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Unidad 2 - Economía
Texto obligatorio:
MARX, K. (1867). “Sección tercera. Producción del plusvalor absoluto. Capítulo V. Proceso de
trabajo y proceso de valorización” en El Capital. Tomo I. El proceso de producción del capital.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1975, pp. 215 a 240.
Introducción
Con Marx asistimos a un enorme giro en la historia de la filosofía. Desde una apropiación
crítica del pensamiento hegeliano, el autor observó que, hasta el momento, los pensadores habían
interpretado el mundo de modos distintos, lo que faltaba ahora era cambiarlo. La filosofía de Marx
tiene por tanto una finalidad práctica y política. No hay ningún otro filósofo que haya tenido tanta
importancia en este sentido. Durante el siglo XX, Lenin, Stalin, Mao y muchos otros han pretendido
realizar aportes desde el marxismo-leninismo.
Una cuestión de interés para nuestro estudio del autor es considerar la descripción en detalle
sobre las condiciones de trabajo de los obreros y la organización de las jornadas laborales, ya que
esto le da sustento a su análisis y permite comprender mejor por qué el fervor de su denuncia. Las
condiciones de los obreros de las fábricas de mediados del siglo XIX eran absolutamente
criminales, Marx muestra cómo colectivos ingentes de personas de distintas ramas de la industria en
distintas localidades de Inglaterra se estaban degenerando, demacrando, debilitando visible y
rápidamente a causa de dichas condiciones. Da cuenta incluso, de enfermedades que toman el
nombre de ciertos oficios, por estar asociadas a las condiciones de trabajo en determinada rama de
la industria (por ej: turismo, enfermedad específica de los trabajadores fosforeros). Existían niños
con edades de entre 8 y 18 años trabajando en la noche y durante días consecutivos sin descanso;
alternancia del personal entre turnos diurnos y nocturnos; fábricas, maquinaria, hornos en
funcionamiento permanente, y de la misma manera, fuerza de trabajo en movimiento permanente.
Todo esto con un claro objetivo de obtener mayores ganancias. Por lo que poco a poco el autor va
llegando a partir de sus análisis históricos, políticos y económicos, a la conclusión de que el
contrato de trabajo entre el obrero y el capitalista es esclavitud modernizada y remunerada. Pero,
más allá de la situación histórica concreta, Marx no puede quedar reducido a la lucha obrera de su
tiempo, ya que su pensamiento alcanza también a nuestro tiempo, a nuestras actuales formas de
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explotación y esclavitud que superan (conservando) las etapas históricas precedentes.
Sin lugar a dudas, sus tesis fundamentales en cuanto al análisis del capitalismo y su
fundamentación teórica, tienen plena vigencia y siguen siendo analizadas y revisadas por teóricos,
incluso por los propios marxistas.
La dialéctica de la historia está regida para Marx en la lucha de clases, y en sus análisis
económicos especialmente en la concepción del valor de las mercancías, es en donde se revela la
explotación. Este capítulo trata sobre el mecanismo a través del cual un individuo genera valor
económico o plusvalor a partir del proceso de producción de mercancías.
Como punto de partida se debe considerar que en el mercado hay individuos que venden su
fuerza de trabajo (obrero) y otros que la compran (capitalista) y la usan para producir un producto o
un servicio con el fin de venderlo. Así, la fuerza de trabajo se ha convertido en una mercancía que
se consume haciendo trabajar a su vendedor. El obrero es “fuerza de trabajo que se pone en
movimiento” (...) “El capitalista hace que el obrero produzca un valor de uso especial, un artículo
determinado” (Marx, 2008, p.215). Cuando el capitalista pone a trabajar al obrero pone en acto
aquello que está en potencia.
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Marx se interesó profundamente en el trabajo como apropiación de lo natural para la
constitución de lo humano y sus consecuencias para el ser humano mismo . Plantea que se trata de
“un proceso entre el hombre y la naturaleza, un proceso en el que el hombre media, regula y
controla su metabolismo con la naturaleza” (Marx, 2008, p. 215). El individuo pone en
funcionamiento su cuerpo, su energía motriz, utiliza sus propios medios con el fin de apoderarse de
los materiales de la naturaleza de una forma útil para su vida. Lo que nos dice Marx es que cuando
el hombre trabaja interviene en la naturaleza, pero al mismo tiempo la naturaleza interviene en él.
En este proceso la naturaleza deja su huella en la conciencia del hombre. Es decir, el cómo
trabajamos marca nuestra conciencia, pero nuestra conciencia también marca nuestro modo de
trabajar. Así, la conciencia del hombre está en estrecha relación con su trabajo.
