rohe para recuperar las frases de
Mahatma Gandhi. Se avecina un consumo más discreto. Lo necesitamos; si
no para salvar el mundo, al menos para tranquilizar nuestra conciencia. Los
diseñadores lo han ideado. Algunos productores ya lo hacen posible. Pero
son pocos los gobiernos que lo están forzando.
(De “Diseño moral, entre lo exclusivo y lo verde”, reportaje publicado por
EPS el 16 de diciembre de 2007)
- Ejemplo de colocación de la información clave en el segundo:
Oscar Wilde escribió: “De pequeños, los hijos quieren a sus padres; de
mayores, los juzgan, rara vez los perdonan”. Como todos los aforismos, este
admite salvedades y matices; hay hijos que no quieren a sus padres, los hay
que nunca los juzgan. Para bien o para mal, la familia nos determina desde
el primer día que asomamos al mundo nuestra cabecita. Nuestros padres
configuran nuestra identidad: nos dan el nombre y los apellidos, que nos
señalan como hijos suyos. En el imaginario colectivo, los hijos pertenecen a
los padres, son una extensión suya. En la Biblia, Dios ordena a Abraham que
le sacrifique a su hijo Isaac, y solo una vez ha comprobado que Abraham le
obedece, manda a un ángel para que impida el sacrificio. Ese es el término
empleado: sacrificio, no ejecución, ni asesinato, ni, en terminología jurídica
moderna, parricidio. Abraham al matar a su hijo se sacrifica; ofrece a Dios
algo suyo. Ninguna divinidad ha exigido nunca a un hijo que le demuestre su
fidelidad sacrificándole a su padre. Los padres no pertenecen a los hijos.
Quizá por ello los descendientes heredan la culpa, y no al revés.
¿Qué sucede cuando las leyes del Estado las dicta tu padre? ¿Cuándo lo que
está bien y lo que está mal, no solo en el seno familiar, sino en todo el país,
lo determina su voluntad o su capricho? Cuando tu padre es lo más parecido
a una divinidad de carne y hueso que conoces; cuando su efigie adorna los
billetes, cuando las calles llevan su nombre… Y de pronto llega un día en que
el mundo que conoces sufre un vuelco y tu padre, que era un héroe, se
convierte en el enemigo público número uno y los medios de comunicación
denuncian sus crímenes. ¿Cómo es la vida de la hija de un tirano? ¿Se hereda
la culpa? ¿Juzgan a sus padres? Y si lo hacen, ¿los absuelven o los condenan?
(De “Mi padre es un tirano”, reportaje publicado por EPS el 13 de mayo de
2012)
- Ejemplo de colocación en el tercer párrafo:
Los días más largos, los que pasan a la historia, los que marcan una era y
sitúan las estadísticas ante el ser o no ser, en la frontera tambaleante que
media entre el abismo y la grandeza, no suelen tener 24 horas.
El día más largo de George Walter Bush no fue el que comenzó cuando
abrieron los colegios electorales la mañana del 7 de noviembre de 2000 y
que terminó en realidad mes y medio después, cuando se confirmó su
elección como presidente de Estados Unidos tras una larga batalla legal con
el candidato demócrata, Al Gore, que admitió su derrota a regañadientes y
nunca dejó de considerarse el vencedor moral.
El auténtico día más largo de George W. Bush no duró tanto, y no fue sólo
suyo, sino también de su país, la potencia hegemónica mundial, herida en su
carne y en su orgullo por cuatro salvajes atentados suicidas que causaron
miles de víctimas. (De “El día más largo de Bush y de Estados Unidos” en el
especial La primera guerra del siglo XXI, Documentos/ El País).
A continuación, revisaremos diversas fórmulas con recursos que, indistintamente,
pueden encontrarse en entradillas propiamente dichas o en lo que hemos llamado
entradas, es decir, en los primeros párrafos del texto que las entradillas y los
titulares encabezan. Ejemplos concretos de distintos tipos de entradas se pueden
ver repartidos por manuales como 21 lecciones de reporterismo y clasificaciones
similares a la que aquí se ofrece se encuentran en algunos manuales de redacción,
desde los más veteranos como Redacción periodística, de Martínez Albertos, hasta
otros más heterodoxos como el de David Randall, El periodista universal, que
también repasa parte de ellas:
a) Entrada concentrada (o entradilla explosiva). - Consiste en concentrar
en una sola frase la entrada, lo más importante. Es difícil de encontrar pues
pocos temas permiten enunciarse tan brevemente. Suele rozar la hipérbole.
Randall pone dos buenos ejemplos, el de un periódico británico que abrió
una información sobre la muerte de Hitler con la siguiente frase: “Ha
muerto el hombre más odiado del mundo”, y el que hizo Jack London en
1906 sobre el terremoto de San Francisco: “San Francisco ha desaparecido”.
b) Entrada de síntesis. - Resume los aspectos más llamativos de una
situación, de un hecho complejo o de un personaje. Es habitual en muchos
perfiles, donde las primeras líneas seleccionan los rasgos más
sobresalientes del retratado. Por ejemplo: “Se han ganado su prestigio a
pulso. El secuestro de la farmacéutica de Olot, el crimen de Alcásser,
recientemente el asesinato de Rocío Wanninkhof obran entre los casos que
ha resuelto el grupo de personas de la Guardia Civil. Para ellos no existe el
crimen perfecto” (del reportaje “La sombra del asesino”, de EPS, 26 de
noviembre de 2000).
