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Los signos vitales son parámetros o medidas de varias características fisiológicas, que
reflejan el estado del organismo humano, y esencialmente proporcionan los datos
(cifras) que nos darán las pautas para evaluar el estado homeostático, generalmente
tomados por profesionales de la salud. Los cuatro principales que monitorizan de
forma rutinario los profesionales de la salud son:
• La temperatura corporal
• El pulso
• La frecuencia respiratoria
• La presión arterial
Principios
1. La temperatura normal es el equilibrio entre el calor producido y el calor
perdido
2. La temperatura puede variar de acuerdo con la edad, (es mas baja en
pacientes de edad avanzada), la hora del día, (es menor en la mañana y más
alta a mediodía y al anochecer), depende de la cantidad de ejercicio o
extremos en la temperatura ambiental
3. El aire inspirado que penetra los pulmones: el organismo toma el oxígeno y
elimina dióxido de carbono
4. El pulso varía según la edad del individuo, el sexo, la talla, el estado emocional
y la actividad
La frecuencia respiratoria
La frecuencia respiratoria es la cantidad de respiraciones que una persona hace por
minuto. La frecuencia se mide por lo general cuando una persona está en reposo y
consiste simplemente en contar la cantidad de respiraciones durante un minuto cada
vez que se eleva el pecho. La frecuencia respiratoria puede aumentar con la fiebre, las
enfermedades y otras afecciones médicas. Cuando se miden las respiraciones, es
importante tener en cuenta también si la persona tiene dificultades para respirar.
Su objetivo sería conocer las variaciones de la respiración del paciente, para valorar
su estado y curso de la enfermedad
Material y equipo
Consideraciones especiales
• Tos
• Silbidos y presion en el pecho
• Secreciones (flemas)
• Fatiga y dificultad para respirar
• Rinitis
• Estornudos
• Picor de nariz
• Virus
• Fumar cigarrillos
• Contaminación del aire, polvo y gases
Enfermedades
• Asma
• Bronquitis
• Cáncer de laringe
• Cáncer de pulmón
• Tuberculosis
• Neumonía
Una manera de empezar a hacerlo es a través del ejercicio físico, ya que asociamos
más rápidamente respirar con cierto orden al movimiento del cuerpo, hay tres
disciplinas perfectas para hacer una toma de contacto directa con la
respiración: correr, nadar y pilates