De alguna forma, quien no tiene trabajo, está vacío. Para Marx, el trabajo es algo positivo,
es algo íntimamente relacionado con la condición humana natural. Pero en el sistema capitalista, y
aquí viene la gran crítica, el obrero trabaja para otro. El trabajo se convierte en algo fuera de él. El
obrero es un extraño a su propio trabajo, y por lo tanto es extraño a sí mismo porque no consigue
realizarse en lo que hace. Se vende como un producto, aliena su tiempo a cambio de un salario que
apenas le permitirá subsistir. Pierde así el verdadero sentido de la constitución de la realidad
humana a través del trabajo y el obrero es alienado desde la alienación de su trabajo. En la sociedad
capitalista, el trabajo está organizado de tal manera que el obrero está realizando, en realidad, un
trabajo de esclavo para otra clase social. Así, el obrero transfiere su fuerza laboral y con ello toda su
existencia humana a la burguesía.
La tierra (y por extensión también el agua) representa el objeto general de trabajo humano.
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“todas las cosas que el trabajo se limita a desligar de su conexión directa con la tierra son objetos de
trabajo preexistentes en la naturaleza” (Marx, 2008, p.217). Estos son, digamos, materiales brutos.
Ahora bien, si ese objeto extraído ha pasado por un proceso de trabajo orientado a acondicionarlo
para su consumo o su uso, se denomina materia prima. En este sentido “Toda materia prima es
objeto de trabajo, pero no todo objeto de trabajo es materia prima.” ( Marx, 2008, p. 217). Por su
parte, el medio de trabajo “es una cosa o conjunto de cosas que el trabajador interpone entre él y el
objeto de trabajo y que le sirve como vehículo de su acción sobre dicho objeto” (Marx, 2008,
p.217). La tierra, además de ser objeto de trabajo (o sea, algo a lo que se aplica trabajo), es una
despensa de medios de trabajo (proporciona materiales y objetos que se utilizan en otros procesos
de trabajo). Si se mira todo este proceso desde el producto, se puede decir lo siguiente: tanto el
objeto de trabajo, como los medios de trabajo, constituyen los medios de producción, y el trabajo
invertido representa trabajo productivo.
Los factores necesarios que adquiere el capitalista en el mercado para llevar a cabo un
proceso de trabajo son de carácter objetivo (medios de producción) y subjetivo (fuerza de trabajo).
Al comprador de la mercancía le pertenece el uso de la misma. Al capitalista le interesa producir un
valor de uso que tenga valor de cambio, es decir, una mercancía. Y en segundo lugar, quiere
producir una mercancía cuyo valor sea mayor que la suma de los valores de las mercancías
requeridas para su producción. Quiere producir un plusvalor. Vale considerar que la gran mayoría
de los medios de trabajo contienen trabajo aplicado precedente. Esto el autor lo aclara para mostrar,
luego, cómo los distintos objetos o medios de trabajo que forman parte de otro proceso laboral,
agregan valor al producto final de dicho proceso y así sucesivamente. También es preciso que
durante el proceso de trabajo se consuma la cantidad de tiempo socialmente necesario. Sólo esa
cantidad cuenta como formador de valor. Por eso, determinadas cantidades de producto, pasan a ser
entendidas como cantidad de tiempo requerido para su consumación. En breves palabras, la
plusvalía existe porque el trabajador produce más valor que el valor que se le da a su fuerza de
trabajo. Estos valores que quedan representados en el salario y las ganancias que obtiene el
propietario de los medios sociales de producción. Siendo la fuerza de trabajo una mercancía, su
valor se puede también medir en lo necesario para su reposición, es decir, lo necesario para que el
trabajador se mantenga con vida y se reproduzca, así como para que vuelva al trabajo cada nuevo
día. “El valor de la fuerza de trabajo y su valorización en el proceso laboral son, pues, dos
magnitudes diferentes. (…) En rigor, el vendedor de la fuerza de trabajo, al igual que el vendedor de
cualquier otra mercancía, realiza su valor de cambio y enajena su valor de uso” (Marx, 2008,
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p.234). Sus costos diarios de mantenimiento y su rendimiento son dos cosas distintas.
A modo de comentario final, diremos que la premisa básica del capital es fructificarse. Otro
elemento básico es el plustrabajo. La fuente de la ganancia de los capitalistas es el valor extraído del
uso de fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo, una vez adquiere el status de mercancía que se
compra, se vende y se usa por parte de su dueño, es la única mercancía que aporta más valor del
invertido en su compra. El “negocio” de los capitalistas es que nada impide que el trabajador
produzca más valor del suficiente para cubrir su mantenimiento. Y los capitalistas llevan esto al
extremo más retorcido. Jornadas de 12, 14, 18, 20 horas e incluso de días consecutivos.
Bibliografía:
BERMUDO, J.M. (2019) Marx. Del ágora al mercado. Barcelona: Emse Edapp.
MARX, K. (1867). “Sección tercera. Producción del plusvalor absoluto. Capítulo V. Proceso de
trabajo y proceso de valorización” en El Capital. Tomo I. El proceso de producción del capital.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1975, pp. 215 a 240.