c) Entrada de contraste. - Opone dos situaciones, dos etapas, dos
elementos entre los que se establece cierto antagonismo o un contraste que
realza la idea central: “En menos tiempo de lo que a usted le llevará leer esta
crónica, sucedieron todos los milagros y las desgracias que a continuación
se narran” (tomado del libro 21 lecciones de reporterismo, que recoge el
comienzo de un reportaje sobre la tragedia que sacudió al camping Las
Nieves, en Viescas). Otro ejemplo: “Podría ser el personaje de una novela de
Agatha Christie. O una apacible abuelita que hace punto en un hogar de
jubilados cualquiera mientras espera la hora del té. Pero es la mujer que
más sabe de montañismo en el mundo, de montañismo de primera fila, de
ese que se juega entre los 7.000 y los 8.848 metros de altitud en las cimas
del Himalaya. Del alpinismo más extremo y difícil que existe. Y su palabra en
este campo es la ley. Solo que ella en su vida ha subido a una montaña” (del
reportaje “La montaña del Himalaya”, de EPS, 3 de octubre de 2010).
d) Entrada de focalización o entrada de detalle: Ambas suelen responder
a un modo de abordar el tema que va de lo particular a lo general. La
focalización es muy frecuente en asuntos de interés humano o en enfoques
que pretenden subrayar este aspecto de la noticia o del tema. Otros asuntos
complejos o trascendentes o que encubren problemas graves, se enfocan
desde un caso concreto o desde un detalle revelador para ir luego a la
situación general. Sirva de ejemplo el comienzo del reportaje “Bienvenido a
la civilización”, publicado por El Semanal del 17 al 23 de junio de 2001: “Es
la primera vez que se pone unas gafas y que posa ante una cámara. Vive en
África, en las impenetrables montañas del Este de Uganda. Un equipo de
investigadores, dirigido por el catedrático de Antropología Francisco Giner
Abati, nos descubre las costumbres de su tribu, hasta ahora desconocida
para la ciencia”.
e) Entrada de anécdota: Se elige una anécdota curiosa, simpática o
impactante, vinculada estrechamente con el tema o que lo ilustra, y se abre
con ella.
f) Entrada de la sorpresa o de la extravagancia: El primer párrafo
comienza a describir una escena o aporta datos que paradójicamente
parecen desligados del tema que introducen o, al menos, a través de ellos no
se adivina el vínculo, de tal modo que cuando se revela el tema resulta
sorprendente para el lector por inesperado, como un reportaje que
arrancaba con la descripción de una romántica boda entre una novia vestida
de blanco y cubierta con un velo (símbolos de pureza) y un novio nervioso y
atento, que abordaba el negocio que supone el cine porno en España.
g) Entrada de la cita: Cabría distinguir dos tipos, lo que sería una variante
de la llamada cita de autoridad, es el caso del recurso a aforismos o frases
hechas, como hemos visto en uno de los ejemplos de arriba, y otro tipo más
frecuente que consiste en empezar con una declaración de alguno de los
protagonistas del reportaje o de otra de las fuentes. La declaración, como en
el caso de la anécdota o de la extravagancia, debe ser cuidadosamente
elegida, bien por su valor de síntesis, por su expresividad, por su valor
emotivo… Veamos algunos ejemplos: “Cuando formas parte de una escolta,
tu vida es la vida de tu protegido. La frase suena en el rincón de un céntrico
café, en una capital del País Vasco. Con ella, José M. L. ha resumido las duras
condiciones de su trabajo, escoltar a un concejal amenazado por ETA”
(Entrada del reportaje “Los otros ángeles del a guarda”, en El Semanal, 17 de
junio de 2001, arriba hemos reproducido también su entradilla, podéis
observar cómo tanto una como otra se cuidan y manejan distintos recursos
para captar la atención del lector).
Otro ejemplo más reciente lo leemos en el Diario de Navarra el pasado 26 de
octubre: “No sé lo que hubiese pasado si nos hubiéramos quedado dentro
del bar”. Horas después de la agresión sufrida, con el cuerpo magullado y
salpicado de cardenales, la pareja de uno de los guardias civiles no podía
sobreponerse de la “indignación” sentida por la paliza. ¨Nos han pegado
decía
por ser o estar con guardias civiles” (los titulares del reportaje recurrían
también a declaraciones: Víctima de la agresión en Alsasua: “De repente nos
vimos rodeados y tuvimos 60 manos encima” / “Nos han pegado por ser o
estar con guardias civiles”, destaca la pareja de uno de los agentes heridos).
h) Entrada descriptiva: Realiza una descripción generalmente del lugar. Se
ofrecen datos o pinceladas del marco en el que se desarrollan los hechos,
del escenario, aunque también puede comenzarse con la descripción de un
animal o de una persona: “Marilyn Monroe era una mujer triste, algo que
nadie se explicaba y de lo que ella misma se sentía secretamente
avergonzada. Porque también era alegre, o podía serlo, radiante, pero la
fatiga, la depresión y el pesimismo fruto de un carácter extremadamente
sensible e inteligente…” (del reportaje “Marilyn oculta”, EPS, 3 de octubre de
2010).
i) Entrada narrativa: Consiste en hacer un relato siguiendo el orden
cronológico, a veces minucioso en ese primer párrafo. Suele usarse en
reportajes donde la narración soporta el peso estructural pero también en
otros más descriptivos. Veamos ese ejemplo especialmente dramático del
reportaje “¡Los niños no respiran, los niños no respiran!”, publicado por El
País el 22 de enero de 2002: “Paquita González planeaba algo desde hacía
días. Matar a sus hijos fue el resultado de una situación que iba a estallar.
