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Cuitláhuac.
El 30 de junio de 1520 durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan. Ochenta
tamemes tlaxcaltecas fueron previstos para transportar el oro y las joyas. Adelante
marcharon Gonzalo de Sandoval, Antonio de Quiñones, Francisco de Acevedo, Francisco
Lugo, Diego de Ordás, Andrés de Tapia, doscientos peones, veinte jinetes y
cuatrocientos tlaxcaltecas. En el centro transportando el tesoro, Hernán Cortés,
Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Bernardino Vázquez de Tapia, la artillería,
Malintzin y otras mujeres indígenas, Chimalpopoca con sus hermanas, los prisioneros
mexicas y el grueso de las fuerzas españolas y aliadas. En la retaguardia Pedro de
Alvarado, Juan Velázquez de León, la caballería y la mayor parte de los soldados de
Narváez.151
Solo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma,
fueron acosados desde canoas, muriendo unos ochocientos españoles y gran número de
aliados, además de perder cuarenta caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y
saetas de hierro, así como la mayor parte del oro. Entre las bajas se encontraron
el capitán Juan Velázquez de León, quién había sido fiel a Cortés a pesar de ser
pariente de Diego Velázquez de Cuéllar, Francisco de Morla, Francisco de
Saucedo,160 Cacama, dos hijas de Moctezuma y Chimalpopoca. El propio Cortés fue
herido en una mano. Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan, episodio
en el que el cronista López de Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado en el
puente de Toltacacalopan, mismo que fue desmentido por Díaz del Castillo. Todos los
cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche Triste:
Cortés decidió entonces emprender una campaña militar para castigar a la región, no
solo para recuperar el honor y el ánimo de sus hombres, sino también para cortar la
vía de suministros que recibía la ciudad de Tenochtitlan desde la costa oriental.
Con base en el discurso de Moctezuma, el caudillo español consideró que todos los
mexicas y tributarios eran oficialmente vasallos de Carlos I y que cualquier acción
adversa, por tal motivo, debía ser considerada como acto de rebeldía. La lectura
del requerimiento fue un procedimiento habitual para justificar legalmente los
actos punitivos de la nueva campaña.165
«...y por no dar cuenta de todas las particularidades que nos acaecieron en esta
guerra, que sería prolijidad, no diré sino que, después de hechos los
requerimientos para que viniesen a obedecer los mandamientos que de parte de
vuestra majestad se les hacían acerca de la paz, no los quisieron cumplir y les
hicimos la guerra y pelearon muchas veces con nosotros y con la ayuda de Dios y de
la real ventura de vuestra alteza siempre les desbaratamos y matamos muchos, sin
que en toda la dicha guerra me matasen ni hiriesen ni un español..en obra de veinte
días hube pacíficas muchas villas y poblaciones a ella sujetas y los señores y
principales de ellas han venido a ofrecerse y dar por vasallos de vuestra
majestad...»
Segunda carta de relación. Hernán Cortés.168
El jefe de carpinteros, Martín López, fue enviado por Cortés a Tlaxcala. Su misión
era cortar y preparar madera para construir trece bergantines, los cuales serían
utilizados en el asalto anfibio a Tenochtitlan. Cuando López llegó a Tlaxcala, se
enteró que Maxixcatzin había muerto víctima de la viruela pero pudo obtener sin
problema la ayuda de Xicohténcatl Huehue.165
En la zona del río Pánuco una expedición dirigida por Diego de Camargo bajo órdenes
del gobernador de Jamaica, Francisco de Garay, había sido derrotada por los nativos
huastecos. Para colmo, durante el escape una de las embarcaciones naufragó. Los
sesenta sobrevivientes y Camargo se unieron a Cortés. El gobernador de Jamaica
envió embarcaciones de apoyo, cincuenta hombres al mando de Miguel Díez de Aux y
cuarenta hombres al mando de Francisco Ramírez «el Viejo». Estos capitanes, al
evaluar la situación, también decidieron unirse a las fuerzas de Cortés.165
Lago de Texcoco, al sur el lago de Xochimilco y sureste lago de Chalco con la «isla
de Cuitláhuac» (Tláhuac).