Horas antes del asesinato de los pequeños, Paquita se dirigió a la
comandancia de la Guardia Civil de Santomera, su pueblo natal, e hizo una
pregunta al agente de guardia: ¿Qué me pasaría si yo matase a mi marido en
defensa propia?”
j) Entrada histórica: Recurre a una visión histórica porque puede ser
atractivo el origen de un hecho o de un país, o puede serlo un momento
crucial que cobra valor de antecedente del presente, como en este comienzo
del reportaje “Cádiz, donde todo empieza”, publicado por El Semanal en
julio de 2010: “Cuentan que la gente subió a las azoteas, armada con
anteojos y catalejos, para ver la llegada de los franceses. No hubo chistes ni
chirigotas y la gente bajó con el corazón encogido. Era febrero de 1810.
Empezaba el asedio a Cádiz, al que la ciudad se resistió con todas sus
fuerzas y que duraría dos años, hasta agosto de 1812”.
k) Entrada del interrogante: Se plantea una o varias cuestiones que
intentan despertar determinadas expectativas en el lector y a las que el
reportaje pretende responder. No conviene abusar de este tipo de entrada,
ni usarla cuando la respuesta es evidente. Puede servir como ejemplo este
texto publicado en el suplemento Yo, dona (del diario El Mundo): “Adopción,
donación de óvulos… son realidades cada día más frecuentes que plantean
algunos retos: ¿tienen los niños derecho a conocer la identidad
de sus padres biológicos aunque estos quieran mantener el anonimato? ¿Y
deben quienes los han criado, contarles cómo vinieron al mundo?”.
Los modelos o tipos descritos hasta aquí no siempre se dan en estado puro.
Muchas entradas pueden ser de clasificación dudosa y responder a rasgos
definitorios de más de un modelo. No importa. Sólo son sugerencias, recursos
posibles de los que valerse para elaborar la entrada de cualquier reportaje, la más
interesante, la más atractiva, la más original y ajustada nunca depende sólo de
seguir lo establecido.
Como señalábamos al comienzo de esta relación, es frecuente encontrar estos
recursos tanto en entradillas propiamente dichas como en entradas, a menudo
podemos ver que se ha utilizado un tipo en una y otro, en la otra; por ejemplo, en
el reportaje titulado “Una revolución contra el acoso escolar”, publicado por El
Semanal en noviembre de 2015, la entradilla optaba por lo habitual en un lead
de sumario, es decir, responder a los interrogantes clave del enfoque con que se
abordaba el tema, mientras la entrada optaba la focalización. Veamos ambas:
Entradilla.- Finlandia ha creado un método que elimina el acoso escolar en
el 79 por ciento de los colegios. Una decena de países europeos ya lo han
puesto en marcha. Por ejemplo, Gran Bretaña. Viajamos a una escuela galesa
para ver en qué consiste el sistema y descubrir las claves de su éxito.
Entrada.- Rebeca Parkin, una estudiante galesa de 17 años, ha sido blanco
del acoso escolar desde los 6. “Soy muy tímida e incluso decir ‘hola’ me
cuesta. Por eso se metían conmigo”. Lo pasó tan mal que llegó a
autolesionarse, dejó de ir a clase y necesitó ayuda psiquiátrica. “Las cosas
sólo empezaron a cambiar cuando reuní el valor para contar lo que estaba
pasando”.
Su ejemplo ilustra la indefensión que sufren las víctimas del acoso escolar.
Una indefensión que es una mezcla de impotencia, terror y soledad; la
soledad tremenda de un niño que está rodeado de otros niños que se
inhiben ante las crueldades del matón de turno o, peor aún las celebran; no
por falta de empatía, sino porque no saben cómo reaccionar.
Lo más frustrante del acoso escolar es que el 88 por ciento de las veces
ocurre delante de un público que ríe o que calla; cómplice por activa o por
pasiva. Movilizar a esos testigos y convertirlos en defensores de la víctima
no es fácil, pero es la clave del método KiVa, que ha hecho disminuir
drásticamente el acoso en Finlandia y que ya ha comenzado a implantarse
en una decena de países.
Una vez elaborada la entrada, comienza el denominado cuerpo del reportaje, la
parte más extensa del texto periodístico. Las posibilidades estructurales del cuerpo
del reportaje son casi tan extensas como las variaciones de la entrada. Aunque los
distintos modelos responden, en parte, a distintos tipos de reportaje y, por tanto,
se verán en el apartado dedicado a tipología, se adelantarán ahora algunas
consideraciones que son válidas prácticamente para todo, y algunos consejos sobre
lo que hacer en distintos casos.
Entre los distintos elementos de la estructura que marcaremos para el cuerpo y, en
principio, entre los párrafos en que se va desgranando la información, habrá una
unión lógica que le permita al lector deslizarse por el reportaje sin saltos bruscos
ni readaptaciones de lectura.
Las posibilidades de organizar el material son varias. Si recordamos, hay cuatro
formas básicas de presentar un escrito: narración, descripción, exposición y
argumentación. Quizá, de todas ellas, la argumentación como estructura general es
la más ajena al reportaje. Aun así, existe el llamado reportaje argumentativo, donde
el reportero plantea una tesis y aporta luego todos los datos necesarios para
probarla y, por tanto, defenderla, buen ejemplo es el reportaje “Marroquíes, ¿por
qué se quieren ir?”, publicado por EPS el 13 de diciembre de 1998, donde el
periodista plantea que los marroquíes que emigran de su país no se van sólo por
razones económicas; todo el reportaje es una recopilación rigurosa de datos y de
fuentes que demuestran que razones culturales y políticas explican también el
deseo de salir del país.
En lo que respecta a las demás, narración, descripción y exposición se combinan a
menudo, aunque una de las modalidades actúe como estructura general y las otras
sirven como estructuras parciales, subordinadas a la general.
Por ejemplo, un extenso reportaje sobre la migración humana publicado por
National Geographic (octubre 1998) se estructuró como yuxtaposición de distintos
casos que ilustraban otras tantas variantes del tema, pero luego, en cada caso, se
recurrió a la narración para contar la peripecia personal de los protagonistas; la
exposición y la descripción enmarcaban las historias personales y daban datos de
la situación general.
Cuando el tiempo es un factor fundamental del reportaje, se impone la narración, el
relato. El orden temporal puede alterarse en función de la eficacia de la
comunicación, podemos recurrir al flash back y empezar por el final; podemos
partir del momento más tenso, un momento intermedio especialmente
significativo, o podemos seguir el orden cronológico.
Se puede ir de lo particular a lo general haciendo una recopilación de casos
concretos y particulares para ir a la abstracción y a los datos generales, de lo que
pasa en un municipio en un aspecto concreto a lo que pasa en el país. Se puede,
mediante un recurso de focalización, abrir con un caso representativo y convertirlo
en el hilo conductor de la situación en que se enmarca o que comparte con otros (la
historia humana sirve de armazón y en ella se van insertando los datos o la
situación general).
El perspectivismo permite hablar también de otro modelo de estructura que emula
esa técnica. Si bien sólo la literatura y el cine lo llevan a sus últimas consecuencias
(por ejemplo, de una historia con cuatro personajes, el lector o el espectador recibe
cuatro versiones, la historia es contada desde la perspectiva de cada personaje que
nos da matices o incluso información trascendental de dicha historia), el reportaje
se aproxima abordando un tema desde el punto de vista de cada uno de los
implicados, como ocurre en el reportaje “La muerte de un continente”, publicado
por El País el 11 de febrero de 2001, texto organizado en varias partes dedicada
cada una a abordar la enfermedad desde una víctima seleccionada de cada grupo
de riesgo- tal como muestran los ladillos-, el tema se va enfocando desde cada una
y así se aprovecha para tocar los problemas clave y dar respuesta a los
interrogantes informativos. Alex Grijelmo, en El estilo del periodista, menciona el
reportaje en preguntas como un buen modo de organizar el material informativo
sobre un tema complejo: el periodista va planteando preguntas que,
supuestamente, recogen dudas del lector y va contestándolas con los datos
recogidos.
Cuando el reportaje es extenso, conviene establecer subtemas que se aborden con
entradas falsas. El objetivo es que no decaiga el interés, así lo aconseja García
Márquez:” Calculo dónde se va a aburrir el lector y allí meto una”. Aunque no
seamos el Nobel, siempre cabe la posibilidad de dar con una estructura original.
Por ejemplo, en EPS del 29 de noviembre de 1998, se publicaba un reportaje
titulado “De la vid a la botella”, cuyo autor decidió ordenar sus datos de la A a la Z,
de modo que cada letra daba pie para introducir información sobre un concepto,
un personaje, una empresa, un proceso, relacionados con la producción vitivinícola
de la Rioja y la Ribera del Duero.
Será conveniente pensar fórmulas variadas para la introducción de fuentes y
seleccionar las declaraciones que se reproducirán textualmente. Las buenas citas
aportan dramatización, interés o datos de valor; en general, se optará por la cita
cuando las palabras del entrevistado o del consultado expresen de la mejor manera
posible lo que se quiere decir, y no simplemente para demostrar que aquello que
dice el reportaje es lo que decía la fuente (o sea, no deben repetir lo que ya hemos
adelantado nosotros o no debemos repetir nosotros lo que ya haya dicho la cita).
Hay que evitar las citas largas, no comprensibles, las que no tengan que ver
directamente con el tema, las que alarguen inútilmente la información y las que
incluyan acusaciones; conviene, pues, que sean breves y claras y que tengan o bien
una carga informativa fuerte o bien una carga emocional fuerte.
Con respecto a la atribución de fuentes, una vez facilitada la identidad de una
fuente, no es necesario repetirla una y otra vez si ha ofrecido datos que se detallan
durante varias líneas, pero en el momento en que los datos que se dan proceden de
una fuente nueva, hay que identificar ésta, y lo mismo se hará con la anteriormente
identificada cuando vuelve a retomarse.
En resumen, se establecerá de antemano el recorrido del texto y se dosificarán
anécdotas, si las hay, datos curiosos, datos sorprendentes, datos trascendentales,
declaraciones, los datos numéricos se alternarán con descripciones de aspectos de
interés humano que les contagien su calor o relatos que les contagien su emoción.
Es preciso cuidar el cierre casi tanto como se ha cuidado la entrada. Hay que
dejarle al lector buen sabor de boca. Puede optarse por sintetizar lo fundamental
de lo aportado, o por hacer previsiones de futuro, o por reservar una idea que
simbolice, de algún modo, lo esencial del tema.
Puede cederse la palabra a un experto de los consultados, volver de nuevo a la
experiencia de alguno de los protagonistas del reportaje si los hubiera, recurrir de
nuevo al motivo que inspire el título o que se desgrane en la entradilla o en la
entrada, en una simetría envolvente que subraye la sensación de obra redonda y
acabada.
A lo largo de todo el reportaje, la corrección lingüística y la claridad marcan un
estilo sin duda más libre que el de otros textos informativos; el lenguaje empleado
no tiene por qué renunciar a la subordinación, a las más variadas formas del
paradigma verbal, ni siquiera a la adjetivación y la riqueza que ésta puede aportar,
y tampoco al empleo de recursos retóricos siempre que no alteren la compresión
del texto o la obstaculicen.
3.3. Tipologías del reportaje
Hemos señalado que el reportaje se diferencia de la información de inmediata
actualidad o noticia estricta en que exige una actitud activa por parte del periodista
y, habitualmente, tiene un valor complementario respecto al de la noticia estricta.