Debido a que los tesoros fueron utilizados para conseguir los aprovisionamientos y
se respetó además el quinto del rey, no hubo reparto de oro para los soldados.
Algunos se inconformaron, entre ellos se encontraba Andrés de Duero, lo cual
provocó el rompimiento de la larga amistad con Cortés. Este decidió dejar partir a
los inconformes de regreso a Cuba para evitar posibles sublevaciones y redactó
ordenanzas militares y civiles para controlar a los que se quedaron.170
Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran
contingente de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de
Chichimecatecle. El objetivo de Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de
Tenochtitlan. Los pueblos de Huexotla, Coatlinchan, Chalco, Amecameca, Tlalmanalco,
Ozumba, y Mixquic, decidieron apoyar a los españoles proveyéndoles también de
alimentos.
Cuando las fuerzas españolas llegaron a Tetzcuco, el tlatoani Coanácoch huyó hacia
Tenochtitlan para reunirse con Cuauhtémoc. La población también evacuó la ciudad,
yéndose en parte a Tenochtitlán en miles de barcas sin que Cortés pudiera evitarlo.
Los tlaxcaltecas por su parte incendiaron el palacio de Nezahualpilli, en el cual
se encontraban los códices texcocanos.171 Ixtlilxóchitl, enemigo y hermano del
tlatoani, se convirtió en aliado incondicional de los españoles, fue designado
señor de la ciudad, y sobre la base de esto Cortés logró que parte de la población
volviera. Allí recibió delegados de varias localidades de la región comunicando su
apoyo a los españoles.
Estando en Tetzcuco, durante los últimos días de marzo de ese año, Gonzalo de
Sandoval reunió doscientos soldados españoles, veinte jinetes y un gran contingente
de aliados chalcas y tlaxcaltecas. Partió en dirección a Cuauhnáhuac (Cuernavaca)
para confrontar a un ejército mexica que se encontraba defendiendo esa posición. El
lugar era importante para Tenochtitlan, debido a que era la ruta de comunicación
hacia Xochicalco. Sandoval y sus hombres descansaron en Tlalmanalco, y al continuar
su avance tuvieron enfrentamientos en Huaxtépec (Oaxtepec) y Chimalhuacán. Un
segundo ejército mexica había reforzado la zona y se había posicionado en
Yecapixtla. Sandoval decidió regresar a Texcoco.175
Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde
el teuctli Coapopocatizin prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas
de Cortés. Desde este lugar, las fuerzas de ataque se dividieron con los objetivos
de tomar Churubusco, controlar la retaguardia en Tláhuac y Mixquic, y rodear el
lago por occidente hasta Tlacopan. De esta forma, se cerró totalmente el cerco a
Tenochtitlan.172
Sitio de Tenochtitlan
Poco antes de iniciar el sitio de la ciudad, Antonio de Villafaña, aún fiel a Diego
Velázquez de Cuéllar, elaboró un plan para asesinar a Cortés y a los capitanes
Sandoval, Alvarado y Tapia. Pronto Villafaña fue descubierto y sentenciado a la
horca, por lo que el hecho no tuvo mayor repercusión.180
Cortés siempre desconfió del capitán tlaxcalteca, quién había opuesto fuerte
resistencia en las guerras confrontadas antes de ser aliados y con esta acción
preventiva quiso eliminar la posibilidad de que sus más fuertes aliados se
volvieran en su contra.183
Fuerzas iniciales para sitiar a Tenochtitlan:
Tlacopan - Pedro de Alvarado
30 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 150 peones de espada y rodela, 25,000
tlaxcaltecas.
Coyoacán - Cristóbal de Olid
36 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 160 peones de espada y rodela, 20,000
tlaxcaltecas.
Iztapalapa - Gonzalo de Sandoval
24 caballos, 4 escopeteros, 13 ballesteros, 150 peones de espada y rodela, 30,000
aliados de Huejotzingo, Cholula y Chalco.
Asalto anfibio Lago de Texcoco - Hernán Cortés
13 bergantines, 325 hombres, cada bergantín con 25 españoles y una fusta,
incluyendo capitán, veedor, 6 ballesteros y escopeteros.