Además, da lugar a textos más libres y personales, y admite, por todas estas
razones, mayor flexibilidad estructural y expositiva.
Desde la clasificación de Carl Warren en su libro Géneros periodísticos informativos
hasta nuestros días se han introducido pocos cambios en la tipología de los
reportajes. Dejando al margen clasificaciones temáticas concretas e incluso las que
aplican un criterio geográfico, hablaremos de cinco tipos básicos; reportaje corto,
reportaje de acontecimiento, reportaje de acción, reportaje de citas, reportaje en
profundidad. Al margen de ellos, o superpuesto a ellos, cabe manejar también el
grado de interpretación que opondría reportajes informativos a reportajes
interpretativos, si bien estos últimos requieren más tiempo y más espacio.
Los llamados reportajes de interés humano y los perfiles son tipos que no excluyen
los anteriores y que apuntan a una caracterización más específica del texto,
teniendo en cuenta en un caso el peso del factor” interés humano” y, en otro, el
objeto del reportaje, una persona.
El reportaje corto es el más próximo a la información estricta, a veces
difícil de deslindar de la denominada información reportajeada. Hoy día la
prensa recurre mucho a este reportaje para ofrecer lo que ya no es una
primera referencia de la noticia que comunica y, por tanto, debe ir más allá
de lo que va el primer texto informativo que se construye sobre el hecho
noticioso. No obstante, suelen seguir el esquema de pirámide invertida y
suelen llevar un lead de sumario. Es frecuente encontrar un segundo
párrafo llamado cuello, imprescindible en noticias de seguimiento puesto
que en él se facilitan datos que permiten contextualizar el asunto.
El reportaje de citas es otro de esos géneros de frontera, estrechamente
ligado a la entrevista, de la que se diferencia por su total subordinación a la
actualidad y en que el interés no se centra en la persona en sí sino en lo que
esta tiene que decir sobre un tema o un hecho.
El llamado reportaje de acontecimiento remite a una visión estática del
acontecimiento que aborda, más descriptiva que narrativa, con las
estructuras habituales de las exposiciones donde el tiempo no es un factor
decisivo.
Por su parte, el reportaje de acción se identifica con el relato ofreciendo
una visión dinámica, asiste o pretende que el lector asista al desarrollo de
los hechos. Prima la narración y sus posibles estructuras, y tiene puntos en
común con la crónica precisamente por el valor que el tiempo desempeña
en él.
El reportaje en profundidad o gran reportaje puede ser más
interpretativo que cualquiera de los otros tipos, o puede ser estrictamente
informativo. Exige en cualquier caso mayor documentación que ninguno de
los anteriores y tiene detrás una mayor labor de investigación. El reportaje
en profundidad, como su nombre indica, trata de llevar a sus últimas
consecuencias la información sobre el tema elegido, rastrea todas las
fuentes que tengan algo que decir y recopila todos los datos posibles.
Este último es el más prestigioso y también el de más riesgo y dificultad. Caben
en la mayor parte de las estructuras vistas y otras posibles siempre que se ajusten
al tema y permitan contarlo de manera eficaz.
Cualquier de estos tipos que acabamos de definir puede ser además un reportaje
de interés humano. El interés humano puede ser un ingrediente más de un
reportaje o ser la base que sustente todo el texto, como sucede con muchos textos
que se publican en las páginas de los diarios o en sus suplementos de periodicidad
semanal. Temas y hechos que no son necesariamente de actualidad atraen la
atención de la prensa porque son de interés para el público por la humanidad que
encierran.
Tres tipos de asuntos podrían dar pie a reportajes de interés
humano: experiencias extraordinarias (víctimas de desastres naturales, hazañas
de ciudadanos anónimos que salvan la vida de sus semejantes), experiencias
ordinarias referidas a problemas cotidianos (la adquisición de una vivienda, lo que
cuesta una boda), problemas graves que pueden afectar a mucha gente (desde una
enfermedad mortal a una pérdida de puestos de trabajo). En algunos casos, el
periodista puede poner en marcha el recurso de convertirse en un protagonista de
la experiencia que cuente (por ejemplo, un reportero se embarcó en un pateta y
cruzó el Estrecho para dar un nuevo enfoque a un reportaje sobre inmigración).
Para terminar este repaso, recordaremos aquí el perfil. El perfil, a menudo
incluido como texto de apoyo de entrevistas en profundidad o de reportajes de
temas que superen sus límites, es básicamente el retrato de un personaje. Puede
ser fruto de una buena labor de documentación sin necesidad de tener acceso a la
persona perfilada. Algunos autores señalan la conveniencia de que el reportero
haya mantenido una entrevista con su personaje, pero admiten la posibilidad de
que el periodista pueda elaborar un perfil sin contacto directo reciente, siempre
que por su experiencia y por su actividad dentro del medio esté capacitado para
ello.
Hay quien defiende el derecho a ser crítico o entusiasta con el personaje, pero de lo
que no hay duda es de que se trata de hacer un retrato vivo. La libertad estilística
es uno de sus privilegios, y en cierto modo, la libertad de contenido pues en un
perfil pueden darse cita desde datos físicos, psicológicos, detalles de la vida
personal o profesional, hasta datos sobre la filosofía vital de alguien, su escala de
valores o las grandes pasiones de su vida. Todo cabe en un retrato de este tipo.
TEMA 4. LA CRÓNICA
4.1. Evolución histórica y rasgos del género
El término “crónica” procede de la Historia y básicamente remite a ella ya que es el
texto que relata el desarrollo de hechos históricos. De ahí pasó al Periodismo para
designar igualmente el relato de hechos contemporáneos, el desarrollo de la
actualidad.
Es un género que se ha cultivado especialmente en el periodismo mediterráneo,
frente al anglosajón. El progreso de este modelo ha hecho, en parte, que la crónica
haya perdido terreno en las últimas décadas, donde los avances tecnológicos han
contribuido no poco a borrar los límites entre el reportaje y la crónica.
Hace ya treinta años, el profesor Martín Vivaldi, en su libro Géneros periodísticos,
daba una definición de crónica que sigue siendo válida: “La crónica periodística es,
en esencia, una información interpretativa y valorativa de hechos noticiosos
actuales o actualizados, donde se narra algo al propio tiempo que se juzga lo
narrado”.
De ahí que a la crónica se la considere un género híbrido, a caballo entre los
géneros de información y los de opinión. Esto no significa que deba o pueda optar
por una u otra, ya que ambas son notas esenciales de su definición. Tan importante
es, a veces, lo narrado como su narrador y la visión que de los hechos éste pueda
aportar. Por eso mismo, se permite también un estilo más libre.
En muchas crónicas el periodista se convierte en testigo de los hechos que cuenta.
El reportero se convierte en fuente primordial (excepción hecha de aquellos
cronistas que cubren la actualidad en un campo entre dos fechas concretas entre
las que pueden coincidir hechos noticiosos o producirse a una distancia imposible
de salvar en poco tiempo, y, por tanto, no poder ser cubiertos los dos por el
cronista).
4.2. Tipos de crónica
Tal como señala el profesor Núñez Ladevéze, entre otros, la crónica está vinculada
a la especialización temática y a la distancia. El cronista suele ser un periodista con
experiencia demostrada en la parcela de actualidad que cubre (ejemplo, cronista
parlamentario) o en un ámbito geográfico determinado (ejemplo, corresponsal en
el extranjero). Su experiencia y conocimiento es un garante de la validez de su
valoración.
A la hora de clasificar las crónicas, se pueden hacer dos grandes grupos:
a) Crónicas vinculadas a un lugar

b) Crónicas vinculadas a un tema


Entre las primeras, se situarían la crónica parlamentaria, la crónica de
corresponsal, la crónica de viajes; entre las segundas, la deportiva, la de
espectáculos (toros, música, teatro), la bursátil, la de sucesos, la judicial. La crónica
de guerra o crónica bélica se situaría tanto en un grupo como en otro.
Según el tipo de crónica, encontraremos un grado mayor o menor de valoración y
una mayor o menor libertad estilística. No cabe duda de que ambos aspectos están
muy determinados también por la formación y la experiencia del cronista.
En cualquier caso, la crónica ha ido perdiendo terreno en favor del reportaje y, en
ocasiones, como pasa por ejemplo con el trabajo de los corresponsales, aunque se
mantenga el nombre del género crónica, el texto no presenta diferencias con el
género reportaje. Es cierto, no obstante, que, en la crónica, el tiempo es un
elemento fundamental. De ahí que no sea raro que su estructura contemple una
entrada con avance de interrogantes clave o desenlace y un cuerpo marcado por el
desarrollo cronológico de los hechos.
De todos los tipos mencionados, la que goza de mayor libertad quizá sea la crónica
de viajes, y la que goza de menos, la de sucesos, muy apegada al estilo de la
información. Conviene que la interpretación, igual que en el reportaje, se apoye
siempre en datos contrastados, y que la emoción, un elemento clave en muchas
crónicas, no nuble la necesidad de contar la realidad que tengamos delante.
4.3 Pautas para la realización de una crónica
- En la entrada hemos de ir al grano. Resumir lo fundamental del hecho que
estamos cubriendo. No se permiten las libertades del reportaje. Suele
responder también a los interrogantes clave. En un partido resume los
aspectos más intensos e incluso los resultados. El esquema responde a la
pirámide invertida
- En el cuerpo, normalmente, se sigue el orden cronológico.
- El titular es muy frecuente recurrir al antetítulo para exponer el lugar, la
clasificación, situación temporal… Acompañado de un título que suba el
resultado, este puede ir entre paréntesis. El titular acepta interpretación y
muchas veces son apelativos. Se aceptan valoraciones.
- En una crónica de espectáculos hay que hablar del público, de sus
reacciones. Si acude gente famosa, se comenta.
TEMA 5. OTRAS EXPRESIONES DEL PERIODISMO INFORMATIVO E
INTERPRETATIVO
Más allá de lo que recogemos en este tema, hay otras formas de periodismo con las
que se está ensayando e intentando recuperar esa credibilidad que han perdido los
medios.
Antecedentes

Para poder halar de estas nuevas expresiones hay que remontarnos a tendencias
más antiguas.
El periodismo ideológico aportaba mucha interpretación y poca opinión, será de
este de donde surja el denominado periodismo de masas (finales del s XIX).
Primera mitad del siglo XX. La prensa sigue siendo una referencia aun con el
surgimiento de la radio y otros medios y se sientan las bases para otros estilos de
periodismo que perduran hasta hoy (periodismo interpretativo). Es distinto a lo
que se llama periodismo ideológico, será en este siglo donde se empiece a
diferenciar el periodismo de opinión de estos nuevos tipos. También aquí surge el
periodismo especializado, ambos exigían tiempo y especialidad que actualmente
los medios no facilitan.
En la segunda mitad de siglo, se empieza a hablar de movimientos como “el nuevo
periodismo” años 60, que todavía hoy sigue dejando sentir su influencia. Sus
referentes fueron autores que elevaron el periodismo a una categoría literaria y
muchos de sus trabajos acabaron difundiéndose como obras literarias. Algunos
nombres destacados son Tom Wolf (autor del libro del mismo título El nuevo
periodismo) y Truman Capote (el resultado de su investigación periodística más
conocida se publicó bajo el título A sangre fría). En esta nueva forma de contar, el
periodista ingresa en el relato y enriquece el reportaje con los recursos hasta
entonces reservados a la literatura (fingir que eres inmigrante musulmana para
hablar del racismo existente).