Tercera carta de relación, Hernán Cortés.184
Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-
Tenochtitlan desde Chapultepec, los mexicas trataron de impedirlo en un férreo
combate que perdieron. Comenzaron las batallas, por las aguas del lago de Texcoco,
por las calzadas y los puentes en una forma coordinada. Sandoval cubrió también el
área de Tepeyac. Al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes, tanto
atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones. La estrategia de los
conquistadores era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de
México-Tenochtitlan y con los bergantines provocar incendios en las poblaciones, de
tal suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados. La
estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los puentes y
albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles
de los conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicas, quienes
usualmente no combatían durante la noche, las confrontaciones se llevaron a cabo a
toda hora.183
Díaz del Castillo relató en su crónica que «cada día existían tantos combates (no
siempre victorias) que si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o
de Caballerías. Fueron noventa y tres días de sitio...» La falta de agua y alimento
surtió efecto...«digo que en tres días con sus noches, en todas tres calzadas,
llenas de hombres y mujeres y criaturas, no dejaron de salir y tan flacos y
amarillos y sucios y hediondos, que era lástima de verlos...».185
Por otra parte López de Gómara relató en su crónica que al final del sitio «los
mexicas solo se alimentaban de raíces, bebían agua salobre de la laguna, dormían
entre los muertos y estaban en perpetua hedentina, jamás quisieron la paz».186
Caída de Tenochtitlan
Artículo principal: Caída de México-Tenochtitlan
De acuerdo con las costumbres de guerra de los mexicas, los prisioneros fueron
sacrificados a sus dioses en lo alto de sus templos. Impotentes, sus conmilitones
pudieron observar los hechos a lo lejos, reconociéndolos por la blancura de su
piel. Sin embargo el hecho dio ánimo a Pedro de Alvarado, quien, en su afán de
venganza, se colocó a la vanguardia para el asalto final.
«Digamos ahora lo que los mexicanos hacían de noche en sus grandes y altos cués, y
es que tañían el maldito tambor, que digo otra vez que era el maldito sonido y más
triste que se podía inventar, y sonaba en lejanas tierras, y tañían otros peores
instrumentos y cosas diabólicas, y tenían grandes lumbres y daban grandísimos
gritos y silbos; y en aquel instante estaban sacrificando a nuestros compañeros de
los que habían tomado a Cortés, que supimos que diez días arreo acabaron de
sacrificar a todos nuestros soldados y al postrero dejaron a Cristóbal de
Guzmán...».
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Díaz del Castillo.189
El 13 de agosto de 1521, correspondiente al día "1 coatl" del año "3 calli"191 del
mes Xocotlhuetzi,192 Cuauhtémoc salió de Tenochtitlan en una canoa, probablemente
con la intención de negociar la rendición, pero fue avistado y capturado por el
capitán García Holguín, mientras la ciudad caía en manos de los españoles y de sus
aliados.193 Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal que el
conquistador llevaba al cinto y le pidió que lo matara, pues no habiendo sido capaz
de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería morir a manos del invasor. Este
hecho fue descrito por el propio Hernán Cortés en su tercera carta de relación a
Carlos I de España:
«llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte
era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que
ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la mano en un puñal que yo tenía,
diciéndome que le diese de puñaladas y le matase...»
Tercera carta de relación, Hernán Cortés.194
De acuerdo a las estimaciones de Hernán Cortés, los conquistadores españoles, junto
con sus aliados tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y
demás coaligados mataron a más de cuarenta mil mexicas durante las últimas
jornadas. López de Gómara describió en su obra que «el cerco duró tres meses, tuvo
en él doscientos mil hombres, novecientos españoles, ochenta caballos, diecisiete
tiros de artillería, trece bergantines y seis mil barcas. Murieron cincuenta
españoles y seis caballos y no muchos indios. Murieron de los enemigos cien mil,
sin contar los que mató el hambre y la pestilencia».195
No existe suficiente información para saber qué sucedía al interior de la casa real
de Texcoco durante la invasión de los españoles, aunque están:
La mayor parte del ejército que atacó Tenochtitlan estaba conformada por
texcocanos, tlaxcaltecas y chalcas, por ello algunos historiadores mencionan que
fue “una guerra entre indígenas, entre pueblos enemigos de Mesoamérica”.203
(…)