En los 70-80 surge el periodismo de precisión. También su influencia se sigue
sintiendo en la actualidad. El periodismo de precisión (años 70-80) postulaba la
utilización de herramientas científicas que se usaban en la sociología, en el
periodismo. No se cultivaba mucho, hasta ahora que tiene cierto auge. En este
periodismo se necesita mucho dinero y no son muchos medios los que quieren
pagarlo.
En los años 80 surge el civic journalism, es un periodismo muy local y de carácter
movilizador, que busca despertar la conciencia ciudadana. Se sigue hablando de
este, pero hoy tiene un continuador más novedoso que es el periodismo ciudadano.
En los años 90 nace el periodismo de servicio en Estados Unidos y es un tipo de
periodismo que comparte también la vocación de que el periodismo sirva para algo
concreto, en este caso afectando a más parcelas de la vida. Pretendía un servicio
más personal de la audiencia, abordando temas más personales. En España es raro
verlo en publicaciones diarias, si lo hay por ejemplo en una revista de bricolaje
(consejos, cómo hacer algo, etc.).
Nuevas tendencias del siglo XXI
La irrupción de internet trastoca el paradigma de la comunicación mediática. Ha
sido un arma de doble filo, porque muchas veces, la inmediatez ha hecho que se
pierda credibilidad debido a la publicación de datos falsos (no se consultan todas
las fuentes, no se corrobora el dato). Es un periodismo más superficial. La
creciente pérdida de credibilidad de la prensa y el cuestionamiento de la función
del periodista, apelan a la ética profesional y al compromiso del periodismo en la
consecución de un mundo mejor.
Frente a esto, se está intentando volver a hacer un periodismo de calidad o slow
journalism, que no quiere decir que el de ahora no lo sea.
Encontramos el data driven journalism o periodismo de datos que ha supuesto
nuevas posibilidades al periodismo de investigación. Este periodismo está muy
ligado con la visualización de datos. Por otro lado, también encontramos el
periodismo ciudadano o participativo, donde el público abandona su papel
pasivo e irrumpe en la comunicación masiva desde la posición del emisor. No es lo
mismo que el civic journalism, pero si recoge algunas de sus cuestiones. Juegan un
papel fundamental las redes sociales.
También es importante el periodismo preventivo, muy ligado y de especial
interés en el periodismo internacional. Por otro lado, el periodismo de paz se
posiciona frente al periodismo enfocado a la cobertura de conflictos bélicos. Por
último, el periodismo de soluciones, centrado en iniciativas que afrontan y
solucionan problemas.
Periodismo de investigación, periodismo de precisión, periodismo de datos
Sobre periodismo de investigación, véase el correspondiente capítulo de David
Randall en El periodista universal.
El periodismo de investigación tiende a identificarse con el periodismo de
denuncia, pero éste no es más que una de sus manifestaciones. Las notas
definitorias del periodismo de investigación se resumen en tres:
- profundización en las causas de las noticias (cuando estas son difíciles de
descubrir porque a alguien le interesa mantenerlas en secreto, el
periodismo de investigación se aproxima más al periodismo de denuncia)
- exhaustividad en la recopilación de datos, en su comprobación y en el
contraste de fuentes
- tiempo y dedicación por parte del periodista
Según José Luis Dader, autor del libro Periodismo de Precisión (Madrid, 1997), “se
denomina periodismo de precisión a una aplicación de una serie de técnicas
provenientes del estudio cuantitativo del mundo social en el área del periodismo”,
es decir, aplicar técnicas propias de la investigación sociológica para descubrir e
indagar en asuntos noticiosos.
El periodismo de datos es, hasta cierto punto, un método basado esencialmente
en bases de datos, representaciones gráficas y cifras las analiza y les da un sentido
para transformarlas en información. Los datos son el fundamento de cualquier
producto comunicativo del denominado Data Driven Journalism (periodismo de
datos), los datos construyen historias o ayudan a entenderlas mejor. Un periodista
de datos debe saber manejar grandes bases de datos, debe saber tratarlos,
filtrarlos, para encontrar las historias escondidas en ellos, y si además sabe
visualizarlos tanto mejor, porque la visualización se convierte a menudo en una de
las mejores formas de trasmitir la información hallada en los datos.
Además de su relación con el mundo de la infografía y la visualización, el
periodismo de datos se relaciona con el movimiento Open Data que preconiza el
acceso libre a una cantidad ingente de datos producida generalmente por las
administraciones públicas, de modo que se pueda reutilizar toda esa información
de la que dispone la Administración, en el caso que ahora nos ocupa, que los
periodistas puedan disponer de esos datos y sacar a la luz lo que consideren
oportuno (de especial interés en este sentido es la Ley de Trasparencia que en
España entró en vigor el 10 de diciembre de 2013 y que ponía a disposición del
público más de 500.000 datos de la Administración).
Periodismo participativo, periodismo ciudadano, periodismo 3.0
Las tres denominaciones las maneja el profesor José Ignacio Armentia en un
artículo titulado “La evolución del periodismo participativo en Internet” y
publicado en 2009. Extractamos aquí algunos fragmentos:
“Hoy en día, entendemos por periodismo participativo aquél en el que el lector
deja de ser un sujeto pasivo que se conforma con recibir las noticias que los medios
convencionales han seleccionado, jerarquizado y elaborado para él, y pasa a
convertirse en mayor o menor medida en co-protagonista activo del proceso
informativo. La implicación del lector puede ser muy superficial (contestar a un
formulario sobre una cuestión de actualidad o votar una noticia) o puede llegar a la
elaboración de algún tipo de material informativo (texto o imagen)”.
Dentro del mismo artículo, se recoge la siguiente definición del periodismo
participativo aportada por los autores Shayne Bowman y Chris Willis: “el acto de
un ciudadano o grupo de ciudadanos que juegan un papel activo en el proceso de
recoger, redactar, analizar y difundir información. La intención de esta
participación es suministrar la información independiente, confiable, exacta, de
amplio rango y relevante que una democracia requiere”.
Tal como concluye Armentia, “el denominado Periodismo Participativo o
Periodismo Ciudadano está modificando las tradicionales relaciones entre los
medios y las audiencias. El lector deja de ser un sujeto pasivo en el proceso
informativo y puede participar de él de una manera activa, creando contenidos,
trasmitiéndolos a otros receptores, valorando las informaciones e, incluso,
estableciendo su propia jerarquía informativa”.
Como recoge este autor, estas iniciativas han recibido críticas sobre su carácter
periodístico, dudoso para sus detractores, quienes cuestionan la verificación de los
temas, el contraste de fuentes, sobre todo. Sin embargo, para otros profesionales y
expertos sólo suponen una redefinición del rol de periodista que perdería el
monopolio como creador de contenidos, pero gana importancia como moderador o
como editor de los temas tratados por las audiencias.
Periodismo preventivo
El periodismo preventivo pretende dotar a la opinión pública nacional e
internacional de elementos informativos que sean útiles para comprender el
origen, desarrollo y finalización de situaciones clave (crisis y conflictos),
destacando los esfuerzos para su resolución y haciendo visibles aspectos que
permitan la prevención de situaciones similares en un momento posterior, a partir
de la información realizada antes, durante y después del acontecimiento. Para el
Instituto de Periodismo Preventivo y Análisis Internacional, es necesario practicar
un estilo de periodismo diferente proponiendo una manera novedosa de elaborar,
ordenar y difundir la información relativa a conflictos y crisis internacionales.
Periodismo de paz

El periodismo de guerra asume los criterios tradicionales que convierten un


hecho en noticiable, al basar sus contenidos en eventos concretos, limitados en el
tiempo, descontextualizados, recientes y fácilmente explicables (Hackett, 2010:
185; Lee y Maslog, 2005: 311). De esta forma, es la violencia física directa la que
centra su interés, mientras son desconsiderados otros efectos no tan reproducibles
en imágenes. El resultado, independientemente de la intención inicial de los
profesionales, es que esta forma de periodismo contribuye a exacerbar el conflicto,
a la creación de bandos irreconciliables y a ocultar los procesos y propuestas de
paz que puedan estar desarrollándose (Hackett, 2007: 49).
Frente a la práctica dominante, Galtung sitúa el paradigma del periodismo de paz,
orientado hacia la transformación del conflicto, que atiende a la voz de las víctimas
e interpreta la paz como un proceso en el que todas las partes han de estar
involucradas y recibir beneficios. Los periodistas que se encuadran en esta
perspectiva informan sobre las iniciativas de paz existentes, aportan información
que contextualiza los conflictos y consideran los efectos no directamente visibles
de los mismos, así como sus causas estructurales y culturales. En definitiva, se trata
de un periodismo implicado en los procesos de resolución del conflicto,
reconstrucción y reconciliación (Galtung 1998b), que resalta los elementos
compartidos entre los actores y sectores implicados y no únicamente las
diferencias. El periodismo de paz supone, así, un desafío al periodismo de guerra,
en la medida en que centra su foco de atención en la contextualización y los
procesos de largo plazo y, especialmente, en la diversificación de temas y fuentes
de información, buscando de forma activa aquellas voces que representan opciones
de resolución pacífica del conflicto (Hackett, 2010: 185). En el siguiente
apartado se detallan, en mayor medida, las características y dimensiones que
configuran el paradigma alternativo del periodismo de paz.
De esta forma, cuando los medios hablan de paz es preciso tener presente que lo
pueden hacer desde posiciones muy diversas y opuestas entre sí. En concreto, el
paradigma del periodismo de paz aboga por una idea de paz que va más allá de
la
mera ausencia de violencia directa, la firma de un tratado o el fin de los
enfrentamientos en la calle (que podríamos denominar paz negativa). De hecho,
relaciona la paz con la superación de las violencias culturales y estructurales (o paz
positiva) y, en consecuencia, otorga valor noticioso a todas las iniciativas que se
promueven en esta dirección. Propone superar las concepciones dualísticas y
esencialistas (el ‘nosotros’ contra ‘ellos’), dar voz a todas las partes implicadas,
exponer los efectos invisibles de la violencia y dar cobertura a los procesos de
reconstrucción y reconciliación (Galtung, Lynch y McGoldrick, 2006: 41). En
definitiva, y frente a las críticas procedentes del paradigma dominante y posiciones
conservadores, el periodismo de paz aporta una visión más completa y realista de
lo que sucede en el mundo (Galtung, 2002). Su relevancia, remarca Shinar, “reside
en la contribución a una representación real de los temas de importancia global
para los profesionales de los medios y el público en general” (2009: 8).
Una de las premisas del periodismo de paz es la aceptación de su carácter
dinámico, su interdisciplinariedad, la posibilidad de acercarnos a él desde distintos
campos de estudio. Así, las diferentes aportaciones realizadas desde el ámbito de la
Comunicación y de los Estudios de Paz se articulan en torno a lo que podemos
identificar como las tres dimensiones del periodismo de paz, cada una de las cuales
responde a un tipo determinado de cuestiones.

También podría gustarte